Bible Commentaries
Isaías 37

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

Versículos 1-38

CONTINUACION DE LA NARRACION DEL CAP. 36.

1. saco�(Nota, cap. 20:2). casa de Jehov��Punto de reuni�n del pueblo de Dios en tiempo de angustia (Salmo 73:16; Salmo 77:13).

2. a Isa�as�lo que indica la importancia de la posici�n del profeta en ese tiempo; los enviados eran funcionarios principales de la corte (cf. 2 Reyes 22:12).

3. reprensi�n�esto es, la reprensi�n de Jehov� por los pecados de su pueblo (Salmo 149:7; Oseas 5:9). blasfemia�el blasfemo escarnio de Rabsaces. los hijos, etc.�expresi�n proverbial, por: Nos encontramos en el mayor de los peligros y carecemos de medios para conjurarlo (cf. Oseas 13:13).

4. oir��Tomar� conocimiento ( 2 Samuel 16:12). y a reprender�y lo castigar� por las palabras, etc., (Salmo 50:21). reliquias�las dos tribus del reino de Jud�, pues Israel ya hab�a sido deportado. Isa�as es invitado a actuar como intercesor ante Dios.

6. los siervos�liter. j�venes, meros muchachos, lo que indica menosprecio, no una embajada de ancianos venerables. La voz hebrea es diferente de la de �siervos� del v. 5. blasfemado�(cap. 36:20).

7. un esp�ritu�(cap. 28:6; 1 Reyes 22:23), que ejercer� tal influencia en su juicio que cuando oiga el informe (v. 9 acerca de Tirhakah) regresar� [Gesenius]; el informe de la destrucci�n del ej�rcito en Jerusal�n, que lleg� a conocimiento de Senaquerib cuando estaba en el suroeste de Palestina, en la frontera de Egipto, lo indujo a retirarse. cuchillo�(v. 38).

8. Vuelto�al campamento de su amo. Libna�que significa blancura, la Blanche-garde de los cruzados [Stanley]. Eusebio y Jer�nimo la sit�an m�s al sur, en el distrito de Eleuter�polis, diez y ocho kil�metros al noroeste de Laquis, que Senaquerib hab�a capturado (Nota, cap. 36:2). Libna quedaba en Judea, la que hab�a sido dada a los sacerdotes ( 1 Cr�nicas 6:54, 1 Cr�nicas 6:57).

9. Tirhakah�(V�anse Notas, cap. 17:12; 18:6). Egipto fu� gobernado en parte por tres sucesivos monarcas et�opes, durante cuarenta o cincuenta a�os: Sabaco, Seveco y Tirhacah. Seveco se retir� del Bajo Egipto, debido a la resistencia de los sacerdotes, con lo cual Setos, sumo sacerdote, obtuvo el poder supremo, teniendo como capital a Tanis (en la Escritura �Zo�n�) o Memfis. Los et�opes se mantuvieron en el Alto Egipto, a las �rdenes de Tirhacah, teniendo como capital a Tebas. La fama de Tirhacah, como conquistador, rivaliz� con la de Sesostris; �l y uno cuando menos de los Faraones del Bajo Egipto, fueron aliados de Ezequ�as contra Asiria. La noticia de su acercamiento hizo que Senaquerib se mostrase m�s ansioso de posesionarse de Jerusal�n antes que su rival. envi�2 Reyes 19:9. expresa m�s ampliamente la avidez de Senaquerib, al a�adir la palabra �volvi�.

10. El procura influir a Ezequ�as, del mismo modo que lo hab�a hecho Rabsaces con el pueblo, dirigi�ndose a �l. No te enga�e tu Dios�(cf. N�meros 23:19).

11. todas las tierras�(cap. 14:17). Menos a Egipto, que no se atreve a ponerlo en la lista.

12. Goz�n�en la Mesopotamia, sobre el Chebar ( 2 Reyes 17:6; 2 Reyes 18:11). Goz�n es el nombre del distrito, Crebar, del r�o. Har�n�m�s al oeste. Abrah�n se traslad� a ella al salir de Ur ( G�nesis 11:31); es la �Carrae� de los Romanos. Rezeph�m�s al oeste, en la Siria. Ed�n�Hay una antigua aldea, Adna, al Norte de Bagdad. Algunos creen que Ed�n es el nombre de una regi�n (de Mesopotamia o su vecindad) en la cual estuvo el Para�so. El Para�so no era el mismo Ed�n ( G�nesis 2:8). �Un jard�n en Ed�n�. Thelasar�Ahora se llama Telafer, al oeste de Mosul [Layard]. Tel significa colina, en �rabe y asirio.

