Bible Commentaries
Jeremías 36

La Biblia Anotada de GaebeleinAnotaciones de Gaebelein

Versículos 1-32

Capitulo 36

La indestructibilidad de la Palabra de Dios

1. La escritura del rollo ( Jeremias 36:1 )

2. La lectura del rollo ( Jeremias 36:4 )

3. El rey corta y quema el rollo ( Jeremias 36:21 )

4. La indestructibilidad de la Palabra de Dios ( Jeremias 36:27 )

Jeremias 36:1 . Una vez m�s, nos remontamos al cuarto a�o de Joacim. Ahora se le ordena a Jerem�as que ponga por escrito todas las palabras que Jehov� le hab�a dicho. Fue con el prop�sito de que la gente pudiera o�r hablar de todo el mal y que a�n pudieran considerarlo y volverse al Se�or para ser perdonados. �Cu�n misericordioso y misericordioso es! Luego le dict� todas las palabras a Baruc, quien las escribi�. Pero, pregunta un cr�tico, �c�mo pod�a recordar todo lo que hab�a hablado? El mismo Esp�ritu que le comunic� los mensajes, se los volvi� a comunicar al profeta.

Jeremias 36:4 . Jerem�as estaba "encerrado", lo que, sin embargo, no significa que fuera un prisionero (v�ase Jeremias 36:19 ); probablemente significa que no se le permiti� entrar en la casa del SE�OR debido a alguna impureza ceremonial.

Entonces envi� a Baruc, su amanuense, a leer el rollo al pueblo en el d�a de ayuno, y cuando todo el pueblo se hubo reunido, Baruc ley� el rollo a la entrada de la puerta nueva. Mica�as, uno de los hijos de Gemar�as, qued� profundamente conmovido por lo que hab�a o�do, fue al lugar donde los pr�ncipes se sentaron en consejo y les cont� lo que hab�a o�do de labios de Baruc. Entonces se le orden� a Baruc que se presentara ante los pr�ncipes para leerles el rollo. Lo que escucharon los asust�. Declararon que se lo dir�an al rey.

Jeremias 36:21 . El rey envi� por el rollo. El rey escuch� solo algunas de las hojas. Entonces, energizado por el diablo, sac� su cortaplumas, cort� el rollo y, para asegurarse de que el rollo fuera destruido, lo arroj� al fuego abierto, y con gran satisfacci�n mir� hasta que el rollo se consumi�.

Elnat�n, Dela�as y Gemar�as trataron de evitar que cometiera esta mala acci�n, pero �l se neg� a escucharlos. Estos tres ten�an al menos algo de reverencia por la Palabra de Dios y, por lo tanto, el Esp�ritu Santo registra sus nombres. El rey no qued� satisfecho con esto. Su ira sat�nica se despert� tanto que quiso detener a Baruc y Jerem�as. Como el loco rey Sa�l, probablemente pens� en matarlos a ambos. Pero el Se�or los escondi�.

Lo que hizo Joacim, se ha hecho una y otra vez. Se est� haciendo hoy como nunca antes en la historia de la cristiandad. Lo est�n haciendo los cr�ticos destructivos, en colegios y universidades; lo hacen los hombres que han producido el Nuevo Testamento m�s breve y el Antiguo Testamento m�s breve, los que abogan por una Biblia abreviada, y otros que, como el escritor ingl�s Wells, quieren una Biblia nueva.

El mismo poder de las tinieblas est� detr�s de todos estos intentos perversos de mutilar la Palabra de Dios. La obra de Joacim no es nada en comparaci�n con estos infieles del siglo XX, porque estos apuntan a la m�s preciosa y bendita revelaci�n de Dios, la doctrina de Cristo. Su condena ser� mucho mayor que la del rey jud�o.

Jeremias 36:27 . Pero, �destruy� el rey la Palabra de Dios? Tambi�n se podr�a hablar de la destrucci�n de Dios mismo. Ni Dios ni Su Palabra pueden verse afectados por los esfuerzos de los hombres inspirados por el enemigo de la verdad de Dios. La Palabra de Dios permanece para siempre. Es, como Dios, eterno. �C�mo se han vuelto a quemar las Biblias mil veces! En la Roma pagana y la Roma papal, Satan�s se ha enfurecido contra la Biblia.

Su Palabra sigue viva. Y ahora el diablo, camuflado como un �ngel de luz, disfrazado de �erudici�n devota� y �cr�tica reverente� lo intenta de nuevo. �Su Palabra sigue viva! Los emperadores y papas, fil�sofos e infieles que atacaron la Biblia se han ido; la Biblia todav�a est� con nosotros. Se le dice a Jerem�as que tome otra tirada. Una vez m�s, el Se�or le dicta las mismas palabras, y Jerem�as se las dicta de nuevo a Baruc, �con muchas palabras parecidas�, incluido un mensaje de juicio sobre el miserable final del rey malvado.

Información bibliográfica
Gaebelein, Arno Clemens. "Comentario sobre Jeremiah 36". "La Biblia Anotada de Gaebelein". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/gab/jeremiah-36.html. 1913-1922.