DETALLES SUPLEMENTARIOS. (Se ha sostenido que este cap�tulo ha sido a�adido por otra mano, contra clara evidencia en contra, por algunos cr�ticos modernos, principalmente porque el evangelista hab�a conclu�do su parte de la obra con el cap. 20:30, 31. Pero ni en las Ep�stolas del Nuevo Testamento, ni en otros autores buenos, es inusitado intercalar asuntos suplementarios, y por consiguiente, tener m�s de una sola terminaci�n].
1, 2. Despu�s se manifest� Jes�s � y manifest�se de esta manera�Esta forma de hablar indica que despu�s de su resurrecci�n, �l no se mostraba sino ocasional e inesperadamente, y de manera sobrenatural, mas real y corporalmente. Natanael�V�ase la nota acerca de Mateo 10:3.
3-6. D�celes Sim�n: A pescar voy�V�ase la nota acerca de Lucas 5:11. aquella noche no cogieron nada�como cuando la primera pesca milagrosa (v�ase la nota acerca de Lucas 5:5); sin duda as� dispuesto por Dios para que el milagro los impresionara tanto m�s por el contraste. El mismo principio se ve en operaci�n durante gran parte del ministerio de Cristo, y es en efecto una gran lev del proceder espiritual de Dios con su pueblo.
4. Jes�s se puso�Cf. cap. 20:19, 26. mas los disc�pulos no entendieron que era Jes�s�Tal vez hab�a habido alg�n intervalo considerable desde la �ltima manifestaci�n, y habi�ndose puesto de acuerdo para volver a su empleo secular, ellos no estaban preparados para verlo. Mozos�Este t�rmino no lo identificar�a necesariamente, por no ser inusitado de parte de alguna persona de rango superior; pero cuando ellos lo reconocieran, se dar�an cuenta de que esto era muy propio de su Maestro. �ten�is algo de comer?��provisiones�, �abastecimientos�, queriendo decir en este caso0 pescado. Respondi�ronle: No�Esto fu� en su estilo acostumbrado, haciendo que ellos dijeran su situaci�n, para prepararlos as� para lo que ven�a.
6. Y �l les dice: Echad la red a la mano derecha del barco�sin duda, por esta direcci�n concreta, queriendo revelarles su conocimiento del mar y su poder sobre �l.
7-11. aquel disc�pulo, al cual amaba Jes�s, dijo a Pedro: El Se�or es�nuevamente teniendo la ventaja de su hermano en la celeridad de reconocimiento (v�ase el cap. 20:8), a ser seguido por una actividad en Pedro muy propia de �l. estaba desnudo�con solamente la ropa interior. ech�se a la mar�en la parte poco profunda, a menos de cien metros de la ribera (v. 8); no pensando nadar, sino llegar a Jes�s m�s pronto que en el barco lleno, el cual dif�cilmente pod�an llevar remando hasta la ribera.
9. vieron ascuas puestas, y un pez encima de ellas, y pan�Cotejando esto con 1 Reyes 19:6, y pasajes similares, aparecer�n los medios invisibles por los cuales Jes�s hizo esta provisi�n.
10. D�celes Jes�s: Traed de los peces que cogisteis ahora�Obs�rvese la provisi�n doble as� lograda: la de �l y la de ellos. El significado de esto tal vez aparecer� luego.
11. Subi� Sim�n Pedro�a bordo. y trajo la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres: y siendo tantos, la red no se rompi��La referencia manifiesta aqu� a la pesca milagrosa anterior ( Lucas 5:1), nos da la clave a esta escena. All� la pesca fu� simb�lica del �xito de su m�nisterio futuro: Mientras un �temor le hab�a rodeado [a Pedro], y a todos los que estaban con �l, de la presa de los peces que hab�an tomado � Jes�s dijo a Sim�n: No temas: desde ahora pescar�s hombres.� Tambi�n, cuando fueron llamados la primera vez, en el acto de echar �la red en la mar; porque eran pescadores�, la misma referencia simb�lica fu� hecha a su ocupaci�n secular: �Venid en pos de m�, y os har� pescadores de hombres�. ( Mateo 4:18). Aqu�, entonces, si solamente tenemos en cuenta la misma referencia simb�lica, ser� claro todo el prop�sito de esta escena. La multitud y el tama�o de los peces que ellos tomaron, simb�licamente prefiguraban el inmenso �xito de su ministerio que ya estaba acerc�ndose, y �sta s�lo como un principio de futuras pescas, por medio del ministerio cristiano, hasta que �la tierra ser� llena del conocimiento de la gloria de Jehov�, como las aguas cubren la mar.� Y mientras que, en la primera ,pesca milagrosa, la red �se romp�a� por el peso de lo que conten�a�expresivo de la dificultad con que, despu�s de �pescados los hombres�, ellos ser�an capaces de retener, o evitar que escaparan para volver al mundo�aqu�, �siendo tantos, la red no se rompi�, �no nos hace recordar dichos como �stos (cap. 10:28): �Yo les doy [a mis ovejas] vida eterna; y no perecer�n para siempre ni nadie las arrebatar� de mi mano�? [Luthardt]. Pero no por medio del ministerio cristiano son juntados todos los disc�pulos verdaderos. Jes�s mismo, por m�todos invisibles, recoge a algunos, quienes despu�s son reconocidos por los pescadores de hombres ya constitu�dos, y quienes participan de los frutos de sus labores. Y �no son �stos simbolizados por aquella porci�n del refrigerio galileo que hallaron los pescadores, de alg�n modo invisible, ya preparada para ellos.
