Bible Commentaries
Romanos 8

Comentario Bíblico Católico de HaydockComentario Católico de Haydock

Versículo 1

A pesar de que esta ley del pecado se opone a la ley del esp�ritu y se esfuerza por cautivarnos al pecado, podemos, con el socorro de la gracia de Jesucristo, preservarnos del pecado y la condenaci�n, resistiendo el pecado y uni�ndonos fuertemente a Jes�s. Cristo, por la fe y la caridad. La concupiscencia no es pecado. Y los que han recibido un nacimiento espiritual en Jesucristo por el bautismo, y han permanecido fieles a la gracia de su justificaci�n, los que no andan seg�n la carne, sino seg�n el esp�ritu, recibir�n una recompensa proporcional a sus luchas y trabajos. (Calmet)

Versículo 2

La ley del esp�ritu de vida, en Cristo Jes�s. Es decir, la nueva ley, por la cual el Esp�ritu Santo o el esp�ritu de vida es dado, me ha librado de la ley del pecado y de la muerte, es decir, de la esclavitud del pecado, que causa la muerte, aunque algunos piensen que la ley de Mois�s puede ser llamada aqu� la ley de la muerte y del pecado, porque ocasionalmente tra�a muerte a quienes transgred�an la ley conocida. (Witham)

Versículo 3

Porque lo que la ley no pudo hacer, siendo d�bil por la carne, Dios, enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado, no en carne de pecado, (porque el Hijo de Dios no pudo pecar), ahora lo ha hecho; aun el pecado ha condenado al pecado en la carne. Es decir, en o por su carne, que fue ofrecida en la cruz, ha condenado al tirano al pecado, como culpable de tantos pecados, y ha destruido su tiran�a, donde el ap�stol habla del pecado, como si fuera de cierta persona o tirano. (Witham)

Versículo 4

Esa la justificaci�n de la ley. Es decir, aquello que la ley escrita pretend�a, pero que nunca se logr�, podr�a ahora cumplirse en nosotros; es decir, para que, por la gracia de Cristo, seamos capacitados para cumplir y cumplir la ley y sus preceptos morales, andando seg�n el esp�ritu de Cristo. (Witham)

Versículo 5

Para los que son seg�n la carne. Es decir, que viven seg�n las m�ximas y costumbres falsas, vanas y enga�osas de los hombres carnales, que �l tambi�n llama la prudencia de la carne; y a esta prudencia la llama muerte, como llevar a los hombres a la muerte eterna. Hombres tan carnales no disfrutan m�s que de esos placeres. Pero los que son y viven seg�n el esp�ritu, piensan en las cosas que son del esp�ritu, fijan su coraz�n en las cosas que pertenecen a Dios y en su servicio; y esta sabidur�a del esp�ritu, en la que experimentan un placer mucho mayor, los conduce a la vida eterna ya la paz eterna en el disfrute de Dios.

La falsa sabidur�a de la carne es enemiga de Dios, no puede estar sujeta a la ley de Dios, porque las m�ximas de la carne y del mundo son tan opuestas a las del evangelio y a la doctrina de Cristo. (Witham) &mdash- Los que est�n sujetos a la carne, al tener sus afectos fijos en las cosas de la carne, es decir, los hombres carnales, mientras son tales, no pueden agradar a Dios: porque esta prudencia de la carne los convierte en los enemigos de Dios.

(Estius) &mdash- Si Cristo, o el esp�ritu de Cristo, al que tambi�n (ver. 9.) llama el esp�ritu de Dios, como siendo uno y el mismo, mora en ti y te dirige, el cuerpo en verdad est� muerto a causa del pecado; es decir, es mortal y est� sujeto a muerte, consecuencia del pecado de Ad�n; pero el esp�ritu y el alma viven por la vida de la gracia, por raz�n de la justificaci�n, es decir, porque ella ha sido justificada y santificada por los m�ritos de Cristo.

Y el esp�ritu de Dios, que resucit� a Jes�s, tambi�n resucitar� a todos los que permanecen santificados por la gracia de Cristo a una feliz resurrecci�n. (Witham)

Versículo 14

Son los hijos de Dios, por esta nueva gracia de adopci�n, por la cual tambi�n llaman a Dios, Abba; es decir, Padre, mientras que bajo la antigua ley de Mois�s, Dios gobernaba m�s bien a su pueblo por el miedo; estaban sus siervos, somos sus hijos; y si hijos, tambi�n herederos de Dios, con la promesa de una herencia eterna en su reino, con tal de que suframos por causa de Cristo, como �l sufri� por nosotros.

