Bible Commentaries
1 Timoteo 2

Comentario Bíblico Católico de HaydockComentario Católico de Haydock

Versículo 1

Intercesiones, como en la traducci�n protestante. Si las intercesiones de los hombres a Dios en favor de otros no son un da�o para Cristo, como nuestro mediador, �c�mo puede ser un da�o para Cristo que los �ngeles y los santos en el cielo oren o intercedan a Dios por nosotros? (Witham) &mdash- San Agust�n escribe as� sobre este verso: Por s�plicas se entiende lo que se dice antes de la consagraci�n. Por la oraci�n, son los que se dicen en y despu�s de la consagraci�n y comuni�n, en la misa, incluido el Pater Noster [el Padre Nuestro]; que St.

Jer�nimo tambi�n dice que nuestro Se�or ense�� a sus ap�stoles a recitar en el sacrificio diario de su cuerpo. (lib. iii. cont. Pelag. cap. 5) Por intercesiones, lo que se dice despu�s de la comuni�n; y por acci�n de gracias, lo que tanto el sacerdote como el pueblo dan a Dios por tan gran misterio entonces ofrecido y recibido. (ep. 50. ad Paulin.) Vea a San Juan Cris�stomo en este lugar.

Versículo 2

Para los reyes, que entonces eran paganos, en la �poca de Ner�n. (Witham) &mdash- De la felicidad del rey generalmente depende la de sus s�bditos. Oramos por los emperadores, dice Tertuliano, para que Dios les conceda una larga vida, un trono seguro y una familia segura, ej�rcitos valientes, un consejo fiel y un pueblo justo. En fin, que les conceder�a la paz y cualquier otra cosa que pudieran desear, ya sea para ellos mismos o para su imperio. (Apologet. Cap. 30.)

Versículo 4

Todos los hombres para ser salvos. Contradice este y otros pasajes de la Escritura, as� como la tradici�n y doctrina de la Iglesia Cat�lica, que ense�an que Dios s�lo quiere la salvaci�n de los predestinados, de los elegidos y, como dicen, del �nico primog�nito. : y que muri� solo por ellos, y no por toda la humanidad. Pero si es la voluntad de Dios que todos y cada uno se salven, y nadie resiste, o puede frustrar la voluntad del Todopoderoso, �de d�nde viene que no todos se salven? Para comprender y conciliar los diversos lugares de las Sagradas Escrituras, es necesario distinguir en Dios una voluntad absoluta y eficaz, acompa�ada de gracias y ayudas especiales, y con el don de la perseverancia final, por el cual, por su pura misericordia, decret� salvar a los elegidos, sin perjuicio de su libre albedr�o y libertad; y un testamento, que por orden de la Providencia, es condicional, y esta no es una voluntad metaf�rica e impropia, sino una voluntad verdadera y propia, por la cual ha preparado y ofrecido gracias y medios a todos los hombres, por los cuales pueden obrar su salvaci�n; y si no se salvan es por su propia culpa, por no corresponder con las gracias ofrecidas, es porque resisten al Esp�ritu Santo.

(Hechos VII. 51.) Si en esto encontramos dificultades, que no podemos comprender, las palabras de San Pablo, (Romanos IX. 20.) Oh hombre, �qui�n eres t�, que replicas contra Dios? puede ser suficiente para hacernos trabajar en nuestra salvaci�n con temor y temblor. (Witham)

Versículos 5-6

Un solo mediador de Dios y de los hombres, Jesucristo hombre, que se dio a s� mismo en redenci�n por todos. Tome todas estas palabras juntas, y podremos entender f�cilmente en qu� sentido el ap�stol llama a nuestro Salvador Cristo, el �nico o �nico mediador; es decir, es el �nico mediador, que al mismo tiempo es nuestro Redentor; el �nico mediador que pod�a mediar entre Dios, el ofendido por el pecado, y los hombres ofensores; el �nico mediador que reconcili� a Dios con los hombres por su encarnaci�n y muerte, por el precio infinito de su sangre, por sus propios m�ritos, independientemente de los m�ritos de cualquier otro.

Todos los cat�licos admiten que la dignidad y el oficio de mediador en este sentido pertenece �nicamente a nuestro Redentor, Jesucristo, el Hijo de Dios, hecho hombre para salvarnos. El sentido, entonces, de este lugar es que as� como hay un solo Dios, que cre� todo, tambi�n hay un solo mediador, que redimi� a todo. Pero, sin embargo, el nombre de mediador no es tan apropiado para Cristo, sino que en un sentido inferior y diferente los �ngeles y los santos en el cielo, e incluso los hombres en la tierra, que oran a Dios por la salvaci�n de los dem�s, pueden ser llamados mediadores, intercesores. , o defensores; y podemos dedicarnos a ellos para orar, interceder y mediar por nosotros, sin da�ar a Cristo, ya que reconocemos que toda su intercesi�n y mediaci�n siempre se basa en los m�ritos de Cristo, nuestro Redentor.

La misma palabra para mediador, tanto en griego como en lat�n, se le da a Mois�s, el siervo de Dios. (G�latas iii. 19.) Ver tambi�n Deuteronomio v. 5. Las palabras de nuestro Salvador mismo, (Mateo xxiii.) Tomadas seg�n la letra, contienen una prohibici�n expresa de ser llamados amos o padres; y esta raz�n se da, porque todos los hombres tienen un Padre en los cielos, y porque los cristianos tienen un maestro, Cristo.

