Bible Commentaries
1 Timoteo 4

Comentario de Ellicott para Lectores en InglésComentario de Ellicott

Versículo 1

IV.

(1) Ahora el Esp�ritu habla expresamente. - M�s bien, Pero el Esp�ritu. Pero ( de ) en muy fuerte contraste con el sublime misterio de la Redenci�n, San Pablo ha estado hablando como el glorioso tesoro contenido en la Iglesia de la que Timoteo y sus colegas fueron ministros: pero a pesar de esa sublime verdad que deber�a ocupar los pensamientos y llenar los corazones de los cristianos, los hombres se ocupar�n de otras cosas muy diferentes; con una falsa devoci�n falsa, so�ando que la misericordia y el amor de Dios se comprar�an con la mera abstinencia de ciertas carnes, o con una renuncia antinatural del hogar y la vida familiar.

Las "palabras del Esp�ritu" aqu� aluden a un poder misterioso, a un don divino, cuyas huellas aparecen una y otra vez en las p�ginas del Nuevo Testamento. Entre los signos sobrenaturales que fueron otorgados a la primera generaci�n de creyentes, y con muy raras excepciones solo a la primera generaci�n - a hombres y mujeres, muchos, si no la mayor�a, de los cuales hab�an visto a Jes�s y hab�an tenido contacto personal con �l - deben tenerse en cuenta esas misteriosas insinuaciones de la voluntad del Esp�ritu Santo que guiaron y animaron a la Iglesia de los primeros d�as.

Esa insinuaci�n lleg� en diversas formas: a los Doce en forma de lenguas de fuego ( Hechos 2:1 ); a una compa��a m�s numerosa ( Hechos 4:31 ); a Pedro con motivo de la conversi�n de Cornelio ( Hechos 10:10 ; Hechos 10:19 ); a St.

Pablo en tres ocasiones en el curso de su segundo viaje misionero ( Hechos 16:6 ; Hechos 16:9 ); por medio del profeta Agabo ( Hechos 21:11 ).

San Pablo alude a muchas de esas voces del Esp�ritu, e insinuaciones celestiales, cuando habla a los ancianos de Mileto ( Hechos 20:23 ). Una de estas revelaciones especiales, hecha a s� mismo, cita aqu�.

En los �ltimos tiempos. - Se hace referencia aqu� a todas aquellas edades que suceden a la venida del Se�or. En estos vivi� Pablo, y todav�a estamos observando la marcha lenta y solemne de estos �ltimos tiempos. Los errores previstos entonces han afectado m�s o menos al gobierno interno de la Iglesia durante los mil ochocientos a�os transcurridos desde que se escribieron las palabras de San Pablo. En ninguna �poca, tal vez, se han impulsado de manera m�s ostentosa que en la nuestra.

Algunos se apartar�n de la fe. - �Negando lo verdadero, agregando lo falso�, dice Bengel.

Prestando atenci�n a los esp�ritus seductores. - Esta expresi�n no debe diluirse con explicaciones que entiendan que esta expresi�n se refiere a falsos maestros. Los �esp�ritus seductores� no son otros que los creados para ser recibidos con acci�n de gracias por aquellos que creen y conocen la verdad. (4) Porque toda criatura de Dios es buena, y nada debe ser rechazado, si se trata de poderes y esp�ritus malignos sujetos a Satan�s, y a los que se les permite influir y obrar en los corazones humanos.

(Ver Efesios 2:2 ; Efesios 6:12 - pasajes en los que San Pablo alude nuevamente a estas comunidades espirituales de maldad y sus poderes sobre los hombres).

Doctrinas de demonios. - Doctrinas y pensamientos ense�ados, sugeridos por, esp�ritus malignos. San Pablo ense�a claramente la personalidad de estos seres infelices. Sobre su influencia en el mundo pagano y su antagonismo con Cristo y sus seguidores, v�ase 1 Corintios 10:20 .

Versículo 2

Hablar miente en hipocres�a. - Las palabras griegas aqu� deben traducirse, a trav�s de la hipocres�a de los hombres que hablan mentiras. Las mentiras que estos hombres dicen se refieren a su ense�anza de que era agradable a los ojos del Creador que todo lo ve que hombres y mujeres evitaran ciertas carnes y se abstuvieran del matrimonio. Su hipocres�a consist�a en asumir una m�scara de santidad, santidad que consideraban derivada de su falso ascetismo y su abstinencia de las cosas que el Ap�stol procedi� a mostrar que eran l�citas.

Tener su conciencia cauterizada con un hierro candente. - Mejor renderizado, marcado en su propia conciencia como con un hierro candente. La imagen se extrae de la pr�ctica de marcar esclavos y ciertos criminales en su frente con una marca. " Qua nota turpitudinis non inusta tua vita est?" (Cic. Cat. I. 6.) Estos hombres intentaron ense�ar la eficacia de la sustituci�n de ciertos consejos de perfecci�n en lugar de una vida amorosa fiel.

