Bible Commentaries
1 Timoteo 2

Comentario de Ellicott para Lectores en InglésComentario de Ellicott

Versículo 1

II.

(1) Por tanto, exhorto. - Ahora Timoteo iba a comenzar a llevar a cabo el gran encargo de su maestro San Pablo - el encargo que le ordenaba ense�ar a todos los hombres a poner su total y perfecta confianza en el Salvador de los pecadores - instruyendo a la Iglesia de �feso, en la primera lugar, orar constantemente por todo tipo y condici�n de hombres. Las instrucciones detalladas sobre c�mo se llevar�a a cabo la acusaci�n son introducidas por la part�cula griega oun, traducida en nuestra versi�n por "por lo tanto"; puede parafrasearse as�: �En cumplimiento de mi gran encargo, procedo con detalles especiales; en primer lugar, que la congregaci�n ofrezca oraciones por todos �.

S�plicas, oraciones, intercesiones y agradecimientos. - Gram�ticos y comentaristas han hecho muchos intentos, algunos de ellos no muy felices, de distinguir entre estos t�rminos, cada uno de los cuales denota oraci�n. En general, se puede asumir que la palabra griega traducida como "s�plicas" significa una solicitud de beneficios particulares, y es una forma especial de la palabra m�s general traducida como "oraciones".

La tercera expresi�n de la versi�n inglesa traducida como �intercesiones� sugiere una comuni�n m�s cercana e �ntima con Dios por parte de quien ora. Habla de acercarse a Dios, de entablar una conversaci�n libre y familiar con �l. La palabra griega sugiere oraci�n en su forma m�s individual y urgente. El cuarto t�rmino, "dar gracias", expresa lo que nunca debe faltar en ninguna de nuestras devociones, la gratitud por misericordias pasadas.

El arzobispo Trench comenta c�mo esta peculiar forma de oraci�n subsistir� en el cielo cuando, en la naturaleza misma de las cosas, todas las dem�s formas de oraci�n habr�n cesado en la fruici�n total de las cosas por las que se ora, porque solo entonces los redimidos sabr�n cu�nto debe a su Se�or. La palabra eucarist�a se deriva de la palabra griega que se usa en este lugar, eucarist�a , porque en la Sagrada Comuni�n la Iglesia encarna su acto m�s elevado de acci�n de gracias por los mayores beneficios recibidos.

Para todos los hombres. - El profesor Reynolds bien comenta sobre la dureza de la tarea que se nos plantea aqu� - �Es dif�cil para nosotros amar siempre a todos los hombres, pensar en todos los hombres como igualmente queridos por Dios, o considerar a todos los hombres igualmente capaces de ser bendecidos. Timoteo, despu�s de leer esta carta, probablemente camin� por la columnata de m�rmol del gran templo de Artemisa, o escuch� el zumbido de unos veinte mil griegos asi�ticos api�ados en el vasto teatro para presenciar la pelea de gladiadores, o se encontr� con una procesi�n de Bacantes, o se volvi� Entr� en la sinagoga del lado de las Coresias y vio las miradas desviadas, y sinti� el odio amargo de algunos viejos amigos.

Nosotros, con alg�n conocimiento del mundo moderno, tenemos que mirar hacia los "infiernos" de la tierra; para inspeccionar los campos de oro y los campos de batalla; la caza de esclavos africanos; las multitudes y los salones de Pek�n, Calcuta y Par�s; los monasterios del T�bet; y hacer oraciones, peticiones, intercesiones y acciones de gracias, tambi�n, en nombre de todos los hombres. Al comienzo del Evangelio, Timoteo recibi� este silencioso mandato del ap�stol Pablo. Ahora la palabra una vez susurrada resuena como la voz de muchas aguas y truenos poderosos sobre toda la Iglesia de Dios ".

Versículo 2

Por los reyes y por todos los que est�n en autoridad. - Sin ninguna referencia especial a los emperadores romanos, la expresi�n simplemente indica que se debe ofrecer oraci�n en todas las congregaciones cristianas por las autoridades supremas del imperio romano, y especialmente de esa provincia en particular en la que ocurri� la iglesia, donde se ofreci� la oraci�n. estar situado. Josefo menciona especialmente c�mo la negativa de los jud�os a orar por los magistrados romanos llev� a la gran guerra con el imperio que termin� con su destrucci�n como naci�n separada.

