Bible Commentaries
Romanos 8

Comentario de Godet sobre Libros SeleccionadosGodet sobre Libros Seleccionados

Versículos 1-2

Ahora, pues, ninguna condenaci�n hay para los que est�n en Cristo Jes�s. Porque la ley del Esp�ritu de vida en Cristo Jes�s me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

La palabra ahora tiene aqu� su sentido temporal, y no l�gico, como lo tendr�a Filipos (para estar de acuerdo con la aplicaci�n que hace de Romanos 7:7-25 a los regenerados). Con esta palabra Pablo contrasta el nuevo estado con el viejo, que hab�a pasado.

Por lo tanto , no est� simplemente conectado, como piensa Meyer, con el vers�culo anterior: �Como ya no estoy en m� mismo, sino en Cristo, no hay�...; para entonces , pero habr�a sido necesario en lugar de por lo tanto. Esto , por lo tanto , retoma el hilo, por el momento roto, de la exposici�n de la santificaci�n cristiana; porque el pasaje Romanos 7:7-25 fue, como hemos visto, una mirada retrospectiva a los efectos morales de la ley en el hombre ca�do, y en consecuencia una especie de par�ntesis.

Ahora Pablo contin�a en el punto donde se hab�a interrumpido, es decir, en Romanos 7:6 , y levanta la superestructura, cuyos cimientos hab�a puesto en la secci�n Romanos 6:1 a Romanos 7:6 .

De ah� el por tanto: �Ya que est�is muertos al pecado y vivos para Dios, y as� sujetos a la gracia, y libres de la ley, toda condenaci�n ha desaparecido�. La expresi�n: ninguna condenaci�n , no se aplica a ninguna forma de condenaci�n y, de hecho, Pablo toma en consideraci�n primero la que ha sido quitada por la gracia de la justificaci�n, caps. 1-5: la abolici�n de la culpa; y luego, lo que se hace desaparecer por la destrucci�n del pecado mismo (caps.

Romanos 6:1 a Romanos 7:6 ). Por lo tanto, despu�s de que el creyente ha encontrado la reconciliaci�n con Dios y, por lo tanto, la muerte al pecado, realmente puede exclamar: "Ya no hay condenaci�n". S�lo el pecado no debe recuperar su dominio; de lo contrario, la condenaci�n infaliblemente revivir�a.

Porque hemos visto al final del cap. 6 que el pecado acarrea la muerte del justificado, en quien vuelve a prevalecer, as� como de los injustificados ( Romanos 8:12-13 ). Por lo tanto, s�lo hay una manera de evitar que el pecado nos haga perecer, a saber, que perezca �l mismo. La gracia no salva patrocinando el pecado, sino destruy�ndolo.

Y por lo tanto el ap�stol puede sacar de lo que ha sido probado en el cap. 6 la conclusi�n: que no hay condenaci�n. Debe ser as� despu�s de que el pecado es perdonado como culpa y destruido como poder, si este poder permanece siempre quebrantado. El punto de vista de Pablo se extiende incluso al parecer a una tercera condenaci�n, de la que a�n no ha hablado, la que ha sobrevenido al cuerpo, la muerte , cuya abolici�n procede tambi�n a explicar, Romanos 8:11 .

Las palabras: los que est�n en Cristo Jes�s , contrastan con la expresi�n ????? ???, yo, como soy en m� mismo , Romanos 7:25 .

Nuestras traducciones, siguiendo el texto recibido, nos dan al final del vers�culo esta adici�n: que no andan conforme a la carne, sino conforme al Esp�ritu. Estas palabras son, seg�n numerosas autoridades, y seg�n el contexto mismo, una interpolaci�n tomada por anticipaci�n de Romanos 8:4 : �Glosa de precauci�n contra la gratuidad de la salvaci�n�, dice muy feliz el Sr. Bonnet. Era necesario proclamar la liberaci�n antes de explicarla.

�C�mo se ha efectuado? Esto es lo que expone Romanos 8:2-4 .

Versículos 1-4

vv. 1-4 describen la restauraci�n de la santidad por el Esp�ritu Santo; y Romanos 8:5-11 muestra c�mo de esta destrucci�n del pecado sigue la de la muerte. As� son destruidos los dos �ltimos enemigos de la salvaci�n.

Versículos 1-11

Pasaje Decimos�ptimo (8:1-11). La Victoria del Esp�ritu Santo sobre el Pecado y la Muerte.

Versículos 1-39

Tercera Secci�n (8:1-39). La Obra del Esp�ritu Santo en el Creyente Justificado.

Al final de la secci�n anterior, el ap�stol hab�a contrastado la vejez de la letra , t�rmino por el cual denota el estado del jud�o sincero bajo la ley, con la novedad del Esp�ritu , por la cual entiende el estado del cristiano regenerado. Acaba de describir por su propia experiencia el primero de estos dos estados, para mostrar cu�n poca raz�n tiene el cristiano para lamentar la desaparici�n de la sujeci�n a un principio de moralidad tan externo e ineficaz como la ley.

Ahora pasa la p�gina de su vida espiritual y describe el �ltimo de estos dos estados, la obra del Esp�ritu Santo. Este principio divino no impone el bien desde fuera; �l lo inspira; La hace penetrar en la voluntad misma, transformando radicalmente su direcci�n. Las consecuencias de esta vida del Esp�ritu se manifiestan a partir de ahora, de etapa en etapa, hasta la perfecta realizaci�n del plan de Dios a favor de la humanidad redimida.

Tal es el tema desarrollado en este admirable cap�tulo, que ha sido llamado: ��El cap�tulo que comienza sin condenaci�n y termina sin separaci�n! Se dice que Spener dijo que si la Sagrada Escritura fuera un anillo, y la Ep�stola a los Romanos su piedra preciosa, cap. 8 ser�a el punto brillante de la joya.

Este cap�tulo se puede dividir en cuatro secciones:

En el primero, Romanos 8:1-11 , el Esp�ritu Santo es representado como el principio de la resurrecci�n moral y corporal de los creyentes.

En el segundo, Romanos 8:12-17 , el nuevo estado al que el Esp�ritu Santo ha llevado al creyente, se representa como el estado de adopci�n , que le confiere la dignidad de heredero.

El tercero, Romanos 8:18-30 , contrasta con la miseria que a�n une al presente estado de cosas la realizaci�n segura de la gloria , a la que los creyentes han sido eternamente destinados.

Finalmente, en la cuarta secci�n, Romanos 8:31-39 , el himno de la seguridad de la salvaci�n corona esta exposici�n de santificaci�n, adopci�n y glorificaci�n por el Esp�ritu.

Antes de comenzar el estudio de este incomparable cap�tulo, debemos nuevamente tener en cuenta su conexi�n con el cap. 6. En este �ltimo, el ap�stol hab�a mostrado c�mo el objeto de la fe que justifica, Cristo justificado y resucitado, se convierte para el creyente, que se lo apropia, en principio de muerte al pecado y de vida a Dios. Pero all� todav�a no hab�a m�s que un estado de la voluntad , contenido impl�citamente en el acto de fe.

Para que esta nueva voluntad tenga el poder de realizarse en la vida, se necesita una fuerza de lo alto que comunique a la voluntad humana la eficacia creadora y derribe los obst�culos internos y externos que se oponen a su realizaci�n. Esta fuerza, como ahora desarrolla el ap�stol, es el Esp�ritu Santo, por quien Cristo crucificado y resucitado se reproduce en el creyente (Flp 3,10).

Versículo 2

Es extra�o que Pablo hable de la ley del Esp�ritu. �No son estas dos expresiones contradictorias? No entenderemos la frase a menos que tengamos en cuenta lo que se ha dicho ( Romanos 3:27 ; Romanos 7:21 , etc.) del sentido general que a menudo toma la palabra ley en los escritos de Pablo: un poder controlador que se impone sobre el voluntad, o, como en el caso que nos ocupa, apropiarse de la propia voluntad.

El complemento ??? ????, de vida , puede entenderse como el genitivo de causa: �El Esp�ritu que procede de la vida (la del mismo Jes�s);� o como el gen. de efecto: �El Esp�ritu que produce vida (en el creyente)�. Pero, �es posible romper por completo estas dos relaciones? Si el Esp�ritu produce vida espiritual en el coraz�n del creyente, �no es porque es el aliento de Cristo vivo y glorificado? Toma de lo que es de Jes�s , Juan 16:15 , y nos lo comunica.

La cl�usula: en Jesucristo , est� conectada por varios comentaristas con el verbo ha hecho libres: �El Esp�ritu de vida nos hizo libres en cuanto entramos en comuni�n con Jesucristo�. Pero en este sentido, �no habr�a dicho Pablo m�s bien en �l, ?? ????, refiri�ndose simplemente al en Cristo Jes�s del vers�culo anterior? Por lo tanto, es m�s natural hacer que la cl�usula dependa de la frase inmediatamente anterior: la ley del Esp�ritu de vida.

La �nica cuesti�n es qu� art�culo debe entenderse, para servir de enlace de esta cl�usula. �Deber�a ser ?, que se refiere a ?????, la ley , o ???, que se refiere a ?????????, el Esp�ritu , o finalmente ???, que se refiere a ????, la vida? La primera conexi�n, la adoptada por Calvino, nos parece la preferible. El ap�stol no tiene ninguna raz�n especial para recordar aqu� que la vida o el Esp�ritu se dan en Jesucristo , lo cual se entiende de otra manera por s� mismo.

Pero es importante que nos recuerde que, frente al reino de la letra, que nos hizo esclavos, se inaugur� en Jesucristo el reino del Esp�ritu de vida, que nos hace libres. La ausencia del art�culo ? antes de la cl�usula ?? ?. ??. surge del hecho de que se considera que este �ltimo forma una sola y la misma idea con la frase de la que depende.

En lugar del pronombre ??, me , le�do por el TR con la mayor�a de los mss., se encuentra en el Sina�t. y el Vaticano. , as� como en dos greco-latinos, ??, ti: � te ha hecho libre�. Esta lectura debe ser muy antigua, ya que se encuentra tan temprano como en el Peshitto y Tertuliano. Ha sido admitido por Tischendorf en su octava edici�n. Pero es sin embargo muy improbable.

�Por qu� la repentina aparici�n de la segunda persona al final de este argumento? Esta ?? ha surgido evidentemente, como piensa Meyer, de la repetici�n de la �ltima s�laba de ??????????. La ??, yo , es la continuaci�n de la forma de expresi�n que el ap�stol hab�a usado a lo largo de toda la segunda parte del cap. 7. En efecto, la figura usada por �l en Romanos 8:23-24 , la de un prisionero que pide ayuda, con el grito: ��Qui�n me librar�?� todav�a contin�a y llega a su fin en nuestro verso, como se ve por la elecci�n del t�rmino ??????????, ha hecho libre.

Nuestro Romanos 8:2 es la verdadera respuesta a este grito de angustia, Romanos 8:23 . Es el soplo de vida comunicado en Jes�s al cristiano justificado el que hace caer de �l las cadenas del pecado y de la muerte.

Debemos tener cuidado de seguir a varios comentaristas al aplicar la frase: la ley del pecado y de la muerte , a la ley de Mois�s. Pablo acaba de llamar a esta �ltima la ley de Dios , y ha declarado que se complac�a en ella seg�n el hombre interior; este no ser�a el momento de abusar de esta manera. La verdadera explicaci�n se sigue de Romanos 8:23 , donde habla de la ley que est� en sus miembros , y que lo hace cautivo del pecado.

Por lo tanto, la palabra ley todav�a se usa aqu� en ese sentido general en el que acabamos de verla tomada al comienzo del vers�culo. El ap�stol contrasta deliberadamente ley con ley , es decir aqu�: poder con poder.

Los dos t�rminos combinados, pecado y muerte , forman la ant�tesis de la vida; porque este �ltimo incluye las nociones de santidad y resurrecci�n. La muerte es el estado de separaci�n de Dios en el que nos involucra el pecado, pero entendiendo que la muerte f�sica es el tr�nsito a la muerte eterna. Las dos palabras: pecado y muerte , controlan el siguiente desarrollo hasta Romanos 8:11 . Y primero: liberaci�n del pecado, Romanos 8:3-4 .

Versículos 3-4

Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era d�bil por la carne, Dios, enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, conden� al pecado en la carne, para que se cumpliese la justicia prescrita por la ley. cumplida en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Esp�ritu.

El hecho y el agente de la liberaci�n acababan de mencionarse en Romanos 8:2 ; Romanos 8:3-4 describe su modo; Romanos 8:3 su condici�n, Romanos 8:4 su realizaci�n.

El for de Romanos 8:3 extiende su fuerza hasta el final de Romanos 8:4 .

Nuestra traducci�n muestra a qu� construcci�n nos atenemos al explicar las palabras: lo que la ley no pod�a hacer. Los hacemos, con Meyer, Filipos y otros, en nominativo, en aposici�n al acto divino, para ser enunciados inmediatamente despu�s: �Dios conden� al pecado, cosa que la ley no pudo realizar�. Esta construcci�n debe preferirse por su sencillez y claridad a todas las dem�s: a la de Schott, quien, mediante una dura inversi�n, explica as� las palabras: �viendo que (?? ?) la impotencia de la ley era d�bil a trav�s de la carne;" es decir, la debilidad de la ley se acrecent� a�n m�s por la influencia de la carne; el significado es tan forzado como la construcci�n; o al de Hofmann, que entiende el verbo ??, fue, y hace del todo una proposici�n principal; �La debilidad de la ley era (consist�a) en que era d�bil por la carne.

Pero tal elipsis es inadmisible, y el as�ndeton entre esta proposici�n y la siguiente no tiene explicaci�n. Ser�a mejor entender, con Lutero (comp. las traducciones de Ostervald y Oltramare), las palabras ??????? ?????: �Lo que la ley no pod�a hacer, Dios lo hizo enviando�... Cuando Pablo estaba a punto de escribir este verbo, se sostiene que lo sustituy� por la menci�n del acto mismo as� anunciado: �Lo que era imposible.

..Dios conden�.� Pero, �no nos devuelve eso a la construcci�n de Meyer, que llega a la meta por un camino m�s corto? compensaci�n Hebreos 8:1 .

La impotencia de la ley para realizar esta obra no provino de ninguna imperfecci�n intr�nseca, sino del hecho de que encontr� resistencia en la naturaleza pecaminosa del hombre: ??? ??? ??????, a causa de la carne. La ley pod�a ciertamente condenar el pecado por escrito, grabando su condenaci�n en piedra; pero no mostrando esta condenaci�n en una vida humana real. Y, sin embargo, esta era la condici�n necesaria para la destrucci�n de la tendencia pecaminosa en la humanidad, y para la restauraci�n de la santidad.

La expresi�n: la impotencia o imposibilidad de la ley , se entiende f�cilmente, a pesar de la objeci�n de Hofmann, en el sentido de: �Lo que es imposible que la ley realice�. Meyer cita la expresi�n de Jenofonte: ?? ??????? ??? ??????, lo que la ciudad puede hacer o dar.

Las palabras ?? ?, en esto que , evidentemente abren la explicaci�n de esta debilidad. El instinto depravado que la ley encuentra en el hombre, la carne , le impide obtener la obediencia cordial que la ley exige de �l. La carne aqu� como tan frecuentemente, en el sentido moral que descansa sobre lo f�sico: autocomplacencia. El participio ??????, enviando , aunque aoristo, sin embargo expresa un acto simult�neo con el del verbo finito condenado (ver Meyer): �condenado por env�o.

El t�rmino env�o por s� solo no implicar�a necesariamente la preexistencia de Cristo; porque puede aplicarse a la apariencia de un simple hombre encargado de una misi�n divina; borrador Juan 1:6 . Pero la noci�n de preexistencia se sigue necesariamente de la relaci�n de este verbo con la expresi�n: Su propio Hijo , especialmente si tenemos en cuenta la cl�usula: en semejanza de carne de pecado.

Es evidente que, en opini�n de quien habla as�, la existencia de este Hijo precedi� a Su existencia humana (comp. el t�rmino m�s enf�tico ????????????, G�latas 4:4 ).

La expresi�n: Su propio Hijo , literalmente, el Hijo de s� mismo , nos proh�be dar al t�tulo Hijo , ya sea el significado de hombre eminente , o rey teocr�tico , o incluso Mes�as. Se refiere necesariamente a la relaci�n personal de este Hijo con Dios, e indica que a quien Dios env�a, lo toma de su propio seno; borrador Juan 1:18 . Pablo marca el contraste entre la naturaleza del enviado ( el verdadero Hijo de Dios) y la manera de Su aparici�n aqu� abajo: en semejanza de carne de pecado.

Esta expresi�n: carne de pecado (estrictamente carne de pecado ), ha sido entendida por muchos, especialmente Holsten m�s recientemente, como implicando la idea de que el pecado es inherente a la carne, es decir, a la naturaleza corporal. De ah� se seguir�a y este cr�tico acepta la consecuencia de que Jes�s mismo, seg�n Pablo, no estaba exento del pecado natural inseparable de la sustancia del cuerpo.

Solo Holsten agrega que este pecado objetivo nunca control� la voluntad de Jes�s, ni lo llev� a una transgresi�n positiva (?????????): el Esp�ritu divino preexistente de Cristo mantuvo constantemente a la carne en obediencia. Ya hemos visto, Romanos 6:6 , que si el cuerpo es para el alma causa de su ca�da, es s�lo porque la voluntad misma ya no est� en su estado normal.

Si por la uni�n con Dios fuera interiormente recto y firme, dominar�a el cuerpo por completo; pero estando ella misma desde la ca�da dominada por el ego�smo, busca un medio de satisfacci�n en el cuerpo, y �ste se aprovecha de ello para usurpar un dominio maligno sobre �l. As�, y s�lo as�, puede Pablo relacionar tan estrechamente la noci�n de pecado con la de cuerpo o carne. De lo contrario, estar�a obligado a hacer de Dios mismo, como creador del cuerpo, el autor del pecado.

Lo que prueba en nuestro mismo pasaje que no considera en modo alguno el pecado como un atributo inseparable de la carne, es la expresi�n que usa al hablar de Jes�s: en semejanza de carne de pecado. Si hubiera querido expresar la idea que le atribuy� Holsten, �por qu� hablar de semejanza? �Por qu� no decir simplemente: en una carne de pecado , es decir, pecadora como la nuestra? Al afirmar la semejanza de sustancia entre la carne de Jes�s y la nuestra, precisamente lo que el ap�stol desea aqu� es dejar de lado la idea de semejanza en cualidad (respecto al pecado ).

Esto se hace claramente por la expresi�n que ha elegido. Se preguntar�, �no podr�a haber dicho m�s brevemente: en semejanza de carne o de nuestra carne (?? ????????? ??????)? Pero al expresarse as�, habr�a favorecido la idea de que el cuerpo de Jes�s era una mera apariencia. Y esta es la misma consecuencia que Marci�n ha querido sacar de nuestro pasaje. Uno no puede dejar de admirar la sutileza de la frase formada por el ap�stol y la flexibilidad del lenguaje que se prestaba tan f�cilmente al an�lisis y expresi�n de tan delicados matices.

Wendt, aunque critica con raz�n la opini�n de Holsten, se le escapa s�lo por otra explicaci�n inadmisible. Entiende la palabra carne en el sentido en que se toma en esa expresi�n frecuente: toda carne , es decir, todo hombre, toda criatura. Pablo quiere decir aqu�, piensa, que Jes�s apareci� en la tierra en la semejanza de la criatura pecadora. Pero, �deber�amos entonces requerir tomar la palabra carne en la proposici�n anterior: "La ley era d�bil por la carne ", en el sentido de criatura? Nos parece que m.

Sabatier tiene raz�n al decir: �Sin duda, la palabra carne a veces denota al hombre tomado en su totalidad. Pero incluso entonces nunca pierde absolutamente su significado original; la noci�n del organismo material sigue siendo siempre la noci�n fundamental.� No necesitamos el expediente de Wendt para dar cuenta de la frase del ap�stol. Aqu� est� su significado, seg�n nos parece a nosotros: Dios, al enviar a su Hijo, quiso proveer una vida humana en esa misma carne bajo la influencia de la cual pecamos tan habitualmente, para que pudiera completar esta peligrosa carrera sin pecado (????? ????????, Hebreos 4:15 ); borrador 2 Corintios 5:21 : �El que no conoci� pecado�...

Entonces, �cu�l fue la raz�n por la cual Dios envi� a Su Hijo en esta forma? Jes�s, nos dice Pablo en Filipenses, podr�a en virtud de Su forma de Dios , de Su estado divino en la presencia de Dios, haber aparecido aqu� abajo como el igual de Dios. La raz�n por la que no fue as� se explica con las palabras ??? ???? ????????, y por el pecado. Si el hombre hubiera estado todav�a en su estado normal, la aparici�n del Hijo tambi�n habr�a tenido un car�cter normal.

Pero hab�a algo extraordinario que destruir, el pecado. Y de ah� la necesidad de la venida del Hijo en una carne como nuestra carne de pecado. Como la expresi�n: por el pecado , a veces se toma en el AT (versi�n LXX) como un sustantivo, en el sentido de sacrificio por el pecado ( Salmo 40:6 , por ejemplo), y ha pasado de ah� al N.

T. ( Hebreos 10:6-18 ), algunos comentaristas han pensado que Pablo se estaba apropiando aqu� de esta forma alejandrina. Pero hay dos razones que se oponen a esta idea: 1. Este sentido muy especial, que podr�a presentarse naturalmente a la mente de los lectores de un libro como la Ep�stola a los Hebreos, lleno de alusiones a las ceremonias del culto lev�tico. , dif�cilmente podr�a haber sido entendido, sin explicaci�n, por los cristianos de Roma, que eran en su mayor parte gentiles.

2. El contexto no requiere la idea de sacrificio , porque de lo que se trata no es de la culpa a expiar, sino �nicamente de la mala tendencia a ser desarraigada. No es que la noci�n de expiaci�n deba ser totalmente excluida del contenido de una expresi�n tan general como la del pecado. Indudablemente est� contenido en �l, pero no es aqu� la idea principal. Pablo quiere decir en un sentido amplio, que es el hecho del pecado , y especialmente la intenci�n de destruirlo (por todos los medios, expiaci�n y santificaci�n ), lo que ha causado la venida de Cristo aqu� abajo, en esta forma, tan diferente de su glorioso naturaleza.

Esta venida es s�lo el medio de los medios; este �ltimo es el acto decisivo expresado por las palabras: �l conden� al pecado. Condenar, es declarar el mal, y dedicarse a la destrucci�n; y no vemos ocasi�n de apartarnos de este significado simple y habitual. La mayor�a de los comentaristas lo han considerado inaplicable y lo han sustituido por el significado de conquistar, abrumar, destruir , Chrys.: ???????? ????????; Teod.