13. Henah � Hivah�en Babilonia. Los colonos de Ava fueron llevados a Samaria ( 2 Reyes 17:24).

14. las extendi��desenvolvi� el rollo del escrito. Dios �conoce nuestras necesidades antes que le pidamos�; pero �l se deleita en que las declaremos delante de �l con filial confianza ( 2 Cr�nicas 20:3, 2 Cr�nicas 20:11).

16. moras�el Shequinah, �gneo s�mbolo de la presencia de Dios, que habita en el templo con su pueblo, procede de Shachan, habitar ( �xodo 25:22; Salmo 80:1; Salmo 99:1). querubines�voz derivada, por transposici�n, ya sea de la ra�z hebrea: �Rachab�, cabalgar; o mejor de �Barac,� bendecir. Estaban formados de oro puro, lo mismo que el propiciatorio ( �xodo 25:19, margen de la Versi�n Inglesa). La frase �habitas entre los querubines� surgi� de la posici�n que cada uno de ellos ocupaba en uno de los extremos del propiciatorio, en tanto que el Shechinah y el sacrosanto nombre de JEHOVA, grabado en letras, estaban en el espacio intermedio. Tan inseparablemente asociados estaban los querubines a la manifestaci�n de la gloria de Dios, que ya sea que el Se�or estuviese en quietud o en actividad, siempre son mencionados con �l ( N�meros 7:89; Salmo 18:10). (1) Se les menciona por vez primera ( G�nesis 3:24) �en el extremo� (que es como podr�a traducirse la frase �al Oriente� de Ed�n; la voz hebrea para �colocar� significa propiamente �colocar en el tabern�culo�, lo que da a entender que �ste era un tabern�culo local, en el que los s�mbolos de la presencia de Dios estaban adecuadamente expuestos, de acuerdo con las alteradas circunstancias en que el hombre, despu�s de su ca�da, sol�a presentarse ante Dios. Fu� aqu� donde Ca�n y Abel y los patriarcas, hasta el diluvio, presentaron sus ofrendas. Por esto se le llama �la presencia del Se�or� ( G�nesis 4:16). A fines de la dispensaci�n patriarcal, cuando se suprimieron esos s�mbolos, se hicieron peque�os modelos de los mismos para uso dom�stico, llamados en caldeo Serafines o Terafines. (2) Los querubines del tabern�culo mosaico y del templo de Salom�n eran, en cuanto a la forma, como los de las cercan�as del Ed�n: figuras compuestas, en que se combinaban las propiedades que distingu�an a las diversas criaturas: el buey, como el primero entre los animales mansos y �tiles; el le�n, entre las fieras; el �guila, entre las aves; el hombre, la cabeza de todos (el se�or�o original que ten�a sobre el reino animal, que est� por ser restaurado en la persona de Jesucristo, Salmo 8:4, tambi�n est� inferido en esta combinaci�n). Estos son, al trav�s de la Escritura, representados como distintos de Dios; ni podr�an ser semejantes a �l, puesto que �l hab�a prohibido en absoluto hacer im�genes. (3) Han sido introducidos en la tercera dispensaci�n, o sea la evang�lica ( Apocalipsis 4:6), como seres vivientes; �stos no son �ngeles, sino seres estrechamente vinculados con la redimida Iglesia. As� ocurre tambi�n en Ezequiel 1 y 10. Es as� como a trav�s de las tres dispensaciones, parecen ser s�mbolos de aquellos que en todas las edades estudiar�an y proclamar�an oficialmente la multiforme sabidur�a de Dios. s�lo t��liter. �T� eres el solo Dios de todos los reinos�; mientras Senaquerib hab�a clasificado a Jehov� entre los dioses paganos, Ezequ�as afirma la nader�a de �stos y el exclusivo se�or�o de Aqu�l.

17. o�do � ojossingular, plural. Cuando queremos oir una cosa acercamos un o�do; cuando queremos ver algo abrimos ambos ojos.

18. destruyeron�con lo que admite la verdad de lo alegado por el asirio (cap. 36:18-20), pero a�ade la raz�n: �Porque ellos no eran dioses�.

