Bible Commentaries
1 Samuel 14

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

Versículos 1-52

JONATAN MILAGROSAMENTE HIERE LA GUARNICION FILISTEA.

1. la guarnici�n de los Filisteos�Marginal, el campamento en pie �en el paso de Micmas� (cap. 13:16, 23), ahora Wadi-es-Suweinit. �Empieza en los alrededores de Betin (Beth-el) y El-Berah (Beeroth), y como se abre paso por la sierra m�s abajo de esos lugares, sus costados forman precipicios. A la derecha, a unos cien metros m�s abajo, otra vez se desv�a y pasa entre altos precipicios perpendiculares�. (Robinson).

2. Sa�l estaba en el t�rmino de Gabaa�Atrincherado, junto con Samuel y Ach�as el sumo sacerdote, sobre una de las colinas c�nicas o esf�ricas que abundan en el territorio de Benjam�n, y que son muy adecuadas para campamentos, llamada Migr�n (precipicio).

4. entre los pasos�es decir, la profunda quebrada de Suweinit. Jonath�n procuraba pasar a la guarnici�n de los Filisteos�Una distancia como de cuatro y medio kil�metros, pasando entre dos puntas escarpadas, o en hebreo �dientes de la barranca�. hab�a un pe�asco agudo de la una parte, y otro de la otra parte � Boses (reluciente) por el aspecto del pe�asco gredoso. Sene�(La espina) tal vez por alguna acacia solitaria que habr�a en su cumbre. Estas son las �nicas rocas de esta clase en esa regi�n; y la cumbre del pe�asco hacia Micmas estaba ocupada por la guarnici�n de los filisteos. Los dos campamentos estaban visibles entre s�, y era por el lado de este precipicio aislado por donde Jonath�n y su criado (v. 6) hicieron su avance. Esta empresa es de las m�s valientes que cuenta la historia. La acci�n en s� era atrevida y contraria a todas las reglas establecidas por la disciplina militar, las cuales no permiten, que sin la orden de los generales, los soldados peleen o acometan alguna empresa que pueda traer graves consecuencias.

6. quiz� har� Jehov� por nosotros�Esta expresi�n no significa una duda, sino simplemente que el objeto que �l anhelaba no estaba en su propio poder, pues depend�a de Dios, y que �l no esperaba �xito por su propia fuerza ni por su propio m�rito.

9, 10. si nos dijeren: Subid a nosotros: entonces subiremos, porque Jehov� los ha entregado en nuestras manos�Aqu� Jonath�n parece prescribir una prueba de la voluntad divina, y podemos inferir que el mismo esp�ritu que inspir� esta empresa, sugiri� tambi�n los medios de su ejecuci�n, puso en su coraz�n qu� pedir a Dios (V�ase G�nesis 24:12).

11. He aqu� los Hebreos, que salen de las cavernas�Como no se les pod�a ocurrir a los centinelas que dos hombres hubieran venido con prop�sitos hostiles, era l�gico inferir que eran desertores de las filas israelitas. Y por este motivo no se hizo ninguna tentativa de impedir su subida ni de apedrearlos.

14. Esta fu� la primera rota, en la cual Jonath�n con su paje de armas, mataron como veinte hombres en el espacio de una media yugada.�Esta era una forma antigua de medir que todav�a perdura en el Oriente. Los hombres que los hab�an visto sabir gateando por los pe�ascos, fueron sorprendidos y muertos, y el espect�culo de veinte cad�veres har�a creer que hab�an sido atacados por una fuerza numerosa. El �xito de la aventura fu� ayudado por el p�nico que tom� posesi�n del enemigo, producido tanto por el repentino ataque como por el efecto de un terremoto. La haza�a fu� empezada y lograda por la fe de Jonat�n, y el resultado fu� de Dios.

16. los centinelas de Sa�l vieron�Desde las alturas de Gabaa se ve�a y se o�a el gran desorden en el campo del enemigo.

17-19. Sa�l dijo: Reconoced luego, y mirad qui�n haya ido de los nuestros�Se le ocurri� que podr�a ser alg�n aventurero atrevido, perteneciente a su propia tropa, y que ser�a f�cil descubrirlo.