: ?????????; Beza: abolevit; Calvino: abrogavit regnum; Grot.: interferido; Beng.: virtute privavit; as� tambi�n Thol., Fritzs., De Wette, Mey., etc. Pero Paul tiene una palabra consagrada a esta idea; es el t�rmino ?????????, abolir, anular; borrador Romanos 6:6 ; 1 Corintios 15:24 , etc.

Hay en la palabra ???????????, condenar , la noci�n de sentencia judicial que no est� contenida en el sentido se�alado por estos autores. Otros comentaristas han sentido esto y han vuelto a encontrar aqu� la idea de expiaci�n , desarrollada en el cap. 3: Dios conden� el pecado en Cristo crucificado, como su representante, en la cruz (R�ck., Olsh., Philip., Hofm., Gess); a esta idea muchos a�aden la de la destrucci�n del pecado, evidentemente exigida por el contexto; as� Filipos: � destruir expiando; Gess: "una destrucci�n del poder del pecado fundada en una sentencia judicial", que se incluye en "la muerte expiatoria de Cristo".

Pero esa impotencia de la ley a consecuencia de la carne, de la que hablaba Pablo, no consist�a en no poder condenar el pecado; porque lo conden� y aun lo castig�; pero fue impotente para destruirlo, para hacer al hombre victorioso sobre su poder. Adem�s, �no ser�a sorprendente encontrar a Paul, despu�s de desarrollar el tema de la expiaci�n en su lugar en el cap. 3, volviendo a ello aqu�, �en t�rminos muy diferentes! Por lo tanto, somos llevados a una explicaci�n completamente diferente.

Pablo no tiene en vista ni la destrucci�n del pecado por el Esp�ritu Santo ( Romanos 8:4 ), ni su condenaci�n en la cruz; est� considerando la vida santa de Cristo como una condenaci�n viva del pecado. La carne en �l era como una puerta constantemente abierta a las tentaciones tanto del placer como del dolor; y, sin embargo, constantemente neg� al pecado cualquier entrada en su voluntad y acci�n.

Por esta perseverante y absoluta exclusi�n lo declar� malo e indigno de existir en la humanidad. Esto es lo que la ley, a causa de la carne , que naturalmente mueve toda voluntad humana, no pudo realizar en ning�n hombre. Este significado, con un importante matiz de diferencia, fue al que fue conducido Menken; es la de Wendt; ciertamente fue la idea de Teofilacto cuando dijo: ��l santific� la carne, y la coron� condenando el pecado en la carne de la cual se hab�a apropiado, y mostrando que la carne no es pecaminosa en su naturaleza� (ver el pasaje en De h�medo). Quiz�s Ireneo incluso tuvo el mismo pensamiento cuando se expres� as�: Condemnavit peccatum (en la c�mara interna de Su coraz�n) et jam quasi condenatum ejecit extra carnem.

Es evidente que si este significado corresponde exactamente al pensamiento del ap�stol, la cuesti�n de si debemos conectar la siguiente cl�usula: ?? ?? ?????, en la carne , con el sustantivo ??? ????????, pecado (�pecado que est� en la carne� ), o con el verbo ?????????, condenado (��l conden� en la carne�), se decide.

De hecho, no s�lo en el primer caso ser�a necesario el art�culo ??? despu�s de ????????; pero a�n m�s esta cl�usula: en la carne , ser�a superflua, cuando se conecta con la palabra pecado; ahora se vuelve muy significativo si se refiere al verbo. Incluso podr�a decirse que todo el meollo del pensamiento se centra en la cl�usula as� entendida. De hecho, la ley sin duda podr�a abrumar al pecado con sus sentencias y, por as� decirlo, en el papel.

Pero Cristo logr� lo que no pudo hacer, al condenar el pecado en la carne , en una naturaleza humana real, viva, en una humanidad sujeta a las mismas condiciones de existencia corporal en las que todos estamos. De ah� la raz�n por la cual �l debe aparecer aqu� abajo en carne. Porque fue en la misma fortaleza donde el pecado hab�a establecido su asiento, que deb�a ser atacado y conquistado. Debemos cuidarnos de traducir con varios: �en Su carne�, como si fuera el pronombre ?????, de �l.

En este caso no pod�a faltar el pronombre; y el pensamiento mismo ser�a tergiversado. Pues la expresi�n: en su carne, s�lo denotar�a el hecho hist�rico particular, mientras que la segunda: en la carne, record�ndonos el hecho particular, expresa la noci�n general que pone de manifiesto su necesidad. Al igual que el h�roe del que se habla en la f�bula, �l mismo se pidi�, si uno puede aventurarse a decirlo as�, descender al lugar infectado que se le encarg� limpiar.

As�, de la vida perfectamente santa de Jes�s procede una conspicua condenaci�n del pecado; y es este hecho moral, el mayor de los milagros que distinguieron esta vida, el que el Esp�ritu Santo va reproduciendo en la vida de cada creyente, y propagando por toda la raza. Esta ser� la victoria obtenida sobre la ley del pecado ( Romanos 8:2 ).

As� entendemos la conexi�n entre los condenados de Romanos 8:3 , y la no condenaci�n , Romanos 8:1 . En su vida conden� aquel pecado que, permaneciendo due�o del nuestro, habr�a tra�do en �l la condenaci�n. La relaci�n entre Romanos 8:3-4 se vuelve tambi�n muy simple: La condenaci�n del pecado en la vida de Cristo es el medio se�alado por Dios para efectuar su destrucci�n en la nuestra.

Versículo 4

La relaci�n que acabamos de indicar entre Romanos 8:3-4 nos proh�be dar aqu� a ????????, lo que la ley establece como justo , el sentido de: sentencia de absoluci�n , que algunos, y Filipos m�s recientemente, le han dado. El asunto en cuesti�n aqu� no es la culpabilidad que debe eliminarse; y decir que la ley misma puede en lo sucesivo declarar como justa, el t�rmino ??????????, por cumplirse , no ser�a muy adecuado.

La materia en cuesti�n, seg�n el contexto y los t�rminos empleados, es lo que la ley exige del hombre. Todos los postulados contenidos en la justicia exigida por la ley (comp. el Serm�n de la Monta�a, por ejemplo) se cumplen en nosotros , en cuanto caminamos , ya no seg�n la carne , sino seg�n el Esp�ritu. Porque, como hemos visto, la ley siendo espiritual , debe coincidir en todos los puntos de sus estatutos con los impulsos del Esp�ritu.

El participio ????????????, que andan , expresa la condici�n sobre la cual Pablo puede afirmar de los creyentes lo que acaba de decir (comp. el ???? ???????????, Juan 1:12 ).

Los comentaristas difieren en cuanto al significado de la palabra ??????, esp�ritu. �Denota, como piensa Lange, la vida espiritual en los creyentes? Pero, �ser�a este un est�ndar muy seguro, y admite Romanos 8:2 este sentido subjetivo? La mayor�a, por lo tanto, entiende por la expresi�n: el Esp�ritu Santo. Este significado no nos parece cuestionable (comp.

tambi�n Romanos 8:9 ; Romanos 8:11 ). Solo del uso de la palabra esp�ritu en la continuaci�n ( Romanos 8:5-8 ), se sigue que el ap�stol no est� hablando del Esp�ritu Santo, independientemente de Su uni�n con la ?????? humana, sino del primero como morando en el �ltimo, o de este �ltimo como totalmente dirigido por el primero. Y de ah� la raz�n por la cual una y otra idea se vuelven alternativamente la dominante en el siguiente pasaje.

Pero la palabra m�s importante en este vers�culo es la conjunci�n que. En esta palabra est� contenida la verdadera noci�n de santificaci�n de Pablo. �C�mo se sigue el cumplimiento de la ley en los creyentes del hecho expuesto en Romanos 8:3 : la condenaci�n del pecado obrada en la persona de Cristo? La respuesta m�s extra�a a esta pregunta es la de Holsten: �El poder de la carne en la humanidad fue destruido por el golpe mortal que mat� la carne de Cristo en la cruz.

Pero �c�mo podr�a ser destruido el pecado de naturaleza, el pecado objetivo , en la humanidad por el hecho de la muerte de Cristo? Si el pecado es inherente a la carne , la carne que hay que destruir no es s�lo la de Cristo, sino la de todo el g�nero humano. Como bien observa Wendt, nada sino la muerte de todos los hombres podr�a asegurar el resultado deseado.

Gess piensa que el papel que jug� la muerte de Cristo en la santificaci�n fue hacer posible el don del Esp�ritu, el �nico que tiene poder para santificar (comp. G�latas 3:13-14 ). Pero Pablo no dice en Romanos 8:4 : �para que sea dado el Esp�ritu� (como lo hace en G�latas 3:14 : para que recibamos el Esp�ritu ).

Pasa directamente de la condenaci�n del pecado en Cristo ( Romanos 8:3 ) al cumplimiento de la ley en los creyentes ( Romanos 8:4 ). Este modo de expresi�n supone otra relaci�n. Y esta relaci�n es f�cil de comprender si se ha tomado el sentido correcto de Romanos 8:3

La santidad del creyente no es otra cosa que la que Jes�s mismo realiz� durante su existencia terrena. �Por ellos yo me santifico a m� mismo�, dice Jes�s, Juan 17:19 , �para que tambi�n ellos sean santificados en la verdad�. Aqu�, como en otros aspectos, el Esp�ritu s�lo toma lo Suyo , para comunic�rnoslo ( Juan 16:14 ).

La vida santa de nuestro Se�or en la tierra es el tipo que el Esp�ritu Santo est� encargado de reproducir en nosotros, el tesoro del que saca la renovaci�n de nuestra vida (Col 3, 10; 2 Corintios 3:17-18 ). La santidad de todos nosotros es s�lo esta santidad �nica que el Esp�ritu hace nuestra: �l es nuestra santificaci�n y nuestra justicia , la segunda por su muerte (que la fe hace nuestra muerte), la primera por su vida santa (que el Esp�ritu hace nuestra vida).

Testifiquen los dos ???, a trav�s, por, de Romanos 5:1-2 ; y el misterioso por Su vida , ?? ?? ??? ?????, de Romanos 5:10 . Tal es el rico y profundo sentido de eso , Romanos 5:4 .

La expresi�n ?? ????, en nosotros , se adapta perfectamente a este significado. Dice primero, que en eso somos receptivos; entonces contiene tambi�n el por nosotros.

El t�rmino ??????????, caminar , es la figura habitual de Pablo para la conducta moral.

La negaci�n subjetiva ?? se usa porque Pablo no habla del hecho en s� mismo, sino del hecho como condici�n asumida de la afirmaci�n anterior.

As� se ha desarrollado la primera idea de este pasaje: la emancipaci�n de la ley del pecado. Lo que la ley condena fue condenado en Cristo, para que en adelante, por su Esp�ritu, la ley se cumpla plenamente en nosotros. Sin duda el poder del pecado no se aniquila interiormente, pero no puede controlar la parte activa de nuestro ser y determinar el ?????????? ( el andar ). Queda la segunda idea: liberaci�n de la �ltima condenaci�n, la de la muerte: muerte espiritual , Romanos 8:5-10 , y finalmente tambi�n de la muerte corporal , Romanos 8:11 .

Versículos 5-6

Porque los que son de la carne aspiran a las cosas de la carne; pero los que son del Esp�ritu aspiran a las cosas del Esp�ritu. Porque la aspiraci�n de la carne es muerte; pero la aspiraci�n del Esp�ritu es vida y paz.

Para entender el por qu� conecta este vers�culo con el anterior, debemos comenzar por parafrasear la primera cl�usula agregando: �Porque mientras los que son seg�n la carne,�... luego completa la segunda cl�usula agregando a las palabras: � aspirad a las cosas del Esp�ritu�, lo siguiente: �y, por consiguiente, andad en el Esp�ritu , con miras a obtener esas bendiciones espirituales�.

Ser seg�n la carne , es ser gobernado interiormente por ella, como siempre lo es el hombre natural. La parte aqu� referida es la fuente m�s profunda de la vida moral, de donde la voluntad est� constantemente sacando sus impulsos y direcci�n. De ah� la consecuencia: ?? ??? ?????? ????????? : ??se preocupan por las cosas de la carne, aspiran a ellas. La palabra ??????? es uno de esos t�rminos que es dif�cil de traducir en franc�s, porque incluye a la vez pensar y querer.

compensaci�n las conocidas expresiones griegas ????????????, ???????????, apuntar alto, tener una alta autoestima. El ???????, la aspiraci�n , de la que habla nuestro vers�culo, procede del ?????, el ser , y produce el ??????????, el andar , de Romanos 8:4 , cuya necesidad moral quiere demostrar Pablo, ya sea del lado de la carne o en la del Esp�ritu.

El yo, ego , es distinto de ambas tendencias; pero se entrega sin falta al uno o al otro como el yo del hombre natural; al segundo, como el Yo del hombre regenerado. Como su estado, as� es su tendencia; como su tendencia, as� es su conducta.

Versículo 6

vv. 6 explica (???, por ) la necesidad moral con la que este movimiento procede constantemente, del estado moral interior a la aspiraci�n, y de la aspiraci�n a la acci�n. Hay en ambos lados, por as� decirlo, un fin predestinado a alcanzar, que act�a a distancia sobre la voluntad por una atracci�n como la que ejerce un precipicio sobre la corriente de un r�o cuando se acerca a �l. Sin duda uno podr�a tomar las palabras muerte y vida como caracter�sticas de las dos tendencias mismas.

Pero el argumento no encuentra as� una explicaci�n tan natural, como si tom�ramos las dos palabras para expresar la meta inevitable a la que el hombre est� interiormente impelido en ambos sentidos. Este objetivo es la muerte por un lado, la vida por el otro. La carne tiende a lo primero; porque para ganar la libertad completa a que aspira, necesita una separaci�n cada vez m�s completa de Dios; y esto es la muerte.

El Esp�ritu, por el contrario, tiene sed de la vida en Dios, que es su elemento, y lo sacrifica todo para llegar a disfrutarlo perfectamente. Ninguno de estos dos poderes deja al hombre en reposo hasta que lo ha llevado a su meta, ya sea a ese estado de muerte en el que no queda ni una chispa de vida, o a esa vida perfecta de la que ha desaparecido el �ltimo vestigio de muerte.

La muerte es aqu�, como en Romanos 8:2 , la separaci�n de Dios, que por un curso de desarrollo diario finalmente termina a trav�s de la muerte f�sica en la perdici�n eterna ( Romanos 6:23 ). La vida , en la Escritura, denota una existencia plenamente satisfecha, en la que todas las facultades encuentran su pleno ejercicio y su verdadera ocupaci�n.

El esp�ritu del hombre, convertido en morada y �rgano del Esp�ritu Divino, realiza esta vida con una perfecci�n creciente hacia la vida eterna. La paz es el sentimiento interior de tranquilidad que acompa�a a tal existencia; se muestra particularmente en la ausencia de todo temor con respecto a la muerte y el juicio ( Romanos 8:1 ). No se puede cambiar la naturaleza de estos dos estados y caminos ( Romanos 8:5 ), y no se puede detener a este �ltimo en su marcha hacia adelante ( Romanos 8:6 ). El camino de la salvaci�n es pasar del primero al segundo, y no recaer despu�s del segundo al primero.

Las dos tesis de Romanos 8:6 se justifican en los siguientes vers�culos, la primera en Romanos 8:7-8 , la �ltima en Romanos 8:9-11 .

Versículos 7-8

Porque la aspiraci�n de la carne es enemistad contra Dios, pues no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede. Y los que est�n en la carne no pueden agradar a Dios.

La carne tiende a la muerte ( Romanos 8:6 ); porque en su esencia es odio a Dios. La conjunci�n ?????, literalmente, por el hecho de que , anuncia una explicaci�n que en efecto sigue. La carne, la vida del yo para s�, debe ser enemiga de Dios; porque siente que todo lo que da a su �dolo se lo quita a Dios, y todo lo que dar�a a Dios se lo quitar�a a su �dolo.

La enemistad con Dios es, pues, s�lo el reverso de su apego a s� mismo, es decir, pertenece a su esencia. Esta enemistad se prueba por dos hechos, uno perteneciente al hombre en relaci�n con Dios ( Romanos 8:7 b), el otro a Dios en relaci�n con el hombre ( Romanos 8:8 ).

La primera es la rebeli�n de la carne contra la voluntad divina; este sentimiento se menciona primero como un simple hecho. La carne quiere satisfacerse a s� misma: lo m�s frecuente es que la ley lo resista; de ah� la rebeli�n interior siempre y, a menudo, la rebeli�n exterior. Y este hecho no tiene por qu� sorprendernos. La carne es lo que es; no puede cambiar su naturaleza, m�s de lo que Dios puede cambiar la naturaleza de Su ley. De ah� un conflicto inevitable y perpetuo, que s�lo puede terminar con el dominio de la carne sobre la voluntad. Ahora bien, este conflicto es el camino de la muerte; borrador G�latas 6:8 .

Versículo 8

Por otro lado, Dios no es m�s amigo de la carne de lo que la carne lo es de �l. El ?? se ha entendido de muchas formas, desde Meyer, que lo entiende en el sentido de ahora entonces , hasta Calvin y Flatt, que le dan el sentido de �por lo tanto (ergo)! Es un simple adversativo: y por otro lado. La enemistad es como si fuera natural. Pablo sustituye aqu� el principio abstracto, la carne , por los individuos carnales; as� se acerca a la aplicaci�n directa a sus lectores que sigue en Romanos 8:9 .

Estar en la carne es una expresi�n a�n m�s fuerte que estar conforme a la carne , Romanos 8:5 . Seg�n este �ltimo, la carne es la norma de la existencia moral; seg�n el primero, es su principio o fuente. Ahora bien, �c�mo podr�a Dios complacerse en seres que tienen como principio de su vida la b�squeda de s� mismos? �No es �ste el principio opuesto a su esencia?

As� pues, los seres carnales, ya envueltos en la muerte espiritual, se sumergen cada vez m�s en ella; y en consecuencia para ellos queda la condenaci�n, y es todo lo que queda; mientras que los hombres espirituales ascienden por la escalera de la vida a esa existencia perfecta en la que desaparecer� el �ltimo rastro de condenaci�n, la muerte f�sica misma ( Romanos 8:9-11 ).

Versículo 9

Pero en cuanto a vosotros, no est�is bajo el dominio de la carne, sino bajo el del Esp�ritu, si es que el Esp�ritu de Dios mora realmente en vosotros. Pero si alguno no tiene el Esp�ritu de Cristo, no es de �l.

Al apostrofar as� directamente a sus lectores, el ap�stol quiere llevarlos a examinarse a s� mismos, para saber a cu�l de estas dos corrientes est�n obedeciendo; porque f�cilmente aprehendemos estas verdades con el entendimiento, pero somos lentos para aplicarlas a nosotros mismos personalmente. Comienza expresando un sentimiento de confianza con respecto a su estado; pero a�ade una restricci�n adecuada para excitar su vigilancia: ?????, si realmente.

Esta palabra no expresa positivamente una duda, como lo har�a ????, si al menos (Col 1:23). Pablo procede sobre su profesi�n cristiana para sacar de ella una consecuencia segura en el supuesto caso de que su profesi�n sea seria. A ellos les corresponde verificar la verdad de la suposici�n. La expresi�n: habitar en ti , denota un hecho permanente; no basta tener algunas estaciones de impulso, algunos estallidos de entusiasmo, mezclados con pr�cticas infidelidades.

Esta primera proposici�n de Romanos 8:9 es el fundamento de un argumento que se prolongar� hasta el final de Romanos 8:11 . Antes de continuarla el ap�stol lanza por cierto la seria advertencia contenida en Romanos 8:9 9b, que plantea la suposici�n contraria a la del ?????, si es que realmente , y muestra tambi�n la consecuencia que de ello se derivar�a.

Es notable que el Esp�ritu de Cristo se use aqu� como el equivalente del Esp�ritu de Dios en la proposici�n anterior. El Esp�ritu de Jes�s es el de Dios mismo, del que se ha apropiado tan perfectamente aqu� abajo como para convertirlo en su vida personal, para poder comunicarlo a los suyos. Es de esta forma que el Esp�ritu Santo act�a en adelante en la Iglesia. Donde no existe este v�nculo vital entre un alma y Cristo, permanece ajena a �l ya su salvaci�n.

Despu�s de esta observaci�n, que se espera que cada uno se aplique a s� mismo, se reinicia el argumento, conect�ndose con la suposici�n favorable enunciada en Romanos 8:9 a .

Versículo 10

Ahora bien, si Cristo est� en vosotros, el cuerpo a la verdad est� muerto a causa del pecado; pero el Esp�ritu es vida a causa de la justicia.

As� como el ap�stol hab�a sustituido el Esp�ritu de Dios por el Esp�ritu de Cristo, ahora sustituye por el Esp�ritu de Cristo Su persona: Ahora bien, si Cristo est� en vosotros. �Donde est� el Esp�ritu de Cristo�, dice Hofmann, �all� tambi�n est� �l mismo�. En efecto, como el Esp�ritu procede de Cristo, su acci�n tiende a hacer que Cristo viva en nosotros. �Volver� a vosotros�, dijo Jes�s ( Juan 14:17-18 ), cuando estaba describiendo la obra del Esp�ritu.

Esta nueva expresi�n pone de manifiesto con m�s fuerza que la anterior la solidaridad entre la persona de Jes�s y la nuestra , y as� se prepara para Romanos 8:11 , en el que se presenta la resurrecci�n de Jes�s como prenda de la nuestra.

Esta esperanza de compartir Su resurrecci�n descansa en el hecho de que a�n ahora Su vida ha penetrado la parte espiritual de nuestro ser ( Romanos 8:10 b). Sin duda esta vida espiritual no impedir� que el cuerpo muera; pero es la prenda de su participaci�n en la resurrecci�n de Cristo. Del cap. Romanos 5:12 ; Romanos 5:15 ; Romanos 5:17 , conocemos el punto de vista del ap�stol con respecto a la causa de la muerte: �Por la ofensa de uno, los muchos son muertos.

El hecho de la muerte universal no surge, pues, de los pecados de los individuos, sino de la transgresi�n original. El significado de estas palabras: a causa del pecado , est� as� fijado; se refieren al pecado de Ad�n. A veces se pregunta por qu� los creyentes todav�a mueren si Cristo realmente muri� por ellos; y de aqu� se deriva un argumento contra la doctrina de la expiaci�n. Pero se olvida que, no siendo la muerte un castigo individual, no hay conexi�n entre este hecho y el perd�n de los pecados concedido a los individuos creyentes.

