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San Juan 21

Comentario de la Cadena Dorada sobre los EvangeliosComentario de la Cadena Dorada

Versículos 1-11

Ver. 1. Despu�s de estas cosas, Jes�s se mostr� de nuevo a los disc�pulos en el mar de Tiber�ades; y de esta manera se mostr� �l mismo. 2 Estaban juntos Sim�n Pedro, y Tom�s, llamado D�dimo, y Natanael de Can� de Galilea, y los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus disc�pulos. 3. Sim�n Pedro les dice: Voy a pescar. Ellos le dicen: Nosotros tambi�n vamos contigo. Salieron y entraron inmediatamente en una nave; y esa noche no pescaron nada.

4. Pero cuando lleg� la ma�ana, Jes�s se par� en la orilla; pero los disc�pulos no sab�an que era Jes�s. 5. Entonces Jes�s les dice: Hijitos, �ten�is algo de comer? Ellos le respondieron: No. 6. Y �l les dijo: Echad la red a la derecha de la nave, y hallar�is. Echaron, pues, y ya no pod�an sacarlo por la multitud de peces. 7. Por eso aquel disc�pulo a quien Jes�s ama dice a Pedro: Es el Se�or.

Cuando Sim�n Pedro oy� que era el Se�or, se ci�� la t�nica de pescador (porque estaba desnudo) y se arroj� al mar. 8. Y los otros disc�pulos ven�an en una barca peque�a, (porque no estaban lejos de tierra, sino como doscientos codos), arrastrando la red con peces. 9. Tan pronto como llegaron a tierra, vieron all� unas brasas, y pescado puesto sobre ellas, y pan. 10

Jes�s les dice: Traed del pez que hab�is pescado. 11. Subi� Sim�n Pedro, y sac� la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y siendo tantos, la red no se rompi�.

AGO. Las palabras precedentes del evangelista parecen indicar el final del libro, pero va m�s all� para dar cuenta de la aparici�n de nuestro Se�or junto al mar de Tiber�ades: Despu�s de estas cosas, Jes�s se mostr� de nuevo a los disc�pulos en el mar de Tiber�ades.

CHRYS. �l dice: Despu�s, porque no iba continuamente con sus disc�pulos como antes; y se manifest�, porque siendo su cuerpo incorruptible, fue una condescendencia dejarse ver. Menciona el lugar, para mostrar que nuestro Se�or les hab�a quitado mucho del miedo, y que ya no se quedaban dentro de sus casas, aunque hab�an ido a Galilea para evitar la persecuci�n de los jud�os.

BED. El evangelista, seg�n su costumbre, primero enuncia la cosa misma, y ??luego dice c�mo sucedi�: Y de esta manera se mostr� �l mismo.

CHRYS. Como nuestro Se�or no estaba con ellos regularmente, y el Esp�ritu no les hab�a sido dado, y no hab�an recibido comisi�n, y no ten�an nada que hacer, siguieron el oficio de pescadores: Y de esta manera �l mismo se mostr�. Estaban juntos Sim�n Pedro, y Tom�s llamado D�dimo, y Natanael de Can� de Galilea, el que fue llamado por Felipe y los hijos de Zebedeo, es decir, Santiago y Juan, y otros dos de sus disc�pulos. Sim�n Pedro les dice, voy a pescar.

GREG. Cabe preguntarse por qu� Pedro, que era pescador antes de su conversi�n, volvi� a pescar, cuando se dice: Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atr�s es apto para el reino de Dios.

AGO. Si los disc�pulos hubieran hecho esto despu�s de la muerte de Jes�s, y antes de Su resurrecci�n, deber�amos haber imaginado que lo hicieron desesperados. Pero ahora, despu�s de haber resucitado de la tumba, despu�s de ver las marcas de sus heridas, despu�s de recibir, por medio de su aliento, el Esp�ritu Santo, de repente se vuelven lo que eran antes, pescadores, no de hombres, sino de peces Recordemos, pues, que su Apostolado no les prohib�a ganarse la vida con un oficio l�cito, siempre que no tuvieran otro medio de subsistencia.

Porque si el bienaventurado Pablo no us� el poder que ten�a con los dem�s predicadores del evangelio, como ellos lo hicieron, sino que hizo la guerra con sus propios recursos, para que los gentiles, que eran ajenos al nombre de Cristo, pudieran ser ofendido por una doctrina aparentemente venal; si, educado de otra manera, aprendiera un oficio que nunca antes hab�a conocido, que, mientras el maestro trabajaba con sus propias manos, el oyente no se agobiar�a mucho m�s si Pedro, que hab�a sido pescador, trabajara en lo que sab�a, si no tuviera nada m�s para vivir en ese momento.

Pero �c�mo no, alguien preguntar�, cuando nuestro Se�or promete, buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os ser�n a�adidas? Nuestro Se�or, respondemos, cumpli� esta promesa, llev�ndoles los peces para pescar: porque �qui�n m�s los trajo? No trajo sobre ellos esa pobreza que los oblig� a ir a pescar, excepto para exhibir un milagro.

GREG. El oficio que se ejerci� sin pecado antes de la conversi�n, no fue pecado despu�s de ella. Por tanto, despu�s de su conversi�n, Pedro volvi� a pescar; pero Mateo no se sent� de nuevo para el recibo? de costumbre Porque hay algunos negocios que no pueden o dif�cilmente pueden llevarse a cabo sin pecado; y estos no se pueden devolver despu�s de la conversi�n.

