Bible Commentaries
2 Tesalonicenses 2

La Biblia Anotada de GaebeleinAnotaciones de Gaebelein

Versículos 1-17

II. LO QUE PRECEDE A LA MANIFESTACI�N DEL SE�OR

CAPITULO 2

1. La reuni�n de los santos antes de ese d�a ( 2 Tesalonicenses 2:1 )

2. La apostas�a y el hombre de pecado ( 2 Tesalonicenses 2:3 )

3. La revelaci�n del hombre de pecado y su destino ( 2 Tesalonicenses 2:5 )

4. Sus enga�os y el destino de la cristiandad ( 2 Tesalonicenses 2:9 )

Como esta secci�n de la Ep�stola es una de las m�s importantes del Nuevo Testamento, la damos en primer lugar en una traducci�n corregida.

�Ahora, hermanos, os suplicamos por la venida de nuestro Se�or Jesucristo y nuestra reuni�n con �l, que no se�is pronto conmovidos, ni turbados, ni por esp�ritu, ni por palabra, ni por letra, como si fue) por nosotros, como que el d�a del Se�or est� presente. Que nadie os enga�e de ninguna manera, porque no ser� a menos que la apostas�a haya venido primero y el hombre de pecado haya sido revelado, el hijo de perdici�n, que se opone y se exalta en las alturas contra todo lo que se llama Dios u objeto de adoraci�n. ; de modo que �l mismo se sienta en el templo de Dios, mostr�ndose que es Dios.

�No recuerdan que estando todav�a con ustedes les dije estas cosas? Y ahora sab�is lo que refrena, para que se revele en su propio tiempo. Porque el misterio de la iniquidad ya obra; s�lo hay quien lo refrena hasta que se vaya, y entonces ser� revelado el inicuo, a quien el Se�or Jes�s matar� con el aliento de su boca, y anular� con el resplandor de su venida; cuya venida es conforme a la obra de Satan�s con todo poder y se�ales y prodigios de falsedad, y en todo enga�o de iniquidad para con los que se pierden, porque no han recibido el amor de la verdad para ser salvos. Y por eso Dios les env�a una energ�a de error, para que crean la mentira; para que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad, sino que se complacieron en la injusticia �.

2 Tesalonicenses 2:1

Les ruega �por la venida del Se�or y nuestra reuni�n con �l� que no se perturben con los rumores que circulaban estos falsos maestros, como si el d�a del Se�or estuviera presente. La Versi�n Autorizada tiene la traducci�n enga�osa, "el d�a de Cristo". (Igualmente incorrecta es la traducci�n, "el d�a del Se�or est� cerca". El significado es "presente", que en realidad hab�a llegado.

La misma palabra griega tambi�n se usa en Romanos 8:38 , �cosas presentes�). Hay una diferencia importante entre el d�a de Cristo y el d�a del Se�or. El d�a de Cristo concierne a la Iglesia, los santos de Dios. El d�a del Se�or concierne a la tierra: Israel y las naciones. El d�a de Cristo comienza cuando toma a sus santos en gloria y ellos est�n con �l.

El d�a del Se�or traer�, como se dijo antes, la manifestaci�n visible del Se�or desde el cielo. El d�a de Cristo viene primero y el d�a del Se�or sigue al menos siete a�os despu�s. Los siguientes pasajes hablan del d�a de Cristo, y se ver� que ese d�a es solo para el pueblo de Dios ( 1 Corintios 1:8 ; 2 Corintios 1:14 ; Filipenses 1:6 ; Filipenses 2:16 ).

El d�a del Se�or no concierne en absoluto a los santos; cae sobre el mundo. Antes de que llegue el d�a del Se�or, sus santos tienen que reunirse con �l. La promesa de 1 Tesalonicenses 4:16 primero debe cumplirse. �l usa esta esperanza de estar reunido con Cristo, cuando viene por Sus santos, como motivo por el cual no deben escuchar a los que dijeron que el d�a del Se�or est� presente.

Les recuerda el hecho de que su reuni�n con �l a�n no hab�a tenido lugar. �C�mo, entonces, podr�a estar presente el d�a del Se�or? Y esto abre el camino para una ense�anza a�n m�s importante.

