Bible Commentaries
Ezequiel 40

Comentario de Ellicott para Lectores en InglésComentario de Ellicott

Introducción

EZEQUIEL, XL.
NOTA PRELIMINAR SOBRE EL CAP�TULO S 40-48.

Estos cap�tulos finales de Ezequiel forman una profec�a continua de un car�cter claramente marcado. Presentan una visi�n del Templo en detalle minucioso, con cuidadosas medidas de sus partes; diversas ordenanzas para el templo, los levitas, los sacerdotes y el pr�ncipe; una nueva y notable divisi�n de la tierra; y la visi�n de las aguas vivificantes que brotan del santuario. Todo el pasaje difiere demasiado de cualquier cosa en el pasado para permitir por un momento la suposici�n de que es de car�cter hist�rico; y pronunciado, por as� decirlo, en un momento en que el Templo yac�a en cenizas y la tierra desolada, es igualmente claro que no puede describir el presente.

Por tanto, debe haber sido prof�tico; pero este hecho por s� solo no decidir� si parec�a un cumplimiento literal o era ideal en su car�cter; aunque la presunci�n a priori debe ser a favor de este �ltimo, ya que todo fue visto �en las visiones de Dios� ( Ezequiel 40:2 ), expresi�n que Ezequiel siempre aplica a una representaci�n simb�lica m�s que a una imagen real de las cosas.

Ciertamente, el Templo fue posteriormente reconstruido y la naci�n se restableci� en Palestina; pero el segundo templo era bastante diferente al descrito por Ezequiel, y nunca se hizo ning�n intento por llevar a cabo su divisi�n de la tierra. Los pocos int�rpretes que han supuesto que pretend�a predecir literalmente el santuario y el estado de la restauraci�n se han visto obligados a suponer que los exiliados que regresaban se encontraban demasiado d�biles para llevar a cabo sus designios y, por tanto, esta profec�a permanece como un monumento de magnificencia. prop�sitos que nunca se cumplieron.

Si este fuera el punto de vista correcto, es inconcebible que no haya alusi�n al lenguaje de Ezequiel en los libros hist�ricos de Esdras y Nehem�as, y en las profec�as de Hageo, que se relacionan con este per�odo y describen el regreso y el asentamiento. en la tierra, y la reconstrucci�n del Templo, sin referencia a esta profec�a, ni rastro de un deseo de conformar su trabajo a sus direcciones. A continuaci�n se mencionar�n otras objeciones a este punto de vista.

Al mismo tiempo, debe recordarse que un remanente del pueblo fue restaurado a su tierra, y su Templo fue reconstruido en el Monte Sion; Es razonable suponer que estos eventos, tan a menudo predichos, estaban presentes en la mente del profeta, y que miraba desde ellos hacia un futuro m�s lejano, de la misma manera que los eventos cercanos y t�picos a menudo con los otros profetas forman el base de su presagio del futuro.


La �nica otra forma en que esta profec�a puede entenderse literalmente es suponiendo que su cumplimiento a�n est� en el futuro. En general, es dif�cil decir que cualquier estado de cosas puede no realizarse en el futuro; pero en este caso hay rasgos de la profec�a, y los que no son de car�cter secundario o incidental, sino que forman parte de sus principales delineamientos, que nos permiten decir sin vacilar que su cumplimiento literal estar�a en clara contradicci�n con la revelaci�n divina.

Porque es imposible concebir, en vista de todas las relaciones entre la antigua y la nueva dispensaci�n, como se establece en las Escrituras, que los sacrificios de animales puedan volver a ser restaurados por mandato divino y encontrar la aceptaci�n de Dios. Y se puede agregar que es igualmente imposible concebir que la Iglesia del futuro, progresando en la libertad con que Cristo la hizo libre, regrese alguna vez nuevamente a �los elementos d�biles y miserables� de la servidumbre jud�a aqu� expuesta.

Pero adem�s de estas razones obvias, hay varias indicaciones en el detalle de la profec�a que muestran que nunca se tuvo la intenci�n de que se entendiera literalmente. No se pueden ver todos sin un examen cuidadoso de los detalles, pero se pueden presentar algunos puntos que aclarar�n el hecho suficientemente.

En primer lugar, la conexi�n entre el Templo y la ciudad de Jerusal�n est� tan profundamente arraigada en toda la literatura sagrada del tema, as� como en el pensamiento de todo israelita piadoso, que una profec�a que los separa incidentalmente, sin ninguna declaraci�n distinta. del hecho, o la asignaci�n de una raz�n para hacerlo, es apenas concebible. Sin embargo, en esta parte de Ezequiel, el Templo se describe como a una distancia de casi nueve millas y media del l�mite m�s extremo de la ciudad, o aproximadamente a catorce millas y cuarto de su centro.

Esto es cierto, sin embargo, las porciones de la tribu de la tierra y la �oblaci�n� est�n ubicadas (vea el mapa en las Notas de Ezequiel 48 ); porque la porci�n de los sacerdotes de la "oblaci�n" ( Ezequiel 48:10 ), en medio de la cual se coloca el santuario, es de diez mil ca�as, o unas diecinueve millas de ancho; al sur de este ( Ezequiel 48:15 ) hay una franja de tierra de la mitad del ancho, en la que se encuentra la ciudad con sus "arrabales". ocupando todo su ancho.

Un templo en cualquier otra localidad que no sea el monte Moriah dif�cilmente ser�a el templo de la esperanza y la asociaci�n jud�as; pero el templo de Ezequiel, con sus recintos, es una milla cuadrada, m�s grande que toda la antigua ciudad de Jerusal�n. Es casi imposible que los recintos de cualquier templo real tengan la intenci�n de abarcar una variedad de colinas y valles como la que presenta el pa�s. Sea como fuere, el profeta la describe como situada a muchas millas al norte de la ciudad, y la ciudad misma a varias millas al norte del sitio de Jerusal�n. Esto colocar�a bien al Templo en el camino a Samaria.

Pero, a�n m�s, la descripci�n de la oblaci�n en s� es f�sicamente imposible. Los l�mites de la tierra son el Jord�n por un lado y el Mediterr�neo por el otro ( Ezequiel 47:15 ). La "oblaci�n" no podr�a haber llegado tan al sur como la desembocadura del Jord�n; pero incluso en ese punto, toda la extensi�n del pa�s no es m�s que cincuenta y cinco millas.

Ahora midiendo cuarenta y siete millas y un tercio al norte (el ancho de la oblaci�n) se llega a un punto donde la distancia entre el r�o y el mar es de apenas cuarenta millas. Por lo tanto, es imposible que la oblaci�n misma se incluya entre ellos, y la descripci�n requiere que tambi�n haya lugar para la porci�n del pr�ncipe en cada extremo.