12-14. Y ninguno de los disc�pulos osaba preguntarle: �T�, qui�n eres? sabiendo que era el Se�or�dando a entender que les habr�a gustado o�rle decir: �Yo soy�; pero teniendo evidencia tan convincente, ellos ten�an miedo de ser censurados por �su incredulidad y dureza de coraz�n�, si osaran hacerle la pregunta.
13. toma el pan, y les da; y asimismo del pez�V�ase la nota acerca de Lucas 24:30.
14. Esta era ya la tercera vez que Jes�s se manifest� a sus disc�pulos�a sus disc�pulos reunidos; pues si contamos sus apariciones a disc�pulos individuales, ser�an m�s veces.
15-17. Y cuando hubieron comido, Jes�s dijo�Parece que el silencio hab�a reinado durante la comida; ininterrumpido por parte de �l, para que por su observaci�n muda de �l tuvieran ellos tanto m�s comprobada la seguridad de su identidad; y de parte de ellos, por cortedad reverente de hablar mientras �l no hablara. Sim�n, hijo de Jon�s, �me amas m�s que �stos?�refiri�ndose cari�osamente a aquellas palabras tristes de Pedro, un poco antes que negara a su Se�or: �Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca ser� escandalizado� ( Mateo 26:33), y pensando por esta alusi�n traer toda la escena viva ante su mente, y avergonzarlo. Si, Se�or: t� sabes que te amo�El no agrega �m�s que �stos�, pero antepone una apelaci�n afectuosa a la misma omnisciencia del Salvador por la verdad de su protestaci�n, lo que hace que sea totalmente diferente de su dicho anterior. D�cele: Apacienta mis corderos�Es seguramente equivocado considerar este t�rmino como un mero diminutivo de cari�o, y como queriendo decir lo mismo que �las ovejas� [Webster y Wilkinson]. Est� mucho m�s de acuerdo con la usanza entender por �corderos� los disc�pulos j�venes y tiernos, ya sea en edad o en experiencia cristiana ( Isa�as 40:11; 1 Juan 2:12), y por las �ovejas� los m�s maduros. �Diremos (con muchos) que Pedro fu� rehabilitado aqu� en su puesto? No exactamente, puesto que en realidad no fu� exclu�do de �l. Pero despu�s de un comportamiento como el de �l, despu�s de la profunda herida que hab�a recibido el honor de Cristo, la mancha tra�da sobre su puesto, el da�o hecho a su alta posici�n entre los hermanos, y aun su propio consuelo, en perspectiva de la gran obra delante de �l, hac�a falta alguna renovaci�n semejante de su llamamiento y restablecimiento de su posici�n
16. Vu�lvele a decir la segunda vez ��me amas? etc.�En esta segunda repetici�n, aunque se pensaba reabrir la her�da, no se repiten las palabras �m�s que �stos�; porque Cristo es m�dico tierno como tambi�n h�bil, y el silencio de Pedro sobre este punto fu� confesi�n bastante de su pecado y locura. Como Pedro repite su protestaci�n en las mismas palabras, el Se�or se eleva m�s alto en la manifestaci�n de su gracia restauradora. Apacienta mis ovejas�Se ha dicho que la palabra aqu� es cambiada a prop�sito de una usada en el v. 15, que qu�ere decir simplemente dar de comer � a los corderos�, a una que quiere decir atender, cuidar como pastor, dando a entender el ejercicio permanente, continuado de aquella vocaci�n, y en sus funciones m�s elevadas.
17. D�cele la tercera vez: Sim�n, hijo de Jon�s, �me amas? Entristeci�se Pedro de que le dijese la tercera vez, etc.�Esta fu� la incisi�n m�s honda del m�dico en la herida, cuando Pedro todav�a sent�a el dolor de los dos sondeos anteriores. Hasta ahora Pedro no se hab�a dado cuenta todav�a del objeto de esta serie de sondeos. La tercera vez lo revela todo, trayendo ante su vista tal arremetida de tristes recuerdos de que �tres veces neg� que lo conoc�a� que lo siente en lo m�s vivo. Conven�a que lo sintiera; se quer�a que lo sintiese. Pero logrado su prop�sito, el di�logo doloroso termina con un grato: �Apacienta mis ovejas�; como si dijera el Se�or: �Ahora, Sim�n, se ha disipado la �ltima manchita de la nube que te hac�a sombra desde aquella noche de noches: Desde ahora eres para m� y mi obra como si no hubiese acaecido aquella escena.�
18, 19. Cuando eras m�s mozo�abarcando todo el per�odo de la vida hasta el borde de la vejez. te ce��as, e ibas donde quer�as�eras due�o de ti mismo. cuando ya fueres viejo, extender�s tus manos�para ser atado para la ejecuci�n, aunque no necesariamente en una cruz. Sin embargo, no hay motivo para dudar la tradici�n antigua de que Pedro muri� crucificado. esto dijo, dando a entender con qu� muerte hab�a de glorificar a Dios�No es pues una mera predicci�n de la manera de su muerte, sino del honor que ser�a conferido a �l por morir en nombre de su Se�or. Y, en efecto, sin duda, esta predicci�n fu� propuesta para sellar su triple restauraci�n: �S�, Sim�n, no s�lo dar�s a comer a mis corderos y atender�s a mis ovejas, sino despu�s de una larga carrera de tal servicio, ser�s contado digno de morir por el nombre del Se�or Jes�s.� Y dicho esto, d�cele: S�gueme�Uniendo as� esta predicci�n con la invitaci�n a seguirlo, indicar�a el evangelista el sentido m�s profundo en el cual fu� entendido este llamamiento, de no acompa�arlo meramente en aquel momento, sino de venir en pos de �l �llevando su cruz�.