La muerte, como juicio sobre la humanidad, que pesa sobre la especie como tal, permanece hasta la consumaci�n general de la obra de Cristo; borrador 1 Corintios 15:26 .

El t�rmino muerto aqu� significa: irrevocablemente herido de muerte. El cuerpo humano lleva en s� mismo desde su formaci�n el germen de la muerte; comienza a morir en el instante en que comienza a vivir. Los comentaristas que, como Chrys., Er., Grot., explican este t�rmino muerto , como muerto al pecado (en un buen sentido), evidentemente no entienden el curso del pensamiento en estos vers�culos, 9-11.

Pero si la muerte del creyente no puede evitarse, hay un dominio en �l donde la vida ya ha establecido su reinado, el esp�ritu en el que mora Cristo. Hofmann insiste fuertemente en que el t�rmino esp�ritu debe aplicarse aqu� al Esp�ritu de Dios. En ese caso las palabras: el esp�ritu es vida , deben entenderse en el sentido: el esp�ritu produce y sustenta la vida en el alma. Pero este sentido no es natural, y el contraste entre esp�ritu y cuerpo nos lleva m�s bien a aplicar el primer t�rmino al elemento espiritual en el creyente.

En el pasaje, 1 Tesalonicenses 5:23 , Pablo distingue estos tres elementos en el hombre: cuerpo, alma y esp�ritu. Por el tercer t�rmino denota el �rgano del que est� dotada el alma del hombre, y s�lo del hombre entre todos los seres animados, por el cual percibe y se apropia de lo divino; por esta facultad espiritual es que el Esp�ritu de Dios puede penetrar en el alma, y ??por ella gobernar el cuerpo.

De ah� surge la santificaci�n del cuerpo ( Romanos 6:11-13 ), no su liberaci�n de la muerte. Pero Pablo ya puede decir, sin embargo, que en consecuencia de su uni�n con el Esp�ritu de Dios el esp�ritu del creyente es vida. Esta expresi�n sin duda suena algo fuerte; �Por qu� no decir simplemente: vivir? Esta peculiaridad parece haberse observado muy temprano; ciertamente es el origen de la lectura ??, vive , en lugar de ???, vida , en dos manuscritos grecolatinos.

; pero el pensamiento de Pablo fue m�s all�. La vida de Dios no se convierte simplemente en un atributo del esp�ritu en el hombre a trav�s del Esp�ritu Santo; se convierte en su naturaleza , para que pueda pasar del esp�ritu a toda su persona, ps�quica y corporal ( Romanos 8:11 ).

Las �ltimas palabras: a causa de la justicia , no puede referirse a la restauraci�n de la santidad en el creyente; no que la palabra justicia no pueda tener este significado en los escritos de Pablo (comp. Romanos 6:13 ; Romanos 6:19 ), sino porque es imposible decir que la vida existe debido a la santidad; porque en realidad el uno es id�ntico al otro.

Por lo tanto, debemos tomar la palabra justicia en el sentido de justificaci�n , como en los caps. 1-5. A este significado nos lleva tambi�n el significado de la cl�usula que forma una ant�tesis a la de la primera proposici�n: a causa del pecado. As� como el cuerpo muere a causa de un pecado que no es nuestro individualmente, as� el esp�ritu vive a consecuencia de una justicia que no es nuestra.

Pero este cuerpo, entregado a la muerte, �ser� abandonado a ella para siempre? No; el �ltimo rastro de condenaci�n debe ser borrado.

Versículo 11

Y si el Esp�ritu de aquel que levant� de los muertos a Jes�s mora en vosotros, el que levant� de los muertos a Cristo Jes�s vivificar� tambi�n vuestros cuerpos mortales por su Esp�ritu que mora en vosotros.

El ??, ahora , denota el progreso de la vida que, despu�s de penetrar el esp�ritu, se apodera incluso del cuerpo. Ese cuerpo en el que, as� como en Jes�s, ha morado el Esp�ritu de Dios, ser� juzgado digno del mismo honor que el cuerpo de Jes�s mismo.

En la primera proposici�n el ap�stol usa el nombre Jes�s , porque la referencia es meramente a Su persona ; en el segundo dice Cristo , o Cristo Jes�s , porque el tema en cuesti�n es el oficio que �l desempe�a como Mediador entre Dios y nosotros. Como comenta Hofmann, la resurrecci�n personal de Jes�s simplemente nos asegura que Dios puede resucitarnos; pero su resurrecci�n, considerada como la de Cristo , nos asegura que lo har� realmente.

Una vez m�s vemos cu�n cuidadosamente Pablo sopesa cada t�rmino que usa. Tenemos una nueva prueba de lo mismo en el uso de las dos expresiones ????????, despertar (aplicado a Jes�s), y ?????????, vivificar (aplicado a los creyentes). La muerte de Jes�s fue un sue�o, sin ninguna disoluci�n del cuerpo...; por lo tanto, fue suficiente para despertarlo . En nuestro caso, el cuerpo, entregado a la destrucci�n, debe ser enteramente reconstituido; esto est� bien expresado por la palabra vivificar.

La palabra ???, tambi�n omitida por el Sina�t. y el Vaticano. , se adapta bien al contexto: el esp�ritu ya est� vivificado; el cuerpo debe ser as� tambi�n.

El ap�stol hab�a dicho del cuerpo en Romanos 8:10 , est� muerto , ??????. �Por qu� sustituye aqu� el t�rmino mortal , ??????? Se ha pensado que us� esta palabra, que tiene un significado m�s amplio, para abarcar a aquellos que estar�n vivos en la venida del Se�or, y cuyos cuerpos no resucitar�n, sino que ser�n transformados.

Hofmann toma el t�rmino mortal , de Romanos 8:10 , como referido al estado futuro del cuerpo, el estado de muerte al que a�n est� destinado, y del cual la resurrecci�n lo rescatar�. La verdadera explicaci�n del t�rmino me parece m�s sencilla: en Romanos 8:10 , Pablo quiere decir hablar del hecho (muerte); en Romanos 8:11 , de la cualidad (mortal).

Porque la resurrecci�n no s�lo cambiar� el hecho de la muerte en el de la vida, sino que transformar� la naturaleza del cuerpo, que de ser mortal se har� incorruptible ( 1 Corintios 15:43-44 ).

Las �ltimas palabras de este vers�culo jugaron un papel algo importante dogm�ticamente en las primeras edades de la iglesia. Los que manten�an la divinidad y personalidad del Esp�ritu Santo eran m�s proclives a la lectura, como lo hace alg�n antiguo Alex. Mjj., ??? ??? ??????????? ????? ?????????..., � por el Esp�ritu Santo que mora en vosotros�.

De hecho, por este modo de expresi�n, el ap�stol atribuir�a la operaci�n divina de resucitar de entre los muertos ( Juan 5:21 ) al Esp�ritu Santo, lo que implicar�a su poder de libre causalidad, as� como la divinidad. Los opositores a esta doctrina alegaron la otra lectura, que es la de Stephens, y que difiere aqu� de la lectura recibida: ??? ?? ???????? ????? ??????, � a causa del Esp�ritu que mora en vosotros.

Esta lectura se encuentra en autoridades de las tres familias en las versiones m�s antiguas, la Itala y la Peshito , y en algunos Padres muy antiguos, como Ireneo y Or�genes. Siendo as�, s�lo podemos atribuirlo a la provocativa predilecci�n de Tischendorf por el Sina�t. , que adopta la primera lectura en su octava edici�n. De hecho, en lo que respecta a las autoridades externas, el hecho decisivo es la existencia bien atestiguada de una lectura en los documentos de los diversos pa�ses de la iglesia; ahora en este caso encontramos la lectura ??? ??.

.., debido a , en Egipto (Vatic.), en Occidente (It. Fathers), en Siria (Peshito), y en la Iglesia Bizantina (KLP, Mnn.), mientras que la lectura recibida est� representada por poco m�s que tres alejandrinos y un Padre del mismo pa�s (Clemente). El significado tambi�n decide a favor de la lectura mejor sustentada. El ??? con el acusativo, por causa de , sigue muy naturalmente los dos ??? similares de Romanos 8:10 : �a causa del pecado, muerte; a causa de la justicia, la vida del Esp�ritu;� ya causa de la vida del Esp�ritu, la resurrecci�n de la carne.

Todo el curso del pensamiento se resume en este tres veces repetido por. Adem�s, Pablo no se preocupa de explicar aqu� por qu� agente se efect�a la resurrecci�n. Lo importante en la l�nea de las ideas presentadas desde Romanos 8:5 en adelante, es indicar el estado moral en consecuencia del cual ser� posible la concesi�n de la resurrecci�n.

Aquello a lo que Dios tendr� respeto, es la morada de Su propio Esp�ritu en el creyente; el santo uso que habr� hecho de su cuerpo para glorificarle; la dignidad a la que el Esp�ritu habr� elevado el cuerpo haci�ndolo templo de Dios ( 1 Corintios 6:19 ). Tal cuerpo lo tratar� como ha tratado al de Su propio Hijo. Este es el pensamiento glorioso con el que el ap�stol cierra este pasaje y completa el desarrollo de la palabra: ninguna condenaci�n.

Esta diferencia de lectura es la �nica en toda la Ep�stola a los Romanos que es adecuada para ejercer alguna influencia en la doctrina cristiana. Y, sin embargo, no creemos que la cuesti�n de si la resurrecci�n de la carne tiene lugar por obra del Esp�ritu Santo, o por Su morada en nosotros, ha sido discutida muy a menudo en nuestra Dogm�tica o tratada en nuestros Catecismos.

El ap�stol no habla de la suerte reservada para los cuerpos de los incr�dulos, o de los creyentes no santificados. Lo mismo sucede en el pasaje 1 Corintios 15:20-28 . Pero la palabra de Romanos 8:13 : �Si viv�s conforme a la carne, morir�is�, deber�a ser suficiente.

Eso no es, especialmente despu�s de todo lo que precede, una palabra de salvaci�n. Adem�s, �qu� significar�a el agudo contraste entre las dos proposiciones de Romanos 8:5-6 ? Tenemos que explicar su silencio por su objetivo, que era exponer la obra de salvaci�n hasta su consumaci�n. Es lo mismo con 1 Corintios 15:20-28 .

Creemos, finalmente, que despu�s de eso es completamente innecesario refutar la opini�n de aquellos que, como De Wette, Philippi, Holsten, piensan que la expresi�n: para vivificar el cuerpo , Romanos 8:11 , debe aplicarse en todo o en parte. a la santificaci�n del cuerpo del cristiano; Paul no confunde las preguntas as�; habl�, en Romanos 8:2 , de dos leyes para ser destruidas, la del pecado y la de la muerte. Y ha seguido rigurosamente el orden que �l mismo traz�.

Versículos 12-13

vv. 12 y 13 forman la transici�n del pasaje anterior a este. La vida del Esp�ritu no se realiza en el creyente sin su concurrencia simplemente por el hecho de que el Esp�ritu le ha sido comunicado una vez. Se necesita por parte del hombre una decisi�n perseverante, una docilidad activa para entregarse a la gu�a del Esp�ritu. Porque la gu�a del Esp�ritu tiende constantemente al sacrificio de la carne; y si el creyente se niega a seguirlo por este camino, renuncia a la vida del Esp�ritu ya sus gloriosos privilegios.

vv. 12, 13 . � As� pues, hermanos, estamos obligados, no a la carne, a vivir seg�n la carne; porque si viv�s conforme a la carne, deb�is morir; pero si por el Esp�ritu hac�is morir las obras de la carne , vivir�is.

No basta haber recibido el Esp�ritu; tambi�n es necesario andar seg�n �l. El as� entonces se refiere al pensamiento del pasaje anterior: �Puesto que el Esp�ritu os ha librado de la ley del pecado y de la muerte, no os pong�is bajo esta maldici�n�. La direcci�n: hermanos , reaparece cada vez que el ap�stol quiere hacer llegar a sus lectores una advertencia pr�ctica y personal.

Al decir: estamos obligados , literalmente deudores , Pablo quiso continuar en las palabras: al Esp�ritu, vivir seg�n �l. Tan pronto como el Esp�ritu viene a morar en nuestro coraz�n, le debemos a �l, a nosotros mismos ya una vida totalmente conforme a sus deseos. Pero el ap�stol interrumpe su frase para dejar de lado la suposici�n contraria, que por desgracia no puede pasarse por alto, y se apresura a a�adir: no a la carne.

�El hombre natural�, observa Hofmann, �imagina que le debe a su carne satisfacerla�. El cuidado de su persona, desde el punto de vista m�s terrenal, le parece la primera y m�s importante de sus obligaciones. Ahora bien, es esta tendencia la que es combatida por el Esp�ritu en cuanto se posesiona de nosotros ( G�latas 5:17 ). Esta es la deuda que no debe ser reconocida ni pagada. El ap�stol dice por qu� en el siguiente vers�culo.

Versículos 12-17

Decimoctavo Pasaje ( Romanos 8:12-17 ). Liberado del Pecado y de la Muerte, el cristiano se convierte en Hijo y Heredero.

Una vez decidida la victoria sobre el pecado y la muerte por el reino del Esp�ritu Santo, no s�lo se quita la condenaci�n, sino que se la reemplaza por la bendici�n que nos es dada en todos sus grados: en el presente, el estado filial, la adopci�n; en el futuro, la herencia divina.

Versículo 13

De esta manera, el mismo hombre regenerado pasar�a a la muerte. As� la carne nos recompensar� por nuestra fidelidad en el pago de nuestra deuda con ella. ??????? : �no hay nada para ti sino morir; tal es el �nico futuro que os espera.� Ahora era el momento de retomar la frase que hab�a comenzado: �Vosotros est�is obligados... al Esp�ritu. Pero el ap�stol supone que esta idea sale con bastante claridad del contraste expresado: no a la carne , y contin�a como si lo hubiera expresado: � Pero si por el Esp�ritu �, etc.

�Ad�nde nos lleva este principio, cuyo poder impulsor toma el lugar de la carne? A la muerte tambi�n; a la muerte de la carne, y por ella a la vida: vivir�is. El ritmo de este vers�culo es bastante similar al observado por Calvino en Romanos 7:9-10 ; Romanos 13 a, la vida de la carne es la muerte del Hombre 1:13 b, la muerte de la carne es la vida del hombre.

�Por qu� dice el ap�stol: las obras del cuerpo , y no de la carne? Esta diferencia ya sorprendi� a ciertos copistas greco-latinos, que han tratado de corregir el texto en esta direcci�n. Pero es innecesario. El complemento: del cuerpo , no es aqu� el genitivo del instrumento , sino el del autor. Los actos de los que el cuerpo es el simple instrumento no le son propios.

Pablo suprimir�a aquellas de las que es autor independiente, y en las que, en consecuencia, se aparta del dominio del Esp�ritu. Estos deben llegar a su fin, porque en el cristiano el Esp�ritu debe dirigir y penetrar todo , incluso su comer y beber , seg�n el ejemplo citado por el ap�stol, 1 Corintios 10:31 .

En todos estos actos de la vida el cuerpo no debe guiar, sino ser guiado. Cada acto de sacrificio por el cual se niega la independencia del cuerpo y se afirma por la fuerza su sumisi�n al esp�ritu, asegura un crecimiento de la vida espiritual en el hombre. S�lo cuando se limpia un vac�o en el dominio de la carne, la eficacia del Esp�ritu se muestra con nueva fuerza. As� se explica el vivir�is , que se aplica a cada momento de la existencia del creyente hasta el estado de perfecci�n.

Esta �ltima palabra: vivir�is , se convierte en el tema del siguiente pasaje. Pues los dos atributos hijo y heredero de Dios, que est�n por desarrollarse, uno en Romanos 8:14-16 , el otro en Romanos 8:17 , agotan la noci�n de vida.

Versículos 14-15

Porque todos los que son guiados por el Esp�ritu de Dios, �stos son hijos de Dios. Porque no hab�is recibido esp�ritu de servidumbre para volver a caer en temor; pero vosotros hab�is recibido un Esp�ritu de adopci�n, por el cual clamamos: �Abba, Padre! � ?????, literalmente: � tantos como de los que son guiados...son �...El for se refiere a la promesa: vivir�is. Es imposible que quien es Hijo de Dios, fuente de vida, no viva.

Ahora bien, el que se da a s� mismo para ser guiado por el Esp�ritu de Dios, ciertamente es un hijo de Dios. El pensamiento expresado en este vers�culo puede entenderse de dos maneras. �Quiere decir Pablo que vivir seg�n el Esp�ritu es la prueba de que uno posee el rango de hijo de Dios? En ese caso esto se seguir�a de la gracia de la justificaci�n; y el don del Esp�ritu ser�a un don subsiguiente que vendr�a a sellar esta gloriosa posici�n adquirida.

A favor de este punto de vista se podr�a citar G�latas 4:6 : � Por cuanto sois hijos, Dios ha enviado el Esp�ritu de su Hijo a vuestros corazones�. Pero no debe olvidarse que Pablo no est� hablando aqu� del don del Esp�ritu, sino de la entrega del creyente a sus influencias. La referencia, por lo tanto, es a una etapa m�s avanzada de la vida cristiana.

El otro significado posible es este: �Ten�is derecho al t�tulo de hijos desde que os dej�is conducir por el Esp�ritu�. Y este significado evidentemente se adapta mejor al contexto. Aunque uno llega a ser hijo por la justificaci�n, no posee el estado filial , no disfruta realmente de la adopci�n hasta que se ha sometido lealmente a la operaci�n del Esp�ritu. Por lo tanto, el significado es este: �Si os dej�is llevar por el Esp�ritu, sois ipso facto hijos de Dios.

Meyer le da al pronombre ?????, ellos , un sentido exclusivo: � solo ellos. Pero ya no estamos en el aviso; el ap�stol ahora est� probando el: vivir�is ( porque ). La intenci�n restrictiva es por tanto ajena a su pensamiento, est� haciendo una fuerte afirmaci�n.

En el t�rmino ???????, son conducidos , hay algo as� como una noci�n de violencia santa; el Esp�ritu arrastra al hombre donde la carne no quiere ir. El verbo puede tomarse en pasiva: son conducidos , o en medio: se dejan conducir.

La repetici�n intencional de la palabra Dios establece una estrecha conexi�n entre las dos ideas: obedecer al Esp�ritu y ser hijos. Un hijo obedece a su padre. El t�rmino ????, ??hijo , implica comunidad de naturaleza y todos los privilegios que se derivan de ella; por consiguiente, cuando Dios es el padre, participaci�n en la vida.

El ap�stol da en lo que sigue dos pruebas de la realidad de este estado de filiaci�n: una, en parte subjetiva, el sentimiento filial hacia Dios experimentado por el creyente, Romanos 8:15 ; el otro, objetivo, el testimonio del Esp�ritu Divino proclamando la paternidad divina dentro de su coraz�n, Romanos 8:16 .

Versículo 15

Los antiguos estaban muy perplejos al explicar esta expresi�n: No hab�is recibido esp�ritu de servidumbre. Les pareci� que implicaba la idea de que Dios mismo hab�a dado previamente a los lectores un esp�ritu servil. De ah� la explicaci�n de Cris�stomo, que aplic� el esp�ritu de servidumbre a la ley. Este significado es inadmisible. Ser�a preferible entenderla del esp�ritu mercenario y t�mido que acompa�aba a la obediencia legal.

Pero, �es posible que Pablo atribuya esto a una comunicaci�n divina? Si relacionamos el adverbio ?????, nuevamente , como debemos hacer, no con el verbo ???????, recibisteis , sino solo con el r�gimen ??? ?????, temer , no hay nada en la expresi�n que nos obligue a sostener que Pablo tiene en vista una comunicaci�n divina anterior; porque el significado es este: �El Esp�ritu que hab�is recibido de Dios no es un esp�ritu servil que os haga volver al temor en que antes viv�ais.

Comp. 2 Timoteo 1:7 . El car�cter de las religiones paganas es de hecho el sentimiento de temor (?????????????, Hechos 17:22 ). �Y no fue en algunos aspectos lo mismo entre los jud�os, aunque entre ellos el temor de Jehov� tom� un car�cter m�s elevado que el temor de los dioses entre los gentiles? El sentimiento con el que el Esp�ritu de Dios llena el coraz�n del creyente no es el temor, propio de la condici�n de esclavo, sino la confianza y la libertad propias de un hijo.

Podr�a considerarse aqu� que la palabra esp�ritu denota simplemente una disposici�n subjetiva; como en aquella palabra del Se�or en referencia a Senaquerib ( Isa�as 37:7 ): �Pondr� en �l tal esp�ritu , que volver�, a su propia tierra�; borrador 1 Corintios 4:21 : un esp�ritu de mansedumbre; Romanos 11:8 : un esp�ritu de sue�o.

Aqu� ser�a el sentimiento filial en relaci�n a Dios. Lo que podr�a apoyar este significado subjetivo de la palabra esp�ritu , es el contraste fuertemente enfatizado entre este vers�culo y el siguiente, donde el significado objetivo es evidente: �El Esp�ritu mismo da testimonio�... Sin embargo, es imposible, si consideramos la conexi�n entre Romanos 8:15 y el vers�culo anterior, no ver en el Esp�ritu de adopci�n , del cual habla Pablo aqu�, el Esp�ritu de Dios mismo; borrador

especialmente G�latas 4:6 , un pasaje tan parecido al nuestro, y donde no hay lugar para la incertidumbre. La diferencia entre Romanos 8:15-16 , en cuanto al significado de la palabra esp�ritu , no es la diferencia entre una disposici�n interior y el Esp�ritu de Dios, sino la que distingue dos modos diferentes de actuar, seguidos de uno y el mismo Esp�ritu Santo.

En el primer caso, la operaci�n del Esp�ritu se hace sentir por medio de una disposici�n personal que �l produce en nosotros; en el segundo caso es a�n m�s directo (ver com. Romanos 8:16 ).

El Esp�ritu de adopci�n es el Esp�ritu de Dios, en cuanto que produce el estado espiritual correspondiente a la filiaci�n; Incluso puede llamarse: el Esp�ritu del Hijo mismo, G�latas 4:6 . Nos pone relativamente a Dios en la misma posici�n que Jes�s, cuando dijo: �Padre! El t�rmino ????????, adopci�n , nos recuerda el hecho de que solo Jes�s es Hijo en esencia (???? ?????????, hijo �nico ). Para llegar a ser hijos, debemos incorporarnos a �l por la fe ( Efesios 1:5 ).