Nuevamente, aunque en ninguna parte se dice expresamente que la ciudad de la visi�n sea Jerusal�n, todav�a se la describe como la gran ciudad de la teocracia restaurada. No puede, como ya se dijo, ubicarse geogr�ficamente en el sitio de Jerusal�n. O, entonces, esta ciudad debe entenderse idealmente, o de lo contrario una multitud de otras profec�as, y notablemente muchas en Ezequiel que hablan del futuro de Si�n y de Jerusal�n, deben interpretarse as�.

No hay una buena raz�n por la que ambos no deban interpretarse en sentido figurado, pero es imposible entender ambos literalmente; porque algunas de estas profec�as hacen declaraciones con respecto al futuro en una forma tan literal como las de Ezequiel, y sin embargo, est�n en conflicto directo con ellas. Para seleccionar un solo ejemplo de una profec�a que no se not� mucho: Abd�as, quien probablemente fue contempor�neo de Ezequiel, predice ( Ezequiel 39:19 ) que en la restauraci�n "Benjam�n poseer� Galaad"; pero, seg�n Ezequiel, Galaad no est� en la tierra de la restauraci�n en absoluto, y el territorio de Benjam�n debe estar inmediatamente al sur de la �oblaci�n�.

�Nuevamente, Abd�as dice,� El cautiverio de Jerusal�n �(que, a diferencia de� el cautiverio del ej�rcito de los hijos de Israel �, debe referirse a las dos tribus)� poseer� las ciudades del sur �; pero, seg�n Ezequiel, Jud� y Benjam�n se unir�n a la �oblaci�n� central, y en el sur cuatro de las otras tribus tendr�n su porci�n. Tales instancias podr�an multiplicarse si fuera necesario.

La divisi�n de la tierra entre las doce tribus; todo el cambio en la asignaci�n a los sacerdotes ya los levitas de grandes haciendas, tanto a los primeros como a los segundos; El enorme tama�o de los recintos del Templo y de la ciudad, con la comparativamente peque�a parcela de tierra para su sustento, son todos tan singulares, y tan completamente sin precedentes hist�ricos, que solo la evidencia m�s clara justificar�a la suposici�n de que estas cosas estaban destinadas a llevarse a cabo literalmente.

No se presta atenci�n a los diferentes n�meros de las diversas tribus, sino que se asigna una franja de tierra igual a cada una de ellas; y, al quedar excluido el territorio transjordano y aproximadamente una quinta parte de toda la tierra apartada como una "oblaci�n", la porci�n restante permite a cada una de las tribus pero aproximadamente dos tercios del territorio que, en promedio, hab�a pose�do anteriormente. El orden geogr�fico de las tribus es extremadamente singular: Jud� y Benjam�n est�n, de hecho, colocados a los dos lados de la tierra consagrada, y los dos mayores, Rub�n y Sime�n, se colocan junto a ellos, y Dan se coloca en el extremo norte. , donde una parte de la tribu hab�a vivido anteriormente; pero la clasificaci�n no se extiende m�s all�, y las tribus restantes no est�n ordenadas ni por antig�edad ni por maternidad, ni tampoco por posici�n antigua. Es m�s,

Otra consecuencia de esta divisi�n de la tierra es importante: los levitas, ahora incluidos en la "oblaci�n", ya no tienen sus ciudades entre las tribus. Pero se hab�a dispuesto expresamente que las �ciudades de refugio� (que deben distribuirse por la tierra para cumplir su prop�sito) deben ser ciudades lev�ticas ( N�meros 35:9 ). Con este cambio, por lo tanto, cesa la provisi�n de ciudades de refugio, y se hace una profunda alteraci�n en toda la ley mosaica con respecto al homicidio y asesinato.

Las ordenanzas para los sacrificios y las fiestas, como se da en Ezequiel 45, 46, difieren mucho de las de la ley mosaica, como se se�alar� en el comentario. Debido a la variaci�n en la cantidad de la "ofrenda de carne", y del n�mero y car�cter de las v�ctimas en varias ocasiones, es dif�cil atribuir otra raz�n que no sea que fueron pensadas como indicaciones de que el plan del profeta no deb�a tomarse literalmente; es cierto que no se hizo ning�n intento en la restauraci�n para modificar as� el ritual mosaico, aunque esto podr�a haberse hecho sin dificultad si se hubiera entendido que se pretend�a.

La amplia provisi�n para el pr�ncipe, y las regulaciones para su conducta, fueron adiciones pol�ticamente sabias y �tiles a la econom�a mosaica, si se entend�a literalmente, pero que nunca se intent� llevar a cabo en la pr�ctica. Pero en el orden del gran ciclo de fiestas y ayunos, la modificaci�n del sistema mosaico es tan profunda que cambia su valor simb�lico. La "fiesta de las semanas" y el gran d�a de la expiaci�n se omiten por completo; y tambi�n las �lunas nuevas�, excepto la del primer mes, que se revaloriza.

El hecho de que los hombres que recibieron estas ense�anzas de los propios labios de Ezequiel y estaban a cargo de ordenar los servicios en el Templo restaurado, [11] no prestaron atenci�n a estos cambios, es una fuerte evidencia de que no los consideraron como hechos para ser literalmente llevado a cabo.

[11] Esta profec�a fue dada en el a�o veinticinco de la cautividad, y fue, por lo tanto, cuarenta y cinco a�os antes de la restauraci�n. Los ancianos de la restauraci�n deben haber sido mayores de edad para apreciar esta profec�a en el momento en que fue pronunciada y en los a�os inmediatamente posteriores de su lectura y discusi�n. Tampoco puede haber duda razonable de que las profec�as de Ezequiel fueron llevadas a Judea por los exiliados que regresaban, y debido a su misma naturaleza, debieron de ser conocidas por todos los que estaban en el cautiverio.

En relaci�n con la omisi�n del d�a de la expiaci�n, se omite cuidadosamente toda menci�n del sumo sacerdote. Que esto no es accidental lo demuestra el hecho de que las leyes del matrimonio y del duelo de todos los sacerdotes se hacen m�s estrictas que en la legislaci�n de Mois�s ( Ezequiel 44:22 ), evidentemente como una especie de compensaci�n por lo omitido. legislaci�n en lo que respecta al sumo sacerdote. Pero el sistema lev�tico sin un sumo sacerdote se convierte en una instituci�n diferente en s� mismo, y tambi�n cambia mucho en su simbolismo.

Puede observarse de pasada que el sistema aqu� expuesto no es en absoluto de la naturaleza de un ritual intermedio o de transici�n entre lo que sabemos que existi� bajo la monarqu�a y lo que se establece en la ley lev�tica, y por lo tanto no ofrece base para la teor�a de que el sistema lev�tico fue el resultado del cautiverio. La ausencia del sumo sacerdote, tan prominente tanto en la ley como en la historia, es por s� sola prueba suficiente de esto; ya esto se pueden agregar las regulaciones completas para el pr�ncipe en Ezequiel, de las cuales no hay rastro ni en la historia anterior ni en la posterior.

