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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia Comentario Crítico
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son un derivado de una edición electrónica preparada a partir de texto escaneado por Woodside Bible Fellowship. Esta edición expandida del Comentario Jameison-Faussett-Brown está en el dominio público y puede ser utilizado y distribuido libremente.
Estos archivos son un derivado de una edición electrónica preparada a partir de texto escaneado por Woodside Bible Fellowship. Esta edición expandida del Comentario Jameison-Faussett-Brown está en el dominio público y puede ser utilizado y distribuido libremente.
Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Deuteronomy 1". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/deuteronomy-1.html. 1871-8.
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Deuteronomy 1". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/
Versículos 1-46
DISCURSO DE MOISES AL FIN DEL A�O CUADRAGESIMO.
1. Estas son las palabras que habl� Mois�s a todo Israel�Por la condici�n mental del pueblo en general en aquella �poca de su formaci�n y por el hecho de que el mayor n�mero de ellos eran j�venes, era conveniente que fueran repetidas las leyes y los consejos que Dios les hab�a dado; y, por consiguiente, el suministrar una recapitulaci�n de los temas principales de su fe y sus deberes fu� uno de los �ltimos servicios p�blicos que Mois�s prest� a Israel. La escena de su enunciaci�n fu� en las llanuras de Moab, donde el campamento estaba establecido �de esta parte del Jord�n�, o, como la palabra hebrea puede traducirse, �sobre la ribera del Jord�n�. en el desierto, en el llano�la Araba, llanura desierta o estepa, que se extend�a por todo el trayecto desde el Mar Muerto hasta el Mar de Tiberias. Mientras que las altas mesetas de Moab eran �campos cultivados�, el valle del Jord�n, al pie de las monta�as donde estaba acampado Israel, era parte del gran llano desierto, s�lo poco m�s atrayente que el desierto de Arabia. La ubicaci�n se indica por los nombres de los lugares m�s prominentes en su derredor. Algunos de estos lugares nos son desconocidos. La palabra hebrea. Suf, colorado, bermejo, (por el mar que han intercalado nuestros traductores, no est� en el original, y Mois�s ahora estaba m�s lejos que nunca del Mar Bermejo); probablemente quiere decir un lugar notable por sus ca�as ( N�meros 21:14). Thopel�identificada como Tafule, o Tafeilah, ubicada entre Bozra y Kerak. Haseroth es lugar distinto de aquel en que acamparon los israelitas despu�s de dejar el desierto de Sina�.
2. Once jornadas hay desde Horeb�Todav�a se miden las distancias en Oriente por las horas o d�as ocupados en el viaje. Un viaje de un d�a a pie, ser� como Deuteronomio 32 kil�metros; en camellos, a raz�n Deuteronomio 5 kil�metros por hora, 48 kil�metros; y por caravanas, ser�a como de 40 kil�metros. Pero los israelitas, con sus ni�os y reba�os, se mover�an a paso lento. La longitud del Ghor desde Esion-geber a Cades es de 161 kil�metros. Los d�as mencionados aqu� no son necesariamente d�as sucesivos (Robinson), porque se puede hacer el viaje en un per�odo mucho m�s corto. Pero esta menci�n del tiempo fu� hecha para mostrar que el gran n�mero de a�os empleados en viajar desde Horeb a las llanuras de Moab, no se debi� a la longitud del camino, sino a causa muy diferente, es decir, al destierro, por su apostas�a y sus rebeliones frecuentes. Monte de Seir�el pa�s monta�oso de Edom.
3-8. a los cuarenta a�os � Mois�s habl� a los hijos de Israel, etc.�Este discurso impresionante, en el cual Mois�s pas� revista a todo lo que Dios hab�a hecho para su pueblo, fu� pronunciado como un mes antes de su muerte, y despu�s que hab�an sido restablecidas la paz y la tranquilidad por la conquista completa de Seh�n y Og. Astarot�la residencia real de Og, as� llamada por Astarte (la luna), la diosa tutelar de los sirios. Este rey fu� muerto en Edrei�ahora Edhra, las ruinas de la cual tienen una circunferencia de veintid�s kil�metros y medio (Burckhardt); su anchura general es de dos leguas.
