Este trueno, cuyos efectos son tan terribles, que a menudo se le llama la voz de Dios. (Calmet) (Salmo xxviii.) (Menochius) &mdash- La consideraci�n de recompensas (cap. Xxxvi. 33.) estimula el bien, mientras que el trueno golpea el coraz�n con terror. (Worthington)
Despu�s. La luz viaja m�s r�pido que el sonido (Haydock) aunque los truenos y los rel�mpagos se producen en el mismo instante. (Calmet) &mdash Protestantes, "no los detendr�"; (Haydock) la lluvia suele caer poco despu�s del trueno.
Como este �ltimo es ocasionado por la colisi�n de las nubes, cuando llegan a cierta distancia de la tierra, el calor hace que se disuelvan en aguaceros, que aumentan en cada grieta. (Calmet) &mdash- Septuaginta, "Porque ha hecho grandes cosas que nosotros no hemos entendido". Esto est� relacionado con el cap. xxxvi. 24. Luego leemos, (ver. 7.) "para que el hombre conozca su propia debilidad". Todos los versos intermedios han sido proporcionados por Or�genes de Theodotion u otros. (Haydock)
�l sell�, etc. Cuando env�a esas lluvias de su fuerza; es decir, esas tormentas de lluvia, �l sella; es decir, cierra las manos a los hombres de su trabajo habitual en el exterior y los encierra en puertas para considerar sus obras; o pronosticar sus obras; es decir, lo que ellos mismos deben hacer. (Challoner) &mdash- Todos somos siervos de Dios. Nos marca en la mano, como tal, Isa�as xliv.
5., y Ezequiel ix. 6., y Apocalipsis xiii. 6. Los romanos marcaban a los soldados con un hierro candente en las manos. (Vegetal. I. 8.) &mdash- Los c�mplices de la quiromancia han pretendido, por tanto, en vano que pueden descubrir el futuro de cada persona en los lineamientos de sus manos. (Calmet)
Partes. El sur, (cap. IX. 9.) de donde sol�an venir las tormentas en ese pa�s, (Calmet) desde el mar o desierto de Idumea. (Haydock) (Salmo lxxvii. 26., y Zacar�as ix. 14., e Isa�as xxi. 1.) &mdash Sin embargo, el sur parece estar designado; (ver. 17. y cap. xxxviii. 32.) aunque el fr�o viene del norte, tanto en Idumea como aqu�. (Calmet) &mdash- Mezarim, es traducido por los protestantes "norte". Nota marginal, " vientos dispersos" . Griego de la Septuaginta : akroterion, "cumbres" de monta�as.
El ma�z requiere lluvia. (Haydock) &mdash Protestantes, "Tambi�n regando, fatiga la nube espesa, esparce su nube luminosa, (12) y sus consejos la hacen girar, para que hagan cualquier cosa", etc. . Dios proh�be o da lluvia. (Haydock) &mdash Dirige las nubes como un maestro hace con su barco. (Worthington)
Caminos. En hebreo, "el equilibrio de las nubes, las maravillas de Aquel cuyo conocimiento es perfecto". Cap. xxxvi. 4. �Sabes qu� suspende las densas nubes en el aire? (Calmet)
Est�n. Hebreo, "C�mo tu", etc. Tambi�n est� m�s all� de tu comprensi�n, por qu� deber�as estar demasiado caliente cuando los vientos del sur soplan (Haydock) moderadamente, aunque las tempestades generalmente proceden del mismo lado, ver. 9. Si est�s en tinieblas, con respecto a estas cosas que sientes, �c�mo puedes pretender sondear y condenar los consejos de Dios? (Calmet) &mdash- Job estaba lejos de hacer ninguna de las dos cosas. M�s bien, sus amigos se comprometieron a explicar las razones de Dios para castigar as� a sus siervos, lo que Job reconoci� que era para �l un misterio (Haydock) hasta que Dios lo hab�a iluminado, cap. xxii. 3. (Houbigant)
Lat�n. En hebreo, "�Has extendido con �l (o batido, como bronce, tarkiang; palabra que Mois�s usa para el firmamento) los cielos, que son tan s�lidos (caldeos y semejantes) a un espejo de fundici�n?" que antes estaba hecho de metal, �xodo xxxviii. 8. Los hebreos miraban el cielo como una hoja de bronce; y los poetas hablan del cielo de bronce. (P�ndaro. Nem. Vi .; Homero, Il�ada A.)
