Bible Commentaries
2 Tesalonicenses 2

Comentario de Ellicott para Lectores en InglésComentario de Ellicott

Introducción

II.

El primer cap�tulo hab�a animado a los tesalonicenses bajo persecuci�n al pensar en la realidad del Adviento. El autor no ha cambiado en lo m�s m�nimo su opini�n sobre el Adviento desde que escribi� la Primera Ep�stola. Sigue siendo una cuesti�n de comodidad m�s pr�ctica: "una ayuda muy presente". Pero ahora, en tonos claros, advierte a los tesalonicenses en contra de suponer que el "fin" fue "pronto" ( Lucas 21:9 ). De hecho, les hab�a ense�ado eso desde el principio, e incluso entonces les hab�a se�alado una se�al, a�n no cumplida, que deb�an ver cumplida antes de que llegara el Adviento.

Versículo 1

Hermanos de religion. - Los Ap�stoles han ganado audiencia para la verdadera doctrina adventista por su tratamiento comprensivo de ella en el cap�tulo anterior; ahora suavizan su correcci�n de la falsa doctrina usando nombres tiernos.

Por la venida. - Literalmente, por el bien de la venida, as� como en ingl�s exhortamos a las personas a hacer algo "por el amor de Dios". Es una forma de conjuro m�s fuerte que el simple "por", en la medida en que implica que la cosa o la persona por la que se conjura sufrir� si la acci�n no se realiza. La venida de Cristo y el encuentro con los amados muertos no ser�an tan brillantes, tan perfectos, quiz�s tan pronto, si los tesalonicenses se dejaran enga�ar al respecto.

Nuestro encuentro juntos. - La palabra griega peculiar es la misma que se usa en Hebreos 10:25 de la reuni�n para la Cena del Se�or, y en ning�n otro lugar, por lo que algunos la han interpretado aqu� en el mismo sentido. En forma verbal se usa as� en 1 Tesalonicenses 4:17 .

La estrecha conexi�n entre las dos �reuniones juntas� se puede ver en 1 Corintios 11:26 . El "nuestro" significa el encuentro de los muertos y los vivos juntos.

Versículo 2

Pronto sacudido. - El significado ser�a m�s claro si insert�ramos �as� antes de �pronto�, porque no significa vagamente que fueran para que el futuro no se sacudiera levemente, sino (como en G�latas 1:6 ) que ya hab�an sido sacudidos. , y eso en un tiempo incre�blemente corto desde su primera ense�anza sobre el tema.

En mente. - En el original es, de tu mente; desde tu razon

Estar preocupado. - El tiempo del verbo "estar turbado" difiere en el griego del de "ser sacudido"; porque la "expulsi�n de sus ingenios" se considera como un solo acto; la "agitaci�n", o estar atribulado, como una condici�n cr�nica, en la que hab�a miedo de caer. Este temblor y este problema probablemente provocaron los trastornos de los que se habla en 2 Tesalonicenses 3 .

Los instrumentos por los cuales los hombres hab�an sacado en parte a los tesalonicenses de su ingenio ya eran tres: - (1) �A trav�s del esp�ritu� , es decir, por manifestaciones pretendidas del poder del Esp�ritu Santo, ya sea a trav�s de se�ales falsas o, m�s probablemente, a trav�s de �profec�as�. . " (Ver 1 Tesalonicenses 5:20 , donde el temor de alg�n abuso de la profec�a ya est� claramente marcado.

) (2) �A trav�s de la palabra�, es decir, boca a boca, a diferencia de la carta escrita que se menciona a continuaci�n. La mayor�a de los comentaristas modernos parecen tomar las palabras "como de nosotros" con esta cl�usula as� como con la siguiente; algunas personas tergiversaron lo que hab�an escuchado a los Ap�stoles decir sobre el tema, o fingieron que les hab�an confiado un mensaje de ellos. (3) "Mediante carta"; cartas aparentemente falsificadas, que pretenden ser de (o, literalmente, a trav�s de ) St.

Paul, hab�a circulado. (Ver nota sobre 2 Tesalonicenses 3:17 .) �Palabra� y �letra� aparecen nuevamente en 2 Tesalonicenses 2:15 como su medio ordinario de ense�anza.

Como que el d�a de Cristo est� cerca - es decir , "en el sentido de que es" - dando el contenido de la supuesta revelaci�n; porque "como eso" sigue gramaticalmente a "esp�ritu, palabra, letra", no a "sacudido, turbado". La palabra para "est� a la mano" implica una proximidad muy cercana de hecho, el participio, de hecho (como nuestra palabra "instant�neo"), se usa para "presente", e.

g., G�latas 1:4 . Probablemente la forma que la falsa doctrina en Tesal�nica estaba comenzando a tomar era que el d�a del Se�or ya se hab�a establecido, confundiendo as� toda la idea de un Adviento personal y visible, as� como, en un per�odo posterior, Himeneo y Fileto confundieron el verdadera doctrina de la resurrecci�n al afirmar que ya hab�a pasado ( 2 Timoteo 2:18 ).

San Pablo no solo niega en�rgicamente que haya llegado el d�a, sino que procede en el siguiente vers�culo para mostrar que los signos de su acercamiento a�n no se muestran. La mejor lectura da "el d�a del Se�or", no "de Cristo". (Ver nota sobre 1 Tesalonicenses 5:2 )

Versículo 3

Que nadie ... de ninguna manera. - �Cualquiera sea el recurso que adopten - esp�ritu, letra o lo que no - son enga�adores o enga�ados; no se deje enga�ar por ellos ". La forma de advertencia es una marca del estilo de St. Paul. ( Efesios 5:6, 1 Corintios 3:18 ; Efesios 5:6 )

Porque ... excepto. - Las palabras entre se suministran correctamente en nuestra versi�n. Probablemente, la primera intenci�n de San Pablo fue convertir 2 Tesalonicenses 2:5 diferente, como, por ejemplo: "Porque, excepto ese Hombre de Pecado, etc., recuerdan que les dije que el d�a no llegar�a". La longitud de la oraci�n lo hizo interrumpir (como suele hacer) sin tener en cuenta la integridad gramatical.

Un alejamiento. - Un gran cambio en el prop�sito de la oraci�n se sentir� directamente " el " se sustituye por "a". Solo una EM insignificante. omite el art�culo definido; el mismo art�culo en nuestra versi�n se traduce vigorosamente "eso" antes que "hombre de pecado". En ambos casos, el prop�sito de ninguna manera es pronunciar una nueva y extra�a profec�a, o aumentar el conocimiento de los lectores, sino recordarles la cuidadosa ense�anza dada durante las primeras semanas despu�s de su conversi�n.

�Ese alejamiento� debe implicar indudablemente que las personas que apostataron de ese modo hab�an tenido anteriormente (o, tal vez, todav�a profesaban tener) la fe cristiana: los hombres no pueden caer de un terreno que nunca ocuparon. Esta vasta y terrible Apostas�a (ver Lucas 18:8 ), tan clara y prominentemente ense�ada a la Iglesia antigua, y tan misteriosa para nosotros, se define con m�s detalle por las siguientes palabras, como el Apocalipsis o Manifestaci�n del Hombre de Pecado.

De esta revelaci�n del Anticristo se usa la misma palabra ( apocalipsis ) que a menudo se usa para referirse a Cristo, como, por ejemplo, 2 Tesalonicenses 1:7 ; Lucas 17:30 ; y tres veces en San Pedro; para que podamos esperar reconocerlo cuando venga tan claramente como reconoceremos a Cristo. La concepci�n del Anticristo no es meramente la de un oponente del Cristo, sino la de un Cristo rival: hay un espantoso paralelismo entre los dos.

Ese hombre de pecado. - No es absolutamente seguro del griego, pero el contexto deja bastante claro que el "Hombre de Pecado" es la cabeza y el centro de la Apostas�a misma, y ??no forma un movimiento separado de ella. El "Hombre de Pecado", entonces, habr� formado (o todav�a profesar� formar) parte de la Iglesia Cristiana, y la Apostas�a culminar� en �l. As�, por ejemplo, los requisitos del pasaje no se cumplir�an interpretando (con Hammond) la Apostas�a como el movimiento gn�stico temprano, seguido por la aparici�n independiente de Ner�n como el Hombre de Pecado.

La frase, "el hombre de pecado", podr�a, quiz�s, ser s�lo una personificaci�n po�tica de un movimiento, o de una clase de hombres, o de una sucesi�n de hombres (como, por ejemplo, Salmo 89:22 ; Apocalipsis 2:20 ; Apocalipsis 17:3 ); pero la analog�a de los pasajes paralelos en Daniel 8:11 conduce m�s bien a la suposici�n de que St.

Pablo esperaba la llegada de alg�n hombre individual real que deber�a ser la personificaci�n del movimiento de la apostas�a. El genitivo (ver Nota sobre 1 Tesalonicenses 1:3 ) es como un ep�teto contundente: �Un hombre tan malvado que, por malos que sean los dem�s, la maldad deber�a ser su marca por la que se distingue de todos los dem�s; un hombre que pertenece al pecado, en quien el ideal del pecado se ha hecho realidad y encarnado.

�Qu� clase de pecado ser� m�s prominente en �l no se expresa en la palabra misma; pero el contexto apunta claramente a lo que es, de hecho, el pecado Efesios 6:12 : el orgullo espiritual y la arrogancia rebelde ( Efesios 6:12 ).

El hijo de perdici�n. - La frase que se usa, en Juan 17:12 , del falso Ap�stol; encaja bien con la descripci�n del Hombre de Pecado, quien, como Judas, se habr� �apartado� de los altos privilegios cristianos: seg�n una interpretaci�n popular, como Judas, de los privilegios del Apostolado mismo.

La expresi�n significa alguien que pertenece por lazos naturales a la perdici�n, que desde su mismo nacimiento elige el mal, y en tal sentido se puede decir que naci� para estar perdido ( Mateo 26:24 ; 2 Pedro 2:12 ). Tanto su maldad como su perdici�n est�n impl�citas en �l.

Versículos 3-12

EXCURSO SOBRE LA INTERPRETACI�N DE LA PROFEC�A, 2 Tesalonicenses 2:3

Para tratar con equidad este dif�cil pasaje, ser� necesario excluir severamente de nuestra vista todos los dem�s pasajes del Nuevo Testamento que hablan de una manifestaci�n final del mal y, revisando las palabras simplemente tal como est�n, considerar lo que S. El mismo Pablo quiso decir cuando tan asiduamente ( 2 Tesalonicenses 2:5 , nota) ense�� a la Iglesia de Tesal�nica sobre el tema, y lo que la Iglesia de Tesal�nica probablemente aprender�a de su Carta.