Una dificultad adicional con la interpretaci�n literal se puede encontrar en la descripci�n de las aguas que brotaban de debajo del umbral oriental del Templo ( Ezequiel 47:1 ). Estas aguas corren hacia el "pa�s del este" y descienden "al mar", que s�lo puede ser el Mar Muerto; pero tal curso ser�a f�sicamente imposible sin cambios en la superficie de la tierra, ya que la ubicaci�n del Templo de la visi�n est� al oeste de la cuenca del pa�s.

Ten�an, adem�s, el efecto de �curar� las aguas del mar, efecto que no se podr�a producir de forma natural sin dar salida al mar; ning�n suministro de agua dulce podr�a eliminar la salinidad mientras esta agua se elimin� por evaporaci�n, y Ezequiel (en Ezequiel 47:11 ) excluye la idea de una salida.

Pero, sobre todo, el car�cter de las aguas en s� es imposible sin un milagro perpetuo. Dejando a un lado la dificultad de un manantial de esta magnitud en la cima de �una monta�a muy alta� ( Ezequiel 40:2 ) en esta localidad, a una distancia de mil codos de su fuente, las aguas han aumentado mucho en volumen; y as� con cada 1000 codos sucesivos, hasta que al cabo de 4.000 codos (aproximadamente una milla y media) se han convertido en un r�o que ya no se puede vadear, o, en otras palabras, comparable al Jord�n.

Este aumento, sin corrientes accesorias, claramente no es natural. Pero, m�s all� de todo esto, la descripci�n de las propias aguas las marca claramente como ideales. Son vivificantes y sanadores; �rboles de follaje perenne y frutos crecen en sus orillas, las hojas son para "medicina", y la fruta, aunque como alimento, nunca se desperdicia. El lector no puede dejar de recordar "el r�o puro de agua de vida" en Apocalipsis 22:1 , "a cada lado" del cual estaba "el �rbol de la vida" con "sus doce frutos", y su deja �para la curaci�n de las naciones.

El autor del Apocalipsis evidentemente ten�a este pasaje en mente; y as� como ha adoptado la descripci�n de Gog y Magog como una descripci�n ideal, y la ha aplicado a los eventos del futuro, as� ha tratado esto como una profec�a ideal y la ha aplicado a la Iglesia triunfante.

Debe recordarse que toda esta visi�n es esencialmente una, y que no ser�a razonable dar una interpretaci�n literal a una parte y figurativa a otra. Todas las objeciones, por lo tanto, que se encuentran en contra de la suposici�n de la restauraci�n de los sacrificios de animales, se mantienen tambi�n en contra de la suposici�n de la restauraci�n general del templo jud�o y la pol�tica. Esto se sinti� en los primeros d�as, y comentaristas cristianos como Ephrem Syrus, Theodoret y Jerome adoptaron a lo largo de una explicaci�n simb�lica o t�pica.

Los cambios en la ley mosaica son realmente grandes, pero a�n son solo de detalle, y lo dejan abierto a la descripci�n apost�lica como una "esclavitud" a la cual no podemos suponer que la providencia de Dios alguna vez har�a retroceder a la Iglesia que Cristo redimi� en el costo del sacrificio de s� mismo. O todo el argumento de la Ep�stola a los Hebreos es un error, por no hablar de los de Romanos y G�latas, ni de los propios discursos de nuestro Se�or (como con la mujer de Samaria), o de lo contrario el Esp�ritu Santo no podr�a haber tenido la intenci�n de una Realizaci�n literal en el futuro de esta visi�n de Ezequiel.

Por lo tanto, llegamos a considerar esta profec�a como una profec�a ideal en todos los aspectos, sin buscar ning�n cumplimiento literal y material. Si se debe preguntar, �por qu�, entonces, se presenta con tanta riqueza de detalles materiales minuciosos? la respuesta es obvia, que esto es completamente caracter�stico de Ezequiel. La tendencia, fuertemente marcada en cada parte de su libro, simplemente culmina en esta visi�n final. Los dos cap�tulos anteriores, especialmente, han abundado en detalles concretos y definidos del ataque de una gran hueste contra la tierra de Israel, mientras que estos mismos detalles han dado evidencia al examinarlos de que no podr�an haber sido destinados a ser entendidos literalmente. y que toda la profec�a ten�a la intenci�n de dar sombra al gran y final conflicto espiritual, prolongado a trav�s de las edades, entre el poder del mundo y el reino de Dios.

As� que aqu�, el profeta, deseando exponer la gloria, la pureza y la influencia ben�fica de la Iglesia del futuro, reviste su descripci�n en esos t�rminos del pasado con los que sus oyentes estaban familiarizados. El uso de tales t�rminos fue una necesidad para hacerse inteligible a sus contempor�neos, as� como hasta el final del volumen inspirado todav�a es necesario exponer la gloria y la alegr�a de la Iglesia triunfante bajo las figuras de las cosas terrenales y familiares, aunque nadie se enga�e por ello al imaginar que la Jerusal�n celestial estar� rodeada con un muro literal de jaspe, "doce mil estadios" = 1.500 millas ( Apocalipsis 21:16 ; Apocalipsis 21:18 ), o que sus doce puertas ser�n cada una de una perla real.

Es notable que en dos casos, el de Gog y el del r�o de la vida, las im�genes son las mismas en Ezequiel y en Apocalipsis. Al mismo tiempo, Ezequiel se cuida de introducir entre sus detalles tantos puntos que eran imposibles, o, al menos, cuyo cumplimiento literal habr�a sido extra�amente inconsistente con su ense�anza principal, como para mostrar que su descripci�n debe ser ideal, y que su realizaci�n debe buscarse bajo los tipos y sombras con que fue revestida.

Puede ser tan imposible encontrar el significado simb�lico de cada detalle por separado como decir el significado t�pico de las bases de las tablas del tabern�culo, aunque se dice expresamente que el tabern�culo en su conjunto fue un tipo. Este es el caso de toda visi�n, par�bola y tipo, y toda forma de exponer la verdad por medio de im�genes; necesariamente debe haber mucho que no tenga un significado independiente, sino que sea simplemente subsidiario del punto principal.

Es caracter�stico de Ezequiel que estos detalles subsidiarios sean elaborados con la mayor minuciosidad. Su prop�sito fue entendido por sus contempor�neos, y por la generaci�n inmediatamente siguiente, de modo que nunca hicieron ning�n intento de llevar a cabo sus descripciones en la reconstrucci�n del Templo y la reconstituci�n del Estado. La idea de una interpretaci�n literal de sus palabras estuvo reservada para generaciones muy distantes de su tiempo, de las formas de la Iglesia bajo las que viv�a, y de las circunstancias y h�bitos de expresi�n con los que estaba familiarizado y bajo cuya influencia. el escribio.