CHRYS. Los otros disc�pulos siguieron a Pedro: Le dijeron: Nosotros tambi�n vamos contigo; porque desde este tiempo todos estuvieron atados juntos; y ellos tambi�n quisieron ver la pesca: Salieron y entraron en un barco inmediatamente. Y esa noche no pescaron nada. Pescaban de noche, por miedo.

GREG. La pesca se hizo muy desafortunada, para despertar su asombro ante el milagro despu�s: Y esa noche no pescaron nada.

CHRYS. En medio de su trabajo y angustia, Jes�s se les present�: Pero cuando lleg� la ma�ana, Jes�s se par� en la orilla; pero los disc�pulos no sab�an que era Jes�s.

�l no se dio a conocer a ellos inmediatamente, sino que entr� en conversaci�n; y primero habla a la manera humana: Entonces Jes�s les dice: Hijitos, �ten�is algo de comer? como si quisiera mendigar a algunos de ellos. Ellos respondieron, no.

Entonces les da una se�al para que lo conozcan por: Y les dijo: Echad la red a la derecha de la nave, y hallar�is. Echaron, pues, y ya no pod�an sacarlo por la multitud de peces. El reconocimiento de �l saca a relucir a Pedro y Juan en sus diferentes temperamentos mentales; el uno ferviente, el otro sublime; el uno listo, el otro penetrante.

Juan es el primero en reconocer a nuestro Se�or: Por eso aquel disc�pulo a quien Jes�s amaba dice a Pedro: Es el Se�or; Pedro es el primero en venir a �l: Oyendo Sim�n Pedro que era el Se�or, le ci�� la t�nica de pescador, porque estaba desnudo.

BED. El evangelista alude aqu� a s� mismo como siempre lo hace. Reconoci� a nuestro Se�or ya sea por el milagro, o por el sonido de Su voz, o por la asociaci�n de ocasiones anteriores en las que los encontr� pescando. Pedro estaba desnudo en comparaci�n con el vestido habitual que usaba, en el sentido en que le decimos a una persona que nos encontramos con poca ropa: Est�s completamente desnudo. Peter estaba desnudo por conveniencia, como lo est�n los pescadores en la pesca.

TEOFILO. El hecho de que Pedro se ci�e es un signo de modestia. Se ci�� con una t�nica de lino, como la que los pescadores de Tamia y Tiria se echan sobre ellos, cuando no tienen nada m�s encima, o incluso sobre sus otras ropas.

BED. Fue a Jes�s con el ardor con que hac�a todo: Y se arroj� al mar.

Y los otros disc�pulos vinieron en un peque�o barco. No debemos entender aqu� que Pedro camin� sobre la superficie del agua, sino que nad� o camin� por el agua, estando muy cerca de la tierra: porque no estaban lejos de la tierra, sino como doscientos codos,

BRILLO. Par�ntesis; porque sigue, arrastrando la red con los peces. La orden es, Los otros disc�pulos vinieron en un peque�o barco, arrastrando la red con peces.

CHRYS. Otro milagro sigue: Tan pronto como llegaron a tierra, vieron un fuego de brasas all�, y pescado puesto sobre �l, y pan. Ya no trabaja sobre materiales ya existentes, sino de una manera a�n m�s maravillosa; mostrando que fue solo en condescendencia que �l obr� Sus milagros sobre la materia existente antes de Su crucificado.

AGO. No debemos entender que el pan fue puesto sobre las brasas, pero l�alo como si estuviera de pie, Ellos vieron un fuego de brasas all�, y pescado sobre las brasas; y vieron pan.

TEOFILO. Para mostrar que no era una visi�n, les orden� que tomaran del pez que hab�an pescado. Jes�s les dice: Traed del pez que hab�is pescado.

Otro milagro sigue de viz. que la red no se rompi� por la cantidad de peces: Sim�n Pedro subi� y sac� la red a tierra llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y siendo tantos, la red no se rompi�.

AGO. M�sticamente, en la corriente de los peces signific� el misterio de la Iglesia, tal como ser� en la resurrecci�n final de los muertos. Y para hacer esto m�s claro, se pone cerca del final del libro. El n�mero siete, que es el n�mero de los disc�pulos que estaban pescando, significa el fin de los tiempos; porque el tiempo se cuenta por per�odos de siete d�as.

TEOFILO. En el tiempo de la noche antes de la presencia del sol, Cristo, los Profetas no tomaron nada; porque aunque se esforzaron por corregir al pueblo, sin embargo, �stos a menudo cayeron en la idolatr�a.

GREG. Cabe preguntarse, �por qu� despu�s de su resurrecci�n se par� en la orilla para recibir a los disc�pulos, mientras que antes camin� sobre el mar? El mar significa el mundo, que se agita con diversas causas de tumultos y las olas de esta vida corruptible; la orilla por su solidez figura el reposo eterno. Los disc�pulos entonces, estando todav�a sobre las olas de esta vida mortal, estaban trabajando en el mar; pero el Redentor, habiendo arrojado por Su resurrecci�n la corrupci�n de la carne, se par� en la orilla.

AGO. La orilla es el fin del mar, y por lo tanto significa el fin del mundo. La Iglesia est� tipificada aqu� como lo ser� en el fin del mundo, tal como otros peces la tipificaron tal como es ahora. Jes�s antes no se qued� en la orilla, sino que entr� en una barca que era de Sim�n y le pidi� que se alejara un poco de tierra.