Basaron su ense�anza en salvajes especulaciones orientales sobre la naturaleza maligna de toda la materia. A menudo eran ellos mismos h�gados malvados, quienes, conscientes de sus propias vidas manchadas y marcadas, se esforzaron con una demostraci�n de santidad externa y abnegaci�n hip�crita para enga�ar y desviar a otros, y al final hacerlos tan viles como ellos mismos. .

Versículo 3

Prohibiendo casarse. San Pablo, pensando y escribiendo en el Esp�ritu, esperaba este extra�o y antinatural �consejo de perfecci�n� como una peligrosa ilusi�n que, con el paso del tiempo, se convertir�a en el dogma imp�o de algunas de las grandes escuelas gn�sticas. Esta ense�anza probablemente, incluso en esos primeros d�as, se estaba infiltrando en las iglesias. Las sectas jud�as de Esenios y Terap�utica ya hab�an ense�ado que la "abstinencia del matrimonio" era meritoria.

Sin duda, los hombres pertenecientes a estas sectas se encontraban en todos los centros populosos donde se congregaban los jud�os, y siempre fue en estos centros del juda�smo donde el cristianismo al principio encontr� un hogar. San Pablo, sin embargo, no vio ninguna raz�n para insistir mucho en este punto; el gran absurdo de tal "consejo" como regla de vida era demasiado evidente; era una clara contradicci�n del orden de la Divina Providencia. Pero la siguiente cuesti�n que se present� en la ense�anza de estos falsos ascetas, como veremos, requer�a un tratamiento m�s cuidadoso.

Y ordenando abstenerse de carnes. - Una vez m�s debemos mirar a esas famosas comunidades religiosas jud�as de Egipto (los esenios y Therapeut�), los precursores de los grandes sistemas mon�sticos del cristianismo, como el hogar de donde surgieron estas pervertidas tendencias asc�ticas. Tambi�n estos preceptos, como el consejo sobre el matrimonio, fueron adoptados a�os despu�s por varias de las principales sectas gn�sticas; y eran especialmente aquellos tiempos que miraba San Pablo, aunque, sin duda, las semillas de su falso ascetismo ya hab�an sido sembradas al aire en las principales congregaciones cristianas.

Se ha preguntado por qu�, en estas advertencias solemnes contra un falso ascetismo que San Pablo previ� podr�a y ser�a sustituido por una vida realmente seria y temerosa de Dios, la cuesti�n del celibato fue descartada con una breve frase, mientras que la cuesti�n aparentemente menos importante de la abstinencia de determinados tipos de alimentos se discuti� con cierto detalle. La raz�n se puede descubrir f�cilmente. El consejo de abstenerse del matrimonio fue una sugerencia extra�a y antinatural, contraria al esquema simple de la creaci�n.

Cualquier ense�anza que ense�ara que la vida del c�libe era una vida peculiarmente agradable a Dios, al mismo tiempo, difamar�a todo el hogar y la vida familiar, y el Ap�stol sinti� que el sentido com�n ordinario de los hombres pronto relegar�a a la oscuridad cualquier ense�anza tan extra�a. ; pero con la cuesti�n de abstenerse de carnes, que estaba relacionada con los preceptos de la ley mosaica, que trataba con cierta extensi�n (probablemente por razones relacionadas con la salud p�blica) de estas restricciones en materia de carnes.


Estos falsos maestros, mientras instaban a tal abstinencia como una forma probable de ganar el favor de Dios, probablemente basar�an, o en todo caso apoyar�an, sus argumentos en referencia a ciertas partes de la ley mosaica, bien entendidas o mal entendidas.
Estos puntos, entonces, podr�an haberse elevado a la dignidad de una cuesti�n controvertida entre los gentiles (paulinos) y las congregaciones jud�as. As� que San Pablo lo llev� de inmediato a una plataforma m�s alta. Toda la comida ven�a de la mano de un Creador; entonces, nada podr�a realmente considerarse com�n o inmundo sin lanzar un insulto al Creador de Todo.

Que Dios cre� para ser recibidos con acci�n de gracias. - La intenci�n primordial de Dios se contrasta as� marcadamente con las restricciones arbitrarias de los hombres. Esta intenci�n divina se repite con mayor �nfasis en 1 Timoteo 4:4 .

De los que creen y conocen la verdad. - Los verdaderos "gn�sticos", a los ojos de San Pablo, no eran esos hombres autosuficientes que estaban fuera de su propia imaginaci�n corrupta ideando estos m�todos extra�os y antinaturales de agradar a Dios, sino esos santos, humildes hombres de coraz�n que cre�an en Su Hijo crucificado, y conoci� la verdad del glorioso evangelio.

