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Friday, September 27th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario de Ellicott para Lectores en Inglés Comentario de Ellicott
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Ellicott, Charles John. "Comentario sobre Ezekiel 5". "Comentario de Ellicott para Lectores en Inglés". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/ebc/ezekiel-5.html. 1905.
Ellicott, Charles John. "Comentario sobre Ezekiel 5". "Comentario de Ellicott para Lectores en Inglés". https://beta.studylight.org/
Introducción
V.
Este cap�tulo est� estrechamente relacionado con el anterior, formando parte de la misma denuncia del juicio sobre los jud�os, aunque esto se establece aqu� en Ezequiel 5:1 con un nuevo simbolismo, y en el resto del cap�tulo mediante declaraciones claras.
Versículo 1
Toma un cuchillo afilado, toma una navaja de barbero. - M�s bien, t�mate una espada afilada, como navaja de barbero te la llevar�s. La palabra cuchillo es la misma que se usa dos veces en Ezequiel 5:2 , y se traduce una vez con cuchillo y otra con espada. Ocasionalmente se usa para cualquier instrumento cortante, pero se toma m�s com�nmente, como aqu�, para una espada.
La versi�n en ingl�s tambi�n ignora el pronombre en la segunda cl�usula. El pensamiento es claramente que el profeta debe tomar una espada, debido a su simbolismo, y usarla en lugar de una navaja.
Sobre tu cabeza y sobre tu barba. - El corte del cabello era una marca com�n de duelo (ver Job 1:20 ; Isa�as 22:12 ; Jeremias 7:29 ); pero la alusi�n aqu� parece ser m�s bien a Isa�as 7:20 , en el que Dios describe sus juicios venideros sobre Israel como un afeitado, �con navaja alquilada.
.. por el rey de Asiria �, de la cabeza y la barba. El simbolismo era m�s marcado porque Ezequiel era sacerdote, y la ley prohib�a expresamente a los sacerdotes afeitarse la cabeza o la barba ( Lev�tico 21:5 ). El afeitado, por tanto, de la cabeza y la barba de un sacerdote con una espada presagiaba un juicio de lo m�s desolador.
Entonces llevarte las balanzas a pesar no es un mero detalle introducido para dar viveza al simbolismo, sino que parece dise�ado para mostrar la absoluta certeza del juicio inminente.
Versículo 2
Quema con fuego un tercer arte en medio de la ciudad. - Es mejor suponer que esto se hizo solo en la descripci�n que imaginar que el profeta lo llev� a cabo en acto sobre la baldosa en la que se represent� la ciudad (Jerusal�n). El significado de este vers�culo se explica en Ezequiel 5:12 , y se aclara al traducir la misma palabra uniformemente "espada", en lugar de cambiar a "cuchillo".
�El tercero, que est� esparcido, significa claramente la peque�a parte del pueblo que, escapando de la destrucci�n, ser� esparcido entre los paganos. Una profec�a similar, que se refiere sin embargo a un tiempo posterior, se puede encontrar en Zacar�as 13:8 . La expresi�n, �cuando se cumplan los d�as del sitio�, por supuesto se refiere al sitio simb�lico del profeta.
Las palabras, �sacar� espada tras ellos�, est�n tomadas de Lev�tico 26:33 , y se repiten en Ezequiel 5:12 , y nuevamente en Ezequiel 12:14 . El sufrimiento de los juicios divinos deber�a seguirlos todav�a en su exilio. La profec�a clara se mezcla aqu� con el simbolismo.
Versículo 3
Unos pocos en n�mero, y �talos en tus faldas. - Un peque�o remanente del pueblo a�n qued� en la tierra despu�s del gran cautiverio ( 2 Reyes 25:22 ); pero aun de �stos algunos perecer�an por la violencia (�arroj�ndolos en medio del fuego�) en los des�rdenes que surgieron, y de esto �saldr� fuego a toda la casa de Israel�. (V�ase Jerem�as 40, 41.) El resultado final fue la expatriaci�n de todo lo que quedaba en Judea y el vaciado total de la tierra del pueblo elegido.
En este punto, el uso del simbolismo cesa por un tiempo, y el profeta ahora, por primera vez, comienza a pronunciar sus profec�as en un lenguaje sencillo. En consecuencia, cambia su estilo de prosa a la forma m�s ordinaria de expresi�n prof�tica en paralelismos, que constituyen el rasgo distintivo de la poes�a hebrea, y esto contin�a hasta que comienza otra visi�n con Ezequiel 8 .