2 Tesalonicenses 2:3

Los falsos maestros los estaban enga�ando. Antes de que llegue el d�a del Se�or, primero debe producirse la apostas�a y el hombre de pecado, el hijo de perdici�n, debe ser revelado. No es necesario que se cumplan esas condiciones antes de que el Se�or venga por Sus santos. Pero antes de que la era termine con la manifestaci�n visible del Se�or desde el cielo, estas dos cosas solemnes deben estar sobre la tierra. Un alejamiento de la fe dada por Dios ha estado ocurriendo a lo largo de esta era cristiana.

Pero esa no es la apostas�a de la que habla el ap�stol. La apostas�a completa significa que la cristiandad abandonar� toda la fe, tal como lo indic� nuestro Se�or cuando dijo: "Sin embargo, cuando venga el Hijo del Hombre, �hallar� la fe en la tierra?" Que esta era presente se cierra en apostas�a es mencionado m�s de una vez por el Esp�ritu de Dios. Ver 1 Timoteo 4:1 ; 2 Timoteo 3:1 ; 2 Pedro 2:1 ; Judas.

Las pruebas de ese efecto son abundantes en nuestros d�as. La cr�tica destructiva de la Biblia que rechaza la inspiraci�n y la revelaci�n, la negaci�n de la persona y obra de Cristo y de cualquier otro art�culo, negaciones que est�n aumentando r�pidamente, abri� el camino para esta apostas�a final. Los muchos cultos en los que se manifiestan los poderes sat�nicos, bajo el manto de �ngeles de luz, como la Ciencia Cristiana, el Espiritismo, la Teosof�a, etc.

, son tambi�n precursores del tiempo del que escribe el ap�stol. Satan�s seguramente est� trabajando activamente para lograr esta apostas�a, y sus ministros son transformados como ministros de justicia ( 2 Corintios 11:15 ), abogando por la reforma, una vida mejor, pero negando y antagonizando las doctrinas de Cristo.

M�s adelante escucharemos que esta apostas�a final es retenida de su plena manifestaci�n por Aquel que restringe; s�lo cuando �l sea quitado del camino, esta apostas�a predicha y la renuncia al cristianismo vendr�n con su l�der, el hombre de pecado.

�Qui�n es la persona a quien Pablo menciona como el hombre de pecado? Se necesitar�an muchas p�ginas para dar los puntos de vista y opiniones de los expositores sobre a qui�n se refiere. El Imperio Romano, los Emperadores Romanos, Mahoma, el Papa y la Jerarqu�a Romana han sido calificados como el hombre de pecado. Durante la revoluci�n francesa muchos pensaron que era Napole�n, como algunos dicen hoy que el emperador alem�n es el hombre de pecado. Dado que la gran apostas�a a�n no ha llegado, la persona a la que Pablo describe tampoco ha venido.

Primero debe haber la apostas�a antes de que pueda haber el l�der y cabeza de esa apostas�a. Y antes de que la revelaci�n de Cristo venga del cielo, el mundo, que rechaz� a Cristo, recibir� su Anticristo. Juan menciona al hombre de pecado. ��Qui�n es el mentiroso sino el que niega que Jes�s es el Cristo? Es el Anticristo que niega al Padre y al Hijo �( 1 Juan 2:22 ).

Se puede aprender de esta descripci�n que �l ser� el l�der de la incredulidad jud�a y la incredulidad de la cristiandad. Negar que Jes�s es el Cristo, eso es jud�o; negar al Padre y al Hijo, eso es el rechazo de la revelaci�n cristiana. Por lo tanto, asumir� el liderazgo de la apostas�a jud�a y cristiana. La interpretaci�n m�s com�n de que el Papa y el sistema papal es este hombre de pecado es incorrecta, porque el Papa no niega que Jes�s es el Cristo, ni el Papa afirma ser el Cristo.

Nadie puede negar que el Papa tiene ciertas marcas del Anticristo; pero que �l es el Anticristo no es cierto. (Ciertos escritores cat�licos romanos han acusado al protestantismo de ser Babil�nico y anticristiano. Un supuesto protestante que niega el nacimiento virginal, la deidad de Cristo, seguramente es un anticristo).