Versículo 1

En el quinto y vig�simo a�o. - Es costumbre de Ezequiel al dar el a�o de no mencionar la �poca a partir de la cual fue contado; pero en algunos pasajes importantes ( Ezequiel 1:2 ; Ezequiel 12:21 , y aqu�) se describe como �de nuestro cautiverio.

"Esta visi�n fue vista" a principios de a�o ". Los jud�os siempre consideraban el mes de Abib, o Nis�n, en el que se celebraba la Pascua, como el comienzo del a�o, de acuerdo con la orden dada en �xodo 12:1 , y el "d�cimo d�a" de ese mes era el d�a en que Comenzaron los preparativos para la Pascua y, por lo tanto, la temporada m�s apropiada para esta visi�n de la Iglesia del futuro.

Otros consideran que este fue un a�o jubilar (del cual no hay evidencia); y dado que el Jubile comenz� con el gran ayuno de la Expiaci�n, el d�cimo d�a del s�ptimo mes, se cree que este es el d�a aqu� previsto. Mucho m�s tarde, los jud�os a veces contaban los a�os desde el Jubilo, pero no hay nada que demuestre que esta costumbre comenz� tan temprano. En cualquier caso, el texto dice claramente que fue catorce a�os despu�s de la destrucci�n de Jerusal�n; hab�a transcurrido, por tanto, un per�odo sustancial en el que este gran juicio habr�a producido su efecto en las mentes de los exiliados; por tanto, hab�a ahora ocasi�n de presentarles las esperanzas m�s brillantes del futuro.

Versículo 2

En las visiones de Dios. - Esta expresi�n presupone que lo que sigue es una descripci�n ideal m�s que un relato de cualquier cosa que alguna vez tuvo o deber�a tener una existencia literal. La misma expresi�n se ha usado en el mismo sentido con respecto a Ezequiel 1-3, y nuevamente Ezequiel 8-11. Siempre se refiere, no a una imagen real de las cosas existentes, sino a una representaci�n simb�lica de su sustancia.

Sobre una monta�a muy alta. - Comp. Isa�as 2:2 ; Miqueas 4:1 . Esto no se puede aplicar literalmente a la colina de Moriah, rodeada de alturas mayores, pero se usa con frecuencia para marcar la importancia espiritual del sitio del Templo. (Comp. Ezequiel 17:22 ; tambi�n Apocalipsis 21:10 .)

Por el cual. - El margen es m�s preciso, seg�n el cual. Esta proposici�n y el que justo antes traducidos al son diferentes en el original, pero sobre es el sentido propio de �ste, mientras que el primero tiene el significado de a. La estructura que ve el profeta est� sobre la monta�a, y no es la ciudad, sino en tama�o y con muros, etc., "como el marco de una ciudad"; de hecho, era el Templo muy ampliado, ya que toda la descripci�n siguiente nieva.

En el sur. - El profeta, aunque transportado s�lo en visi�n, tiene en mente la forma habitual de entrar en Palestina desde Caldea, es decir, por el norte. Por eso ve el Templo "al sur".

Versículo 3

Una l�nea de lino ... una ca�a de medir. - El primero para las medidas m�s largas, el segundo para las medidas m�s cortas, una definici�n caracter�stica en los detalles.

Versículo 5

Por el codo y el ancho de una mano. - El sentido se transmitir� m�s claramente leyendo, �cada uno de un codo y un palmo de ancho� , es decir, cada uno de los seis codos que compon�an la ca�a era un codo ordinario y un palmo m�s. Es dif�cil o imposible fijar con precisi�n la longitud del codo de la Escritura, m�s especialmente porque el valor de la medida parece haber cambiado con el transcurso de las edades.

En 2 Cr�nicas 3:3 las medidas del Templo de Salom�n se dan "por codos despu�s de la primera [o antigua] medida". Por lo tanto, parece que el codo de uso com�n en el momento de la compilaci�n de ese libro (despu�s del regreso del cautiverio) era diferente del codo mosaico est�ndar. Ezequiel evidentemente tiene la intenci�n de usar este �ltimo en las medidas de su templo y, por lo tanto, agrega "un palmo de ancho" al codo com�n.

Diferentes escritores var�an en su estimaci�n de la longitud de la medida as� obtenida de dieciocho a veinticuatro pulgadas. Al considerarlo veinte pulgadas tendremos un n�mero conveniente para usar, y no podemos estar muy equivocados. La "ca�a de seis codos" ten�a por tanto unos diez pies de largo.

La anchura del edificio, es decir, el grosor de la pared que rodea el patio. La longitud de este muro no se da hasta Ezequiel 40:47 . El espesor y la altura se igualan, evidentemente en aras de la simetr�a de las medidas. (Comp. Apocalipsis 21:16 .)

Versículos 6-16

Ezequiel 40:6 contiene una descripci�n de la puerta oriental, o m�s bien, la construcci�n de la puerta del templo, por la cual se entraba desde los recintos al atrio exterior. Las otras puertas eran as�, pero esta se describe primero, porque ten�a la preeminencia. Miraba directamente a la puerta del templo mismo; Fue por esto que la gloria del Se�or se vio luego entrar en Su casa ( Ezequiel 43:1 ); y en consecuencia esta puerta deb�a mantenerse cerrada, excepto por el pr�ncipe ( Ezequiel 44:2 ).

El plan adjunto puede ayudar a comprender la descripci�n. A pesar de la minuciosidad de los detalles del texto, quedan algunos puntos por determinar; pero el plano representa correctamente las caracter�sticas principales y ofrece la vista m�s probable de las partes que no est�n completamente resueltas.

(6) Las escaleras. - Estos escalones hacia el p�rtico eran siete ( Ezequiel 40:22 ; Ezequiel 40:26 ) para las puertas norte y sur, y por lo tanto probablemente tambi�n para esta. Estaban completamente fuera del umbral y, por lo tanto, no se tienen en cuenta en las dimensiones del edificio de la puerta. (Ver plano, A.)

Una ca�a de ancho. - Es decir, de este a oeste (ver plano, T). Este era solo el grosor del muro circundante, w ( Ezequiel 40:5 ). El texto de este vers�culo se vuelve m�s claro al omitir las palabras en cursiva que no est�n en el original; Tambi�n a lo largo de la descripci�n es mejor omitir las palabras insertadas was y were, ya que las diversas cosas mencionadas dependen de la medida.

El otro umbral. - Este es el umbral en el extremo opuesto o interior del edificio de la puerta (T ?). Se menciona aqu� para resaltar el hecho de que los dos eran iguales, pero se habla de nuevo en su lugar en Ezequiel 40:7 .

(7) C�mara peque�a. - M�s bien, c�mara de guardia, y as� a lo largo de este pasaje. La palabra original es bastante diferente de la traducida como �c�mara� en Ezequiel 40:17 , y se usa en 1 Reyes 14:28 ; 2 Cr�nicas 12:11 en el sentido de c�mara de vigilancia.

