Terminada la construcci�n, sigui� inmediatamente la alegre y solemne ceremonia de dedicaci�n del pueblo y la consagraci�n de Dios. Con imponente dignidad, el Arca de Dios fue llevada a su lugar de descanso, no uno nuevo, pero que durante largos a�os hab�a sido el centro mismo de la vida de la naci�n.Su progreso hacia la posici�n fue acompa�ado por grandes sacrificios, que hablaban elocuente y solemnemente. del �nico camino de los hombres pecadores para acercarse a Dios.
Luego vino un gran estallido de armon�a en el que la m�sica vocal e instrumental se combinaron en el canto, el canto de la bondad y misericordia de Dios.
As� se complet� la dedicaci�n de la casa de Dios por parte del hombre, y fue inmediatamente respondida por la consagraci�n de Dios. Como en el tabern�culo de anta�o, as� ahora en el nuevo templo, la nube de gloria posey� y llen� el lugar sagrado, de modo que el ministerio de los sacerdotes tuvo que cesar.
Hay un orden en esto que hacemos bien en considerar. El trabajo realizado seg�n el orden divino, ofrecido en sacrificio y alabanza, es aceptable a Dios. Ese trabajo lo recibe al poseerlo con Su propia presencia y gloria. Tal recepci�n siempre detiene nuestro servicio, de modo que, sin actividad, incluso del orden m�s alto, podemos maravillarnos y adorar.
Información bibliográfica Morgan, G. Campbell. "Comentario sobre 2 Chronicles 5". "Exposición de Morgan sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/gcm/2-chronicles-5.html. 1857-84.
Versículos 1-14
Terminada la construcci�n, sigui� inmediatamente la alegre y solemne ceremonia de dedicaci�n del pueblo y la consagraci�n de Dios. Con imponente dignidad, el Arca de Dios fue llevada a su lugar de descanso, no uno nuevo, pero que durante largos a�os hab�a sido el centro mismo de la vida de la naci�n.Su progreso hacia la posici�n fue acompa�ado por grandes sacrificios, que hablaban elocuente y solemnemente. del �nico camino de los hombres pecadores para acercarse a Dios.
Luego vino un gran estallido de armon�a en el que la m�sica vocal e instrumental se combinaron en el canto, el canto de la bondad y misericordia de Dios.
As� se complet� la dedicaci�n de la casa de Dios por parte del hombre, y fue inmediatamente respondida por la consagraci�n de Dios. Como en el tabern�culo de anta�o, as� ahora en el nuevo templo, la nube de gloria posey� y llen� el lugar sagrado, de modo que el ministerio de los sacerdotes tuvo que cesar.
Hay un orden en esto que hacemos bien en considerar. El trabajo realizado seg�n el orden divino, ofrecido en sacrificio y alabanza, es aceptable a Dios. Ese trabajo lo recibe al poseerlo con Su propia presencia y gloria. Tal recepci�n siempre detiene nuestro servicio, de modo que, sin actividad, incluso del orden m�s alto, podemos maravillarnos y adorar.