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Bible Commentaries
Zacarías 10

La Biblia Anotada de GaebeleinAnotaciones de Gaebelein

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Versículos 1-12

II. LAS DOS CARGAS PROF�TICAS - LAS GRANDES PROFEC�AS DEL FUTURO

I. La primera carga (9-11)

CAP�TULO 9

1. La carga de la tierra de Hadrach ( Zacar�as 9:1 )

2. Rey de paz de Sion ( Zacar�as 9:9 )

3. El evento cercano de la invasi�n de Antiochus Ephiphanes ( Zacar�as 9:13 ; Zacar�as 10:1 )

Zacar�as 9:1 . La secci�n final de Zacar�as es a�n de mayor inter�s. El Libertador, el Rey Mes�as, se revela en esta secci�n como sufriente, rechazado, traspasado, asesinado. El gran final nos lleva al gran conflicto y al asedio final de Jerusal�n. No entramos en los inventos de la cr�tica, que afirman que estas grandes profec�as son menos aut�nticas que la primera parte de Zacar�as.

La tierra de Hadrach contra la cual comienza la primera carga en el cap�tulo 9 no puede ubicarse correctamente. Su conexi�n m�s estrecha con Damasco y Hamat muestra que la tierra de Hadrach debe haber sido una provincia del reino sirio que entonces exist�a. Las ciudades fenicias Tiro y Sid�n son las siguientes, y luego se mencionan cuatro ciudades filisteas. Contra ellos, Siria, Fenicia y las ciudades de los filisteos, Zacar�as profetiza una gran calamidad y derribo.

Son conquistados por las huestes de un enemigo, y los ricos tesoros de Tiro se amontonan en las calles: plata como el polvo y oro como el lodo; los baluartes son heridos y ella misma consumida por el fuego. Desde all�, la conquista avanza r�pidamente a las ciudades filisteas, y el rey de Gaza muere. Surge la pregunta, �Qu� conquista y calamidad es esta? �Se ha cumplido o es todav�a futuro? La historia registra a un gran conquistador que derroc� r�pidamente a los pa�ses y ciudades mencionados en esta carga.

No hay duda de que aqu� se habla de Alejandro Magno y su expedici�n tan exitosa. Todos los estudiantes de las Escrituras prof�ticas saben cu�n prominente tambi�n se destaca en el libro de Daniel. El joven monarca, despu�s de la batalla de Issus, asedi� y r�pidamente captur� Damasco. Sid�n fue tomado f�cilmente, pero Tiro se resisti� a �l unos siete meses y fue quemado hasta los cimientos. Despu�s vinieron Gaza y las otras ciudades.

As�, la carga de la palabra de Jehov�, tal como la pronunci� Zacar�as aqu�, se cumpli� literalmente en la conquista siria de Alejandro el Grande. Sin embargo, la historia nos dice que los ej�rcitos del joven monarca pasaron por Jerusal�n varias veces sin da�ar la ciudad. Esto es notable, y de acuerdo con la profec�a de Zacar�as, porque leemos en el vers�culo octavo, �Y acampar� contra mi casa, contra el ej�rcito, contra el que pasa y vuelve, y ning�n opresor vendr� sobre ellos. m�s, por ahora lo he visto con mis ojos �.

Pero esta carga prof�tica nos lleva tambi�n a los d�as finales, porque leemos aqu� la promesa de que "ning�n opresor vendr� m�s sobre ellos". Esto lo relaciona con la liberaci�n final venidera de Israel y la visitaci�n destructiva final sobre sus enemigos.

Zacar�as 9:9 . Sigue una gran profec�a. El verdadero Rey de Israel viene aqu� ante nosotros en Su humillaci�n y exaltaci�n venidera.

Al�grate mucho, hija de Sion, da voces de j�bilo, hija de Jerusal�n; He aqu� que tu rey viene a ti, justo y salvador; Manso y cabalgando sobre un asno, Incluso sobre un pollino, el potrillo de la asna; Y cortar� el carro de Efra�n, y el caballo de Jerusal�n, y el arco de batalla ser� cortado, y �l hablar� paz a las naciones, y su dominio ser� de mar a mar, y del r�o al r�o. confines de la tierra.

En cuanto a ti tambi�n, por amor de tu pacto de sangre, env�o tus prisioneros del pozo de las aguas, Vu�lvete a la fortaleza, prisioneros de esperanza Incluso hoy declaro que te pagar� el doble.