18. Sa�l dijo a Ach�as: Trae el arca de Dios�No hay evidencia de que el arca hubiera sido tra�da desde Quiriat-jearim. La Versi�n de los Setenta es preferible, la cual mediante una peque�a variaci�n dice: �el ephod�, la capa sacerdotal, que se pon�a el sumo sacerdote cuando consultaba el or�culo. Que esta prenda estuviera a la mano, es natural, tanto por la presencia de Ach�as como por la proximidad de Nob, donde estaba situado entonces el tabern�culo.

19. Det�n tu mano�El sacerdote, investido del ephod, oraba con mano levantada y extendida. Viendo Sa�l que era propicia la oportunidad y que parec�a que Dios se hab�a declarado suficientemente a favor de su pueblo, pidi� al sacerdote que desistiera, para que pudieran inmediatamente tomar parte en la contienda. Ya hab�a pasado el momento para la consulta, el tiempo para obrar prontamente hab�a llegado.

20-22. Juntando Sa�l todo el pueblo�Todos los guerreros que hab�a en la guarnici�n de Gabaa, los desertores israelitas en el campo de los filisteos, y los fugitivos entre las monta�as de Efraim, ahora todos se lanzaron al seguimiento de los filisteos, los cuales eran fogosos y sanguinarios.

23. As� salv� Jehov� a Israel aquel d�a. Y lleg� el alcance hasta Beth-aven�es decir, a Beth-el. La batalla pas� por el bosque, en las monta�as centrales de Palestina, hasta el otro lado desde el paso oriental de Micmas (v. 31), al paso occidental de Ayal�n, por el cual escaparon a sus propias llanuras.

24. Sa�l hab�a conjurado al pueblo�Temiendo que podr�a perderse tan preciosa oportunidad para humillar el poder�o filisteo, el impetuoso rey hab�a puesto un anatema sobre el que gustase comida hasta la tarde. Esta maldici�n temeraria e insensata aflig�a al pueblo, impidiendo que tomaran los alimentos que pudieran hallar en la marcha, y as� deten�a materialmente el feliz logro de su propio objeto patri�tico.

25. todo el pueblo del pa�s lleg� a un bosque, donde hab�a miel�Esta miel se describe como �en la superficie del campo�, �cayendo� de los �rboles, y en panales, lo que indica que era miel de abejas. �Las abejas en el Oriente no est�n en colmenas, como en Europa; todas est�n en estado silvestre. Podr�a decirse que los bosques literalmente fluyen miel; grandes panales se ve�an colgados en los �rboles, llenos de miel, cuando pasamos por all�. (Roberts).

31-34. el pueblo se cans� mucho. Torn�se por tanto el pueblo al despojo�A la tarde, cuando el tiempo fijado por Sa�l hab�a expirado. Extenuados y hambrientos, los soldados cayeron voraces sobre el ganado que hab�an tomado, y echaron los animales en tierra para cortar su carne y comerla cruda, de modo que el ej�rcito, por la acci�n inconsiderada de Sa�l, se contamin� comiendo sangre y carne de animales vivos; probablemente as� como hacen los abisinios, que cortan parte del anca, pero cierran el cuero sobre la herida, de modo que el animal no muere. Los soldados eran escrupulosos en guardar la orden del rey por temor de la maldici�n, pero no tuvieron escr�pulo en violar el mandamiento de Dios. Para evitar esta violaci�n de la ley, Sa�l mand� que fuese rodada una piedra grande, y que los que mataran la res, la degollaran sobre aquella piedra. Colocada la cabeza del animal sobre la piedra, la sangre corr�a por la tierra, y hab�a suficiente evidencia de que el buey o la oveja estaban muertos, antes de que los hombres trataran de comer su carne.

36-46. As� libr� el pueblo a Jonath�n, para que no muriese�Cuando Sa�l supo de la transgresi�n de Jonat�n, en cuanto a la miel, aunque fu� hecha en ignorancia y no implicaba ninguna culpabilidad; �l, como Jeft�, estaba por matar a su hijo, de acuerdo con su juramento. Pero la conciencia del ej�rcito, m�s iluminada que la de Sa�l, impidi� que fuera empa�ada la gloria de aquel d�a por la sangre del joven h�roe, a cuya fe y valor se deb�a el triunfo.

47, 48. Sa�l � hizo guerra a todos sus enemigos alrededor�Este se�alado triunfo sobre los filisteos era seguido, no s�lo por su expulsi�n de la tierra de Israel, sino por afortunadas incursiones contra varios vecinos enemigos, a quienes hostigaba Sa�l sin sojuzgarlos.

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre 1 Samuel 14". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/1-samuel-14.html. 1871-8.