Porque aunque un pasaje como Hebreos 6:2 muestra que toda la Iglesia Apost�lica estaba definitivamente a la par en la instrucci�n escatol�gica dada a sus conversos en una etapa muy temprana de su vida cristiana; y aunque el lenguaje de 1 Timoteo 4:1 ; Santiago 5:3 ; 2 Pedro 3:1 ; 1 Juan 2:18 ; 1 Juan 4:3 ; Judas 1:17 (sin mencionar el Apocalipsis) - pasajes que representan las m�s diferentes escuelas de pensamiento en la Iglesia primitiva - resaltan completamente este acuerdo, para que los cristianos puedan usar esos pasajes de manera justa para explicarse entre s�, pero por otro lado , debemos ponernos en la posici�n de la joven Iglesia de Tesal�nica, que esperaba S.

Pablo para distinguir los indicios significativos de su Carta sin m�s ayuda que el recuerdo de su ense�anza oral y la observaci�n de los acontecimientos. Por lo tanto, deber�amos ser capaces de captar de la misma manera los mismos indicios significativos mediante un conocimiento similar de la entonces historia del mundo y de las fuentes de las que probablemente San Pablo extrajera su doctrina de las ��ltimas cosas�. "

I. Fuentes de la doctrina apost�lica de las �ltimas cosas. - La profec�a de san Pablo no parece ser, al menos, exclusivamente, el resultado de una revelaci�n interna directa del Esp�ritu. Tales revelaciones directas le fueron hechas, cuando fue necesario, y lo hemos visto reclamar ese tipo de inspiraci�n en 1 Tesalonicenses 4:15 .

Pero la forma ordinaria de Dios de hacer profetas parece ser diferente. �l da a aquellos que est�n dispuestos a ver una visi�n extraordinaria de las cosas que se encuentran ante los ojos m�s ordinarios; Arroja luz sobre el significado de las ocurrencias, o de las palabras, que son familiares para todos externamente (v�ase Maurice's Prophets and Kings, p�gs. 141-145). Incluso para doctrinas como las de la verdadera divinidad o la verdadera humanidad de nuestro Se�or, o de la morada del Esp�ritu, o la misi�n de la Iglesia, los Ap�stoles no descansan �nicamente en la revelaci�n directa hecha a sus propias conciencias, sino que se basan en la importancia de los hechos hist�ricos ( p.

ej., Romanos 1:4 ; 2 Pedro 1:17 ), o, a�n m�s frecuente y fuertemente, en la interpretaci�n de las Escrituras del Antiguo Testamento ( p. Ej., Hebreos 1:8 ; Hebreos 2:12 ; 2 Pedro 1:19 ).

Si, por lo tanto, podemos encontrar material en el Antiguo Testamento que, junto con las propias palabras de nuestro Se�or, podr�a haber proporcionado a San Pablo - o m�s bien, el consentimiento cat�lico de la Iglesia primitiva - con la doctrina de las �ltimas cosas como nosotros Si lo encontramos declarado en los escritos apost�licos, seremos justificados al usar esos materiales del Antiguo Testamento en la explicaci�n del Nuevo.

II. El libro de Daniel. - Tales materiales los encontramos, no solo en las amenazas generales de Joel, Zacar�as ( Zacar�as 14 ) Y Malaqu�as, sino m�s claras y definidas en el Libro de Daniel. Sobre la cuesti�n de la fecha de ese libro no es necesario indagar aqu�. Basta para el presente prop�sito saber que era mucho m�s antiguo que St.

Tiempo de Pablo, y fue aceptado como prof�tico en el sentido ordinario. De hecho, probablemente no hubo otro libro del Antiguo Testamento que recibi� tanta atenci�n entre los jud�os en la era apost�lica (Westcott, en Smith's Dict. Bible, Art. �Daniel�). Fue considerado con total reverencia como una revelaci�n inspirada; y nuestro Se�or mismo (seg�n Mateo 24:15 y Marco 13:14 ) o extrajo de ella (humanamente hablando) Su propia doctrina de las �ltimas Cosas, o al menos la us� enf�ticamente para beneficio de Sus disc�pulos como corroboraci�n.

El gusto por la literatura apocal�ptica era en esta �poca muy fuerte, y las profec�as de Daniel atrajeron especial atenci�n, ya que la interpretaci�n m�s simple de algunas de las m�s expl�citas apuntaba inequ�vocamente al tiempo entonces presente. T�cito ( Hist. V. 13) y Suetonio ( Vesp. Cap. 4), como es sabido, hablan de la certeza que se sent�a en todo Oriente, hacia esa �poca, de que el imperio universal estaba a punto de pasar a manos de hombres de origen jud�o.

Esta creencia, dice T�cito, estaba "contenida en la literatura antigua de los sacerdotes", es decir, en las Escrituras, mantenida y expuesta por ellos; y no puede haber duda de que la primera y m�s importante de esas Escrituras (para este prop�sito) fue el Libro de Daniel. Por todas las razones, entonces, bien podemos tratar de encontrar lo que un jud�o creyente de la era apost�lica har�a con las visiones de Daniel, para arrojar luz sobre este pasaje de San Pablo.

III. Las cinco monarqu�as. - Ahora, en el Libro de Daniel hay cuatro predicciones principales de lo que entonces era la historia futura del mundo. Estas predicciones est�n contenidas en Daniel 2:7 ; Daniel 2:8 ; Daniel 2:11 .

Las dos primeras visiones, concedidas a Nabucodonosor y a Daniel respectivamente, describen las Cinco Monarqu�as, que surgir�an y florecer�an sucesivamente en el mundo. En medio de una gran cantidad de controversias, todos coinciden en tres hechos: primero, que las Cinco Monarqu�as de una visi�n est�n destinadas a corresponder a las Cinco Monarqu�as de la otra, una a cada una; en segundo lugar, que el primero de estos cinco representa el imperio babil�nico, entonces en pie, con Nabucodonosor a la cabeza; en tercer lugar, que la �ltima de la serie retrata el establecimiento de la Teocracia en su pleno desarrollo, es decir, el "Reino de Dios" (que hab�a sido el tema principal de la predicaci�n de San Pablo en Tesal�nica), o el gobierno visible de la mundo por el Cristo.

IV. La Cuarta Monarqu�a. - Pero la cuesti�n que m�s directamente nos preocupa ahora es c�mo identificar la Cuarta de estas monarqu�as. En la visi�n de Nabucodonosor, ser�a �en los d�as de estos reyes�, es decir, los reyes de la Cuarta Monarqu�a, mientras la Cuarta Monarqu�a todav�a estaba en pie, cuando el Reino de los Cielos vendr�a ( Daniel 2:44 ).

En la visi�n de Daniel, esta Cuarta Monarqu�a (o m�s bien, su continuaci�n y desarrollo) iba a existir al lado de los santos del Alt�simo, y entre ellos y una consecuencia de la Cuarta Monarqu�a deb�a tener lugar una lucha antes del establecimiento final de el Reino de los Santos ( Daniel 7:25 ).

Entonces, �qu� pretend�a representar el Vidente (o "el Esp�ritu del Cristo", 1 Pedro 1:11 ) esta Cuarta Monarqu�a ? O, para ser a�n m�s pr�ctico, �Cu�l fue en los d�as de San Pablo, entre sus propios compatriotas, la interpretaci�n recibida de esta parte de la profec�a de Daniel? La pregunta no es dif�cil de responder.

Con irrefutable claridad, el Dr. Pusey ha demostrado, en la segunda de sus Conferencias sobre Daniel el Profeta, la verosimilitud y minuciosidad con que las palabras relativas a la Segunda y Tercera Monarqu�as pueden aplicarse respectivamente a los imperios medopersa y macedonio; y si incluso se establece este punto, no puede haber ninguna vacilaci�n en nombrar el Cuarto. Solo puede ser el imperio de Roma.

Pero el Dr. Pusey muestra, con la misma fuerza, cu�n aplicable es la descripci�n en s� al imperio romano. Sin embargo, si esta interpretaci�n tiene alg�n fundamento en la intenci�n original del Profeta, o de Aquel que, creemos, habl� por �l, es para nuestro prop�sito actual un asunto de importancia secundaria. Ya hemos mencionado una prueba irrefutable proporcionada por dos grandes historiadores romanos.

Fue en sus d�as una �creencia uniforme y arraigada�, entretenida no solo en Judea, sino �en todo Oriente�, y extra�da de la literatura jud�a, que un gran imperio jud�o estaba destinado a aparecer. Pero eso no es todo. Tal creencia podr�a haber sido extra�da de N�meros o Isa�as. Pero Suetonio agrega, Eo tempore, "en ese momento"; T�cito agrega, Eo ipso tempore, �en ese mismo momento.

��De qu� literatura jud�a podr�a haberse extra�do la fecha , excepto del c�lculo de las Setenta Semanas en Daniel? Y como la misma profec�a hablaba de un imperio mundial, en los d�as de cuyos reyes iba a surgir este nuevo poder jud�o, esa misma "creencia uniforme y establecida desde hace mucho tiempo" debe haber reconocido en el imperio romano la Cuarta Monarqu�a que iba a surgir. ser destrozado por ella.

De ah�, sin duda, la esperanza con la que los l�deres insurgentes, uno tras otro, se rebelaron contra las armas romanas. No era solo que ellos mismos eran el pueblo del Se�or. �No estaba este vasto sistema, �espantoso y terrible, y extremadamente fuerte�, definitivamente condenado en las Escrituras a la extinci�n total ante sus brazos? Pero tenemos, adem�s, un testimonio menos indirecto que el anterior.

El jud�o Josefo ( Ant. X. 11, � 7) habla extensamente de las profec�as de Daniel, y de c�mo �l mismo estaba observando su gradual verificaci�n. Despu�s de mencionar la profec�a sobre Ant�oco Ep�fanes y su completo cumplimiento, agrega: "De la misma manera, Daniel tambi�n escribi� acerca del imperio de los romanos, y que nuestro pa�s ser�a desolado por ellos". Luego pasa a hablar del consuelo que le proporciona ver tan claramente la Providencia de Dios, con verdadera iron�a jud�a sin revelar que su consuelo resid�a en la venganza prometida tanto contra Roma como contra Ant�oco.

En otro lugar ( Ant. X. 10, � 4) est� registrando la visi�n en el segundo cap�tulo de Daniel, y despu�s de describir el dominio universal del Reino de Hierro, procede: �Daniel tambi�n declar� el significado de la Piedra al rey, pero no creo que sea apropiado relatar esto, ya que me he comprometido a describir cosas pasadas y presentes, no cosas que son futuras. Sin embargo, si alguien est� tan deseoso de conocer la verdad como para no renunciar a puntos tan curiosos, y no puede refrenar su deseo de comprender el futuro incierto, y si suceder� o no, preste atenci�n a leer el Libro de Daniel. , que encontrar� entre las Sagradas Escrituras.