El pronombre ?? ?, en quien , muestra que es bajo la inspiraci�n del sentimiento filial producido en nosotros por este Esp�ritu que oramos as�, y el t�rmino clamor expresa la profunda emoci�n con que este grito de adoraci�n sale del coraz�n creyente. .

Abba es la forma que hab�a tomado la palabra hebrea ab, padre , en el idioma arameo, com�nmente hablado en Palestina en la �poca de Jes�s. As� habl� Jes�s a Dios cuando lo llam� Padre; borrador Marco 14:36 . Se ha pensado que Pablo emple� aqu� la forma, porque la usaba habitualmente en sus propias oraciones, y que a�adi� la traducci�n griega: ? ?????, padre , al escribir a los romanos y a los g�latas, porque el arameo era ininteligible. a ellos como antiguos gentiles.

Pero el empleo de la expresi�n (que aparece en tres escritos del NT) debe basarse en un uso m�s general. Al igual que los t�rminos Am�n, Hosanna, Aleluya , esta palabra Abba sin duda pas� del lenguaje lit�rgico de la iglesia judeocristiana primitiva al lenguaje eclesi�stico general. Al adaptar esta sagrada forma de dirigirse, que hab�a pasado por la boca del mismo Jes�s, al culto de los cristianos, no solo se cumpli� el mandato: �Cuando or�is, decid: Nuestro Abba ( nuestro Padre ), que eres en el cielo�, pero el sentimiento de toda la iglesia parec�a mezclarse con el de su Sumo Sacerdote, quien hab�a orado, usando el mismo t�rmino para s� mismo y sus hermanos.

Por lo que respecta a los cristianos de habla griega, y en particular a los ne�fitos, probablemente se sigui� la costumbre de a�adir la traducci�n griega: ? ?????, padre , como hace Marcos. Agust�n y Calvino suponen que, al usar estas dos formas en yuxtaposici�n, pretend�a expresar la uni�n de cristianos jud�os y gentiles en un cuerpo espiritual. Esta hip�tesis no tiene gran probabilidad.

Versículos 16-17

El Esp�ritu mismo da testimonio a nuestro esp�ritu de que somos hijos de Dios. Y si hijos, tambi�n herederos de Dios, y coherederos con Cristo; si es que sufrimos con �l, para que tambi�n seamos glorificados con �l.

La forma as�ndeton (la ausencia de una part�cula conectora) entre Romanos 8:15-16 indica aqu�, como siempre, una emoci�n profunda; anuncia la reafirmaci�n m�s contundente del mismo hecho, pero presentado en un nuevo aspecto. La expresi�n ???? ?? ?????? no significa el mismo Esp�ritu (?? ???? ??????), sino el Esp�ritu mismo , como �rgano inmediato de Dios.

Todos los que no son ajenos a la experiencia de las cosas divinas, saben que hay una diferencia entre un estado formado en nosotros por el Esp�ritu Divino, y que se expresa en forma de oraci�n ( Romanos 8:15 ), y el lenguaje en el que Dios nos responde directamente por medio del Esp�ritu. Esta diferencia surge en el siguiente pasaje, cuando el ap�stol distingue expresamente el gemido del Esp�ritu mismo en los que han recibido las primicias del Esp�ritu ( Romanos 8:26 ), de su propio gemido ( Romanos 8:23 ).

Una diferencia similar observamos en la vida del mismo Jes�s cuando es �l quien dice: Padre m�o ( Lucas 2:49 , et al. ), o cuando es Dios quien le dice: T� eres mi Hijo ( Lucas 3:12 ). ). Entonces, en este caso el ap�stol quiere decir que somos hijos de Dios , no s�lo porque nuestro coraz�n abriga una disposici�n filial hacia Dios, y nos inspira el grito de amor: Padre m�o; pero y esto es a�n m�s sublime porque del coraz�n del mismo Dios desciende la respuesta por la voz del Esp�ritu Santo: hija m�a.No son s�lo nuestros brazos los que se extienden para abrazar a Dios que se nos da en Cristo, sino los suyos al mismo tiempo los que nos abrazan y nos atraen a su seno.

La ???, con , en el verbo ????????????, dar testimonio con , evidentemente deber�a conservar su significado natural: �da testimonio juntamente con nuestro esp�ritu�, cuyo sentimiento fue expresado en Romanos 8:15 . Pero el dativo: ?? ???????? ????, a nuestro esp�ritu , no debe considerarse como el r�gimen de ???, con (�da testimonio a nuestro esp�ritu �); es nuestro esp�ritu el que aqu� recibe el testimonio divino.

El t�rmino ??????, ni�o , difiere de ????, ??hijo , Romanos 8:14 , en que este �ltimo expresa m�s bien la dignidad e independencia personal, el car�cter oficial del representante de una familia, mientras que el segundo tiene un sentido m�s interior, e indica m�s bien comunidad de vida. En uno lo que se expresa es la posici�n de honor, en el otro la relaci�n de naturaleza.

Versículo 17

El ap�stol ha probado el hecho de que somos hijos, primero por el afecto filial producido en nosotros por el Esp�ritu, y luego por el testimonio directo del mismo Esp�ritu. Ahora puede concluir su argumento; porque incluso al expresar los sentimientos m�s exaltados, su exposici�n siempre asume una forma l�gica. �l hab�a dicho, Romanos 8:13-14 : �Vivir�is, porque sois hijos�; luego demostr� la realidad de este t�tulo hijo; y ahora infiere de ello la condici�n de heredero. As� concluye el razonamiento; porque ser heredero de Dios es id�ntico a ser poseedor de la vida.

Sin duda Dios no muere, como quien deja una herencia; es del coraz�n de su gloria que enriquece a sus hijos comunic�ndosela, es decir, d�ndose a s� mismo a ellos. Porque, tomado correctamente, Su herencia es �l mismo. Lo mejor que �l puede dar a Sus hijos es morar en ellos. San Pablo lo expresa cuando describe el estado perfecto en las palabras ( 1 Corintios 15:28 ): Dios todo en todos.

Pero aqu� a�ade una expresi�n particularmente adecuada para impresionarnos con la sublimidad de tal estado: coherederos con Cristo. La grandeza del t�tulo heredero de Dios podr�a perderse f�cilmente en la vaguedad, a menos que el ap�stol, con el fin de hacer palpable esta idea abstracta, a�adiera un hecho concreto. Ser heredero con Cristo no es heredar en segunda instancia, heredar de �l; debe ser puesto en el mismo rango que �l mismo; es compartir la posesi�n divina con �l.

Para vislumbrar lo que significa el t�tulo de herederos de Dios , contemplemos la relaci�n entre Cristo y Dios, y tendremos una idea de lo que somos llevados a esperar de nuestro t�tulo de hijos de Dios; borrador Romanos 8:29 —S�lo para llegar a la posesi�n de la herencia, queda a�n una condici�n que cumplir: si sufrimos con �l.

Pablo sabe bien que, por ambiciosos que seamos de gloria, estamos igualmente dispuestos a retroceder ante el sufrimiento necesario. Ahora bien, es precisamente en el sufrimiento donde se estrecha el v�nculo entre Cristo y nosotros, en virtud del cual podremos llegar a ser sus coherederos. S�lo entramos en posesi�n de la herencia com�n de la gloria, aceptando nuestra parte en la herencia com�n del sufrimiento; ?????: � si realmente , como estamos llamados a ello, tenemos el coraje de hacerlo�.

..Estas �ltimas palabras son evidentemente la transici�n al pasaje inmediatamente siguiente, en el que se exponen, primero, el estado miserable del mundo en su condici�n actual, pero luego la certeza del estado glorioso que nos espera.

Versículo 18

Porque considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que se revelar� en nosotros.

El t�rmino ?????????, calculo , aqu� significa: �Yo juzgo despu�s de un c�lculo hecho�. Las expresiones que siguen implican, en efecto, la idea de un c�lculo. El adjetivo ?????, digno , viene, como dicen los antiguos lexic�grafos, del verbo ???, impulsar, hacer mover , y denota estrictamente una cosa que es lo suficientemente pesada como para producir movimiento en la balanza.

La preposici�n ???? se usa aqu�, con la misma frecuencia, para denotar proporci�n. En consecuencia, el ap�stol quiere decir que cuando compara las miserias que le impone el presente estado de cosas con la gloria que le espera en el futuro, no encuentra que las primeras puedan tener peso alguno en la balanza de sus prop�sitos. �Por qu� usa la primera persona del singular, creo , en lugar de hablar en nombre de todos los cristianos? Sin duda porque les pedir�a que verificaran su c�lculo ellos mismos, cada uno haci�ndolo de nuevo por s� mismo. Y tiene buen derecho de tomar la iniciativa en comparaci�n con ellos, pues evidentemente sufre m�s que todos ellos.

Este tiempo presente denota las condiciones actuales de nuestra vida terrena en contraste con las del nuevo mundo que le sucede. Estas son, por un lado, las miserias que surgen de las enfermedades corporales y las necesidades de la vida; por otro, los causados ??por la enemistad del hombre y los pecados de los mismos creyentes. Pablo, quien soport� m�s que cualquier otro de estos dos tipos de sufrimientos, sin embargo los llama, 2 Corintios 4:17 : la ligera tribulaci�n del momento presente , en oposici�n al eterno peso de gloria que ve delante de �l.

Esta gloria ha de ser revelada; por lo tanto ya es ; y en verdad existe no s�lo en el plan de Dios decret�ndonoslo, sino tambi�n en la persona de Cristo glorificado, con cuya aparici�n se manifestar� visiblemente. El ap�stol a�ade ??? ????, en y para nosotros. Podr�a haber escrito ?? ????, en nosotros; pero esta expresi�n hubiera sido insuficiente.

Porque la gloria no consistir� solamente en nuestra propia transformaci�n, sino tambi�n en la venida del Se�or mismo, y la transformaci�n del universo. As� se manifestar� a la vez para nosotros y en nosotros; esto se expresa mediante el ??? ????. Al no poder traducir las dos relaciones al franc�s con una sola preposici�n, hemos preferido expresar la segunda, que es la m�s completa.

Versículos 18-22

Sobre el pasaje Romanos 8:18-22 .

Al seguir la exposici�n de la obra de salvaci�n, el ap�stol toca un dominio, el de la naturaleza , donde entra en contacto con los trabajos de la ciencia. �Hay armon�a o variaci�n entre su ense�anza y los resultados del estudio cient�fico? Hay un primer punto en el que la armon�a es completa. Desde hace un siglo, el estudio de nuestro globo ha demostrado que la condici�n actual de la tierra es s�lo el resultado de una serie de transformaciones profundas y graduales; lo que nos lleva naturalmente a la conclusi�n de que este estado no es definitivo, y s�lo debe ser considerado como una fase temporal destinada a allanar el camino para alguna otra nueva transformaci�n.

As� es precisamente como nuestra tierra aparece a la vista del ap�stol iluminada por el Esp�ritu Santo. Pero hay un segundo punto en el que la armon�a no parece tan completa. El ap�stol atribuye el estado actual de sufrimiento y muerte a una cat�strofe que ha intervenido, primero en el mundo moral, y que ha reaccionado sobre la naturaleza externa. Ahora bien, la ciencia moderna parece probar que la condici�n actual de la tierra es un resultado natural de todo su desarrollo anterior, y que las miserias que le pertenecen son m�s bien restos de la imperfecci�n primitiva de la materia que los efectos de una ca�da que intervino en un momento dado. momento.

�Es la muerte, por ejemplo, que reina sobre la humanidad, otra cosa que la continuaci�n de aquello a lo que estuvo sujeto el mundo animal en las �pocas anteriores al hombre? Esta es una objeci�n seria. Poni�ndonos en el punto de vista del ap�stol, podemos responderlo de dos maneras. Si aplicamos al hombre la expresi�n ? ????????, el que someti� (la naturaleza a la vanidad), se debe considerar que el hombre colocado en una posici�n privilegiada, exento de miserias en general y de la muerte, con un cuerpo que la vida en Dios podr�a elevar por encima la ley de disoluci�n, fue llamado como el rey de la naturaleza para liberar este magn�fico dominio de todas las imperfecciones y miserias que hab�a heredado de edades anteriores.

Despu�s de desarrollar todas sus facultades de conocimiento y poder en el lugar privilegiado donde para este prop�sito hab�a sido puesto, el hombre deber�a haber extendido esta condici�n pr�spera a toda la tierra, y haberla transformado en un para�so. La historia natural demuestra que una influencia beneficiosa incluso en el mundo animal no es imposible. Pero en la medida en que el hombre fracas� en su misi�n civilizadora para con la naturaleza, si se puede decir as�, �sta volvi� a caer bajo esa ley de vanidad de la que deber�a haber sido librado por �l, y que pesaba sobre �l m�s pesadamente a consecuencia de la corrupci�n.

As�, el punto de vista del ap�stol puede estar justificado en esta explicaci�n. Pero si el t�rmino ? ????????, el que someti� , se refiere a Satan�s, se abre ante nuestra mente un panorama a�n m�s vasto sobre el desarrollo de la naturaleza. Satan�s es llamado y el mismo Jes�s le da el t�tulo de pr�ncipe de este mundo. El que cree en la existencia personal de Satan�s, por lo tanto, tambi�n puede sostener que esta tierra pertenec�a originalmente a su dominio.

�No ha sido desde los primeros pasos de su desarrollo el teatro de la lucha entre este vasallo sublevado y su divino se�or feudal? La historia de la humanidad nos muestra constantemente, tanto en las cosas grandes como en las peque�as, que Dios toma la iniciativa y establece alg�n bien, pero ese bien se apresura a alterar su car�cter por una desviaci�n progresiva, que conduce lentamente a las monstruosidades m�s enormes.

�No podr�a la naturaleza primitiva haber estado sujeta a una ley similar, y la crisis de su desarrollo haber resultado tambi�n del conflicto entre una fuerza ben�fica que establece un estado normal y ese poder de desviaci�n que inmediatamente se apodera del producto divino para guiarlo a el resultado m�s anormal, hasta que el principio saludable se interponga de nuevo para establecer un nuevo punto de partida superior al anterior, y que el esp�ritu maligno corromper� de nuevo? De esta lucha incesante procedi� el progreso constante que termin� en el hombre y en la condici�n relativamente perfecta en que apareci� originalmente.

Pero el poder de la desviaci�n se mostr� inmediatamente de nuevo en el mismo teatro del para�so, y en el dominio de la libertad produjo el pecado , que envolvi� todo nuevamente bajo la ley de la muerte, que a�n no ha sido vencida definitivamente. Corresponde a Cristo, a los hijos de Dios, la simiente de la mujer , el hombre victorioso sobre la serpiente, su vencedor temporal, realizar una liberaci�n que habr�a sido obra de la raza humana si hubiera permanecido unida a Dios. Quiz�s este segundo punto de vista explique m�s plenamente el pensamiento del ap�stol expresado en este pasaje.

Hay un tercer punto en el que la ciencia nos parece armonizar f�cilmente con la opini�n de San Pablo; Me refiero a la estrecha solidaridad que existe entre el hombre y toda la naturaleza. El fisi�logo se ve obligado a ver en el cuerpo humano la meta pretendida y la obra maestra de la organizaci�n animal que aparece como nada m�s que un largo esfuerzo para alcanzar esta consumaci�n. As� como la ruptura del capullo vuelve est�ril la rama que lo llev�, as� la ca�da del hombre involucr� la del mundo.

Como dijo Schelling en una de sus admirables conferencias sobre la filosof�a de la revelaci�n: �La naturaleza, con su encanto melanc�lico, se parece a una novia que, en el mismo momento en que estaba completamente vestida para el matrimonio, vio al novio con quien se iba a unir. morir el mismo d�a fijado para el matrimonio. Todav�a est� de pie con su corona fresca y su vestido de novia, pero sus ojos est�n llenos de l�grimas�. El alma del poeta-fil�sofo se encuentra aqu� con la del ap�stol.

Los pensadores antiguos hablaban mucho de un alma del mundo. La idea no era un sue�o vano. El alma del mundo es el hombre. Toda la Biblia, y este importante pasaje en particular, descansa sobre esta profunda idea.

El gemido de la naturaleza, de que acaba de hablar el ap�stol, es expresi�n y prueba del estado anormal a que est� sometida, con todos los seres que le pertenecen. Pero no es el �nico que sufre este estado de imperfecci�n. Otros seres de un orden superior, y que ya han sido restituidos a su estado normal, tambi�n sufren de lo mismo, y mezclan sus gemidos con los de la naturaleza. Esta es la verdad desarrollada en Romanos 8:23-25 .

Versículos 18-30

Pasaje Diecinueve ( Romanos 8:18-30 ). Finalizaci�n del Plan de Salvaci�n, a pesar de las Miserias de nuestra Condici�n presente.

Al hablar de la victoria plena ganada por el Esp�ritu de Cristo sobre los �ltimos restos de la condenaci�n, Pablo parec�a asumir que la obra ya hab�a alcanzado su meta, y que nada quedaba sino pasar a la gloria. Pero en las palabras: "Si sufrimos con �l", ya hab�a dado a entender que a los hijos de Dios les quedaba una carrera de sufrimientos que recorrer en comuni�n con Cristo, y que la era de la gloria s�lo se les abrir�a despu�s de este doloroso intervalo.

Estos dos pensamientos: el estado actual del sufrimiento y la cierta gloria en la que ha de desembocar, son el tema del siguiente pasaje. Esta pieza, seg�n me parece, es una de esas, cuyo tenor ha sido m�s malinterpretado incluso en los �ltimos comentarios. Ha sido considerado como una serie de temas consoladores, presentados por el ap�stol a los creyentes que sufren. Son los tres siguientes, seg�n Meyer: 1.

La preponderancia de la gloria futura sobre los sufrimientos presentes ( Romanos 8:18-25 ); 2. la ayuda del Esp�ritu Santo ( Romanos 8:26-27 ); 3. la cooperaci�n de todas las cosas para el bien de los que aman a Dios ( Romanos 8:28-30 ).

M. Reuss dice al llegar a Romanos 8:28 : Despu�s de la esperanza ( Romanos 8:18-25 ) y el Esp�ritu ( Romanos 8:26-27 ), el ap�stol menciona todav�a un tercer hecho que es de naturaleza para apoyarnos, a saber , �que todo contribuya al bien de los que aman a Dios.

Un poco m�s adelante agrega: �Con este fin Pablo recapitula la serie de actos por los cuales Dios se interpone en la salvaci�n del individuo�. Un tercer hecho..., �a tal fin! Tales expresiones dif�cilmente se adaptan al estilo de nuestro ap�stol; y cuando uno se ve obligado a recurrir a ellos, prueba simplemente que no ha captado el curso de sus pensamientos. Lo mismo sucede con la divisi�n ofrecida recientemente por Holsten, quien encuentra aqu� fundada la esperanza del cristiano: 1.

sobre el estado de creaci�n; 2. sobre el gemido de los creyentes; 3. sobre el gemido del Esp�ritu; 4. sobre la conciencia de los creyentes de que sus propios sufrimientos deben convertirse en su bien. �C�mo puede uno imaginar que ha entendido a San Pablo, cuando lacera sus pensamientos de esta manera?

El siguiente pasaje desarrolla dos ideas: el estado de miseria del mundo en su condici�n actual, estado demostrado por el gemido de toda la creaci�n, por el de los mismos creyentes, y finalmente por el del Esp�ritu Santo; luego, en cambio, la certeza, a pesar de todo, de la perfecta realizaci�n del plan glorioso eternamente concebido por Dios para nuestra gloria. La transici�n de la primera idea a la segunda se encuentra en el ??????? ??, pero sabemos , de Romanos 8:28 , donde la part�cula adversativa ??, pero , establece expresamente el contraste entre la segunda idea y la primera.

Y ante todo, el tema general, Romanos 8:18 , enunciando las dos ideas a desarrollar: 1. Los sufrimientos del tiempo presente (los ??????????, sufrir con , Romanos 8:17 ), y 2. La gloria a�n para ser revelado en nosotros (el ?????????????, siendo glorificado junto con , Romanos 8:17 ).

Versículo 19

vv. 19 comienza el desarrollo de este estado general de miseria y espera en el que todav�a participa la iglesia, y que fue denotado con el t�rmino: los sufrimientos de este tiempo presente ( Romanos 8:18 ).

vv. 19 _ � Porque la anhelo ardiente de la creaci�n anhela la manifestaci�n de los hijos de Dios.

El for por lo general se refiere a la idea de la gloria que a�n no ha sido revelada , Romanos 8:18 . Y esta opini�n est� respaldada por la grandeza de esta gloria (De W., Hofmann), o por su certeza (Meyer), o por su futuro (Philip.), o por la inminencia de su manifestaci�n (Reiche).

Pero ninguna de estas afirmaciones est� realmente probada en lo que sigue. Lo que Pablo demuestra es simplemente el hecho de que si ya somos salvos espiritualmente, estamos lejos de serlo tambi�n exteriormente. En lenguaje b�blico: En cuanto al esp�ritu, estamos en el siglo venidero; en cuanto al cuerpo, en la edad presente. El for por lo tanto se refiere a los sufrimientos de este tiempo presente. Esta extra�a discordia forma la base de nuestra condici�n actual; y esto es lo que Romanos 8:19 demuestra por la actitud de espera que traiciona toda la naturaleza.

Holsten, siempre preocupado por la supuesta aplicaci�n de nuestra Ep�stola a los judeocristianos de Roma, introduce as� el tema: �Los judeocristianos preguntan: Pero, si toda la ira ha desaparecido, �por qu� tanto sufrimiento todav�a?�. Nosotros a su vez preguntamos: �Son s�lo los judeocristianos, no es toda conciencia cristiana la que se hace la pregunta?

El t�rmino griego que hemos traducido por la palabra expectativa , es una de esas palabras admirables que forma f�cilmente el idioma griego. Se compone de tres elementos: ????, la cabeza; ?????, ?????, ??????, esperar, espiar; y ???, de, de lejos; as�: �esperar con la cabeza levantada, y el ojo fijo en aquel punto del horizonte de donde ha de venir el objeto esperado.

�Qu� representaci�n pl�stica! Un artista podr�a hacer una estatua de esperanza con este t�rmino griego. El verbo ???????????, que hemos traducido por longeth for , no es menos notable; se compone del verbo simple ???????, recibir , y de dos preposiciones: ??, de manos de , y ???, de, de despu�s; as�: �recibir algo de manos de quien te lo extiende desde lejos�. Este sustantivo y verbo juntos describen v�vidamente la actitud de la creaci�n sufriente, que en su totalidad se vuelve como una mirada impaciente hacia el futuro esperado.