Estas habitaciones ten�an solo diez pies cuadrados, pero hab�a tres de ellas ( Ezequiel 40:10 ) a cada lado de la entrada. Eran para centinelas que deb�an proteger contra la entrada de cualquier persona o cosa inapropiada (ver plano, G). Estas salas de guardia estaban separadas por espacios un codo m�s estrechos que ellos mismos, que probablemente formaban parte de la pared s�lida, y las salas de guardia eran, por lo tanto, en realidad grandes nichos en la pared.

(8) El p�rtico de la puerta de adentro. - La misma expresi�n que en el vers�culo anterior, e indica un p�rtico o vest�bulo a la entrada en el lado interior o del Templo. Su ancho de este a oeste era el mismo que el de las salas de guardia, a�adido al grosor de los muros del porche, y probablemente igual al espacio ocupado por los escalones que conducen al otro extremo de la puerta (P) .

(9) Ocho codos. - A menudo se considera la medida del porche de norte a sur. Una sugerencia m�s probable es que esta es la misma medida que en Ezequiel 40:8 , pero ahora es la longitud externa en lugar de la interna. En este caso, el p�rtico debe considerarse construido independientemente de la puerta de entrada propiamente dicha, y con muros de retorno cortos de un codo al este y al oeste cada uno.

De esta manera, toda la longitud de la entrada (incluido el p�rtico y sus "postes"), como se da en Ezequiel 40:15 , coincide exactamente con los detalles. En consecuencia, as� se dibuja en el plan.

(10) Los postes. - Este vers�culo da m�s informaci�n sobre las c�maras de vigilancia de Ezequiel 40:7 , que eran todas iguales, y tambi�n sobre los �postes� de Ezequiel 40:9 , que eran iguales (ver plano, c). La suposici�n, por lo tanto, de que hubiera una columnata dentro de la puerta de entrada es absolutamente innecesaria.

Tal disposici�n habr�a obstruido seriamente el paso, y es dif�cil de suponer en vista de la altura de las columnas mencionadas en Ezequiel 40:14 .

(11) La anchura de la entrada de la puerta. - Esta es la medida del espacio libre entre los lados de la puerta y, seg�n la longitud del codo adoptado, fue de 16� pies.

La longitud de la puerta, trece codos. - �sta es una expresi�n dif�cil y se ha explicado de diversas formas. Ahora se entiende generalmente la parte de la entrada que estaba techada, incluido el umbral de seis codos, y el primer par de c�maras de guardia de seis codos m�s, junto con un codo del espacio o muro entre estas c�maras de guardia. y el siguiente. La raz�n para extenderlo sobre este �ltimo codo fue sin duda que el ancho era demasiado grande (10 codos + 6 � 2 = 22) para abarcar con el techo sin soporte.

Por lo tanto, fue necesario llevarlo un codo m�s all�. En el plano, la parte que se supone que est� techada est� marcada con l�neas (RR). No aparece si hab�a un techo correspondiente en el otro extremo de la puerta de entrada, pero es seguro que al menos algunas de las c�maras de guardia estaban cubiertas por Ezequiel 40:13 .

(12) El espacio. - Las c�maras de guardia en s� mismas eran de solo seis codos cuadrados ( Ezequiel 40:7 ), pero frente a cada una hab�a un espacio (a) de un codo que se proyectaba hacia el pasillo. Esto debe haber estado separado por alg�n tipo de barandilla del pasillo en s�, aunque no se menciona esto. Evidentemente, el objeto de este espacio era permitir que el guardia dominara la vista del pasillo, como no podr�an haberlo hecho si se mantuvieran detr�s de la l�nea de sus muros.

(13) Desde el techo ... hasta el techo. - Esta es una medida a trav�s de la puerta de enlace de norte a sur. El pasillo era de diez codos, cada c�mara de guardia seis, y una asignaci�n de un codo y medio para la pared exterior ser� exactamente la suma de "veinticinco codos" (10 + 2 � (6 + 1�) = 25).

Puerta contra puerta. - El objeto inmediato de esta cl�usula es marcar la direcci�n en la que se tom� la medici�n anterior; pero adem�s de esto, muestra que hab�a puertas a las salas de guardia. Estas puertas estaban presumiblemente en la pared exterior para permitir el reloj. hombres paso libre entre la corte y sus puestos de servicio. No se menciona una pared interior entre estas c�maras y el pasillo, y es m�s probable que no haya ninguna. Si existiera alguno, su espesor debe deducirse del indicado anteriormente para la pared exterior.

(14) Hizo tambi�n postes de sesenta codos. - La palabra �made� en lugar de medida representa correctamente el original, y el cambio es por la raz�n obvia de que las columnas de la altura mencionada no pudieron ser medidas directamente por la leng�eta. Por lo tanto, hecho se usa en el sentido de determinado o fijo, aunque no se nos dice por qu� m�todo de c�lculo.

La altura de estas columnas, sesenta codos, aunque s�lo la mitad de la que se da en 2 Cr�nicas 3:4 como altura del p�rtico del Templo de Salom�n, es suficiente para recordarnos la costumbre egipcia de colocar obeliscos ante las puertas de sus templos. La altura tambi�n es muy grande en proporci�n al tama�o de las columnas, que eran de dos codos cuadrados ( Ezequiel 40:9 ).

Probablemente las columnas estaban enganchadas con la pared hasta la altura del p�rtico, como parece indicar la palabra original para "postes", y como sugieren las dimensiones del portal. As� reforzado, el tama�o ser�a suficiente para la estabilidad. Sin embargo, debe recordarse que, como en el caso de las ruedas en Ezequiel 1:16 , aqu� estamos estudiando solo una visi�n, no una estructura real.

Hasta el poste del atrio alrededor de la puerta. - Esto es apenas inteligible, e incluso el original es oscuro: lit. , "Y al poste, el atrio, la puerta alrededor"; y la traducci�n correcta parece ser, "el patio (extendido) hasta la columna y (estaba) alrededor de la puerta". El objeto es mostrar que el patio lleg� hasta el edificio de la puerta y lo rode� en tres lados, de modo que la estructura de la puerta se proyectaba hacia adentro desde la l�nea de la pared y terminaba en las columnas, m�s all� de las cuales, y a cada lado de la pared. puerta, comenzaba el atrio exterior del templo.

(15) Cincuenta codos. - La longitud del edificio de la puerta era solo el doble de su ancho y estaba compuesta de la siguiente manera: umbral exterior, 6 codos; tres cuartos de guardia, cada uno de 6 codos = 18; dos �espacios� entre estos, cada uno de 5 codos = 10; umbral interior, 6 codos; porche, 8 codos; columnas, 2 codos (6 + 18 + 10 + 6 + 8 + 2 = 50).

