Bible Commentaries
Ezequiel 1

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

Versículos 1-28

LA VISION DE EZEQUIEL JUNTO AL RIO QUEBAR. CUATRO QUERUBINES Y RUEDAS.

1. Y fu��m�s bien, �y aconteci�, etc.� As� como en Josu� 1:1, esta expresi�n se refiere a la historia escrita en el pasado, tambi�n aqu�; y en Rut 1:1, y Ester 1:1. se refiere a la historia no escrita que hab�a estado en la mente del escritor. Por medio de esta f�rmula, por decirlo as�, el profeta contin�a la historia de tiempos anteriores. En el cuarto a�o del rey Sedequ�as (Jeremias 51:59), Jerem�as envi� por medio de Sera�as un mensaje a los cautivos (Jerem�as cap. 29) en el cual los persuad�a a que se sometieran a Dios y abandonaran sus vanas esperanzas de una pronta restauraci�n. Esta comunicaci�n fu� hecha en el siguiente a�o, o sea el quinto, y el cuarto mes del mismo rey (porque el cautiverio de Joaqu�n y la accesi�n de Sedequ�as coinciden en cuanto al tiempo) y fu� continuada m�s tarde por un profeta levantado de entre los cautivos mismos, el en�rgico Ezequiel. a los treinta a�os�es decir, contando desde el principio del reinado de Nabopolassar, padre de Nabucodonosor, la era del imperio babil�nico, 625 a�os a. de J. C., la cual �poca coincide con el a�o d�cimo octavo de Jos�as, cuando fu� hallado el libro de la ley y comenz� la reforma consiguiente [Scaliger], o a los treinta a�os de la vida de Ezequiel. As� como el Se�or iba a ser �un peque�o santuario� (cap. 11:16) para los desterrados junto al r�o Quebar, as� Ezequiel iba a ser el sacerdote en funciones; por lo tanto, �l se�ala desde el principio de su ministerio su relaci�n sacerdotal con Dios y con el pueblo; el final que describe el templo futuro explica el principio. Al designarse a s� mismo expresamente como �sacerdote� (v. 3), y habiendo llegado a los treinta a�os, el a�o en que los sacerdotes acostumbraban empezar su vida sacerdotal. Ezequiel declara su oficio como sacerdote entre los profetas. De esta manera la primera visi�n describe naturalmente la instituci�n formal del templo espiritual en el cual �l ha de ministrar [Fairbairn]. Chebar�lo mismo que Chabor o Habor; es el lugar donde hab�an sido transportadas las diez tribus israelitas por Tiglath-pilneser y Salmanasar ( 2 Reyes 17:6; 1 Cr�nicas 5:26). El r�o Quebar desagua en el r�o Eufrates cerca de Carquemish o Circesio, trescientos kil�metros al norte de Babilonia. visiones de Dios�Cuatro expresiones se usan en cuanto a la revelaci�n hecha a Ezequiel, relacionadas las tres primeras con lo que le fu� presentado desde afuera para asegurarle de su realidad, y la cuarta relacionada con su preparaci�n personal e interior que le capacit� para recibir la revelaci�n; �los cielos se abrieron� (as� como en Mateo 3:16; Hechos 7:56; Hechos 10:11; Apocalipsis 19:11); �y v� visiones de Dios�; �fu� palabra de Jehov� a Ezequiel� (v. 3). �La palabra de Jehov� fu� verdaderamente� (siendo �ste su significado, m�s bien, que expresamente, como indica la Versi�n Inglesa, v. 3) a �l� (no fu� ninguna alucinaci�n); �fu� all� sobre �l la mano de Jehov� ( Isa�as 8:11; Daniel 10:10, Daniel 10:18; Apocalipsis 1:17). El Se�or, con su mano sobre �l, lo fortaleci� para que llevara a cabo su ministerio grande y arduo para que pudiera testificar e informar correctamente acerca de las revelaciones hechas a �l.