El Anticristo final, el hombre de pecado, el hijo de perdici�n, encabeza la apostas�a. �l llena la medida de la apostas�a de la humanidad. Se opone y se exalta a s� mismo contra todo lo que se llama Dios u objeto de adoraci�n. Toma el lugar de Dios en la tierra. Ser� el superhombre que el mundo espera que haga su aparici�n en un futuro pr�ximo. En el libro de Apocalipsis, su n�mero se da como 666.

�Porque es un n�mero de hombre; y el n�mero es seiscientos sesenta y seis �( Apocalipsis 13:18 ). No es necesario especular sobre este n�mero. El significado es muy simple. Siete, en las Escrituras, es el n�mero completo, usado en conexi�n con lo divino y perfecto. Seis est� incompleto y es el n�mero del hombre.

El n�mero 666 significa el d�a del hombre y el desaf�o del hombre a Dios bajo el poder de Satan�s alcanzando su cl�max. Este "superhombre" se sienta en el templo de Dios y se declara Dios. De esto aprendemos que afirma tener un car�cter religioso. Por lo tanto, no debe identificarse con el cuerno peque�o en la profec�a de Daniel 7:1 ( Daniel 7:1 ).

Este cuerno peque�o es otra persona pose�da por Satan�s que toma el liderazgo pol�tico de la pr�xima federaci�n de naciones, el Imperio Romano revivido. �l es "el pr�ncipe que ha de venir" de Daniel 9:26 . La bestia del mar en Apocalipsis 13:1 es el Imperio Romano revivido; los diez cuernos en ese imperio bestial corresponden a los diez cuernos en la imagen del sue�o prof�tico de Nabucodonosor y los diez cuernos en la cuarta bestia de la visi�n de Daniel.

El cuerno peque�o, la cabeza dominante del Imperio Romano revivido, aparece primero en prominencia y pronto es seguido por la segunda bestia de la tierra, que tiene dos cuernos como un cordero, pero que habla como un drag�n. Apocalipsis 13:11 describe a esta segunda bestia y el trabajo que realiza, en el que es ayudado por la primera bestia.

Esta segunda bestia es el hombre de pecado, el hijo de perdici�n. Lea ahora Daniel 11:36 . Esta es otra descripci�n de la misma persona. Se le llama rey porque, como el falso Cristo, reclamar� la realeza entre los jud�os. En Apocalipsis tambi�n se le llama "el falso profeta". �l es de quien nuestro Se�or habl� en Juan 5:43 , �Yo vine en el nombre de mi Padre y no me recibieron; si viniere otro en su propio nombre, lo recibir�is �.

Pero, �cu�l es el significado de "se sienta en el templo de Dios, manifest�ndose a s� mismo que es Dios"? El templo de Dios no significa Iglesia. Es un templo jud�o. Cuando la verdadera Iglesia se haya ido, el pueblo jud�o, restaurado una vez m�s a su propia tierra, establecido all� como naci�n, aunque todav�a en la incredulidad, erigir� otro templo e instituir� una vez m�s el culto en el templo. (Ver Isa�as 66:1 ).

Dios despreciar� su adoraci�n. El hombre de pecado se sentar� en ese templo, exigiendo adoraci�n por la imagen que �l mismo erigir�. Esto ser� durante el tiempo de angustia de Jacob, la gran tribulaci�n. El hombre de pecado, el Anticristo, ser� sin duda jud�o. Se llenar� de la energ�a y el poder de Satan�s. La proximidad del restablecimiento del pueblo jud�o en Palestina en la incredulidad es una indicaci�n de que todas estas profec�as est�n a punto de cumplirse.

(Para un estudio m�s detenido de los interesantes detalles de la tribulaci�n, remitimos a nuestros lectores a "Exposici�n de Mateo", "Daniel" y "Exposici�n de Apocalipsis", todos por el autor de La Biblia anotada).