Un pasaje bien conocido de la Apolog�a de Tertuliano, escrito aproximadamente un siglo y cuarto despu�s de que San Pablo enviara su primera carta a Timoteo, muestra cu�n bien y cuidadosamente se mantuvo este encargo del gran maestro, escrito a la Iglesia en �feso. en la lejana Cartago: - �Nosotros los cristianos ... intercedemos por todos los emperadores para que sus vidas se prolonguen, su gobierno les sea asegurado, que sus familias puedan ser preservadas en seguridad, sus senados fieles a ellos, sus ej�rcitos valientes , que su pueblo sea honesto, y que todo el imperio est� en paz, y para cualquier otra cosa que el pueblo o el C�sar deseen �.

A principios del siglo II, Policarpo de Esmirna da testimonio similar de esta pr�ctica en la Iglesia primitiva de orar p�blicamente por sus gobernantes paganos: - �Oren por todos los santos; Ora tambi�n por todos los reyes, poderes y gobernantes, y por tus perseguidores, y por los que te odian, y por tus crueles enemigos ".

Para que podamos llevar una vida tranquila y pac�fica. - �Cu�l es ahora el objeto especial de esta oraci�n para aquellos en alta autoridad y poder? Primero, que mediante su sabio gobierno los cristianos pudieran gozar de paz; y, en segundo lugar, que el temperamento de las personas que oraban as� por los poderes dominantes pudiera verse tan afectado por la constante repetici�n de tales oraciones: que todos los pensamientos de rebeli�n y resistencia ser�an eliminados gradualmente.

San Pablo sab�a a qui�n se dirig�a. Las congregaciones cristianas de su �poca estaban compuestas en gran parte por jud�os. Un intenso anhelo de deshacerse del yugo de Roma invadi� a toda la naci�n. Los terribles acontecimientos del a�o 70 (s�lo cuatro o cinco a�os como m�ximo desde el momento de escribir esta ep�stola) muestran cu�n profundamente arraigado estaba su odio hacia el extranjero. Sin embargo, ning�n cristiano estuvo implicado en esa fatal rebeli�n; Tan a fondo hab�a hecho su trabajo la ense�anza de San Pablo y sus compa�eros Ap�stoles entre los seguidores jud�os del Crucificado.

Con toda piedad y honestidad. - La palabra que se traduce "honestidad" se traduce mejor como gravedad o decoro. Estas palabras solo las usa San Pablo en sus Ep�stolas Pastorales, donde la �piedad� ocurre nueve veces y la �gravedad� tres veces. La esfera, por as� decirlo, en la que el cristiano ideal de San Pablo deb�a caminar durante su peregrinaje tranquilo y discreto, era la reverencia y el decoro.

Versículo 3

Porque esto es bueno y aceptable. - Que la oraci�n sea ofrecida por todo tipo y condici�n de hombres es bueno y aceptable ante Dios.

A los ojos de Dios nuestro Salvador. - Aqu�, como en 1 Timoteo 1:1 , este t�tulo de �Salvador� se le da al Padre, y es en este lugar singularmente aplicable, ya que precede inmediatamente a la famosa declaraci�n del siguiente verso, respecto a la misericordia ilimitada del Eterno. .

Versículo 4

Quien quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. - Aqu� San Pablo da alguna explicaci�n de su exhortaci�n, que "la congregaci�n debe orar por todos los hombres". Nuestras oraciones, despu�s de todo, tanto por los que est�n lejos como por los que est�n cerca, estar�n en estricta armon�a con la voluntad de Dios. "Imita a Dios", escribe San Cris�stomo; " si �l quiere que todos los hombres sean salvos, seguramente es natural que se ofrezca oraci�n por todos; si �l quiso que todos fueran salvos, hazlo t� ahora; y si en serio lo deseas, entonces ora �.

Uno o dos puntos deben tenerse en cuenta cuando se usa esta gran declaraci�n de San Pablo como prueba de la "Redenci�n Universal". Debemos recordar el lugar que ocupa en la argumentaci�n, siendo solo introducido como motivo de la exhortaci�n a orar por todos. Entonces las palabras deben examinarse con mucho cuidado. La voluntad de Dios no es salvar ( s�sai ) todo - si esa hubiera sido Su voluntad soberana, �l habr�a salvado a todos; pero Su voluntad es que todos sean salvos, que todos lleguen al conocimiento de la verdad; no al conocimiento de lo meramente te�rico, sino de la verdad pr�ctica y salvadora, tal como se revela en el evangelio.