2. transmigraci�n del rey Joach�n�en el a�o tercero o cuarto de Joacim, padre de Joaqu�n, aconteci� el primer destierro de los jud�os llevados cautivos de Jerusal�n a Babilonia, y entre ellos se encontraba Daniel. El segundo cautiverio ocurri� en el reinado de Joaqu�n, cuando fu� llevado Ezequiel. El tercero y �ltimo se llev� a cabo cuando se tom� la ciudad de Jerusal�n bajo Sedequ�as.

4. viento tempestuoso�simb�lico de los juicios de Dios (Jeremias 23:19, Jeremias 25:32). ven�a del aquil�n�es decir, desde Caldea, cuyas fuerzas hostiles invadir�an a Judea desde el norte. El profeta se imagina estar en el templo. un fuego envolvente�abarcando todo lo que estaba cerca y atray�ndolo a s� mismo como para devorarlo. Literalmente �prendi�ndose a s� mismo�, es decir, inflam�ndose. [Fairbairn]. La misma palabra hebrea se menciona en �xodo 9:24, en donde se habla de �fuego mezclado con el granizo�. en derredor suyo un resplandor�es decir en derredor de la nube. y en medio�de en medio del fuego. como de �mbar�centelleaba a manera de bronce muy pulido. Literalmente, �el ojo�, y de ah� la apariencia reluciente del metal pulido. La palabra hebrea �chasmal� se compone de dos ra�ces: �liso� y �bronce� (v�ase v. 7, y Apocalipsis 1:15) [Gesenius]. La Versi�n de los Setenta y la Vulgata traducen �electrum�, un metal brillante compuesto de oro y plata.

5. Ezequiel mismo era de una naturaleza gigantesca, y por lo tanto apto para contrarrestar el esp�ritu babil�nico de aquel tiempo, que gustaba de manifestarse en formas gigantescas y grotescas. [Hengstenberg.] animales��seres vivientes�; as� se deb�a haber traducido el griego de un pasaje paralelo, Apocalipsis 4:6, y no �animales�, pues uno de los cuatro era un hombre, y un hombre no puede ser descrito como �animal�. El cap. 10:20 demuestra que eran querubines. semejanza de hombre�El hombre, el m�s noble de los cuatro es el modelo ideal por el cual son formados los seres vivientes (v. 10; cap. 10:14). El punto de comparaci�n entre el hombre y los animales que se mencionan, es la postura erguida de sus cuerpos, aunque sin duda incluye la apariencia general. Tambi�n �las manos� (cap. 10:21).