2 Tesalonicenses 2:5

Cuando el ap�stol estaba con ellos, les hab�a hablado de esas cosas. �El misterio de la iniquidad (no de la iniquidad) ya act�a�, inform� a los tesalonicenses. El pecado es infracci�n de la ley, y eso ha estado en acci�n desde el principio, habiendo abandonado el hombre a Dios y exaltado a s� mismo en su propia voluntad. Esto funciona hasta que se traduce en una abierta infracci�n de la ley en una oposici�n total a Dios y a Su Hijo, que culmina en el hombre de pecado, el falso Cristo, �para dar al mundo su ansiada libertad de la restricci�n divina y traer su alardeado progreso hacia la perfecci�n, que bajo el cristianismo ha encontrado imposible de alcanzar.

�El misterio de la iniquidad dejar� de ser un misterio cuando se manifieste el inicuo, el hombre de pecado. Pero, �qu� detiene la manifestaci�n de este sin ley? �Qui�n o qu� es lo que lo frena? �Qui�n ha de ser quitado del camino antes de que el inicuo pueda ser revelado? Se han dado muchas respuestas a esta pregunta que no necesitamos investigar. Es evidente que aquello que refrena debe ser un poder superior al hombre y Satan�s y de una naturaleza totalmente diferente a la del hombre de pecado. El que restringe es un poder y una persona. Es el Esp�ritu Santo de Dios.

�El Esp�ritu Santo estaba aqu� abajo; la Iglesia, fuera cual fuera su condici�n, estaba todav�a en la tierra, y Dios manten�a la barrera. Y como el portero le hab�a abierto la puerta a Jes�s a pesar de todos los obst�culos, as� �l sostiene todo, por grande que sea la energ�a y el progreso del mal. El mal est� refrenado: Dios es la fuente de autoridad en la tierra. Hay quien estorba hasta que se le quita de en medio.

Ahora, cuando la Iglesia (la Iglesia, es decir, compuesta por los verdaderos miembros de Cristo) se haya ido y, en consecuencia, el Esp�ritu Santo como Consolador ya no habita aqu� abajo, entonces tiene lugar la apostas�a, es el momento de quitar el viene el obst�culo, el mal se desenfrena, y al fin (sin decir cu�nto tiempo llevar�) el mal asume una forma definida en quien es su cabeza. La bestia sube del abismo. Satan�s, no Dios, le da su autoridad; y en la segunda bestia est� presente toda la energ�a de Satan�s. All� est� el hombre de pecado �(Sinopsis de la Biblia).

Cuando la Iglesia abandone la tierra, entonces esta persona y poder restrictivo, que habita en la Iglesia y, por lo tanto, est� aqu� en la tierra, ser� quitada del camino. Como resultado, a su debido tiempo, el desaforado ser� revelado. El Esp�ritu Santo, que descendi� del cielo en el d�a de Pentecost�s para formar la Iglesia, el cuerpo de Cristo, ser� retirado cuando ese cuerpo est� completo y llevado a la gloria para unirse a la Cabeza, el Se�or Jesucristo.

La luz se habr� ido, la oscuridad densa se asentar� sobre las naciones, la apostas�a estar� aqu�, el enemigo entrar� como un diluvio y aparecer� el inicuo. Aqu� tenemos la mejor evidencia de que la verdadera Iglesia no puede estar en la tierra durante los �ltimos a�os con los que se cierra esta era. Ning�n verdadero creyente estar� en la apostas�a final bajo el inicuo, ni la Iglesia pasar� por la gran tribulaci�n. �C�mo debe esto llenar nuestros corazones de santa alegr�a y nuestros labios de alabanzas!

Antes de hablar del sin ley con sus maravillas mentirosas, nos cuenta de inmediato su destino. El Se�or Jes�s, en Su manifestaci�n visible, lo consumir� con el aliento de su boca y lo anular� con el resplandor de Su venida ( Isa�as 11:1 y Apocalipsis 19:11 ).

2 Tesalonicenses 2:9

Este inicuo, el Anticristo, vendr� en la energ�a de Satan�s con todo poder y se�ales y prodigios de falsedad y con todo enga�o de injusticia a los que perecen, porque no han recibido el amor de la verdad para ser salvos. Y por eso Dios les env�a energ�a de error, para que crean la mentira, para que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

Esto nos muestra lo que les espera a las llamadas "naciones cristianas", con su jactancia de progreso y civilizaci�n. Este es el futuro de los cr�ticos destructivos, las masas de la cristiandad que rechazan la Biblia y descuidan el evangelio, as� como del juda�smo ap�stata.