Ser� tragado. Todo lo que el hombre puede decir, cuando habla de Dios, es tan poco e insignificante en comparaci�n con el tema, que el hombre est� perdido, y fue tragado en un oc�ano tan inmenso. (Challoner) &mdash Alfonso IX, rey de Le�n, (a�o de nuestro Se�or 1252) apodado "el sabio y el astr�nomo", dijo "podr�a haber dado alg�n buen consejo respecto a los movimientos de las estrellas, si hubiera sido consultado por Dios "; queriendo ridiculizar algunos sistemas vanos de fil�sofos, entonces en boga. (Dict. 1774.) (Haydock)
Luz; siendo obstaculizado por las nubes, y deslumbrado cuando se quitan. �Sin embargo, nos atrevemos a juzgar los secretos de la Providencia! (Calmet) &mdash Septuaginta, "Porque la luz no es vista por todos. Es refulgente en bellezas, como lo que viene de all� sobre las nubes". Si, por tanto, esta luz no invade todos los lugares, �por qu� deber�amos asombrarnos de que no todos comprendan los caminos de Dios? (Haydock)
Oro. Septuaginta, "desde el norte, nubes doradas. Sobre estas, grande es la alabanza y el honor del Todopoderoso". (Haydock) &mdash- Cuando sopla el viento, las nubes se dispersan y el cielo parece sereno. Cada pa�s tiene sus ventajas peculiares. En el norte, Ofir, etc., puede jactarse de oro; pero lo que debe ser m�s notorio en las alabanzas dadas a Dios es un temor humilde . P�ndaro comienza sus Odas Ol�mpicas con el mismo estilo.
(Calmet) &mdash Dios dispone de todas las cosas como le place. �l hace que el d�a dorado suceda a una tempestad. Pero es nuestro deber alabarlo con asombro, sea lo que sea que �l ordene. Este es el ep�logo. (Pineda) &mdash- El hombre debe alabar a Dios con temor, ya que no puede hacerlo lo suficiente. (Worthington)
Temedle y recibid con respeto todo lo que �l designe. (Haydock) &mdash- Y todo. En hebreo, "no teme a los sabios de coraz�n". Sabe que los m�s inteligentes (Calmet) deben confesar su ignorancia, cuando intentan examinar su naturaleza divina. Siendo Sim�nides deseado por Hier�n para expresar sus sentimientos sobre este tema, siempre pidi� m�s tiempo para considerarlo. Quia, inquit, res videtur mihi tanto obscurior, quanto diutius eam considero.
(Cicer�n, Nat. I. 60. Select� e Prof. i. 3.) &mdash Los realmente sabios, por tanto, adorar�n los juicios de Dios en silencio, mientras que los presuntuosos se ver�n obligados a ceder. �sta es la excelente conclusi�n de todo lo dicho. (Pineda) &mdash Convenci� a los otros tres con s�lidos argumentos, "y este �ltimo y m�s arrogante disputador con silencio". (Worthington)
Versículo 1
Este trueno, cuyos efectos son tan terribles, que a menudo se le llama la voz de Dios. (Calmet) (Salmo xxviii.) (Menochius) &mdash- La consideraci�n de recompensas (cap. Xxxvi. 33.) estimula el bien, mientras que el trueno golpea el coraz�n con terror. (Worthington)
Versículo 3
Tierra. Aparecen rel�mpagos de este a oeste, Mateo xxiv. 27.
Versículo 4
Despu�s. La luz viaja m�s r�pido que el sonido (Haydock) aunque los truenos y los rel�mpagos se producen en el mismo instante. (Calmet) &mdash Protestantes, "no los detendr�"; (Haydock) la lluvia suele caer poco despu�s del trueno.