En un calado anterior las redes no se echan a la derecha, ni a la izquierda, para que se tipifiquen solos el bien o el mal, sino indistintamente: Echad vuestras redes por un calado, es decir que el bien y el mal estaban mezclados. . Pero aqu� est�, echad la red por el lado derecho de la nave; para significar los que deben estar a la derecha, los buenos. Una la hizo nuestro Se�or al principio de su ministerio, la otra despu�s de su resurrecci�n, derramando en ella que el antiguo trago de los peces significaba la mezcla del mal y del bien, que compone la Iglesia en el presente; este �ltimo el bien solo, que contendr� en la eternidad, cuando el mundo se acabe y se complete la resurrecci�n de los muertos.

Pero los que pertenecen a la resurrecci�n de vida, es decir, a la diestra, y son atrapados en la red del nombre cristiano, s�lo aparecer�n en la orilla, es decir, en el fin del mundo, despu�s de la resurrecci�n: por tanto, no fueron capaz de tirar de la red en el barco, y descargar los peces, como estaban antes. La Iglesia guarda estos de la mano derecha, despu�s de la muerte, en el sue�o de la paz, por as� decirlo en lo profundo, hasta que la red llega a la orilla. Que el primer calado fue tomado en dos barquitos, los �ltimos a doscientos codos de tierra, ciento y cien, tipifica, creo, las dos clases de elegidos, circuncisos e incircuncisos.

BED. Por los doscientos codos se significa la doble gracia del amor; el amor de Dios y el amor al pr�jimo; porque por ellas nos acercamos a Cristo. El pez asado es Cristo que sufri�. Se dign� esconderse en las aguas de la naturaleza humana, y ser apresado en la red de nuestra noche; y habi�ndose convertido en pez por la toma de la humanidad, se convirti� en pan para refrescarnos por Su divinidad.

GREG. A Pedro estaba encomendada la santa Iglesia; a �l se le dice especialmente: Apacienta mis ovejas. Entonces, lo que despu�s se declara con la palabra, ahora se significa con el acto. �l es quien atrae los peces a la orilla firme, porque �l fue quien se�al� a los fieles la estabilidad de la patria eterna. Esto lo hizo de boca en boca, por ep�stolas; esto lo hace diariamente con se�ales y milagros. Despu�s de decir que la red estaba llena de grandes peces, sigue el n�mero: Llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres.

AGO. En el borrador anterior, no se menciona el n�mero de peces, como en cumplimiento de la profec�a del Salmo, si los declarara y hablara de ellos, deber�an ser m�s de los que puedo expresar, pero aqu� hay se menciona cierto n�mero, que debemos explicar.

El n�mero que significa la ley es diez, de los diez Mandamientos. Pero cuando a la ley se une la gracia, a la letra esp�ritu, se introduce el n�mero siete, que es el n�mero que representa al Esp�ritu Santo, a quien pertenece propiamente la santificaci�n. Porque la santificaci�n se oy� por primera vez en la ley, con respecto al s�ptimo d�a; e Isa�as alaba al Esp�ritu Santo por su obra y oficio s�ptuple. Los siete del Esp�ritu sumados a los diez de la ley suman diecisiete, y los n�meros del uno al diecisiete sumados suman ciento cincuenta y tres.

GREG. Siete y diez multiplicado por tres hacen cincuenta y uno. El a�o quincuag�simo fue un a�o de descanso para todo el pueblo de todo su trabajo. En la unidad est� el verdadero descanso; porque donde hay divisi�n, no puede haber verdadero descanso.

AGO. No se quiere decir entonces que s�lo ciento cincuenta y tres santos resucitar�n a la vida eterna, sino que este n�mero representa a todos los que participan de la gracia del Esp�ritu Santo. cuyo n�mero tambi�n contiene tres cincuentas y tres encimas, con referencia al misterio de la Trinidad. Y el n�mero cincuenta se compone de siete sietes, y uno adem�s, lo que significa que esos sietes son uno.

Que tambi�n fueran grandes peces no deja de tener sentido. Porque cuando nuestro Se�or dice: No vine a abrogar la ley, sino a cumplir, dando, es decir, el Esp�ritu Santo por quien la ley puede cumplirse, dice casi inmediatamente despu�s: Cualquiera que las haga y las ense�e, las mismas ser� llamado grande en el reino de los oyentes. En el primer borrador se rompi� la red, para significar cismas; pero aqu� para mostrar que en esa paz perfecta de los bienaventurados no habr�a cismas, contin�a el evangelista: Y aunque eran tan grandes, la red no se rompi�; como aludiendo al caso anterior, en que se rompi�, y haciendo una comparaci�n favorable.

Versículos 12-14

Ver 12. Jes�s les dice: Venid y cenad. Y ninguno de los disc�pulos se atreve a preguntarle: �Qui�n eres? sabiendo que era el Se�or. 13. Entonces viene Jes�s, y toma el pan y les da, y tambi�n el pescado. 14. Esta es ya la tercera vez que Jes�s se muestra a sus disc�pulos, despu�s de haber resucitado de entre los muertos.

AGO. Terminada la pesca, el Se�or los invita a cenar: Jes�s les dice: Venid a cenar.

CHRYS. Juan no dice que comi� con ellos, pero Lucas s�. Sin embargo, �l comi� no para satisfacer las necesidades de la naturaleza, sino para mostrar la realidad de Su resurrecci�n.