19. entregaron los dioses � al fuego�La pol�tica de los asirios para enajenar a los pueblos conquistados de su propio pa�s era llevarlos a otras partes y destruir los �dolos tutelares de su naci�n, por ser el lazo m�s fuerte que los ligaba a su pa�s natal. La pol�tica de los Romanos era precisamente lo contrario.

20. El argumento m�s fuerte que puede usarse al hacer una s�plica a Dios, es el de su honor ( �xodo 32:12; Salmo 83:18; Daniel 9:18).

21. Acerca de lo que me rogaste�esto es, por cuanto no has confiado en tus propias fuerzas, sino en m� (cf. 2 Reyes 19:20). �Lo que me has rogado en contra de Senaquerib, etc., te he o�do� (Salmo 65:2).

22. Una transici�n po�tica en el paralelismo. virgen hija�T�rminos honrosos. �Virgen� da a entender que la ciudad es todav�a incorrupta. �Hija� es una personificaci�n colectiva femenina abstracta de la poblaci�n, que denota a los hijos del lugar (Nota, cap. 23:10; 1:8). Si�n y sus habitantes. Mene� su cabeza�en se�al de escarnio (Salmo 22:7; Salmo 109:25; Mateo 27:39). Entre nosotros, mover la cabeza es se�al de negativa o de desagrado; pero los gestos tienen diferentes significados en cada pa�s (cap. 58:9; Ezequiel 25:6; Sofon�as 2:15).

23. �A qui�n injuriaste �?�No a un �dolo.

24. dijiste�virtualmente: �Has dicho dentro de ti mismo? alturas�Figura tomada del derribo de �rboles en el L�bano (cap. 14:8; 33:9); sentido figurado, por �Yo he conducido mi victorioso ej�rcito al trav�s de las regiones m�s inaccesibles, a las tierras remotas�. laderas�mejor, epresiones [G. V. Smith]. sus hayas escogidas�no cipreses, como han traducido algunos; todav�a hay pinos y cedros en el noroeste del L�bano [Stanley]. alto de su l�mite�En 2 Reyes 19:23, �los alojamientos de sus l�mites�. En el ascenso de la cumbre, quiz�s hab�a alg�n lugar de descanso, o el l�mite hasta donde llegaban los que frecuentemente quer�an subir a la cima [Barnes]. Aqu� se habla simplemente de �lo alto de su l�mite�. monte de su Carmel�m�s bien, �su denso bosque�. Carmel expresa su gran exuberancia (Nota, cap. 10:18; 29:17).

25. cav�, y beb� las aguas�En 2 Reyes 19:24, dice �aguas ajenas�. He penetrado en tierras extranjeras donde tuve que abrir pozos para abastecer de agua a mis ej�rcitos; pero la carencia natural de agua no me ha impedido avanzar. r�os de lugares atrincherados�m�s bien, las corrientes (canales del Nilo) de Egipto. �Con la planta de mi pie�, expresa que no bien sus ej�rcitos penetraban en una regi�n, las corrientes quedaban agotadas por ellos; o mejor, que los r�os no eran obst�culo para el avance de sus ej�rcitos. As� el cap. 19:4-6, que se refiere a Egipto, �el r�o canales de defensa, se secar�n�. Horsley traduce el hebreo �los lugares sitiados�, las rocas.

26. Respuesta de Dios a Senaquerib. de mucho tiempo�T� te jactas de que todo se debe a tu consejo y poder; pero soy yo quien de mucho tiempo ha, lo he ordenado as� (cap. 22:11); t� s�lo fuiste el instrumento en mis manos (cap. 10:5, 15). Tal fu� la raz�n por la cual �los habitantes tuvieron escasas fuerzas delante de ti� (v. 27), a saber, que yo lo hab�a as� dispuesto. Sin embargo, t� est�s en mis manos y conozco tus caminos (v. 28), y por lo mismo te reprimir� (v. 29). Con�ctese tambi�n: Yo lo he dispuesto desde tiempos antiguos (o �formado�). La versi�n Reina-Valera est� respaldada por el cap. 33:13; 45:6, 21; 48:5.

27. Y sus moradores, cortos de manos�no a causa de tu poder, sino porque los hice incapaces de resistirte. hierba�que f�cilmente se marchita (cap. 40:6; Salmo 37:2). de los tejados�la cual, por tener poca tierra para nutrirse, se seca r�pidamente (Salmo 129:6). antes de saz�n��El campo de trigo (fr�gil y tierno) antes que el grano madure� [Smith].