Como este �ltimo es ocasionado por la colisi�n de las nubes, cuando llegan a cierta distancia de la tierra, el calor hace que se disuelvan en aguaceros, que aumentan en cada grieta. (Calmet) &mdash- Septuaginta, "Porque ha hecho grandes cosas que nosotros no hemos entendido". Esto est� relacionado con el cap. xxxvi. 24. Luego leemos, (ver. 7.) "para que el hombre conozca su propia debilidad". Todos los versos intermedios han sido proporcionados por Or�genes de Theodotion u otros. (Haydock)
Versículo 7
�l sell�, etc. Cuando env�a esas lluvias de su fuerza; es decir, esas tormentas de lluvia, �l sella; es decir, cierra las manos a los hombres de su trabajo habitual en el exterior y los encierra en puertas para considerar sus obras; o pronosticar sus obras; es decir, lo que ellos mismos deben hacer. (Challoner) &mdash- Todos somos siervos de Dios. Nos marca en la mano, como tal, Isa�as xliv.
5., y Ezequiel ix. 6., y Apocalipsis xiii. 6. Los romanos marcaban a los soldados con un hierro candente en las manos. (Vegetal. I. 8.) &mdash- Los c�mplices de la quiromancia han pretendido, por tanto, en vano que pueden descubrir el futuro de cada persona en los lineamientos de sus manos. (Calmet)
Versículo 8
Guarida. Previendo la tempestad y retrocediendo en busca de refugio.
Versículo 9
Partes. El sur, (cap. IX. 9.) de donde sol�an venir las tormentas en ese pa�s, (Calmet) desde el mar o desierto de Idumea. (Haydock) (Salmo lxxvii. 26., y Zacar�as ix. 14., e Isa�as xxi. 1.) &mdash Sin embargo, el sur parece estar designado; (ver. 17. y cap. xxxviii. 32.) aunque el fr�o viene del norte, tanto en Idumea como aqu�. (Calmet) &mdash- Mezarim, es traducido por los protestantes "norte". Nota marginal, " vientos dispersos" . Griego de la Septuaginta : akroterion, "cumbres" de monta�as.
Versículo 10
Abundantemente. Hace que se congele o llueva a placer. (Haydock) (Salmo cxlvii. 17.) (Menochius)
Versículo 11
El ma�z requiere lluvia. (Haydock) &mdash Protestantes, "Tambi�n regando, fatiga la nube espesa, esparce su nube luminosa, (12) y sus consejos la hacen girar, para que hagan cualquier cosa", etc. . Dios proh�be o da lluvia. (Haydock) &mdash Dirige las nubes como un maestro hace con su barco. (Worthington)
Versículo 13
Tribu. En hebreo tambi�n, "para correcci�n". (Haydock) (Am�s iv. 7.) &mdash- Tierra prometida, Salmo lxvii. 10.
Versículo 15
Luz: el arco iris, seg�n los mejores int�rpretes; o el rayo. (Calmet)
Versículo 16
Caminos. En hebreo, "el equilibrio de las nubes, las maravillas de Aquel cuyo conocimiento es perfecto". Cap. xxxvi. 4. �Sabes qu� suspende las densas nubes en el aire? (Calmet)
Versículo 17
Est�n. Hebreo, "C�mo tu", etc. Tambi�n est� m�s all� de tu comprensi�n, por qu� deber�as estar demasiado caliente cuando los vientos del sur soplan (Haydock) moderadamente, aunque las tempestades generalmente proceden del mismo lado, ver. 9. Si est�s en tinieblas, con respecto a estas cosas que sientes, �c�mo puedes pretender sondear y condenar los consejos de Dios? (Calmet) &mdash- Job estaba lejos de hacer ninguna de las dos cosas. M�s bien, sus amigos se comprometieron a explicar las razones de Dios para castigar as� a sus siervos, lo que Job reconoci� que era para �l un misterio (Haydock) hasta que Dios lo hab�a iluminado, cap. xxii. 3. (Houbigant)
Versículo 18
Lat�n. En hebreo, "�Has extendido con �l (o batido, como bronce, tarkiang; palabra que Mois�s usa para el firmamento) los cielos, que son tan s�lidos (caldeos y semejantes) a un espejo de fundici�n?" que antes estaba hecho de metal, �xodo xxxviii. 8. Los hebreos miraban el cielo como una hoja de bronce; y los poetas hablan del cielo de bronce. (P�ndaro. Nem. Vi .; Homero, Il�ada A.)
