Bible Commentaries
Isaías 3

Comentario de Ellicott para Lectores en InglésComentario de Ellicott

Versículo 1

III.

(1) Porque he aqu�, Jehov�, Jehov� de los ej�rcitos, quita de Jerusal�n ... - Del cuadro general del estado de Jud� en su conjunto, de la tormenta de la ira divina que estalla sobre toda la tierra, Isa�as se vuelve hacia la Ciudad Santa misma, y ??dibuja la imagen de lo que vio all� del mal, de lo que pronto se ver�a como el castigo del mal.

La estancia y el bast�n ... - En el texto hebreo existente, las palabras reciben una interpretaci�n inmediata, en el sentido de los dos principales soportes de la vida: el pan y el agua. Entonces tenemos el �bast�n de pan� en Lev�tico 26:26 ; Salmo 105:16 ; Ezequiel 4:16 ; Ezequiel 5:16 .

Sin embargo, es posible que la interpretaci�n sea de la naturaleza de una glosa marginal, que ha encontrado su camino en el texto, y "la estancia y el bast�n" (en hebreo la �ltima palabra es la forma femenina de la primera) se identifican realmente con los �pilares del estado�, las grandes mujeres as� como los grandes hombres que reciben su nombre. Por otro lado, Isa�as 3:7 implica la presi�n del hambre, y el profeta pudo haber tenido la intenci�n de pintar el fracaso total de todos los recursos, tanto materiales como pol�ticos.

Versículo 2

El valiente y el hombre de guerra. - La primera palabra apunta a la aristocracia de los terratenientes, la segunda a aquellos que, de esa clase o no, hab�an sido destacados como l�deres en los ej�rcitos del rey.

El juez y el profeta. - Cada uno es nombrado representante de una clase. Este �ltimo era el que pertenec�a al mismo Isa�as, pero en el que encontr�, como lo hizo Jerem�as despu�s, a sus principales oponentes.

El prudente y el anciano. - La primera palabra tiene el significado m�s definido de "adivinos", aquellos que ten�an un verdadero don de sabidur�a, pero que por el abuso de ese don se hab�an convertido en profetas degenerados. En el "antiguo" tenemos a los "ancianos" que fueron prominentes en la pol�tica municipal de Oriente, y formaron al menos el n�cleo del consejo del rey ( Rut 4:4 ; 2 Samuel 19:11 ; 1 Reyes 20:7 ; 1 Reyes 21:8 ; y en otros lugares).

Versículo 3

El capit�n de cincuenta y el hombre honorable. - El primer t�tulo implica una divisi�n como la de �xodo 18:21 , de la cual �cincuenta� era casi la unidad m�nima. Entonces tenemos los tres "capitanes de cincuenta" en 2 Reyes 1:9 .

El �hombre honorable� (literalmente, eminente en el semblante ) parecer�a ocupar un puesto en el servicio civil del Estado an�logo al del �capit�n de los cincuenta� en el ej�rcito.

El consejero y el art�fice astuto. - Desde el punto de vista moderno, las dos clases parecen estar en extremos opuestos del orden social. Sin embargo, estos �ltimos (literalmente, maestros en artes ) , parecer�an haber ocupado una posici�n m�s alta en Oriente, como la de ingenieros militares o civiles o de artistas con nosotros. Entonces en 2 Reyes 24:14 ; Jeremias 24:1 , los �artesanos y herreros� se agrupan con los �hombres valientes� que fueron llevados a Babilonia por Nabucodonosor, y se contrasta con los pobres que quedaron atr�s.

Sin duda, las obras militares de Uz�as hab�an dado prominencia a los �hombres astutos� que se emplearon en ellas ( 2 Cr�nicas 26:15 ). Sin embargo, algunos cr�ticos consideran que la palabra equivale a "mago".

El orador elocuente. - Literalmente, h�bil en el habla. La Versi�n Autorizada sugiere la idea del poder de tal habilidad para controlar los debates de las asambleas populares. Aqu�, sin embargo, el pensamiento es m�s bien el de quien dice las palabras adecuadas en el momento adecuado; o posiblemente el encantador que tiene su formul� (la palabra implica el susurro de encantamientos, como en Isa�as 8:19 ) listo al mando para todas las ocasiones.

Versículo 4

Dar� ni�os para que sean sus pr�ncipes. - Mejor, j�venes. Las palabras pueden se�alar indirectamente a Acaz, que hab�a ascendido al trono a la edad de veinte a�os ( 2 Cr�nicas 28:1 ). Manas�s ten�a s�lo doce a�os cuando comenz� a reinar; Josiah pero ocho ( 2 Cr�nicas 33:1 ; 2 Cr�nicas 34:1 ).