No cabe duda de que este escritor entend�a que la Cuarta Monarqu�a era el imperio romano y no deseaba que se sospechara que fomentaba la sedici�n al hablar abiertamente de su predecible ca�da. �sta, entonces, era la interpretaci�n com�n que San Pablo debi� haber aprendido de un ni�o: que la Cuarta Monarqu�a de Daniel, que iba a romperse antes del Reino de Dios, era el Imperio Romano.

V. La Quinta Monarqu�a. - Entonces podemos suponer que San Pablo crey� que Daniel presagiaba la venida del Reino de Dios en los d�as de los reyes del Imperio Romano. En cierto sentido, de hecho, la profec�a ya se cumpli�. El Reino ya hab�a llegado. Anunciado por el Bautista ( Mateo 3:2 , et seq.

) , y expuesto por nuestro Se�or ( Mateo 9:35 , et seq. ) , hab�a sido establecido por la Resurrecci�n, la Ascensi�n y la Misi�n del Esp�ritu Santo, mientras que el Imperio Romano realmente se mantuvo ( Salmo 2 ; comp. Hechos 4:25 ; Hechos 5:31 ; Hechos 13:33 ).

San Juan considera que el mundo ya est� virtualmente subyugado en su propia vida ( 1 Juan 5:4 , nota). Pero la Iglesia tal como est� constituida en la actualidad no responde completamente a la profec�a de Daniel sobre el Reino de los Santos. Para el cristiano hay dos venidas del Reino, no solo una. En los Profetas, los dos se fusionan en uno.

Casi podemos decir lo mismo de las palabras del mismo Cristo. Incluso los escritores apost�licos no separan a los dos tan tajantemente como Dios ha ense�ado hist�ricamente a las edades posteriores de la Iglesia a separarlos. La Iglesia primitiva viv�a en la expectativa diaria del regreso de Cristo. Para ellos, por lo tanto, no hubo dificultad en interpretar las profec�as de Daniel como si se aplicaran en el mismo momento a la Primera y Segunda Venida. Por lo tanto, no ser�a injusto suponer que San Pablo esperaba que la Segunda Venida tuviera lugar, como hab�a hecho la Primera, �en los d�as de estos reyes� de la Cuarta Monarqu�a Romana.

VI. Qu� retiene. - Volviendo ahora a la declaraci�n de San Pablo, vemos que est� advirtiendo a los tesalonicenses que no esperen la Segunda Venida de Cristo inmediatamente, porque, como pueden ver, un cierto gran poder todav�a est� en el mundo, que (como ellos han sido cuidadosamente ense�ados) deben ser eliminados antes de que se abra el camino para el regreso de Cristo. Este gran poder, cuyo aspecto sus lectores est�n perfectamente familiarizados, aunque hayan olvidado su significado ("Sab�is lo que retiene"), se resume en una persona que lo ejerce.

Esta persona es "el que tiene". Su remoci�n "de en medio" es todav�a una cuesti�n de futuro, pero seguramente est� destinada a tener lugar; y la fecha, aunque desconocida para los hombres, es fija. El gran oponente, que no puede desarrollarse mientras permanezca "el que tiene", se revelar� "en su tiempo", es decir , en el tiempo que la Divina Providencia le ha asignado. Parece imposible dudar que este gran oponente es el mismo que el �Cuerno Peque�o� de Daniel (cuyo �tiempo� est� marcado de manera muy definida en Daniel 7:25 ), y que el poder que detiene su desarrollo es la Cuarta Monarqu�a de Daniel y, por tanto, el imperio romano. Algunas consideraciones aclarar�n este �ltimo punto:

(1) Solo hab�a un poder en el mundo en ese momento, representado por una sola persona, en "medio", ante todos los ojos, de suficiente importancia para frenar el desarrollo del Anticristo. Fue el imperio romano y el emperador romano.
(2) La palabra traducida �retienen�, o �lo detiene,� no implica necesariamente que la obstrucci�n activa, consciente, o intencionadamente obstruye el camino.

Su presencia en medio es bastante suficiente para los requisitos de la palabra. De hecho, quiz�s no ser�a necesario que la demora del Anticristo fuera causada directamente por la obstrucci�n; San Pablo solo podr�a querer decir que en la profec�a la �nica cosa estaba destinada a ser lo primero, y que, por lo tanto, mientras existiera la primera cosa, (de alguna manera) retuvo la segunda.

Ahora bien, si el Anticristo es el cuerno peque�o de Daniel, y la obstrucci�n la Cuarta Monarqu�a, obtenemos exactamente lo que queremos; porque (a menos que la profec�a sea falsada) antes de que el Cuerno Peque�o pueda surgir, la Cuarta Monarqu�a debe haber cambiado tan totalmente su apariencia como para haber pasado a diez reinos simult�neos: por lo tanto, mientras el imperio s�lido permaneciera, era una se�al de que El Anticristo debe esperar.

(3) N�tese la extrema reserva con la que San Pablo comienza a hablar sobre el tema. No ense�a, pero prefiere apelar a su memoria de palabras ya dichas: "�No os acord�is?" Sus cl�usulas se vuelven intrincadas y agramaticales, en extra�o contraste con la estructura simple que caracteriza a estas dos ep�stolas. No menciona nada, solo insinuaciones. Tampoco podemos explicar esta repentina ambig�edad diciendo que St.

Pablo est� adoptando el estilo prof�tico; pues su prop�sito es enteramente pr�ctico, y no desea asombrar a sus lectores, sino recordarles hechos claros que conoc�an e ignoraban. Ahora recuerde la reticencia similar de Josefo al hablar del destino del imperio romano cuando entra en contacto con el Reino Mesi�nico, y se sentir� casi imposible dudar de la verdad de las astutas observaciones de San Crisostoin: �Un hombre puede naturalmente buscar para saber qu� es "lo que deja" ; y despu�s de eso, �cu�l es la posible raz�n por la que St.

Paul tuvo que decirlo de manera tan indistinta. �Qu� es, entonces, 'aquello que deja' - es decir , le impide - ser revelado? Algunos dicen la gracia del Esp�ritu, otros el imperio romano. Entre estos �ltimos me clasifico a m� mismo. �Porque? Porque, si hubiera querido decir el Esp�ritu, 'no lo habr�a dicho indistintamente, sino directamente; que ahora est� refrenado por la gracia del Esp�ritu, es decir

, los dones sobrenaturales [presumiblemente el de discernir esp�ritus en particular; comp. 1 Juan 4:1 ]. De lo contrario, el Anticristo deber�a haberse presentado antes de ahora, si tuviera que presentarse ante el fracaso de esos dones; porque, de hecho, han fracasado durante mucho tiempo. Pero viendo que �l dice esto del Imperio Romano, naturalmente lo expres� enigm�tica y muy oscuramente, porque no deseaba someterse a hostilidades innecesarias y peligros in�tiles.

Porque si hubiera dicho que poco despu�s de la disoluci�n del imperio romano, pronto lo habr�an paralizado por un malhechor, y todos los creyentes con �l, viviendo y luchando por este fin ". �No fue, en verdad, por exponer esta misma profec�a de que hab�a huido de Tesal�nica para salvar su vida? " Todos estos van en contra de los decretos de C�sar, diciendo que hay otro emperador, Jes�s. " �No da la historia un punto sorprendente a su pregunta: " �No recuerdan que cuando estaba con ustedes les dije estas cosas"?

VII. El hombre de pecado. - Hemos manifestado nuestra creencia de que �el hombre de pecado� no solo debe identificarse con el �cuerno peque�o� de Daniel, sino que San Pablo extrajo conscientemente la doctrina de ese pasaje. Pero se puede objetar que algunas de las palabras en las que San Pablo lo describe de manera m�s estricta est�n tomadas, no de la descripci�n del Cuerno Peque�o en Daniel 7 , sino de la del Cuerno Peque�o de Daniel 8:5 , que representa bastante una persona diferente, a saber.

, Ant�oco Ep�fanes. [7] Por lo tanto, podr�a pensarse que San Pablo solo estaba tomando prestado el lenguaje de Daniel y no adoptando su profec�a. La respuesta es que incluso esas profec�as de Ant�oco en muchos puntos no se ajustan en absoluto a Ant�oco; y no solo eso, sino que los mismos expositores jud�os sosten�an que Ant�oco no hab�a agotado el significado de la profec�a. Ellos mismos lo aplicaron a alg�n Anticristo, cuya venida deber�a preceder y ser derrotada por la de Cristo.

Incluso en la �poca de San Jer�nimo, �De aqu� en adelante� (comenta Daniel 11:36 ) �los jud�os piensan que se habla del Anticristo, que, despu�s de la peque�a ayuda ( Daniel 11:34 ) de Juli�n, un rey Se levantar� el cual har� seg�n su propia voluntad, y se levantar� contra todo lo que se llama Dios, y hablar� grandes cosas contra el Dios de los dioses, de modo que se sentar� en el templo de Dios y se har� a s� mismo dios, y su voluntad. se cumplir� hasta que se cumpla la ira de Dios, porque en �l ser� el fin.

Lo que nosotros tambi�n entendemos del Anticristo ". Por lo tanto, de acuerdo con la explicaci�n actual de los jud�os, Ant�oco fue considerado como un tipo del Anticristo, de quien esperaban que surgiera (en cumplimiento de Daniel 7:8 ) en el derrocamiento del imperio Romano, cuya venida iba a preceder al Imperio Romano. De Cristo. El �nico cambio realizado por la Iglesia cristiana es aplicar al segundo advenimiento una profec�a que los jud�os aplicaron al �nico advenimiento que reconocieron.

Es imposible no hacerlo cuando, en Daniel 12:2 , tenemos la Resurrecci�n hecha para seguir de cerca el desarrollo de este Ant�oco-Anticristo. Entonces, en lo que respecta a la fecha de San Pablo , la doctrina se extrae de Daniel 2:7 ; Se agregan rasgos de car�cter (de acuerdo con la interpretaci�n jud�a) de Daniel 8:11 .

[7] Sec. Daniel 8:11 ; Daniel 8:23 , y m�s particularmente Daniel 11:36 .

VIII. Probable expectativa personal de St. Paul. - El Dr. Lightfoot sostiene, con gran probabilidad (Smith's Dict. Bible, Art. �II. Tesalonicenses�), que, como asunto personal, San Pablo esperaba presenciar en su propia �poca el desarrollo del Anticristo (cuyo �secreto trabajando �ya era visible para �l), y que ve�a en los jud�os las caracter�sticas del enemigo que iba a ser revelado. La suya era la apostas�a, que profesaban adherirse a Dios ya Mois�s, pero �apart�ndose del Dios vivo por un coraz�n maligno de incredulidad� y �invalidando la palabra de Dios a trav�s de sus tradiciones.