(16) Ventanas estrechas. - Esta es una forma abreviada de la expresi�n usada en 1 Reyes 6:4 de las ventanas del Templo de Salom�n. Estrecho debe estar cerrado, como en el margen; las ventanas ten�an sobre ellas una celos�a que no se pod�a abrir. �Es dif�cil entender la situaci�n de estas ventanas por la incertidumbre en el significado de las palabras traducidas� sus postes �y� los arcos �.

�El primero, por su uso en 1 Reyes 6:31 , y tambi�n en Ezequiel 41:3 , de los� postes laterales �de la puerta al Lugar Sant�simo, debe significar las jambas o partes de la pared a las que se dirigen las puertas. estaban adjuntos; y este �ltimo indica una proyecci�n de la pared que probablemente se explica por los "espacios" entre las c�maras de guardia y en los lados del umbral interior.

El significado de todo el vers�culo ser�, entonces, que dentro de la puerta de entrada se ve�an ventanas a ambos lados, tanto en el lado de las puertas que conducen desde el patio a las c�maras de guardia, como tambi�n en las partes de la pared que sobresale entre la guardia. -c�maras. En el plano, estos est�n marcados (w).

Sobre cada poste hab�a palmeras. - La palma se hab�a utilizado en gran medida en la talla del Templo de Salom�n ( 1 Reyes 6:29 ; 1 Reyes 6:32 ; 1 Reyes 6:35 ).

Versículo 17

Ahora se lleva al profeta a trav�s del atrio exterior, que �l describe en el camino ( Ezequiel 40:17 ), a la puerta del norte ( Ezequiel 40:20 ), y luego a la puerta del sur ( Ezequiel 40:24 ).

(17) Patio exterior. - El Templo de Ezequiel tiene dos patios, uno exterior y otro interior; pero no hay ninguna apropiaci�n de estos tribunales para el uso especial de ninguna clase. Se puede suponer que el patio interior, por su tama�o y disposici�n, era para los sacerdotes que participaban en los sacrificios, y el exterior para la gente en general.

Un pavimento. - Comp. 2 Cr�nicas 7:3 ; Ester 1:6 . Por lo general, se entiende que la palabra significa un pavimento teselado o de mosaico.

Treinta c�maras. - No se da el tama�o y la ubicaci�n de estas c�maras. De acuerdo con la simetr�a general de los arreglos, se puede suponer que hab�a diez en cada uno de los tres lados que no estaban ocupados por los edificios del Templo, y que cinco estaban a cada lado de la puerta. Est�n indicados conjeturalmente en el Plan II. (p�gina 124 [ Ezequiel 40:44 ]) por DD.

Est�n dibujados como si estuvieran unidos; pero esto no es seguro. Tales c�maras para uso de los sacerdotes oficiantes y levitas, y para el almacenamiento de los diezmos, se mencionan tanto en relaci�n con el Templo de Salom�n como con el de la restauraci�n (ver Jeremias 35:4 ; Jeremias 36:10 ; 1 Cr�nicas 9:26 ; Nehem�as 10:38 ).

Versículo 18

Contra la longitud de las puertas. - El ancho del pavimento era el mismo que la proyecci�n de las puertas al patio, es decir, 44 codos (50 codos, menos el grosor del muro).

Pavimento inferior. - A diferencia del pavimento del patio interior, que estaba en un nivel superior.

Versículo 19

Cien codos hacia el este. - Cuando se lleva al profeta por el atrio exterior, se mide su ancho desde la puerta oriental, que ya hab�a examinado, y desde la puerta norte, a la que luego es llevado ( Ezequiel 40:20 ). Luego ( Ezequiel 40:27 ) se hace la misma medida a la puerta sur, y todas coinciden en 100 codos cada una.

El punto de partida de la medici�n se define claramente como "desde el frente de la puerta inferior" , es decir, desde el extremo occidental o m�s interno del edificio de la puerta exterior; pero el punto final, como se da en este vers�culo, �el frente del atrio interior�, deja abierta la cuesti�n de si se trataba de la pared del atrio interior mismo, o s�lo del extremo exterior de su puerta. Esta duda se elimina en Ezequiel 40:23 ; Ezequiel 40:27 , que dice expresamente que la medida era "de puerta a puerta" , es decir, entre los puntos m�s cercanos de los edificios de la puerta.

Ezequiel 40:20 describe la puerta del norte, que era exactamente como la del este, ya descrita. En Ezequiel 40:22 se menciona por primera vez el n�mero de escalones que conducen a las puertas (ver tambi�n Ezequiel 40:26 ), y en Ezequiel 40:23 la primera menci�n de las puertas del atrio interior (ver tambi�n Ezequiel 40:27 ).

Ezequiel 40:24 describe la puerta sur, exactamente como las otras dos y con las mismas dimensiones. El espacio entre las puertas exterior e interior ahora se ha medido en el este ( Ezequiel 40:19 ), en el norte ( Ezequiel 40:23 ) y en el sur ( Ezequiel 40:27 ), cada uno de 100 codos.

Versículo 28

Me llev� al patio interior. - La preposici�n debe traducirse en, siendo la misma que en Ezequiel 40:32 . Habiendo entrado el profeta en el atrio interior por la puerta sur, esto se describe primero ( Ezequiel 40:28 ).

Esta y las otras puertas de este patio son esencialmente las mismas y requieren los mismos cambios de traducci�n que en el caso de las puertas exteriores. El mismo plano servir� para ambos, recordando que debe invertirse, los p�rticos de un conjunto de puertas frente a los p�rticos del otro conjunto; por supuesto, los escalones conduc�an a los porches de las puertas interiores en lugar de al extremo opuesto. Los pocos puntos de diferencia entre ellos se notar�n a medida que ocurran.

Versículo 30

Los arcos alrededor. - Esta palabra, como ya se se�al� en Ezequiel 40:16 , debe ser proyecciones de las paredes, si ha sido correctamente se�alada por los masoretas; pero es sumamente dif�cil entender qu� se entiende por las dimensiones dadas, veinticinco codos de largo y cinco codos de ancho. Esta declaraci�n no aparece en ninguna otra parte de la descripci�n de las puertas, y el vers�culo se omite en la traducci�n griega y muchos comentaristas lo consideran falso o lo pasan por alto en silencio.

Una explicaci�n dada es que los veinticinco codos es la suma total de todas las "proyecciones de las paredes" hacia el interior de la puerta de entrada. as� hab�a dos �espacios� (S en el plano [ Ezequiel 40:44 ]), cada uno de cinco codos; dos umbrales (TT ? [ Ezequiel 40:44 ]), cada uno de seis codos; y dos paredes del p�rtico, cada una de un codo, o en total (5 � 2 + 6 � 2 + 2) veinticuatro codos, estando el codo restante formado por molduras en los �ngulos de estos varios salientes.

