Bible Commentaries
1 Corintios 2

Comentario Bíblico Católico de HaydockComentario Católico de Haydock

Versículo 3

En debilidad, en miedo y en mucho temblor. No debemos pensar, dice San Juan Cris�stomo, que esto hizo menos encomiable la virtud de San Pablo. Es natural que todo hombre tema las persecuciones y los tormentos. Admiramos al ap�stol, que en medio de estos temores, siempre estuvo dispuesto a exponerse, siempre luchando y siempre victorioso. (Witham) &mdash- Durante la estad�a que hice contigo en Corinto, me vi diariamente expuesto a heridas, afrentas y persecuciones.

Tuve entonces la oportunidad de practicar las lecciones que nos dio nuestro redentor agonizante del bosque en el que muri�, y las contradicciones diarias que encontr� me obligaron a pensar en otras cosas que no fueran bellos discursos y elegantes arengas. (Teofilactus)

Versículo 4

En la manifestaci�n del esp�ritu y el poder, etc. Los dones del Esp�ritu Santo otorgados a los que creyeron, y los milagros que Dios obr� por medio de sus ap�stoles, fueron los medios que Dios us� para convertir al mundo, que ten�an una fuerza mucho mayor que la elocuencia humana. (Witham)

Versículo 5

Que tu fe, etc. Si hubi�ramos empleado las sutilezas, los razonamientos y la elocuencia de los hombres, algunos tal vez podr�an ser inducidos a creer que usted ha sido seducido por el artificio. Pero nadie puede razonablemente decirlo; su fe se basa en la fuerza y ??la evidencia de la verdad, y en la virtud y el poder del Esp�ritu Santo, que les ha otorgado la luz del conocimiento y el fuego del amor. (Teod.)

Versículo 6

Sabidur�a entre los perfectos. Es decir, cuando llegamos por primera vez entre ustedes, eran incapaces de comprender los grandes misterios de nuestra religi�n: por eso les predicamos a Cristo crucificado; (Calmet) pero a los verdaderos disc�pulos perfectos de Cristo les revelamos los misterios m�s sagrados. (San Juan Cris�stomo) &mdash- Por sabidur�a, aqu� parece entenderse una doctrina m�s sublime sobre los misterios m�s abstrusos de la fe, que los ignorantes no podr�an comprender.

Con el mismo prop�sito les dice en el cap�tulo siguiente y en el cap�tulo 5 a los Hebreos, que la leche es el alimento apropiado de los ni�os peque�os, no la carne s�lida, que es apropiada para los que son perfectos. &mdash- Sin embargo, no hablamos de la sabidur�a de este mundo, ni de los grandes hombres y pr�ncipes de este mundo, porque la doctrina de la fe cristiana que predicamos no es sabidur�a estimada, sino necedad de aquellos que pretenden sabidur�a mundana.

&mdash- Hablamos entonces en misterio, o de manera misteriosa, seg�n la capacidad de los que nos escuchan, la gran sabidur�a de Dios, que escondida, y no comprendida por los sabios de este mundo, Dios ha manifestado por la encarnaci�n de su Hijo, y por nuestra redenci�n; cual misterio y cual sabidur�a, ninguno de los pr�ncipes de este mundo conoci�, es decir, los demonios, seg�n la interpretaci�n com�n; o Pilato, Herodes, Caif�s, etc.

seg�n San Juan Cris�stomo, o nunca hubieran crucificado, ni hubieran permitido que otros crucifiquen, al Se�or de la gloria, Jesucristo, quien por su persona divina es verdaderamente el Se�or de la gloria. V�ase San Agust�n, lib. I. de Trin. Cap. 12. & c. Tambi�n puede ser llamado el Se�or de la gloria, a causa de esa gloria, que desde la eternidad predestin� y decret� dar a sus elegidos; y de la cual est� escrito, que el ojo no vio, etc. (Witham)

Versículo 8

Parece del evangelio que sospechaban que Jes�s podr�a ser el Hijo de Dios; pero la mayor parte de los int�rpretes juzgan por este texto que no ten�an un conocimiento cierto. (Biblia de Vence)

Versículo 10

Pero Dios nos las revel� a nosotros por el Esp�ritu; estos misterios y secretos de la sabidur�a divina. &mdash- Porque el Esp�ritu todo lo escudri�a: el Esp�ritu divino, el Esp�ritu Santo, todo lo escudri�a, y nadie sino este Esp�ritu de Dios, es decir, el Esp�ritu, que es Dios, conoce las cosas que son de Dios, como nadie. pero el esp�ritu que est� en el hombre, conoce las cosas del hombre, conoce sus pensamientos y afectos interiores.