En una monarqu�a oriental, el gobierno de un rey joven, temerario y sin experiencia, guiado por consejeros como �l, se consideraba naturalmente como el mayor de los males, y la historia de Roboam hab�a grabado esta verdad en la mente de todos los israelitas. (Comp. Eclesiast�s 10:16 .)

Versículo 5

El pueblo ser� oprimido ... - Las palabras pintan la peor forma de decadencia de un reino del Este. Todo es ca�tico y an�rquico; una lucha encarnizada por la existencia; el orden establecido de la sociedad subvertido; la experiencia de la vejez ridiculizada por la petulancia de la juventud. La imagen de la corrupci�n de una monarqu�a es tan v�vida y completa a su manera como la que dibuja Tuc�dides (3: 82-84) de la corrupci�n de una democracia. Puede parecer que procede de Turqu�a o Egipto de nuestro tiempo.

Versículos 6-7

Cuando un hombre se apodera de su hermano ... - El desorden fue seguido por la indigencia. El hermano mayor, el empobrecido due�o de la vivienda en ruinas, el cabeza de familia o aldea, se entrega en sus harapos al menor, cuyas vestimentas decentes parecen indicar una relativa riqueza, y de buena gana transferirle las responsabilidades del primog�nito. , aunque s�lo tiene una casa en ruinas para darle.

Y en lugar de aceptar lo que la mayor�a de los hombres hubiera codiciado ( G�nesis 25:31 ), el hermano menor lo rechaza. Tiene suficiente pan y ropa (la misma palabra que en �xodo 22:27 ) para s� mismo, y nada m�s. No le corresponde a �l vendar las heridas ajenas o tratar de introducir la ley donde todo es anarqu�a.

El ego�smo supremo de un sauve qui peut se afirma en su respuesta. En Isa�as 4:1 tenemos otra caracter�stica del mismo estado social.

Versículo 8

Porque Jerusal�n est� arruinada ... - Los males externos del reino se remontan a su verdadera fuente. Los hombres han provocado, en el atrevido lenguaje antropom�rfico del profeta, "los ojos de su gloria", la manifestaci�n de su ser como Omnisciente, Todopoderoso, Sant�simo.

Versículo 9

Declaran su pecado como Sodoma. - Debe recordarse que la comparaci�n es probablemente de una fecha anterior a la de Isa�as 1:10 . En el reinado de Acaz (quiz�s el profeta, editando en su vejez, pens� tambi�n en el de Manas�s) ni siquiera hubo el homenaje que el vicio rinde a la virtud fingiendo una virtud que no tiene.

Los hombres cayeron en una total desverg�enza, como la de las ciudades del llano ( G�nesis 19:5 ), generalmente en el lujo y el libertinaje de sus vidas ( Ezequiel 16:49 ), quiz�s tambi�n con un parecido m�s definido y horrible ( 1 Reyes 14:24 ; 1 Reyes 15:12 ; 2 Reyes 23:7 ).

�Ay de su alma ! - En medio de las confusiones de los tiempos, se le pide al profeta que proclame que la ley de una justa retribuci�n se ver�a funcionando incluso all�.

Versículo 12

Los ni�os son sus opresores ... - Esto apunta, como antes ( Isa�as 3:4 ), a la juventud y a�n m�s al car�cter de Acaz. En sus consejos dominaba la influencia de la reina madre o del serrallo. Cobarde ( Isa�as 7:2 ), id�latra, deleit�ndose en adoraciones extranjeras y formas de arte extranjeras ( 2 Reyes 16:10 ), tal era el rey que entonces se sent� en el trono de Jud�.

Y el mal obr� hacia abajo desde el trono. Aquellos que deber�an haber sido los l�deres del pueblo se apresuraron a enga�ar. Pr�ncipes, sacerdotes, jueces iban a la deriva con la corriente de la degradaci�n.

Versículo 13

El Se�or se pone de pie para suplicar ... - La gente puede pensar que el profeta es su censor. Les pide que sepan que Jehov� es su verdadero acusador y su juez. � Vosotros �, dice, con todo el �nfasis de un repentino cambio de persona, como si se volviera, mientras hablaba, a los nobles y ancianos, � hab�is devorado la vi�a, hab�is saqueado a los pobres�. (Comp. Isa�as 5:1 ; Proverbios 30:12 .)