�En otras palabras, mediante el sacrificio y la muerte de Cristo, todos son capaces de salvaci�n ( salvabiles ); que algunos indiscutiblemente no son salvos, no se debe a ninguna circunscripci�n externa o ineficacia de la voluntad divina, sino al rechazo del hombre de los medios especiales de salvaci�n que Dios se ha complacido en designar, y para los cuales es Su voluntad divina que la salvaci�n del hombre. debe ser limitado.

La redenci�n es universal, pero condicional: todos pueden ser salvos, pero no todos ser�n salvos, porque no todos se ajustar�n a la condici�n se�alada por Dios ". - Obispo Ellicott.

Versículo 5

Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. - " Para". Esto da la raz�n por la que es bueno y agradable a los ojos de Dios que los cristianos oren por todos, porque hay un solo Salvador, Dios el Padre, que quiere que todos se salven, y hay un solo Mediador, Cristo Jes�s. , que se dio a s� mismo en rescate por todos. Seguramente, entonces, para nosotros que nos llamamos por el nombre de Cristo, el destino de los paganos que a�n no conocen a Cristo no puede ser una cuesti�n de indiferencia. Debemos incluir en nuestra alabanza y oraci�n a estos extra�os a quienes el Padre quiere que vengan a �l, por cuya causa el Hijo ha dado su vida.

El hombre Jesucristo. - San Pablo, con especial �nfasis, habla del ��nico Mediador entre Dios y el hombre� como �el hombre Jesucristo�, sin duda que desea resaltar la verdadera humanidad del Se�or. Es tambi�n una refutaci�n silenciosa de los errores doc�ticos de algunos de los falsos maestros, de cuyas doctrinas Timoteo deb�a tener cuidado. Estos habr�an persuadido a los hombres de que el Cristo Jes�s que fue clavado en la cruz no era un hombre, sino simplemente un fantasma.

La naturaleza humana de Cristo tambi�n se menciona especialmente porque en este estado desempe�� Su oficio de Mediador. En la declaraci�n del vers�culo siguiente encontramos otra raz�n para la alusi�n de San Pablo aqu� al hecho de que el Mediador es un hombre. El Mes�as debe haber asumido la naturaleza humana antes de poder sufrir esa muerte que fue el rescate de todos. Una vez m�s, se presenta la naturaleza humana del Mediador para mostrar que el cargo de mediador se extendi� a toda la raza humana - un gran pensamiento, expresado en las siguientes palabras - "quien se dio a s� mismo en rescate por todos".

Versículo 6

Que se dio a s� mismo en rescate por todos. - La declaraci�n (de 1 Timoteo 2:5 ) de que hab�a un Dios para el hombre ca�do apenas habr�a sido una proclamaci�n gozosa si no hubiera sido seguida inmediatamente por el anuncio de que entre ese Dios �nico y el hombre pecador hab�a un mediador, Ahora ( en 1 Timoteo 2:6 ) tenemos en pocas palabras la descripci�n inspirada de la manera en que el Mediador realiz� Su oficio y obra; por su propia voluntad soberana; Se entreg� a la muerte como precio de la redenci�n de toda la humanidad: su vida a cambio de sus vidas perdidas.

La ense�anza de San Pablo aqu� es muy definida, y es completamente irreconciliable con gran parte de la (supuesta) teolog�a popular de la �poca, que rechaza esta gran doctrina cristiana, tan claramente ense�ada aqu� por San Pablo, de una � satisfactio vicaria. " Esta ense�anza afirma que sin alegar la muerte de Cristo, podemos, si nos place, acercarnos y encontrar acceso al Padre, y tal ense�anza como muestra este pasaje es irreconciliable con la verdad del evangelio.

Ser testificado a su debido tiempo. - Mejor traducido, � testimonio de lo cual se dar�a en su propia �poca. El significado de las palabras es: �Jesucristo en los consejos eternos, se entreg� a s� mismo a la muerte como precio de la redenci�n del hombre ca�do; en el tiempo se�alado y apropiado soport� esta muerte; esta muerte fue el testimonio de la verdad de la tremenda ofrenda hecha en los consejos de la eterna y siempre bendita Trinidad. As� San Cris�stomo, quien afirma que �el testimonio que se ha de dar� se dio en la muerte y el sufrimiento del Se�or.

