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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
La Biblia Anotada de Gaebelein Anotaciones de Gaebelein
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Gaebelein, Arno Clemens. "Comentario sobre 1 Samuel 19". "La Biblia Anotada de Gaebelein". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/gab/1-samuel-19.html. 1913-1922.
Gaebelein, Arno Clemens. "Comentario sobre 1 Samuel 19". "La Biblia Anotada de Gaebelein". https://beta.studylight.org/
Versículos 1-24
4. El intento renovado de Sa�l y la huida de David
CAPITULO 19
1. Sa�l y Jonat�n ( 1 Samuel 19:1 )
2. El nuevo intento de Sa�l de matar a David ( 1 Samuel 19:8 )
3. La huida de David ( 1 Samuel 19:11 )
4. La persecuci�n de Sa�l y su impotencia ( 1 Samuel 19:19 )
El Rey perdido va de mal en peor. Primero trat� de atravesar a David; luego intent� quitarse la vida haciendo que los filisteos lo mataran, y ahora le habla abiertamente a su propio hijo ya todos sus siervos que David debe ser asesinado. Por lo tanto, el amado Jonat�n advirti� a David y �l se escondi�. Entonces Jonat�n persuadi� a su padre para que desistiera y Sa�l pronunci� un juramento sin sentido: "Vive el Se�or, que no morir�". Y Jonat�n llev� a David a Sa�l.
Por tanto, Jonathan es visto como un pacificador.
Pero la gran victoria de David (vers�culo 8) inicia el odio del rey nuevamente y la jabalina vuela una vez m�s, pero solo golpea la pared de donde se hab�a escapado. Entonces David huy� y cuando llega a su casa su fiel esposa le informa del gran peligro y lo defrauda por una ventana. Vigilaron la casa para matarlo. El salmo quincuag�simo noveno arroja una luz interesante sobre esta parte de la historia de David y, por supuesto, tiene una aplicaci�n prof�tica m�s amplia.
Y Michal practic� un enga�o. Como Raquel, pose�a terafines, las im�genes de �dolos de mucho uso entre los caldeos y otras naciones. Estos fueron prohibidos por Jehov� y, sin embargo, fueron usados ??en secreto ( Jueces 17:5 ; Jueces 18:14 ). La imagen de Michal debe haber sido de un tama�o considerable; lo acomod� en la cama y luego dijo a los mensajeros �est� enfermo.
Cuando se descubre el enga�o, ella vuelve a mentir y dice que David amenaz� su vida. Que las Escrituras registren estas fechor�as no es m�s que una evidencia de su autenticidad, sin embargo, las Sagradas Escrituras nunca sancionan estas cosas. En todos estos atentados contra David vemos un presagio tambi�n de los atentados que se hicieron contra la vida de nuestro Se�or.
Y David huy� a Samuel, que ten�a una especie de escuela para profetas en Naiot en Ram�. La b�squeda de Sa�l es en vano y no puede hacer nada para tocar al ungido del Se�or. El poder divino se ocup� en favor de David, y Sa�l mismo, desnudo y desnudo, acostado toda la noche y todo el d�a tiene que dar testimonio de ello.
�Las 'escuelas de los profetas', que fueron colocadas bajo la direcci�n de profetas experimentados y aprobados, brindaron a los hombres m�s j�venes la oportunidad de capacitarse para cumplir con los deberes del llamamiento prof�tico. La selecci�n y la admisi�n de personas id�neas para el oficio prof�tico por su car�cter personal, y que tuvieran un llamado divino, depend�a sin duda del juicio prof�tico de quienes presid�an estas instituciones.
Como la profec�a era un don y no un arte, las instrucciones que se impartieron probablemente se refer�an meramente al estudio de la ley, y estaban destinadas a despertar y cultivar sentimientos teocr�ticos, as� como promover un crecimiento en la vida espiritual, pues aqu� una preparaci�n adecuada. pues el oficio prof�tico consist�a necesariamente. Tambi�n se encuentran indicios que nos autorizan a concluir que el resurgimiento de la poes�a sagrada, como arte, y que la composici�n teocr�tico-hist�rica tambi�n, debe atribuirse a estas comunidades religiosas como su fuente.
Tales escuelas exist�an en Ram�, Jeric�, Bet-el y Gilgal ( 1 Samuel 19:18 ; 2 Reyes 2:3 ; 2 Reyes 2:5 ; 2 Reyes 4:38 ) �(JH Kurtz)