Versículo 4

Porque toda criatura de Dios es buena. - Ense�ar que cualquier cosa creada es inmunda ser�a un insulto al Creador. El mero hecho de ser Su creaci�n es suficiente. Si fue hecho por Dios, entonces debe ser bueno.

Y nada que se pueda rechazar, si se recibe con acci�n de gracias. - Toda clase de comida y bebida puede volverse odiosa a los ojos del Dios totalmente puro si se usa mal, si se come sin ning�n sentido de gratitud hacia el dador Divino. Pero nada de lo que pueda utilizarse como alimento debe considerarse inmundo o contaminado; todo tipo de alimento est� destinado al hombre, con la �nica condici�n de que todo lo que se come debe ser recibido con gratitud por �l como un regalo.

Versículo 5

Porque es santificado por la palabra de Dios y la oraci�n. - No solo todas las cosas creadas deben considerarse puras y no deben dejarse de lado a la ligera; pero a los ojos de Dios, �toda criatura� es santa cuando se recibe como Su regalo con acci�n de gracias y con oraci�n, tal oraci�n de acci�n de gracias que contiene pensamientos de acuerdo exactamente con el Esp�ritu de Dios revelado en las Escrituras. As�, toda la comida es santificada, no solo, ni siquiera principalmente, por la f�rmula com�n de una gracia cristiana antes de la carne.

Con demasiada frecuencia, esto degenera en una mera forma de palabras, en un servicio de labios de la forma m�s despiadada, y con demasiada frecuencia se lo considera una especie de encanto religioso. La santificaci�n a la que se refiere San Pablo no pertenece a una sola oraci�n o gracia, sino al h�bito constante de remitir todo a Dios como el dador de todo, al perpetuo �oficio� de un coraz�n devoto que, tomando todo como un don de Dios. Dios, amante y amigo del hombre, da gracias a Dios de coraz�n continuamente.

Una forma, si no la m�s antigua, de una gracia cristiana antes de la carne es la que se encuentra en las Constituciones Apost�licas. Es muy simple y hermoso, y quiz�s no sea demasiado largo para el uso diario. Dice lo siguiente: �Bendito seas, oh Se�or, que alimentas a los hombres desde la juventud, que das de comer a toda carne; Llena nuestro coraz�n de gozo y alegr�a, para que, siempre gozando de lo suficiente, podamos abundar para toda buena obra en Cristo Jes�s, nuestro Se�or, por medio del cual te sean atribuidos gloria, honra y poder por los siglos. Am�n."

Versículo 6

Si pones a los hermanos en memoria de estas cosas. - Las �cosas� de las cuales deb�a recordar a los hermanos eran aquellas pr�cticas conectadas con ese falso ascetismo tonto al que se alude en 1 Timoteo 4:3 . No pocos, probablemente, en que el reba�o de Efeso hab�a sido conquistado por las persuasivas palabras de los falsos maestros para atribuir una virtud peculiar a tales pr�cticas, pr�cticas que, si perseveraba en ellas, San Pablo bien sab�a que tender�an a imitar. en la Iglesia un nivel de vida irreal y malsano.

Ser�s un buen ministro de Jesucristo. - Un alto t�tulo para honrar, este, �un buen ministro de Jesucristo�, y que Timoteo bien ganar�a si se dispusiera con toda seriedad a oponerse y desacreditar la enfermiza ense�anza de la escuela asc�tica.

Por tal oposici�n, de hecho, se ganar�a el �t�tulo de honor�, ??porque San Pablo sab�a bien cu�n grande era el peligro de que un disc�pulo comparativamente joven y ardiente como Timoteo se sintiera atra�do por tales ense�anzas err�neas de perfecci�n. Pero "el buen ministro de Jesucristo" debe ense�ar "una vida" que puede ser llevada por todos, no s�lo por unos pocos elegidos, de los creyentes en su Maestro. El ascetismo es con demasiada frecuencia una escuela de ense�anza ganadora y atractiva para los ministros, ya que, a un precio relativamente f�cil, obtienen un gran poder, pero al mismo tiempo completamente malsano, sobre las almas de los hombres y mujeres que practican estas austeridades, que tienden a necesariamente para sacarlos de la corriente de la vida activa.

Alimentado con palabras de fe y de buena doctrina. - El participio presente griego traducido aqu� "nutrido en", marca un proceso continuo y permanente de autoeducaci�n. Podr�a traducirse "siempre entrenando a ti mismo", un precepto sabio e inolvidable de San Pablo, este recordatorio para su amado hijo en la fe, Timoteo, y por medio de Timoteo para todos los ministros cristianos de todas las �pocas. nunca aflojar sus esfuerzos por la superaci�n personal.