Y seguramente los breves sufrimientos de este mundo no tienen proporci�n ni pueden equilibrarse con la futura gloria eterna, que se nos ha prometido y preparado en el cielo. (Witham) &mdash- Abba es una palabra sir�aca, que significa mi padre. �sta es propiamente la palabra de los ni�os libres y nobles; porque entre los hebreos, a los hijos de esclavos no se les permit�a llamar a sus padres Abba, ni a sus madres Imma.

Este tipo de expresi�n rara vez se usaba bajo la antigua ley. Los hebreos llamaban al Todopoderoso su Se�or, su Dios, su Salvaci�n, su Rey, su Protector, su Gloria, etc. pero rara vez su padre, casi nunca, excepto en el caso de Salom�n, quien era una figura particular del Mes�as, el verdadero Hijo de Dios. Por eso Dios le dijo: "�l me llamar� Padre y Dios; y yo ser� para �l un Padre, y lo tratar� como a mi primog�nito".

"Pero es propiedad del cristiano llamar al Todopoderoso su Padre con verdadera confianza, pero templado con un temor filial; recordando al mismo tiempo que �l es su juez. (Calmet) &mdash San Juan Cris�stomo [1] toma Note, que Dios tambi�n fue llamado el Padre de los israelitas, y ellos sus hijos, en el Antiguo Testamento, cuando Dios m�s bien gobern� a su pueblo por temor a los castigos y promesas de bendiciones temporales, pero no de esa manera particular como en el Nuevo Testamento. ley.

(Witham) &mdash- El Esp�ritu mismo, etc. Por los movimientos internos del amor divino y la paz de conciencia que experimentan los hijos de Dios, tienen una especie de testimonio del favor de Dios; por el cual se fortalecen mucho en la esperanza de su justificaci�n y salvaci�n; pero, sin embargo, no para fingir una seguridad absoluta, que no suele concederse en esta vida terrenal: durante la cual se nos ense�a a obrar nuestra salvaci�n con temor y temblor.

(Filipenses ii. 12.) Y que el que piense estar firme, tenga cuidado de no caer. (1 Corintios x. 12.) Ver tambi�n Romanos xi. 20, 21, 22. (Challoner) &mdash- �l nos ha dado, dice San Juan, (cap. I. 12.) el poder, o la dignidad, de ser hijos de Dios. Cristo nos ense�� a orar y a comenzar nuestras oraciones con nuestro Padre, etc. (Mateo vi. 9.) (Witham)

Versículo 15

[BIBLIOGRAF�A]

Abba (Pater) San Juan Cris�stomo, hom. xiv. pag. 115. Griego: oude euchomenous outos, etc.

Versículo 19

La expectativa [2] de la criatura. Habla de la creaci�n corporal, hecha para uso y servicio del hombre; y, con ocasi�n de su pecado, sometido a la vanidad, es decir, a una perpetua inestabilidad, tendiendo a la corrupci�n y otros defectos; de modo que, por medio de una figura ret�rica, se dice aqu� que gime y est� de parto, y que anhela su liberaci�n, que vendr� entonces, cuando el pecado no reine m�s; y Dios resucitar� los cuerpos y los unir� a sus almas, para nunca m�s separarse y estar en eterna felicidad en el cielo.

(Challoner) &mdash- Espera la revelaci�n de los hijos de Dios. Es decir, para el tiempo despu�s de esta vida, cuando se manifestar� que son hijos de Dios y herederos del reino de esta gloria. Varios int�rpretes comprenden todas las criaturas, incluso las criaturas irracionales e inanimadas de este mundo, que se representan como si tuvieran el conocimiento y el sentido de una condici�n m�s feliz, de un nuevo estado inmutable de perfecci�n, que recibir�n al final de la vida. el mundo.

Ver 2 Pedro i. 13; Apocalipsis xxi. 1. Ahora cada criatura insensible es introducida en sentido figurado gimiendo como una mujer de parto, esperando y deseando ese nuevo y feliz estado; pero, mientras tanto, sometidos involuntariamente a la vanidad, es decir, a estas imperfecciones cambiantes de generaciones y corrupciones, de las que luego ser�n liberados. (Witham) &mdash- La criatura, etc. Las criaturas esperan con impaciencia, y esperan con confianza, ver un cambio feliz en su condici�n; se jactan de que ser�n librados del cautiverio del pecado, al que el hombre los ha reducido, y entrar�n en la libertad de la gloria de los hijos de Dios.

No es que la creaci�n inanimada realmente participe de la felicidad y gloria de los elegidos; aunque en cierto sentido se puede decir que tienen parte en �l, ya que entrar�n en un estado puro, incorruptible y perfecto hasta el fin de los tiempos. Ya no estar�n sujetos a esos cambios y vicisitudes que el pecado les ha tra�do; ni el hombre pecador abusar� m�s de su belleza y bondad al ofender al Creador de todo.