Versículo 5
He puesto que en medio de las naciones. -Esto fue eminentemente cierto en el caso de Jerusal�n, y de Israel representado por Jerusal�n, en todas las edades de su historia. Constituy� una de las grandes oportunidades de Israel si hubieran sido fieles a su llamado, mientras que se convirti� en una de las principales causas de sus desastres cuando se desviaron de Dios. Al sur estaban Egipto y Etiop�a; al norte, primero la gran naci�n de los hititas, y luego los sirios, y tambi�n los asirios (que deben llegar a Palestina desde el norte); en la costa estaban los filisteos, en el extremo sur, y en el norte los fenicios, la gran naci�n mar�tima que se relacionaba con todas las "islas del mar"; mientras que en los desiertos del este y del sur inmediato estaban los ismaelitas, los principales comerciantes del interior, que manten�an relaciones por tierra con todas estas naciones.
Incluso con las grandes pero poco conocidas naciones de la India, Salom�n estableci� el comercio. As� situado en el centro de los principales reinos de la antig�edad, Israel tuvo la oportunidad de presentar al mundo el espect�culo de un pueblo fuerte y pr�spero en la adoraci�n y bajo la tutela del �nico Dios verdadero, y de convertirse en el gran misionero del monote�smo. en el mundo antiguo. Al mismo tiempo, estaban separados de la mayor�a de estas naciones por barreras naturales, los desiertos en el este y el sur, el mar en el oeste, las monta�as en el norte, que eran suficientes para aislarlos como naci�n y permitirles su libertad. libre desarrollo, sin injerencias, como pueblo temeroso de Dios.
Pero cuando, por la infidelidad de los israelitas a su religi�n, se debilit� el �nico v�nculo de unidad nacional, se convirtieron en presa inmediata de las naciones que los rodeaban. Durante el per�odo de los Jueces cayeron bajo el poder de una y otra de las peque�as tribus en sus confines; y m�s tarde, cuando el gran imperio de Salom�n se rompi� como consecuencia de sus pecados, fueron f�cilmente vencidos por las naciones poderosas de ambos lados.
En toda su historia posterior, los israelitas fueron un f�tbol entre Egipto y Caldea, alternativamente estropeados por tributos como amigos o devastados como enemigos por cada uno de ellos. Entonces, en el ordenamiento Divino del mundo, la responsabilidad siempre debe ser proporcionada al privilegio; y el incumplimiento de la responsabilidad conduce, como en este caso, no s�lo a la retirada del privilegio, sino a la correspondiente condena.
Versículo 6
Convirti� mis juicios en maldad. - Mejor, ha resistido perversamente mis juicios, el sentido adoptado por la mayor�a de los expositores modernos.
M�s que las naciones. - No, por supuesto, absolutamente, pero en proporci�n a los conocimientos y privilegios que se les otorgan. Ser�a una exageraci�n decir que los israelitas eran en realidad m�s malvados en su vida que los paganos circundantes; porque eran, sin duda, mucho mejores. Incluso de aquellas ciudades que nuestro Se�or, en un d�a posterior, reproch� con tanta fuerza, ser�a absurdo suponer que igualaron a Sodoma y Gomorra en su iniquidad.
Los juicios de Dios son siempre relativos y proporcionados a las oportunidades que �l ha otorgado a los hombres. El punto es que los israelitas hab�an resistido sus juicios m�s que los paganos; hab�an pecado contra una luz mayor. El pronombre ellos en la �ltima cl�usula se refiere, por supuesto, a los israelitas, no a los paganos.
Versículo 7
Porque os hab�is multiplicado. - M�s bien, Porque os hab�is enfurecido, como la misma palabra se traduce en Salmo 2:1 , y como su significado se da en los l�xicos. El significado es porque hab�an mostrado m�s voluntad propia y oposici�n a Dios.
Ni ha hecho conforme a los juicios de las naciones. - Estas palabras admiten cualquiera de dos sentidos: �ninguno ha guardado las leyes naturales observadas por los paganos�, y en este caso los israelitas habr�an sido representados como peores en su conducta real que los paganos circundantes; o, �ni han guardado sus leyes divinas como los paganos han observado esas leyes que conocen a la luz de la naturaleza y la tradici�n.