�La infidelidad cient�fica ahora declara con desd�n que nunca vemos un milagro, y el argumento de Hume contra toda evidencia a favor de tal es su contradicci�n con la experiencia universal. Pero pronto ser� materia de una amplia experiencia que los milagros existen; s�lo en un inter�s muy opuesto al del cristianismo. Estas cosas incluso ahora se est�n mostrando de una manera m�s o menos tentativa y dudosa; todav�a tienen que deshacerse de toda reserva y desafiar la fe del mundo.

"Poderes, se�ales y prodigios" son la triple designaci�n de los milagros en las Escrituras: "prodigios", que despiertan la atenci�n y la admiraci�n; 'se�ales' o cosas que tienen significado y doctrina; 'poderes', que evidentemente est�n m�s all� de los humanos. Estos han dado testimonio en el pasado de la verdad, nunca la probaron, aparte de la verdad misma con la que estaban conectados; y este es el error de tantos en todo momento que un verdadero milagro - algo de lo que se podr�a decir con raz�n como todos estos - es una garant�a absoluta del mensaje que trae.

Por lo tanto, est�n listos en cualquier momento para seguir lo que as� se apoya. Sin embargo, si hay seres celestiales - '�ngeles que sobresalen en fuerza' - es evidente que, si se les permite, y si son lo suficientemente malvados como para intentarlo, en cualquier momento podr�an conducirnos as� de acuerdo con su mente. Ahora bien, eso es precisamente lo que Dios ha declarado que permitir�, cuando haya llegado el momento.

Cuando los hombres hayan demostrado que ya no desean la verdad y el Dios paciente y sufrido, finalmente no tendr� m�s justificaci�n, eso habr� sucedido para el mundo cristiano profesante que reconocemos como sucedido en la historia de los individuos: Dios volver� a decir: 'Efra�n est� unido a sus �dolos; d�jalo solo.

'Y entonces se levantar� uno' cuya venida es conforme a la energ�a de Satan�s, con todo poder y se�ales y prodigios de falsedad '- ya no en inter�s de la verdad, sino de la mentira - y en todo enga�o de injusticia por los que perecen; porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.

�Ser�a peligroso, adem�s de tonto, afirmar que esto es del pasado y no del futuro; que se ha cumplido en el romanismo, o de alguna manera similar. �El poder de Roma, cualquiera que sea su pretensi�n de milagro fabuloso, se ha exhibido de esta manera? Sin duda, hay una clase en todo momento dispuesta a ser enga�ada de esta manera, como vemos en el r�pido progreso de absurdos tan transparentes, como, por ejemplo, la "ciencia cristiana"; pero en todo esto hay s�lo la d�bil anticipaci�n de un enga�o que a�n se llevar� a las multitudes de profesi�n incr�dula.

El archi-enga�ador no est� en el Vaticano ni en ning�n otro lugar en la actualidad; �l ser� revelado en su tiempo. Y, sin embargo, podemos discernir los presagios de esta tremenda iniquidad y darnos cuenta de que su camino se est� preparando en muchos eventos y movimientos que tienen lugar ante nuestros ojos �(Biblia num�rica).

Entonces los que rechazan la verdad recibir�n su juicio. Nadie puede siquiera imaginar cu�l ser� el destino de los millones que no recibieron el amor de la verdad, sino que se complacieron en la injusticia. Por horribles que sean los acontecimientos hoy, el tiempo venidero del Anticristo, el tiempo en que reina el inicuo, impulsado por Satan�s, ser� mucho peor. Como se ha dicho, "se permitir� que el pecado sea su propio terrible testigo contra s� mismo, un testigo ante el cual la eternidad se estremecer�".