La educaci�n del buen ministro de Jesucristo nunca debe considerarse terminada. �l, el maestro de los dem�s, debe esforzarse siempre por alcanzar un conocimiento cada vez m�s elevado de las cosas espirituales.

A lo que has alcanzado. - Traducido con m�s precisi�n, que has seguido de cerca. En la ense�anza sobre la fe y la pr�ctica que Timoteo, como disc�pulo, ha seguido diligentemente paso a paso, en esa ense�anza debe estudiar para avanzar a�n m�s, a fin de obtener un conocimiento cada vez m�s profundo de los misterios del reino.

Versículo 7

Pero rechaza las f�bulas profanas y de viejas. - Aqu� Timoteo - quien ha sido previamente (ver 1 Timoteo 4:1 ) advirti� contra un falso ascetismo, contra poner una interpretaci�n antinatural de las palabras de Cristo, contra simpatizar con una ense�anza que inhabilitar�a a hombres y mujeres para todo pr�ctico. vida cotidiana - ahora se le insta a protegerse contra la tentaci�n de entregarse al estudio favorito y aparentemente tentador de los dichos de los famosos rabinos jud�os, en el cual cada libro, casi cada palabra - en muchos casos las letras de las Escrituras Hebreas - fueron sometidos a una investigaci�n minuciosa pero infructuosa.

En tal estudio, el esp�ritu de los santos escritores se perd�a con demasiada frecuencia, y solo quedaba un formalismo seco y est�ril - mandatos sobre el diezmo de la menta, el an�s y el comino -, mientras que los asuntos m�s importantes de la ley: el juicio, la justicia y el verdad - fueron cuidadosamente tamizados. Alrededor de la gran historia jud�a antigua surgieron todo tipo de leyendas m�ticas, hasta que para un estudiante jud�o de las escuelas rab�nicas, la separaci�n de lo verdadero de lo falso se volvi� en muchos casos imposible, a trav�s de todo este estudio elaborado y cuidadoso pero casi in�til.

El ministro de Cristo deb�a evitar estas extra�as e inusuales interpretaciones, esta vasta y fant�stica colecci�n de leyendas, en parte verdaderas y en parte falsas. Deb�a considerarlas simplemente como f�bulas profanas y de viejas, como perfectamente in�tiles e incluso da�inas en su relaci�n con la vida pr�ctica de todos los d�as.

Y ejerc�tate m�s bien en la piedad. - En lugar de estos esfuerzos fatigosos e in�tiles - el ascetismo doloroso e in�til por un lado, y los estudios rab�nicos interminables y est�riles de la Ley por el otro - Timoteo, como buen ministro de Jesucristo, deb�a otorgar todos sus dolores y labores Promover una piedad activa, sana y pr�ctica entre la congregaci�n de creyentes, como hemos visto en 1 Timoteo 4:6 , en las palabras, �siempre entrenando a ti mismo.

�Llevar una vida as� requiri� dolores y esfuerzos incesantes, porque la verdadera piedad es siempre un estado progresivo . Sin duda, ejercitarse para la piedad ser�a una tarea lo suficientemente dif�cil como para satisfacer al alma m�s ardiente y entusiasta. La "piedad" o "piedad" aqu� aludida, como el fin hacia el cual Timoteo deb�a dirigir todos sus esfuerzos, era esa piedad pr�ctica que influye para bien, que fermenta con una santa levadura todas las clases de la sociedad, toda la vida, tanto del esclavo como del patricio.

Versículo 8

Porque el ejercicio corporal es de poco provecho. - Realizado con mayor precisi�n, el ejercicio corporal es rentable por poco. San Pablo aqu�, sin duda, estaba pensando en esas austeridades corporales a las que se alude en 1 Timoteo 4:3 . La severa represi�n de todas las pasiones y deseos humanos, la abstinencia de toda obediencia a los impulsos naturales de la carne, tal guerra antinatural, tal ejercicio, tal entrenamiento del cuerpo, sin duda en muchos casos conducir�a, en muchos casos ciertamente ha llevado al individuo a un estado espiritual superior.

Una entrega tan total para quien as� se ejercita es, sin duda, en cierto sentido, "provechosa". Pero luego debe recordarse que este tipo de victoria sobre la carne, en muchos casos, conduce a un estado mental antinatural; porque el asceta r�gido se ha retirado de la plataforma sobre la que se mueven los hombres y mujeres corrientes. Sus pensamientos han dejado de ser sus pensamientos, sus caminos ya no son sus caminos.