Versículo 16

Porque las hijas de Sion ... - De los pr�ncipes que obraron el mal, Isa�as se vuelve hacia sus esposas, hermanas, concubinas, que se mostraban hijas degeneradas de Sara y Rebeca. Una denuncia similar nos encuentra en Isa�as 32:9 , pero esto no tiene paralelo en la minuciosidad de su detalle.

Es como si el profeta hubiera entrado en el tocador de uno de los l�deres de la moda de Jerusal�n y hubiera hecho un inventario de lo que encontr� all�. Posiblemente podamos rastrear la influencia de la profetisa-esposa de Isa�as ( Isa�as 8:3 ), buscando recordar a los de su propio sexo a una vida superior. Notamos, en menor escala, una ense�anza similar en el ap�stol casado ( 1 Pedro 3:3 ).

Se mencionan veinti�n art�culos distintos. Sus nombres en su mayor parte parecen tener un sello extranjero en ellos. Luego, como en otras ocasiones, el lujo import� sus novedades, y las mujeres de Jud� adoptaron las modas de las de Tiro o Damasco o Filistea. No carece de inter�s comparar las protestas de Juvenal ( s�bado vi. ), Dante ( Purgat . Xxiii. 106-111), Cris�stomo y Savonarola contra males similares.

Con cuellos extendidos ... - La corrupci�n que pinta el profeta se manifest� entonces, como lo ha hecho en �pocas posteriores, en la adopci�n por las clases decentes de la sociedad del andar y las miradas de las rameras de origen extranjero (comp. Proverbios 7:9 ), quiz�s con la diferencia de cierta afectaci�n de timidez.

Haciendo un tintineo con los pies. - Se sujetaban peque�as campanillas de plata en los tobillos, por lo que las bellezas de Jerusal�n llevaban, por as� decirlo, su m�sica con ellas. La costumbre todav�a existe en Siria y Arabia, aunque est� prohibida por el Cor�n. Las canciones infantiles en ingl�s parecen recordar una �poca en la que no era desconocida en Europa occidental.

Versículo 17

El Se�or herir� con una costra ... - Las palabras apuntan en parte a enfermedades, como la lepra, que causan calvicie, engendrada por la miseria y el cautiverio, en parte a la brutal indignaci�n de los invasores asirios, que se despojan de las costosas prendas y dejan a quienes las llevan. a su desnudez. (Comp. Ezequiel 16:37 ; Nah�m 3:5 )

Versículo 18

Tintineo de adornos. - Eran tobilleras, es decir, anillos de metal, con o sin cascabeles, que produc�an el tintineo de Isa�as 3:16 . Los "cauls" probablemente eran coronas, o trenzas de malla de oro o plata, que se llevaban sobre la frente de oreja a oreja, pero algunos eruditos las han tomado como bolas con forma de sol que se usan como un collar.

Neum�ticos redondos como la luna. - Los adornos de media luna que se colgaban del cuello de los camellos de los madianitas en la �poca de Gede�n ( Jueces 8:21 ), y que todav�a usan las mujeres �rabes. No es improbable que estuvieran relacionados con la adoraci�n de Ashtaroth. Entre las mujeres �rabes modernas se las considera un amuleto contra el mal de ojo. (V�ase la nota sobre Jeremias 44:17 .)

Versículo 19

Las cadenas. - Mejor, como en Jueces 8:26 , donde tambi�n hay adornos de reyes madianitas, aretes. Estos y los �brazaletes� probablemente eran de oro. Las "bufandas" eran el velo largo y ondulado, o mantilla, que se usaba para cubrir la cabeza, como ahora en Espa�a, Egipto o Turqu�a.

Versículo 20

Los gorros ... - La palabra inglesa es quiz�s, demasiado moderna en sus asociaciones, y deber�a ser reemplazada por �diademas� ( �xodo 39:28 ; Isa�as 61:10 ).

Los adornos de las piernas. - Eran cadenas que conectaban las tobilleras de Isa�as 3:18 , y as� regulaban el movimiento de �picar� o �tropezar� del portador.

Las diademas. - Mejor, fajas, siempre la parte m�s ornamentada de un vestido oriental, como las que usan las novias ( Jeremias 2:32 ; Isa�as 49:18 ).

Las tabletas. - Literalmente, casas del alma , es decir, del esp�ritu o esencia de un perfume. Estos parecen haber sido de la naturaleza de los frascos arom�ticos o las vinagretas modernas.