�Qu� debe entenderse aqu� por la creaci�n (versi�n en ingl�s, la criatura )? Hay una asombrosa variedad de respuestas dadas a esta pregunta por los comentaristas. La palabra ? ?????? en s� misma denota el acto creativo o su resultado, la totalidad de las cosas creadas. Pero muy a menudo toma un significado m�s restringido, que est� indicado por el sentido de todo el pasaje. As�, en este contexto, debemos comenzar con la exclusi�n de los creyentes de la creaci�n.

Porque en Romanos 8:23 se les menciona como formando una clase por s� mismos. Asimismo, debemos extirpar de ella a los hombres incr�dulos , ya sean jud�os o gentiles. Porque de dos cosas debe suceder una u otra: o se convertir�n antes del tiempo esperado, y en ese caso ellos mismos se encontrar�n entre los hijos de Dios, y no formar�n parte de la creaci�n (fin del ver.

y Romanos 8:21 ). O si no se convierten entonces, no participar�n (ni siquiera indirectamente) de la condici�n gloriosa de los hijos de Dios. En consecuencia, como no se puede hablar en este contexto ni de �ngeles buenos ni de demonios, s�lo nos queda restringir la aplicaci�n de la palabra creaci�n a todos los seres no inteligentes que solemos incluir en la expresi�n naturaleza (en oposici�n a la humanidad ). ).

As� quedan excluidas la explicaci�n de San Agust�n, que entend�a por ella a los hombres inconversos , y la de Locke y otros, que la aplicaban a los jud�os inconversos; la de B�hme, que la aplic� a los paganos; la explicaci�n arminiana, que tom� la palabra creaci�n en el sentido de nueva creaci�n , y aplic� este t�rmino s�lo a los cristianos ; la de Lutero, que en algunos pasajes parece haberla restringido a la naturaleza inanimada ; la de Zyro, que ve en este t�rmino una designaci�n de la carne en el regenerado, etc.

La explicaci�n que hemos dado es la m�s generalmente adoptada (Er., Calv., Grot., Thol., De Wette, Philip., Hofm., etc.). Lo confirman los siguientes paralelos: Mateo 19:28 , donde Jes�s habla de la palingenesia , o renovaci�n universal que ha de tener lugar; Hechos 3:21 , donde Pedro anuncia la restauraci�n de todas las cosas; y Apocalipsis 21:1 , donde se describe este evento como la sustituci�n de los cielos y la tierra actuales por un cielo nuevo y una tierra nueva.

La misma perspectiva de una renovaci�n universal en los �ltimos tiempos se abre ya en el AT ( Isa�as 11:1 y ss., Isa�as 65:17 ; Salmo 102:26-27 ; Salmo 104:34); se sigue del hecho de la ca�da del hombre en la que estuvo involucrada la naturaleza. La solidaridad en materia de restauraci�n se asocia naturalmente con la solidaridad en el oto�o.

En este pasaje prof�tico-po�tico se representa el destino de la naturaleza como su propia expectativa. Esta expresi�n figurativa se convierte en verdad en la medida en que los mismos seres sufren el desorden general.

La hora de la transformaci�n se llama el tiempo de la manifestaci�n de los hijos de Dios. Esta expresi�n se explica en Colosenses 3:4 : �Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces tambi�n vosotros ser�is manifestados con �l en gloria�. La aparici�n de los hijos de Dios en su verdadera naturaleza santificada, romper� las ataduras de la maldici�n que a�n hasta este momento mantienen encadenada a la creaci�n; borrador

Mateo 13:43 ; 1 Juan 3:2 . Y la misma naturaleza est� impaciente por ver llegar a esos nuevos hu�spedes, porque sabe que para recibirlos se vestir� con sus ropas m�s bellas.

En los siguientes vers�culos, Pablo desarrolla m�s plenamente ese car�cter anormal de la creaci�n presente que acaba de declarar en Romanos 8:19 .

Versículo 20

Porque la creaci�n fue sujetada a vanidad, no voluntariamente, sino por causa de aquel que la sujet� en esperanza; porque tambi�n la creaci�n misma ser� librada de la servidumbre de corrupci�n a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creaci�n gime a una, y como si estuviera con dolores de parto hasta ahora.

La vanidad a la que ahora est� sujeta la naturaleza, es el estado de fragilidad al que est�n sometidos todos los seres terrenales. �En todas partes�, dice M. Reuss, �nuestros ojos se encuentran con im�genes de muerte y decadencia; el azote de la esterilidad, la furia de los elementos, los instintos destructivos de las bestias, las mismas leyes que gobiernan la vegetaci�n, todo da a la naturaleza un matiz sombr�o�... Este reino de la muerte que prevalece sobre todo lo que nace no puede ser el estado normal de un mundo creado por Dios.

La naturaleza sufre de una maldici�n que no puede haberse tra�do sobre s� misma, ya que no es moralmente libre. No es por su buena voluntad , dice el ap�stol, que aparece en esta condici�n, sino por causa de aquel que la ha sometido a tal estado.

�A qui�n se refiere? Seg�n la mayor�a de los comentaristas modernos: Dios. �No fue �l quien pronunci� la sentencia de condenaci�n: �Maldita ser� la tierra por tu causa� ( G�nesis 3:17)? Pero si este fuera el significado del ap�stol, ser�a extra�o que usara la expresi�n: en raz�n de (??? con el acusativo); porque Dios no es la causa moral, sino el autor eficiente de la maldici�n sobre la naturaleza. Entonces si la expresi�n: no con su buena voluntad , significa: no por su propia culpa, es natural buscar en el t�rmino contrastado una designaci�n de la persona sobre quien recae la responsabilidad moral por esta cat�strofe; y no nos puede sorprender la explicaci�n dada por Cris�stomo, Schneckenburger, Tholuck, quienes aplican el t�rmino ? ????????.

el que someti� , al primer hombre; borrador la expresi�n, G�nesis 3:17 : �Maldita ser� la tierra por tu causa. No se puede negar, sin embargo, que hay algo extra�amente misterioso en el lenguaje del ap�stol, que f�cilmente podr�a haber evitado diciendo: por causa del hombre, o por causa de nosotros; entonces, �se aplica bien al hombre el t�rmino: el que someti� , quien en este evento, en lo que se refiere a la naturaleza, desempe�� un papel puramente pasivo? Esta consideraci�n ha llevado a un cr�tico, Hammond, a aplicar el t�rmino a Satan�s ., el pr�ncipe de este mundo (como lo llama Jes�s), quien, ya sea por su propia ca�da o por la del hombre, arrastr� a la creaci�n al estado miserable aqu� descrito. El �nico lugar para la vacilaci�n, seg�n me parece, se encuentra entre los dos �ltimos significados.

El r�gimen: en la esperanza , s�lo puede referirse al t�rmino: que ha sujetado , si lo aplicamos a Dios, que, como hemos visto, es antinatural. Depende, por tanto, del verbo principal: fue hecho sujeto a la vanidad , y significa que desde el principio, cuando se infligi� este castigo, fue s�lo con miras a una restauraci�n futura. Esta esperanza, precisamente como la expectativa , Romanos 8:19 , se atribuye a la naturaleza misma; posee en el sentimiento de su sufrimiento inmerecido una especie de presentimiento de su futura liberaci�n.

Versículo 21

La conjunci�n ??? ( que , o porque ) puede depender directamente de las palabras con esperanza: �con esperanza de que. Romanos 8:21 entonces declarar�a en qu� consiste la esperanza misma. Pero tambi�n podemos tomarlo en el sentido de porque , y encontrar en Romanos 8:21 la raz�n de la esperanza: �Digo: con esperanza, porque �.

..Este ser�a, en efecto, el �nico sentido posible si, con Tischendorf, adopt�ramos la lectura del Sina�t. y los greco-latinos: ?????, viendo eso. En todo caso es el sentido natural; porque si no, �por qu� repetir�a el ap�stol in extenso el sujeto de la oraci�n: ???? ? ??????, la creaci�n misma? Ning�n escritor dir�: la naturaleza fue sometida con la esperanza de que la Naturaleza misma fuera liberada.

El pronombre mismo apunta a una objeci�n natural: uno no habr�a esperado tal hecho en un ser como la Naturaleza. El ???, tambi�n, incluso , se refiere al mismo pensamiento: la creaci�n no inteligente no menos que los hombres.

En la expresi�n: la servidumbre de corrupci�n , el complemento puede significar: �la servidumbre que consiste en corrupci�n�. Pero este complemento tambi�n puede tomarse como genitivo del objeto, sujeci�n a la corrupci�n, como ley. Esta segunda acepci�n es sin duda mejor; porque la idea de esclavitud se hace as� m�s enf�tica, en oposici�n a la idea de libertad en lo que sigue.

El t�rmino ?????, corrupci�n, putrefacci�n , es m�s contundente que la palabra vanidad, y sirve para definirla m�s exactamente.

Pablo no dice que la naturaleza participar� de la gloria , sino s�lo de la libertad de la gloria de los hijos de Dios. La libertad es uno de los elementos de su estado glorioso, y es el �nico que la naturaleza puede reclamar. Expresa el desarrollo desenfrenado de la libre expansi�n de todos los poderes de vida, belleza y perfecci�n, con los cuales ser� dotada esta nueva naturaleza.

No hay nada que demuestre que el ap�stol tiene en vista el regreso a la vida de los seres individuales que componen el sistema actual de la naturaleza. En los dominios inferiores al hombre, el individuo es meramente la manifestaci�n temporal de la especie. Por tanto, tenemos que pensar aqu� s�lo en una nueva naturaleza en su totalidad, que difiere del viejo sistema en su constituci�n y leyes.

Versículo 22

La esperanza expresada en Romanos 8:21 se justifica en Romanos 8:22 . Con la palabra sabemos , Paul apela, no como supone Ewald, a un libro viejo que se ha perdido, sino a un libro siempre abierto a aquellos que tienen ojos para leerlo, la naturaleza misma, cuya vista diaria proclama en voz suficientemente alta todas las cosas. dice aqu� el ap�stol.

�No hay un grito de sufrimiento universal, un suspiro lastimero que asciende perpetuamente de toda la vida de la naturaleza? �No han captado los poetas este vasto gemido en todas las �pocas? �No se ha convertido su voz en su �rgano? Como dijo Schelling: En el d�a m�s hermoso de la primavera, mientras la Naturaleza est� desplegando todos sus encantos, �no bebe el coraz�n, cuando bebe en admiraci�n, un veneno de melancol�a corrosiva? La preposici�n ???, con , que entra en la composici�n de los dos verbos, s�lo puede referirse a la concurrencia de todos los seres de la naturaleza en este gemido com�n.

Pero hay m�s que gemidos en el caso; hay esfuerzo, trabajo. Esto se expresa con fuerza por el segundo verbo ?????????, literalmente, sufrir dolores de parto. Parece como si la vieja Naturaleza llevara en su seno el germen de una naturaleza m�s perfecta y, como dice el poeta, � sente bondir en elle un nouvel univers � (siente en su seno el salto de un nuevo universo).

Debemos cuidarnos de dar a la expresi�n hasta ahora el significado que le asignan De Wette y Meyer: desde el principio de los tiempos , o sin interrupci�n. Esta ser�a una observaci�n superflua. El contexto muestra lo que Pablo quiere decir: Hasta ahora, aun despu�s de que ya se ha realizado la redenci�n. El principio renovador ha transformado el dominio del Esp�ritu; porque fue penetrado con ella en Pentecost�s.

Pero el dominio de la naturaleza ha permanecido hasta ahora fuera de su acci�n. compensaci�n el ??? ????, 1 Corintios 4:13 . Es a este respecto con el todo como con el individuo; borrador Romanos 8:10 .

Versículo 23

Y no s�lo esto, sino que tambi�n nosotros, que tenemos las primicias del Esp�ritu, tambi�n nosotros gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopci�n , la redenci�n de nuestro cuerpo.

La conexi�n entre este pasaje y el anterior es obvia de un vistazo; se encuentra en la idea de gemir. El gemido de los mismos creyentes, hombres ya animados por el soplo de Dios, se eleva como sobre el de la naturaleza. De las tres o incluso cuatro lecturas presentadas por los documentos, primero debemos, a pesar de lo que Volkmar diga en sentido contrario, dejar de lado la del Vatic. , que rechaza el ?????, nosotros , en medio del verso; este pronombre es indispensable para enfatizar el contraste entre los creyentes y la naturaleza.

�Y de d�nde podr�a haber venido a todos los dem�s textos? Tambi�n podemos dejar de lado la lectura grecolatina (DFG). Al poner el pronombre: nosotros mismos tambi�n , al inicio de la oraci�n, despu�s de las palabras: no s�lo sino , se borra la reafirmaci�n contundente que encierran estas palabras cuando se colocan en medio de la oraci�n: � Nosotros tambi�n�nosotros mismos tambi�n �... Las otras dos lecturas difieren solo en esto, que el Alejandrino (? AC) coloca el ?????, nosotros , antes de ??? ?????, mientras que el Byzs.

col�quelo entre las dos palabras: y nosotros mismos. La diferencia de significado es casi imperceptible ( nosotros mismos tambi�n; tambi�n nosotros mismos ). Es probable que los Alexs. hemos desplazado el ?????, nosotros , para traerlo junto al participio ???????. Esta es la raz�n por la que hemos traducido de acuerdo con la lectura recibida.

Varios comentaristas han pensado que al decir primero nosotros , y luego agregar nosotros mismos tambi�n , el ap�stol quer�a hablar de dos temas diferentes, por ejemplo, los cristianos y los ap�stoles (Mel.), o los cristianos y el mismo Pablo (Reiche). Pero en este caso ser�a indispensable el art�culo ?? antes del participio ???????; y �qu� objeto podr�a haber en tal distinci�n en el contexto?

Sin embargo, la conexi�n l�gica entre el participio ???????, tener, poseer , y el verbo ??????????, gemimos , debe traducirse por la conjunci�n : �Aunque ya poseamos, todav�a gemimos ( ipsi nos habentes )�.

La expresi�n: las primicias del Esp�ritu , es tan clara que es dif�cil comprender c�mo deber�a haber dado lugar a disputa. �C�mo se les ocurri� a comentaristas como De Wette, Olshausen, Meyer, aplicarlo especialmente al Esp�ritu otorgado a los ap�stoles y primeros creyentes, para distinguirlo del Esp�ritu otorgado despu�s a otros creyentes? �Qu� importancia puede tener esta diferencia para la vida espiritual, y d�nde se encuentra una huella de tal distinci�n en el N.

t? Ser�a preferible considerar la palabra primicias (con Chrys., Calv., Thol., Philip., Bonnet) como refiri�ndose al hecho de que los cristianos aqu� abajo reciben solo un comienzo, mientras que se les dar� por encima del toda la plenitud del Esp�ritu. En este sentido el genitivo ser�a el complemento del objeto: Las primicias de ese don que es el Esp�ritu. Pero el ap�stol no est� contrastando aqu� un estado espiritual imperfecto con uno m�s perfecto; est� contrastando un estado interior ya relativamente perfecto, con un estado exterior que a�n no ha participado en la renovaci�n espiritual; esto aparece claramente en las �ltimas palabras: esperando la redenci�n de nuestro cuerpo.

El genitivo es, por tanto, complemento de cualidad o aposici�n: �Primicias que consisten en el mismo Esp�ritu�. Este significado se prueba, adem�s, por la atenta comparaci�n de 2 Corintios 1:22 y Efesios 1:14 .

El ap�stol quiere decir: �Nosotros mismos, que por la posesi�n del Esp�ritu ya hemos entrado interiormente en el nuevo mundo, todav�a gemimos, porque hay una parte de nuestro ser, el hombre exterior, que a�n no disfruta de este privilegio�.

Hofmann une el r�gimen: dentro de nosotros mismos , al participio ???????: nosotros que tenemos dentro de nosotros mismos. Pero, �no es superfluo decir que el Esp�ritu Santo est� pose�do interiormente? Este r�gimen es muy significativo, por el contrario, si lo relacionamos, como es gramaticalmente natural, con el verbo gemimos: �Muchas veces gemimos interiormente, aun cuando los dem�s no lo sospechan, y cuando nos oyen proclamar la salvaci�n como un hecho ya cumplida.� La disonancia entre el hijo de Dios y el hijo del polvo, por lo tanto, a�n permanece; y por lo tanto esperamos algo.

A este algo San Pablo lo llama adopci�n , y lo explica por la aposici�n: la redenci�n de nuestro cuerpo. Sin duda nuestra adopci�n es en punto de derecho un hecho adquirido ( G�latas 4:6 ). Lo es en realidad en su lado espiritual, porque ya poseemos el Esp�ritu de nuestro Padre , como lo ha desarrollado Pablo, Romanos 8:14-16 .

Pero el estado de hijos de Dios no se realizar� plenamente en nosotros hasta que a la santidad del Esp�ritu se a�ada la gloria y la perfecci�n del cuerpo. No hace falta decir que la expresi�n: la redenci�n de nuestro cuerpo , no debe interpretarse en el sentido: que debemos ser liberados de nuestro cuerpo (Oltram.). Pues esta idea, aplicada al cuerpo mismo, ser�a antib�blica; la fe espera un cuerpo nuevo; y si se aplicara al cuerpo solamente como el cuerpo de nuestra humillaci�n , como dice Pablo, Filipenses 3:21 , esta especificaci�n requerir�a ser a�adida, o al menos Pablo requerir�a decir ??? ??????? ??????, de este cuerpo presente.

El complemento del cuerpo es, pues, evidentemente, el genitivo, no del objeto, sino del sujeto: es el cuerpo mismo el que ha de ser librado de las miserias de su presente corrupci�n. Vemos en 2 Corintios 5:4 que Pablo no deseaba ser desvestido , sino revestido , es decir, recibir su cuerpo glorificado, por cuyo poder su cuerpo mortal ser�a como tragado.

S�lo por la transformaci�n del cuerpo llegaremos a ser completamente hijos de Dios. compensaci�n la afirmaci�n, que no es id�ntica, sino an�loga, hecha con referencia al mismo Cristo, Romanos 1:3-4 .

Versículos 24-25

Porque hemos sido salvos en esperanza; pero la esperanza que se ve no es esperanza; porque lo que el hombre ve, �por qu� habr�a de esperarlo todav�a? Ahora bien, si esperamos lo que no vemos, entonces con perseverancia lo esperamos.

versi�n 24 utiliza uno de los tres elementos constitutivos de la vida cristiana, a saber, la esperanza ( 1 Corintios 13:13 ), para demostrar la realidad de ese estado de gemido y espera que se acaba de atribuir a los creyentes. Por un lado, indudablemente la salvaci�n es cosa consumada; esto lo indica el aoristo ????????, hemos sido salvos.

Pero, por otro lado, esta salvaci�n que ha penetrado hasta ahora s�lo en la parte espiritual de nuestro ser, no se realiza plenamente y deja espacio para esperar una realizaci�n m�s completa. De ah� la especificaci�n restrictiva ?? ??????, en esperanza. Esta palabra, por su posici�n al comienzo de la oraci�n, evidentemente tiene el �nfasis. Este dativo es, como dice Bengel, un dativus modi , que significa: � en el camino de la esperanza�.

Por lo tanto, el significado es: "Si somos salvos, lo cual es cierto, esto es cierto solo cuando tomamos en cuenta el elemento de esperanza que contin�a siempre en nuestro estado presente". No debemos, como Chrys., De Wette, R�ck., identificar la esperanza con la fe y encontrar aqu� la idea de la salvaci�n por la fe. Todo el contexto muestra que es realmente de esperanza en el sentido estricto y especial de la palabra que Pablo est� hablando.

Ya en la �poca apost�lica encontramos personas que, embriagadas por un sentimiento de falso espiritualismo, daban a entender que la salvaci�n s�lo concierne a la naturaleza superior del hombre, y que abandonaban el cuerpo a la destrucci�n eterna; as� los cristianos de Corinto que negaban la resurrecci�n de la carne ( 1 Corintios 15 ), y los herejes de Asia Menor que alegaban que la resurrecci�n ya hab�a pasado ( 2 Timoteo 2:18 ), probablemente porque la confund�an con la regeneraci�n moral.

�Hab�a tales hombres en Roma? Pablo debe haber tenido alguna raz�n para insistir, como lo hace aqu�, en la consumaci�n externa y futura del edificio de la salvaci�n. El significado de las dos �ltimas proposiciones de Romanos 8:24 es claro: �Ahora bien, la esperanza implica la no posesi�n�. En las palabras: esperanza que se ve , el t�rmino esperanza se toma por el objeto esperado , como suele ser el caso, Col 1:5 por ejemplo.

En las palabras que siguen, el t�rmino retoma su significado subjetivo. La �ltima proposici�n ha sido enmendada por los copistas en todo tipo de formas. En nuestra traducci�n hemos traducido el TR El texto greco-latino, rechazando el ???, sin embargo , significa: �Por lo que uno ve, �por qu� esperarlo?� El Sina�t.: �Lo que uno ve, tambi�n lo espera�, o ���l tambi�n espera?� una lectura que en el contexto no tiene sentido.

El Vaticano: ��Lo que uno ve, espera?� Esta es la lectura que prefiere Volkmar; porque con respecto al Vaticano. se entrega a la misma predilecci�n que con raz�n acusa a Tischendorf respecto al Sina�t. Esta lectura es imposible. Requerir�a cu�ndo en lugar de qu�:Cuando uno ve, �espera?�

El ???, sin embargo , no es superfluo: sin embargo , despu�s de que la vista ha comenzado, junto con la vista, la esperanza ya no tiene lugar.

Versículo 25

Este verso no es, como piensa Meyer, una deducci�n adecuada para cerrar el primer motivo de aliento. En este caso habr�a sido necesario un ???, por lo tanto , en lugar de ??, ahora , o pero. El significado pero (Osterv., Oltram.) encaja bien con el contraste entre las ideas de esperar ( Romanos 8:25 ) y ver ( Romanos 8:24 ).

Sin embargo, me parece que el significado ahora es preferible. No es una conclusi�n; es un paso en el argumento destinado a probar el doloroso estado de espera que afecta incluso a los creyentes. El �nfasis est� en las palabras ?? ????????, con perseverancia , y el significado general es este: �Ahora, obligados como estamos todav�a a esperar sin ver, esperar necesariamente toma el car�cter de perseverancia.

Para comprender este pensamiento, basta recordar el significado etimol�gico de la palabra ?????????: resistir bajo una carga. Esperar con perseverancia equivale, por lo tanto, a decir: �Solo soportando la carga de los sufrimientos presentes podemos esperar con certeza el futuro esperado�. La conclusi�n es esta: por lo tanto, todav�a no estamos en nuestra condici�n normal; de lo contrario, �por qu� resistencia?