Versículo 7

Del cual yo soy puesto por predicador y ap�stol ... - A lo cual, o �por el cual los testigos.� Para anunciar qu� testimonio, siendo el testimonio el sufrimiento y la muerte de Cristo, San Pablo fue ordenado ap�stol, siendo la referencia completa a lo que precede.

Digo la verdad ... y no miento. - La calidez con la que san Pablo aqu� afirm� su comisi�n divinamente conferida como predicador y ap�stol, no fue convocada por ning�n deseo de su parte de aprovechar una ocasi�n para afirmar en presencia de sus enemigos, los falsos her�ticos maestros de �feso, su rango y prerrogativas especiales como Ap�stol elegido y comisionado por el Alt�simo. Estas palabras ardientes y serias no ten�an ninguna referencia privada a �l, St.

Pablo, o sus afirmaciones especiales de ser escuchado, sino que fueron pronunciadas �nicamente en vista de la magnitud incomparable del mensaje que se le encarg�, �nicamente para dar un testimonio importante e imponente de la verdad de su afirmaci�n, que muchos estaban listos. y ansiosos por disputar: la afirmaci�n de que el evangelio de Jesucristo era un mensaje de buenas nuevas, era una oferta de salvaci�n, no a un pueblo, sino a un mundo.

Maestro de los gentiles. Esto especifica m�s claramente los deberes especiales de su apostolado, no quiz�s sin alguna referencia a la peculiar idoneidad que lo distingui� como declarador de la voluntad divina con respecto a esta generosa oferta de redenci�n a las islas de los incontables gentiles dispersos.

Con fe y verdad. - Mejor interpretado, en fe y verdad. Estas palabras precisan el �mbito en el que el Ap�stol cumpli� su gran misi�n. El primero, "en la fe", se refiere a la fe personal de San Pablo en Jes�s, la gran fuerza motriz de su vida y obra; el segundo, "en verdad", se refiere a la verdad del cristianismo, a los hechos bien conocidos de la historia del evangelio. O, en otras palabras, St.

Pablo continu� sus trabajos incesantes, dentro cobrando fuerza fresca y siempre nueva de la fuente inagotable de su propio amante, poderosa fe en Jes�s, y sin apelar a los incidentes en general bien conocidos de la vida, muerte y resurrecci�n de Jes�s, el verdad que todos pueden probar. En aquellos d�as hab�a incluso muchos testigos presenciales de la Pasi�n que a�n viv�an.

Versículo 8

Por tanto, lo har�. - El Ap�stol vuelve aqu� de nuevo al tema de la �oraci�n p�blica�, dando ahora instrucciones sobre las personas que deben ofrecer sus oraciones, y tambi�n dici�ndoles c�mo deben hacerse estas peticiones p�blicas a Dios. �Por tanto, quiero� no expresa por parte de San Pablo un mero deseo o deseo, sino que es la expresi�n de su solemne autoridad apost�lica. Podr�a ser traducido, lo deseo por lo tanto.

Que los hombres recen en todas partes ... - Mejor rendido, en todas partes. La mayor libertad de la que gozaron las mujeres, bajo la ense�anza de Cristo; la nueva posici�n que ocuparon en la comunidad cristiana; Los distinguidos servicios que a muchos de ellos se les hab�a permitido realizar al servicio del Maestro, en casos como los Marys, Dorcas, Priscilla, Lydia y otros, sin duda hab�an contribuido a una cierta autoafirmaci�n por parte de las conversas en el Congregaciones efesias, que amenazaban con graves des�rdenes en la conducci�n del culto divino.

San Pablo, en sus indicaciones sobre el servicio divino en las asambleas cristianas, sigue aqu� la costumbre de la sinagoga jud�a, donde las mujeres ten�an prohibido hablar. Los hombres, dijo San Pablo, en cada lugar donde se reuniera una congregaci�n en el nombre de Cristo, deb�an ser los oferentes de oraci�n. La palabra "en todas partes" parece un recuerdo de las palabras del Se�or a la mujer de Samaria: "Cr�eme, la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusal�n adorar�is al Padre".