6. No solamente hab�a criaturas vivientes distintas, sino que cada una de ellas ten�a cuatro rostros, haciendo un total de diecis�is. Los cuatro seres vivientes o querubines, corresponden, por contraste, a las cuatro monarqu�as mundiales representadas por cuatro �animales�, a saber: Asiria, Persia, Grecia y Roma (Daniel cap. 7). Los �padres� los identificaban con los cuatro Evangelios: Mateo el le�n, Marcos el buey, Lucas el hombre, y Juan el �guila. Dos querubines solamente posaban sobre el arca en el templo; pero ahora se a�aden dos m�s para dar a entender que aunque la ley se retiene como base, es necesario darle una nueva forma para impartirle nueva vida. El n�mero cuatro puede corresponder a las cuatro partes del mundo, significando que los �ngeles de Dios ejecutan sus �rdenes en todas partes. Cada una de las cuatro cabezas ten�a adelante el rostro de hombre, como el primario, y m�s prominente; a la derecha, rostro de le�n; a la izquierda, el de buey; detr�s el de �guila. Los querubines mosaicos eran similares, solamente que los rostros humanos fueron puestos mir�ndose uno a otro y mirando al mismo tiempo el propiciatorio, que estaba entre ellos, siendo formados los querubines de oro puro como tambi�n el propiciatorio. ( �xodo 25:19). En Isa�as 6:2 se habla de los serafines que ten�an seis alas, con dos de las cuales cubr�an sus rostros, pero en este caso los serafines est�n al lado del trono; mientras que los �seres vivientes� de que habla Ezequiel, est�n debajo del trono. All� Dios se digna consultarlos, y al hacerlo su condescendencia evoca en los serafines la humildad de tal manera que se cubren el rostro delante de �l. En el relato de Ezequiel, los querubines de que habla, ejecutan los mandamientos divinos. El rostro expresa su inteligencia; las alas su rapidez en cumplir la voluntad de Dios. El Shekinah, o llama, que significaba la presencia de Dios. y la palabra escrita. JEHOVA, ocupaban el espac�o existente entre los querubines. G�nesis 4:14, G�nesis 4:16; y 3:24 (�puesto�, propiamente, �poner en un tabern�culo�), que los querubines fueron designados, al caer en pecado el primer hombre, como s�mbolos de la presencia de Dios en un lugar consagrado, y que all� deb�a adorarlo el hombre. En la dispensaci�n patriarcal, cuando el diluvio hab�a causado la mudanza de los querubines del Ed�n, los serafines o terafines (dialecto caldeo) fueron hechos como modelos de aqu�llos para uso dom�stico ( G�nesis 31:19, margen 30). El silencio de Exodo en los caps. 25 y 26 respecto a la configuraci�n de los querubines, en tanto que todo lo dam�s est� minuc�osamente descrito, se debe al hecho de que su forma era tan bien conocida a Bezaleel y todo Israel, por la tradici�n, que no era necesaria una descripci�n detallada. Por lo tanto, Ezequiel (cap. 10:20) inmediatamente los reconoce, porque los hab�a visto repetidas veces en la madera tallada del santuario exterior del templo de Salom�n ( 1 Reyes 6:23). El profeta consuela, pues, a los desterrados con la esperanza de tener los mismos querubines en el templo renovado que se edificar�a m�s tarde, y les asegura que el mismo Dios que habit� entre los querubines del templo. estar�a tambi�n con su pueblo junto al Quebar. Sin embargo, debemos notar que en el templo que edific� Zorobabel no habia querub�nes, de modo que el templo prometido por Ezequiel, si se toma literalmente, cuanto a �l se refiere. pertenece al futuro. El buey es escogido como el principal de los animales domesticados, el le�n entre los salvajes, el �guila entre las aves, y el hombre como la cabeza de todos, en su ideal verificado por el Se�or Jes�s, combinando as� todas las excelencias del reino animal. Los querubines probablemente representan los poderes reinantes. por los cuales act�a Dios en el mundo natural y moral. Por consiguiente, a veces responden a los �ngeles que ministran; otras veces, a los santos redimidos (la iglesia elegida). por quienes, de igual manera que por medio de los �ngeles Dios gobernar� al mundo en el futuro y proclamar� su m�ltiple sabidur�a ( Mateo 19:28; 1 Corintios 6:2; Efesios 3:10; Apocalipsis 3:21; Apocalipsis 4:6). Los �leones� y �bueyes� entre las �palmas� y �flores� tallados en el templo, eran los querubines de cuatro rostros, que estando calcados sobre una superficie llana, presentaban solamente un aspecto de los cuatro que poseen. Los bueyes con alas, y cabezas humanas y los dioses con cabeza de �guila, hallados en N�nive, esculpidos entre palmeras y flores con forma de tulipanes, fueron copiados de una tradici�n adulterada de los querubines colocados en el Ed�n cerca de los frutos y las flores de aquel jard�n. As� tambi�n el becerro de Aar�n ( �xodo 32:4) y los becerros de Jaroboam en Dan y Bethel. fueron imitaciones cism�ticas de los s�mbolos sagrados que se ve�an en el templo de Jerusal�n; lo mismo podemos decir de las figuras de bueyes de Apis que aparecen en las arcas sagradas de Egipto.

7. pies � derechos�es decir, piernas derechas, sin estar torcidas en alguna parte como ocurre con las patas del buey, sino derechas como las piernas del hombre [Grocio]. o como columnas s�lidas que no pueden doblarse, y no como las piernas de hombre que se doblan de las rodillas. En lugar de caminar m�s bien se deslizaban: sus movimientos eran seguros, acertados y producidos sin esfuerzo. [Kitto, Enciclopedia.] planta de pie de becerro. Henderson supone por lo tanto que �pies derechos� significa que los pasos no se proyectaban hacia adelante como el pie humano, sino verticalmente como lo hace la pata de un buey. La s�lida firmeza de la pata redonda de un buey parece ser el punto de comparaci�n. centelleaban��la apariencia resplandeciente�, que indica la �pureza� de Dios.