AGO. Los cuerpos de los justos, cuando resuciten, no necesitar�n ni de la palabra de vida que no mueran de enfermedad, ni de vejez, ni de ning�n alimento corporal para prevenir el hambre y la sed. Porque ser�n dotados de un don seguro e inviolable de inmortalidad, de modo que no comer�n por necesidad, sino que s�lo podr�n comer si quieren. No se les quitar� el poder, sino la necesidad de comer y beber; de la misma manera como nuestro Salvador despu�s de Su resurrecci�n comi� y bebi� con Sus disc�pulos, con carne espiritual pero a�n real, no para alimento, sino en ejercicio de un poder. Y ninguno de sus disc�pulos se atreve a preguntarle, �qui�n eres? sabiendo que era el Se�or.

AGO. Nadie se atrev�a a dudar de que era �l, y mucho menos a negarlo; tan evidente era. Si alguien hubiera dudado, habr�a preguntado. CHRYS. Quiere decir que no ten�an confianza para hablar con �l, como antes, sino que se sentaban a mirarlo en silencio y asombrados, absortos en contemplar Su forma alterada y ahora sobrenatural, y no dispuestos a hacer ninguna pregunta. Sabiendo que era el Se�or, ten�an miedo y s�lo com�an lo que, en ejercicio de Su gran poder, �l hab�a creado.

De nuevo, no mira al cielo, ni hace nada de tipo humano, esparciendo as� que Sus actos anteriores de ese tipo fueron hechos solo en condescendencia: Jes�s entonces viene, y toma pan, y se los da, y pescado igualmente.

AGO. M�sticamente, el pescado frito es Cristo que sufri�. Y �l es el pan que descendi� del cielo. A �l se une la Iglesia a Su cuerpo para participar de la bienaventuranza eterna. Por lo cual dice: Traed de los peces que ahora hab�is pescado; para significar que todos los que tenemos esta esperanza, y estamos en ese n�mero septenario de disc�pulos, que representa aqu� a la Iglesia universal, participamos de este gran sacramento, y somos admitidos a esta bienaventuranza.

GREG. Al celebrar esta �ltima fiesta con siete disc�pulos, declara que s�lo aquellos que est�n llenos de la s�ptuple gracia del Esp�ritu Santo, estar�n con �l en la fiesta eterna. El tiempo tambi�n se cuenta por per�odos de siete d�as, y la perfecci�n a menudo se designa con el n�mero siete. Por lo tanto, se deleitan con la presencia de la Verdad en ese �ltimo banquete, quienes ahora luchan por la perfecci�n.

CHRYS. Pero como no conversaba con ellos con regularidad, ni como antes, a�ade el evangelista: Esta es ya la tercera vez que Jes�s se muestra a sus disc�pulos, despu�s de haber resucitado de entre los muertos.

AGO. Que no se refiere a manifestaciones, sino a d�as; es decir, el primer d�a despu�s de haber resucitado, ocho d�as despu�s de eso, cuando Tom�s vio y crey�, y este d�a en la pesca de peces; y de ah� en adelante tantas veces como �l los cosi�, hasta el tiempo de Su ascensi�n.

AGO. Encontramos en los cuatro evangelistas entonces ocasiones mencionadas; en el cual nuestro Se�or fue visto despu�s de su resurrecci�n: uno en el sepulcro por las mujeres; un segundo por el presagio que regresa del sepulcro; un tercero por Peter; un cuarto por los dos que van a Ema�s; un quinto en Jerusal�n, cuando Tom�s no estaba presente; un sexto cuando Tom�s lo vio; un s�ptimo en el mar de Tiber�ades; la octava parte de todos los once en un monte de Galilea, mencionado por Mateo; una novena cuando por �ltima vez se sent� a la mesa con los disc�pulos; una d�cima cuando ya no fue visto sobre la tierra, sino en lo alto de una nube.

Versículos 15-17

Ver 15. Entonces, cuando hubieron cenado, Jes�s dice a Sim�n Pedro: Sim�n, hijo de Jon�s, �me amas m�s que estos? �l le dice: S�, Se�or; Sabes que te amo. �l le dice: Apacienta mis corderos. 16. Le vuelve a decir la segunda vez: Sim�n, hijo de Jon�s, �me amas? �l le dice: S�, Se�or; Sabes que te amo. �l le dice, apacienta mis ovejas. 17. Le dice la tercera vez: Sim�n, hijo de Jon�s, �me amas? Pedro se entristeci� porque le dijo por tercera vez: �Me amas? Y �l le dijo: Se�or, t� sabes todas las cosas, t� sabes que te amo. Jes�s le dice: Apacienta mis ovejas.

TEOFILO. Terminada la cena, encomienda a Pedro el cuidado de las ovejas del mundo, no a los dem�s: Cuando hubieron cenado, Jes�s dice a Sim�n Pedro, Sim�n, hijo de Jon�s: �Me amas m�s que �stos?

AGO. Nuestro Se�or pregunt� esto, sabiendo: �l sab�a que Pedro no solo lo amaba, sino que lo amaba m�s que a todos los dem�s.

ALCUINO. Se llama Sim�n, hijo de Juan, siendo Juan su padre natural. Pero m�sticamente, Sim�n es obediencia, Juan gracia, nombre muy propio de aquel que fue tan obediente a la gracia de Dios, que am� a nuestro Se�or m�s ardientemente que cualquiera de los otros. Dicha virtud surge del don divino, no de la mera voluntad humana.