La suya era la anarqu�a: poner en nada la voluntad de Dios en la afirmaci�n voluntariosa de su privilegio como pueblo elegido, y utilizar los medios m�s inescrupulosos para controlar a los que predicaban el evangelio m�s liberal de San Pablo. Y si para San Pablo el Anticristo final estaba representado por los jud�os, el gobierno romano, que tan a menudo se hab�a hecho amigo de �l, bien podr�a ser llamado el retenedor o el limitador.

Si tal era la expectativa personal de San Pablo, estaba, de hecho, literalmente frustrada; pero si el esp�ritu judaico, de arrogancia exclusiva, confianza carnal en promesas espirituales, tradici�n innovadora, pasara a la Iglesia cristiana y se desarrollara en gran medida, la expectativa de San Pablo no estar�a tan equivocada.

IX. El desarrollo de los cuernos. - Naturalmente, surge la pregunta de si la profec�a no ha sido falsificada. El imperio romano ha desaparecido y el Anticristo a�n no se ha revelado. No necesitamos responder con algunos int�rpretes que la ley romana todav�a gobierna el mundo. Una observaci�n m�s cercana de los dos pasajes de Daniel ya mencionados sugerir�a en s� misma la verdadera respuesta. En la visi�n de Nabucodonosor, de hecho, el imperio romano simplemente entra en colisi�n con la Iglesia Cat�lica y cae ante ella.

No hay indicios de una lucha prolongada entre ellos. La larga duraci�n del imperio Romano quiz�s sea sugerida por las palabras, � Estabas mirando hasta que una piedra� ( Daniel 2:34 ); la divisi�n en los imperios oriental y occidental puede estar simbolizada por las dos piernas de la figura colosal; los diez dedos de los pies pueden tener la misma interpretaci�n que los diez cuernos de la visi�n posterior: estos puntos, sin embargo, no son los puntos m�s obvios o prominentes del sue�o.

Pero en la visi�n de Daniel todo es muy diferente. All�, el triunfo final de la Iglesia se gana solo despu�s de una larga lucha, y esa lucha no es con el imperio romano en s�. Aunque se dice que la Bestia que simboliza el imperio romano contin�a en todo momento ( Daniel 7:11 ), aparentemente es solo en el mismo sentido, ya que se dice que las otras tres Bestias tienen sus vidas prolongadas ( Daniel 7:12 ).

El imperio mismo ha cambiado por completo su forma y se ha desarrollado en diez reinos, entre los cuales, sin embargo, despu�s de los cuales ( Daniel 7:8 ; Daniel 7:24 ), ha surgido un und�cimo, diferente de los otros reinos, y desarraigando algunos de ellos.

Con este poder tiene lugar la lucha que termina en la victoria final de la Iglesia, y no con el antiguo poder imperial de Roma. Por lo tanto, si se puede decir que el sue�o de Nabucodonosor se cumpli� en la primera venida de Cristo, en los d�as de los emperadores romanos, la visi�n de Daniel debe esperar su cumplimiento hasta que el imperio romano haya pasado a una etapa a�n mayor. forma diferente a la que ha alcanzado en la actualidad.

X. Caracter�sticas del Anticristo. - (1) Es un ser humano. El t�tulo "Hombre de pecado" excluye a Satan�s, como se�ala Cris�stomo: Satan�s act�a a trav�s del hombre ( 1 Tesalonicenses 2:9 ) en toda la extensi�n de su poder: "entra en �l", como entr� en un anterior "Hijo de perdici�n". �- pero no destruye su humanidad.

(2) Es una persona soltera. Esto tambi�n est� involucrado en la frase "Hombre de pecado", especialmente cuando es seguida por el "Hijo de perdici�n". No se puede negar que po�ticamente el primer t�tulo, en cualquier caso, podr�a ser una personificaci�n de un movimiento, o (como los "reyes" en Daniel significan "reinos") el t�tulo de un poder inicuo, cuya cabeza podr�a incluso ser m�s inocente que sus s�bditos. Pero no solo es m�s sencillo entender las frases en s� mismas (especialmente la segunda) de una sola persona, sino que el marcado contraste dram�tico entre el Cristo y el Anticristo parece requerir una exhibici�n personal del mal.

El Anticristo ha de tener una venida ( 2 Tesalonicenses 2:9 ) y una manifestaci�n ( 2 Tesalonicenses 2:3 ), para ser reconocido instant�neamente, y se manifestar� por actos significativos ( 2 Tesalonicenses 2:4 ), que todos requieren una persona.

Adem�s, los tipos de �l: Ant�oco, Cal�gula, Ner�n, etc. - Dif�cilmente podr�a decirse, seg�n la analog�a b�blica, que se "cumplir�" en un mero movimiento sin cabeza. La aplicaci�n del nombre "Hombre de Pecado" a cualquier sucesi�n de hombres (como, por ejemplo, todos los Papas de Roma) est� perentoriamente prohibida por el hecho de que la detecci�n y destrucci�n del Hombre de Pecado por el Advenimiento de Cristo sigue inmediatamente. sobre su manifestaci�n de s� mismo.

(3) Esta persona, aunque soltera, encabeza un movimiento. Es el capit�n de " la Apostas�a". Tiene un gran n�mero de seguidores devotos ( 2 Tesalonicenses 2:10 ). De hecho, aunque su dominio es "diverso" de otros reinos, sin embargo, casi se le llama rey en Daniel 7:24 : la palabra, sin embargo, se evita (quiz�s) cuidadosamente. La diversidad entre su monarqu�a y la de ellos podr�a consistir, por ejemplo, en que no sea, como la de ellos, territorial o din�stica; puede ser un dominio espiritual o intelectual, interpenetrando los reinos territoriales.

(4) El movimiento del Anticristo no es ateo. El Hombre de Pecado se sobre-exalta a s� mismo, en verdad, contra todo Dios, verdadero o falso, pero no es por negaci�n de la existencia Divina. Al contrario, afirma ser el Dios verdadero y exige el homenaje debido al Dios verdadero; reconociendo as� la existencia y obra de Dios, que �l asegura haber llegado a ser suya.

(5) El movimiento anticristiano ni siquiera rompe abiertamente con la Iglesia Cat�lica. Es una "apostas�a", de hecho, pero la misma palabra griega se usa en Hebreos 3:12 , y en 1 Timoteo 4:1 , en ninguno de los cuales se ajustar� al contexto para entender la palabra de un abandono exterior del Iglesia cristiana.

En cualquier caso, las personas deben haber sido cristianas, o no podr�an ser ap�statas. Y la apostas�a es tanto m�s terrible si, mientras se mantienen las formas de la Iglesia, se aparta del esp�ritu interior. Y en este caso varios puntos parecen indicar una apostas�a dentro de la Iglesia. En primer lugar, como hemos visto anteriormente, el movimiento claramente no es un movimiento ateo, como el socialismo alem�n.

Entonces, el acto de sesi�n en el �Templo de Dios� no puede significar otra cosa que un intento de exigir un homenaje divino de la Iglesia cristiana, lo que, por supuesto, solo se puede esperar adoptando formas cristianas. El relato de los milagros sat�nicos que obrar� el Hombre de Pecado como testimonio de su afirmaci�n muestra que las personas que lo siguen son enga�adas haci�ndoles creer que en realidad �l es el Se�or.

Un materialismo ateo negar�a los milagros por completo. Ahora podemos aventurarnos a decir que, incluso si San Pablo no ten�a (como supone el obispo Wordsworth) el Evangelio de San Lucas en sus manos, sin embargo, estaba familiarizado con los discursos escatol�gicos de nuestro Se�or contenidos en los Evangelios sin�pticos. En estos (que con tanta frecuencia usan el lenguaje del Libro de Daniel) nuestro Se�or presenta como el mayor terror de los �ltimos d�as, el peligro constante, esperando incluso a los �elegidos�, de ser seducido para confundir a ciertos pretendientes con �l mismo.

Un Anticristo (en su pleno significado) expresa m�s que un oponente de Cristo; como el Anti-Papa compuesto, implica un aspirante rival a los honores que �l mismo reconoce que se deben �nicamente a Jesucristo. El Anticristo pretende ser en realidad Jes�s. Tales pretensiones, por supuesto, no tendr�an sentido y ser�an rid�culas para todos excepto para los creyentes en Jesucristo y Su Iglesia. (Ver Mateo 24:4 ; Mateo 24:10 ; Mateo 24:23 ; Mateo 24:26 y los pasajes paralelos en Marcos y Lucas.

) Lo mismo parecer�a, en una inspecci�n m�s cercana, ser la ense�anza del mismo Libro de Daniel. La Iglesia es �entregada en su mano� ( Daniel 7:25 , Daniel 7:25 ), una expresi�n mucho m�s poderosa, suponiendo que la Iglesia est� constitucionalmente unida a �l, y no sujeta accidentalmente como a un Decio o un Galerio.

(6) El Anticristo de Daniel se caracteriza por la innovaci�n eclesi�stica . Agotar� a los santos del Alt�simo, y pensar� en cambiar los tiempos y las leyes� ( Daniel 7:25 ), no para acabar con el cristianismo por completo, sino para alterar arbitrariamente la adoraci�n de la Iglesia (ver Pusey, p. 81) y constituci�n tradicional .

La misma desviaci�n de la tradici�n primitiva lo caracteriza en Daniel 11:37 : "Ni considerar� al Dios de sus padres; honrar� a un Dios a quien sus padres no conocieron". La interpretaci�n constante de "nuevos dioses" entre los Padres primitivos es "nuevas doctrinas": porque, de hecho, se puede decir que cualquier cosa que altere materialmente nuestra concepci�n de Dios nos haga adorar a un Ser diferente: el Dios del calvinista extremo. , por ejemplo, quien crea millones de seres inmortales con el expreso prop�sito de ser glorificado por sus interminables dolores, dif�cilmente puede ser llamado el mismo Padre de nuestro Se�or Jesucristo.

Y esta innovaci�n arbitraria es, de hecho, el rasgo que selecciona St. Paul. Es la "anarqu�a" o "rebeli�n" lo que marca tanto su movimiento ( 2 Tesalonicenses 2:7 ) como a �l mismo ( 2 Tesalonicenses 2:8 ), cuya anarqu�a, o voluntad vendedora, es perfectamente compatible con una reverencia externa exagerada por las leyes y disciplina, como lo demuestra el Dr.

Lightfoot, quien piensa que San Pablo ten�a a los jud�os especialmente en mente (Smith's Bible Dict., Art. �II. Tesalonicenses�). Dif�cilmente se puede decir que otros tipos m�s obvios de "pecado" caractericen al Hombre de Pecado; porque (sin mencionar 1 Timoteo 4:1 , que se refiere expresamente a Daniel) en Daniel 11:37 se le da un car�cter asc�tico . Este esp�ritu de innovaci�n dentro de la Iglesia, que implica que su mandato es tan bueno como el de Dios, que finalmente lo lleva a reclamar los honores divinos de la Iglesia, es su pecado caracter�stico.