20, 21. Volvi�ndose Pedro�indicando que �l segu�a inmediatamente como se le mand�. ve a aquel disc�pulo al cual amaba Jes�s que segu�a, el que tambi�n se hab�a recostado a su pecho en la cena, y le hab�a dicho: Se�or, �qui�n es el que te ha de entregar?�El evangelista hace estas alusiones a la familiaridad peculiar a la cual hab�a sido admitido en la m�s memorable de todas las ocasiones, tal vez afectuosamente para dar raz�n de la pregunta un tanto osada de Pedro acerca de �l; lo que es m�s bien probable, como fu� por la sugesti�n de Pedro, que Juan hizo la pregunta acerca del traidor que aqu� se recuerda (cap. 13:24, 25). Pedro � dice a Jes�s: Se�or, �y �ste, qu�?���Qu� de este hombre�? o, ��C�mo le ir� a �l?�
22, 23. D�cele Jes�s: Si quiero que �l quede hasta que yo venga, �qu� a ti? S�gueme t��Por el hecho de que Juan solo de los Doce sobrevivi� la destrucci�n de Jerusal�n, y as� fu� testigo de aquella serie de acontecimientos que pertenece a �los �ltimos d�as�, muchos int�rpretes buenos creen que �sta es una predicci�n virtual del hecho, y no una mera suposici�n. Pero esto es muy dudoso, y parece m�s natural considerar que nuestro Se�or no pensaba dar ninguna indicaci�n positiva de la suerte de Juan, sino que era un asunto que pertenec�a al Se�or de los dos, quien lo revelar�a o lo encubrir�a seg�n creyera propio, y que le correspond�a a Pedro prestar atenci�n a sus asuntos propios. De acuerdo con esta interpretaci�n, en el �s�gueme t��, la palabra �t�� es enf�tica. N�tese la disposici�n absoluta de la vida humana que pretende Cristo como suya por derecho: �Si quiero que �l quede hasta que yo venga�, etc. Sali� entonces este dicho entre los hermanos, que aquel disc�pulo no hab�a de morir�creencia en la cual ellos cayeron tanto m�s f�cilmente por la expectativa general de que la segunda venida de Cristo estaba entonces cerca. Mas Jes�s no le dijo, No morir��El evangelista es celoso por el honor de su Se�or, el cual se podr�a creer que la muerte de Juan comprometer�a, si tal malentendido no fuera corregido.
24, 25. LA TERMINACION FINAL DE ESTE EVANGELIO. Este es aquel disc�pulo que da testimonio de estas cosas, y escribi� estas cosas�identificando as� al autor de este libro con todo lo que dice de este disc�pulo�y sabemos que su testimonio es verdadero�Cf. cap. 19:35. Y hay tambi�n otras muchas cosas que hizo Jes�s�V�ase el cap. 20:30, 31. si se escribiesen cada una � pienso�expresi�n usada para dar a entender que lo que sigue no hay que tomarlo demasiado literalmente. ni aun en el mundo � cabr�an los libros, etc.�no una expresi�n meramente hiperb�lica, distinta de la sublime sencillez de este escritor, sino dicho para hacer entender al lector que, aun ahora cuando �l hab�a terminado de escribir, le parec�a que faltaba mucho para agotar todos los materiales; que �l mismo estaba rebosando, y podr�a multiplicar �Evangelios� hasta casi cualquier extensi�n dentro de los l�mites estrictos de lo que �Jes�s hizo�. Pero en la limitaci�n de estas Historias incomparables, en cuanto a n�mero, hay tanto de aquella sabidur�a divina que ha presidido y penetra los or�culos vivos, como en su variedad y plenitud.
TABLA CRONOLOGICA DE LOS MILAGROS DE CRISTO
Sobre el orden de algunos de los Milagros y de las Par�bolas de nuestro Se�or, habiendo escasos datos, existe considerable diferencia de opini�n.
MILAGROS
D�nde se verificaron
D�nde se relatan
El agua hecha vino
Can� de Galilea
Joel 2:1
Los comerciantes arrojados del templo
Jerusal�n
Joel 2:13
El hijo del noble sanado
Can�
Joel 4:46
La primera pesca milagrosa
Mar de Galilea
Lucas 5:1
El leproso sanado
Capernaum
Mateo 8:2; Marco 1:40; Lucas 5:12.