Versículos 26-27

Y de la misma manera tambi�n el Esp�ritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos qu� debemos pedir para orar como conviene, pero el Esp�ritu mismo intercede con gemidos indecibles. Pero el que escudri�a los corazones sabe cu�l es la aspiraci�n del Esp�ritu, porque �l intercede por los santos seg�n Dios.

As� como el ap�stol hab�a pasado del gemido de la naturaleza universal al de los hijos de Dios, ahora asciende de este �ltimo al del mismo Esp�ritu Santo. Esta gradaci�n es tan evidente que uno se asombra de que haya pasado desapercibida para tantos comentaristas (v�ase, por ejemplo, Meyer). Pero debemos se�alar la diferencia significativa entre esta segunda transici�n y la primera. Al pasar del gemido de la naturaleza al de los creyentes, dijo: no s�lo.

..pero tambi�n. Ahora simplemente dice: e igualmente tambi�n. Aqu� no se indica ning�n contraste; porque el gemido del Esp�ritu es homog�neo con el de los creyentes ( igualmente ), aunque distinto de �l ( tambi�n ), y aunque hay una gradaci�n del uno al otro (??, ahora , que hemos traducido por y ).

Si, con los bizantinos, leemos el plural ???? ??????????, nuestras enfermedades , la palabra denotar�a las enfermedades morales de los creyentes. Pero una idea tan general est� fuera de lugar en el contexto. Por lo tanto, debemos preferir el Alex. lectura: ?? ????????, nuestra enfermedad. Esta expresi�n se refiere a una enfermedad especial, la condici�n de desmayo con la que el creyente a veces se ve abrumado por el peso del sufrimiento presente; es la falta que se hace sentir en su ???????, esa constancia , cuya necesidad hab�a sido afirmada en el verso anterior.

La lectura de FG: nuestra debilidad en la oraci�n , se referir�a a nuestra ignorancia en cuanto a lo que se debe pedir (proposici�n siguiente). Pero esta lectura tan d�bilmente sustentada es ciertamente una glosa. La debilidad en la oraci�n entra en la debilidad de la que habla el ap�stol, pero no la constituye en su totalidad. El verbo ??????????????????, socorrer, socorrer , es una de esas admirables palabras que forma f�cilmente la lengua griega; ??????????? (el medio) tomar una carga sobre uno mismo; ???, con alguien; ????, en su lugar; as�: compartir una carga con uno con el fin de aliviarlo; borrador

Lucas 10:40 . Este verbo suele ir seguido de un r�gimen personal, lo que nos lleva a tomar aqu� el sustantivo abstracto: nuestra debilidad , por: nosotros los d�biles (???? ?????????). El Esp�ritu nos sostiene en la hora en que estamos a punto de desmayarnos. El final del vers�culo explicar� en qu� consiste esta ayuda.

Antes de describirlo, el ap�stol examina a�n m�s la noci�n: nuestra enfermedad. El caso en cuesti�n pertenece a aquellos tiempos en que nuestra tribulaci�n es tal, que orando no podemos expresar a Dios cu�l es la bendici�n que aliviar�a la angustia de nuestro coraz�n. Nosotros mismos no tenemos ning�n remedio que proponer. El art�culo ?? define el conjunto de la siguiente proposici�n tomada como sustantivo: �El: lo que debemos pedir.

Esto es lo que no sabemos nosotros mismos. Las palabras como debemos no se refieren a la forma de oraci�n (esto requerir�a ?????), sino a su objeto. Jes�s mismo estuvo una vez en la perplejidad de la que habla aqu� el ap�stol. �Ahora est� turbada mi alma�, dice �l, Juan 12:27 , ��y qu� dir�? Padre, s�lvame de esta hora: mas por esto vine a esta hora.

Despu�s de este momento de angustia y vacilaci�n, su mente se fij� y tom� forma su oraci�n: �Padre, glorifica tu nombre�. En nuestro caso la lucha suele durar m�s. compensaci�n una situaci�n similar en la experiencia de Pablo, 2 Corintios 12:7-9 .

En estas situaciones extremas se nos presenta de repente la ayuda, un agente divino que nos eleva como por encima de nosotros mismos, el Esp�ritu. El verbo ?/?????????????? es de nuevo un t�rmino compuesto de tres palabras: ?????????, encontrarse, encontrarse con alguien; ??, en un lugar convenido; ????, a favor de uno ; por lo tanto: interceder a favor de. Parecer�a que el r�gimen ???? ????, para nosotros , en Byz. texto, debe ser rechazado seg�n las otras dos familias.

�C�mo debemos concebir esta intercesi�n del Esp�ritu? No tiene lugar en el santuario celestial, como la del Cristo glorificado ( Hebreos 7:25 ). Tiene por teatro el propio coraz�n del creyente. El mismo t�rmino gemir implica esto, y Romanos 8:27 , al hablar de Dios que escudri�a los corazones , lo confirma.

El ep�teto ????????, que hemos traducido como indecible , puede explicarse de tres maneras. 1. Beza y Grotius le han dado el significado de mudo , es decir, puramente interior y espiritual. Pero, �para qu� servir�a aqu� tal calificaci�n? 2. Otros entienden inexpresable; tal es el sentido de nuestra traducci�n; es decir, que el entendimiento no puede captar plenamente su objeto, ni por consiguiente expresarlo en t�rminos distintos.

S�lo, 3, hubi�ramos preferido traducir, si el lenguaje lo permitiera, por la palabra no formulada o no expresada. En cada caso particular, el que es objeto de esta asistencia siente que ninguna palabra distinta expresa plenamente a Dios el bien infinito por el que suspira. El hecho prueba que la aspiraci�n no es suya, sino que es producida en su coraz�n por el Esp�ritu de Aquel de quien Juan dijo, �que es m�s grande que nuestro coraz�n� (1Jn 3,20).

Nos encontramos aqu� en un dominio an�logo al del ???????? ??????, hablar en lenguas , al que se refiere 1 Corintios 14 ; borrador Romanos 8:14-15 , donde Pablo dice: �Cuando yo oro en lenguas, mi esp�ritu (??????) ora a la verdad, pero mi entendimiento (????) queda sin fruto.

El entendimiento no puede controlar, ni siquiera seguir el movimiento del esp�ritu, que, exaltado por el Esp�ritu de Dios, se sumerge en las profundidades de lo divino. As�, en el momento en que el creyente ya siente desfallecer en �l el impulso de la esperanza, es pronunciado en �l un gemido m�s elevado, santo e intenso que todo lo que puede salir incluso de su coraz�n renovado, procedente de Dios y yendo a Dios. , como un soplo puro, y alivia el pobre coraz�n abatido.

Versículo 27

El ??, pero , contrasta el conocimiento de Dios, que comprende a fondo el objeto de este gemido, con la ignorancia del coraz�n del que procede. A Dios se le suele llamar en el Antiguo Testamento el ?????????????, el que escudri�a los corazones. En cuanto a la bendici�n a la que se dirige la aspiraci�n del Esp�ritu en el coraz�n del creyente, �l conoce su naturaleza, discierne su sublime realidad.

�Por qu�? Esto es lo que se nos dice en la segunda parte del vers�culo: Porque este objeto supremo de la aspiraci�n del Esp�ritu es lo que Dios mismo ha preparado para nosotros. El gemido del Esp�ritu es ???? ????, seg�n Dios. La preposici�n ????, seg�n , denota el est�ndar; Dios no exige que el hombre que ora le exprese las cosas que necesita, ya que el gemido del Esp�ritu est� en conformidad con el plan de Dios que se debe realizar.

Si es as�, �c�mo no ha de entender Dios tal gemido? Porque el Esp�ritu sondea hasta el fondo los planes divinos, 1 Corintios 2:10 . Es obvio hasta qu� punto se equivocan Meyer y Hofmann al alegar que ??? deber�a significar eso y no porque. No han comprendido el porte del ???? ????, seg�n Dios; Pablo tiene una raz�n para hacer de esta palabra la que abre la proposici�n.

Lo que es seg�n �l no puede permanecer ininteligible para �l. Es imposible concebir un pensamiento m�s superfluo que el aqu� sustituido por los dos comentaristas a los que se refieren: �Dios sabe que el Esp�ritu intercede, y que lo hace seg�n �l por los santos�. �Este saber requer�a ser afirmado? Las �ltimas palabras, ???? ?????, literalmente, " para los santos", son muy importantes. Estos santos son seres en los que ya habita el Esp�ritu. Despu�s de lo que �l ya ha hecho en ellos, �no es natural que �l se interese en completar su salvaci�n?

En las palabras: seg�n Dios y por los santos , se enuncia ya un pensamiento que ha de convertirse ahora en el del siguiente pasaje, el pensamiento de un plan divino concebido desde toda la eternidad a favor de los elegidos. A la realizaci�n de este plan tiende la operaci�n del Esp�ritu.

�Qu� demostraci�n del indecible desorden que reina en toda la creaci�n y, por consiguiente, del estado de imperfecci�n en que todav�a se encuentra, a pesar de la redenci�n que se ha realizado! La naturaleza en todos sus l�mites tiene un sentimiento confuso de ella, y de su seno surge un lamento continuo que reclama una renovaci�n del cielo. Los mismos redimidos no est�n exentos de este gemido, y esperan su propia renovaci�n que ser� la se�al de la restauraci�n universal; y finalmente, el Esp�ritu, que es �ntimo de los planes de Dios para nuestra gloria ( 1 Corintios 2:7 ), y que contempla claramente el ideal del que tenemos s�lo vislumbres, persigue con ardor su realizaci�n.

As� se agota la primera de las dos ideas principales de este pasaje, la del ??????????, que sufre con Cristo. El ap�stol pasa ahora a la segunda, la del ?????????????, siendo glorificado con �l. El primero fue la condici�n (?????, si es as� , Romanos 8:17 ); el segundo es el objetivo final.

Versículo 28

Pero sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien , esto es, a los que son llamados seg�n el designio formado de antemano.

Hemos mostrado cu�n equivocados est�n aquellos expositores que toman la ?? como una simple part�cula de transici�n: luego , y dicen: tercer o cuarto motivo de est�mulo. El ?? es adversativo: pero. A este gemido universal que acaba de describir, y que tiene su origen en los sufrimientos del tiempo presente , contrapone el ap�stol la plena certeza que ya tienen los creyentes de la meta gloriosa se�alada de antemano por el plan de Dios.

Este resultado, que esperan con seguridad, es el punto luminoso en el que ya tienen fijada la mirada, y cuyo fulgor se refleja en las tinieblas del camino que a�n les queda por recorrer: �Nosotros gemimos sin duda; no sabemos orar..., pero sabemos �... El r�gimen: a los que aman a Dios , se pone al principio, como expresando la condici�n bajo la cual se realiza en el hombre la prerrogativa que se va a enunciar.

Esta caracter�stica del amor a Dios est� asociada con el atributo de santos que �l atribuye a los creyentes, Romanos 8:27 , y m�s particularmente con el grito: Abba, Padre , expresi�n de su sentimiento filial, Romanos 8:15 .

Los que pertenecen a esta clase nunca dejar�n de ser fortalecidos, e incluso de progresar, por todo lo que les pueda suceder; porque en este camino normal los obst�culos se convierten incluso en medios de ayuda. El final del vers�culo explicar� por qu�.

El t�rmino ?????, todas las cosas , incluye todo lo que nos sobreviene, especialmente todo lo doloroso a consecuencia de las miserias del tiempo presente y de los pecados de nuestros pr�jimos. Pero ser�a err�neo acoger bajo ella lo que podemos hacer nosotros mismos en oposici�n a la voluntad de Dios, ya que eso contradir�a la idea: los que aman a Dios.

El ???, con , en el verbo ?????????, trabajar junto con , se ha explicado de diversas formas. Seg�n algunos, significa que todas las cosas funcionan en conjunto (comp. el ???, Romanos 8:22 ); seg�n otros, Todas las cosas funcionan en com�n con Dios bajo Su direcci�n. Otros, finalmente: Todas las cosas obran en com�n con el creyente que es su objeto, y que �l mismo aspira al bien.

Este �ltimo sentido, bien desarrollado por Filipos, es sin duda el m�s natural. el alex y el Vaticano. han a�adido ? ????, Dios , como sujeto del verbo. En ese caso debemos dar a ????????? un sentido causativo: �Dios hace que todas las cosas cooperen . Pero este significado es ajeno al NT, y probablemente al griego cl�sico; Passow no cita un solo ejemplo de ello.

El r�gimen: ??? ??????, para bien , tiene un significado m�s preciso en el lenguaje del ap�stol que el que se le suele dar. Significa no s�lo cualquier resultado bueno del que todo resulte para el creyente, sino ese progreso constante hacia la meta final a la que nos conduce el plan de Dios, y que constituye nuestro verdadero destino. Todo est� preparado para acelerar nuestro progreso en esta direcci�n, cuando el coraz�n se ha sometido una vez a Dios.

Las �ltimas palabras del vers�culo dan la raz�n. Aquellos que han venido a tomar a Dios como el objeto de su vida y actividad, ya vivir para �l como Jes�s mismo ( Romanos 6:10 ), son precisamente aquellos a cuyo favor Dios ha formado el plan universal. Por lo tanto, todo lo que suceda de acuerdo con este plan debe resultar a su favor.

Dos razones explican la cooperaci�n de todas las cosas para el bien del creyente: una raz�n subjetiva por la que ha entrado en la corriente verdadera ( amar a Dios ); y una raz�n objetiva todas las cosas est�n ordenadas a su favor en el plan de Dios; esto est� indicado por el segundo r�gimen.

La noci�n del plan divino se expresa con el t�rmino ????????, el dise�o fijado de antemano. Paul usa a menudo esta expresi�n en un sentido m�s o menos amplio; as�, 2 Timoteo 1:9 , lo aplica especialmente a la salvaci�n por gracia sin obras; Efesios 1:11 , este t�rmino se aplica a la elecci�n del pueblo de Israel; Romanos 3:24 , el designio de Dios tiene por objeto el sacrificio expiatorio de Cristo.

Los pasajes cl�sicos, como pueden llamarse, donde se toma este t�rmino en su significado m�s general, se encuentran en la Ep�stola a los Efesios: Efesios Efesios 1:3-10 y Efesios 3:11 . Vemos aqu� que el designio de Dios es eterno ( antes de los siglos ), pues descansa en Cristo ( en Jesucristo ), y que fue concebido libremente, �nicamente por causa del amor divino (el decreto de su voluntad, seg�n Su buen placer ).

En este plan de salvaci�n estaban comprendidos al mismo tiempo los individuos en quienes deb�a realizarse; por lo tanto, son designados aqu� como los llamados de acuerdo con Su prop�sito. La llamada es la invitaci�n dirigida por Dios al hombre, cuando por la predicaci�n de su evangelio le ofrece la salvaci�n en Cristo. Esta llamada de la Palabra va siempre acompa�ada de una operaci�n interior del Esp�ritu que tiende a hacer eficaz la predicaci�n.

Aquellos te�logos que sostienen la predestinaci�n absoluta, sin duda han negado la generalidad de esta operaci�n interna de la gracia; han alegado que no acompa�a al llamamiento exterior excepto en el caso de los elegidos. Algunos incluso han ido al extremo de distinguir entre un llamamiento serio y por lo tanto eficaz, y un llamamiento no serio y por lo tanto ineficaz. Pero se preguntar�: �Qu� podr�a tener Dios en vista de un llamado no serio, es decir, que �l mismo no busc� hacer efectivo? Se ha respondido que su objeto era hacer inexcusables a aquellos a quienes iba dirigida.

Pero si Dios mismo se niega a dar la gracia necesaria para su aceptaci�n, �c�mo se vuelve m�s inexcusable el que se niega? Debe pues sostenerse que cuando el ap�stol en su Ep�stola habla de la llamada divina, siempre abarca bajo el t�rmino las dos nociones de llamada exterior por la Palabra y llamada interior por la gracia, y que la expresi�n del ap�stol: los llamados seg�n a Su prop�sito , no tiene la intenci�n de distinguir dos clases de personas llamadas, aquellas que lo son de acuerdo a Su prop�sito, y aquellas que no lo son.

Todos son igualmente seriamente llamados. S�lo sucede que unos consienten en ceder a la llamada y otros se niegan. Esta distinci�n la indica Jes�s en el dicho: �Muchos son los llamados, y pocos los escogidos�, Mateo 20:16 . Los elegidos en este pasaje son aquellos que aceptan el llamado, y que por ello son rescatados de en medio de este mundo que perece; los llamados son los que, no aceptando el llamado, quedan llamados y nada m�s, y eso para su condenaci�n.

En las Ep�stolas, los ap�stoles, dirigi�ndose a los cristianos, no requieren hacer esta distinci�n, ya que se supone que los individuos a quienes se dirigen han aceptado el llamado, por el mismo hecho de que han ingresado voluntariamente a la iglesia. El caso es como el de un hombre que debe decir a sus invitados cuando est�n reunidos en su casa: �Usen todo lo que est� aqu�, porque ustedes son mis invitados.

Es obvio que al expresarse as�, no estar�a distinguiendo invitaci�n de aceptaci�n, estando esta �ltima impl�cita en el hecho mismo de su presencia; borrador 1 Corintios 1:23-24 . Lo que el ap�stol quiere decir entonces es esto: hay algo anterior a los sufrimientos presentes de los creyentes; ese es el prop�sito eterno en virtud del cual se llev� a cabo su llamamiento. No es posible, pues, sino que todas las cosas se vuelvan para su bien.

La relaci�n entre las dos cl�usulas: los que aman a Dios y los que son llamados conforme a su prop�sito , nos recuerda las palabras de Juan: �Nosotros le amamos porque �l nos am� primero� (1Jn 4,19).

El participio ???? ????, que son , expresa fuertemente la realidad presente de esta condici�n descrita por la palabra llamada , en oposici�n a la naturaleza ideal del decreto, anterior a su realizaci�n en el tiempo.

Los Padres griegos, Pelagio y otros, en su deseo de escapar de la idea de una predestinaci�n absoluta, aplicaron el acto indicado por la palabra ????????, prop�sito , al hombre, y entendieron por ello su buena voluntad de creer, como en Hechos 11:23 . Pero en el contexto es s�lo el lado divino de la salvaci�n lo que se pretende enfatizar, ya que es el �nico lado que se expone en los dos vers�culos siguientes. La base del llamado no puede ser realmente la disposici�n del creyente para aceptarlo.

La idea del prop�sito de Dios se desarrolla en los dos vers�culos, Romanos 8:29-30 . Romanos 8:29 indica su objetivo final; Romanos 8:30 marca, por as� decirlo, el camino a lo largo del cual llega a su realizaci�n.

Versículos 28-30

Sobre la predestinaci�n como ense�a Romanos 8:28-30 .

�En qu� consiste la predestinaci�n divina indudablemente ense�ada por el ap�stol en este pasaje? �Excluye en su opini�n el libre albedr�o del hombre o, por el contrario, lo implica? Dos razones nos parecen para decidir la cuesti�n a favor de la segunda alternativa: 1. El acto de presaber , que el ap�stol hace la base de la predestinaci�n, prueba que esta �ltima est� determinada por un hecho u otro, el objeto de este conocimiento.

Poco importa que el conocimiento sea eterno, mientras que el hecho, que es su objeto, s�lo llega a suceder en el tiempo. Se sigue, sin embargo, de esta relaci�n, que el hecho debe ser considerado como debido de alg�n modo a un factor distinto de la causalidad divina, que no puede ser otra cosa que la libertad humana. 2. El ap�stol evita hacer del acto de creer el objeto del decreto de predestinaci�n.

En el acto de la predestinaci�n se asume ya la fe, y su �nico objeto es, seg�n las palabras del ap�stol, la participaci�n final de los creyentes en la gloria de Cristo. Entonces, la opini�n de Pablo no s�lo implica que en el acto de creer no se excluye la plena libertad humana, sino que incluso se da a entender. Pues s�lo ella explica la distinci�n que establece claramente entre los dos actos divinos de la presciencia y de la predestinaci�n , tanto en cuanto a su naturaleza (uno, acto del entendimiento; el otro, de la voluntad) como a su objeto (en el en un caso, la fe; en el otro, la gloria).

Admitida, pues, la libertad humana en la aceptaci�n de la salvaci�n, �en qu� consistir� la predestinaci�n , tal como la entiende San Pablo? Contiene, creemos, los tres elementos siguientes:

1. El decreto (??????????) por el cual Dios ha determinado llevar a la perfecta semejanza de Su Hijo a todo aquel que crea. Qu� m�s conforme a Su gracia y sabidur�a que tal decreto: �Por la fe te adhieres a Aquel a quien te doy por Salvador; Por lo tanto, �l te pertenecer� por completo, y no te dejar� hasta que te haya hecho perfectamente semejante a �l, el Dios-hombre�?

2. La previsi�n (?????????), en consecuencia de la presciencia divina, de todos los individuos que se adherir�n libremente a la invitaci�n divina a participar de esta salvaci�n. �Qu� m�s necesario que este segundo elemento? �No correr�a el riesgo de fracasar el proyecto de Dios si no previera a la vez la perfecta fidelidad del Elegido en quien descansa su realizaci�n, y la fe de los que en �l han de creer? Sin un Salvador y creyentes no habr�a salvaci�n. El plan de Dios supone, por tanto, la certeza de la presciencia de ambos.

3. La disposici�n de todas las leyes y todas las circunstancias de la historia con miras a realizar el plan glorioso concebido a favor de los preconocidos. Es este arreglo el que San Pablo describe en Romanos 8:28 , cuando dice que � todas las cosas deben obrar juntamente para el bien de los que son llamados conforme al prop�sito eterno.

�Qu� m�s magn�fico! Una vez creyentes, podemos ser sacudidos por las tempestades de este tiempo presente; no s�lo sabemos que ninguna ola puede engullirnos, sino que estamos seguros de que cada una de ellas tiene su lugar en el plan divino y debe acelerar nuestro curso.

As� tenemos tres puntos: 1. El fin se�alado por el decreto; 2. Las personas personalmente conocidas que han de llegar a ella; 3. El camino por el cual han de ser conducidos a �l.

Si alguno no encuentra suficiente esta predestinaci�n, puede hacer una a su gusto; pero, seg�n nuestra convicci�n, no ser� la del ap�stol.

Versículo 29

Porque a los que de antemano conoci�, tambi�n los predestin� para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que �l sea el primog�nito entre muchos hermanos.

