Bible Commentaries
Deuteronomio 12

Comentario de Ellicott para Lectores en InglésComentario de Ellicott

Versículo 1

XII.

(1) Estos son los estatutos y juicios. - La palabra Mitzv� - mandamiento o deber - no se usa aqu�. Tenemos ante nosotros instituciones y requisitos particulares .

Versículo 2

Destruir�is por completo. - En primer lugar, estos requisitos es la destrucci�n de todo vestigio de idolatr�a. En la tierra de Jehov� no debe haber rastro de ning�n otro dios que no sea �l. El incumplimiento de este mandato en la historia temprana de Israel ha llevado a algunos a suponer que el mandato en s� pertenece a tiempos posteriores. Pero debe observarse que la destrucci�n de estas cosas est� indisolublemente relacionada con la conquista del pa�s en detalle.

Era parte del trabajo asignado a las diversas tribus de Israel cuando Josu� dividi� la tierra. Su obra consist�a en conquistar los ej�rcitos cananeos y darle a Israel la posesi�n de sus principales ciudades. Luego asign� la tierra a las distintas tribus, para que la hicieran suya en todo momento. Obviamente, si cada tribu hubiera insistido en destruir todos los monumentos de idolatr�a en su propio territorio, debi� haber seguido uno de dos resultados: o el resto de las naciones cananeas debe haber estado excitado por nuevos actos de rebeli�n y hostilidad, que resultaron en su exterminio o de lo contrario deben haberse entregado por completo a la adoraci�n de Jehov�.

Pero Israel desobedeci� la orden. Ellos mismos no se rindieron a la idolatr�a en la �poca de Josu�. El disturbio hecho respecto al altar Ed (ver Josu� 22 ) es suficiente por s� mismo para probar el rigor de la ley contra los altares extra�os. Pero al quedar los cananeos sin ser molestados despu�s de que dejaron de resistir abiertamente, y sus objetos de adoraci�n sin ser molestados, hubo constantes tentaciones a la idolatr�a, a las cuales Israel cedi�.

Y as� no fue hasta los tiempos de Ezequ�as y Jos�as que estas leyes se llevaron a cabo. Pero esto no prueba que la ley haya llegado a existir entonces, como tampoco la condici�n actual de la raza humana prueba que el hombre no fue creado a la imagen de Dios en el Para�so.

Versículo 3

Destruye los nombres. - La sustituci�n en tiempos posteriores de boset por baal en los nombres de Jerobaal (Jerobaset), Esbaal (Isboset), Meribbaal (Mefiboset), es un ejemplo curioso del cumplimiento literal de este mandato, o, quiz�s, m�s bien del mandato en �xodo 23:13 , cuyo esp�ritu y significado concuerdan con esto.

Versículo 4

No lo har�is , es decir, no le servir�is en los montes altos y collados, ni debajo de todo �rbol frondoso, a la manera de las naciones.

Versículo 5

Sino al lugar que el Se�or vuestro Dios escoger� de entre todas vuestras tribus. - La forma misma del orden prueba su antig�edad. Nadie que estuviera familiarizado con el traslado de ese �lugar� de Silo a Nob, de Nob a Gaba�n, de Gaba�n a Jerusal�n, podr�a haber escrito con una inconsciencia tan absoluta de la historia posterior como lo implican estas palabras. Es notorio que en la lectura de este precepto en los tiempos de nuestro Se�or, los jud�os parecen haber llegado al estado de inconsciencia venida.

No pod�an consentir la presencia ni la adoraci�n de Jehov� en ning�n otro lugar que no fuera Jerusal�n. (Ver sobre este tema el discurso de San Esteban en Hechos 7 , y las pruebas incidentales que contiene de la presencia de Dios con Israel en muchos lugares, en respuesta a la acusaci�n hecha contra Esteban de predicar la destrucci�n del �nico lugar de culto idolatrado en Jerusal�n. )

Versículo 6

Y all� traer�is ... vuestros diezmos , es decir, lo que los jud�os entienden como el "segundo diezmo"; sobre lo cual ver Deuteronomio 12:17 .