Esto contrasta con el conquistador griego, y no necesita pruebas de que el Rey venidero que Zacar�as contempla es el Rey Mes�as. Los jud�os lo reconocen como tal. Uno de los m�s grandes comentaristas jud�os (Rashi) dice: Es imposible interpretarlo de cualquier otro que no sea el Rey Mes�as. Una f�bula interesante se basa en esta profec�a y es muy conocida entre los jud�os ortodoxos. El rabino Eliezer dice, comentando las palabras humilde y cabalgando sobre un asno, �Este es el asno, el potro de esa asna que fue creada en el crep�sculo.

Este es el asno que nuestro padre Abraham ensill� para atar a su hijo Isaac. Este es el asno que mont� Mois�s nuestro maestro cuando vino a Egipto, como se dice, Y los hizo montar en el asno �xodo 4:20 . Este es el asno sobre el que cabalgar� el Hijo de David ". Se podr�an dar otras citas interesantes de los escritos jud�os, pero esto es suficiente para mostrar que los jud�os creen que es una profec�a mesi�nica.

Y qu� ceguera, que no ven a Aquel que es el Mes�as; pero, �no se est� ense�ando en iglesias y escuelas la llamada "cr�tica superior" que existe hoy en la cristiandad, y que no hay profec�as mesi�nicas en el Antiguo Testamento, una ceguera mucho mayor? �Pobre de m�! as� es, y el resultado no puede ser al final nada m�s que la negaci�n de la divinidad de nuestro Se�or, o el Unitarismo.

Todo lector del Nuevo Testamento sabe que esta profec�a se cita en los Evangelios. En el Evangelio de Mateo leemos ( Mateo 21:5 ): �Todo esto fue hecho para que se cumpliera lo dicho por el profeta, cuando dijo: Di a la hija de Si�n: He aqu�, tu Rey viene a ti, manso y sentado sobre un asno, sobre un pollino el potro de un asno.

�El contexto muestra una gran multitud clamando, Hosanna al Hijo de David: Bendito el que viene en el nombre del Se�or; Hosanna en lo m�s alto. Pero pronto el clamor se transform� en: Este es Jes�s, el profeta de Nazaret de Galilea. Observe que el Esp�ritu Santo citando a Zacar�as omite la oraci�n: "�l es justo, y tiene salvaci�n". Esto no es un error, pero es el derecho divino del Esp�ritu que dio las profec�as en tiempos antiguos para aplicarlas correctamente en el Nuevo Testamento.

En el Evangelio de Marcos, en el cap�tulo once, tambi�n se encuentra la descripci�n de la entrada de Cristo en Jerusal�n, pero no se cita a Zacar�as. Lo mismo ocurre con el relato de Lucas, cap�tulo 19, y aqu� se le menciona como el Rey que viene en el nombre de Jehov�, paz en los cielos y gloria en las alturas. En el cuarto evangelio, Juan 12:15 , el relato de su venida a Jerusal�n es mucho m�s corto que en los otros evangelios.

All� dice: �No temas, hija de Sion; he aqu�, tu Rey viene, sentado sobre un pollino de asno �. Vemos de esto que los cuatro evangelios dan cada uno un relato de la entrada del Se�or en Jerusal�n; dos de ellos citan a Zacar�as y los otros dos no. Las citas mismas son diferentes de la profec�a en Zacar�as 9:1 en dos aspectos.

Las primeras palabras, Al�grate mucho, no se usan en absoluto. En Mateo est�, Dile a la hija de Sion, y en Juan, No temas, hija de Sion. La frase, ��l es justo y tiene salvaci�n�, se omite en ambos.

Una exposici�n superficial de la Palabra afirma que la profec�a de Zacar�as se cumpli� en el evento registrado por los Evangelios. En lo que respecta a Su entrada en Jerusal�n, montando sobre el pollino el potro de un asno (y observe que en Mateo se muestra que tanto el pollino como el asno son tra�dos a �l. Por supuesto, �l pod�a montar solo en uno, pero la asna ten�a que seguir adelante en cumplimiento de la profec�a), y el camino que �l vino, mansamente, en este sentido se cumpli� la profec�a.