El for se relaciona con la idea principal de Romanos 8:28 : Todas las cosas deben volverse para el bien de los que conforme al plan eterno de Dios son llamados. �Porque? Porque una vez conocidos individualmente de antemano, �l ha determinado llevarlos a la gloriosa consumaci�n de la perfecta semejanza a Su Hijo. Este es el fin con miras al cual �l ha ordenado de antemano el plan de todas las cosas.

Por el ??? ???????, a quien antes conoci� , Pablo expresa evidentemente la condici�n del ?????????, que �l predestin�. El decreto de predestinaci�n (??????????) se funda en el acto de presciencia (?????????). �Qu� entiende San Pablo por esta �ltima palabra? Algunos le han dado a la palabra conocer de antemano el significado de elegir, escoger, destinar, de antemano (Mel.

, Calv., R�ck., De Wette, etc.). No s�lo es este significado arbitrario, ya que no tiene ejemplo en el NT, y como incluso en el griego profano la palabra ?????????, saber , tiene el significado de decidir s�lo cuando se aplica a una cosa , como cuando decimos: conna�tre d'une causa, para juzgar de un caso , y nunca cuando se aplique a una persona; [en este caso ser�a absolutamente necesario ????????? ????, para decidir sobre (la persona)]; pero lo que se opone a�n m�s decididamente a este significado es lo que sigue: tambi�n predestin�; porque en ese caso los dos verbos ser�an id�nticos en significado, y no podr�an estar conectados por la part�cula de gradaci�n ???, tambi�n, especialmente en vista de Romanos 8:30 , donde los grados sucesivos de la acci�n divina son estrictamente distinguidos y graduados.

Otros dan a la palabra conocer un sentido tomado del matiz de significado que a veces tiene en el estilo b�blico, el de amar (Er., Grot., Hofm.); borrador Romanos 11:2 ; Jeremias 1:5 ; Am�s 3:2 ; Oseas 13:5 ; G�latas 4:9 , etc.

El significado seg�n este punto de vista es: �a quien �l am� y privilegi� de antemano�. Con esta clase podemos unirnos a aquellos que, como Beza, dan a la palabra el significado de aprobar. Es cierto que a la idea de conocimiento la Escritura se une f�cilmente a la de aprobaci�n, �ntima comuni�n y tierno afecto; porque es s�lo a trav�s del amor mutuo que los seres inteligentes realmente se encuentran y se conocen.

Adem�s, nadie puede pensar en separar de la palabra conocer de antemano aqu�, como tampoco Romanos 11:2 , la noci�n de amor. S�lo que es a�n menos permisible excluir de �l la noci�n de conocimiento , porque este es el significado primero y fundamental; el otro es s�lo secundario. No hay pasaje en el N.

T. donde la palabra saber no contiene sobre todo la noci�n de saber propiamente dicho. Lo mismo ocurre con la palabra conocer de antemano; borrador Hechos 26:5 ; 2 Pedro 3:17 . En el pasaje Hechos 2:23 , la presciencia se distingue expresamente del decreto fijo , y en consecuencia no puede denotar nada m�s que presciencia; y en cuanto a Romanos 11:2 : �Su pueblo, a quien Dios conoci� de antemano�, la idea de conocimiento es la principal en la palabra conoci� de antemano; la del amor se expresa en el pronombre suyo.

El significado, pues, al que somos llevados me parece que es �ste: aquellos en quienes su mirada se fij� desde toda la eternidad con amor; a quien �l contempl� eternamente y discerni� como suyos. �En qu� sentido los conoci� Dios de antemano ? Evidentemente no es como ser un d�a para existir. Porque la presciencia en ese caso se aplicar�a a todos los hombres, y el ap�stol no dir�a: � a quienes antes conoci�.

�Tampoco es como a los futuros salvos y glorificados que �l los conoci� de antemano; porque este es el objeto del decreto de predestinaci�n del cual el ap�stol contin�a hablando; y este objeto no puede ser al mismo tiempo el de la presciencia. Solo hay una respuesta: conocido de antemano como seguro para cumplir la condici�n de salvaci�n, a saber. fe; as�: conocido como Suyo por la fe. Tal es el significado al que han sido llevados una multitud de comentaristas, St.

el propio Agust�n en los primeros tiempos, luego los expositores luteranos; Philippi explica: praecognovit praevisione fidei. S�lo Filipos, despu�s de reconocer francamente este significado, a�ade instant�neamente que la fe que Dios prev�, tambi�n la crea; y as� por esta puerta se proporciona un retorno al sistema de predestinaci�n que parec�a haber sido abandonado. Pero este punto de vista no es compatible con el verdadero significado de la palabra conocer , especialmente cuando esta palabra se contrasta, como aqu�, con el t�rmino predestinado.

El acto de conocer , exactamente como el de ver, supone un objeto percibido por la persona que conoce o ve. No es el acto de ver o saber lo que crea este objeto; es este objeto, por el contrario, el que determina el acto de conocer o ver. Y lo mismo ocurre con la previsi�n o presciencia divina; porque en el caso de Dios que vive por encima del tiempo, prever es ver; saber lo que ser� es saber lo que para �l ya es.

Y por tanto es la fe del creyente que, como hecho futuro, pero ya existente a su vista, determina su presciencia. Esta fe no existe porque Dios la vea; Lo ve, por el contrario, porque llegar� a ser en un momento dado, en el tiempo. Llegamos as� al pensamiento del ap�stol: A quien Dios sab�a de antemano como cierto para creer, cuya fe �l contempl� eternamente. �l design� a los predestinados (?????????), como los objetos de un gran decreto, a saber, que �l no los abandonar� hasta que los haya tra�do a la semejanza perfecta de Su propio Hijo.

Est� claro por el ??? y el ???????, quienes... ellos , que fueron esos individuos personalmente quienes estuvieron presentes en Su pensamiento al pronunciar el decreto.

Como el primer verbo conten�a un acto de conocimiento, el segundo denota uno de libre albedr�o y autoridad. Pero la voluntad en Dios no es ni arbitraria ni ciega; se basa en un principio de luz, en el conocimiento. En relaci�n al hombre cuya fe Dios prev�, �l decreta salvaci�n y gloria. Se equivoca ciertamente Reuss, por tanto, al decir de estos dos verbos que sustancialmente denotan �un mismo acto.

�El objeto del decreto no es la fe en absoluto, como si Dios hubiera dicho: En cuanto a ti, creer�s; en cuanto a ti, no creer�s. El objeto de la predestinaci�n es la gloria: �Te veo creyendo... quiero, pues, que seas glorificado como mi Hijo�. Tal es el significado del decreto. La predestinaci�n de la que habla Pablo no es una predestinaci�n a la fe, sino una predestinaci�n a la gloria, fundada en la previsi�n de la fe.

La fe es en cierto sentido la obra de Dios; pero contiene un factor, en virtud del cual reacciona sobre Dios, como un objeto reacciona sobre la mente que toma conocimiento de �l; esta es la libre adhesi�n del hombre a la solicitud de Dios. He aqu� el elemento que distingue el acto de la presciencia del de la predestinaci�n, y por el cual el primero precede l�gicamente al segundo.

Apenas es necesario refutar la opini�n de Meyer, quien da al verbo conocer de antemano el mismo objeto que al verbo predestinar: �A los que de antemano conoci� como hechos conformes a la imagen de su Hijo, tambi�n los predestin� para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Alma. .� �Tiene esto alg�n significado? Ser�a m�s comprensible si se invirtiera el orden: �A los que predestin� a ..., tambi�n los conoci� de antemano como �...

Lo que abarca el decreto de la predestinaci�n es la realizaci�n de la imagen del Hijo en todos los creyentes conocidos. el adj. ?????????, conformado , est� directamente relacionado con el verbo �l predestin�; la elipsis del verbo ser , o convertirse , es obvia y com�n. Pablo no dice: �conformes o semejantes a su Hijo �, sino: �a la imagen de su Hijo.

Al utilizar esta forma de expresi�n, indudablemente quiere decir que Cristo ha realizado en S� mismo un tipo superior de existencia (?????, imagen ), que debemos realizar despu�s de �l. Esta es la existencia del Dios-hombre, tal como lo contemplamos en Cristo; tal es la gloriosa vestidura que Dios toma de la persona de su Hijo, para vestir con ella a los creyentes. �Cu�l fue, de hecho, el objetivo de Dios en la creaci�n del hombre? �l deseaba tener para s� mismo una familia de hijos; y por lo tanto �l determin� en primer lugar hacer a Su propio Hijo nuestro hermano.

Luego en Su persona eleva nuestra humanidad al estado divino; y finalmente, hace part�cipes a todos los creyentes de esta gloriosa forma de existencia. Tal es el contenido del decreto. Es obvio que Cristo mismo es su primer objeto; y por eso se le llama el Elegido , en t�rminos absolutos, Isa�as 42:1 ; Lucas 9:35 (lectura m�s aprobada).

Sus hermanos son elegidos en El , Efesios 1:4-6 . La intenci�n del Padre al actuar as� es glorificar al Hijo haciendo que su belleza se refleje en una familia de semejanzas vivas.

El t�rmino ??????????, primog�nito , sin duda denota ante todo una relaci�n de tiempo: Jes�s precedi� a todos los dem�s en la gloria, no s�lo por su existencia eterna, sino tambi�n como hombre por su resurrecci�n y ascensi�n; borrador Colosenses 1:15 ; Colosenses 1:18 .

Pero el decreto de la predestinaci�n nos lleva a una esfera eterna, donde la idea de prioridad ya no tiene lugar, y se transforma en la de superioridad. En vano nos ser� tomar Su semejanza; nunca seremos iguales a �l; porque la semejanza que llevaremos ser� suya. As�, lo que se manifiesta como fin del decreto divino es la creaci�n de una gran familia de hombres hechos part�cipes de la existencia y acci�n divinas, en medio de los cuales resplandece como prototipo Jes�s glorificado.

Pero �c�mo hemos de ser llevados nosotros, hombres pecadores, a este estado sublime? Tal trabajo no podr�a lograrse como si fuera por el movimiento de la varita de un mago. Se requiere que se produzca una transformaci�n moral completa en nosotros, allanando el camino para nuestra glorificaci�n. Y por eso Dios, despu�s de fijar el fin y pronunciar el decreto en la eternidad, puso Su mano en la obra a tiempo para realizarla. Los vio en su puerto, a todos estos antes conocidos, antes de lanzarlos al mar; y una vez lanzado, actu�; tal es el significado de Romanos 8:30 .

Versículo 30

Y a los que predestin�, a �stos tambi�n llam�; ya los que llam�, a �stos tambi�n justific�; ya los que justific�, a �stos tambi�n glorific�.

He aqu� los actos sucesivos por los que se ejecuta en el tiempo el decreto eterno. Se encuentran, por as� decirlo, entre la eternidad en la que se pronuncia este decreto y la eternidad en la que se consuma. Es de notar que el ap�stol s�lo se�ala en su cumplimiento los actos que pertenecen a Dios: llamamiento, justificaci�n, glorificaci�n , porque s�lo est� exponiendo aquel lado de la obra de salvaci�n que est� contenido en el decreto de la predestinaci�n, y que en consecuencia, depende �nicamente de la causalidad divina.

Si su intenci�n hubiera sido explicar el orden de la salvaci�n en todos sus elementos divinos y humanos , habr�a puesto la fe entre la vocaci�n y la justificaci�n, y la santidad entre la justificaci�n y la glorificaci�n.

La ??, pues, adem�s , al comienzo del verso es progresiva; indica la transici�n del decreto eterno a su realizaci�n en el tiempo. El que desea el fin debe emplear los medios; el primer medio que Dios pone en obra es su llamada , que, como hemos visto, comprende la invitaci�n exterior por la predicaci�n y la atracci�n interior por el Esp�ritu de gracia. Pablo no quiere decir que Dios dirige este llamado s�lo a los que ha predestinado para la gloria, sino que afirma que ninguno de los predestinados deja de ser tambi�n llamado en su d�a y hora.

Ninguno de los ya conocidos ser� olvidado. Forman una totalidad que, una vez introducida desde la eternidad en el tiempo, es conducida fielmente por Dios paso a paso hasta la meta fijada de antemano. Dios ser�a inconsecuente si actuara de otra manera.

Los pronombres plurales quienes...ellos , implican conocimiento de los individuos como tales. Todos estaban presentes en la mente de Dios cuando decret� la altura a la que los elevar�a.

La llamada una vez aceptada y no pod�a dejar de ser as�, ya que aqu� se trata s�lo de aquellos cuya fe Dios conoci� de antemano, a la que sigui� un segundo acto divino: la justificaci�n. El ???, tambi�n , indica la continuidad de la obra divina, cuyos diferentes actos se suceden y se involucran mutuamente. Cada gracia sucesiva est�, por as� decirlo, impl�cita en la anterior. Gracia sobre gracia , dice Juan 1:16 .

Sobre los que han sido llamados y se han hecho creyentes, se ha dictado la sentencia que declara justo al hombre, es decir, puesto relativamente a Dios en la posici�n de quien nunca ha hecho mal alguno ni ha omitido ning�n bien.

El tercer paso, la glorificaci�n , ya no est� conectado con el anterior por ???, tambi�n , sino por ??, adem�s. Este cambio indica una sombra de diferencia en el pensamiento. El ap�stol siente que se acerca a la meta, prevista y anunciada en Romanos 8:29 ; y este ?? en consecuencia significa: y finalmente. El sentimiento expresado es el de quien, despu�s de un viaje doloroso y peligroso, finalmente llega al final.

Podr�amos estar tentados a incluir aqu� la santidad en la glorificaci�n; porque, como se ha dicho, la santidad es s�lo el lado interior de la gloria, que es su manifestaci�n exterior. Pero cuando recordamos los caps. 6-8, nos parece m�s natural hacer de la santidad el tr�nsito de la justificaci�n a la gloria, y considerarla impl�citamente contenida en la primera. Una vez justificado, el creyente recibe el Esp�ritu, que lo santifica en la medida de su docilidad, y as� lo prepara para la gloria.

No hay nada sorprendente en el hecho de que se usen verbos en pasado para denotar los dos primeros actos divinos, los de la vocaci�n y la justificaci�n; porque en el tiempo en que Pablo escribe, estos dos hechos ya estaban realizados en una multitud de individuos que eran en cierto modo los representantes de todos los dem�s. Pero, �c�mo puede emplear el mismo tiempo pasado para denotar el acto de glorificaci�n que est� por venir? Muchos expositores, Thol.

, Mey., Philip., piensa que este pasado expresa la certeza absoluta del acontecimiento por venir. Otros, como Reiche, refieren este pasado al eterno cumplimiento del decreto en el entendimiento divino. O tambi�n, se toma como un aoristo de anticipaci�n, como aquel del cual tenemos un ejemplo sorprendente, Juan 15:6 ; Juan 15:8 .

Hodge parece haber buscado combinar esos diferentes sentidos cuando dice: �Pablo usa el pasado para hablar desde el punto de vista de Dios, quien ve el final de las cosas desde su principio�. Pero si es verdad que el uso de los dos aoristos precedentes se fundaba en un hecho ya consumado, �no deber�a ser lo mismo con �ste? Si los creyentes a�n no son glorificados, su Cabeza ya lo es, y virtualmente lo son en �l.

Este es el hecho hist�rico completo que basta para justificar el uso del pasado. �No dice Pablo, Efesios 2:6 : �Hemos sido resucitados juntamente con �l, y hechos sentarnos juntamente con �l en los lugares celestiales�? Cuando la cabeza de un cuerpo lleva una corona, todo el cuerpo lleva la misma corona.

Pablo ha alcanzado as� la meta que se hab�a propuesto desde el principio, en las �ltimas palabras del pasaje anterior ( Romanos 8:17 ): �para que seamos glorificados juntamente con �l�. Porque �l se hab�a propuesto a s� mismo ( Romanos 8:1 ) mostrar la abolici�n final de toda condenaci�n , incluso la de muerte, por la ley del Esp�ritu de vida que est� en Jesucristo; y ha cumplido esta tarea. S�lo le queda celebrar en un himno esta victoria sin igual obtenida en nuestro favor.

Obviamente, es una interpretaci�n demasiado estrecha del pasaje para aplicarlo simplemente, como lo hace Calvino, a la victoria sobre los sufrimientos de este tiempo presente ( Romanos 8:18 ). Tenemos aqu� la consumaci�n de esa salvaci�n en Cristo, cuyo fundamento Pablo hab�a puesto (caps. 1-5) en la demostraci�n de la justicia de la fe , y cuya superestructura hab�a levantado en la exposici�n de la santificaci�n (caps. 6-8). De aqu� en adelante s�lo quedar� seguir esta salvaci�n, as� estudiada en su esencia, tal como se despliega en el teatro de la historia.

Versículos 31-32

vv. 31 y 32 contienen una cuesti�n de car�cter enteramente general; Romanos 8:33-37 enumera las diferentes clases de adversarios; Romanos 8:38-39 son como el grito de victoria en el campo de batalla ahora abandonado por el enemigo.

vv. 31, 32 . � �Qu�, pues, diremos a estas cosas? Si Dios es por nosotros, �qui�n contra nosotros? El que no escatim� ni a su propio Hijo, sino que lo entreg� por todos nosotros, �c�mo no nos dar� tambi�n con �l todas las cosas?

La pregunta: �Qu� diremos entonces? no introduce una objeci�n, como en otros pasajes; invita a los lectores a tomar en cuenta la posici�n que les otorgan los actos divinos hasta ahora expuestos, ya buscar un lenguaje adecuado a tales beneficios (???, entonces ). Ser�a incorrecto dar a las palabras ???? ?????, a estas cosas , el significado de adem�s , como lo hace Bengel; esto habr�a requerido ???? ???????.

???? aqu� significa con respecto a: ��Qu� diremos cuando consideremos estas cosas?� El ap�stol busca familiarizarse a s� mismo ya nosotros con la naturaleza de la nueva situaci�n que se hace nuestra. Dios se ha puesto en adelante de nuestro lado...; s�lo por eso todos los adversarios ser�n impotentes. �No es que no los haya�, dice Calvino, �pero con tal defensor ninguno de ellos debe ser temido: Hic murus nobis est aheneus.

vv. 32 . Esta seguridad absoluta en Dios, Pablo deriva del gran acto de misericordia hacia nosotros que ha sido realizado. La expresi�n ?? ??, literalmente, quien al menos , se usa indudablemente en griego en el sentido de quien seguramente. Es permisible, sin embargo, buscar el sentido m�s preciso de esta forma restrictiva, y creemos que puede expresarse mediante la par�frasis: �Quien pens� que no hab�a hecho nada m�s que eso. Hay un contraste llamativo entre la expresi�n: Su propio Hijo , y el verbo no perdon� (por as� decirlo, no trat� con delicadeza).

Es muy claro aqu� que el significado de la palabra Hijo no se puede identificar con el de Mes�as.

Rey. �Qu� significar�a la expresi�n: Su propio Mes�as? El ser en cuesti�n es evidentemente aquel que est� unido a �l personalmente y que comparte su naturaleza, a quien �l saca, por as� decirlo, de sus propias entra�as (?? ??? ?????). Las expresiones del ap�stol reproducen ciertamente las del �ngel del Se�or a Abraham, despu�s del sacrificio de Isaac: �Porque no perdonaste a tu hijo, a tu �nico� (Gn 22,12).

Meyer niega este paralelismo, pero sin raz�n suficiente. Hubo, por as� decirlo, una victoria ganada por Dios sobre s� mismo cuando entreg� a su amado a esa carrera de dolor y verg�enza, tal como hubo una victoria ganada por Abraham sobre s� mismo cuando con Isaac subi� al monte del sacrificio. . Consumado el sacrificio interior, Dios lo entreg� por nosotros.

Para todos nosotros , dice Pablo. Estas palabras podr�an abarcar aqu� la totalidad de los seres humanos. Pero el nosotros indudablemente debe tener el mismo significado que el de Romanos 8:31 , a menos que, de hecho, la palabra todos , que se agrega aqu�, tenga la intenci�n de indicar una extensi�n que se dar� al c�rculo denotado por el nosotros anterior.

Pero, �no es m�s natural sostener que todo esto contrasta la totalidad de los creyentes con el �nico ser a quien Dios ha dado para ser su Salvador? �Uno para todos� ( 2 Corintios 5:14 ).

Como todas eran objeto de este sacrificio, as� todas las cosas estaban comprendidas en este don. La palabra ?? ?????, todas las cosas , con el art�culo, denota una totalidad definida. Esto significa todos los dones de la gracia enumerados anteriormente. Si, con el Greco-Lats., rechazamos el art�culo, es todo , absolutamente hablando; que en la solicitud equivale a lo mismo. Hay un matiz de diferencia muy marcado entre el verbo: dar libremente (??????????), y los verbos precedentes: no escatimar, desistir.

Mientras que las segundas expresan algo doloroso, las primeras denotan un acto lleno de placer al coraz�n de quien lo realiza. �C�mo, despu�s de llevar a cabo el sacrificio, �l no har�a la parte placentera de un dador lleno de gracia? As� es que todos los dones posibles, por grandes o peque�os que sean, para esta vida o para la venidera, est�n virtualmente comprendidos en el don del Hijo, as� como el don de todos los bienes de Abraham y de su misma persona estaba impl�citamente contenido en la de Isaac.

Dar todas las cosas es un asunto menor despu�s de que se ha dado lo mejor. Esto es precisamente lo expresado de antemano por el ??, al menos , al comienzo del verso, y lo que es confirmado por el ???, tambi�n , a�adido al verbo dar�. Esta part�cula ciertamente est� conectada con el verbo, y no con el r�gimen con �l (ver Philippi, en oposici�n a Meyer). Una vez dado �l, Dios tambi�n nos otorgar� a nosotros, en el curso de nuestra vida, todas las dem�s bendiciones.

Las tres preguntas que siguen son solo varias aplicaciones de la pregunta en Romanos 8:31 : "�Qui�n contra nosotros?" Los dos primeros ( Romanos 8:33-34 ) se refieren a ataques de car�cter judicial; contemplan enemigos que impugnan el derecho del creyente al perd�n ya la salvaci�n.

La tercera ( Romanos 8:35-37 ) se refiere a un ataque violento en el que el enemigo recurre a la fuerza bruta, para romper el v�nculo entre Cristo y el creyente. Todo el pasaje recuerda v�vidamente las palabras de Isa�as 50:7-9 : �S� que no ser� avergonzado.

Cercano est� el que me justifica: �qui�n contender� conmigo? Un�monos: �qui�n es mi adversario? �Que se acerque a m�! He aqu�, el Se�or Dios me ayudar�; �Qui�n es el que me condenar�?

