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Bible Commentaries
Deuteronomio 7

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

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Versículos 1-26

SE PROHIBE TODA COMUNION CON LAS NACIONES.

1. Hetheo�Este pueblo descend�a de Heth, el segundo hijo de Cana�n ( G�nesis 10:15), y ocupaba la regi�n monta�osa cerca de Hebr�n, en el sur de Palestina. Gergeseo�Algunos suponen que eran los mismos que los gergesenos ( Mateo 8:28), que viv�an al este del Lago de Genesaret; pero seg�n Josu� 24:11, se ubican al oeste del Jord�n, y aun otros los creen una rama de la familia de los heveos, pues est�n omitidos en nueve de los diez lugares donde las tribus de Cana�n se numeran; se mencionan en el d�cimo lugar mientras que los heveos no se mencionan. Amorreo�descendientes del cuarto hijo de Cana�n, ocupaban, adem�s de su conquista en el territorio moabita, establecimientos extensos al oeste del Mar Muerto, en las monta�as. Cananeos�ubicados en Fenicia, especialmente alrededor de Tiro y Sid�n, y como descend�an de la rama m�s vieja de la familia de Cana�n, llevaban su nombre. Ferezeo�i. e., �aldeanos�, tribu que fu� esparcida por Palestina, y viv�a en pueblo sin muros. Heveo�que viv�an cerca de Ebal y Gerizim, extendi�ndose hacia Herm�n. Se supone que sean los mismos que los avim. Jebuseo�moraban cerca de Jerusalem. siete naciones mayores y m�s fuertes que t��Diez fueron mencionadas antes ( G�nesis 15:19). Pero en el lapso de quinientos a�os, no puede sorprendernos que algunas de ellas hubieran sido extinguidas en las muchas guerras intestinas que prevalec�an entre estas tribus belicosas; y es m�s que probable que algunas, ubicadas al este del Jord�n, hubieran ca�do bajo las armas victoriosas de los israelitas.

2-6. las herir�s, del todo las destruir�s: no har�s con ellos alianza�Esta sentencia implacable de destrucci�n que Dios denunci� contra aquellas tribus de Cana�n, no puede conciliarse con los atributos del car�cter divino, excepto sobre la suposici�n de que su idolatr�a grosera y enorme maldad no dejaran ninguna esperanza razonable de su arrepentimiento y reformaci�n. Si ellas ten�an que ser borradas como los antediluvianos, o como el pueblo de Sodoma y Gomorra, como pecadores que hab�an llenado la medida de sus iniquidades, no les importaba a ellos de qu� manera el juicio de Dios fuera infligido; y Dios, como Dispensador Soberano, ten�a el derecho de emplear cualesquiera instrumentos que le gustaran para ejecutar sus juicios. Algunos creen que hab�an de ser extirpados como usurpadores malvados de un pa�s que Dios hab�a destinado a los descendientes de Heber, y que hab�a sido ocupado edades antes por pastores n�madas de aquella raza, hasta la migraci�n de la familia de Jacob a Egipto por fuerza del hambre, los cananeos cubrieron toda la tierra, aunque no ten�an ning�n derecho leg�timo a ella, y trataron de retenerla por la fuerza. La prohibici�n contra la formaci�n de alianzas con semejantes id�latras fu� una regla prudente, basada en la experiencia de que �malas compa��as corrompen las buenas costumbres�, y la importancia y la necesidad de ella fu� probada por los ejemplos de Salom�n y otros, en la historia posterior de Israel.

5. Mas as� hab�is de hacer con ellos: sus altares destruir�is, etc.�La destrucci�n de los templos, altares y todo lo que habia sido utilizado en el servicio como podr�a tender a perpetuar el recuerdo, de la idolatr�a cananea, fu� tambi�n altamente conveniente para la protecci�n de los israelitas de todo peligro de contaminaci�n. Este proceder fu� imitado por los reformadores escoceses en la destrucci�n de la idolatr�a romanista, y aunque muchos amantes ardientes de la arquitectura y las bellas artes han anatematizado su conducta como vandalismo, sin embargo, hab�a profunda sabidur�a en el dicho favorito de Juan Knox: �Destru�d los nidos, y los cuervos desaparecer�n�.

6-10. Porque t� eres pueblo santo a Jehov� tu Dios�i. e., apartado para el servicio de Dios, o escogido para ejecutar los prop�sitos importantes de la providencia. Su elecci�n para este destino tan elevado no fu� por causa de su fuerza num�rica, porque, hasta la muerte de Jos�, no eran m�s que un pu�ado de personas; ni por sus m�ritos extraordinarios, porque hab�an seguido frecuentemente una conducta de lo m�s perversa e indigna; sino que fu� en consecuencia del pacto o promesa hecha con sus piadosos antepasados, y los motivos que condujeron a aquel acto especial eran tales, porque tend�an no s�lo a vindicar la sabidur�a de Dios, sino a ilustrar su gloria en difundir las bendiciones mejores y m�s preciosas de toda la humanidad.

11-26. Guarda por tanto los mandamientos y estatutos y derechos que yo te mando hoy que cumplas�En el pacto que hizo Dios con Israel, �l prometi� concederles una variedad de bendiciones mientras ellos continuasen obedientes a �l como a su Rey celestial, y empe�� su veracidad en que las infinitas perfecciones de �l ser�an esforzadas para este prop�sito, como tambi�n para librarlos de todo mal, al cual, como pueblo estar�an expuestos. De consiguiente, aquel pueblo era realmente feliz como naci�n, y hallaba ampliamente cumplida toda promesa que el fiel Dios les hac�a, entre tanto que ellos observaban aquella obediencia que de ellos se exig�a. V�ase la hermosa ilustraci�n de esto en el Salmo 144.

15. todas las malas plagas de Egipto�(V�ase Exodo cap. 15:26). Pero adem�s de aqu�llas con las cuales Fara�n y sus s�bditos fueron visitados, el Egipto siempre ha sido terriblemente azotado por enfermedades, y este testimonio de Mois�s es confirmado por los informes de muchos escritores modernos, quienes nos dicen que, a pesar de su temperatura uniforme y serena, aquel pa�s padece algunas dolencias ind�genas que son muy malignas, tales como la oftalm�a, la disenter�a, viruela y la plaga.

20. enviar� Jehov� tu Dios sobre ellos avispas�(V�ase Josu� 24:11).

22. porque las bestias del campo no se aumenten contra ti�(V�ase �xodo 23:28). La omnipotencia de su poderoso Gobernante habr�a podido darles posesi�n de la tierra prometida inmediatamente. Pero en tal caso, los cad�veres insepultos del enemigo y las partes del pa�s que habr�an quedado desocupadas por un tiempo, habr�an atra�do una invasi�n de animales peligrosos. Este mal ser�a evitado mediante una conquista progresiva, y por los medios ordinarios que Dios bendecir�a.

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Deuteronomy 7". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/deuteronomy-7.html. 1871-8.
 
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