Pero por el Esp�ritu de Dios, podemos comprender el esp�ritu de gracia, de conocimiento, de profec�a, que Dios ha dado a sus fieles, y particularmente a sus ap�stoles, para elevarlos a un conocimiento superior de los misterios divinos. (Witham)

Versículo 11

Para que hombre As� como los secretos del coraz�n del hombre s�lo los conoce �l mismo, los misterios de la divinidad s�lo los conoce el Esp�ritu, que es Dios y procede del Padre y del Hijo. (Teofilactus)

Versículo 13

Cuales misterios y verdades divinas, nosotros los ap�stoles (incluso cuando hablamos a la clase de hombres m�s perfectos) no entregamos en las palabras eruditas de la sabidur�a humana, ni en los bellos lenguajes, per�odos estudiados y frases ordenadas por el arte de la ret�rica, sino en la doctrina del Esp�ritu, es decir, como el Esp�ritu de Dios dentro de nosotros nos ense�a para el bien de los que nos escuchan. &mdash- Comparar lo espiritual con lo espiritual, es decir, tratar lo espiritual con personas m�s espirituales y m�s perfectas, adaptando nuestros discursos a la capacidad de quienes hablamos.

Otros tendr�n el sentido de ser: comparamos las cosas espirituales con las cosas espirituales, es decir, tratamos estos asuntos de una manera espiritual, con pruebas y ejemplos de las Escrituras reveladas, etc. (Witham) &mdash- San Pablo parece en este lugar responder a una objeci�n que se le pudiera presentar. Si, como dices, est�s dotado de un conocimiento de los misterios, �a qui�n no nos revelas esos misterios? A esto parece responder, porque a las personas espirituales les impartimos conocimiento espiritual. (Calmet)

Versículos 14-15

Pero el hombre sensual, etc. Quienes se dejan llevar por los placeres sensuales, ni siquiera perciben ni comprenden las cosas espirituales; les parece una locura, y una locura buscarlos; porque tales cosas deben ser examinadas espiritualmente, es decir, examinadas por el Esp�ritu de Dios, lo cual no es as�. &mdash- Pero el hombre espiritual juzga todas las cosas, emite un juicio recto, no solo de las cosas de esta vida, como pueden hacer los hombres carnales, sino tambi�n de las cosas espirituales, que conciernen a su salvaci�n eterna.

&mdash El hombre sensual es aquel que se dedica a los placeres sensuales, a los afectos carnales y mundanos: o el que mide los misterios divinos �nicamente por la raz�n natural, el sentido y la sabidur�a humana.

Ahora bien, tal hombre tiene poca o ninguna noci�n de las cosas de Dios. Mientras que el hombre espiritual, en los misterios de la religi�n, no toma el sentido humano como gu�a; pero somete su juicio a las decisiones de la Iglesia, que se le ordena escuchar y obedecer. Porque Cristo ha prometido permanecer hasta el fin del mundo con su Iglesia y dirigirla en todas las cosas por el Esp�ritu de verdad. (Challoner)

Versículo 16

Porque �qui�n entre los hombres sensuales del mundo ha conocido la mente del Se�or para poder instruirlo a �l oa aquellos a quienes �l gu�a con su esp�ritu? &mdash- Pero nosotros, a quienes �l ha elegido para ser sus ap�stoles, tenemos la mente de Cristo; habiendo sido ense�ado e instruido por el Esp�ritu de Cristo. Algunos entusiastas y fan�ticos pretenden de este pasaje de San Pablo que, siendo guiados e inspirados por el esp�ritu, nadie puede ser juzgado por nadie en materia de fe y religi�n.

Pervierten y tuercen las palabras de San Pablo, como tambi�n lo hacen con otras Escrituras, para su propia perdici�n. (2 Pedro iii. 16.) Primero, porque nadie sabe por su pretendido esp�ritu privado, que �l es verdaderamente un hombre espiritual, que tiene el Esp�ritu de Dios en �l: y muchos tienen demasiadas razones para saberlo por su sensualidad carnal. vidas, que no lo tienen. En segundo lugar, San Pablo habla aqu� solo de hombres espirituales en oposici�n a los hombres sensuales, y solo dice que los que son espirituales, tienen el esp�ritu de discreci�n para juzgar qu� cosas son espirituales y cu�les no; y que nadie puede juzgar correctamente de estos asuntos, sino los espirituales, guiados por el Esp�ritu.

En tercer lugar, en cuanto a las controversias acerca de la religi�n, el juez espiritual apropiado designado por nuestro Salvador, Cristo, son los obispos, a quienes �l ha designado para gobernar su Iglesia, con una completa sumisi�n del juicio privado y el esp�ritu privado de cada hombre, al juicio de la Iglesia cat�lica, que nos ha mandado escuchar y obedecer, con la que ha prometido permanecer hasta el fin del mundo y dirigirla en todas las cosas por el esp�ritu de la verdad. (Witham)

Información bibliográfica
Haydock, George Leo. "Comentario sobre 1 Corinthians 2". "Comentario Bíblico Católico de Haydock". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/hcc/1-corinthians-2.html. 1859.