El siervo del centuri�n sanado
Capernaum
Mateo 8:5; Lucas 7:1
El hijo de la viuda resucitado
Na�n
Lucas 7:11
El endemoniado sanado
Capernaum
Marco 1:21; Lucas 4:31
La suegra de Pedro sanada
Capernaum
Mateo 8:14, Mateo 8:15; Marco 1:29; Lucas 4:38
El paral�tico sanado
Capernaum
Mateo 9:2; Marco 2:1; Lucas 5:17
El hombre impotente sanado
Jerusal�n
Joel 5:1.
El hombre de la mano seca sanado
Galilea
Mateo 12:10; Marco 3:1; Lucas 6:6
El endemoniado ciego y mudo sanado
Galilea
Mateo 12:22; Lucas 11:14
La tempestad calmada
Mar de Galilea
Mateo 8:23; Marco 4:35; Lucas 8:22
Los endemoniados gadarenos sanados
Gadara
Mateo 8:28; Marco 5:1
La hija de Jairo resucitada
El flujo de sangre sanado
Capernaum
Cerca de
Capernaum
}
Mateo 9:18; Marco 5:22; Lucas 8:41
Los dos hombres ciegos sanados
Capernaum
Mateo 9:27
El endemoniado mudo sanado
Capernaum
Mateo 9:32
Los cinco mil alimentados
Dec�polis
Mateo 14:13; Marco 6:31; Lucas 9:10; Joel 6:5-14
Jes�s camina sobre las aguas
Mar de Galilea
Mateo 14:22; Marco 6:45; Joel 6:15-21
La hija de la mujer sirofenisa
Costas de Tiro y Sid�n
Mateo 15:21; Marco 7:24
El sordo y tartamudo sanado
Dec�polis
Marco 7:31
Los cuatro mil alimentados
Dec�polis
Mateo 15:32; Marco 8:1
Un ciego sanado
Betsaida
Marco 8:22
El joven lun�tico sanado
Cerca de Cesarea de Filipo
Mateo 17:14; Marco 9:14; Lucas 9:37.
La provisi�n milagrosa de tributo
Capernaum
Mateo 17:24
Los ojos del ciego de nacimiento abiertos
Jerusal�n
Joel 9:1
La mujer enferma desde hac�a 18 a�os sanada
[Perea]
Lucas 13:10
El hidr�pico sanado
[Perea]
Lucas 14:1
Los diez leprosos limpiados
Frontera de Samaria
Lucas 17:11
L�zaro resucitado
Betania
Joel 11:1
Los dos mendigos ciegos sanados
Jeric�
Mateo 20:26; Marco 10:46; Lucas 18:35
La higuera est�ril maldita
Betania
Mateo 21:12, Mateo 21:13, Mateo 21:18, Mateo 21:19; Marco 11:12
Los comerciantes arrojados del templo
Jerusal�n
Lucas 19:45, Lucas 19:46
La oreja de Malco sanada
Getseman�
Mateo 26:51; Marco 14:47; Lucas 22:50, Lucas 22:51; Joel 18:10,11
La segunda pesca
Mar de Galilea
Joel 21:1
TABLA CRONOLOGICA DE LAS PARABOLAS DE CRISTO
PARABOLAS
D�nde se pronunciaron
D�nde se relatan
Los dos deudores
[Capernaum]
Lucas 7:40
El hombre fuerte armado
Galilea
Mateo 12:29; Marco 3:27; Lucas 11:21, Lucas 11:22.
El esp�ritu inmundo
Galilea
Mateo 12:43; Lucas 11:24
El sembrador
Costa del Mar de Galilea
Mateo 13:3, Mateo 13:18; Marco 4:3, Marco 4:14; Lucas 8:5, Lucas 8:11
La ciza�a y el trigo
Costa del Mar de Galilea
Mateo 13:24, Mateo 13:36
El grano de mostaza
Costa del Mar de Galilea
Mateo 13:31, Mateo 13:32; Marco 4:30; Lucas 13:18, Lucas 13:19
Declaración de derechos de autor Estos archivos son un derivado de una edición electrónica preparada a partir de texto escaneado por Woodside Bible Fellowship. Esta edición expandida del Comentario Jameison-Faussett-Brown está en el dominio público y puede ser utilizado y distribuido libremente.
Información bibliográfica Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre John 21". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/john-21.html. 1871-8.
Versículos 1-25
DETALLES SUPLEMENTARIOS. (Se ha sostenido que este cap�tulo ha sido a�adido por otra mano, contra clara evidencia en contra, por algunos cr�ticos modernos, principalmente porque el evangelista hab�a conclu�do su parte de la obra con el cap. 20:30, 31. Pero ni en las Ep�stolas del Nuevo Testamento, ni en otros autores buenos, es inusitado intercalar asuntos suplementarios, y por consiguiente, tener m�s de una sola terminaci�n].
1, 2. Despu�s se manifest� Jes�s � y manifest�se de esta manera�Esta forma de hablar indica que despu�s de su resurrecci�n, �l no se mostraba sino ocasional e inesperadamente, y de manera sobrenatural, mas real y corporalmente. Natanael�V�ase la nota acerca de Mateo 10:3.