Pero es fatal para esta explicaci�n que en ning�n otro caso ninguna medida se haga as� sumando los detalles de las partes que no colindan. La misma explicaci�n requiere que el ancho de cinco codos sea la medida transversal de estas partes salientes, lo que ciertamente no podr�a aplicarse al primer umbral, y requerir�a un estrechamiento muy inc�modo o incluso imposible del portal donde se colocan los �espacios�.

La verdadera soluci�n de la dificultad parece estar en un ligero cambio en las vocales de la puntuaci�n masor�tica, que transformar� la palabra en "p�rtico". Que los p�rticos estaban conectados con las puertas interiores tambi�n est� claro en Ezequiel 40:39 , sin embargo, en ninguna parte de la descripci�n se mencionan a menos que aqu�. Al ser una parte algo independiente de la puerta, las medidas se toman en una direcci�n diferente a la de la puerta misma.

La "longitud" es el camino largo del p�rtico, mientras el portal sea ancho, veinticinco codos; y la anchura es la medida entre los muros, cinco codos, dejando as� medio codo para el espesor de cada muro, y un codo menos de espacio libre que en las puertas exteriores.

Versículo 31

Utter = Exterior, y as� en Ezequiel 40:37 ; Ezequiel 42:1 ; Ezequiel 42:3 ; Ezequiel 42:7 ; Ezequiel 42:14 ; Ezequiel 44:19 ; Ezequiel 46:20 . En ingl�s antiguo parece que se han intercambiado a menudo entre palabra y exterior .

Ocho pasos. - Todas las puertas del atrio interior (ver Ezequiel 40:34 ; Ezequiel 40:37 ) ten�an un escal�n m�s que las del exterior, estando el atrio interior mucho m�s elevado por encima del exterior que el exterior por encima de los recintos.

Los dos conjuntos juntos formaban quince escalones, el mismo n�mero que conduc�a en el templo posterior desde la corte de las mujeres hasta la corte de Israel, y en el cual, seg�n la tradici�n jud�a, los levitas se paraban para cantar los quince Salmos (Salmos 120-134) llamado "Canciones de grados".

Ezequiel 40:32 describe la puerta del este, y Ezequiel 40:35 la puerta del norte, ambas exactamente como la que ya se describi�.

Versículo 38

Y las c�maras y sus entradas. - Estas palabras en el original est�n en singular y no tienen art�culo. La palabra para c�mara es completamente diferente a la que se usa en la primera parte del cap�tulo ( Ezequiel 40:10 ; Ezequiel 40:12 ).

El vers�culo debe traducirse: �Y una celda con su puerta junto a los postes de las puertas; all� lavaron el holocausto ". Todos los arreglos para los sacrificios se describen aqu� en relaci�n con la puerta del norte, aunque en Ezequiel 46:2 se dice que en ciertas fiestas el pr�ncipe entrar� por la puerta del este, y all� adorar� mientras los sacerdotes preparan sus ofrendas.

La ley requer�a ( Lev�tico 1:11 ; Lev�tico 6:25 ; Lev�tico 7:2 ) que todos los sacrificios deb�an ser sacrificados en el atrio del lado norte del altar.

Aqu� la matanza se realiza en la puerta del norte, pero dentro del atrio exterior. La raz�n parece ser que en la ley cada oferente deb�a matar a su propia v�ctima, pero aqu� ( Ezequiel 44:11 ) el sacrificio debe ser sacrificado por los levitas, y por lo tanto era deseable que se hiciera en presencia de el oferente y el pueblo, i.

e., en el patio exterior. Tambi�n hab�a una raz�n m�s en la conveniencia de deshacerse de la carne de las v�ctimas. S�lo era necesario llevar al altar del atrio interior todos los holocaustos y la grasa y los ri�ones de los dem�s; mientras que toda la carne de las ofrendas por el pecado y la porci�n de las ofrendas de paz para los sacerdotes deb�a llevarse al lugar de cocci�n de los sacerdotes (F, Plan II.), al que conduc�a un paseo desde este punto. El resto de la carne de las ofrendas de paz se llev� a los lugares de cocina del pueblo (E) en las esquinas del atrio exterior.

Versículo 39

En el porche. - La preposici�n admite el sentido de dentro o cerca, pero como el porche era muy peque�o para dos mesas a cada lado, y como una v�a ser�a un lugar inconveniente para la matanza de las v�ctimas, es mejor tomar el sentido de por. Las cuatro mesas estaban dispuestas, dos a cada lado, cerca del porche.

Versículo 40

Al lado de afuera. - Si pudiera haber alguna duda de que esto significa en el patio exterior, se eliminar�a con la explicaci�n "como se sube" , encendido, en este ascenso. Estas mesas eran de piedra ( Ezequiel 40:42 ), y estaban de pie, dos a cada lado, justo antes de los escalones, con el prop�sito ( Ezequiel 40:42 ) de hacer los sacrificios sobre ellas.

Versículo 41

Cuatro mesas. - Las ocho tablas de este vers�culo evidentemente est�n destinadas a distinguirse de las de Ezequiel 40:40 ; Ezequiel 40:42 , y haz doce mesas en total. Se pararon cuatro a cada lado de la puerta, algo m�s cerca, por lo tanto, que los dem�s del muro del patio interior.

Fueron utilizados para el mismo prop�sito de sacrificio, excepto que los otros solo se mencionan ( Ezequiel 40:42 ) como lugares "sobre los cuales colocaron" los instrumentos de sacrificio.

Versículo 43

Manos. - Esta es una palabra de significado dudoso, que se encuentra en otros lugares solo en Salmo 68:13 , donde se traduce ollas. Ciertamente designa algo "dentro" del porche y, por lo tanto, no podr�a haber sido nada adjunto a las mesas que estaban "fuera". Nuestros traductores, siguiendo la antigua par�frasis caldea, probablemente han dado el verdadero sentido, los ganchos, sobre los que se colg� la carne de las v�ctimas despu�s de haber sido preparada sobre las mesas.

Versículos 44-49

Sin la puerta interior. - Sin debe entenderse aqu� en un sentido diferente al sin de Ezequiel 40:40 , porque expresamente se dice que es �en el atrio interior�; significa, por tanto, solo fuera de la puerta de enlace.

C�maras de los cantantes. - La descripci�n de las c�maras en Ezequiel 40:44 no es muy clara y ha provocado una gran diferencia de opini�n, e incluso una disposici�n a modificar el texto. Pero el texto tal como est� est� respaldado por las versiones antiguas, griega, caldea y sir�aca, as� como por la puntuaci�n masor�tica.

Parece haber habido tres o m�s c�maras en total, dos al menos al lado de la puerta norte que se abre hacia el sur, es decir , hacia el altar, y una en la puerta este que se abre hacia el norte. El prop�sito de la c�mara en la puerta este es perfectamente claro; era �para los sacerdotes, los encargados del altar� , es decir , para los sacerdotes que estaban de guardia en ese momento en relaci�n con los sacrificios.

