Bible Commentaries
1 Samuel 9

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

Versículos 1-27

SAUL, ANSIOSO DE HALLAR LAS ASNAS DE SU PADRE, ACUDE A SAMUEL.

1. hombre valeroso�hombre de riqueza y prestigio. La familia era de alta consideraci�n en la tribu de Benjam�n, y por lo tanto las palabras de Sa�l tienen que entenderse entre las formas comunes de humildad afectada que suele usar la gente del Oriente.

2. Sa�l, mancebo y hermoso�Ten�a buena presencia. Es evidente que ten�a poco menos de siete pies�o sean dos metros�de altura. Una estatura gigantesca y una figura atl�tica deben haber constitu�do una carta de recomendaci�n popular entonces en aquel pa�s.

3. hab�anse perdido las asnas de Cis, padre de Sa�l; dijo Cis a Sa�l: lev�ntate, y ve a buscar las asnas�Es probable que la familia de Cis, seg�n la costumbre inmemorial de los pastores en las regiones pastoriles, dejaron que los animales vagaran en libertad durante la estaci�n de pacer, al fin de la cual se despachaban mensajeros a buscarlos. Tales b�squedas itinerantes son comunes; y como cada due�o tiene su marca estampada en su ganado, la menci�n de ella a los pastores que se encuentran, llevan al descubrimiento de los animales extraviados. Esta correr�a de Sa�l no ten�a nada de extraordinario, excepto sus direcciones y resultados superiores, que volvieron la incertidumbre en certeza.

4, 5. pas� al monte de Ephraim�Estando al norte de Benjam�n, indica la direcci�n del viaje de Sa�l. El distrito explorado quiere decir el todo de la regi�n monta�osa, con sus valles y pasos, que pertenec�a a Efraim. Doblando hacia el sur, probablemente por los valles verdes entre Silo y el valle del Jord�n (Shalisha y Shalim), se acerc� nuevamente a las fronteras de Benjam�n, recorri� la tierra de Zuf, y estaba por volver a casa, cuando el sirviente se acord� de que estaban en las cercan�as del hombre de Dios, quien podr�a darles consejos.

6. hay en esta ciudad un hombre de Dios�Rama era la residencia acostumbrada de Samuel, pero varias circunstancias, especialmente la menci�n del sepulcro de Raquel, situado sobre el camino de regreso de Sa�l, nos llevan a la conclusi�n de que �esta ciudad� no era la Rama donde viv�a Samuel. quiz� nos ense�ar� nuestro camino por donde hayamos de ir�Parece extra�o que un augusto profeta fuese consultado para semejante asunto. Pero es probable que en los principios del oficio prof�tico, los videntes hubiesen descubierto cosas perdidas o robadas, y en esta forma su poder para hacer revelaciones m�s elevadas fuera paulatinamente establecido.

7. Sa�l respondi� a su criado: Vamos ahora: �mas qu� llevaremos al var�n?�Seg�n las costumbres orientales, se consideraba como una falta de respeto que una persona se presentara ante un hombre superior por su categor�a o puesto oficial, sin presente de alguna clase en la mano, por poco que fuera su valor. el pan de nuestras alforjas se ha acabado�Los pastores que salen en busca de su ganado, llevan en una bolsa harina para hacer pan, suficiente a veces para treinta d�as. Parece que Sa�l pensaba darle al hombre una torta de su bolsa de viajero, y �sta hubiera sido suficiente para rendir el indispensable acto de cortes�a, el tributo acostumbrado a la dignidad oficial

8. la cuarta parte de un siclo de plata�algo m�s de seis peniques. Contrario a las nociones occidentales, el dinero es en el Oriente la forma m�s aceptable de hacer un presente a un hombre de rango.

9. vidente � profeta�La distinci�n reconocida en tiempos posteriores era, que un vidente era un hombre favorecido con visiones de Dios, percepci�n de cosas invisibles para la vista mortal; y el profeta predec�a los acontecimientos futuros.