III. ACCI�N DE GRACIAS, ORACI�N,

EXHORTACIONES Y CONCLUSIONES

Cap�tulo S 2: 13-3: 18

1. Acci�n de gracias y oraci�n ( 2 Tesalonicenses 2:13 )

2. Oraci�n por la Palabra y por liberaci�n ( 2 Tesalonicenses 3:1 )

3. Exhortaciones ( 2 Tesalonicenses 3:6 )

4. Conclusiones ( 2 Tesalonicenses 3:16 )

2 Tesalonicenses 2:13

�Qu� benditas razones se expresan aqu� para dar gracias a Dios por lo que ha hecho por nosotros y por todos los que creen! Hermanos, amados del Se�or, esto es lo que son los creyentes. Elegidos somos para la salvaci�n a trav�s de la santificaci�n del Esp�ritu y la fe en la verdad. Y la gloria est� ante todos los que han cre�do en "la obtenci�n de la gloria de nuestro Se�or Jesucristo". Y esa gloria puede estallar sobre nosotros en cualquier momento.

Por esto, el pueblo de Dios espera. Por lo tanto, debemos �estar firmes y aferrados�. La palabra "tradiciones" significa las instrucciones que hab�an recibido del ap�stol; es decir, la verdad de Dios. Mantenerse firme y aferrarse a la verdad son las dos cosas necesarias para el pueblo de Dios. Tambi�n ora por ellos para que sus corazones sean consolados y se establezcan en toda buena palabra y obra.

2 Tesalonicenses 3:1

Como en otras ep�stolas, aqu� el ap�stol pide oraci�n por s� mismo, "para que la Palabra del Se�or corra y sea glorificada". Su gran ambici�n era difundir el evangelio y la Palabra de Dios por todas partes. Cuando los pecadores son salvos por gracia, se agregan como miembros al cuerpo de Cristo y caminan en el Esp�ritu, entonces la Palabra es glorificada. Los enemigos estaban por todos lados entonces, como lo est�n ahora, obstruyendo y entorpeciendo la palabra, �porque la fe no es la porci�n de todos.

�Contaba con la fidelidad de Dios para establecerlos y guardarlos. Es un consuelo para su pueblo saber que su cuidado est� en sus manos. Si Dios es por nosotros, �qui�n contra nosotros? "Y el Se�or encamine sus corazones al amor de Dios y a la paciencia de Cristo". Cristo, con infinita paciencia, espera en el cielo, y Su pueblo en la tierra espera por �l y con �l hasta que llegue el tiempo se�alado cuando termine Su espera y su espera.

2 Tesalonicenses 3:6

Siguen las exhortaciones. Parece que hubo un desorden considerable entre ellos. "Porque o�mos que hay algunos que caminan entre ustedes desordenadamente, sin trabajar en absoluto, sino que son entrometidos". Este fue sin duda el resultado de su condici�n inestable provocada por los falsos maestros. Por tanto, les exhorta a que se aparten de cualquier hermano que no escuche las instrucciones que les ha dado y que contin�e con un andar desordenado.

Una vez m�s cita entre ellos su propia vida ejemplar ( 1 Tesalonicenses 2:9 ). �Porque no nos hemos portado mal entre vosotros; ni comimos de balde el pan de nadie (como caridad); sino trabajado con trabajo y trabajo d�a y noche, para que no seamos responsables de ninguno de ustedes. No porque no tengamos autoridad, sino para darte un ejemplo para imitarnos.

Exhorta a los desordenados, que no hacen m�s que vivir en la ociosidad, a que trabajen con tranquilidad y no vivan m�s del trabajo ajeno, sino que coman su propio pan. Si hay un rechazo por parte de los tales, no hay obediencia a esta regla, debe ser notado y no se le debe hacer compa��a. Sin embargo, no debe ser tratado como un enemigo, sino amonestado como un hermano. Qu� bien ser�a si siempre se siguiera este camino.

2 Tesalonicenses 3:16

�Y el mismo Se�or de paz os d� paz continuamente en todo sentido�. Esta es la oraci�n final en estas dos ep�stolas. Debe notarse cu�n prominente es la oraci�n en ambas ep�stolas. Y el Se�or, que est� con su pueblo, les dar� paz continuamente en todos los sentidos, si caminan en obediencia, sujetos a s� mismo.

Información bibliográfica
Gaebelein, Arno Clemens. "Comentario sobre 2 Thessalonians 2". "La Biblia Anotada de Gaebelein". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/gab/2-thessalonians-2.html. 1913-1922.