Para la vida pr�ctica cotidiana tal influencia, siempre limitada, es a veces positivamente da�ina, ya que tiende a menospreciar esa vida hogare�a y familiar, elevar y elevar lo que es el verdadero objeto de la ense�anza cristiana. A�n as�, el Ap�stol, al recordar, y en su ense�anza nunca llevar a cabo, el esp�ritu de solemne oraci�n del Se�or al Padre, �te pido, no que los quites del mundo, sino que los guardes del maldad �, se abstiene de toda condenaci�n de una vida que recibi�, en m�s de una ocasi�n, de labios del Inmaculado un cauteloso elogio ( Mateo 17:21 ; Mateo 19:12 ).

San Pablo, en su sabidur�a divinamente ense�ada, reconoce que un ejemplo y una vida tan austera y severa, aunque de ninguna manera la vida ideal de un maestro cristiano, en el gran taller mundial del Maestro podr�a recibir una bendici�n como �provechosa por poco ".

Pero la piedad es �til para todas las cosas. - Mejor, para todas las cosas. Pero mientras este "exorcismo corporal", este austero sometimiento de la carne, s�lo puede pesar en un grupo estrecho y circunscrito, San Pablo se�ala que la influencia de la "piedad es mundial"; una piedad, no s�lo una santidad interior, sino una piedad operativa y activa, que, brotando de un intenso amor por Cristo, se manifiesta en el amor por sus criaturas.

Esta piedad transfigura e ilumina con su divino resplandor toda vida activa y ocupada: cada condici�n, cada rango, todas las edades. �Eso es seguramente a lo que debe aspirar el buen ministro de Jesucristo!

Teniendo promesa de la vida que es ahora y de la que vendr�. - Porque esta piedad, que puede y debe entrar en todos los estados, en todas las edades de la vida, promete la mayor felicidad a quienes luchan por ella. Promete "vida", es decir, la mayor bienaventuranza que la criatura puede disfrutar en este mundo, as� como la rica perspectiva de la vida sin fin con Dios en el mundo venidero; mientras que un falso ascetismo aplasta todo el gozo y la alegr�a de esta vida presente, y es una preparaci�n irreal para lo que es futuro.

Versículo 9

Este es un dicho fiel y digno de toda aceptaci�n. - De nuevo tenemos la f�rmula llamativa que siempre llama la atenci�n sobre alguna gran verdad que, en la Iglesia de los primeros d�as, ya hab�a obtenido entre las congregaciones una moneda amplia, si no universal, como una de las grandes consignas de la fe. Ahora encontramos uno de estos tomado aparentemente de un himno cristiano, ahora de una de las oraciones p�blicas o acciones de gracias.

El "dicho fiel", en este caso, fue que la "piedad", es decir, la "piedad activa y viva", es provechosa para todas las cosas, ya que tiene la promesa de la vida que es ahora y de la que ha de venir. .

Versículo 10

Por tanto, tanto nos fatigamos como sufrimos oprobio. - Y con este fin - para obtener esta gloriosa promesa, esta mayor bendici�n aqu�, esa vida sin fin con Dios en el m�s all�, para ganar esta gloriosa promesa - nosotros, misioneros y maestros cristianos, no nos preocupamos por el trabajo, por doloroso que sea, no rehuimos la verg�enza, por m�s agonizante que sea. .

Porque confiamos en el Dios vivo. - Traducido con m�s precisi�n, porque tenemos nuestra esperanza en el Dios vivo. Y es por eso que nos esforzamos y soportamos la verg�enza. Sabemos que la promesa hecha se cumplir�, porque el Dios en quien, como sobre un fundamento seguro, descansan nuestras esperanzas, es un Dios vivo . �Viviendo�, en fuerte contraste con aquellos �dolos mudos y sin vida santificados en los famosos templos de �feso.

Quien es el Salvador de todos los hombres, especialmente de los que creen. - Estas palabras, como la afirmaci�n de 1 Timoteo 2:4 , han sido a menudo presionadas al servicio de esa escuela de int�rpretes bondadosos, pero equivocados, que ignoran o explican la clara doctrina de la Sagrada Escritura que nos dice que hay aquellos cuya destrucci�n de la presencia del Se�or ser� eterna, cuya porci�n ser� la �muerte segunda� ( 2 Tesalonicenses 1:9 ; Apocalipsis 21:8 ).

Estos int�rpretes prefieren sustituir esta terrible pero repetida declaraci�n por sus peligrosas teor�as del universalismo. Aqu� las palabras llenas de gracia parecen sellar la declaraci�n inmediatamente anterior, que habla de �la esperanza en el Dios vivo� como la fuente de todo el trabajo y la valiente paciencia de los verdaderos siervos del Se�or. El Dios viviente es tambi�n un Dios amoroso , el Salvador de todos, si quisieran recibirlo, y, sin duda, el Redentor de aquellos que aceptan Su amor y son fieles a Su santa causa.