San Ambrosio y San Jer�nimo ense�an que el sol, la luna y las estrellas ser�n entonces mucho m�s brillantes y hermosos que en la actualidad, ya no estar�n sujetos a los cambios que sufren en la actualidad. Fil�n y Tertuliano ense�an que las bestias de presa dejar�n de lado su ferocidad y las serpientes venenosas sus cualidades venenosas. (Calmet) &mdash- Otros, por la criatura o criaturas, entienden s�lo los hombres, y los cristianos, que gimen bajo las miserias y tentaciones en esta vida mortal, en medio de las vanidades de este mundo, bajo la esclavitud de la corrupci�n; quien habiendo ya (ver.

23.) recibieron las primicias del Esp�ritu, [3] la gracia de Dios en el bautismo, han sido hechos hijos de Dios, y ahora, con expectativa y gran fervor, esperan y anhelan una adopci�n m�s perfecta de los hijos. de Dios: para la redenci�n de sus cuerpos, cuando los cuerpos, as� como las almas de los elegidos, se levantar�n a una vida inmortal, y a la felicidad completa en el cielo. (Witham)

[BIBLIOGRAF�A]

Expectatio creatur�, griego: e gar apokaradokia. San Juan Cris�stomo, hom. xiv. pag. 119. Griego: apokaradokia gar e sphodra prosdokia estin, intenta et sollicita expectatio. Vea al Sr. Legh, Crit. Saco.

Versículo 23

[BIBLIOGRAF�A]

Redemptionem corporis, es decir, felicidad completa, dice San Juan Cris�stomo, p. 119. Griego: toutesti ten apertismenen doxan.

Versículo 24

Porque somos salvos por la esperanza, como es la voluntad de Dios, esperando y esperando con paciencia las cosas que no hemos visto, que ni ojo vio, ni o�do oy�, etc. (1 Corintios ii. 9.) &mdash- Y el esp�ritu tambi�n ayuda en nuestra enfermedad ... nos pide con gemidos indecibles. [4] Si entendemos esto de acuerdo con la exposici�n com�n, del esp�ritu divino del Esp�ritu Santo, el sentido es, dice S.

Agust�n, que el Esp�ritu Santo nos haga pedir: pero podemos comprender el esp�ritu de Dios y su gracia, difundidos en nuestras almas, y en particular ese don del Esp�ritu Santo, llamado esp�ritu de oraci�n, dado a los nuevos cristianos, que les ense�� qu� pedir y c�mo orar. Ver San Juan Cris�stomo. (Witham)

Versículo 26

[BIBLIOGRAF�A]

Postulat pro nobis, es decir, dice San Agust�n, interpellare nos facit ... nobisque interpellandi et gemendi inspirat impactum.

Versículo 28

Para los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien. Todas las pruebas, tentaciones, aflicciones, deben tomarse como provenientes de la mano de Dios, quien las ordena o permite para el mayor bien de sus elegidos. &mdash- Por el bien de aquellos que, seg�n su prop�sito [5], son llamados santos. Literalmente, seg�n prop�sito: pero parece cierto que traducir su prop�sito, es s�lo dar el sentido literal, si comparamos este lugar con otros textos, tanto en griego como en lat�n, donde las mismas palabras significan seg�n la buena voluntad de Dios. , o su decreto eterno, y no seg�n el prop�sito o la voluntad de los hombres, como algunos lo exponen. (Witham)

[BIBLIOGRAF�A]

Secundum propositum vocati sunt sancti, griego: tois kata prothesin. Ver Romanos ix. 11. Efesios iii. 11. donde en lat�n es secundum pr�finitionem, y 2 Timoteo i. 9. non secundum opera nostra, sed secundum propositum suum, et gratiam, donde habla de Dios, griego: sosantos emas ... kata idian prothesin.

Versículo 29

Porque a los que antes conoci�, tambi�n los predestin� para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, en el sufrimiento con Cristo, en el seguimiento de su doctrina, en la imitaci�n de su vida. Esta presciencia de Dios, seg�n San Agust�n, [6] no es meramente una previsi�n de lo que har�n los hombres con la ayuda y las gracias de la providencia ordinaria de Dios, mucho menos una previsi�n de lo que har�n con su propia fuerza natural, como los herejes pelagianos pretend�an: pero es un conocimiento previo que incluye un acto de la voluntad divina y de su amor hacia sus servidores elegidos; ( saber en las Escrituras, cuando se aplica a Dios, es muchas veces lo mismo que aprobar y amar) Dios, por tanto, ha previsto o predestinado, o decret� que estos elegidos, con la ayuda de sus gracias especiales, y por el co- funcionamiento de su libre albedr�o, debe serconforme a la imagen de su Hijo, para que as� su Hijo, como hombre, sea el primog�nito, el principal y la cabeza de todos los que ser�n salvos.