8. Las manos de cada uno eran las manos de un hombre La mano es el s�mbolo del poder activo guiado por la pericia (Salmo 78:72). debajo de sus alas�significando esto que sus actos o movimientos est�n escondidos de nuestra observaci�n demasiado curiosa; y as� como las �alas� significan algo m�s que lo humano, es decir, la secreta insinuaci�n de Dios, tambi�n da a entender que son movidas por ella y no por su propio poder; por lo tanto, no hacen nada al azar, mas todo seg�n sabidur�a divina. y sus rostros y sus alas por los cuatro lados�El profeta vuelve a indicar lo que ya hab�a dicho en v. 6; esto explica por qu� ten�an manos en los cuatro lados. Se mov�an en la direcci�n que quer�an, no solamente por energ�a activa, sino tambi�n con conocimiento (expresado por sus rostros) y la direcci�n divina (expresada por sus �alas�).

9. cada uno caminaba�no ten�an necesidad de darse vuelta cuando cambiaban de direcci�n, porque ten�an un rostro (v. 6) mirando hacia cada uno de los cuatro puntos del cielo. No se equivocaban, y su trabajo no ten�a necesidad de ser hecho de nuevo. Sus alas se extend�an por encima junt�ndose por pares (v�ase v. 11).

10. la figura de sus rostros era rostro de hombre�es decir, de frente. El rostro humano era el primero y el m�s prominente, y la parte fundamental del compuesto entero. Al lado derecho ten�a el rostro de le�n: al izquierdo, el de buey (llamado �querub�n�, cap. 10:14), y detr�s, desde arriba, la cabeza de �guila.

11. Las puntas de las dos alas abiertas se tocaban, mientras que las otras dos, en se�al de temor reverente y humilde. formaban un velo que tapaba la parte inferior de sus cuerpos. extendidas por encima�m�s bien, estaban �partidas desde arriba� (v�ase Margen. Isa�as 6:2. Nota). La uni�n de sus alas en la parte superior significa que aunque los movimientos de la providencia en este mundo pueden parecer confusos y antag�nicos, sin embargo, si uno levanta sus ojos al cielo. ver� que se ligan admirablemente para alcanzar al fin el objeto propuesto.

12. La misma idea encontramos en el v. 9. La repetici�n se debe a que nosotros, los seres humanos, somos tardos para llegar a reconocer la sabidur�a de las acciones de Dios; ellas nos parecen tortuosas y confusas, pero todas tienden invariablemente a un mismo prop�sito. el esp�ritu�el impulso secreto por medio del cual Dios mueve a sus �ngeles hacia el fin designado. Ellos no se vuelven para atr�s ni a los costados mientras no hayan cumplido la tarea que les ha sido encomendada.

13. la semejanza � parecer�no es tautolog�a. pues �semejanza� expresa la forma general, mientras que �parecer�. se refiere al aspecto particular de una cosa. carbones de fuego�que denotan la justicia intensamente pura y ardiente por la cual Dios castiga por medio de sus �ngeles a aquellos quienes. como Israel, se han endurecido contra su gran paciencia. As� tambi�n en Isa�as cap. 6, en vez de querubines, aparece el nombre �serafines�, �los encend�dos� o �ardientes�. termino que se aplica para indicar la justicia consumidora de Dios: y por lo que sus voces se dirigen a �l. diciendo: ��Santo! �santo! �santo!�. y el carb�n encendido se aplica a los labios del profeta porque el mensaje que pronunciar�a iba a ser uno de separaci�n judicial entre los fieles y los imp�os, llevando a �stos a la ruina. hachones encendidos: discurr�a�El fuego emit�a chispas y rel�mpagos de luz, como hacen las antorchas, expresando el vigor maravilloso del Esp�ritu de Dios en todos sus movimientos, nunca descansando y nunca cansado. fuego resplandec�a�indicando as� la gloria de Dios. del fuego sal�an rel�mpagos�La rectitud y justicia de Dios al fin har�n que un rayo de su ira caiga sobre los culpables; como ahora iba a ocurrir sobre Jerusal�n.

