El rey, al final del cap�tulo anterior, reconoci� la supremac�a del Dios de Daniel, pero aqu� erige una imagen para Bel y para s� mismo, exigiendo honor divino. Probablemente hubo una pol�tica de estado en esto. En un imperio tan heterog�neo de pueblos, naciones y lenguas, no puede haber unidad sino en la postraci�n universal ante un mismo objeto. Hab�an transcurrido diecinueve a�os desde la recuperaci�n del sue�o perdido.
En ese per�odo se hab�an librado guerras exitosas y se hab�an acumulado vastos tesoros que hicieron posible este vasto gasto. Imag�nense las mir�adas reunidas, el reluciente conjunto de pr�ncipes, s�trapas, virreyes, estadistas y sacerdotes, las bandas agrupadas y, al fondo, el horno. Los tres j�venes no podr�an haber estado solos en medio de la multitud postrada, si no hubieran sido apoyados por una fe viva en el Dios de sus padres, Hebreos 11:33 .
No discutir�an, pero podr�an morir, si Dios quer�a. Su actitud debe ser adoptada y mantenida completamente al margen de cualquier expectativa de liberaci�n. Nuestro Dios a quien servimos es capaz, y lo har�.
S�lo cuando llegamos al fuego nos damos cuenta de la presencia del divino Compa�ero, que camina a nuestro lado como si pisara los claros del Para�so salpicados de roc�o. El Buen Pastor estaba all� con su vara y su cayado. Suelta , Daniel 3:25 , es decir, el fuego hab�a consumido sus ataduras y nada m�s. El cabello se prender�a m�s pronto de la llama, pero ni un cabello pereci�, Lucas 12:7 ; Lucas 21:18 .
El cuerpo cedido de Daniel 3:28 nos recuerda a Romanos 6:13 ; Romanos 12:1 . Entreguemos nuestros cuerpos y almas a nuestro fiel Creador para que �l los use como quiera.
�l hizo y redimi�, d�jelo tener; y cuando somos pose�dos por Su Esp�ritu, todos los dem�s fuegos, ya sean f�sicos o temperamentales, dejan de herir. De los m�rtires, se puede decir que tambi�n sobre ellos el fuego no ten�a poder, Isa�as 43:2 !
Información bibliográfica Meyer, Frederick Brotherton. "Comentario sobre Daniel 3". "Comentario 'A través de la Biblia' de F.B. Meyer". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/fbm/daniel-3.html. 1914.
Versículos 1-18
Lealtad severamente probada
Daniel 3:1
El rey, al final del cap�tulo anterior, reconoci� la supremac�a del Dios de Daniel, pero aqu� erige una imagen para Bel y para s� mismo, exigiendo honor divino. Probablemente hubo una pol�tica de estado en esto. En un imperio tan heterog�neo de pueblos, naciones y lenguas, no puede haber unidad sino en la postraci�n universal ante un mismo objeto. Hab�an transcurrido diecinueve a�os desde la recuperaci�n del sue�o perdido.
En ese per�odo se hab�an librado guerras exitosas y se hab�an acumulado vastos tesoros que hicieron posible este vasto gasto. Imag�nense las mir�adas reunidas, el reluciente conjunto de pr�ncipes, s�trapas, virreyes, estadistas y sacerdotes, las bandas agrupadas y, al fondo, el horno. Los tres j�venes no podr�an haber estado solos en medio de la multitud postrada, si no hubieran sido apoyados por una fe viva en el Dios de sus padres, Hebreos 11:33 .
No discutir�an, pero podr�an morir, si Dios quer�a. Su actitud debe ser adoptada y mantenida completamente al margen de cualquier expectativa de liberaci�n. Nuestro Dios a quien servimos es capaz, y lo har�.
Versículos 19-30
Lealtad recompensada
Daniel 3:19
S�lo cuando llegamos al fuego nos damos cuenta de la presencia del divino Compa�ero, que camina a nuestro lado como si pisara los claros del Para�so salpicados de roc�o. El Buen Pastor estaba all� con su vara y su cayado. Suelta , Daniel 3:25 , es decir, el fuego hab�a consumido sus ataduras y nada m�s. El cabello se prender�a m�s pronto de la llama, pero ni un cabello pereci�, Lucas 12:7 ; Lucas 21:18 .
El cuerpo cedido de Daniel 3:28 nos recuerda a Romanos 6:13 ; Romanos 12:1 . Entreguemos nuestros cuerpos y almas a nuestro fiel Creador para que �l los use como quiera.
�l hizo y redimi�, d�jelo tener; y cuando somos pose�dos por Su Esp�ritu, todos los dem�s fuegos, ya sean f�sicos o temperamentales, dejan de herir. De los m�rtires, se puede decir que tambi�n sobre ellos el fuego no ten�a poder, Isa�as 43:2 !