(7) Se puede agregar que la ense�anza del Apocalipsis es evidentemente extra�da de Daniel, corroborando as� nuestra creencia de que San Pablo tambi�n lo es, y que tal interpretaci�n como se sugiere aqu� tiene casi el consentimiento cat�lico de los primeros Padres, quienes casi todos ense�an que la ca�da del imperio romano marcar� el comienzo del Anticristo, y que el Anticristo ser� profesamente cristiano. Su testimonio es valioso, ya que algunos de ellos parecen no estar simplemente ofreciendo una ex�gesis de textos particulares de la Escritura, sino registrando una tradici�n primitiva coet�nea con el Nuevo Testamento.

XI. Identificaci�n del hombre de pecado. - No se trata �nicamente de una interpretaci�n protestante, sino que indirectamente deriva m�s o menos apoyo de varios nombres eminentes de �pocas pasadas en comuni�n con los romanos. Vea (por ejemplo, San Gregorio Magno y Robert Grosseteste), que el Anticristo final ser� un obispo de Roma. Y el presente autor no duda en afirmar su convicci�n de que ninguna otra interpretaci�n se adecuar� tan bien a todos los requisitos del caso.

Esto de ninguna manera es lo mismo que la doctrina vulgar que el Papa, es decir,, todos y cada uno de los Papa - es el Hombre de Pecado. El Hombre de Pecado a�n no ha aparecido. Pero la diversidad y semejanza entre su reino y los reinos del mundo; la mano firme sobre la Iglesia; los reclamos hechos sobre su homenaje; el movimiento no reconocido de rebeli�n contra Dios mientras todav�a �l es reconocido externamente (el "misterio de la iniquidad"); la incansable innovaci�n sobre las tradiciones apost�licas de la Iglesia; la autoafirmaci�n intransigente: todos estos son rasgos que parecen indicar un futuro pont�fice romano, m�s claramente que cualquier otro poder al que podamos se�alar en la actualidad, - y esto, sin recurrir a las coincidencias m�s superficiales que se pueden encontrar en las Notas del testamento griego del obispo Wordsworth, o el Dr.

Comentario de Eadie sobre estas ep�stolas. Para aquellos que est�n familiarizados con la forma en que se han formado los dogmas Reman modernos - exageraciones, al principio condenadas, volvi�ndose cada vez m�s populares, hasta que adquirieron la consistencia de la tradici�n general, y luego fueron estampadas con una sanci�n autorizada - y que ahora observan Con el mismo proceso en funcionamiento en la teolog�a popular de Italia y Francia, no habr�a nada sorprendente en el cumplimiento literal de las profec�as del Anticristo en alg�n futuro Papa.

Ya un atributo divino ha sido definitivamente reclamado y concedido al ocupante de la sede romana, desafiando la tradici�n primitiva, y sin embargo de manera tan plausible que sugiere m�s una fe impl�cita en Dios que una negaci�n expl�cita de �l. Las comparaciones ex aequo entre la Vida y Pasi�n de nuestro Se�or y la de P�o Noveno formaron una gran proporci�n de la dieta espiritual de los papistas extranjeros hacia el final de su pontificado.

Incluso se informa que incluso los prelados eminentes de la obediencia romana no han tenido escr�pulos en el uso del papado de frases como "Tercera Encarnaci�n de la Deidad"; y ser�a s�lo siguiendo analog�as de "desarrollo", si, con el paso del tiempo, estas �ltimas exageraciones tambi�n se formularan en dogmas, como ha sido el caso del dogma de la infalibilidad, y alg�n Papa por venir deber�a de alguna manera reclamar identificarse realmente con Jesucristo.

Versículo 4

Que se opone y se ensalza a s� mismo. - El original contin�a una forma cuasi-sustantiva: - �el oponente y exaltador de s� mismo� - descripciones conocidas (sin duda) del Anticristo; varios de los detalles se extraen directamente de la descripci�n de Ant�oco en Daniel 11 . Siendo meramente ep�tetos descriptivos, no tenemos la libertad de presionar el tiempo presente y decir que el Hombre de Pecado ya estaba actuando as� en el momento en que St.

Paul escribi�. La palabra para "el oponente" o "adversario" es una traducci�n bastante cercana del nombre "Satan�s", y pas�, en griego eclesi�stico, a un sin�nimo de �l. Los actos aqu� atribuidos al Hombre de Pecado son peculiarmente sat�nicos. (Comp. Isa�as 14:12 ; 2 Timoteo 3:6 ) Por supuesto, sin embargo, no debemos confundir al mismo Satan�s con su ministro humano.

Sobre todo eso se llama Dios. - La traducci�n aqu� no es del todo exacta. La palabra "arriba" en el original est� compuesta con "exalta"; debe ser, y sobre- exaltarse o exaltarse a s� mismo m�s all� de toda medida ( 2 Corintios 12:7 , donde se usa el mismo compuesto) contra todo Dios as� llamado.

Probablemente la cl�usula "contra todo Dios" debe tomarse s�lo con "super-exalta"; la descripci�n "que se opone" es absoluta: una caracter�stica del Hombre de Pecado es estar siempre en oposici�n y no tener concordia con nadie. �Todo Dios as� llamado� incluye a los dioses falsos con el Dios verdadero (comp. 1 Corintios 8:5 ): verdadero o falso, no le importa al anticristo celoso, que no quiere adorar nada m�s que a s� mismo.

Esto explica la adici�n de la cl�usula peque�a, "o que es adorado". Muchas cosas recibieron el homenaje religioso de los hombres sin ser llamadas dioses; y la palabra original ( sebasma ) tal vez pueda estar dise�ada para insinuar uno de esos cultos, a saber, el culto al Augusto ( Sebastos ). Sin embargo, ser�a inveros�mil ver en esto una profec�a directa de conflicto entre el Anticristo y el Poder Civil; aunque debe admitirse que incluso la palabra "dioses" se usa a veces para los gobernantes seculares ( p.

p. ej., Salmo 82:1 ; Juan 10:34 ), en cuyo sentido algunos lo toman aqu�.

De modo que �l como Dios. - Las palabras �como Dios� no forman parte del texto original y deben tacharse. En varios otros puntos, sin embargo, nuestra versi�n no resalta la blasfemia del acto con tanta claridad como el griego. Literalmente ser�a, �con el fin de asentar a s� mismo en el santuario de Dios, haci�ndose fuera que �l es Dios.� El "s� mismo" pone de manifiesto la arrogancia espont�nea del hecho; el Hombre de Pecado no se rinde simplemente a los aduladores serviles.

El "sentarse" no est� en el tiempo de la costumbre habitual, pero indica un acto expresivo de tomar posesi�n. El "adentro" (literalmente, adentro ) saca a relucir la idea de una intrusi�n real; mientras que la palabra para "templo" no es el nombre general para todo el grupo de edificios con sus patios, sino la casa sagrada en s�: es la palabra que describir�a el Lugar Sant�simo (ver Mateo 23:35 ; Mateo 27:5 ; Mateo 27:51 ; Hechos 17:4 ) del templo jud�o; y probablemente sea el propiciatorio el que suministre la imagen a la mente de San Pablo ( Salmo 99:1 ).

El templo de Dios. - Aunque la imagen est� extra�da del templo jud�o, podemos decir con cierta confianza que San Pablo no esperaba que el Anticristo, como un hecho en prosa, tomara asiento en ese edificio. Tampoco la met�fora debe convertirse en un mero sin�nimo de "la Iglesia" ( 1 Corintios 3:17 ). Las palabras, hasta ahora, no tienen por qu� significar necesariamente que el Hombre de Pecado har� demandas especiales sobre la comunidad cristiana como tal.

M�s bien, toda la frase, "tomar su asiento en el templo de Dios", es una descripci�n po�tica o prof�tica de usurpar las prerrogativas divinas en general: no las prerrogativas del Dios verdadero solamente, sino las prerrogativas que se han ofrecido a algo "llamado Dios". " Aunque la profec�a podr�a cumplirse sin ning�n acto simb�lico ( por ejemplo, de asumir un trono material), sin embargo, la espontaneidad ("�l mismo) y la apertura (" mostrarse a s� mismo ") parecen tan esencialmente partes de la profec�a que necesariamente implican que el Man of Sin har� formalafirman ocupar ese asiento central en las mentes y aspiraciones de los hombres que se reconoce que se debe �nicamente a Dios. La formulaci�n formal de esta afirmaci�n parece ser id�ntica al apocalipsis del Hombre de Pecado, el acto por el cual se manifiesta o revela.

Mostr�ndose a s� mismo. - O, luci�ndose as�. No significa que intente probar que es Dios; la palabra s�lo lleva a cabo la representaci�n pict�rica del Hombre de Pecado que se entroniza sobre el Propiciatorio y, mediante ese acto de sesi�n, exhibe su pretendida divinidad. Como se ha dicho, la realizaci�n de un acto t�pico no es de consecuencia vital para el cumplimiento de la profec�a (como, e.

p. ej., Zacar�as 9:9 podr�a haberse logrado verdaderamente sin la cabalgata literal de Mateo 21:7 ), aunque hay pocos grandes movimientos que no se expresan en actos t�picos externos; pero estas palabras muestran que (a menos que San Pablo estuviera equivocado) se har� un reclamo expl�cito de sumisi�n, como el de la criatura al Creador.

Incluso si el "hombre de pecado" s�lo significa una tendencia, no una persona, sin embargo, esta "exhibici�n de s� mismo como Dios" dif�cilmente se satisfar�a con una concesi�n social, por muy generalizada que sea, a un esp�ritu general de (digamos) lujo carnal o ateo intelectualismo, sin las pretensiones de estos ideales son eo nomine presentada y conscientemente admiti�. Pero es dif�cil creer que cualquier cosa que se declare atea pueda decirse que reclama expl�citamente o recibe honores divinos.

Por lo tanto, parece muy probable que la gran Apostas�a no se vuelva abiertamente atea, sino que ser� una apostas�a (por as� decirlo) dentro de la Iglesia, y que el Hombre de Pecado, que encabeza esa Apostas�a, har� un reclamo especial sobre el cristiano. Iglesia para conceder conscientemente los mismos honores que rinde al Dios vivo.

Versículo 5

No te acuerdes. - Una reprimenda del mismo car�cter que Romanos 6:3 ; 1 Corintios 6:19 , y, como aquellos, apuntados a la ignorancia de lo que en los d�as apost�licos se pensaba que eran los seis puntos fundamentales de la ense�anza cristiana ( Hebreos 5:12 ; Hebreos 6:1 ).