14. corr�an y tornaban�El movimiento incesante e incansable de los querubines indica la plenitud de vida que poseen, as� tambi�n en Apocalipsis 4:8, se dice que: �no ten�an reposo dia ni noche� ( Malaqu�as 4:10). a semejanza de rel�mpagos�mejor dicho, distintos de rel�mpagos (v. 13); el rel�mpago de un meteoro o descarga muy extensa [Fairbairn].

15. una rueda la �altura espantosa� de la rueda (v. 18) indica la energ�a gigantesca y terrible de las revoluciones complicadas de la providencia de Dios en cumplir sus prop�sitos con certeza inequ�voca. Una rueda aparec�a transversalmente dentro de la otra, para que el movimiento se efectuara sin dar ninguna vuelta dondequiera que avanzaran los querubines (v. 17). De esta manera cada rueda se compon�a de dos c�rculos, uno dentro del otro en �ngulos rectos, �uno solo� cuales los cuales parec�a tocar la tierra, de acuerdo con la direcci�n en que quer�a moverse el querub�n. a sus cuatro caras�es decir, �de acuerdo con sus cuatro caras� o lados; puesto que hab�a un lado o direcci�n por cada uno de estos cuatro animales, tambi�n hab�a una rueda para cada uno de sus lados [Fairbairn]. Los cuatro costados, o semic�rculos de cada rueda compuesta apuntaba, del mismo modo que los cuatro rostros de cada uno de estos animales, a los cuatro puntos cardinales de los cielos. Havernick atribuye o relaciona la palabra �sus� a las ruedas. Los querubines y sus alas y ruedas estaba puestos en contraste con las figuras simb�licas, algo parecidas, que exist�an entonces en Caldea, figuras encontradas en las ruinas de Asiria. Dichas figuras aunque derivadas de la revelaci�n original por la tradici�n, vinieron por v�as corrompidas a simbolizar al zod�aco astron�mico, o el sol y la esfera celestial, por un c�rculo con alas o irradiaciones. Pero los querubines de Ezequiel se levantan por encima de los objetos naturales, los dioses de los paganos, para representar al Dios verdadero quien los hizo y continuamente los sostiene.

16. apariencia � su obra�su forma y el material de su trabajo. topacio�o sea la apariencia fulgurante de la piedra de Tarsis. el cris�lito o topacio tra�do de Tarsis, o Tarteso en Espa�a. Fu� una de las joyas engastadas en el efod del sumo sacerdote ( �xodo 28:20; Cantares de los Cantares 5:14; Daniel 10:6). las cuatro ten�an una misma semejanza�la semejanza de las ruedas entre s�, pone de manifiesto que no hay ninguna desigualdad en todas las obras de Dios; que todo tiene una analog�a y proporci�n hermosas.

17. se mov�an sobre sus cuatro costados�Esto es, aquellos rostros o costados de las cuatro ruedas, los cuales se mov�an correspondiendo con la direcci�n hacia donde quer�a moverse el querub�n; mientras que los c�rculos transversales en cada una de las ruedas compuestas, permanec�an levantados del suelo para no impedir los movimientos de los dem�s.

18. cercos�es decir, circunferencias de las ruedas. ojos�la multiplicidad de ojos aqu� en las ruedas y (cap. 10:12) en los querubines mismos, simboliza la plenitud de vida inteligente, siendo el ojo la ventana por la cual miraba �el esp�ritu de los animales� en las ruedas (v. 20) (v�ase Malaqu�as 4:10). As� como las ruedas significan la providencia de Dios, as� los ojos dan a entender que �l ve todas las circunstancias de cada caso, y que no hace nada por impulso ciego.

19. andaban junto a ellos�iban a su lado.

20. Hacia donde el esp�ritu era que anduviesen�su voluntad era ir donde el esp�ritu iba. se levantaban tras ellos�m�s bien, al lado de o junto a ellos. esp�ritu de los animales�que indica colectivamente los �seres vivientes�; los querubines. Habiendo primeramente observado los querubines por separado, ahora el profeta los observa juntos como una sola criatura en la cual reside el Esp�ritu. La vida se�alada es esa vida relacionada con Dios, santa y espiritual en toda la plenitud de su poder activo.