(Witham) &mdash- Dios ha preordenado que todos sus elegidos ser�n conformes a la imagen de su Hijo. Aqu� no debemos ofrecernos a sumergirnos en los secretos de la eterna elecci�n de Dios: solo creer firmemente que todo nuestro bien, en el tiempo y en la eternidad, fluye originalmente de la bondad gratuita de Dios; y toda nuestra maldad del libre albedr�o del hombre. (Challoner)

[BIBLIOGRAF�A]

San Agust�n, de dono persev. Cap. xviii. pr�destinatione Deus ea pr�scivit, qu� fuerat ipse facturus. Y nuevamente, el cap. xiv. Pr�destinatio est pr�scientia et pr�paratio beneficiorum, quibus certissime liberantur quicunque liberantur. V�ase Bellar. y Petau, en cuanto a la opini�n de San Agust�n. Pero en estas breves notas nunca me refiero a nada que se refiera a las opiniones en las escuelas cat�licas; mi dise�o no es m�s que una exposici�n literal del texto.

Versículo 30

Y a los que predestin�, tambi�n los llam� a la verdadera fe y a su servicio, sin m�ritos en ellos, es m�s, cuando toda la humanidad era culpable de muerte eterna, por el pecado original. &mdash Y a los que justific�, a �stos tambi�n glorific�. Es decir, ha decretado la gloria. Sin embargo, no todos los que han sido justificados, sino solo sus elegidos, que est�n bajo su protecci�n especial, y a quienes concede una perseverancia en su gracia hasta el fin: para que la llamada a la fe, su santificaci�n, su perseverancia final y su glorificaci�n en el cielo, son los efectos de su libre elecci�n y predestinaci�n. (Witham)

Versículo 31

�Qu�, pues, diremos a estas cosas? Es decir, aunque vivamos en medio de tentaciones y aflicciones en esta vida, no debemos temer mientras seamos fieles al servicio de Dios, bajo su protecci�n. &mdash- Si Dios es por nosotros, �qui�n contra nosotros o qui�n impedir� que seamos salvos? (Witham)

Versículo 32

El que no perdon�, etc. Este es otro argumento para que esperemos en la bondad de Dios, que tanto am� al mundo, que entreg� y entreg� a su verdadero y �nico Hijo por todos nosotros, para redimir a todos y a todos, y por su muerte ha obtenido ayudas y gracias por las que todos podemos ser salvos. &mdash- �C�mo no nos ha dado tambi�n con �l todas las cosas? Es decir, ya que nos ha dado a su �nico Hijo, �c�mo podemos dudar, sino que, con �l, nos dar� todos los dones y las gracias? �l nos ha dado, dice San Juan Cris�stomo, su Hijo mismo, y �c�mo podemos dudar de otras bendiciones? (Witham)

Versículos 33-34

�Qui�n acusar� a los elegidos de Dios? Dios que justifica. Otros leen sin interrogarnos, es Dios quien nos justifica: el sentido apenas ser� diferente; porque es lo mismo que decir, no debemos temer que Dios nos acuse, ya que por su misericordia le agrad� morir y resucitar de la muerte por nosotros. (Witham)

Versículo 35

Entonces, �qui�n o qu� nos separar� del amor de Cristo? Ni demonios, ni hombres, ni ninguna cosa de la naturaleza, a menos que sea por nuestra propia culpa, y a menos que, voluntaria y pecaminosamente, dejemos a Dios. &mdash- Estoy seguro. En griego, estoy [7] completamente persuadido de que nada puede separarnos, etc. En resumen, otro argumento para demostrar que debemos tener una firme esperanza en Dios es que Cristo Jes�s, que est� sentado a la diestra de Dios, tambi�n intercede por nosotros.

Cristo, como hombre, intercede, ora por nosotros, es nuestro abogado y mediador principal. V�ase Hebreos vii. Verdaderamente se dice que Cristo ora por nosotros en el cielo, aunque no es costumbre de la Iglesia invocarlo de esta manera: "Cristo, ruega por nosotros"; porque siendo Dios, adem�s de hombre, tiene todas las cosas bajo su mando. (Witham)

Versículo 38

[BIBLIOGRAF�A]

Certus sum, griego: pepeismai, persuasus sum. Nadie tiene la certeza absoluta de que ser� salvo.

Versículo 39

Tan poderoso y eficaz, tan cierto e inmutable es el amor de Dios, que nos conduce al reino de la bienaventuranza, que ninguna criatura puede separarnos de �l, ya sea haci�ndonos dejar de amarlo, o frustrando nuestro amor de su efecto. , a saber. vida eterna. (Estius)

Información bibliográfica
Haydock, George Leo. "Comentario sobre Romans 8". "Comentario Bíblico Católico de Haydock". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/hcc/romans-8.html. 1859.