AGO. Mientras nuestro Se�or estaba siendo condenado a muerte, le temi� y lo neg�. Pero por su resurrecci�n Cristo implant� el amor en su coraz�n y alej� el miedo. Pedro neg�, porque tem�a morir; pero cuando nuestro Se�or resucit� de entre los muertos, y con su muerte destruy� la muerte, �qu� debe temer? �l le dice: S�, Se�or; sabes que te amo. Ante esta confesi�n de su amor, nuestro Se�or le encomienda sus ovejas: le dice: Apacienta mis corderos. como si no hubiera manera de que Pedro mostrara su amor por �l, sino siendo un pastor fiel, bajo el Pastor principal.

CHRYS. Lo que m�s atrae el amor Divino es el cuidado y el amor al pr�jimo. Nuestro Se�or, pasando por alto a los dem�s, dirige este mandato a Pedro: siendo �l el jefe de los Ap�stoles, la boca de los disc�pulos y la cabeza del colegio. Nuestro Se�or ya no se acuerda de su pecado al negarlo, o lo acusa como un cargo en su contra, sino que le encomienda de inmediato la superintendencia sobre sus hermanos. Si me am�is, tened dominio sobre vuestros hermanos, mostrad ese amor que hab�is demostrado a lo largo de todo, y esa vida que dijisteis que dar�ais por M�, la dar�is por las ovejas.

Le vuelve a decir la segunda vez: Sim�n, hijo de Jon�s, �Me amas? �l le dice: S�, Se�or; Sabes que te amo. Bien le dice a Pedro, �mame, y Pedro responde, Amo Te, y el Se�or responde de nuevo, Apacienta Mis corderos. Por lo cual parece que amor y dilectio son la misma cosa, especialmente porque nuestro Se�or la tercera vez que habla no dice Diligis Me, sino Amas Me.

Le dice la tercera vez: Sim�n, hijo de Jon�s, �Me amas? Por tercera vez, nuestro Se�or le pregunta a Pedro si lo ama. Se hacen tres confesiones para responder a las tres negaciones; para que la lengua mostrara tanto amor como temor, y la vida ganada sacara la voz tanto como amenazaba la muerte.

CHRYS. Por tercera vez hace la misma pregunta y da la misma orden; para mostrar cu�n importante estima �l la superintendencia de Sus propias ovejas, y c�mo �l la considera como la mayor prueba de amor hacia �l.

TEOFILO. De all� se toma la costumbre de la triple confesi�n en el bautismo.

CHRYS. La pregunta hecha por tercera vez lo inquiet�: Pedro se entristeci� porque le dijo por tercera vez: �Me amas? Tal vez tem�a recibir un reproche nuevamente por profesar amar m�s de lo que amaba. Entonces apela al mismo Cristo: Y le dijo: Se�or, t� sabes todas las cosas, es decir, los secretos del coraz�n, presentes y futuros.

AGO. Se entristeci� porque Aquel que sab�a lo que preguntaba le preguntaba tantas veces, y daba la respuesta. �l responde, por lo tanto, desde lo m�s profundo de su coraz�n; Sabes que te amo.

AGO. No dice m�s, s�lo responde lo que �l mismo sab�a; �l sab�a que lo amaba; No pod�a decir si alguien m�s lo amaba, ya que no pod�a ver en el coraz�n de otro: Jes�s le dice: Apacienta mis ovejas; como diciendo: Sea el oficio del amor apacentar el reba�o del Se�or, como fue la resoluci�n del miedo negar al Pastor.

TEOFILO. Tal vez haya una diferencia entre los corderos y las ovejas. Los corderos son los reci�n iniciados, las ovejas son los perfeccionados.

ALCUINO. Alimentar a las ovejas es apoyar a los creyentes en Cristo para que no caigan de la fe, proporcionar sustento terrenal a los que est�n debajo de nosotros, predicar y ejemplificar con nuestra predicaci�n con nuestras vidas, resistir a los adversarios, corregir a los descarriados.

AGO. Los que apacientan las ovejas de Cristo, como si fueran propias, y no de Cristo, muestran claramente que se aman a s� mismos, no a Cristo; que son movidos por la lujuria de gloria, poder, ganancia, no por el amor de obedecer, ministrar, agradar a Dios. Am�monos, pues, no a nosotros mismos, sino a �l, y al apacentar sus ovejas, no busquemos lo nuestro, sino las cosas que son suyas. Porque quien se ama a s� mismo, y no a Dios, no se ama a s� mismo: el hombre que no puede vivir por s� mismo, debe morir am�ndose a s� mismo; y no puede amarse a s� mismo quien se ama a s� mismo para su propia destrucci�n. Mientras que cuando se ama a Aquel por quien vivimos, nos amamos m�s a nosotros mismos, porque no nos amamos a nosotros mismos; porque no nos amamos a nosotros mismos para amar a Aquel por quien vivimos

AGO. Pero surgieron siervos infieles, que dividieron el reba�o de Cristo, y pasaron la divisi�n a sus sucesores: y los o�s decir: Esas ovejas son m�as, los que os buscan con mis ovejas, no os dejar� venir a mis ovejas. Si llamamos nuestras a nuestras ovejas, como ellos las llaman suyas, Cristo ha perdido a sus ovejas.

Versículos 18-19

Ver 18. De cierto, de cierto te digo, cuando eras joven, te ce��as, y andabas por donde quer�as; mas cuando seas viejo, extender�s tus manos, y otro te ce�ir�, y te llevar� donde no lo har�as. 19a. Esto dijo, dando a entender con qu� muerte hab�a de glorificar a Dios.