Levantando manos santas. - Era la pr�ctica jud�a, no s�lo al tomar un juramento solemne - o al bendecir - sino tambi�n en la oraci�n, levantar las manos - Comp�rese con Salmo 28:2 ; Salmo 63:4 . Esto parece haber sido adoptado generalmente por los primeros cristianos como actitud en la oraci�n.

Ver Clem. Rom., A los Corintios, cap. 29 " Manos santas "; ver Salmo 24:4 ; Salmo 26:6 ; �Santo� - es decir, sin mancha de pecados desenfrenados.

Sin ira y sin dudar. - Aqu� sin duda se hace alusi�n a disputas religiosas y contiendas entre los mismos creyentes - �dudar� se traduce mejor por disputar. Estos sentimientos de ira no pueden tener cabida en el coraz�n de quien realmente ora, ya sea en p�blico o en privado.

Versículo 9

De la misma manera tambi�n, que las mujeres. - El Ap�stol contin�a con sus mandatos oficiales en referencia a la oraci�n p�blica. �Asimismo�, contin�a diciendo, �deseo que las mujeres, cuando recen� - las mujeres tambi�n en la congregaci�n ten�an sus deberes al igual que los hombres - mientras que a estos �ltimos se les indic� que dirigieran y dirigieran la oraci�n p�blica, las mujeres a quienes adoraban con ellos se les ordenaba, como parte del servicio solemne, estar presentes, adornados con pulcritud de vestimenta y modestia de conducta, y la santa reputaci�n de buenas obras.

Se adornan con ropa modesta. - Esta instrucci�n para las mujeres cristianas no ten�a la intenci�n de aplicarse a su vestimenta ordinaria en el mundo, sino que simplemente explicaba a las hermanas del reba�o de Efeso que su lugar en el culto p�blico era de atenci�n silenciosa, que su reverencia y adoraci�n no deben mostrarse. empuj�ndose hacia adelante con miras a la ense�anza p�blica o la oraci�n p�blica, pero estando presentes y participando en silencio, evitando especialmente en estos servicios todo lo que se parezca a un vestido llamativo o adornos llamativos, cualquier cosa, de hecho, que pueda llamar la atenci�n, o distraer los pensamientos de los dem�s.

Con verg�enza y sobriedad. - Estas expresiones denotan los sentimientos interiores con los que el Ap�stol desea que las devotas cristianas acudan al Servicio Divino; el primero significa "el rehuir innato de cualquier cosa impropia". El segundo, la sobriedad, incluye la idea de autocontrol: la conquista de todo pensamiento y deseo desenfrenado.

No con el pelo peinado. - Comp. 1 Pedro 3:3 ; Isa�as 3:24 . "Broided:" la forma moderna es "trenzada". Algunas ediciones modernas dan "bordado", aparentemente por error.

O oro. - Probablemente, se supone que el "oro" est� entrelazado entre las trenzas del cabello. Estos elaborados adornos, que tan probablemente llamar�an la atenci�n en el culto divino, eran bastante incompatibles con la simplicidad cristiana, adem�s de estar calculados para distraer la atenci�n de sus compa�eros de adoraci�n, tanto hombres como mujeres. Sobre esta cuesti�n de vestimenta apropiada y tranquila, en una asamblea reunida para la adoraci�n divina, vea el vers�culo dif�cil, 1 Corintios 11:10 , donde se alega otra raz�n a�n m�s grave para la conducta modesta y la vestimenta de las mujeres: �a causa de los �ngeles . "

Perlas o arreglos costosos. - Se incluyen aqu� pendientes, collares, pulseras; estos costosos ornamentos fueron usados ??por las damas de la �poca lujosa en la que vivi� San Pablo, con gran profusi�n.

Versículo 10

Pero (que conviene a las mujeres que profesan piedad) con buenas obras. - Es decir, "que se adornen con lo que conviene a las mujeres que profesan piedad, es decir, en buenas obras". El Ap�stol, a�n hablando del verdadero papel de la mujer en el servicio divino p�blico, insta a que sus obras est�n de acuerdo con sus palabras de oraci�n, les dice que el adorno m�s verdadero y hermoso de una mujer consist�a en esas tiernas obras de misericordia y piedad, su peculiar provincia - en otras palabras, que ellos, como Dorcas de Jope, cuya alabanza est� en el Libro de la Vida, �est�n llenos de buenas obras y limosnas� ( Hechos 9:36 ).