La doctrina del Anticristo naturalmente formar�a parte del curso sobre resurrecci�n y juicio. Esto explica c�mo se hizo cumplir la doctrina (1) tan temprano en la educaci�n de las iglesias cristianas: �cuando a�n estaba con vosotros� (ver Introducci�n a la Primera Ep�stola a los Tesalonicenses ); y (2) de manera tan enf�tica y repetida: "mi h�bito era decirte estas cosas" - porque la palabra traducida "cont�" est� en tiempo imperfecto, lo que significa m�s que una sola acci�n.

N�tese que en el ansioso recuerdo personal de San Pablo, de esta ense�anza, por una vez (y en ning�n otro lugar) se olvida de Silas y Timoteo: no "nosotros", sino "yo". �Imag�nese un falsificador que deber�a forjar con tanta sutileza! Observe tambi�n cu�n err�nea es la opini�n de que San Pablo en esta ep�stola se aleja de su ense�anza anterior sobre el Adviento y su fecha.

Versículo 6

Y ahora lo sabes. - No �ahora, por lo que acabo de decir�, porque todav�a no se ha dicho nada en la Carta de la que los tesalonicenses pudieran recoger lo que detuvo la manifestaci�n prematura del Hombre de Pecado. La palabra "ahora" no se usa exactamente en un sentido temporal, sino como introducci�n a otro elemento. �Te acuerdas del Anticristo y sus caracter�sticas: muy bien; y ahora, �qu� retiene al Anticristo? T� tambi�n lo sabes.

�Sabiendo no solo que el apocalipsis del Anticristo debe preceder al de Cristo, sino tambi�n que el Anticristo no pod�a revelarse a s� mismo todav�a, porque el camino estaba bloqueado por algo que todav�a (como vieron) no hab�a sido removido, los tesalonicenses eran absurdos al actuar como si el d�a del Se�or fuera ven.

Qu� retiene. - M�s bien, lo que retiene: no lo conoc�an simplemente como un dogma, sino como un objeto familiar. "Est�s perfectamente familiarizado con lo que act�a como un freno al Hombre de Pecado". A diferencia del propio Hombre de Pecado, que era una figura oscura en el misterioso futuro, el Obst�culo estaba presente y era tangible. Es posible que hayan olvidado qu� es la cosa, pero San Pablo les agita la memoria dici�ndoles que conocen bien la cosa en s�.

Debe ser un poder marcado y poderoso que pueda prevenir el desarrollo del gran Anticristo. Al mismo tiempo, la doctrina de San Pablo es que este poder marcado est� destinado a desaparecer con el tiempo ( 2 Tesalonicenses 2:7 ). Posiblemente, entonces, San Pablo se abstenga de nombrarlo por escrito, no solo porque desea ejercitar la memoria de los tesalonicenses, sino tambi�n por temor a que el poder descubra y desapruebe sus profec�as. Para saber qu� es el poder de retenci�n, consulte el Excursus sobre la interpretaci�n de la profec�a.

Que podr�a ... en su tiempo. - O, con miras a que se revele en el momento oportuno. No es que el poder de retenci�n est� consciente de tal deseo, pero el dise�o de Dios es usar ese poder para ese prop�sito.

Versículo 7

Para. - L�gicamente, el "para" pertenece a la cl�usula "el que deja"; as�: "Porque, aunque el misterio ya est� en acci�n, el maligno no ser� revelado hasta que el que ahora retiene desaparezca".

El misterio de la iniquidad ya funciona. - Tanto �misterio� como �iniquidad� tienen el art�culo en griego, quiz�s (como en 2 Tesalonicenses 2:3 ) porque la frase era bien conocida por los tesalonicenses. La anarqu�a es una traducci�n m�s literal que "iniquidad"; la misma palabra en 1 Juan 3:4 se traduce �la transgresi�n de la ley.

La palabra "misterio" en griego no implica necesariamente ninguna noci�n de misterio en nuestro sentido moderno. Significa un secreto (que puede ser, por su propia naturaleza, bastante simple) conocido por los iniciados, pero que no puede ser conocido hasta que sea divulgado. Aqu� todo el �nfasis se pone, por un orden muy peculiar de las palabras griegas, sobre la palabra "misterio". Puede parafrasearse as�: - �Porque como un secreto, en el que el mundo a�n no ha sido iniciado, esa anarqu�a ya est� en acci�n.

As�, la palabra "misterio" contrasta fuertemente con la palabra "revelado" en 2 Tesalonicenses 2:6 ; 2 Tesalonicenses 2:8 : el tiempo de publicar, confesar abiertamente, el secreto a�n no ha llegado.

Entonces, �a qui�n se conoce ahora el misterio de esa anarqu�a? No a todos los que est�n contribuyendo a su manifestaci�n final, porque la mayor�a de ellos son enga�ados por ella ( 2 Tesalonicenses 2:10 ) y, aunque comparten la Apostas�a, todav�a se creen miembros de la Iglesia. El misterio es conocido por Dios y (1) por cristianos iluminados como St.

Paul; (2) a Satan�s y algunos hombres sat�nicos que confiesan su verdadero objetivo al unirse al movimiento. Aunque se dice que el misterio funciona (el verbo expresa una actividad interior, por ejemplo, 1 Tesalonicenses 2:13 ; Romanos 7:5 , como la levadura en la masa), no es una cosa personal, no (como �Hombre de Pecado �,� aquello que retiene �) una descripci�n encubierta de cualquier persona o conjunto de personas; es �nicamente el designio no confesado el que est� ganando gradualmente influencia sobre los corazones de los hombres: es el mismo movimiento que el �alejamiento� de 2 Tesalonicenses 2:3 .

En varios lugares ( por ejemplo, 2 Pedro 2:1 y ss .; Judas 1:18 y ss. ) Se habla del lado m�s burdo de la "apostas�a", pero aqu� la "anarqu�a" parece no significar tanto el antinomianismo ordinario como insubordinaci�n a Dios - rebeli�n.

S�lo �l ... - M�s correctamente, S�lo [ no puede ser revelado ] hasta que el que ahora retiene desaparezca de en medio. La versi�n en ingl�s ha oscurecido el significado al poner "letteth", aunque la palabra es precisamente la misma que en 2 Tesalonicenses 2:6 - la �nica diferencia es que all� estaba neutro: "la cosa que retiene"; mientras que aqu� es masculino: ��l.

"Evidentemente en la mente de San Pablo hab�a un gran poder de obstrucci�n, que fue recogido y ejercido por la persona as� descrita:" el que retiene ". C�mo este potentado �desaparecer�a de entre nosotros� San Pablo no da ninguna pista; pero obviamente no por la muerte: porque, a menos que el poder mismo desapareciera con �l, su sucesor ser�a igualmente "el que ahora retiene". Por lo tanto, podemos decir que la profec�a se cumplir�a si �el que retiene� resultara ser toda una sucesi�n de personas; Dif�cilmente tenemos el mismo derecho a decirlo del "Sin ley".

Versículo 8

Y luego. - Entonces, por fin, cuando el obstructor se haya ido, suceder�n dos cosas: (1) se revelar� el inicuo, y (2) entonces el Se�or vendr� y lo destruir�. El prop�sito con el que San Pablo comenz� este cap�tulo fue mostrar relativamente la fecha del advenimiento de nuestro Se�or; pero ahora est� tan absorto en describir los acontecimientos que deben precederlo, que cuando vuelve a mencionar el Adviento lo hace en una cl�usula relativa entre par�ntesis.

Ese malvado. - O, el sin ley. La versi�n en ingl�s ha vuelto a oscurecer el pasaje al no mantener la misma palabra que en 2 Tesalonicenses 2:7 . La tendencia general al �desafuero� o la �rebeli�n� llegar� a un punto cr�tico en la persona del �Sin ley� o �el� Rebelde �, as� como la� obstrucci�n �se personifica en� el Obstructor �.

La publicaci�n del �secreto de la rebeld�a� se efectuar� mediante el manifiesto del Rebelde en Jefe. Por supuesto, este Rebelde es la misma persona que el Hombre de Pecado, el cambio de t�tulo se debe a la particularizaci�n de su pecado por la palabra �desafuero� en 2 Tesalonicenses 2:7 ; la especificaci�n del tiempo es la �nica inteligencia adicional; todo el �nfasis de la oraci�n, por lo tanto, se basa en "Y luego".

El Se�or. - El mejor texto agrega el nombre de Jes�s, que sirve m�s claramente para contrastarlo con su rival. La palabra "qui�n" podr�a parafrasearse m�s claramente con "y �l".

Con el esp�ritu de su boca. - San Pablo est� citando aproximadamente de Isa�as 11:4 (comp. Job 4:9 ; Salmo 18:15 ; Wis. 11:20: �Podr�a haberse ca�do de un solo golpe.

... esparcidos por el soplo de Tu poder �); y por lo tanto debemos entender que significa la perfecta facilidad con la que Cristo destruir� al Anticristo. Incluso cuando la frase se usa en el habla (como quiz�s lo sea aqu�), la ausencia de trabajo es el punto que debe notarse ( p. Ej., Salmo 33:6 ).

Con el brillo de su venida. - M�s bien, con la aparici�n de Su presencia. Aqu�, nuevamente, es el mero hecho de que el verdadero Cristo se muestre, lo que reducir� a la nada (tal es el significado del griego para "destruir") al falso Cristo. Cuando se enfrenten cara a cara, ya no habr� posibilidad de enga�o.

Versículo 9

Incluso �l, cuya venida. - El "aun �l" no est� en griego; y "cuyo" podr�a, de nuevo, ser traducido por �l mismo, o tal vez "aunque sea suyo". El prop�sito de los siguientes vers�culos no es simplemente describir al Anticristo m�s completamente, sino comparar palabra por palabra su venida con lo que lo aniquilar�. Nuevamente se usa para Anticristo una palabra peculiar consagrada al Cristo: �venida� (literalmente presencia ) , siendo la palabra usada en 2 Tesalonicenses 2:8 , as� como en 2 Tesalonicenses 2:1 , y con frecuencia. A pesar de que la farsa est� bien levantada, se ver� que es una farsa.

Es ... con todo el poder. - �Es:� San Pablo ve el futuro como presente. El predicado no es "despu�s del trabajo", sino "en todo poder", etc. El advenimiento del Anticristo estar� en ( es decir, rodeado de, acompa�ado de) todo tipo de milagros, "seg�n la obra de Satan�s" , es decir, no solo obra de Satan�s, sino hasta la plena capacidad de Satan�s para obrarlos. La palabra "mentir" (literalmente, de falsedad ) debe ir con los tres nombres, "todo poder, se�ales y prodigios falsificados".