Esta entrada del Hijo del Hombre en Jerusal�n fue su presentaci�n formal a Jerusal�n como su Rey, pero, como se dijo anteriormente, el grito mesi�nico de bienvenida, Bendito sea, pronto se transform� en Jes�s, el profeta de Nazaret en Galilea, y eso nuevamente en el �ltimo grito de rechazo, �Crucif�calo, crucif�calo! Entonces no hab�a salvaci�n para Israel, ni reino para �l, por lo que en las citas no se menciona ning�n regocijo.

Es Su segunda venida a Jerusal�n como el Hijo del Hombre en Su gloria lo que traer� el cumplimiento de Zacar�as 9:9 . Es cierto que el pollino, el potro de la asna, no ser� el animal que monta, pero vendr� sobre un caballo blanco seguido por los ej�rcitos del cielo. Viene entonces verdaderamente por Jerusal�n, cumpliendo la profec�a, �Justo tiene salvaci�n� (lectura marginal, victoria). Habr� nuevamente el grito de bienvenida del Salmo ciento dieciocho, "Bendito el que viene en el nombre de Jehov�", precedido por la s�plica, "Hosanna, salva ahora".

Los vers�culos d�cimo y und�cimo ( Zacar�as 9:10 ) muestran claramente que la profec�a a�n no se ha cumplido y solo puede cumplirse en la venida del Hijo del Hombre en Su gloria. Una de las razones por las que el juda�smo moderno rechaza a Jes�s de Nazaret y no cree que sea el Redentor prometido est� en esta profec�a.

El rabino F. De Sola Mendes, de Nueva York, trae un librito, �Respuesta de un hebreo a los misioneros�, el siguiente argumento: �Rechazamos a Jes�s de Nazaret como nuestro Mes�as a causa de sus obras. �l dice de s� mismo: 'No pens�is que he venido a enviar paz a la tierra; No vine a enviar paz, sino una espada �, etc. Pero encontramos que nuestros profetas atribu�an al verdadero Mes�as acciones muy diferentes.

Zacar�as dice ( Zacar�as 9:10 ), Hablar� paz a las naciones. Jes�s dice que vino a enviar la espada a la tierra; mientras que Isa�as dice del verdadero tiempo mesi�nico, 'Convertir�n sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas; no alzar� espada naci�n contra naci�n; ni aprender�n m�s la guerra �.

Por supuesto, el jud�o tiene raz�n al esperar el cumplimiento literal de esta profec�a, y se cumplir� cuando �l regrese y la restauraci�n de todas las cosas seguir�, tal como fue dicho por la boca de todos Sus santos profetas.

Cuando �l aparezca de nuevo, de la misma manera en que fue al cielo, que no es por Sus santos, sino por Sus santos, habr� paz para Efra�n y para Jerusal�n, y entonces el reino ser� restaurado a Israel, es decir, a la casa. de Jud� y de la casa de Israel. El carro, el caballo y el arco de batalla ser�n cortados. No solo traer� paz al pueblo del pacto, sino a las naciones. Hablar� paz.

�Y �l estar�, y apacentar� sus ovejas con el poder de Jehov�, con la majestad del nombre de Jehov� su Dios, y permanecer�n; porque ahora ser� engrandecido hasta los fines de la tierra. Y este ser� nuestra paz � Miqueas 5:4 . Habr� abundancia de paz Salmo 72:7 . Su dominio ser� de mar a mar y hasta los confines de la tierra.

Los prisioneros de la esperanza para ser liberados, por la sangre del pacto, del pozo donde no hay agua, es la naci�n cuyo cautiverio ha terminado. Qu� extra�o que la gente tome un pasaje como este e interprete que significa la restituci�n de los malvados y los imp�os del abismo. No hay nada que se ense�e en la Palabra como lo que algunas personas llaman una esperanza mayor. La restituci�n (restauraci�n) de todas las cosas no se deja a la interpretaci�n fantasiosa de la mente humana, sino que est� claramente definida por la Palabra misma, tal como fue dicha por los profetas.

En la visi�n de los huesos secos en Ezequiel 37:1 , la queja de Israel es: Nuestra esperanza est� perdida. Pero cuando �l se manifieste, quien es en verdad la Esperanza de Israel, los prisioneros (los cautivos) ser�n liberados y limpiados. �Reprime tu voz del llanto, y tus ojos de las l�grimas ... hay esperanza para tu fin postrero, dice Jehov�, y tus hijos volver�n a su territorio� Jeremias 31:17 .