CHRYS. Nuestro Se�or, habiendo hecho a Pedro declarar su amor, le informa de su futuro martirio; una indicaci�n para nosotros de c�mo debemos amar: De cierto, de cierto te digo, cuando eras joven, te ce��as, y andabas por donde quer�as. Le recuerda su vida anterior, porque, mientras que en las cosas mundanas un joven tiene poderes, un anciano ninguno; en las cosas espirituales, por el contrario, la virtud es m�s brillante, la virilidad m�s fuerte, en la vejez; la edad no es obst�culo para la gracia.

Pedro siempre hab�a deseado compartir los peligros de Cristo; entonces Cristo le dice: Ten �nimo; Cumplir� tu deseo de tal manera, que lo que no sufriste en la juventud, lo sufrir�s en la vejez: Pero cuando seas viejo. De donde se desprende que entonces no era ni joven ni viejo, sino en la flor de la vida.

ORIGEN. No es f�cil encontrar alguno dispuesto a pasar de una vez de esta vida; y por eso dice a Pedro: Cuando seas viejo, extender�s tu mano.

AGO. Es decir, ser� crucificado. Y para llegar a este fin, Otro te ce�ir�, y te llevar� a donde t� no quisiste. Primero dijo lo que suceder�a, segundo, c�mo suceder�a. Porque no fue cuando fue crucificado, sino cuando estaba a punto de ser crucificado, que fue conducido a donde no quer�a. Deseaba ser liberado del cuerpo y estar con Cristo; pero, si fuere posible, quiso alcanzar la vida eterna sin las penas de la muerte; a lo cual fue contra su voluntad, pero vencido por la fuerza de su voluntad, y triunfando sobre el sentimiento humano, tan natural, que ni aun la vejez pudo privar a Pedro de �l.

Pero cualquiera que sea el dolor de la muerte, debe ser vencido por la fuerza del amor a Aquel que siendo nuestra vida, voluntariamente tambi�n sufri� la muerte por nosotros. Porque si no hay dolor en la muerte, o muy poco, la gloria del martirio no ser�a grande.

CHRYS. �l dice, Donde no querr�as, con referencia a la renuencia natural del alma a separarse del cuerpo; un instinto implantado por Dios para impedir que los hombres se pongan fin a s� mismos.

Entonces, planteando el tema, el evangelista dice: Esto habl�, dando a entender con qu� muerte deb�a glorificar a Dios: no, deb�a morir: se expresa as�, para insinuar que sufrir por Cristo era la gloria del que sufre. Pero a menos que la mente est� persuadida de que �l es verdadero Dios, verlo de ninguna manera nos capacitar� para soportar la muerte. Por lo cual la muerte de los santos es certeza de la gloria divina.

AGO. El que neg� y am�, muri� en perfecto amor por Aquel, por Quien hab�a prometido morir con mala prisa. Era necesario que Cristo primero muriera por la salvaci�n de Pedro, y luego Pedro muriera por el Evangelio de Cristo.

Versículos 19-23

Ver. 19b. Y cuando hubo dicho esto, le dice: S�gueme. 20. Entonces Pedro, volvi�ndose, ve que el disc�pulo a quien Jes�s amaba lo segu�a; el cual tambi�n se recost� sobre su pecho durante la cena, y dijo: Se�or, �qui�n es el que te entrega? 21. Pedro, al verlo, dice a Jes�s: Se�or, �y qu� har� este? 22. Jes�s le dice: Si quiero que se quede hasta que yo venga, �qu� a ti? s�gueme. 23. Entonces corri� este dicho entre los hermanos, que ese disc�pulo no debe morir: pero Jes�s no le dijo, �l no morir�; pero si quiero que se quede hasta que yo venga, �qu� a vosotros?

AGO. Nuestro Se�or, habiendo predicho a Pedro con qu� muerte deber�a glorificar a Dios, le pide que lo siga. Y habiendo dicho esto, le dice: S�gueme. �Por qu� dice: S�gueme, a Pedro, y no a los dem�s que estaban presentes, que como disc�pulos segu�an a su Maestro? O si lo entendemos de su martirio, �fue Pedro el �nico que muri� por la verdad cristiana? �No fue asesinado Santiago por Herodes? Alguien dir� que Santiago no fue crucificado, y que esto fue debidamente dirigido a Pedro, porque no s�lo muri�, sino que sufri� la muerte de la cruz, como Cristo.

TEOFILO. Pedro, al o�r que iba a sufrir la muerte por Cristo, pregunta si Juan iba a morir: Entonces Pedro, volvi�ndose, ve que el disc�pulo a quien Jes�s amaba lo segu�a; el cual tambi�n se recost� sobre su pecho en la cena, y dijo: Se�or, �qui�n es el que te entrega? Pedro, al verlo, dice a Jes�s: Se�or, �y qu� har� este?

AGO. Se llama a s� mismo el disc�pulo a quien Jes�s amaba, porque Jes�s ten�a un amor mayor y m�s familiar por �l, que por los dem�s; de modo que le hizo acostarse sobre su pecho en la cena. De esta manera Juan encomia m�s la excelencia divina de ese Evangelio que �l predic�.

Algunos piensan, y no despreciables comentaristas de las Escrituras, que la raz�n por la que Juan fue amado m�s que los dem�s fue porque hab�a vivido en perfecta castidad desde su juventud. Entonces corri� este dicho entre los hermanos, que aquel disc�pulo no deb�a morir; sin embargo, Jes�s no le dijo: No morir�; pero si quiero que se quede hasta que yo venga, �qu� a vosotros?