Versículo 19
Oscuridad. T� que eres tan erudito, danos alguna informaci�n, qu� podemos culpar en las obras de Dios. �Cortar la iron�a! (Calmet)
Versículo 20
Ser� tragado. Todo lo que el hombre puede decir, cuando habla de Dios, es tan poco e insignificante en comparaci�n con el tema, que el hombre est� perdido, y fue tragado en un oc�ano tan inmenso. (Challoner) &mdash Alfonso IX, rey de Le�n, (a�o de nuestro Se�or 1252) apodado "el sabio y el astr�nomo", dijo "podr�a haber dado alg�n buen consejo respecto a los movimientos de las estrellas, si hubiera sido consultado por Dios "; queriendo ridiculizar algunos sistemas vanos de fil�sofos, entonces en boga. (Dict. 1774.) (Haydock)
Versículo 21
Luz; siendo obstaculizado por las nubes, y deslumbrado cuando se quitan. �Sin embargo, nos atrevemos a juzgar los secretos de la Providencia! (Calmet) &mdash Septuaginta, "Porque la luz no es vista por todos. Es refulgente en bellezas, como lo que viene de all� sobre las nubes". Si, por tanto, esta luz no invade todos los lugares, �por qu� deber�amos asombrarnos de que no todos comprendan los caminos de Dios? (Haydock)
Versículo 22
Oro. Septuaginta, "desde el norte, nubes doradas. Sobre estas, grande es la alabanza y el honor del Todopoderoso". (Haydock) &mdash- Cuando sopla el viento, las nubes se dispersan y el cielo parece sereno. Cada pa�s tiene sus ventajas peculiares. En el norte, Ofir, etc., puede jactarse de oro; pero lo que debe ser m�s notorio en las alabanzas dadas a Dios es un temor humilde . P�ndaro comienza sus Odas Ol�mpicas con el mismo estilo.
(Calmet) &mdash Dios dispone de todas las cosas como le place. �l hace que el d�a dorado suceda a una tempestad. Pero es nuestro deber alabarlo con asombro, sea lo que sea que �l ordene. Este es el ep�logo. (Pineda) &mdash- El hombre debe alabar a Dios con temor, ya que no puede hacerlo lo suficiente. (Worthington)
Versículo 23
Dignamente. En hebreo, "el Todopoderoso, no podemos encontrarlo" (Haydock) o comprender su naturaleza o misterios. (Calmet)
Versículo 24
Temedle y recibid con respeto todo lo que �l designe. (Haydock) &mdash- Y todo. En hebreo, "no teme a los sabios de coraz�n". Sabe que los m�s inteligentes (Calmet) deben confesar su ignorancia, cuando intentan examinar su naturaleza divina. Siendo Sim�nides deseado por Hier�n para expresar sus sentimientos sobre este tema, siempre pidi� m�s tiempo para considerarlo. Quia, inquit, res videtur mihi tanto obscurior, quanto diutius eam considero.
(Cicer�n, Nat. I. 60. Select� e Prof. i. 3.) &mdash Los realmente sabios, por tanto, adorar�n los juicios de Dios en silencio, mientras que los presuntuosos se ver�n obligados a ceder. �sta es la excelente conclusi�n de todo lo dicho. (Pineda) &mdash Convenci� a los otros tres con s�lidos argumentos, "y este �ltimo y m�s arrogante disputador con silencio". (Worthington)
Versículo 33
CAPITULO XXXVII.