Versículo 11

Que la mujer aprenda en silencio. - El pensamiento del ministerio p�blico est� todav�a en la mente del Ap�stol cuando da este mandato. El mismo cuestionamiento sobre puntos dif�ciles les est� prohibido en la asamblea p�blica ( 1 Corintios 14:35 ). San Pablo era tan reacio a todo lo que pudiera estropear la tranquila solemnidad de estas reuniones de oraci�n, alabanza e instrucci�n autorizada.

Esta prohibici�n de hablar p�blicamente en asambleas para orar y alabar en el caso de las mujeres cristianas, fue renovada en la Iglesia del Norte de �frica, en el Concilio de Cartago, celebrado en el 398 d.C. El mismo Concilio, sin embargo, permiti� especialmente a las mujeres ense�ar a sus miembros. propio sexo en privado; de hecho, el poder de ense�ar a las �mujeres ignorantes y r�sticas� se requer�a como una de las calificaciones de las diaconisas. El empleo de diaconisas como instructoras privadas parece haber sido la costumbre generalmente en las Iglesias orientales.

Versículo 12

Pero no permito que una mujer ense�e, ni que usurpe autoridad sobre el hombre, sino que est� en silencio. - Todo el prop�sito de estas importantes advertencias del gran fundador de las iglesias gentiles relega a las mujeres cristianas a su propia esfera leg�tima de acci�n e influencia: la tranquilidad de sus propios hogares. San Pablo capt� bien el esp�ritu de su Maestro aqu�. �l levant� una vez y para siempre a las mujeres de Cristo de la posici�n de degradaci�n e inferioridad intelectual que hab�an ocupado en los diversos sistemas paganos de Oriente y Occidente, y ense�� con todo el peso de un Ap�stol, de un maestro acreditado de la sabidur�a divina. - esa mujer era coheredera con el hombre de las glorias del reino, - donde el sexo ya no existir�a; pero mientras ense�aba esta gran y elevadora verdad, S.

Pablo muestra cu�l es la �nica esfera adecuada en la que la mujer debe trabajar y en la que debe ejercer su influencia y poder; mientras que el trabajo y los deberes del hombre resid�an en el ajetreado mundo exterior, el trabajo de la mujer se limitaba exclusivamente a la tranquila quietud del hogar. El Ap�stol procede a fundamentar estos mandatos respecto a los deberes en p�blico y privado de los dos sexos sobre el orden original de la creaci�n y sobre las circunstancias que acompa�aron a la ca�da.

Versículo 13

Porque Ad�n fue formado primero, luego Eva. - El Esp�ritu Santo parece a menudo (comp. Especialmente G�latas 3:16 y siguientes vers�culos, 4:22 y siguientes, y 1 Corintios 10:1 ) haber movido a San Pablo a tejer en el tapiz de sus argumentos y exhortaciones a las diferentes iglesias, hechos y principios extra�dos de la historia del Antiguo Testamento. Su formaci�n inicial en las grandes escuelas rab�nicas de Jerusal�n le hab�a proporcionado una gran cantidad de este conocimiento del Antiguo Testamento.

El argumento aqu� basado en la prioridad de la creaci�n es muy asistido por la declaraci�n adicional de 1 Corintios 11:9 , "ni el hombre fue creado para la mujer, sino la mujer para el hombre". Esta ense�anza de San Pablo respecto a la posici�n p�blica de la mujer con respecto al hombre, en la que muestra que ella debe ocupar un lugar subordinado, no se basa en una especulaci�n humana arbitraria, sino en el orden original de Dios en la creaci�n, ese orden divino que primero cre� al hombre, y despu�s de la creaci�n del hombre, form� a la mujer como su ayuda id�nea.

Versículo 14

Y Ad�n no fue enga�ado. - La prioridad en la creaci�n fue el motivo alegado por San Pablo como la raz�n por la cual la mujer nunca deb�a ejercer autoridad sobre el hombre, el mayor nacido de Dios. "Ad�n no fue enga�ado"; el Ap�stol ahora se refiere a la base general de su direcci�n con respecto a la exclusi�n de las mujeres de toda oraci�n y ense�anza p�blica contenida en 1 Timoteo 2:9 .

