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1 Corintios 3

Comentario Bíblico Católico de HaydockComentario Católico de Haydock

Versículo 3

�Y andar seg�n el hombre? Como hombres carnales y sensuales, mientras haya celos y divisiones entre ustedes. (Witham)

Versículos 7-8

Eso te planta por tu primera conversi�n. Apolo te dio de beber predicando las mismas verdades. &mdash Seg�n su propio trabajo. Dios no recompensa a sus siervos seg�n el �xito de sus labores, porque su �xito depende �nicamente de �l; pero los recompensa de acuerdo con sus sufrimientos y la diligencia en su servicio; porque, mientras corona con �xito la labor de sus ap�stoles, corona su propia obra.

(San Juan Cris�stomo) &mdash- Este texto prueba m�s evidentemente que las buenas obras que proceden de la gracia son meritorias, y que las recompensas en el cielo son diferentes, de acuerdo con lo que Dios ve justo para apropiarse de ellas. La palabra griega aqu� empleada es griega: misthos, (merces) o salario. Vea 1 Timoteo v. 18; Apocalipsis xxii. 12; Mateo xvi. 27. Es por nuestra uni�n con Jesucristo que nuestras acciones, por s� mismas sin valor ni m�rito, se convierten en oro, plata y piedras preciosas. (Haydock)

Versículo 9

Somos los coadjutores de Dios, trabajando en su servicio, como �l nos ha empleado. &mdash- Ustedes son la labranza de Dios, la tierra donde se plantan las virtudes. Eres el edificio de Dios, el edificio, la casa o incluso el templo de Dios; estamos empleados como constructores bajo Dios. (Witham)

Versículo 10

He puesto bien los cimientos, como un arquitecto sabio, no por m� mismo, sino seg�n la gracia de Dios y los dones que me concedi�; y otro, o varios m�s, edificados sobre �l, contin�an la construcci�n. &mdash- Pero cada uno mire c�mo edifica, y que sea siempre sobre el mismo fundamento, que es Cristo Jes�s, su fe y su doctrina. (Witham)

Versículos 12-15

Ahora bien, si alg�n hombre construye, etc. Este es un lugar dif�cil, dice San Agust�n, lib. de fid. & Oper. Cap. xvi. Tom�s. 6. p. 180. Los int�rpretes est�n divididos en cuanto a la explicaci�n y aplicaci�n de esta comparaci�n metaf�rica contenida en estos cuatro vers�culos. San Pablo habla de un edificio, donde es evidente, dice San Agust�n, que el fundamento es Cristo, o la fe de Cristo, y su fe obrando por la caridad.

Las dificultades son 1. Qui�nes son los constructores. 2. �Qu� se entiende por oro, plata, piedras preciosas y qu� por madera, heno, rastrojo? 3. �Qu� significa el d�a del Se�or? 4. �Qu� por el fuego, c�mo se probar� la obra de cada uno , y c�mo algunos ser�n salvados por el fuego? En cuanto al primero, por los constructores, como antes San Pablo se hab�a llamado a s� mismo el primer arquitecto, que hab�a sentado las bases de la fe de Cristo entre los corintios, los int�rpretes com�nmente entienden a los m�dicos y predicadores que sucedieron all� a S.

Pablo: pero como tambi�n se dice, que las obras de todo hombre se manifestar�n, San Agust�n y los dem�s entienden no s�lo a los predicadores, sino a todos los fieles. En cuanto a la segunda dificultad, si por constructores entendemos a los predicadores del evangelio, entonces por oro, plata, etc. ha de ser doctrina entendida, buena, sana y provechosa; y por la madera, el heno, el rastrojo, una mezcla de conocimientos vanos, florituras vac�as, discursos in�tiles; pero si todos los fieles son constructores, aquellos cuyas acciones son puras, ponen oro sobre el fundamento; pero si sus acciones se mezclan con imperfecciones, fallas veniales y pecados menores, estos est�n representados por madera, heno, rastrojo, etc.

3. Por el d�a del Se�or, com�nmente se entiende el d�a del juicio general, o el juicio particular, cuando cada uno es juzgado por su muerte, sentencia que ser� confirmada nuevamente en el �ltimo d�a. 4. En cuanto al fuego, que se menciona tres veces, si consideramos lo que dice aqu� San Pablo sobre el fuego, parece usarlo en diferentes significados, como muchas veces lo hace con otras palabras. Primero, nos dice, (ver.

13.) que el d�a del Se�or ... ser� revelado; o, como en el griego, se revela en, o por fuego; donde, por fuego, se entiende com�nmente los justos y severos juicios de Dios, representados por la met�fora del fuego. En segundo lugar, nos dice en el mismo verso, que el fuego probar� el trabajo de cada uno, sea del tipo que sea. Esto puede tomarse nuevamente para examinar y probar el fuego de los juicios de Dios: y puede aplicarse a los constructores, ya sean predicadores solamente o todos los fieles.