Versículo 8

No har�is despu�s de todas las cosas que hacemos aqu� este d�a. - Otro precepto fuertemente marcado con la condici�n de Israel en el desierto. Los comentaristas recientes han pasado demasiado por alto que la ley de Mois�s tiene un lado prof�tico. Se le dio a �l y a Israel en un momento en que no estaban en condiciones de guardarlo. Era la ley de la tierra que Dios les dar�a.

En muchos sentidos, su observancia depend�a de que se completara la conquista de la tierra y de la tranquilidad de los tiempos en que viv�an. Este aspecto prof�tico ciertamente no fue ignorado por los jud�os, o no habr�an descuidado (por ejemplo) habitar en caba�as en la Fiesta de los Tabern�culos desde la �poca de Josu� hasta Nehem�as. (Ver Nehem�as 8:17 .) [2]

[2] Y compare la curiosa posici�n de la mand�bula en Lev�tico que les obligaba a vivir en caba�as. Ocurre como un ap�ndice fuera de las leyes regulares de esa fiesta ( Lev�tico 23:37 ).

Versículo 9

A�n no hab�is venido al reposo ni a la herencia. - Ni el paso del Jord�n y la conquista de Josu� los llevar�an a �l.

Versículo 10

Cuando te d� descanso. - Rashi observa: "Esto no fue hasta los d�as de David". �l cita 2 Samuel 7:1 : �Aconteci� que cuando el rey se sent� en su casa, el Se�or le hab�a dado descanso de todos sus enemigos�.

Versículo 11

Entonces habr� un lugar. - La edificaci�n de Jerusal�n y del Templo trajo consigo a su debido tiempo el cumplimiento de la ley que se adjunta a la profec�a.

Versículos 13-14

Ten cuidado de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que veas, sino en el lugar que el Se�or escoja. - Algunos escritores modernos intentan establecer una contradicci�n entre este precepto y el de �xodo 20:24 : �En todos los lugares donde �xodo 20:24 mi nombre, vendr� a ti y te bendecir�.

�Pero no son realmente contradictorios. La elecci�n de Jehov� hace el lugar de la aceptaci�n. No siempre necesita elegir el mismo lugar. O esta ley en Deuteronomio fue escrita por Mois�s o no lo fue. De ser as�, debe tomarse en el mismo sentido que �xodo 20:24 . Si fue obra de tiempos posteriores, el escritor debe haber sabido perfectamente que Jehov� hab�a variado Su elecci�n de vez en cuando y, por lo tanto, el mandato debe tener todav�a el mismo sentido.

Rashi comenta las palabras "Mira que no ofrezcas ... en todo lugar que veas", es decir, que te venga a la mente, "sino que debes ofrecer por orden de un profeta, como, por ejemplo, El�as en el monte". Carmelo ". Parece claro que el principio general aqu� inculcado es el mismo que el de �xodo 20 y el de Lev�tico 17 .

La elecci�n de Jehov� constituye el lugar de adoraci�n. Los detalles pueden dejarse con seguridad a la direcci�n de los representantes Divinos autorizados en cualquier momento. Si los jud�os mismos no vieron ninguna dificultad o discrepancia en estas Escrituras, �es una prueba de sabidur�a que creemos dificultades? �No probamos m�s bien la imperfecci�n de nuestro propio entendimiento?

Versículo 15

No obstante, puedes matar y comer carne. - Esto puede muy posiblemente ser una peque�a modificaci�n de una ley hecha para el viaje por el desierto ( Lev�tico 17:3 ). All� est� prohibido "matar " un buey, un cordero o una cabra en cualquier lugar excepto en la puerta del tabern�culo. La palabra "matar", aunque a menudo se usa en forma de sacrificio, no puede limitarse a sacrificar en ese lugar, aunque los animales mencionados son todos animales de sacrificio.