�Este �ltimo lo concebimos aqu� como el verdadero sentido. Si Israel hiciera precisamente lo que hicieron los paganos, ser�an mucho m�s infieles (Ver Ezequiel 11:12 ). En Ezequiel 16:47 , tambi�n, est�n claramente acusados ??de ser a�n m�s corruptos que los paganos; y all�, tambi�n, el pensamiento es claramente que hab�an pecado contra m�s gracia. (Ver Excursus III.)
EXCURSUS C: SOBRE EL CAP�TULO 5: 7.
La expresi�n de este vers�culo, y tambi�n la de Ezequiel 16:47 , se explica en el comentario en el sentido de que los israelitas no eran absolutamente peores que los paganos, sino s�lo relativamente, en vista de sus oportunidades y privilegios; sin embargo, el lenguaje en ambos lugares, as� como en muchos otros pasajes de los profetas, parece a primera vista ser absoluto.
Por tanto, cabe preguntarse naturalmente si es justificable interpretarlo en un sentido relativo y, de ser as�, �sobre qu� fundamento? La respuesta a estas preguntas debe buscarse en una consideraci�n de todo el car�cter y la historia de Israel, que mostrar� que lo que podr�a ser solo una maldad relativamente mayor en ellos de acuerdo con un est�ndar humano, se convierte, bajo las circunstancias, en un pecado absolutamente mayor. contra Dios.
Ciertamente no es cierto que los israelitas como naci�n cometieran habitualmente pecados que eran, en s� mismos, considerados de mayor enormidad que las abominaciones de los paganos; tampoco se debe suponer que fueron originalmente elegidos por Dios porque ten�an una peor disposici�n que cualquier otro pueblo. Entonces, �c�mo llegaron a ser considerados por �l como peores, y c�mo llegaron a tener una mayor propensi�n al mal? La ley del gobierno moral del mundo, que la responsabilidad es proporcional al privilegio, es muy insistente en las Escrituras; y por lo tanto, el descuido o el mal uso del privilegio conduce a una condena m�s severa que si el privilegio nunca se hubiera otorgado.
Esta ley est� de acuerdo con el hecho de la experiencia universal de que la gracia, cuando se resiste, endurece el coraz�n y lo aleja a�n m�s de Dios. Es solo en vista de este hecho que podemos dar cuenta del rechazo de nuestro Se�or por parte de aquellos entre quienes se realizaron sus poderosas obras. El mismo hecho explica los t�rminos fuertes en los que los profetas continuamente reprochan a su pueblo. Los gentiles, con menos gracia y privilegio religioso, no pod�an caer en la misma extrema dureza de coraz�n por su rechazo.
Pero esto sugiere la pregunta a�n m�s radical: �Por qu� los israelitas deber�an haber sido m�s propensos a abusar de sus mayores privilegios que los gentiles para menospreciar a los que eran muy inferiores? La raz�n radica en la naturaleza misma de los privilegios mismos; porque la oposici�n del coraz�n natural fue mucho m�s despertada por uno que por el otro. Las diversas religiones de los paganos se parec�an en imponer poco control a las pasiones, el ego�smo y la voluntad propia del hombre; de hecho, a menudo no solo alentaron sino que deificaron los peores rasgos de la naturaleza humana.
La ley de Dios, por el contrario, puso ante los hombres como objeto de su adoraci�n un Ser de absoluta pureza y santidad, e hizo de la devoci�n a �l de coraz�n, alma y fuerza su primer y m�s absoluto mandamiento. Si el privilegio del israelita era mucho mayor, todav�a requer�a de �l una lucha m�s dura contra la maldad de su naturaleza para aprovechar sus beneficios; y el fracaso en esto, ya que lo alej� de un est�ndar m�s alto de santidad, necesariamente lo precipit� a una mayor profundidad de pecado.
De ah� surgieron los sorprendentes contrastes en la historia de Israel entre la santidad de un El�as, un Isa�as o un Daniel, y la extrema maldad del pueblo a quien el profeta ahora fue enviado a reprender. Por tanto, no hay nada extra�o o anormal en la historia de Israel en comparaci�n con la de los gentiles. La misma vieja historia se repite constantemente en los vicios de las tierras cristianas, y se ve en todas partes en la mayor fidelidad a sus normas de los devotos de toda religi�n falsa o corrupta.
De paso, uno no puede dejar de comentar sobre esa providencia misericordiosa del Dios Todopoderoso por la cual Su revelaci�n ha sido siempre progresiva, elev�ndose solo cuando los hombres fueron en cierto grado preparados por la revelaci�n inferior para llevar la superior.
