En este mensaje, el profeta describe el reinado del Rey venidero y, de repente, apela a las mujeres. Describe el reinado del Rey como el establecimiento del orden y la creaci�n de refugio y refrigerio para todos los afligidos. Los efectos ben�ficos de tal reinado son la restauraci�n de la sensibilidad y un verdadero sentido de los valores, en el que los hombres conocer�n la violencia y la llamar�n por su nombre correcto, y reconocer�n la verdadera nobleza.
Evidentemente consciente de cu�n diferentes eran las circunstancias en las que ejerc�a su ministerio de las descritas, apela a las mujeres. Los llama a abandonar su comodidad y ce�irse de cilicio ante la devastaci�n de la ciudad. Esto con el fin de ser restaurados por el derramamiento del Esp�ritu.
Este reconocimiento por segunda vez de la influencia de las mujeres en el transcurso de este volumen es una revelaci�n de la aguda perspicacia del profeta y la aprehensi�n precisa de una de las causas m�s prol�ficas del desastre nacional. Una feminidad degradada siempre crea una masculinidad disipada y enervada.
Información bibliográfica Morgan, G. Campbell. "Comentario sobre Isaiah 32". "Exposición de Morgan sobre la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/gcm/isaiah-32.html. 1857-84.
Versículos 1-20
En este mensaje, el profeta describe el reinado del Rey venidero y, de repente, apela a las mujeres. Describe el reinado del Rey como el establecimiento del orden y la creaci�n de refugio y refrigerio para todos los afligidos. Los efectos ben�ficos de tal reinado son la restauraci�n de la sensibilidad y un verdadero sentido de los valores, en el que los hombres conocer�n la violencia y la llamar�n por su nombre correcto, y reconocer�n la verdadera nobleza.
Evidentemente consciente de cu�n diferentes eran las circunstancias en las que ejerc�a su ministerio de las descritas, apela a las mujeres. Los llama a abandonar su comodidad y ce�irse de cilicio ante la devastaci�n de la ciudad. Esto con el fin de ser restaurados por el derramamiento del Esp�ritu.
Este reconocimiento por segunda vez de la influencia de las mujeres en el transcurso de este volumen es una revelaci�n de la aguda perspicacia del profeta y la aprehensi�n precisa de una de las causas m�s prol�ficas del desastre nacional. Una feminidad degradada siempre crea una masculinidad disipada y enervada.