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Bible Commentaries
Job 5

La Biblia Anotada de GaebeleinAnotaciones de Gaebelein

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Versículos 1-27

Cap�tulo S 4-5 El primer discurso de Elifaz

1. �l reprende a Job ( Job 4:1 )

2. Los justos no son desechados ( Job 4:6 )

3. Una visi�n impresionante ( Job 4:12 )

4. Experiencia y exhortaci�n ( Job 5:1 )

5. Feliz el hombre a quien Dios corrige ( Job 5:17 )

Con este cap�tulo comienza la larga y tediosa controversia entre Job y sus tres visitantes. Su lamentable lamento trae a colaci�n las direcciones de sus amigos. Elifaz y Bildad hablan tres veces, cada uno respondi� por Job, y Zofar dos veces con las correspondientes refutaciones de Job. Job pronuncia su �ltima palabra, el extenso discurso de los cap�tulos 27-31 en el que da un resumen de lo que �l luch�, es decir, su propia integridad, pero el problema de su sufrimiento permanece sin explicaci�n.

La controversia es progresiva. El pensamiento que siguen los tres amigos es que todo sufrimiento es el resultado de la justicia de Dios y, por tanto, punitivo. Por este principio se disputan de manera dogm�tica. A medida que la controversia contin�a, se vuelven m�s duros, sospechosos y, finalmente, casi abusivos. Las respuestas de Job est�n marcadas primero por la desesperaci�n; entonces entra la esperanza. En cierta medida se eleva por encima de sus sufrimientos al responder a sus amigos de una manera aguda. Tiene la �ltima palabra, pero, como ya se dijo, el misterio y problema de su sufrimiento no se aclara.

El discurso de Elifaz es el primero en la serie de controversias en las que cada uno mantiene el car�cter punitivo del sufrimiento y cada respuesta dada por Job (cap�tulos 6-7; 9-10; 12-14) est� llena de desesperaci�n que refleja el estado de su mente. Despu�s de estos comentarios preliminares, examinamos brevemente cada direcci�n y las respuestas de Job.

Job 4:1 . Elifaz es el m�s dogm�tico de los tres amigos y en su primer discurso destaca la grandeza y la justicia de Dios. Hab�a venido a consolarlo; pero poco consuelo pudo traer al afligido. Empieza muy cort�smente. �Si alguien te respondiera (al lamento de Job), �te entristecer�as? Pero, �qui�n puede abstenerse de hablar? Pero de inmediato apu�ala a Job en el coraz�n.

He aqu� que has instruido a muchos

Y has fortalecido las manos d�biles

Tus palabras han sostenido al que tropezaba;

Y a menudo has fortalecido las rodillas debilitadas.

Pero ahora te ha sobrevenido, �y qu� dolor?

Porque te toca, est�s turbado.

�No ha sido tu piedad tu confianza,

�Y la perfecci�n de tus caminos tu esperanza?

Todo esto, por supuesto, era perfectamente cierto. Pero no entendi� lo que Job necesitaba en su sufrimiento. Las palabras de Elifaz, el sabio de Tem�n, deben haber actuado sobre Job como una aplicaci�n de un irritante en una herida sangrante. Lo que Job necesitaba era tierna simpat�a, un buen samaritano, para verter aceite y darle vino. Pero Elifaz revela en esto de inmediato la dureza de su naturaleza, la falta de discernimiento entre el sufrimiento de los justos y los malvados, y finalmente se convierte en un acusador falso.

Job 4:7 . Elifaz le hab�a dicho a Job que era un hombre piadoso y justo (vers�culo 6). Y ahora le dice: �Te ruego que te acuerdes, �qui�n pereci� jam�s siendo inocente? �O cu�ndo fueron eliminados los justos? Solo los que aran iniquidad y siembran iniquidad, cosechan lo que han sembrado. Dios hace que los tales perezcan en su ira. Est�n cortados incluso si fueran como leones fuertes.

�Qu� l�gica dogm�tica! Job, si eres justo y sufres as�, Dios est� desprovisto de toda justicia; pero si Dios es justicia, entonces t� araste iniquidad y sembraste iniquidad y todo tu sufrimiento es tu propia cosecha.

Job 4:12 . Las palabras que siguen, que describen una visi�n que tuvo Elifaz, son tan sublimes que debemos citarlas.

Ahora me trajeron una cosa en secreto,

Mi o�do capt� un susurro de eso

En pensamientos de visiones de la noche

Cuando el sue�o profundo caiga sobre los hombres:

Se apoder� de m� un gran temor, y temblor tambi�n,

Hizo que mis huesos temblaran.

Entonces un esp�ritu pas� ante mi rostro;

Los cabellos de mi carne se erizaron

Me detuve, pero no pude discernir nada.

Mir�, y he aqu�, vi una forma

Silencio: y luego escuch� una voz ...

��Ser� el hombre mortal m�s justo que Dios?

�Ser� un hombre m�s puro que su Hacedor?

En sus propios siervos no conf�a,

A sus �ngeles acusa de necedad.

�Cu�nto m�s que los que habitan en casas de barro?

Cuyo fundamento es el polvo,

�Aplastados como la polilla!

De la ma�ana a la tarde son heridos

Mueren por completo, sin que nadie se d� cuenta.

�No est� arrancada la cuerda de su tienda dentro de ellos?

Mueren y sin sabidur�a �.

Esta visi�n describe la grandeza y majestad de Dios y, por supuesto, vuelve a ser verdadera. No se puede poner en duda que fue una visi�n real. El castigo del hombre, su absoluta nada, se da a conocer as� en esta visi�n. Pero, �satisfizo esto la necesidad del afligido Job? No pod�a explicar la raz�n del sufrimiento de Job. Y estas palabras sugieren algo como esto: Job, eres como otros hombres ante Dios; tu actual experiencia de aflicci�n testifica esto. Pensaste que estabas bien con Dios y que �l te bendijo y protegi�, pero como �l es santo y justo, tu sufrimiento muestra que est�s cosechando las consecuencias de tu pecado, como lo hacen los dem�s.

Job 5:1 . �l le da a Job next un poco de experiencia, lo cual es muy cierto. Pero la insinuaci�n est� mal. Razona por experiencia que el sufrimiento es la suerte de los malvados y, por lo tanto, Job debe pertenecer a esa clase. El consejo que le da a Job est� totalmente en consonancia con su afirmaci�n dogm�tica.

Porque el hombre nace para la angustia, como las chispas vuelan hacia arriba.

Pero yo buscar� a Dios,

Y encomienda a Dios mi causa;

Que hace grandes cosas e inescrutables,

Cosas maravillosas sin n�mero.

Pero el consejo, si bien es bueno, es muy sutil, ya que se basa en premisas err�neas. Mantiene su afirmaci�n anterior de que Job era un pecador imp�o, que cosechaba lo que hab�a sembrado; con esto en vista, pronunci� estas palabras.

Job 5:17 . El primer discurso de Elifaz cierra con un maravilloso cl�max sobre las mismas premisas err�neas, que Job hab�a pecado, que deb�a buscar a Dios, pero que Job no hab�a renunciado a Dios; no lo hab�a dejado. De lo contrario, esta expresi�n final de Elifaz revela el poder bondadoso del Todopoderoso de la manera m�s bendita. Lea estos vers�culos y obtenga la ayuda y el consuelo que respiran.

Información bibliográfica
Gaebelein, Arno Clemens. "Comentario sobre Job 5". "La Biblia Anotada de Gaebelein". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/gab/job-5.html. 1913-1922.
 
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