3-6. D�celes Sim�n: A pescar voy�V�ase la nota acerca de Lucas 5:11. aquella noche no cogieron nada�como cuando la primera pesca milagrosa (v�ase la nota acerca de Lucas 5:5); sin duda as� dispuesto por Dios para que el milagro los impresionara tanto m�s por el contraste. El mismo principio se ve en operaci�n durante gran parte del ministerio de Cristo, y es en efecto una gran lev del proceder espiritual de Dios con su pueblo.
4. Jes�s se puso�Cf. cap. 20:19, 26. mas los disc�pulos no entendieron que era Jes�s�Tal vez hab�a habido alg�n intervalo considerable desde la �ltima manifestaci�n, y habi�ndose puesto de acuerdo para volver a su empleo secular, ellos no estaban preparados para verlo. Mozos�Este t�rmino no lo identificar�a necesariamente, por no ser inusitado de parte de alguna persona de rango superior; pero cuando ellos lo reconocieran, se dar�an cuenta de que esto era muy propio de su Maestro. �ten�is algo de comer?��provisiones�, �abastecimientos�, queriendo decir en este caso0 pescado. Respondi�ronle: No�Esto fu� en su estilo acostumbrado, haciendo que ellos dijeran su situaci�n, para prepararlos as� para lo que ven�a.
6. Y �l les dice: Echad la red a la mano derecha del barco�sin duda, por esta direcci�n concreta, queriendo revelarles su conocimiento del mar y su poder sobre �l.
7-11. aquel disc�pulo, al cual amaba Jes�s, dijo a Pedro: El Se�or es�nuevamente teniendo la ventaja de su hermano en la celeridad de reconocimiento (v�ase el cap. 20:8), a ser seguido por una actividad en Pedro muy propia de �l. estaba desnudo�con solamente la ropa interior. ech�se a la mar�en la parte poco profunda, a menos de cien metros de la ribera (v. 8); no pensando nadar, sino llegar a Jes�s m�s pronto que en el barco lleno, el cual dif�cilmente pod�an llevar remando hasta la ribera.
9. vieron ascuas puestas, y un pez encima de ellas, y pan�Cotejando esto con 1 Reyes 19:6, y pasajes similares, aparecer�n los medios invisibles por los cuales Jes�s hizo esta provisi�n.
10. D�celes Jes�s: Traed de los peces que cogisteis ahora�Obs�rvese la provisi�n doble as� lograda: la de �l y la de ellos. El significado de esto tal vez aparecer� luego.
11. Subi� Sim�n Pedro�a bordo. y trajo la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres: y siendo tantos, la red no se rompi��La referencia manifiesta aqu� a la pesca milagrosa anterior ( Lucas 5:1), nos da la clave a esta escena. All� la pesca fu� simb�lica del �xito de su m�nisterio futuro: Mientras un �temor le hab�a rodeado [a Pedro], y a todos los que estaban con �l, de la presa de los peces que hab�an tomado � Jes�s dijo a Sim�n: No temas: desde ahora pescar�s hombres.� Tambi�n, cuando fueron llamados la primera vez, en el acto de echar �la red en la mar; porque eran pescadores�, la misma referencia simb�lica fu� hecha a su ocupaci�n secular: �Venid en pos de m�, y os har� pescadores de hombres�. ( Mateo 4:18). Aqu�, entonces, si solamente tenemos en cuenta la misma referencia simb�lica, ser� claro todo el prop�sito de esta escena. La multitud y el tama�o de los peces que ellos tomaron, simb�licamente prefiguraban el inmenso �xito de su ministerio que ya estaba acerc�ndose, y �sta s�lo como un principio de futuras pescas, por medio del ministerio cristiano, hasta que �la tierra ser� llena del conocimiento de la gloria de Jehov�, como las aguas cubren la mar.� Y mientras que, en la primera ,pesca milagrosa, la red �se romp�a� por el peso de lo que conten�a�expresivo de la dificultad con que, despu�s de �pescados los hombres�, ellos ser�an capaces de retener, o evitar que escaparan para volver al mundo�aqu�, �siendo tantos, la red no se rompi�, �no nos hace recordar dichos como �stos (cap. 10:28): �Yo les doy [a mis ovejas] vida eterna; y no perecer�n para siempre ni nadie las arrebatar� de mi mano�? [Luthardt]. Pero no por medio del ministerio cristiano son juntados todos los disc�pulos verdaderos. Jes�s mismo, por m�todos invisibles, recoge a algunos, quienes despu�s son reconocidos por los pescadores de hombres ya constitu�dos, y quienes participan de los frutos de sus labores. Y �no son �stos simbolizados por aquella porci�n del refrigerio galileo que hallaron los pescadores, de alg�n modo invisible, ya preparada para ellos.
12-14. Y ninguno de los disc�pulos osaba preguntarle: �T�, qui�n eres? sabiendo que era el Se�or�dando a entender que les habr�a gustado o�rle decir: �Yo soy�; pero teniendo evidencia tan convincente, ellos ten�an miedo de ser censurados por �su incredulidad y dureza de coraz�n�, si osaran hacerle la pregunta.