TEOFILO. es decir, �no morir�?

AGO. Jes�s le dice: �Qu� es eso para ti? y luego repite: S�gueme, como si Juan no lo fuera a seguir, porque quer�a quedarse hasta que viniera; Entonces corri� este dicho entre los disc�pulos, que el disc�pulo no debe morir. �No fue una inferencia natural del disc�pulo? Pero Juan mismo se asombra con tal noci�n: Sin embargo, Jes�s no le dijo: No morir�; pero si quiero que se quede hasta que yo venga, �qu� a vosotros? Pero si alguno quiere, que contradiga, y diga que lo que Juan dice es verdad, a saber. que nuestro Se�or no dijo que ese disc�pulo no deb�a morir, pero que sin embargo esto fue significado usando palabras tales como Juan registra.

TEOFILO. O que diga: Cristo no neg� que Juan iba a morir, pues todo lo que nace llora; pero dijo: Quiero que se quede hasta que Yo venga, es decir, que viva hasta el fin del mundo, y entonces sufrir� el martirio por M�. Y por eso confiesan que a�n vive, pero que el Anticristo lo matar�, y predicar� el nombre de Cristo con El�as. Pero si se objeta su sepulcro, entonces dicen que entr� vivo y sali� de �l despu�s.

AGO. O quiz�s permitir� que Juan todav�a yace en su sepulcro en �feso, pero dormido, no muerto; y nos dar� una prueba de que el suelo sobre su tumba est� h�medo y acuoso, debido a su respiraci�n. Pero, �por qu� nuestro Se�or ha de conceder como un gran privilegio al disc�pulo a quien amaba, que durmiera este largo tiempo en el cuerpo, cuando liber� a Pedro de la carga de la carne con un martirio glorioso, y le dio lo que Pablo ten�a? anhelaba, cuando dijo: Tengo deseo de partir y estar con Cristo? Si realmente sucede en la tumba de Juan lo que dice el informe, o se hace para encomiar su preciosa muerte, ya que no tuvo martirio para encomiarla, o por alguna otra causa que no conocemos.

Sin embargo, la pregunta permanece: �Por qu� nuestro Se�or dijo de uno que estaba a punto de morir, quiero que se quede hasta que yo venga? Tambi�n se puede preguntar por qu� nuestro Se�or amaba m�s a Juan, cuando Pedro amaba m�s a nuestro Se�or. F�cilmente podr�a responder, que el que amaba m�s a Cristo, era el mejor hombre, y el que Cristo amaba m�s, el m�s bendito; s�lo que esto no ser�a una defensa de la justicia de nuestro Se�or. Esta importante pregunta entonces me esforzar� por responder.

La Iglesia reconoce dos modos de vida, como divinamente revelados, el de la fe y el de la vista. El uno est� representado por el Ap�stol Pedro, en cuanto al primado de su Apostolado; el otro por Juan: por lo cual a uno se le dice: S�gueme, es decir, im�tame en soportar los sufrimientos temporales; del otro se dice: Quiero que se quede hasta que yo venga: como si dijera: �Me segu�s, por la resistencia de los sufrimientos temporales, que se quede hasta que yo venga a dar la bienaventuranza eterna; o para abrir m�s el sentido, Que la acci�n se perfeccione siguiendo el ejemplo de Mi Pasi�n, pero que la contemplaci�n espere incipiente hasta que en Mi venida se complete: espera, no simplemente permanece, contin�a, sino espera que se complete en la venida de Cristo.

Ahora bien, en esta vida de acci�n es verdad, cuanto m�s amamos a Cristo, m�s libres somos del pecado; pero no nos ama como somos, sino que nos libra del pecado, para que no permanezcamos siempre como somos, sino que nos ama m�s bien desde ahora, porque en adelante no tendremos lo que le desagrada, y de lo cual nos libra. . Entonces, que Pedro lo ame, para que seamos libres de esta mortalidad; que Juan sea amado por �l, para que seamos preservados en esa inmortalidad.

Juan amaba menos que a Pedro, porque, como representaba esa vida en la que somos mucho m�s amados, nuestro Se�or dijo: Quiero que �l se quede (es decir, espere) hasta que yo venga; viendo que ese mayor amor a�n no lo tenemos, pero espera a que lo tengamos en Su venida. Y este estado intermedio est� representado por Pedro que ama, pero es amado menos, porque Cristo nos ama en nuestra miseria menos que en nuestra bienaventuranza: y amamos de nuevo la contemplaci�n de la verdad tal como ser� entonces, menos en nuestro estado actual, porque a�n no lo sabemos ni lo tenemos. Pero que nadie separe a esos ilustres Ap�stoles; lo que Pedro represent�, y lo que Juan represent�, ambos iban a ser en alg�n momento.

BRILLO. Quiero que se quede, es decir, no quiero que sufra el martirio, sino que espere la disoluci�n tranquila de la carne, cuando vendr� y lo recibir� en la bienaventuranza eterna.

TEOFILO. Cuando nuestro Se�or dice a Pedro: S�gueme, le confiere la superintendencia sobre todos los fieles, y al mismo tiempo le manda imitarle en todo, palabra y obra. Muestra tambi�n su afecto por Pedro; para aquellos que son m�s queridos para nosotros, les pedimos que nos sigan.