Debe tenerse en cuenta que todav�a hab�a muchos hebreos en cada congregaci�n cristiana, muchos en cada iglesia, que todav�a se aferraban con celo apasionado al antiguo y amado pensamiento hebreo de que la obra de salvaci�n del Mes�as se limitaba a la raza elegida. Este y otros dichos similares ten�an la intenci�n especial de dejar de lado para siempre estas concepciones estrechas y ego�stas de la voluntad del Redentor; ten�an la intenci�n de mostrar a estos hijos exclusivos de Israel que la obra de Cristo se extender�a sobre una plataforma m�s grande y grandiosa que la que Israel podr�a llenar; fueron dise�ados para decirles a todas las iglesias que en verdad �era una cosa ligera que debieras ser mi siervo para levantar las tribus de Jacob y restaurar a los preservados de Israel.

Aun as�, con todas estas consideraciones cautelosas, que sirven para prevenirnos de albergar esperanzas de una redenci�n universal, un dicho como este parece apuntar al misterio de la bendita Expiaci�n como la realizaci�n de una obra cuyas consecuencias van m�s all� de los l�mites del pensamiento humano. , o incluso de sobria especulaci�n.

Versículo 11

Estas cosas mandan y ense�an. - "Estas cosas" - es decir, el significado real de "piedad", esa piedad pr�ctica cotidiana que, en contraposici�n al ascetismo severo y tenso de un sector limitado y estrecho de la sociedad, debe entrar en todos los hogares e influir en todas las vidas sin distinci�n de clase o raza, edad o sexo. �Estas cosas� en la Iglesia de �feso deben formar parte de los mandatos p�blicos y los cargos a las congregaciones, igualmente deben entrar en la ense�anza cristiana privada.

Versículo 12

Que nadie desprecie tu juventud. - Si Timoteo deseaba que se escuchara su ense�anza con una atenci�n sincera y respetuosa, si esperaba ejercer una influencia santa sobre el reba�o, tenga mucho cuidado de que su relativa juventud no resulte obst�culo. Para el anciano Pablo, su hijo en la fe parec�a todav�a joven; en ese momento, Timoteo no pod�a tener m�s de cuarenta a�os. El viejo maestro quer�a que su joven disc�pulo supliera la falta de a�os mediante la gravedad de la vida; lo tendr�a, aunque intr�pido, al mismo tiempo modesto y libre de toda esa presunci�n pretenciosa, lamentablemente vista tan a menudo cuando los comparativamente j�venes son colocados en posiciones de dignidad y autoridad.

Pablo prosigue explicando su solemne advertencia al se�alar los puntos especiales en los que Timoteo iba a ser un modelo para los dem�s creyentes. Estas amables palabras de advertencia, avisos como los que encontramos en 1 Timoteo 5:23 y en 1 Corintios 16:10 , parecen apuntar al hecho de que no hay nada ganador en la apariencia personal de Timoteo, sino todo lo contrario.

Vale la pena comentar que entre los l�deres cristianos primitivos m�s famosos, la belleza de rostro y forma parece haber sido la excepci�n m�s que la regla. Esto, por supuesto, era completamente diferente de la antigua idea griega de dioses y h�roes. Sin duda, era parte del consejo de Dios que esta religi�n mundial no debiera nada a las condiciones ordinarias del �xito humano. La ense�anza era novedosa y se opon�a a las m�ximas que guiaron e influyeron en el viejo mundo.

Los ideales m�s nobles propuestos para la imitaci�n cristiana eran extra�os y hasta ahora inauditos. Los predicadores m�s destacados de la fe de Cristo, como en el caso de Timoteo, parecen no haberle debido nada a esos dones personales tan apreciados entre las naciones paganas. As� que la aparici�n de San Pablo, el m�s grande de los primeros l�deres cristianos, parece haber sido mezquina e insignificante, " ein armes diirres M�nnlein " como lo dice Lutero.

Tertuliano, quien vivi� en el mismo siglo con los que debieron conversar con los disc�pulos de Cristo, describe al beato Fundador de la religi�n como "sin belleza humana, y mucho menos esplendor celestial". Clemente de Alejandr�a, Justino M�rtir y otros escritores muy tempranos se unen al mismo testimonio. Sin embargo, es justo decir que en este punto la visi�n de Or�genes parece haber sido diferente.

Las profec�as mesi�nicas evidentemente esperaban esto como la voluntad del Alt�simo. (Ver Salmo 22:6 ; Salmo 22:15 ; Salmo 22:17 ; Isa�as 52:14 ; Isa�as 53:2 .)