13. toma el pan, y les da; y asimismo del pez�V�ase la nota acerca de Lucas 24:30.
14. Esta era ya la tercera vez que Jes�s se manifest� a sus disc�pulos�a sus disc�pulos reunidos; pues si contamos sus apariciones a disc�pulos individuales, ser�an m�s veces.
15-17. Y cuando hubieron comido, Jes�s dijo�Parece que el silencio hab�a reinado durante la comida; ininterrumpido por parte de �l, para que por su observaci�n muda de �l tuvieran ellos tanto m�s comprobada la seguridad de su identidad; y de parte de ellos, por cortedad reverente de hablar mientras �l no hablara. Sim�n, hijo de Jon�s, �me amas m�s que �stos?�refiri�ndose cari�osamente a aquellas palabras tristes de Pedro, un poco antes que negara a su Se�or: �Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca ser� escandalizado� ( Mateo 26:33), y pensando por esta alusi�n traer toda la escena viva ante su mente, y avergonzarlo. Si, Se�or: t� sabes que te amo�El no agrega �m�s que �stos�, pero antepone una apelaci�n afectuosa a la misma omnisciencia del Salvador por la verdad de su protestaci�n, lo que hace que sea totalmente diferente de su dicho anterior. D�cele: Apacienta mis corderos�Es seguramente equivocado considerar este t�rmino como un mero diminutivo de cari�o, y como queriendo decir lo mismo que �las ovejas� [Webster y Wilkinson]. Est� mucho m�s de acuerdo con la usanza entender por �corderos� los disc�pulos j�venes y tiernos, ya sea en edad o en experiencia cristiana ( Isa�as 40:11; 1 Juan 2:12), y por las �ovejas� los m�s maduros. �Diremos (con muchos) que Pedro fu� rehabilitado aqu� en su puesto? No exactamente, puesto que en realidad no fu� exclu�do de �l. Pero despu�s de un comportamiento como el de �l, despu�s de la profunda herida que hab�a recibido el honor de Cristo, la mancha tra�da sobre su puesto, el da�o hecho a su alta posici�n entre los hermanos, y aun su propio consuelo, en perspectiva de la gran obra delante de �l, hac�a falta alguna renovaci�n semejante de su llamamiento y restablecimiento de su posici�n
16. Vu�lvele a decir la segunda vez ��me amas? etc.�En esta segunda repetici�n, aunque se pensaba reabrir la her�da, no se repiten las palabras �m�s que �stos�; porque Cristo es m�dico tierno como tambi�n h�bil, y el silencio de Pedro sobre este punto fu� confesi�n bastante de su pecado y locura. Como Pedro repite su protestaci�n en las mismas palabras, el Se�or se eleva m�s alto en la manifestaci�n de su gracia restauradora. Apacienta mis ovejas�Se ha dicho que la palabra aqu� es cambiada a prop�sito de una usada en el v. 15, que qu�ere decir simplemente dar de comer � a los corderos�, a una que quiere decir atender, cuidar como pastor, dando a entender el ejercicio permanente, continuado de aquella vocaci�n, y en sus funciones m�s elevadas.
17. D�cele la tercera vez: Sim�n, hijo de Jon�s, �me amas? Entristeci�se Pedro de que le dijese la tercera vez, etc.�Esta fu� la incisi�n m�s honda del m�dico en la herida, cuando Pedro todav�a sent�a el dolor de los dos sondeos anteriores. Hasta ahora Pedro no se hab�a dado cuenta todav�a del objeto de esta serie de sondeos. La tercera vez lo revela todo, trayendo ante su vista tal arremetida de tristes recuerdos de que �tres veces neg� que lo conoc�a� que lo siente en lo m�s vivo. Conven�a que lo sintiera; se quer�a que lo sintiese. Pero logrado su prop�sito, el di�logo doloroso termina con un grato: �Apacienta mis ovejas�; como si dijera el Se�or: �Ahora, Sim�n, se ha disipado la �ltima manchita de la nube que te hac�a sombra desde aquella noche de noches: Desde ahora eres para m� y mi obra como si no hubiese acaecido aquella escena.�
18, 19. Cuando eras m�s mozo�abarcando todo el per�odo de la vida hasta el borde de la vejez. te ce��as, e ibas donde quer�as�eras due�o de ti mismo. cuando ya fueres viejo, extender�s tus manos�para ser atado para la ejecuci�n, aunque no necesariamente en una cruz. Sin embargo, no hay motivo para dudar la tradici�n antigua de que Pedro muri� crucificado. esto dijo, dando a entender con qu� muerte hab�a de glorificar a Dios�No es pues una mera predicci�n de la manera de su muerte, sino del honor que ser�a conferido a �l por morir en nombre de su Se�or. Y, en efecto, sin duda, esta predicci�n fu� propuesta para sellar su triple restauraci�n: �S�, Sim�n, no s�lo dar�s a comer a mis corderos y atender�s a mis ovejas, sino despu�s de una larga carrera de tal servicio, ser�s contado digno de morir por el nombre del Se�or Jes�s.� Y dicho esto, d�cele: S�gueme�Uniendo as� esta predicci�n con la invitaci�n a seguirlo, indicar�a el evangelista el sentido m�s profundo en el cual fu� entendido este llamamiento, de no acompa�arlo meramente en aquel momento, sino de venir en pos de �l �llevando su cruz�.