Sigue la exhortaci�n a volver a la fortaleza. Israel entonces cantar�: �Me sac� de un pozo horrible, del barro fangoso, y puso mis pies sobre la roca, y estableci� mis caminos� Salmo 40:2 . Se les dar� el doble, como se les prometi�: "Habla al coraz�n de Jerusal�n y clama a ella que su guerra se ha cumplido, que su iniquidad es perdonada, que ha recibido de la mano del SE�OR el doble por todos sus pecados" Isa�as 40:22 .

�Por vuestra verg�enza tendr�is doble, y por la confusi�n se regocijar�n en esa porci�n; por tanto, en su tierra poseer�n el doble; gozo eterno ser� para ellos � Isa�as 41:7 .

Zacar�as 9:13 ; Zacar�as 10:1 . La escena cambia una vez m�s. Uno de los sucesores de Alejandro, Ant�oco Ep�fanes, y la victoria macabea es el tema de estos vers�culos. Sobre este invasor, ver Daniel 8:1 , donde se le predice como el cuerno peque�o y su abominable obra all� se describe detalladamente.

Entr� en �la tierra agradable�, la tierra de Israel. Comenz� una amarga lucha, porque Ant�oco trat� de exterminar a los jud�os y tambi�n a su religi�n. Toda observancia de la religi�n jud�a estaba prohibida, el s�bado ten�a que ser profanado y hab�a que comer alimentos inmundos. Se colocaron �dolos en el templo. En lugar de las fiestas jud�as, se introdujeron las fiestas de los �dolos, con todas sus abominaciones e inmoralidades espantosas, y los jud�os se vieron obligados a unirse a ellas.

Miles sufrieron el martirio. Pero de repente unas pocas personas se levantaron contra las abominaciones, los macabeos, y en una lucha que dur� unos veinticinco a�os, lucharon con �xito contra los enemigos.

Esta terrible visita a la tierra y la maravillosa victoria de los macabeos son predichas por el profeta en los vers�culos finales del cap�tulo noveno. Citaremos el pasaje:

Yo inclino por m� a Jud� y lleno el arco de Efra�n, y despertar� a tus hijos, Sion, contra tus hijos, Grecia, y te har� como espada de valiente. Jehov� ser� visto sobre ellos, y su flecha saldr� como un rel�mpago; y el Se�or Jehov� tocar� trompeta. Ir� con los torbellinos del sur. El SE�OR de los ej�rcitos los cubrir�; Devorar�n y hollar�n piedras de honda, y beber�n y har�n ruido como del vino, y se llenar�n como copas, como las esquinas del altar.

Y los salvar� Jehov� su Dios en aquel d�a, como reba�o de su pueblo; Porque ser�n joyas de una corona, resplandeciendo sobre su tierra, porque �cu�n grande es su bondad y cu�n grande es su hermosura! El ma�z har� florecer a los j�venes y a las doncellas del vino.

Pero nuevamente debemos se�alar que esta profec�a solo se cumple parcialmente. La terrible tribulaci�n de la tierra de Jud� cuando Ant�oco Ep�fanes invadi� la tierra no es m�s que un tipo de la gran tribulaci�n, el tiempo de la angustia de Jacob. El remanente de Israel saldr� victorioso. As� todo se ve en este cap�tulo en un cumplimiento pasado, pero solo parcial, y en �l un cumplimiento futuro, que ser� completo.

No podemos dejar este cap�tulo sin llamar la atenci�n sobre la bendita declaraci�n:

Por joyas de una corona ser�n, resplandeciendo sobre su tierra.

Se refiere a los muertos que sufrieron el martirio y a todos los que lucharon por el nombre y el honor de Jehov�. �No puede la declaraci�n en Hebreos 11:1 referirse a este tiempo? �Otros tuvieron pruebas de burlas y azotes, s�, adem�s de cadenas y prisi�n: fueron apedreados, fueron aserrados, fueron tentados, fueron muertos a espada; andaban en pieles de oveja, en pieles de cabra, desamparados, afligidos, maltratados, de los cuales el mundo no era digno, vagando por desiertos y montes y cuevas y hoyos de la tierra � Hebreos 11:36 .

Y todos encontrar�n una repetici�n durante la pr�xima tribulaci�n. Pero a�n no ha llegado el momento de la recompensa. El trono de gloria a�n no se ha revelado, y las joyas, los santos formados en una corona, que resplandecen sobre la tierra, a�n no se ven. Pero se da la seguridad: �M�os ser�n, dice el SE�OR de los ej�rcitos, en el d�a en que haga mis alhajas� Malaqu�as 3:17 .