El argumento aqu� es singular: Ad�n y Eva pecaron, pero Ad�n no fue enga�ado. Pec�, consciente todo el tiempo de la magnitud del pecado que estaba cometiendo voluntariamente. Eva, por otro lado, fue completamente enga�ada (la preposici�n con la que se compone aqu� el verbo griego que transmite la idea de minuciosidad): sucumbi� al enga�o de la serpiente. Ambos estaban involucrados en el pecado, pero solo uno (Eva) se dej� enga�ar.

Entonces Bengel, " Deceptio indicat minus robur in intellectu, atque hic nervus est cur mulieri non liceat docere". El Prof. Reynolds comenta as� el argumento del Ap�stol: - �Esto puede sonar a nuestros o�dos como un argumento inveros�mil, cuando se utiliza para desaprobar la usurpaci�n femenina de la supremac�a intelectual. Sin embargo, era un m�todo vigente en la �poca para buscar y encontrar en las Escrituras las expresiones concretas de casi todos los juicios filos�ficos.

En la actualidad, dif�cilmente podr�amos encontrar una ilustraci�n m�s v�vida de la diferencia esencial entre la naturaleza masculina y femenina. Si existe esta distinci�n entre los sexos, esa distinci�n todav�a proporciona la base de un argumento y una raz�n para el consejo aqu� prestado. La cat�strofe del Ed�n es el faro para todas las generaciones cuando los sexos repiten la locura de Eva y Ad�n e intercambian sus posiciones y funciones distintivas ".

Versículo 15

Sin embargo, ella se salvar� engendrando hijos. - Las �ltimas palabras se expresan con mayor precisi�n y fuerza - a trav�s de la maternidad. Con esa tierna y encantadora cortes�a a la que, sin duda, humanamente hablando, el gran misionero debe gran parte de su vasta influencia sobre los corazones humanos, San Pablo, ahora ansioso por no haber herido con sus severas palabras y severos preceptos a sus hermanas efesias en Cristo, cierra su cargo a las mujeres con unas palabras conmovedoras, brillantes por la gloriosa promesa que conten�an.

Aunque sus deberes en la vida deben ser diferentes a los de los hombres, sin embargo, para ellos tambi�n, como para los hombres, hab�a una meta gloriosa; pero para ellas, las mujeres de Cristo, el �nico camino hacia la meta era el fiel y fiel cumplimiento de los silenciosos deberes hogare�os que les acababa de esbozar. En otras palabras, las mujeres obtendr�n la gran salvaci�n; pero si quieren ganarlo, deben cumplir su destino; deben aceptar todas las condiciones de la vida de una mujer, en la primera l�nea de la cual San Pablo coloca las funciones y deberes m�s importantes de una madre.

Este es aparentemente el significado obvio de las palabras del Ap�stol - todo esto se encuentra en la superficie - pero debajo de todo esto el lector reverente dif�cilmente puede dejar de ver otra referencia m�s profunda (la presencia del art�culo, "a trav�s de la maternidad", nos da la pista) - �ella ser� salvada por LA maternidad� (la Encarnaci�n) por la relaci�n en la que la mujer estaba con el Mes�as, como consecuencia de la profec�a primordial de que su simiente (no la del hombre) herir�a la cabeza de la serpiente ( G�nesis 3:15 ), la funci�n peculiar de su sexo, por su relaci�n con su Salvador, "ser� el medio de su salvaci�n". (Ver obispo Ellicott, in loco. )

Si contin�an en la fe, la caridad y la santidad con sobriedad. - Pero que nadie piense que la verdadera mujer santa, pintada con tan inigualable habilidad por San Pablo, satisface las condiciones de su vida simplemente cumpliendo los deberes de una madre.

Adem�s, si quiere ganar su corona, debe aferrarse a la conocida ense�anza del Maestro, que ordena a todos sus disc�pulos, tanto hombres como mujeres, fe y amor, santidad y modestia. La �ltima palabra, "modestia", o discreci�n, o sobriedad (todas malas interpretaciones del griego sophrosune, que incluye, adem�s, la idea de una lucha y una victoria sobre uno mismo), devuelve los pensamientos a la hermosa concepci�n paulina de una verdadera mujer, que gana su dulce y pesado poder en el mundo con modestia.

Información bibliográfica
Ellicott, Charles John. "Comentario sobre 1 Timothy 2". "Comentario de Ellicott para Lectores en Inglés". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/ebc/1-timothy-2.html. 1905.