20, 21. Volvi�ndose Pedro�indicando que �l segu�a inmediatamente como se le mand�. ve a aquel disc�pulo al cual amaba Jes�s que segu�a, el que tambi�n se hab�a recostado a su pecho en la cena, y le hab�a dicho: Se�or, �qui�n es el que te ha de entregar?�El evangelista hace estas alusiones a la familiaridad peculiar a la cual hab�a sido admitido en la m�s memorable de todas las ocasiones, tal vez afectuosamente para dar raz�n de la pregunta un tanto osada de Pedro acerca de �l; lo que es m�s bien probable, como fu� por la sugesti�n de Pedro, que Juan hizo la pregunta acerca del traidor que aqu� se recuerda (cap. 13:24, 25). Pedro � dice a Jes�s: Se�or, �y �ste, qu�?���Qu� de este hombre�? o, ��C�mo le ir� a �l?�
22, 23. D�cele Jes�s: Si quiero que �l quede hasta que yo venga, �qu� a ti? S�gueme t��Por el hecho de que Juan solo de los Doce sobrevivi� la destrucci�n de Jerusal�n, y as� fu� testigo de aquella serie de acontecimientos que pertenece a �los �ltimos d�as�, muchos int�rpretes buenos creen que �sta es una predicci�n virtual del hecho, y no una mera suposici�n. Pero esto es muy dudoso, y parece m�s natural considerar que nuestro Se�or no pensaba dar ninguna indicaci�n positiva de la suerte de Juan, sino que era un asunto que pertenec�a al Se�or de los dos, quien lo revelar�a o lo encubrir�a seg�n creyera propio, y que le correspond�a a Pedro prestar atenci�n a sus asuntos propios. De acuerdo con esta interpretaci�n, en el �s�gueme t��, la palabra �t�� es enf�tica. N�tese la disposici�n absoluta de la vida humana que pretende Cristo como suya por derecho: �Si quiero que �l quede hasta que yo venga�, etc. Sali� entonces este dicho entre los hermanos, que aquel disc�pulo no hab�a de morir�creencia en la cual ellos cayeron tanto m�s f�cilmente por la expectativa general de que la segunda venida de Cristo estaba entonces cerca. Mas Jes�s no le dijo, No morir��El evangelista es celoso por el honor de su Se�or, el cual se podr�a creer que la muerte de Juan comprometer�a, si tal malentendido no fuera corregido.
24, 25. LA TERMINACION FINAL DE ESTE EVANGELIO. Este es aquel disc�pulo que da testimonio de estas cosas, y escribi� estas cosas�identificando as� al autor de este libro con todo lo que dice de este disc�pulo�y sabemos que su testimonio es verdadero�Cf. cap. 19:35. Y hay tambi�n otras muchas cosas que hizo Jes�s�V�ase el cap. 20:30, 31. si se escribiesen cada una � pienso�expresi�n usada para dar a entender que lo que sigue no hay que tomarlo demasiado literalmente. ni aun en el mundo � cabr�an los libros, etc.�no una expresi�n meramente hiperb�lica, distinta de la sublime sencillez de este escritor, sino dicho para hacer entender al lector que, aun ahora cuando �l hab�a terminado de escribir, le parec�a que faltaba mucho para agotar todos los materiales; que �l mismo estaba rebosando, y podr�a multiplicar �Evangelios� hasta casi cualquier extensi�n dentro de los l�mites estrictos de lo que �Jes�s hizo�. Pero en la limitaci�n de estas Historias incomparables, en cuanto a n�mero, hay tanto de aquella sabidur�a divina que ha presidido y penetra los or�culos vivos, como en su variedad y plenitud.
TABLA CRONOLOGICA DE LOS MILAGROS DE CRISTO
Sobre el orden de algunos de los Milagros y de las Par�bolas de nuestro Se�or, habiendo escasos datos, existe considerable diferencia de opini�n.
MILAGROS
D�nde se verificaron
D�nde se relatan
El agua hecha vino
Can� de Galilea
Joel 2:1
Los comerciantes arrojados del templo
Jerusal�n
Joel 2:13
El hijo del noble sanado
Can�
Joel 4:46
La primera pesca milagrosa
Mar de Galilea
Lucas 5:1
El leproso sanado
Capernaum
Mateo 8:2; Marco 1:40; Lucas 5:12.
El siervo del centuri�n sanado
Capernaum
Mateo 8:5; Lucas 7:1
El hijo de la viuda resucitado
Na�n
Lucas 7:11
El endemoniado sanado
Capernaum
Marco 1:21; Lucas 4:31
La suegra de Pedro sanada
Capernaum
Mateo 8:14, Mateo 8:15; Marco 1:29; Lucas 4:38
El paral�tico sanado
Capernaum
Mateo 9:2; Marco 2:1; Lucas 5:17
El hombre impotente sanado
Jerusal�n
Joel 5:1.