Los aretes. - El sustantivo est� relacionado con la idea de encantamientos. Mejor, amuletos o amuletos, como los que se usan en Oriente como salvaguardas contra el mal de ojo.

Versículo 21

Los anillos y las joyas de la nariz. - La primera palabra apunta al anillo de sello, usado tanto por hombres como por mujeres �xodo 35:22 ( �xodo 35:22 ; N�meros 31:50 ; Ester 3:12 ; Ester 8:8 ; Jeremias 22:24 ); el �ltimo a los ornamentos que se llevan colgando de las fosas nasales como por las mujeres �rabes modernas ( G�nesis 24:22 ).

Versículo 22

Los trajes cambiantes de ropa. - Vestidos mejores, estatales o festivos. La palabra se usa en Zacar�as 3:4 , de las vestiduras del sumo sacerdote, �oro y azul, p�rpura y lino fino� ( �xodo 28:6 ).

Los mantos. - Mejor, t�nicas. La m�s alta de las dos prendas, com�nmente ricamente bordada.

Wimples. - La palabra inglesa obsoleta describe con bastante precisi�n el gran chal, como un plaid escoc�s, usado sobre la t�nica, como en el �velo� usado por Rut ( Rut 4:15 ).

Los alfileres crujientes. - Mejor, carteras ( 2 Reyes 5:23 ), las bolsitas bordadas, o reticulas, unidas a las fajas. La faja en s� fue utilizada como bolso por los hombres. Este fue un refinamiento del lujo femenino.

Versículo 23

Los vasos , es decir, los espejos de metal pulido (como en �xodo 38:3 ; Job 37:18 ; 1 Corintios 13:12 ; Santiago 1:23 ), que la dama oriental llevaba en la mano para ajustar su inodoro.

La LXX. La traducci�n, �prendas laconianas [espartanas]�, es decir, indecentemente transparentes, es lo suficientemente curioso como para merecer atenci�n, ya que arroja luz sobre la vida social de Alejandr�a, si no de Israel.

El lino fino , es decir, la camisola que se usa debajo de la t�nica junto a la piel. El heb. sed�n, como el griego ?????? ( Marco 14:51 ), parece implicar un comercio con la India; as� que nuestra muselina ( mosul ) y calic� ( calicut ) dan testimonio de su origen. En s�nscrito, sindhu es el t�rmino para el lino fino.

Las capuchas , es decir, los turbantes que completaban el atuendo y sobre los que se colocaba el �velo� o manto de gasa. Las mujeres jud�as, sin embargo, no se cubrieron el rostro a la manera de las de Turqu�a y Arabia. El profeta parece haber llevado la mirada hacia arriba desde los pies hasta la cabeza, mientras catalogaba con indignado desprecio la larga lista de superfluidades. Podemos comparar las advertencias de 1 Timoteo 2:9 ; 1 Pedro 3:3 . Es de notar que las mujeres de Jud� no parecen haber usado medias y pa�uelos.

Versículo 24

Y suceder�. - Ahora viene el terrible contraste del d�a de la destrucci�n que se avecina sobre todo este refinado lujo. En lugar del bals�mico perfume de los frascos arom�ticos, habr� un hedor de miseria y pestilencia; en lugar del cinto bordado ( Isa�as 11:5 ), no un �desgarro�, sino la soga por la que ser�an arrastrados en la marcha de sus conquistadores; en lugar del cabello trenzado ( 1 Pedro 3:3 ; 1 Timoteo 2:9 ), natural o artificial, se recort� la calvicie de los que fueron cortados como esclavos (comp.

1 Corintios 11:5 ); en lugar del �stomacher� (mejor, manto o manto ) , la escasa t�nica del m�s tosco cilicio; en lugar de la belleza elaborada en la que hab�an regocijado, la quema, o marca, estampada en su carne, a menudo en la barbarie de Oriente en la frente, para marcarlos como esclavos de sus captores.

Versículos 25-26

(25-26) Tus hombres ... (26) sus puertas ... - El pronombre femenino en ambos vers�culos apunta a la hija de Sion como representante de sus muchas hijas. Como en Lamentaciones 1:1 , y como en las medallas JUDA CAPTA que conmemoraron la destrucci�n de Jerusal�n por Tito, se la representa sentada en el suelo desolada y afligida.

Información bibliográfica
Ellicott, Charles John. "Comentario sobre Isaiah 3". "Comentario de Ellicott para Lectores en Inglés". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/ebc/isaiah-3.html. 1905.