21. se levantaban � tras ellos�iban juntamente [Henderson,] o �al lado� [Fairbairn.]

22. sobre las cabezas�mejor dicho, por encima de las cabezas [Fairbairn.] expansi�n a manera de cristal�cristal maravilloso y terrible que encandilaba al que miraba.

23. derechas�erguidas [Fairbairn], extendidas hacia arriba. dos � dos � se cubr�an sus cuerpos�no es, seg�n parece, una contradicci�n al v. 11. Las dos alas extendidas hacia arriba, aunque utilizadas principalmente para volar, sin embargo, hasta la parte superior de la figura donde se separaban una de otra, cubr�an la parte superior del cuerpo, mientras que las otras dos alas cubr�an la parte inferior.

24. voz del Omnipotente�el trueno (Salmo 29:3). ruido de muchedumbre�la voz del que habla o �sonido de tumulto� como en Jeremias 11:16. De una ra�z �rabe que significa la impetuosa acometida de una lluvia fuerte. �Voz, como de un ej�rcito�. ( Isa�as 13:4; Daniel 10:6).

25. aflojaban sus alas�mientras el Omnipotente hac�a o�r su voz, dejaban caer con reverencia sus alas, para escuchar silenciosamente su comunicaci�n.

26. La Deidad aparece aqu� a la semejanza de la humanidad entronizada, como en �xodo 24:10. Al lado del �embaldosado de zafiro semejante al cielo cuando est� sereno� all�, tenemos aqu� el �trono� y Dios �como un hombre� con �la apariencia de fuego alrededor�. Esto �ltimo era un preludio de la encarnaci�n del Mes�as, pero en su car�cter de Salvador y Juez ( Apocalipsis 19:11). El zafiro azul representa el color del cielo. As� como otros son llamados �hijos de Dios�, pero �l es �el Hijo de Dios�, as� algunos son llamados hijos del hombre (cap. 2:1, 3), mas �l es �el Hijo del hombre� ( Mateo 16:13), siendo el representante corporal de la humanidad y toda la raza humana as� como tambi�n por otra parte �l es el representante de �toda la plenitud de la divinidad� ( Colosenses 2:9). Mientras que los querubines son movibles, el trono que est� encima, y Jehov� quien los mueve, son firmes e inmovibles. Estas son buenas nuevas para el hombre, el que el trono all� arriba est� ocupado por uno que aun en tal lugar tiene la semejanza de �un hombre�.

27. como de �mbar��el brillo abismal� [Fairbairn]; v�ase nota v. 4; o sea �centelleo de bronce� [Henderson]. El Mes�as se describe aqu� como en Daniel 10:5; Apocalipsis 1:14.

28. el arco � el d�a que llueve�s�mbolo del pacto seguro de misericordia hacia el pueblo de Dios recordado a la hora del juicio sobre los malvados, del mismo modo que ocurri� en el diluvio en los d�as de No� ( Apocalipsis 4:3). Como si se enarbolara desde el trono del Eterno un estandarte de paz, asegurando a todos que el prop�sito del cielo era preservar en vez de destruir. Aun cuando la obra divina necesitase un diluvio de ira, la fidelidad de Dios brillar�a al fin m�s fuerte todav�a en favor de los hijos de la promesa como resultado de las tribulaciones necesarias para prepararlos para recibir el bien final [Fairbairn] ( Isa�as 54:8). ca� sobre mi rostro�la actitud correcta, espiritualmente hablando, antes de entrar en cualquier obra activa para Dios (cap. 2:2; 3:23, 24; Apocalipsis 1:17). En este primer cap�tulo Dios reuni� en una visi�n la substancia de todo lo que ocupar�a la actividad prof�tica de Ezequiel; as� como tambi�n fu� hecho posteriormente en la visi�n preliminar del Apocalipsis, que tuvo San Juan.

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Ezekiel 1". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/ezekiel-1.html. 1871-8.