En tercer lugar, nos dice (vers. 14 y 15) que las obras de algunos hombres soportan el fuego de los juicios de Dios, no merecen castigo, son como el oro puro, que no recibe perjuicio del fuego: pero las obras de algunos hombres arden. , la superestructura, que construyeron sobre la fe de Cristo, adem�s de oro, plata, piedras preciosas, ten�a tambi�n una mezcla de madera, heno, rastrojo, que no pod�a soportar la prueba del fuego, que se encontraba con materia combustible, que merec�a ser quemado.

Todo hombre de esa �ndole sufrir� una p�rdida cuando se quemen sus obras, pero �l mismo ser� salvo, pero como por el fuego. Aqu� el ap�stol habla del fuego en un significado m�s amplio: de un fuego que no solo probar� y examinar�, sino que tambi�n quemar� y castigar� a los constructores, quienes, sin embargo, tambi�n, despu�s de un tiempo, escapar�n del fuego y se salvar�n. por fuego, y en el d�a del Se�or, es decir, despu�s de la vida (porque el tiempo de esta vida es el d�a de los hombres).

Los buceadores de los antiguos padres, as� como los int�rpretes posteriores, a partir de estas palabras, prueban la doctrina cat�lica del purgatorio, es decir, que muchos cristianos, que mueren culpables, no de pecados atroces o mortales, sino de pecados menores, y lo que se llama pecados veniales, o para quienes todav�a les queda un castigo temporal por los pecados que han cometido, antes de que puedan ser admitidos a una recompensa en el cielo (en el que nada contaminado o inmundo puede entrar) deben sufrir algunos castigos por un tiempo, en alg�n lugar, que se llama Purgatorio, y sea de tal manera, conforme a la justicia divina, antes de su recompensa en el cielo.

Estas palabras del ap�stol, los Padres Latinos en el Concilio de Florencia [1] trajeron contra los griegos para probar el purgatorio, a lo que los griegos (que no negaron un purgatorio, o un tercer lugar, donde las almas culpables de pecados menores deb�an sufrir por un tiempo) respondi�, que estas palabras de San Pablo fueron expuestas por San Juan Cris�stomo y algunos de sus Padres griegos (lo cual es cierto) de los malvados en el infierno, de quienes se dice que fueron salvados por el fuego, ya que siempre subsisten y contin�an en esas llamas, y no son destruidas por ellas: pero esta interpretaci�n, como respondieron los obispos latinos, no es conforme al estilo de las Sagradas Escrituras, en las que, para salvarse, tanto en griego como en lat�n , se expresa la salvaci�n y felicidad de las almas en el cielo.

Puede que no est� mal darse cuenta de que los griegos, antes de reunirse con los latinos en Ferrara, en Florencia, no negaban la doctrina cat�lica del purgatorio. Admitieron un tercer lugar, donde las almas culpables de pecados menores, sufrieron por un tiempo, hasta ser limpiadas de tales pecados: permitieron que las almas all� apartadas de la visi�n de Dios, pudieran ser asistidas por las oraciones de los fieles: llamaron a esto purgatorio un lugar de tinieblas, o de dolor, de castigos y dolores, pero no permit�an all� un fuego verdadero y material, que el Concilio no juzg� necesario para decidir y definir contra ellos, como aparece en la definici�n del Concilio.

(Conc. Labb tom. Xiii. P. 515.) (Witham) &mdash San Agust�n, exponiendo el Salmo xxxvii. ver. 1, da la distinci�n adecuada entre este fuego del purgatorio y el del infierno: ambos son castigos, uno temporal, el otro eterno; el segundo para castigarnos en la justicia de Dios, el primero para enmendarnos en su misericordia.

Versículo 15

[BIBLIOGRAF�A]

En el Concilio de Florencia, que comenz� en Ferrara an. [en el a�o] 1438. Los griegos al principio declararon que admit�an un tercer lugar, donde las almas eran castigadas por un tiempo, al que llamaron un lugar de oscuridad y dolor. Ver Labb. Tom�s. xiii. Estafa. pag. 20. Gr�ci fatentur p�nam temporaneam, quod peccatis obnoxiorum anim� in locum abeunt tenebricosum, in locum m�roris, in quo, ad tempus, versantur in m ?rore & p�nis, griego: eis topon skoteinon, kai topon lupes, kai merikos lupountai.