CHRYS. Pero si se pregunta, �c�mo entonces Santiago asumi� la sede de Jerusal�n? Respondo que nuestro Se�or entroniz� a Pedro, no como obispo de esta sede, sino como doctor del mundo entero: Entonces Pedro, volvi�ndose, ve que lo sigue el disc�pulo a quien Jes�s amaba, el cual tambi�n se recost� sobre su pecho durante la cena. No en vano se menciona esa circunstancia de recostarse en su pecho, pero para mostrar la confianza que ten�a Pedro despu�s de su negaci�n.

Porque el que en la cena no se atrevi� a preguntar a s� mismo, sino que dio su pregunta a Juan para que la hiciera, tiene encomendada a �l la superintendencia sobre sus hermanos, y mientras que antes le dio a otro una pregunta que le concern�a a �l, ahora hace preguntas �l mismo. de su Maestro con respecto a los dem�s. Entonces nuestro Se�or, habiendo predicho cosas tan grandes de �l, y encomendado el mundo a �l, y profetizado su martirio, y dado a conocer su mayor amor, Pedro deseando que Juan sea admitido a una parte de este llamado, dice: �Y qu� har� este hombre? �hacer? como si dijera: �No har� el mismo camino con nosotros? Porque Pedro amaba mucho a Juan, como se desprende de los Evangelios y de los Hechos de los Ap�stoles, que dan muchas pruebas de su estrecha amistad.

Entonces Pedro hace a Juan el mismo giro que Juan le hab�a hecho a �l; pensando que quer�a preguntar por s� mismo, pero ten�a miedo, le hace la pregunta. Sin embargo, puesto que ahora iban a tener el cuidado del mundo encomendado a ellos, y no pod�an permanecer juntos sin perjuicio de su cargo, nuestro Se�or dice: Si quiero que se quede hasta que yo venga, �qu� a vosotros? como si dijera: Oc�pate de la obra que te ha sido encomendada, y hazla: si yo quiero que se quede aqu�, �qu� a ti?

TEOFILO. Algunos han entendido, Hasta que yo venga, queriendo decir, Hasta que venga a castigar a los jud�os que me han crucificado, ya herirlos con la vara romana. Porque dicen que este Ap�stol vivi� hasta el tiempo de Vespasiano, que tom� Jerusal�n, y que viv�a cerca cuando fue tomada. O, hasta que yo venga, es decir, hasta que le d� la comisi�n de predicar, porque a ti te encomiendo ahora el pontificado del mundo: y en esto s�gueme, pero d�jalo que se quede hasta que yo venga y lo llame, como lo hago contigo ahora. .

CHRYS. El evangelista corrige luego la opini�n adoptada por los disc�pulos.

Versículos 24-25

Ver 24. Este es el disc�pulo que da testimonio de estas cosas, y escribi� estas cosas: y sabemos que su testimonio es verdadero. 25. Y hay tambi�n muchas otras cosas que hizo Jes�s, las cuales, si se escribieran todas, supongo que ni aun el mundo mismo podr�a contener los libros que se deber�an escribir. Am�n.

CHRYS. Juan apela a su propio conocimiento de estos hechos, habiendo sido testigo de ellos: Este es el disc�pulo que da testimonio de estas cosas. Cuando afirmamos cualquier hecho indudable en la vida com�n, no retenemos nuestro testimonio: mucho menos lo har�a �l, que escribi� por inspiraci�n del Esp�ritu Santo. Y as� los otros Ap�stoles, Y nosotros somos testigos de estas cosas, y escribimos estas cosas. Juan es el �nico que apela a su propio testimonio; y lo hace, porque fue el �ltimo que escribi�.

Y por eso menciona a menudo el amor de Cristo por �l, es decir, para mostrar el motivo que lo llev� a escribir, y para dar peso a su historia. Y sabemos que su testimonio es verdadero. Estuvo presente en todos los eventos, incluso en la crucifixi�n, cuando nuestro Se�or le entreg� a Su madre; circunstancias que muestran tanto el amor de Cristo como su propia importancia como testigo. Pero si alguno no cree, considere lo siguiente:

Y hay tambi�n muchas otras cosas que hizo Jes�s. Si cuando hab�a tantas cosas que contar, no he dicho tanto como el otro, y he elegido muchas veces reproches y desprecios con preferencia a otras cosas, es evidente que no he escrito parcialmente. El que quiere sacar provecho de otro hace todo lo contrario, omite las partes deshonrosas.

AGO. Los cuales, si se escribieran todos, supongo que ni el mundo mismo podr�a contener los libros que se deber�an escribir; no queriendo decir que el mundo no ten�a espacio para ellos, sino que la capacidad de los lectores no era lo suficientemente grande para contenerlos: aunque a veces las palabras mismas pueden exceder la verdad, y sin embargo lo que expresan es verdadero; un modo de hablar que no se usa para explicar una cosa oscura y dudosa, sino para magnificar o estimar una cosa simple: ni implica ninguna desviaci�n del camino de la verdad; por cuanto el exceso de la palabra sobre la verdad es evidentemente s�lo una figura del lenguaje, y no un enga�o. A esta manera de hablar los griegos la llaman hip�rbole, y se encuentra en otras partes de la Escritura.

CHRYS. Se dice que esto muestra el poder de Aquel que hizo los milagros; i. e que tan f�cil era para �l hacerlas, como lo es para nosotros hablar de ellas, siendo que �l es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos.

EL FIN.

Información bibliográfica
Aquino, Tomás. "Comentario sobre John 21". "Comentario de la Cadena Dorada sobre el Evangelio". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/gcc/john-21.html.