El hombre de la mano seca sanado
Galilea
Mateo 12:10; Marco 3:1; Lucas 6:6
El endemoniado ciego y mudo sanado
Galilea
Mateo 12:22; Lucas 11:14
La tempestad calmada
Mar de Galilea
Mateo 8:23; Marco 4:35; Lucas 8:22
Los endemoniados gadarenos sanados
Gadara
Mateo 8:28; Marco 5:1
La hija de Jairo resucitada
El flujo de sangre sanado
Capernaum
Cerca de
Capernaum
}
Mateo 9:18; Marco 5:22; Lucas 8:41
Los dos hombres ciegos sanados
Capernaum
Mateo 9:27
El endemoniado mudo sanado
Capernaum
Mateo 9:32
Los cinco mil alimentados
Dec�polis
Mateo 14:13; Marco 6:31; Lucas 9:10; Joel 6:5-14
Jes�s camina sobre las aguas
Mar de Galilea
Mateo 14:22; Marco 6:45; Joel 6:15-21
La hija de la mujer sirofenisa
Costas de Tiro y Sid�n
Mateo 15:21; Marco 7:24
El sordo y tartamudo sanado
Dec�polis
Marco 7:31
Los cuatro mil alimentados
Dec�polis
Mateo 15:32; Marco 8:1
Un ciego sanado
Betsaida
Marco 8:22
El joven lun�tico sanado
Cerca de Cesarea de Filipo
Mateo 17:14; Marco 9:14; Lucas 9:37.
La provisi�n milagrosa de tributo
Capernaum
Mateo 17:24
Los ojos del ciego de nacimiento abiertos
Jerusal�n
Joel 9:1
La mujer enferma desde hac�a 18 a�os sanada
[Perea]
Lucas 13:10
El hidr�pico sanado
[Perea]
Lucas 14:1
Los diez leprosos limpiados
Frontera de Samaria
Lucas 17:11
L�zaro resucitado
Betania
Joel 11:1
Los dos mendigos ciegos sanados
Jeric�
Mateo 20:26; Marco 10:46; Lucas 18:35
La higuera est�ril maldita
Betania
Mateo 21:12, Mateo 21:13, Mateo 21:18, Mateo 21:19; Marco 11:12
Los comerciantes arrojados del templo
Jerusal�n
Lucas 19:45, Lucas 19:46
La oreja de Malco sanada
Getseman�
Mateo 26:51; Marco 14:47; Lucas 22:50, Lucas 22:51; Joel 18:10,11
La segunda pesca
Mar de Galilea
Joel 21:1
TABLA CRONOLOGICA DE LAS PARABOLAS DE CRISTO
PARABOLAS
D�nde se pronunciaron
D�nde se relatan
Los dos deudores
[Capernaum]
Lucas 7:40
El hombre fuerte armado
Galilea
Mateo 12:29; Marco 3:27; Lucas 11:21, Lucas 11:22.
El esp�ritu inmundo
Galilea
Mateo 12:43; Lucas 11:24
El sembrador
Costa del Mar de Galilea
Mateo 13:3, Mateo 13:18; Marco 4:3, Marco 4:14; Lucas 8:5, Lucas 8:11
La ciza�a y el trigo
Costa del Mar de Galilea
Mateo 13:24, Mateo 13:36
El grano de mostaza
Costa del Mar de Galilea
Mateo 13:31, Mateo 13:32; Marco 4:30; Lucas 13:18, Lucas 13:19
La semilla que crece secretamente
Costa del Mar de Galilea
Marco 4:26
La levadura
Costa del Mar de Galilea
Mateo 13:33; Lucas 13:20, Lucas 13:21
El tesoro escondido
Costa del Mar de Galilea
Mateo 13:44
La perla de gran precio
Costa del Mar de Galilea
Mateo 13:45, Mateo 13:46
La red de pescar
Costa del Mar de Galilea
Mateo 13:47
El siervo cruel
Capernaum
Mateo 18:21
El buen samaritano
Cerca de Jerusal�n
Lucas 10:29
El amigo de media noche
Cerca de Jerusal�n
Lucas 11:5
El rico insensato
Galilea
Lucas 12:16
La higuera est�ril
Galilea
Lucas 13:6
La gran cena
Perea
Lucas 14:15
La oveja perdida
Perea
Mateo 18:12; Lucas 15:3
La moneda perdida
Perea
Lucas 15:8
El hijo pr�digo
Perea
Lucas 15:11
El buen pastor
Jerusal�n
Joel 10:1
El mayordomo infiel
Perea
Lucas 16:1
El rico y L�zaro
Perea
Lucas 16:19
Los siervos in�tiles
Perea
Lucas 17:7
La viuda insistente
Perea
Lucas 18:1
El fariseo y el publicano
Perea
Lucas 18:9
Los obreros de la vi�a
Perea
Mateo 20:1
Las minas
Jeric�
Lucas 19:11
Los dos hijos
Jerusal�n
Mateo 21:28
Los labradores malvados
Jerusal�n
Mateo 21:33; Marco 12:1; Lucas 20:9
Las bodas del hijo del rey
Jerusal�n
Mateo 22:1
Las diez v�rgenes
Monte de Olivas
Mateo 25:1
Los talentos
Monte de Olivas
Mateo 25:14