�Las tres palabras se amontonan para aumentar el terror de la descripci�n; si los presionas, quieren decir que habr� una demostraci�n de poder, para dar fe de la doctrina del Anticristo (se�ales) y para mantener a los hombres hechizados en admiraci�n por �l (maravillas). El Anticristo, como Cristo ( 1 Timoteo 6:15 ), tiene uno para apoyarlo: Satan�s en lugar de Dios; �l, como Cristo ( Lucas 21:25 ), tendr� sus milagros, pero milagros de enga�o, no de verdad.

Versículo 10

Y con todo enga�o. - "Enga�abilidad" no significa "disposici�n para ser enga�ado" , pero, seg�n el uso del ingl�s antiguo, tiene un significado activo; las palabras incluyen y ampl�an la lista que se acaba de dar "en todo poder falso y se�ales y maravillas, y, de hecho, en todo fraude inicuo".

En los que perecen. - M�s bien, para ellos. Estas no son las personas que ejercen el fraude, sino los objetos del mismo. La palabra depende no s�lo de "enga�o", sino de toda la oraci�n: "su venida (para ellos) es", etc. San Pablo a�ade las palabras para consolar a �los que se salvan�: no ser� posible seducir a los elegidos ( Marco 13:22 ).

�Los que perecen� ( 1 Corintios 1:18 ; 2 Corintios 2:15 ; 2 Corintios 4:3 ; comp. Tambi�n Hechos 2:47 ) es una frase que no contiene ninguna referencia a la doctrina de la predestinaci�n, sino que simplemente describe la clase; los hombres que se dejan enga�ar as� est�n, de hecho, a punto de perecer.

Porque. - Aqu� entra la cuesti�n del decreto de Dios. La frase traducida �porque� significa �en compensaci�n del hecho de eso�, lo que a la vez implica que el haber sido enga�ados por la venida del Anticristo es una visita judicial. (Vea el vers�culo siguiente.) �No recibieron� , es decir , se les ofreci� y lo rechazaron; no, como ense�ar�a el calvinismo, porque no les fue dado.

La gracia del amor a la verdad se nos ofrece junto con cada nueva presentaci�n de la verdad; si somos demasiado indolentes para examinar si es verdad, estamos rechazando el amor a la verdad. Esto es peor que no aceptar la verdad misma: si tan solo hubieran aspirado a saber cu�l era la verdad, se habr�an salvado, incluso si, de hecho, se hubieran equivocado.

Versículo 11

Y por esta causa , es decir , porque no les importaba si las cosas eran verdad o no. Este vers�culo no es una mera repetici�n de 2 Tesalonicenses 2:9 . All� se nos habl� de los peligros externos que acompa�ar�an a la venida del Anticristo por los que perecen: debido a que no se hab�an preocupado por la verdad, por lo tanto, la presencia del Hombre de Pecado, que ni siquiera pod�a poner en peligro a los amantes de la verdad, estar�a para ellos llena de maravillas especiales y fraudes con los que podr�an ser enga�ados.

Aqu� se expone el efecto sobre ellos mismos de negarse a aceptar el regalo de Dios del amor a la verdad: Dios les quita (por Su ley natural) su poder de discernir lo verdadero de lo falso, y as� (por as� decirlo) realmente enga�a. ellos. Todo pecado voluntario hace este doble da�o: fortalece el poder de la tentaci�n exterior; debilita el poder de resistir dentro. Para una ilustraci�n, vea 2 Cr�nicas 18:7 ; 2 Cr�nicas 18:22 : Acab solo se preocupa por lo agradable, no por lo verdadero, y el Se�or le paga enviando un esp�ritu de mentira para seducirlo.

Enviar�. - El griego ha enviado : as� �es� en 2 Tesalonicenses 2:9 : San Pablo lo ve todo sucediendo ante sus ojos. �Un enga�o fuerte� deber�a ser �una operaci�n interna eficaz del error�, ya no una mera indiferencia a la verdad, sino una influencia real del error en sus corazones.

Esta obra interna de error es enviada �con miras a que crean la mentira� (el griego tiene el art�culo definido) - la mentira (es decir) que el Anticristo quiere hacerles creer. �Una combinaci�n terrible cuando Dios y Satan�s se ponen de acuerdo para enga�ar a un hombre! Sin embargo, qu� est�mulo ver a Dios usando a Satan�s para sus propios prop�sitos.

Versículo 12

Eso es todo. - Este es el prop�sito de Dios al hacerles creer la mentira: "para que, todos y cada uno, puedan ser juzgados". El que no desea la muerte de un pecador, ahora se dice que hace planes con la intenci�n de juzgarlo: �tales son las atrevidas contradicciones de la Biblia! Sin embargo, no debe olvidarse ni por un momento que Dios no comenz� a querer el juicio del pecador hasta despu�s de haberle ofrecido gratuitamente el amor de su propia verdad bendita y haber sido rechazado. Una vez que el pecador es incurable, la �nica manera de vindicar la verdad y la justicia es apresurarse en su condenaci�n, sea lo que sea que esa condenaci�n pueda significar.

Quienes no creyeron en la verdad ... - Una vez m�s se insiste en la ofensa por la que son condenados. El suyo no es un pecado de fantas�a. Lo que Dios quer�a que creyeran no era un dogma fant�stico, alguna ficci�n entre la cual y las ficciones del Hombre de Pecado no hab�a nada moralmente para elegir, sino la verdad inviolable a la que Dios mismo est� atado. Pero se complaci� en la injusticia (as� dice el griego): i.

e., conscientemente dieron su consentimiento moral a la injusticia de 2 Tesalonicenses 2:10 , la injusticia que buscaba imponerse sobre ellos, y a la que nunca hubieran sido inducidos si hubieran amado la verdad.

Versículo 13

Pero estamos atados. - A esto se le puede llamar una recurrencia al sujeto eliminado a 2 Tesalonicenses 1:3 . El pronombre es algo enf�tico. Podr�a haber parecido m�s natural haber agudizado el contraste entre los cristianos tesalonicenses y las personas infelices que acabamos de mencionar al comenzar con �Pero t�.

Sin embargo, es parte de la delicadeza de la simpat�a de San Pablo describir m�s bien el efecto sobre �l y sus dos compa�eros de observar ese contraste. Se pone a trabajar en el contraste.

Amado del Se�or. - Precisamente la misma frase que en 1 Tesalonicenses 1:4 , excepto por la sustituci�n de �el Se�or� por �Dios�, que muestra la concurrencia del Hijo Eterno en las predestinaciones de Su Padre. Como en el pasaje anterior, el tiempo verbal (�que han sido amados�) hace pensar al lector en la duraci�n eterna de ese amor ( Jeremias 31:3 ), y est� nuevamente conectado con el misterio de la elecci�n.

"Oh amor, que antes de los primeros amaneceres de la vida
Sobre m� has ??depositado suavemente tu elecci�n".

Ha ... elegido. - El tiempo griego debe traducirse por eligi�, refiri�ndose al momento definido (por as� decirlo) en los consejos divinos cuando la elecci�n fue fijada. Este momento se define como "desde el principio", es decir, desde la eternidad que precede al origen del tiempo, llamado por el mismo nombre en G�nesis 1:1 ; Juan 1:1 y 1 Juan 1:1 .

No significa simplemente "desde el principio" , es decir, desde el momento en que pensaste por primera vez en ti. Se dice que la frase id�ntica no se repite en San Pablo. Se puede notar que hay una sorprendente lectura diversa en algunos de los manuscritos, que implica el cambio de una sola letra, lo que nos dar�a (en lugar de "te eleg� desde el principio") "te eleg� como primicias". Comp. Santiago 1:18 ; pero la lectura en el texto est� mejor respaldada.

A la salvaci�n. - Esta �salvaci�n� contrasta con la �destrucci�n� ( 2 Tesalonicenses 1:9 ), �perdici�n� ( 2 Tesalonicenses 2:3 ) o �perecer� ( 2 Tesalonicenses 2:10 ), todas las cuales representan lo mismo palabra en griego. De la ruina de un mundo, Dios hab�a elegido desde la eternidad a estos tesalonicenses para que salieran sanos y salvos.

Mediante la santificaci�n del Esp�ritu y la fe en la verdad. - Esto nos vuelve a ense�ar la idea apost�lica de la elecci�n. No es una predestinaci�n absoluta e irreversible a un estado particular de felicidad en el que el elegido debe entrar despu�s de la muerte. La �salvaci�n� est� presente, comenzada en esta vida ( Efesios 2:5 ; Efesios 2:8 ), y Efesios 2:8 por l�neas fijas, es decir, �en santificaci�n del esp�ritu y creencia en la verdad� (tal es la traducci�n literal).

La preposici�n "en" tiene aqu� la misma fuerza que en 1 Tesalonicenses 4:4 ; 1 Tesalonicenses 4:7 , es decir, " por medio de", "por un curso de". Por lo tanto, si Dios eligi� a los cristianos tesalonicenses para la salvaci�n mediante un curso de santificaci�n y fe, una cosa, en todo caso, est� clara: que si alguno de ellos abandona ese curso y cae en los errores y pecados denunciados en el p�rrafo anterior. vers�culos, entonces, en la mente del Ap�stol, habr�an perdido su salvaci�n, a pesar de que Dios los eligiera.

En consecuencia, nos vemos obligados a una de dos teor�as: o que el hombre no tiene libre albedr�o en absoluto, el car�cter moral de sus acciones depende tan enteramente de Dios como su destino final; o bien, que el hombre es libre y que Dios lo escoge para que disfrute de oportunidades especiales de santificaci�n y de fe correcta, que el hombre puede aceptar o rechazar como le plazca. La primera de estas teor�as est� abierta a la pregunta de por qu�, si Dios es responsable del car�cter moral de las acciones de sus elegidos y de su creencia, no los santifica de una vez y por completo, y hace que cada uno sea infalible en doctrina; pero, en cualquier caso, la moral o el credo laxos son tan incompatibles con la esperanza de un calvinista como con la de un cristiano ortodoxo.

�Santificaci�n de esp�ritu� parece significar �santificaci�n espiritual�: un proceso interno, no meramente un cambio externo de conducta. Esto, por supuesto, es obra de la acci�n del Esp�ritu Santo sobre nuestros esp�ritus; pero la omisi�n del art�culo definido en el griego es dif�cil de explicar si el "esp�ritu" mencionado no es el esp�ritu sobre el que se act�a. �Creer en la verdad� se opone a �creer en la mentira�, de 2 Tesalonicenses 2:11 : la aceptaci�n de los hechos como son, especialmente los hechos profundos de la revelaci�n, es siempre el gran medio de santificaci�n en la Sagrada Escritura ( Juan 17:17 ).