En palabra. - Esto se refiere a las declaraciones p�blicas en la ense�anza y la exhortaci�n, pero m�s particularmente a las palabras usadas por Timoteo en las relaciones sociales. Estos, en una vida como la del joven �lder presidente de la Iglesia de �feso, deben haber sido de la m�s profunda importancia. El tono de su conversaci�n sin duda fue imitado por muchos, influir�a para bien o para mal en toda la sociedad cristiana de ese gran centro. Las palabras de los hombres colocados en tal posici�n deben ser siempre verdaderas y generosas, �tiles y alentadoras y, sobre todo, libres de calumnias, de todas las concepciones bajas y lamentables de los dem�s.

En conversaci�n. - Esta traducci�n puede inducir a error: la palabra griega significa m�s bien "forma de vida" o "conducta".

En caridad. - Mejor rendido, enamorado. Esta y las siguientes "en la fe" comprenden las grandes gracias en esa vida cristiana interior de la cual las "palabras de la boca" y la "conducta" son las manifestaciones externas. �l iba a ser el ejemplo para el reba�o en "amor" a su pr�jimo y en "fe" hacia Dios.

Las palabras "en esp�ritu", que en la versi�n en ingl�s aparecen entre "en caridad" y "en fe", no se encuentran en ninguna de las autoridades m�s antiguas.

En pureza. - Aqu� se significa tanto la castidad de la mente como la del cuerpo. El gobernante de una iglesia, entre cuyos miembros evidentemente exist�a una escuela de ense�anza en la que se instaba al creyente cristiano a una vida de severo ascetismo como la �nica forma de vida aceptable o incluso posible para el siervo de Cristo, debe estar sobre todo alerta. no sea que parezca dar un ejemplo descuidado en materia de moralidad.

Versículo 13

Hasta que yo venga, preste atenci�n a la lectura. - Las palabras implican evidentemente una esperanza, quiz�s incluso una expectativa, por parte de San Pablo, de que alg�n d�a podr�a volver a visitar la Iglesia de �feso; pero mientras durara esa ausencia, Timoteo deb�a atender cuidadosamente a tres puntos especiales en el ministerio p�blico en el que �l era, en ausencia del Ap�stol, el oficial principal.

La �lectura� era esa lectura p�blica de la Escritura en la congregaci�n, una pr�ctica tomada del servicio de la sinagoga, cuando se le�an p�blicamente la Ley y los Profetas a la gente reunida. (V�ase Lucas 4:16 ; Hechos 13:15 .) En estas primeras asambleas cristianas, alrededor del a�o 66-67, surge la pregunta: �Se leyeron en p�blico alguna Escritura adem�s de los libros del Antiguo Testamento? No se puede dar una respuesta segura: sin embargo, es probable, incluso en esta fecha tan temprana, que al menos uno de los Evangelios m�s antiguos (probablemente St.

Marcos) ya se conoc�a y se usaba en las iglesias cristianas, y se le�a junto con las Escrituras del antiguo pacto. Que la lectura de los �Evangelios� se convirti� muy pronto en parte del servicio regular en las congregaciones de cristianos es evidente por las palabras de Justino M�rtir, Apolog�a, i. 67, escrito en la primera mitad del siglo primero.

A la exhortaci�n, a la doctrina. - Ambos probablemente se refieren al ministerio p�blico en la congregaci�n. La primera, "exhortaci�n", se aplica particularmente a los sentimientos. La lectura de las Escrituras debe ir seguida de una aplicaci�n pr�ctica seria de su ense�anza a los asuntos de esa vida en medio de la cual viv�a el oyente cristiano. La palabra "doctrina" sugiere una ense�anza p�blica dirigida m�s bien al entendimiento de los oyentes. La idea de exposici�n, o incluso de ense�anza dogm�tica, parece incluida aqu�.

Versículo 14

No descuides el don que hay en ti, que te fue dado por profec�a. - Aqu� el Ap�stol recuerda a su representante en la congregaci�n de Efeso su don especial de ense�anza y exhortaci�n, ese don divino que le hab�a sido conferido a Timoteo en su solemne ordenaci�n hace mucho tiempo, cuando el joven hijo de Eunice fue designado para el cargo que Juan Marcos una vez sostuvo con el Ap�stol.

En muchos aspectos, era un oficio similar, el que Timoteo ten�a sobre San Pablo, al que en los viejos tiempos Eliseo hab�a tenido con El�as; y, como en el caso del profeta hebreo de la antigua dispensaci�n, aqu�, la elecci�n de San Pablo hab�a sido guiada divinamente. Los mismos t�tulos de la dispensaci�n del antiguo pacto parecen haber sido revividos en este caso de la selecci�n divina de Timoteo; porque en 1 Timoteo 6:11 el Ap�stol mayor se dirige a su representante en �feso con el antiguo t�tulo prof�tico cuando escribe: � T�, oh hombre de Dios, huye de estas cosas.