Sin embargo, nadie puede pretender justamente desde all�, que en un sentido diferente, un hombre no puede ser llamado padre o amo, sin perjuicio de Dios o de Cristo. (Witham) &mdash- Cristo es el �nico mediador de la redenci�n; quien se dio a s� mismo, como escribe el ap�stol, una redenci�n para todos. Tambi�n es el �nico mediador, que no necesita de ning�n otro para recomendar sus peticiones al Padre. Pero esto no va en contra de que busquemos las oraciones e intercesiones, tanto de los fieles en la tierra, como de los santos y �ngeles en el cielo, para obtener misericordia, gracia y salvaci�n por medio de Jesucristo.

Como el mismo San Pablo a menudo deseaba la ayuda de las oraciones de los fieles, sin perjuicio de la mediaci�n de Jesucristo. (Challoner) &mdash- Si hay otros mediadores entre los �ngeles y los santos, s�lo lo son en subordinaci�n del primero [a Cristo], que por s� mismos no tienen derecho a mediaci�n ni favores, y que no pueden exigirlos sino a trav�s del m�ritos de �l [de Cristo] que es nuestro �nico mediador esencial.

(Estius, Menochius, & c.) Consultar a los jueces iii. 9; 2 Esdras ix. 17; Hechos vii. 35. &mdash- Una redenci�n para todos. No solo por los predestinados, no solo por los justos, no solo por los fieles, sino por todos los gentiles e infieles: y por eso vuelve a decir (cap. IV.10) que Cristo es el Salvador de todos los hombres, y especialmente de los fieles. Ver San Agust�n [1] y San Juan Cris�stomo [2]. (Witham)

Versículo 6

[BIBLIOGRAF�A]

V�ase San Agust�n (lib. De Spi. Et Lit. tom. X. Cap. 33. p. 118) Vult Deus omnes homines salvos fieri .... non sic tamen, ut eis adimat Liberum Arbitruim, quo vel bene, vel utentes masculinos, justissime judicentur. Quod cum fit, infideles quidem contra voluntatem Dei faciunt, cum ejus Evangelio non credunt.

[BIBLIOGRAF�A]

San Chysostom ( griego: om. Zp 277) Griego: kai o men Christos kai apethanen uper ellauon .... [] s oun, phesin ouk episteusan, oti ouk ethelesan, to de autou moros egeneto.

Versículo 8

Cu�n bellamente ense�a San Pablo que la modestia y la castidad son los mayores adornos del sexo femenino, no solo a los ojos de Dios y de los �ngeles, sino tambi�n de los hombres, quienes, aunque por su propia negligencia, no siempre tienen la gracia y el coraje suficientes. ser virtuosos ellos mismos, no pueden evitar admirar la virtud dondequiera que la vean en los dem�s. Incluso el pagano reconoce plenamente los atractivos nativos de la virtud. Virtus per se placet: La virtud agrada con encantos no prestados.

Versículo 11

En silencio. Ver 1 Corintios xiv. 34. Ver San Juan Cris�stomo. [3] (Witham)

[BIBLIOGRAF�A]

En silentio. San Juan Cris�stomo ( griego: log. Th .) Griego: edidazen apax e gune, kai panta katestrepse.

Versículo 12

San Pablo solo quiere decir en p�blico. Ver nota en ver. 11. del cap�tulo siguiente. De este reglamento del ap�stol, as� como de los escritos de los primeros padres, parecer�a que la pr�ctica y condena de las mujeres que interfieren en los asuntos espirituales no es nueva. Tertuliano dice: No permitimos que una mujer ense�e, bautice o se arrogue a s� misma parte alguna del deber que le corresponde al hombre.

(De Veland. Virg. Cap. 9.) &mdash- La mujer ha intentado ense�ar una vez, cuando persuadi� a Ad�n para que comiera la fruta prohibida, y fracas� lamentablemente. Que ahora se contente con permanecer en silencio y sometida al hombre; (San Juan Cris�stomo en este lugar) como aparece tambi�n en el orden de la creaci�n. Ver ver. 13. La seducci�n comenz� con Eva, tema de profunda humillaci�n para las mujeres; pero esto no debe privarlos de la confianza en la misericordia de Dios, ni quitarles la esperanza de salvaci�n. (Biblia de Vence)

Versículos 13-14

Ad�n fue formado por primera vez ... y no fue seducido. Es decir, no fue al menos seducida primero, como la mujer. (Witham)

Versículo 15

Ella ser� salvada teniendo hijos, etc. y desempe�ando otros deberes de esposa, con la debida sumisi�n a su esposo, cuidando de servir a Dios y criar a sus hijos en la fe de Cristo, en la piedad, etc. (Witham) &mdash- Esto quiz�s se traducir�a m�s apropiadamente, del griego, por la crianza de sus hijos en la fe, la caridad y la santidad. Este es el deber de la mujer; sobre el fiel cumplimiento o negligencia del cual debe esperar que dependa su salvaci�n o reprobaci�n. Reparando as� el mal que la primera de todas las mujeres trajo sobre el hombre, seduci�ndolo al mal. (Biblia de Vence)

Información bibliográfica
Haydock, George Leo. "Comentario sobre 1 Timothy 2". "Comentario Bíblico Católico de Haydock". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/hcc/1-timothy-2.html. 1859.