5. De esta parte del Jord�n, en tierra de Moab, resolvi� Mois�s declarar esta ley�declarar, i. e., explicar esta ley. El sigue el mismo m�todo aqu�, que hab�a observado en otras partes; es decir, el de enumerar primero las obras maravillosas de Dios a favor de su pueblo, y de recordarles cu�n indigna paga ellos le hab�an hecho por toda su bondad, y luego repite la ley y sus distintos preceptos.
6. Jehov� nuestro Dios nos habl� en Horeb, deiciendo: Harto hab�is estado en este monte�Horeb era el nombre general de un distrito monta�oso�literalmente �la regi�n desecada y quemada�, mientras que Sina� era el nombre dado a un pico especial. Como un a�o hab�an pasado entre las quebradas de aquella soledad agreste, en echar los cimientos, bajo la direcci�n inmediata de Dios, de una comunidad nueva y peculiar, en cuanto a su car�cter social, pol�tico, y, sobre todo, religioso; y cuando hab�an logrado este fin, se les mand� levantar el campamento en Horeb. El mandato que se les di� fu� el de marchar directamente a Cana�n y poseerlo.
7. al monte del amorrheo�el territorio monta�oso pr�ximo a Cades-barnea, en el sur de Cana�n. a la tierra del cananeo y el L�bano�i. e., Fenicia, la tierra de Sid�n y la costa del Mediterr�neo, desde los filisteos hasta el L�bano. El nombre cananeo se usa a menudo como sin�nimo de fenicio.
8. yo he dado la tierra en vuestra presencia�literalmente, ante vuestra cara, es accesible; no hay obst�culo a vuestra ocupaci�n. El orden del viaje como se indica por los lugares mencionados, habr�a llevado a un curso de invasi�n, opuesto al que finalmente siguieron; es decir, desde la costa del mar hacia el este, en lugar de desde el Jord�n hacia el oeste (v�ase N�meros 20:1).
9-18. yo os habl� entonces, diciendo: Yo no puedo llevaros solo�un poco antes de su llegada a Horeb. Mois�s se dirige a la nueva generaci�n, como representativos de sus padres, a cuya vista y o�do sucedieron todos aquellos eventos. Aqu� se hace una referencia a la sugesti�n de Jethro ( �xodo 18:18), y al tomar nota de la adopci�n pr�ctica de un plan por el cual la administraci�n de la justicia era encomendada a un n�mero escogido de oficiales subordinados, Mois�s, por una hermosa referencia a la bendici�n patriarcal, atribu�a la necesidad de aquel cambio memorable en el gobierno, al inmenso crecimiento de la poblaci�n. sois hoy vosotros como las estrellas del cielo en multitud�Esta no fu� ni una hip�rbole oriental ni una vana jactancia, porque se le dijo a Abraham ( G�nesis 15:5) que mirara las estrellas, y aunque parecen innumerables, sin embargo las que son vistas por el ojo humano, no llegan en realidad a m�s Deuteronomio 3:10 en ambos hemisferios; de modo que los israelitas ya sobrepasaban por mucho aquel n�mero, cont�ndose en el �ltimo censo m�s de 600.000. Fu� un recuerdo oportuno, capaz de animar su fe en el cumplimiento de otras partes de la promesa divina. (Los 600.000 contados en el censo eran s�lo los varones aptos para el servicio militar. El n�mero total de israelitas tal vez era superior a dos millones de almas. Nota del Trad.).
19-21. anduvimos todo aquel grande y terrible desierto�de Par�n, que inclu�a el desierto y el espacio monta�oso sito entre el desierto del Sur hacia el oeste, o hacia Egipto y el Monte de Seir, o la tierra de Edom hacia el este; entre la tierra de Cana�n hacia el norte, y el Mar Bermejo hacia el sur; y as� parece que comprend�a en realidad el desierto de Sin y Sina� (Fisk). Es llamado por los �rabes El Tih, �las peregrinaciones�. Es p�ramo melanc�lico, de rocas y suelo calc�reo cubierto de pedernales negros. Todos los viajeros, por el estado de su completo aislamiento, lo describen como un desierto grande y terrible.