&mdash- De nuevo, H�c est inter eos differentia: Gr�ci p ?nam, m�rorem, & p ?n� locum asserunt, Itali p�nam, purgationemque per ignem. Ver de nuevo p. 491. Ses. 25. donde los griegos dicen de tales almas, que est�n en un estado intermedio, medias autem esse in loco tormentorum, sed sive ignis sit, sive caligo, sive turbo, sive quid aliud, non contendimus. V�ase tambi�n la definici�n del Consejo, p�g. 515, donde solo se define, eorum animas p ?nis purgatoriis post mortem purgari, & ut ap ?nis hujusmodi releventur, prodesse vivorum suffragia, que era la doctrina tanto de la Iglesia griega como de la latina. Vea en este lugar de San Pablo, Belarmino, lib. I. de Purgatorio, cahp. 5; Salmeron disp. 7. en lib. ad Corint .; Estius; un Lapide; etc.

Versículos 16-17

No te conoces. Despu�s de que el ap�stol ha descrito a los constructores que se emplean en el edificio espiritual, procede a hablar de los deberes de aquellos que son los templos vivientes de Cristo. En cuanto a ustedes, hermanos, que son los templos de Dios, conserven la pureza de la fe y la inocencia de la moral. Huye de esos falsos ap�stoles que buscan tu ruina, y permanece firme en la fe que has recibido de nosotros; (Calmet) es decir, la fe �nica, santa, cat�lica y apost�lica.

Qu� alegr�a para el ministro fiel ayudar a erigir y adornar los templos vivientes de Dios; pero �qu� castigo debe esperar al ministro infiel, que con su propia negligencia y mal ejemplo ayuda a arruinar y destruir los templos que Dios mismo hab�a confiado a su cuidado! (Haydock) &mdash- El Esp�ritu de Dios mora en ti, habiendo recibido la gracia de Dios en tu conversi�n: t� eres el templo santo de Dios: pero si alguno viola o profana el templo de Dios, sea con falsa doctrina, o por cualquier ofensa grave, destruye el edificio espiritual, que fue edificado en su alma sobre la fe y la gracia de Dios.

Ya no se puede decir que est� construido sobre el mismo fundamento; y por eso Dios destruir� a tales personas: no ser�n salvas ni siquiera por el fuego ni por los castigos temporales, sino que ser�n excluidos para siempre del cielo y condenados a castigos eternos. (Witham)

Versículos 18-21

Que nadie se enga�e a s� mismo. A continuaci�n, les advierte contra s� mismos y les advierte que est�n en guardia contra la curiosidad, la presunci�n y el amor propio, y les dice que subestimen todas las dem�s ciencias cuando se ponen en competencia con la ciencia de la salvaci�n, el conocimiento del Evangelio. Por lo tanto, parece que algunos de los corintios eran famosos por esa elocuencia humana que tanto estima el mundo, y en consecuencia, el ap�stol les descubre el peligro al que se exponen, siguiendo su actual l�nea de conducta.

(Calmet) &mdash- Si alguno de ustedes parece ser sabio en este mundo. �l insin�a algunos nuevos maestros entre ellos (no a Apolo) que para ganarse la estima de los hombres, hab�an introducido errores de la filosof�a profana, o los falsos principios de la sabidur�a humana, que, como les hab�a dicho antes, era una locura en el vista de Dios. Por lo tanto, les dice a esas personas que para llegar a ser verdaderamente sabios, deben volverse tontos, volviendo a la simplicidad de la doctrina del evangelio.

(Witham) &mdash- Que nadie. Es decir, que nadie diga, soy de Pablo, soy de Apolo. Este lenguaje introducir� en la Iglesia de Dios las diversas sectas que existieron entre los fil�sofos, que se distinguieron por el t�tulo de plat�nicos, estoicos, peripat�ticos, etc. (Grocio)

Versículos 22-23

Todas las cosas son tuyas. Est�n ordenados para tu bien. Con este fin, yo, Apolo y Cefas hemos sido enviados para promover tu salvaci�n. El mundo y todas las cosas que hay en �l te est�n permitidas, eres tuyo, para que, haci�ndolo buen uso, salves tu alma: para que la muerte sea para ti un pasaje a una eternidad feliz, para que lo por venir sea tu eterno. recompensa. &mdash- Vosotros sois de Cristo, le pertenec�is a aquel que os redimi� y os santific� por su gracia; y Cristo es de Dios, Cristo como hombre, el cual, siendo Hijo de Dios, fue hecho tambi�n hombre y enviado para dar a conocer la gloria de Dios, sus divinas perfecciones de misericordia, justicia, etc.

Información bibliográfica
Haydock, George Leo. "Comentario sobre 1 Corinthians 3". "Comentario Bíblico Católico de Haydock". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/hcc/1-corinthians-3.html. 1859.