Sin embargo, aunque estos resultados pueden atribuirse al funcionamiento de leyes providenciales, la culpa no tiene excusa, ya sea en nosotros mismos o en los israelitas de anta�o. Ni ellos ni nosotros renunciar�amos voluntariamente al privilegio, y con ello se une inseparablemente la responsabilidad de su mejora. Dios dio entonces, como da ahora, suficiente gracia a los que la buscan; y perdona gratuitamente el pecado de todos los que luchan contra su poder.
Versículo 8
A la vista de las naciones. - La notoriedad de la posici�n de Israel (ver bajo Ezequiel 5:5 ) hizo necesario que el castigo por su incumplimiento de la ley de Dios fuera tan p�blico como su pecado. Todos hab�an visto su infidelidad; todos deben ver el juicio consecuente.
Versículo 9
Lo que no he hecho y en lo que no volver� a hacer nada parecido. - Nuestro Se�or usa un lenguaje similar ( Mateo 24:21 ) al predecir la destrucci�n final de Jerusal�n por parte de los romanos. Pero todos cuestionan si Ezequiel aqu� espera esa calamidad, y toda comparaci�n entre eso y la destrucci�n bajo Nabucodonosor, est� fuera de lugar.
Lo que el profeta pretende aqu� no es una comparaci�n entre diferentes juicios sobre los jud�os, sino entre el trato de Dios hacia ellos y hacia los dem�s. As� como ellos hab�an recibido de Su mano mayores oportunidades y privilegios de los que �l les hab�a dado antes o despu�s dar�a a cualquier otra naci�n, as� el castigo por su pecado debe ser m�s severo y m�s conspicuo de lo que �l hab�a infligido o infligir�a a cualquier otra.
Todos los juicios divinos sobre ellos a lo largo de todos los tiempos, por lo tanto, pueden considerarse como que est�n aqu� a la vista. El cautiverio actual y la destrucci�n inminente del templo fueron s�lo rasgos de una larga serie de juicios, en el curso de los cuales deber�an tener lugar los terribles detalles mencionados en Ezequiel 5:10 , terminando con lo que es la condici�n actual del pueblo antes. nuestros ojos, esparcidos �a todos los vientos.
�Tales males hab�an sido predichos por sus profetas a lo largo de su historia como consecuencia de la desobediencia (ver Lev�tico 26:29 ; Deuteronomio 28:53 - los hijos comi�ndose a sus padres es una adici�n terrible aqu�; Jeremias 19:9 ), y desde el tiempo Hasta cierto punto se hab�a cumplido el tiempo ( 2 Reyes 6:28 ; Lamentaciones 2:20 ), aunque la culminaci�n del castigo, como la culminaci�n del pecado, era todav�a futura.
Versículo 11
Porque t� ... por lo tanto lo har� yo . El paralelo entre la conducta de Israel y los juicios de Dios est� aqu�, como en todas partes, puesto de manifiesto con fuerza. Dios no les infligir�a ning�n mal que ellos mismos no hubieran invocado por su obstinada y obstinada perseverancia en la rebeli�n contra �l.
Tambi�n te menosprecia. - La palabra disminuir no es una traducci�n adecuada del original, y el pronombre t� no est� en hebreo. La palabra propiamente significa retirar, y debe tomarse como reflexiva, "retirarme", o como tener por objeto "mi ojo" de la siguiente cl�usula, siendo el sentido el mismo en cualquier caso: el Se�or se retirar� de ellos su presencia y su compasi�n.
Ezequiel 5:12 sigue en lenguaje sencillo las profec�as simb�licas de Ezequiel 5:1 y da la interpretaci�n inspirada de su significado. Destacan claramente el hecho de que los juicios no deber�an terminar con la destrucci�n de Jerusal�n.
Versículo 13
Me consolar�. - La palabra empleada aqu� se usa en dos sentidos diferentes: el de sentir compasi�n, o el de arrepentirse del enojo, como en Isa�as 12:1 ; Isa�as 49:13 ; Isa�as 51:3 ; Isa�as 51:12 ; Isa�as 52:9 , & c.
; o de consolarse tomando venganza, como en G�nesis 27:42 ; Isa�as 1:24 (Versi�n autorizada, tranquil�zate ). (Comp. Tambi�n Ezequiel 31:16 ; Ezequiel 32:31 .
) Este �ltimo es evidentemente el significado aqu�; el honor divino, herido por los pecados del pueblo elegido y deshonrado ante los paganos, debe ser reivindicado por su castigo a la vista de todo el mundo.