22-23. llegasteis a m� todos vosotros, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros, que reconozcan la tierra�La propuesta de enviar esp�as parti� del pueblo debido a su incredulidad; pero crey�ndolos sinceros, Mois�s di� su asentimiento cordial a esta medida, y consultado Dios, les permiti� seguir la sugesti�n (v�ase N�meros 13:1). El resultado les fu� desastroso, s�lo por su pecado y locura.
28. las ciudades grandes, y muradas hasta el cielo�una met�fora oriental, que quiere decir muy altas. Los merodeadores �rabes andan vagando a caballo, y por lo tanto los muros del convento de Santa Catalina en Sina�, son tan altos que los viajeros son llevados arriba por medio de poleas en canastas. hijos de gigantes�(v�ase N�meros 13:13). El lenguaje sincero y firme de Mois�s al recordar a los israelitas su conducta perversa y rebeli�n violenta por el informe de los esp�as traicioneros y cobardes, proporciona una evidencia poderosa de la verdad de esta historia como tambi�n de la autoridad divina de su misi�n. Hab�a motivo muy grande para que �l se detuviera en este pasaje obscuro de su historia, porque fu� la incredulidad de ellos lo que los excluy� del privilegio de entrar en la tierra prometida ( Hebreos 3:19); y aquella incredulidad fu� una exhibici�n maravillosa de la perversidad humana, en vista de los milagros que Dios hab�a obrado a favor de ellos, especialmente en las manifestaciones diarias de su presencia entre ellos como su gu�a y protector.
34-36. oy� Jehov� la voz de vuestras palabras, y enoj�se�Como consecuencia de esta ofensa agravada, la incredulidad seguida por la rebeli�n abierta, los israelitas fueron condenados, en el juicio justo de Dios, a una vida errante en aquel desierto melanc�lico, hasta que toda la generaci�n adulta hubo desaparecido por la muerte. Las �nicas excepciones fueron Caleb, y Josu� quien hab�a de ser el sucesor de Mois�s.
37. tambi�n contra m� se air� Jehov� por vosotros�Esta declaraci�n parece indicar que fu� en esta ocasi�n cuando Mois�s fu� condenado a compartir la misma suerte del pueblo. Pero sabemos que fu� varios a�os m�s tarde cuando Mois�s mostr� un malhadado esp�ritu de desconfianza en las �aguas de contienda� (Salmo 106:32). Este vers�culo tiene que considerarse pues como un par�ntesis.
39. vuestros hijos que no saben hoy bueno ni malo�En todas las versiones antiguas se lee �hoy� en vez de �aquel d�a�; y el sentido es: �vuestros hijos que ahora saben�, o �que no saben todav�a lo bueno o lo malo�; como los hijos no hab�an sido part�cipes en la pecaminosa rebeli�n, ellos fueron conservados para conseguir el privilegio que hab�an perdido sus infieles padres. Los caminos de Dios no son los caminos del hombre.
40-45. vosotros volveos, y part�os al desierto camino del Mar Bermejo�De este mandato no hicieron caso, y, resueltos, a pesar de las ardientes advertencias de Mois�s, a forzar un pasaje adelante, trataron de cruzar las alturas, en aquel entonces ocupadas por las fuerzas combinadas de los amorreos y amalecitas ( N�meros 14:43), pero fueron rechazados con grandes p�rdidas. A menudo sufrimos congojas aun cuando estamos ocupados en cumplir nuestro deber. �Cu�n diferente la condici�n de los que sufren en situaciones donde est� Dios con ellos, de los sentimientos de aquellos que son conscientes de que est�n en una situaci�n directamente contraria a la voluntad divina! Los israelitas se sent�an afligidos, cuando se hallaban envueltos en dificultades y peligros; pero su pesar proven�a, no de un sentimiento de culpa, sino por los efectos desastrosos de su conducta perversa; y puesto que, a pesar de que �lloraron�, no estaban verdaderamente arrepentidos, Jehov� no quiso escuchar su voz, ni atenderlos.
46. estuvisteis en Cades por muchos d�as�Aquel lugar hab�a sido el sitio de su campamento durante la ausencia de los esp�as, la cual dur� cuarenta d�as, y se supone por este vers�culo que prolongaron su estada all�, despu�s de su derrota, durante un per�odo similar.