Versículo 14

A lo que. - Del g�nero neutro del pariente en el griego vemos que el antecedente en la mente de San Pablo no es exactamente "creencia en la verdad", ni exactamente "santificaci�n del esp�ritu", ni tampoco exactamente "salvaci�n", sino el estado general de vida que se compone de estas tres nociones: "a qu� te llam�". La elecci�n o elecci�n tiene lugar en la eternidad ( 2 Tesalonicenses 2:13 ); el llamado en ese momento cuando los hombres escuchan el evangelio por primera vez. (Ver Romanos 8:30 .)

Por nuestro evangelio - es decir , por supuesto, "por traerles el mensaje feliz" - se profundiza en la entrega hist�rica del mensaje m�s que en su contenido.

Para la obtenci�n de la gloria de nuestro Se�or. - Casi todos los comentaristas antiguos lo traducen, "para obtener gloria de nuestro Se�or"; y San Cris�stomo dice, bellamente: �No es poca cosa esto tampoco, si Cristo estima nuestra salvaci�n su gloria. Es, en verdad, una gloria para el que ama a los hombres que el n�mero de los que est�n siendo salvos sea grande ". Pero esta versi�n no es tan f�cil gramaticalmente como la nuestra, ni se adapta tan bien al contexto.

San Pablo anima a sus lectores con el mismo pensamiento sobre su destino que ha propuesto en 2 Tesalonicenses 1:11 : la identidad de la alegr�a del Redentor y los redimidos ( Mateo 25:23 ). Es bueno observar que Dios no los llam� directamente �para la gloria de nuestro Se�or�, sino �para la obtenci�n� de la misma.

Este "obtener" no significa una recepci�n innecesaria de gloria en el �ltimo d�a, sino un laborioso proceso de "ganarla" o "comprarla" durante esta vida. La palabra es la misma que se usa en 1 Tesalonicenses 5:9 , donde ver Nota.

Versículo 15

Por tanto, hermanos, estad firmes. - Tal exhortaci�n es, en s� misma, concluyente contra una teor�a de la predestinaci�n irreversible. "Porque Dios te eligi� desde la eternidad y te llam� en el tiempo, por lo tanto, mantente firme". Si les fuera imposible abandonar su terreno, ser�a innecesario exhortarlos a mantenerlo. Si fuera posible para ellos abandonar su terreno y, sin embargo, estar tan bien despu�s de todo, tambi�n ser�a innecesario.

Al mismo tiempo, el "por tanto" saca una conclusi�n, no solo de 2 Tesalonicenses 2:14 , sino que resume toda la disquisici�n del cap�tulo: "Ahora que se le recuerda la verdadera doctrina adventista".

Mantenga las tradiciones. - La misma palabra que en Marco 7:3 ; Marco 7:8 , "manteniendo la tradici�n de los ancianos"; tambi�n en el mismo sentido metaf�rico en Colosenses 2:19 ; Apocalipsis 2:13 .

La acci�n expresada es un agarre vigoroso y pertinaz, como (por ejemplo) del hombre cojo que agarra a los Ap�stoles en Hechos 3:11 . San Cris�stomo comenta: �De aqu� se desprende que no sol�an entregar toda su tradici�n por carta, sino mucho sin escribir adem�s, y que ambos son igualmente dignos de fe.

Por tanto, consideremos digna de fe la tradici�n de la Iglesia. Es tradici�n: no hagas m�s preguntas �. �Cu�les eran estas "tradiciones" que era tan esencial mantener? El contexto muestra que las tradiciones particulares que estaban m�s conscientemente en la mente de San Pablo en ese momento, eran sus ense�anzas escatol�gicas, que les fueron dadas mientras estaba entre ellas, cuya tradici�n les ha estado recordando brevemente en este cap�tulo ( 2 Tesalonicenses 2:5 ): porque la exhortaci�n es pr�cticamente una reanudaci�n de la dada en 2 Tesalonicenses 2:2 .

"En lugar de dejarse seducir por los falsificadores de profec�as o nuestras comunicaciones, recuerde las cuidadosas instrucciones que le dimos de una vez por todas". Al mismo tiempo, habla en general y no debemos limitar sus palabras a esa tradici�n en particular. Todo lo que pueda atribuirse al origen apost�lico pertenece a la esencia de la fe. Deben �retener tenazmente� todas sus tradiciones, y estas incluir�an instrucciones doctrinales (como 1 Corintios 15:3 ; Judas 1:3 ), ceremoniales ( 1 Corintios 11:2 ; 1 Corintios 11:23 ) y morales ( 2 Tesalonicenses 3:6 ; 2 Pedro 2:21 ).

Como tema de controversia, no es tan notable que exhortara a sus conversos a aferrarse a su propia ense�anza oral ("ya sea por palabra") como si en un per�odo tan temprano llamara su atenci�n especial a lo que gradualmente iba a suplantar (al menos, en asuntos doctrinales) toda tradici�n independiente no escrita - la Sagrada Escritura (�nuestra Ep�stola�). San Pablo puede hablar en ocasiones tan despectivamente de las �tradiciones de los hombres� como lo hizo nuestro Se�or ( Colosenses 2:8 ).

Por supuesto, depende enteramente del car�cter individual de cualquier tradici�n si, y en qu� medida, debe ser "sostenida" o condenada como "humana". En la Iglesia no se pueden mantener juntas tradiciones mutuamente contradictorias �; y por lo tanto, cualquier tradici�n "por palabra" que est� en desacuerdo con la tradici�n escrita ( es decir, la Escritura) es necesariamente condenada.

Por palabra, o por nuestra ep�stola. - El "nuestro" pertenece a ambos: "ya sea por palabra o por ep�stola nuestra". A menos que San Pablo les hubiera escrito alguna otra carta, ahora perdida, esto prueba que la �Primera� Ep�stola fue en realidad la que se escribi� antes. �Se les ha ense�ado� debe ser �nos estamos ense�ados� - el hist�rico tensa.

Versículo 16

Ahora. - Mejor, Y, conectando estrechamente la oraci�n con la exhortaci�n, como en 1 Tesalonicenses 5:23 . "Una vez m�s", dice San Cris�stomo, "oraci�n tras consejo: esto es para ayudar en serio". La palabra "�l mismo", como en el pasaje citado, contrasta el poder omnipotente de nuestro Se�or con las instrucciones parciales y la ayuda d�bil que incluso los ap�stoles pod�an dar, y con la impotencia de los cristianos tesalonicenses para mantenerse firmes en sus propias fuerzas.

Nuestro Se�or Jesucristo mismo, y Dios, nuestro Padre. - El orden de menci�n es inusual. (V�ase, sin embargo, 2 Corintios 13:3 ) No tiene la intenci�n de mostrar la igualdad de las Personas Benditas, lo que se hace s�lo incidentalmente por el hecho de que la misma aspiraci�n se dirige a ambos. Probablemente, de hecho, los nombres est�n dispuestos para formar un cl�max: St.

Pablo habiendo hablado primero de la Persona cuya obra en el coraz�n es m�s inmediata, y luego observando celosamente no sea que de alguna manera haga que el Padre Eterno parezca menos interesado en nuestro bienestar que el Hijo. Toda devoci�n y doctrina primitivas se oponen marcadamente a la tendencia a descansar en el Mediador sin una fe viva y real en el Padre que lo envi�.

Que nos am�. - El amor hacia nosotros es especialmente (tan terriblemente incorrecto es gran parte del lenguaje popular sobre la Expiaci�n) la caracter�stica del Padre. (V�ase, por ejemplo, Juan 3:16 ; Juan 17:23 ; 2 Corintios 13:3 ; Efesios 2:4 ; 1 Juan 4:10 .

) Es en el pensamiento de este tierno amor de Dios por nosotros que el escritor agrega inmediatamente el t�tulo entra�able " Padre nuestro ". Este amor parece ser mencionado aqu� como la base sobre la cual el escritor descansa su esperanza para el cumplimiento de su oraci�n. Debe traducirse literalmente, que nos am� y nos dio , siendo el momento aparentemente (como en Juan 3:16 ) el momento de proporcionar la Expiaci�n por nuestros pecados.

Consuelo eterno. - Esto significa �una fuente de consuelo siempre presente�, de la cual ninguna persecuci�n puede robarnos. Este dar consuelo es la prueba o explicaci�n de la afirmaci�n de que �l �nos am� y se refiere al mismo acto. Nuestro consuelo infalible reside en el pensamiento del amor de Dios ejemplificado en la Encarnaci�n de Su Hijo.

Buena esperanza por la gracia. - Estas palabras deben estar estrechamente unidas. Dios nos dio no solo un consuelo en las pruebas presentes, sino una dulce perspectiva en el futuro; pero esta dulce perspectiva nos pertenece s�lo " en gracia" (la versi�n literal). Toda nuestra esperanza se basa en la continuidad de la fuerza espiritual impartida por el Padre a trav�s del Hijo y el Esp�ritu. Las palabras calificativas "en gracia" se agregan a "esperanza" de la misma manera que las palabras "en santificaci�n" se agregan a "salvaci�n" en 2 Tesalonicenses 2:13 .

Versículo 17

Consuelen sus corazones ... - "Consuelo", en referencia al "consuelo sin fin" de 2 Tesalonicenses 2:16 ; y "establecer", en referencia a la "buena esperanza en la gracia". El "coraz�n" necesita consuelo como asiento de las emociones. "En toda buena palabra y obra" (deber�a ser, obra y palabra ) significa en el mantenimiento de toda buena doctrina (en oposici�n a la falsa ense�anza que se hab�a difundido sobre el Adviento y las mentiras de la Apostas�a), y en la realizaci�n de toda buena pr�ctica (en oposici�n a la anarqu�a de la Apostas�a, y a la conducta desordenada de la que trata el cap�tulo siguiente: porque aqu�, como en 1 Tesalonicenses 3:13 , la oraci�n forma una introducci�n al tema siguiente) .

El n�mero singular de los verbos "comfort" y "stablish" (que, por supuesto, no aparece en ingl�s), tal vez se pueda explicar como en 1 Tesalonicenses 3:12 , donde ver Nota, aunque no es necesario Enti�ndalo, en la medida en que las cl�usulas de relativo intervinientes (en griego, participial) han dirigido toda la atenci�n al Padre, que puede ser considerado exclusivamente como el sujeto gramatical de los verbos.

Sin embargo, habr�a sido doloroso para los o�dos ortodoxos; aunque sea doctrinalmente justificable, haber usado un verbo plural. Es por estos peque�os toques incidentales, a�n m�s que por declaraciones doctrinales expresas, que aprendemos cu�l era la creencia real de los Ap�stoles con respecto a la Divinidad de Cristo; y podemos decir lo mismo con respecto a muchas otras grandes doctrinas.

Información bibliográfica
Ellicott, Charles John. "Comentario sobre 2 Thessalonians 2". "Comentario de Ellicott para Lectores en Inglés". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/ebc/2-thessalonians-2.html. 1905.