Versículos 31-39

Vig�simo Pasaje (8:31-39). Himno de la Seguridad de la Salvaci�n.

Este pasaje es una conclusi�n. El entonces de Romanos 8:31 indica esto. Esta conclusi�n est� directamente relacionada con la ense�anza anterior sobre la predestinaci�n ( Romanos 8:28-30 ); pero como este pasaje s�lo resume todo lo que el ap�stol hab�a expuesto antes: 1�, sobre la justificaci�n por la fe (caps.

1-5), 2d, sobre la santificaci�n por el Esp�ritu de Cristo (caps. 6-8), se sigue que es la conclusi�n de toda la porci�n de la Ep�stola ahora completada. Se presenta en forma de preguntas que son, por as� decirlo, un desaf�o lanzado a todos los adversarios de esa salvaci�n, cuya certeza Pablo proclamar�a aqu�. Esta forma tiene algo de la naturaleza de un triunfo; nos da una idea de lo que quiso decir cuando us� la expresi�n en el contexto anterior: ?? ??? ?????????, gloriarse en Dios.

Versículo 33

�Qui�n acusar� a los escogidos de Dios? Es Dios el que justifica.

Pablo no ignora cu�ntos acusadores tiene todo creyente: la conciencia, la ley, Satan�s, el acusador de los elegidos, las personas a las que hemos ofendido o escandalizado con nuestras faltas: todas tantas voces que se alzan contra nosotros. �Acaso Pablo mismo, al escribir estas palabras, no pens� en los gritos de dolor de los cristianos a los que hab�a encarcelado y flagelado, y especialmente en la sangre de Esteban, que, como la de Abel el justo, ped�a venganza contra �a �l? Todos estos cargos son demasiado reales.

Pero de la boca de Dios ha salido una declaraci�n que sirve de escudo al creyente, y contra la cual se apagan esos dardos de fuego, tan pronto como se refugia bajo la sentencia: Dios lo ha declarado justo. Aqu� vemos claramente el significado jur�dico de la palabra justificar tal como la usa San Pablo. Estas palabras: Dios es el que justifica , que paralizan toda acusaci�n pronunciada en su presencia, son el resumen de toda la primera parte de la Ep�stola (caps.

1-5). La expresi�n: los elegidos de Dios , literalmente, elegidos de Dios , tiene un valor argumentativo; sirve para demostrar de antemano la impotencia de la acusaci�n. Esta expresi�n recuerda lo que se acaba de decir ( Romanos 8:28-30 ) de la eterna predestinaci�n de los creyentes para salvaci�n y gloria; ????????, elegir , de ??????????, sacar de. Rescatados por su propia llamada de la identificaci�n con un mundo sumido en el mal, �podr�a Dios empujarlos de vuelta a �l?

Desde la �poca de San Agust�n varios comentaristas (m�s recientemente Olshausen, De Wette, Reuss) han tomado la �ltima proposici�n del verso en un sentido interrogativo: ��Qui�n acusar�? �Ser�a Dios? �C�mo podr�a hacerlo El que justifica? El ap�stol estar�a as� usando un argumento ad absurdum. Este significado es ingenioso y parece a primera vista m�s contundente. Pero, �se puede atribuir a Dios la parte de acusador , incluso por suposici�n? La funci�n de Dios es m�s elevada.

Adem�s, es m�s simple, m�s grave y, en realidad, m�s contundente considerar esta proposici�n como una afirmaci�n tranquila y decidida. Es la roca contra la que rompe toda ola de acusaci�n; comp�rese tambi�n con el paralelo Isa�as 50 , que habla decididamente a favor de la forma afirmativa (Filipos).

Los acusadores se reducen al silencio... por el momento; pero �ser� as� tambi�n en el momento final cuando se establezca el tribunal, en el d�a de la ????????????, �del justo juicio de Dios�, cuando se dicte sentencia sin �aceptaci�n de personas� y �seg�n la voluntad de cada uno�? trabajo� ( Romanos 2:5-6 ; Romanos 2:11 )? �Seguir� vigente entonces la absoluci�n de los creyentes? Recu�rdese que esta fue la pregunta planteada al final de la primera parte ( Romanos 8:9-10 ), y resuelta en la segunda (vi.-viii.). San Pablo lo vuelve a plantear en este resumen, pero en tono de triunfo, porque tambi�n en este punto sabe que se ha ganado la victoria.

Versículo 34

�Qui�n es el que condena? Es Cristo Jes�s el que muri�, m�s bien , el que resucit� , el que tambi�n est� a la diestra de Dios, el que tambi�n intercede por nosotros.

La forma ??? ? ??????????, literalmente, � qui�n ser� el que condenar�? supone un �nico juez posible, mientras que la forma de la pregunta anterior, �Qui�n acusar�? admiti� una pluralidad de acusadores. �Por qu� esta diferencia? Cuando se trata de acusar, todas las criaturas pueden alzar la voz. Pero en cuanto a juzgar? Uno solo es designado para ese oficio, Aquel que es llamado ( Hechos 10:42 ) por S.

Pedro �el juez de vivos y muertos�; borrador tambi�n Hechos 17:31 y Romanos 14:10 ; de modo que la pregunta planteada equivale a esto: �Cristo, en el d�a del juicio, nos condenar�? El verbo entendido debe ser ser� , no es; borrador

Romanos 8:33 ; Romanos 8:35 . La respuesta negativa surge de la siguiente enumeraci�n de los actos realizados por Cristo en nuestro favor. Habr�a una contradicci�n entre esta serie de interposiciones misericordiosas y una condena final.

Ha suscitado sorpresa que al decir que Cristo muri� , Pablo no a�adiera por nosotros. Pero no est� hablando aqu� de la muerte de Cristo desde el punto de vista de la expiaci�n; a este respecto ya estaba impl�cito en la respuesta a la pregunta anterior: �Dios es el que justifica�. La muerte de Cristo se menciona aqu� desde el mismo punto de vista que en el cap. 6, implicando, para el hombre que se lo apropia, la muerte al pecado.

El art�culo ?, literalmente, el ( el que muri� ), nos recuerda que s�lo uno podr�a condenarnos, pero que es ese mismo el que muri� para que no estemos obligados a hacerlo. La resurrecci�n tambi�n se menciona desde el mismo punto de vista que en el cap. 6, como principio por el cual se comunica a los creyentes una vida nueva, la vida de Cristo mismo, de la cual, una vez justificados, somos hechos part�cipes ( Efesios 2:5-6 ).

Su asiento a la diestra de Dios se sigue naturalmente, primero como principio de la efusi�n del Esp�ritu Santo, y luego como habiendo puesto en las manos de Cristo el gobierno del mundo y la direcci�n de todos los acontecimientos de nuestra vida.

Finalmente, por su intercesi�n estamos seguros de su preciosa intercesi�n en momentos de debilidad espiritual, como aqu�l en referencia a lo cual declar� a Pedro: �He rogado por ti, que tu fe no falte�. �C�mo, con tal apoyo, el cristiano no podr�a convertirse en vencedor del pecado que todav�a lo aferra, y c�mo no lograr�a presentarse ante el tribunal en un estado que no deshonrar�a a su Se�or? Esto es lo que el ap�stol hab�a llamado ( Romanos 8:10 ), �siendo salvos por Su vida �, en contraste con �siendo reconciliados por Su muerte� (mismo vers�culo).

Siguiendo el ejemplo de Erasmo, Meyer divide las preguntas y respuestas contenidas en este pasaje de manera bastante diferente. Seg�n �l, las palabras: �Qui�n ser� el condenador? todav�a forman parte de la respuesta a la pregunta: �Qui�n acusar�? ( Romanos 8:33 ), como si fuera: �Puesto que Dios justifica, �qui�n, pues , condenar�?� Sigue luego una segunda interrogaci�n introducida por las afirmaciones: Cristo muri� , etc.

, afirmaciones que terminan en la conclusi�n expresada nuevamente, Romanos 8:35 , en la forma interrogativa: �Qui�n separar�? es decir: ��qui�n , pues , nos separar�?� Pero esta agrupaci�n de preguntas y respuestas me parece inadmisible, por las siguientes razones: 1. La pregunta: �Qui�n condenar�? no puede ser la reproducci�n (negativamente) de la pregunta anterior: �Qui�n acusar�? Porque acusar y condenar son dos funciones enteramente diferentes; uno es de todos, el otro de uno solo.

2. ? entonces ser�a indispensable en las dos preguntas: �qui�n condenar� ( Romanos 8:34 )? � Y qui�n separar� ( Romanos 8:35 )? pretend�a, seg�n Meyer, expresar las dos conclusiones. 3. La pregunta: �Qui�n separar� ( Romanos 8:35 )? est� tan lejos de tener la intenci�n de expresar la conclusi�n de lo que precede, que encuentra su respuesta en todo lo que sigue, y particularmente en las palabras de Romanos 8:39 , que cierran todo el pasaje: Nada nos separar�.

4. Esta misma pregunta: �Qui�n separar�? va seguida de una larga enumeraci�n de los sufrimientos calculados para separar al creyente de su Salvador, lo que nos impide absolutamente tomar esta cuesti�n como expresi�n de una conclusi�n.

Una proposici�n m�s seductora es la de los expositores que, despu�s de tomar interrogativamente las palabras ???? ? ???????: �Dios que justifica? d� el mismo giro a Romanos 8:34 : ��Qui�n es el que condenar�? �Ser� Cristo, el que muri�, el que�...? Esta forma tiene algo vivo y picante; y si se aplicara solo a una sola pregunta, uno podr�a verse tentado a atenerse a ella.

Pero la serie de preguntas que luego se suceder�an en el mismo sentido interrogativo, y casi ir�nico, no nos parece compatible con el sentimiento profundo de todo este pasaje.

Las numerosas variantes ( Romanos 8:34 ) que hemos indicado en la nota no tienen importancia. El nombre Jes�s , agregado al t�tulo Cristo , por varios Mjj., est� completamente de acuerdo con el contexto; pues en lo que sigue se resumen las fases de su existencia como persona hist�rica. Lo mismo ocurre con el ???, tambi�n , en la segunda y tercera proposici�n. Incluso se puede decir que el ??? del tercero no admite ninguna duda.

El ap�stol ha desafiado a los acusadores; su voz es silenciada por la sentencia de justificaci�n que cubre a los creyentes. Ha preguntado si en el �ltimo d�a el juez no condenar�, y ha visto desaparecer de la vida del creyente el pecado, objeto de la condenaci�n, ante la obra de Cristo crucificado y glorificado. Queda por saber si alg�n poder hostil no lograr� romper violentamente el v�nculo que nos une al Se�or, y sobre el cual descansan tanto nuestra justificaci�n como nuestra santificaci�n.

Por esta tercera pregunta llega al tema tratado en �ltimo lugar, en este mismo cap�tulo, de Romanos 8:18 : ?? ????????, los sufrimientos de este tiempo presente; y as� es como en las tres preguntas de este pasaje se resume realmente toda la Ep�stola. Se ve claramente c�mo la forma l�gica no se escapa ni un instante de la mente de Pablo, aun en el momento en que el sentimiento m�s desbordante carga su pluma.

Versículos 35-37

�Qui�n nos separar� del amor de Cristo? �La tribulaci�n, la angustia, la persecuci�n, el hambre, la desnudez, el peligro o la espada? Como est� escrito: Por causa de ti somos muertos todo el d�a; somos contados como ovejas de matadero. Pero en todas estas cosas somos m�s que vencedores por medio de aquel que nos am�.

El pronombre ???, que , se refiere propiamente a personas; aqu� se aplica a todos los sufrimientos que van a ser enumerados, como si Pablo viera en cada uno de ellos un enemigo resentido por el v�nculo que lo une a Cristo.

El amor de Cristo , del cual nada lo separar�, no es el amor que le tenemos nosotros; porque no estamos separados de nuestro propio sentimiento personal. Es por tanto el amor que �l nos tiene; y esto es confirmado por el final de Romanos 8:37 : �a trav�s de aquel que nos am�. Podr�amos, con Calv., Thol.

, R�ck., entender; nada nos separar� del sentimiento que tenemos del amor de Jes�s por nosotros. Pero, �no representa Pablo m�s bien este amor mismo como una fuerza que nos agarra y nos posee? compensaci�n 2 Corintios 5:14 : �El amor de Cristo nos constri�e (nos mantiene presionados)�. Pablo est� pensando en la acci�n profunda que este amor ejerce a trav�s del Esp�ritu Santo a la vez sobre nuestro coraz�n y voluntad.

Tal es el poder misterioso de cuya operaci�n nada podr� sustraernos. ??????, tribulaci�n: abrumadoras circunstancias externas; ??????????, angustia , literalmente, compresi�n del coraz�n, el efecto interior producido por la tribulaci�n; ???????, persecuci�n legal. Para entender las palabras: hambre, desnudez, peligro , basta remitirse al boceto de S.

La vida de Pablo, dada en 2 Corintios 11:23 y siguientes. La espada: el s�mbolo de la pena capital. Cuando Pablo escribe esta palabra, designa, como observa Bengel, su propio modo futuro de muerte.

Versículo 36

El ap�stol cita aqu� el lamento doloroso puesto por un salmista en boca de los fieles bajo el antiguo pacto, durante un tiempo de cruel opresi�n, Salmo 44:22 . La cita sigue a la LXX. Todo el d�a: cada hora del d�a (Meyer). Cualquier hora es �til para arrastrarlos al matadero. Por amor a ti: Jehov� en el AT corresponde a Cristo en el Nuevo. Somos contados: hace mucho tiempo que no se ha pronunciado sentencia por odio, y se ha cernido sobre sus cabezas, aunque a�n no se ha ejecutado.

Versículo 37

Pablo expresa su certeza de que ninguno de estos esfuerzos lograr� arrancar al creyente de los brazos envolventes del amor de Cristo. Hay en este amor un poder que vencer� todas las debilidades del des�nimo, todos los hundimientos de la duda, todos los temores de la carne, todos los horrores de la ejecuci�n. Pablo no dice simplemente ???????, somos vencedores , sino ???????????, somos m�s que vencedores; hay un excedente de fuerza; podr�amos superar pruebas a�n peores si el Se�or las permitiera.

�Y con qu� fuerza? El ap�stol, en vez de decir: por el amor del Se�or, se expresa as�: por el Se�or que nos am�. Es su persona viva la que act�a en nosotros. Porque es �l mismo en su amor quien nos sostiene. Este amor no es un simple pensamiento de nuestra mente; es una fuerza que emana de �l. La lectura greco-latina: ??? ??? ??., a causa de �l ..., har�a de Jes�s simplemente la causa moral de la victoria. Evidentemente, esto es demasiado d�bil.

Tal vez se pregunte si nunca se ha conocido a un cristiano que niegue su fe en el sufrimiento y la persecuci�n. S�, y no es una certeza matem�tica lo que el ap�stol desea afirmar aqu�. Es un hecho de la vida moral lo que est� en cuesti�n, y en esta vida la libertad tiene siempre su papel que desempe�ar, como lo tuvo desde el primer momento de la fe. Lo que Pablo quiere decir es que nada nos arrancar� de los brazos de Cristo en contra de nuestra voluntad, y mientras no nos neguemos a permanecer en ellos nosotros mismos; borrador Juan 10:28-30 .

Versículos 38-39

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni �ngeles , ni principados , ni lo presente, ni lo por venir, ni las potestades , ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra creaci�n podr� separarnos del amor de Dios, que es en Cristo Jes�s Se�or nuestro.

El desaf�o que el ap�stol acababa de lanzar a la condenaci�n, al pecado y al sufrimiento de todo tipo, ahora lo extiende a todos los poderes hostiles del universo que podr�an amenazar el v�nculo de amor por el cual Cristo y Dios mismo est�n unidos al creyente. . El for expresa un argumento a fortiori: �ninguno de los enemigos mencionados debe ser temido, porque ni siquiera en todo el universo hay un ser que sea temible.

Pablo vuelve a la forma I , que hab�a dejado despu�s de Romanos 8:18 ; la raz�n es que aqu�, as� como en Romanos 8:38 , el asunto en cuesti�n es una convicci�n personal de naturaleza moral m�s que sistem�tica. No debemos olvidar el: � si al menos persever�is�, que escribi� el mismo Pablo, Colosenses 1:23 , ni ejemplos como el de Demas, 2 Timoteo 4:10 .

Es por ??????? ( Romanos 8:25 ), la perseverancia en creer en el amor de Cristo por nosotros, que este amor ejerce su poder irresistible sobre nosotros. La convicci�n aqu� expresada por Pablo no se aplica solo a �l, sino a todos los creyentes ( nosotros , Romanos 8:39 ).

Los adversarios que se elevan ante su vista parecen avanzar en parejas. El primer par es la muerte y la vida. La muerte se pone primero, en conexi�n sin duda con Romanos 8:35-36 . El orden inverso que encontramos en 1 Corintios 3:22 , es ocasionado all� por la diferencia del contexto.

Muerte: el ap�stol est� pensando en el martirio, cuyo temor puede llevar a la apostas�a. Con la muerte y sus agon�as, contrapone la vida con sus distracciones, sus intereses y seducciones, que pueden conducir a la tibieza ya la infidelidad, como en el caso de Demas.

El segundo par: �ngeles y principados. Sin duda los principados , ?????, podr�an ser considerados como una orden de �ngeles superiores a los �ngeles arc�ngeles comunes. Pero en los otros pares siempre se encuentra un contraste de car�cter: por lo tanto, es natural aplicar estos dos t�rminos a esp�ritus de especies opuestas; el primero a los buenos �ngeles (aunque este sentido no es exclusivamente el significado de ???????, como alega Meyer; comp.

1 Corintios 4:9 ; 1 Corintios 6:3 ); el segundo a �ngeles malignos, como 1 Corintios 15:24 y Efesios 6:12 (Hofmann).

Se preguntar� c�mo los �ngeles buenos pudieron obrar para separarnos de Cristo; pero esto s�lo puede ser una hip�tesis como la de G�latas 1:8 . �Y no puede contribuir lo que en s� mismo es bueno a desviarnos, si nuestro apego o admiraci�n se detiene en la criatura, en lugar de elevarse a Dios?

Los Byz. aqu� se lee un tercer t�rmino casi sin�nimo: ????????, poderes; y un Mj. (C) con algo de Mnn. incluso a�ade una cuarta: ????????, dominaciones. Este �ltimo t�rmino es evidentemente una interpolaci�n para formar un par con el tercero. En cuanto a esto �ltimo, seg�n el Mjj. de las otras dos familias, tiene su lugar, si es realmente aut�ntico, despu�s del par siguiente.

Tercer par: cosas presentes y cosas por venir. El primer t�rmino abarca todas las eventualidades terrenales, incluida la muerte; el segundo, todo lo que nos espera en la vida futura. La palabra ????????, que significa estrictamente lo inminente , cuando se contrasta con lo por venir , toma el significado: todo lo que ya est� presente.

Si el t�rmino potencias es aut�ntico, debe entenderse que abarca en una sola idea los dos t�rminos del par siguiente: altura y profundidad. Estos son todos los poderes del mundo invisible, ya sean los que nos elevan al tercer cielo ( altura ), pero que en un instante, por motivo del orgullo o incluso de la sensualidad violentamente excitada, pueden ocasionar las ca�das m�s espantosas al pobre coraz�n humano. ; o las que nos sumergen en las m�s misteriosas e indecibles agon�as ( profundidad ), como la de Jes�s en Getseman�, cuando exclama: �Mi alma est� triste hasta la muerte�; borrador

lo que a�adi� poco despu�s: �Esta es vuestra hora y la potestad de las tinieblas. Apenas es necesario refutar las siguientes interpretaciones que se han propuesto: buena fortuna y mala; o el honor y la desgracia; la sabidur�a de los herejes y los prejuicios vulgares (Mel.); las alturas de donde fueron precipitados los m�rtires, y las profundidades del oc�ano donde fueron enterrados (Tom�s de Aquino); o finalmente, las dimensiones opuestas del espacio (Meyer).

El �ltimo t�rmino, ?????? ?????, suele traducirse por la expresi�n: cualquier otra criatura , e hizo una especie de et caetera. Este significado ser�a ciertamente m�s bien pobre despu�s de expresiones de tan amplia comprensi�n como las que preceden. Pero m�s que eso, dif�cilmente se adapta a la palabra ?????, que significa diferente , y no simplemente otro , como lo har�a la palabra ???? (para la distinci�n entre estos dos adjetivos, comp.

1 Corintios 15:37-41 ). Parece, entonces, que la palabra ?????? significa aqu�, no criatura , como si la referencia fuera a un ser particular, para ser puesto al lado de varios otros, sino creaci�n. Pablo ve desaparecer en el pensamiento toda esta creaci�n, en cuyo teatro se ha obrado el mayor prodigio del amor divino; y pregunta si, si surge una nueva creaci�n, y m�s magn�ficas maravillas se despliegan ante los ojos del hombre, la cruz en esos nuevos tiempos no correr� el riesgo de ser eclipsada, y el amor de Dios en Jesucristo de quedar relegado a el olvido del pasado.

Y afirma con audacia que, cualesquiera que sean las nuevas creaciones que se sucedan, el primer lugar en el coraz�n de los creyentes permanecer� siempre para el amor redentor del que han sido objeto aqu� abajo.

Pablo habla aqu� del amor de Jes�s como el amor de Dios mismo; porque es en el primero que el segundo se encarna para nosotros, y se convierte en el ancla eterna de la que se aferra nuestra fe para la eternidad; borrador Romanos 5:15 y Lucas 15 , donde la compasi�n de Dios se identifica completamente con la obra de Jes�s en la tierra.

En ninguna parte se ha mostrado el sentimiento de San Pablo en una medida tan desbordante y, sin embargo, el hilo de la deducci�n l�gica no se rompe ni un instante. Este pasaje resume, como hemos visto, todo lo que Pablo ha expuesto hasta aqu� en esta Ep�stola. �l nos deja al final de este cap�tulo cara a cara con esta salvaci�n obrada por Dios, que es completa, segura y fundada solo en la fe, para ser aprehendida, y siempre aprehendida de nuevo por los mismos medios.

Luego, despu�s de un momento de contemplaci�n y descanso, nos toma nuevamente de la mano para guiarnos al teatro de la historia y mostrarnos esta obra divina que se desarrolla a gran escala en el g�nero humano.

Información bibliográfica
Godet, Frédéric Louis. "Comentario sobre Romans 8". "Comentario de Godet sobre Libros Seleccionados". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/gsc/romans-8.html.