11. cuando sub�an por la cuesta�La aldea moderna de Er-Rameh est� sobre una cima. Como Sa�l y su criado iban, se encontraron con un grupo de doncellas que iban al pozo que como en todos los lugares similares de Palestina, estaba fuera de los l�mites de la ciudad. Por estas doncellas, supieron que el d�a estaba dedicado a una ocasi�n festiva, en honor de la cual Samuel hab�a llegado a la ciudad; que un sacrificio hab�a sido ofrecido, lo que era hecho por los profetas en circunstancias extraordinarias, en lugares distantes del tabern�culo, y que la fiesta estaba por realizarse, dando a entender que hab�a sido una ofrenda pac�fica, y que, seg�n la pr�ctica venerable de los israelitas, el hombre de Dios hab�a de pedir una bendici�n especial sobre los alimentos de una manera digna de la noble ocasi�n.

14. he aqu� Samuel que delante de ellos sal�a para subir al alto�Tales eran las costumbres sencillas de los tiempos en que este profeta, el hombre principal de Israel, fu� visto yendo a presidir una solemne fiesta, sin distinguirse de los dem�s ciudadanos por su vestimenta ni por su comitiva.

15-17. DIOS REVELA A SAMUEL LA LLEGADA DE SAUL Y SU NOMBRAMIENTO PARA EL REINO.

15. un d�a antes que Sa�l viniese, Jehov� hab�a revelado al o�do de Samuel�La descripci�n de Sa�l, el tiempo de su llegada y el alto puesto al cual estaba destinado, hab�an sido secretamente comunicados a Samuel desde el cielo. El futuro rey hab�a de pelear en las batallas de Jehov� y proteger a su pueblo. Parece que en este tiempo estaban sufriendo por causa de los filisteos, y que �sta era una raz�n adicional de sus urgentes peticiones de que se nombrara rey (v�ase cap. 10:5; 13:3).

18. Ru�gote que me ense�es d�nde est� la casa del vidente�Para contestar a la pregunta del extra�o, Samuel lo invit� a la fiesta, as� como tambi�n a que se quedara hasta la ma�ana. Y para justificar la demora, le asegur� que las asnas perdidas hab�an sido halladas.

20. �por qui�n es todo el deseo de Israel, sino por ti y por toda la casa de tu padre?�Este fu� un aviso velado e indirecto de la dignidad real que le esperaba; y, aunque la respuesta de Sa�l demuestra que lo entendi� completamente, aparentaba dudar de que el profeta hablara en serio.

21. Sa�l respondi�: �No soy yo hijo de Benjam�n, de las m�s peque�as tribus de Israel? etc.�Eligiendo un rey de esta tribu, la m�s peque�a y casi extinta (Jueces 20). la sabidur�a divina se propuso eliminar todos los motivos de celos entre las dem�s tribus.

22. trabando Samuel de Sa�l y de su criado, meti�los en la sala�el viajero cansado del viaje pero de noble semblante, de repente se hall� sentado entre los hombres principales del lugar y tratado como el hu�sped m�s distinguido.

24. alz� el cocinero una espaldilla � y p�sola delante de Sa�l. Y Samuel dijo: He aqu� lo que estaba reservado: ponlo delante de ti, y come�(V�ase G�nesis 18:6; G�nesis 43:34). Esta era probablemente la espaldilla derecha, la cual, por derecho del sacrificio, pertenec�a a Samuel, y que �l hab�a puesto a un lado para el esperado hu�sped. En las esculturas de los mataderos egipcios, tambi�n la primera parte sacada de la res era la espaldilla derecha para el sacerdote. El significado de estas distinguidas atenciones debe haber sido entendido por los dem�s invitados.

25. �l habl� con Sa�l en el terrado�Sa�l fu� llevado a pasar la noche con Samuel. Antes de acostarse a dormir, ellos conversaron en la azotea de la casa, estando puesta all�, tal vez, la camilla ( Josu� 2:6), cuando Samuel revel� el secreto, y deline� las obligaciones peculiares de un monarca en una naci�n relacionada como estaba Israel, con el divino Rey. La ma�ana siguiente, temprano, Samuel despert� a su hu�sped, y acompa��ndole en el camino hasta las afueras de la ciudad, pidi�, antes de separarse, una entrevista privada, el objeto de la cual se relata en el cap�tulo siguiente.

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre 1 Samuel 9". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/1-samuel-9.html. 1871-8.