28. tu estado�mejor, tu sentarte (Salmo 139:2). Estas expresiones describen todo el curso de la vida de un hombre ( Deuteronomio 6:7; Deuteronomio 28:6; 1 Reyes 3:7; Salmo 121:8). Aqu� hay tambi�n una alusi�n especial al primer estado de Senaquerib en su pa�s, luego a su salida contra Jud� y Egipto, as� como a su furor contra Jehov� (v. 4).

29. tu estruendoinsolencia. anzuelo en tu nariz�como a una fiera conducida con anilla en la nariz, se le obligar� a regresar a su pa�s (cf. Job 41:1; Ezequiel 19:4; Ezequiel 29:4; Ezequiel 38:4). En un bajo relieve de Korsabad, los cautivos son conducidos ante el rey sujetados por una cuerda atada a un gancho o argolla pendiente del labio inferior o superior, y de la nariz.

30. Estas palabras est�n dirigidas a Ezequ�as. se�al�la cual, una vez cumpilda, confirmar�a la verdad de toda la profec�a tocante a la derrota del enemigo. Los dos a�os durante los cuales ser�an alimentados con lo que la tierra produjese espont�neamente se refieren al tiempo cuando Judea fu� arrasada por Senaquerib (cap. 32:10). Trad�zcase: �Vosotros comisteis (el primer a�o) lo que crece de suyo; y el segundo a�o lo que crece de suyo, pero en este tercer a�o sembrar�is�, etc., porque en este a�o la tierra ser� liberada de su enemigo. El hecho de que Senaquerib levantase inmediatamente despu�s su campamento y se fuese, demuestra que los dos primeros a�os se refieren al pasado, no al futuro [Rosenmuller]. Otros que remiten los primeros dos a�os al futuro, salen de la dificultad con respecto a la urgente salida de Senaquerib al suponer que ese a�o era sab�tico; el segundo, el jubileo; pero el contexto no contiene ninguna indicaci�n al respecto.

31. el residuo�Jud� permaneci� despu�s de que las diez tribus fueron llevadas en cautiverio; tambi�n se alude a los que sobrevivir�an a la invasi�n de Senaquerib.

33. escudo�se acerc� a ella, pero en realidad, no le fu� permitido sitiarla. baluarte�una defensa para los agresores al atacar los muros.

34. (V�ase v. 29, 37; cap. 29:5-8.)

35. yo amparar��No obstante las medidas de defensa tomadas por Ezequ�as ( 2 Cr�nicas 32:3). Jehov� fu� su verdadero defensor. por amor de m��por cuanto el Nombre de Jehov� fu� blasfemado por Senaquerib (v. 23). y por amor de David�a causa de la promesa que le hab�a hecho a David (Salmo 132:17), y al Mes�as, el heredero del trono de David (cap. 9:7; 11:1).