No se menciona en qu� lado de la puerta se coloc�, ni qu� tan grande era, pero se dibuja en el plano del norte (Plano II., O). Las c�maras en la puerta norte (N), sin embargo, se llaman ( Ezequiel 40:44 ) "c�maras de los cantores", y sin embargo en Ezequiel 40:45 se Ezequiel 40:45 una de ellas es para los sacerdotes "a cargo de la casa .

�La dificultad surge simplemente del uso muy com�n del plural en conexi�n con solo una de varias personas o cosas, y la otra se especifica por separado. Para dejarlo completamente claro, deber�amos decir, "las c�maras, una para los cantantes y otra para los sacerdotes". Los cantores eran familias particulares de los levitas ( 1 Cr�nicas 6:31 ; 1 Cr�nicas 9:33 ; 1 Cr�nicas 25 ; 1 Cr�nicas 25 ; 2 Cr�nicas 5:12 ), y no eran de orden sacerdotal.

El arreglo general parece haber sido el siguiente: el oferente lleva a su v�ctima al patio exterior (C) cerca de la puerta norte que conduce al patio interior; all� los levitas lo matan (en x) y lo preparan para el altar sobre las mesas provistas, y luego cuelgan su carne en los ganchos dentro del p�rtico de la puerta; los sacerdotes "a cargo de la casa" en la c�mara cerca del extremo interior de la puerta (N) ahora notifican a los cantores en la otra c�mara y tambi�n a los sacerdotes de guardia en el altar en la c�mara en la puerta este (O), para que ambos puedan ejercer sus funciones.

A, Altar.
BBB, puerta exterior.
B ? B ? B ? Puertas interiores.
CC, patio exterior.
C ?, Patio interior.
DD, Salas en el patio exterior.
EE, lugares de cocina del pueblo.
FF, Cocinas de sacerdotes.
G, Edificio en lugar separado.
SS, C�maras de los sacerdotes.
Yo, Espacio en lugar separado.
J, C�maras contiguas al templo.
KK, camina.
LL, Paredes de pantalla.

MM, Muro del patio exterior.
N, C�maras en el patio interior para sacerdotes y cantantes.
O, C�mara para sacerdotes oficiantes.
PP, Pavimento.
RR, Muro del patio interior.
SS, Pasos.
T, templo.
T ?, Lugar Sant�simo.
VV, columnas.
WW, Escaleras de caracol.
XX, Lugares para realizar sacrificios.
YY, plataforma alrededor de las c�maras.
Z, p�rtico del templo.

(46) Los hijos de Sadoc. - Por ley, todos los hijos de Aar�n ten�an derecho a ser sacerdotes, pero en Ezequiel la ofrenda del sacrificio parece estar limitada a los hijos de Sadoc (comp. Ezequiel 43:19 ; Ezequiel 44:15 ; Ezequiel 48:11 ).

La raz�n de esto es oscura. Seg�n 1 Samuel 2:30 el sumo sacerdocio deb�a ser transferido de la casa de El�, y esto lo logr� Salom�n al deponer a Abiatar y poner a Sadoc en su lugar ( 1 Reyes 2:26 ); pero debe haber habido muchos otros sacerdotes descendientes de Ithamar y Eleazar adem�s de las familias de El� y Sadoc, y es casi imposible que todos estos hayan perecido en la matanza de los ochenta y cinco sacerdotes por parte de Sa�l en Nob ( 1 Samuel 22:17 ).

Pero el cuerpo de los sacerdotes debi� haber quedado muy reducido, y es muy posible que en los posteriores des�rdenes de la �poca quedaran tan pocos que, fuera de la familia de Sadok, no hubieran ca�do en la idolatr�a, que todos los que se les permiti� para oficiar en el altar lleg� a ser llamado por su nombre.

(47) Midi� la cancha. - Este es el patio interior (C ?), frente al edificio del Templo, y ten�a solo 100 codos cuadrados. En este estaba el altar de bronce (A), cuyas medidas se dan en Ezequiel 43:13 .

(48) El porche de la casa. - Ezequiel 40:48 describe el p�rtico del templo mismo (Z) y puede considerarse como perteneciente m�s propiamente al pr�ximo cap�tulo; a�n as�, como este porche se proyecta hacia el patio interior, no son inapropiados aqu�. El primer punto a determinar en cuanto a la construcci�n de este p�rtico es la direcci�n en la que se mide su longitud.

El p�rtico frente al templo de Salom�n equival�a en longitud al ancho interior de la casa ( 1 Reyes 6:3 ; 2 Cr�nicas 3:4 ), el grosor de las paredes y las c�maras de los lados que se proyectaban m�s all� de los extremos del p�rtico.

Lo mismo es cierto aqu�, incluso si la longitud debe medirse de norte a sur; el frente exterior de la casa (independientemente de las c�maras laterales) ten�a treinta y dos codos, y cada una de las paredes laterales ten�a seis codos de espesor ( Ezequiel 41:5 ). Pero los escritores que adoptan esta suposici�n encuentran necesario alterar el texto para armonizar las medidas de ambos vers�culos.

Es mejor entender las medidas tomadas al rev�s, como las de todas las puertas del patio interior y exterior. El ancho exterior del porche ser� entonces de diecis�is codos o solo la mitad del ancho exterior de la casa; y la proyecci�n hacia el patio ser� de veinte codos a�adidos al grosor del muro exterior y disminuida por el grosor del muro de la casa, es decir, 16� codos (20 + 2� - 6), siendo as� el exterior casi exactamente cuadrado.

Cada poste del porche. - El muro del frente, en el que estaban colgadas las puertas, ten�a cinco codos a cada lado, y cada hoja de la puerta era de tres codos, dando diecis�is codos (5 � 2 + 3 � 2) para toda la anchura exterior del p�rtico.

(49) La anchura de once codos. - Esta medida interior restada del exterior da 2� codos por cada pared - una proporci�n justa entre el grosor de la pared y el tama�o del porche.

Los pasos. - El n�mero no se indica, pero se da en griego como diez. Muestra que la casa en s� estaba en una elevaci�n a�n m�s alta que el patio interior.

Pilares por los postes. - A cada lado de los escalones, y cerca del muro frontal del p�rtico, hab�a un pilar correspondiente a los que estaban frente a los p�rticos de las puertas. Respondieron a los pilares Jachin y Booz del Templo de Salom�n ( 1 Reyes 7:15 ), y parecen haber sido colocados all� con los mismos prop�sitos generales que los obeliscos frente a los templos egipcios.

Información bibliográfica
Ellicott, Charles John. "Comentario sobre Ezekiel 40". "Comentario de Ellicott para Lectores en Inglés". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/ebc/ezekiel-40.html. 1905.