Ahora �l llama solemnemente atenci�n a esa extra�a y milagrosa�gracia�, que algunos profeta inspirado en su ordenaci�n fue declarado para ser conferido a Timoteo. Se dijo que el "don" fue conferido, en cuanto a su certeza en los consejos divinos, por tal profec�a: el Esp�ritu Santo, por boca de uno o m�s de Sus profetas, declarando Su voluntad e intenci�n de conferir esta gracia especial a la joven compa�ero de San Pablo.

Con la imposici�n de manos. - Esta fue una acci�n simb�lica, el signo externo de una comunicaci�n interna del Esp�ritu Santo para alg�n oficio o empresa espiritual, y se deriv� de la antigua costumbre hebrea solemne. (Ver N�meros 8:10 en el caso de la consagraci�n de los levitas, y N�meros 27:18 ; Deuteronomio 34:9 en la ceremonia de la dedicaci�n de Josu�).

Del presbiterio. - Aqu� se alude a la hermandad de presb�teros relacionada con el lugar donde tuvo lugar la ordenaci�n de Timoteo. Parece haber existido tal cuerpo de ancianos en cada ciudad o distrito en particular. El presbiterio en este caso parece con toda probabilidad haber pertenecido al distrito de Listra, la ciudad natal de Timoteo; pero una vieja tradici�n eclesi�stica habla de �feso como el lugar de esta ordenaci�n.

Versículo 15

Medita sobre estas cosas. - Mejor rendido, s� diligente en estas cosas. Con estas palabras San Pablo cierra esta divisi�n de sus solemnes direcciones a su disc�pulo elegido y representante en �feso. Debe insistir en estas cosas y ser diligente en su pr�ctica: debe mostrarse activo y trabajador como maestro p�blico, y tambi�n debe ordenar su vida para ser un ejemplo para sus hermanos en la fe.

Entr�gate por completo a ellos; para que todos vean tu provecho. - Expresado con m�s precisi�n, tu avance (o tu progreso ) puede ser manifiesto para todos. A estos puntos &mdashsu ense�anza p�blica y su ejemplo p�blico&mdash debe prestar una atenci�n incesante a que la hermandad cristiana de la Iglesia que presidi� deber�a poder ver constantemente el progreso que estaba haciendo su pastor principal en la experiencia y la vida cristianas.

La palabra que hemos traducido como "avance" o "progreso" recuerda a los ministros y maestros cristianos las graves palabras de San Pablo a Timoteo - y, a trav�s de Timoteo, a todos los que ocupan cualquier posici�n de autoridad en las congregaciones - que no debe haber ninguna parada, no estar contento con el conocimiento ya adquirido, sin estar satisfecho con la vida espiritual presente; debe haber un esfuerzo incansable por la adquisici�n de nuevos conocimientos, cada vez m�s profundos y precisos; debe haber un esfuerzo incesante por alcanzar una eminencia superior en la vida espiritual; y, si el ministro o el maestro quiere tener �xito, el resultado de estos esfuerzos debe ser manifiesto a los hermanos con quienes se ha echado la suerte.

Versículo 16

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; Continuar en ellos. - Tu ense�anza es una traducci�n m�s precisa de la palabra griega original que "la doctrina". El Ap�stol en estas palabras resume los dos principales requisitos pastorales y luego se�ala las poderosas consecuencias que resultar�n de cumplirlos fielmente. El ministro de Cristo debe mantener su atenci�n fija en su propio comportamiento y conducta, y al mismo tiempo prestar atenci�n igualmente cuidadosa a la calidad y el car�cter de su ense�anza.

Esta ense�anza debe ser verdadera y varonil y, sobre todo, debe ser fiel en la doctrina; y �l mismo debe ejemplificarlo con palabras y hechos. Sin una ense�anza verdadera y eficaz, la vida pura y recta del pastor cristiano no lograr� ganar almas para su Maestro; y, por otro lado, la instrucci�n m�s eficaz no servir� de nada a menos que la vida corresponda a las palabras pronunciadas p�blicamente.

Porque haciendo esto, te salvar�s a ti mismo y a los que te oyen. - "T� salvar�s" - es decir, en el gran d�a del juicio; por un solo significado, y que el m�s alto, debe ser dado a "t� salvar�s". La felicidad eterna para el pastor y el reba�o es la doble recompensa ofrecida al siervo fiel del Se�or. Al esforzarse por salvar a otros, el ministro realmente se preocupa por su propia salvaci�n.

Información bibliográfica
Ellicott, Charles John. "Comentario sobre 1 Timothy 4". "Comentario de Ellicott para Lectores en Inglés". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/ebc/1-timothy-4.html. 1905.