Parecer�a que la pr�ctica de sacrificar esos animales en otro lugar, muy posiblemente por causa de la fiesta que sigui�, se hab�a vuelto tan com�n que era necesario prohibir su muerte en cualquier lugar que no fuera en la puerta del tabern�culo. Pero la continuaci�n de este precepto en Cana�n dejar�a de comer carne por completo. De ah� la excepci�n que se hace aqu�.

Como del corzo y como del ciervo. - La menci�n frecuente de estos animales a este respecto sugiere la idea de que la caza y captura de ellos puede no haber sido algo poco com�n en la naturaleza.

Versículo 16

La derramar�is sobre la tierra. - Este acto era una parte necesaria de toda matanza de un animal para la alimentaci�n. La sangre, que es la vida, debe ser derramada sobre la tierra para Dios, ya sea que la v�ctima haya sido enviada al altar o no. Era un recordatorio continuo de la necesidad de que el sacrificio de la muerte de Cristo continuara hasta que �l viniera. Por tanto, el acto fue, en cierto sentido, sacramental.

Versículo 17

El diezmo. - Esto lo entienden los comentaristas jud�os de lo que se llama "el segundo diezmo". La eliminaci�n se especifica m�s particularmente en Deuteronomio 14:22 . (V�ase tambi�n Deuteronomio 26:12 , etc.)

Versículo 18

El levita que est� dentro de tus puertas. - Aqu� se anticipa la distribuci�n de los levitas entre las distintas tribus (ordenada en N�meros 35:1 ), y realizada por Josu� ( Deuteronomio 21 ). Los levitas ten�an esta provisi�n en Israel hasta que Jeroboam y sus hijos los desecharon, cuando emigraron al reino de Jud� ( 2 Cr�nicas 11:13 ).

Versículo 20

Cuando el Se�or tu Dios ensanche tu frontera ... - Este y los siguientes vers�culos (20-25) son perfectamente inteligibles como una expansi�n de Deuteronomio 12:15 , y una modificaci�n de la regla estricta introducida en Lev�tico 18:2 , etc. La distancia desde el lugar de culto central hasta los l�mites de la tierra ser�a manifiestamente demasiado grande para que todos los festejos se limitaran a ese �nico lugar.

Versículo 25

Para que te vaya bien. - Muy posiblemente, aqu� se contempla el efecto tanto f�sico como moral de la regla.

Versículo 26

Solo tus cosas santas ... y tus votos. - Las cosas santas probablemente significan los primog�nitos, que eran necesariamente santos, y deb�an ser hechos holocaustos ( Deuteronomio 12:6 ). El segundo diezmo tambi�n se consider� santo. El primer diezmo, o provisi�n ordinaria para los levitas (ver N�meros 18 ), no se consideraba santo. Los votos pueden ser holocaustos u ofrendas de paz.

Versículo 27

La sangre de tus sacrificios , es decir, ofrendas de paz, la �nica clase de la que pueden participar tanto el adorador como el sacerdote.

Versículo 30

Ten cuidado de no caer en una trampa. - Una precauci�n necesaria. El �miedo� a las deidades paganas a menudo se adhiri� a sus asientos de adoraci�n. Se consider� necesario advertir a Israel contra el temor de ellos y el temor de ellos en tiempos mucho m�s tard�os. (Ver Jeremias 10:2 .)

Versículo 32

Lo que sea que te ordene. - Ning�n escritor posterior podr�a poner estas palabras en boca de Mois�s, si hubiera alterado los preceptos de Mois�s en un grado apreciable.

Información bibliográfica
Ellicott, Charles John. "Comentario sobre Deuteronomy 12". "Comentario de Ellicott para Lectores en Inglés". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/ebc/deuteronomy-12.html. 1905.