36. Algunos creen que la destrucci�n fu� motivada por la pestilencia (Nota, cap. 33:24), la cual pudo haber causado la enfermedad de Ezequ�as, narrada a continuaci�n; pero el cap. 33:1, 4, prueba que los jud�os despojaron los cad�veres, cosa que no se habr�an atrevido a hacer si hubiese habido en ellos alguna infecci�n pest�fera. El segundo agente, seg�n el cap. 29:6; 30:30, fu� una tormenta de granizo, de truenos y rel�mpagos (cf. �xodo 9:22). El sim�n pertenece m�s bien al Africa y a la Arabia que a la Palestina, aparte de que de ordinario no produce esos destructivos efectos. Algunos elementos del ej�rcito, seg�n 2 Cr�nicas 32:21, parece que sobrevivieron a la cat�strofe y acompa�aron a Senaquerib hasta su tierra. Her�doto ( 2 Cr�nicas 2:141) nos ha trasmitido un relato que confirma la Escritura tocante al repentino descalabro del ej�rcito asirio. A�ade que los sacerdotes egipcios le dijeron que Senaquerib se vi� forzado a retirarse de Pelussio debido a una plaga de ratones de campo, enviados por uno de sus dioses, los cuales royeron las cuerdas de los arcos y las correas de los escudos de los asirios. Cf. el lenguaje del v. 33: �No echar� saeta en ella ni delante de ella vendr� con escudo�, que los egipcios corrompieron en su versi�n del relato. Por ese entonces Senaquerib estaba con una parte de su ej�rcito, no en Jerusal�n, sino en la frontera de Egipto, al suroeste de Palestina. La repentina destrucci�n de sus fuerzas, cerca de Jerusal�n, que formaban una parte considerable de su ej�rcito, as� como el avance del et�ope Tirhacah, lo indujeron a retirarse, suceso que los egipcios refirieron en una forma que redundaba en honor de sus dioses. El rat�n era el emblema egipcio de la destrucci�n. El Apolo griego, el dios protector de la agricultura, era llamado Sminthe�s, de una palabra cretense que significa rat�n, y se le representaba con un pie sobre un rat�n, ya que el rat�n campesino da�aba el grano. Las inscripciones asirias suprimen, por supuesto, su derrota, pero en ninguna parte se halla que se jactasen de haber tomado a Jerusal�n, y la �nica raz�n que puede darse de que Senaquerib no haya retornado a Judea, en medio de tantas expediciones subsiguientes consignadas en sus monumentos, fu� la terrible calamidad que all� hab�a sufrido, que lo convenci� de que Ezequ�as estaba bajo la protecci�n divina. Rawlinson dice: �En el relato que Senaquerib hace de sus guerras con Ezequ�as, escrito en caracteres cuneiformes en la sala del palacio de Koyunjik, constru�do por �l (de 42 metros de largo por 33 de ancho) en el que hasta est�n retratadas las fisonom�as de los cautivos jud�os, aparece un notable pasaje: despu�s de referir la captura de doscientos mil prisioneros jud�os, a�ade: �Luego or� a Dios�; �nico ejemplo de una inscripci�n en que aparece el nombre de Dios sin ning�n aditamento pagano. Es probable que el Salmo 46 conmemore la liberaci�n de Jud�. Esta ocurri� durante una �noche�, seg�n 2 Reyes 19:35, con cuyo pasaje coinciden involuntariamente las palabras de Isa�as: �cuando se levantaron por la ma�ana, etc.�. y cuando se levantaron�los jud�os. cuerpos de muertos�asirios.

37. hizo su morada en N�nive�unos veinte a�os despu�s del desastre, seg�n las inscripciones. La palabra �mor� es compatible con cualquier extensi�n indefinida de tiempo. N�nive, llamada as�, proviene de Ninus, esto es, de Nimrod, su fundador. Su nombre significa imp�o sumamente rebelde; pues subvirti� el existente orden patriarcal de la sociedad, introduciendo el caudillaje, fundado en la conquista; la caza fu� su escuela preparatoria para la guerra. Era de la raza de Cam; traspas� los l�mites se�alados por Dios ( G�nesis 10:8, G�nesis 10:25); traspas� asimismo los l�mites de la posesi�n de Sem; abandon� a Babel por un tiempo, despu�s de la milagrosa confusi�n de lenguas, y fund� a N�nive. Despu�s de su muerte, fu� adorado como Ori�n, la constelaci�n de ese nombre (Nota, Job 9:9; Job 38:31).

38. NisrochNisr, en lengua sem�tica, significa �guila; la terminaci�n och significa grande. El �guila con cabeza humana en las esculturas asir�as es sin duda Nisroch, o sea el mismo Asur, el principal dios asirio. La diosa que correspond�a a �ste era Ashera o Astarte. Este nombre significa �bosque� o �rbol sagrado, hallado frecuentemente como el s�mbolo de los ej�rcitos celestes (Saba) en las esculturas; as� como Asur el Ep�nimo h�roe de Asiria ( G�nesis 10:11) correspond�a al sol o Baal, Belo; que describe su oficio de Se�or. Esto explica el t�rmino �entalladura del bosque� ( 2 Reyes 21:7). El �guila era adorada por los persas y los �rabes de la antig�edad. Esarhad�n�En Esdras 4:2, se halla mencionado por haber llevado colonos a Samaria. Tambi�n se cree que fu� �ste el rey que se llev� a Manas�s cautivo a Babilonia ( 2 Cr�nicas 33:11). Este mismo rey construy� el palacio levantado en el mont�culo de Nebiyunus, y lo llam� palacio del Suroeste de Nimroud, el cual fu� destru�do por el fuego, pero su nombre y las guerras que hizo est�n consignadas en los edictos encontrados en ese edificio. Los materiales de construcci�n fueron sacados de los palacios del noroeste, pertenecientes a la antigua dinast�a, la que se extingui� con Pul.

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Isaiah 37". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/isaiah-37.html. 1871-8.