El primer verso del pr�ximo cap�tulo est� fuera de lugar; pertenece al final del cap�tulo 9. Cuando llegue el tiempo de la bendici�n, la lluvia tard�a caer� sobre la tierra y producir� la fecundidad prometida.

CAP�TULO 10: 1-12

1. La apostas�a de Israel en los �ltimos d�as ( Zacar�as 10:2 )

2. La victoria sobre los enemigos ( Zacar�as 10:5 )

3. Liberaci�n y restauraci�n ( Zacar�as 10:8 )

Zacar�as 10:1 . La idolatr�a fue el gran pecado tanto de Jud� como de Israel. Practicaron las cosas ocultas del paganismo y adoraron a sus dioses falsos; ten�an terafines utilizados para la adivinaci�n. A causa de esto, la ira cay� sobre las generaciones anteriores, y la ira del Se�or se encendi� contra sus l�deres, los pastores, y fueron dispersados.

Hemos llamado la atenci�n antes sobre Mateo 12:43 , el pasaje en el que el Se�or Jes�s anuncia que la parte incr�dula de la naci�n volver� en los �ltimos d�as al esp�ritu inmundo de la idolatr�a, solo que en una forma peor que antes. Muchos de los incr�dulos entre los jud�os de nuestros d�as se vuelven hacia la brujer�a de la Ciencia Cristiana; adoptan tambi�n ese sistema sat�nico conocido como Espiritismo.

Pero los ap�statas ir�n m�s all� de eso. Finalmente aceptar�n la producci�n maestra del Diablo, el hombre de pecado, y lo adorar�n 2 Tesalonicenses 2:1 ; Apocalipsis 13:1 ; Daniel 9:27 .

Entonces el Se�or castigar� a estas cabras. Al mismo tiempo, hay un remanente que se mantendr� al margen de estas idolatr�as futuras; Temer�n al Se�or y no entrar�n en un pacto con la bestia (vea las anotaciones de Daniel 9:27 . La segunda mitad del tercer vers�culo de este cap�tulo pertenece a este remanente: �El Se�or de los ej�rcitos visita su reba�o, la casa de Jud� y lo convierte en su caballo de batalla en la guerra �. Los usar� y finalmente los entregar�.

El cuarto verso ( Zacar�as 10:4 ) es de mucho inter�s. �De �l ser� la piedra angular, de �l el clavo, de �l el arco de batalla, de �l todo gobernante saldr� a la vez� (traducci�n corregida). El clavo en la casa oriental es un alfiler grande, a menudo muy bellamente ornamentado, y sobre �l se cuelgan las cosas m�s costosas.

�Y lo sujetar� como un clavo en un lugar seguro, y ser� un trono glorioso para la casa de su padre. Y sobre �l colgar�n toda la gloria de la casa de su padre � Isa�as 22:23 . La Rab� de Shemoth, una interpretaci�n jud�a, dice en este vers�culo, �este es el rey David; como se dice, la piedra que desecharon los constructores se convierte en la principal piedra del �ngulo.

�Algunos dicen que se dice acerca del Se�or, que �l es la piedra angular y el clavo. Se refiere a �l, sin duda, pero lo que se habla de �l encuentra tambi�n un cumplimiento en el Israel restaurado. Por lo tanto, Israel a�n debe ser la piedra angular sobre la que todo descansa en la tierra, y el clavo del que pende la gloria.

Zacar�as 10:5 . La gran victoria final se anuncia en este apartado. Pelear�n y vencer�n, porque el SE�OR de los ej�rcitos estar� con ellos como en la antig�edad. Ser�n salvos del tiempo de angustia de Jacob, �Porque de ellos tengo misericordia; y ser�n como si no los hubiera desechado; porque yo soy el SE�OR su Dios, y los escuchar� �. Efra�n estar� all�, las diez tribus restauradas.

Zacar�as 10:8 . Ser�n entregados en ese d�a, redimidos y restaurados. Notemos que el verso und�cimo ( Zacar�as 10:11 ) debe aplicarse al Se�or. �l est� con ellos en el mar de la aflicci�n, como estuvo con ellos en Egipto y fue delante de ellos en la columna de nube.

Información bibliográfica
Gaebelein, Arno Clemens. "Comentario sobre Zechariah 10". "La Biblia Anotada de Gaebelein". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/gab/zechariah-10.html. 1913-1922.
 
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