Bible Commentaries
Josué 24

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

Versículos 1-33

CAPITULO 24

Vers. 1. JOSUE REUNE A LAS TRIBUS. Juntando Josu� todas las tribus de Israel en Sichem�Una nueva y final oportunidad para disuadir al pueblo contra la idolatr�a, se describe aqu� como aprovechada por el anciano gu�a, cuya solicitud en este asunto ven�a de su conocimiento de la extrema facilidad del pueblo en conformarse a las costumbres de las naciones circunvecinas. Este discurso fu� dado ante los representantes del pueblo reunidos en Siquem, lugar que ya hab�a sido la escena de la solemne renovaci�n del pacto (cap. 8:30, 35). Siendo la transacci�n que se iba a realizar ahora, igual en principio y objeto que la anterior, era deseable darle toda la solemne grandiosidad de la ceremonia anterior, como tambi�n de los recuerdos que despertaba el lugar ( G�nesis 12:6; G�nesis 33:18; G�nesis 35:2). present�ronse delante de Dios�Generalmente se supone que el arca del pacto hab�a sido transferida en esta ocasi�n a Siquem; pues en emergencias extraordinarias se mov�a temporalmente ( Jueces 20:1; 1 Samuel 4:3; 2 Samuel 15:24). Pero la frase, aunque no necesariamente indica esto, podr� entenderse solamente como expresando el car�cter religioso de la ceremonia. (Hengstenberg).

2-13. RELATA LOS BENEFICIOS DIVINOS.

2. dijo Josu� a todo el pueblo�Su discurso brevemente recapitul� las pruebas principales de la bondad divina a Israel, desde el llamamiento de Abraham hasta su feliz establecimiento en la tierra prometida; y les mostr� que ellos estaban endeudados por su existencia nacional as� como por sus privilegios peculiares, no a sus propios m�ritos, sino a la gracia de Dios. Vuestros padres habitaron antiguamente de esotra parte del r�o�El Eufrates, es decir, en Ur. Thar�, padre de Abraham y de Nachor�(V�ase G�nesis 11:27). Aunque Tar� ten�a tres hijos, s�lo Nacor se menciona con Abraham, pues los israelitas descend�an de �l por parte maternal, por Rebeca y sus sobrinas Lea y Raquel. serv�an a dioses extra�os�Combinando como Lab�n, un conocimiento tradicional del verdadero Dios con el uso dom�stico de im�genes materiales ( G�nesis 31:19, G�nesis 31:34).

3. Tom� a vuestro padre Abraham de la otra parte del r�o, y tr�jelo por toda la tierra de Cana�n�Fu� un impulso irresistible de la gracia divina, el que oblig� al patriarca a dejar su patria y su parentela, y a emigrar a Cana�n, y vivir como �peregrino y advenedizo� en aquella tierra.

4. a Esa� d� el monte de Seir�(v�ase G�nesis 36:8), para que no fuese obst�culo a que Jacob y sus descendientes fuesen los herederos exclusivos de Cana�n.

12. envi� t�banos delante de vosotros�Una especie de avispa que abunda en pa�ses c�lidos, y a veces llega a ser una plaga, o, como creen algunos, es una expresi�n figurada de un terror irrefrenable ( �xodo 23:27).

14-28. Ahora pues, temed a Jehov�, y servidle con integridad y en verdad�Despu�s de enumerar tantos motivos de gratitud nacional, Josu� llama al pueblo a que declare, de una manera solemne y p�blica, si ser� fiel y obediente al Dios de Israel. Hizo voto de que �sta ser�a su resoluci�n inalterable, y los urg�a a ellos, si eran sinceros en hacer esta declaraci�n, a que quitasen �los dioses ajenos que est�n entre vosotros��demanda que parece indicar que se sospechaba que algunos todav�a ten�an una afici�n fuerte por los �dolos, y que practicaban secretamente la idolatr�a, ya fuera en forma del zaba�smo, el culto al fuego de sus antepasados caldeos, o las supersticiones m�s groseras de Cana�n.

26. Escribi� Josu� estas palabras en el libro de la ley de Dios�Registr� las obligaciones de aquel solemne pacto en el libro de historia sagrada. tomando una grande piedra�Seg�n el uso de tiempos antiguos de eregir pilares de piedra como monumentos de transacciones p�blicas. levant�la all� debajo de un alcornoque�o, terebinto, probablemente, el mismo a la ra�z del cual Jacob enterr� los �dolos y amuletos que hall� entre su familia. que estaba junto al santuario de Jehov��el lugar donde el arca hab�a estado, o el lugar cercano, as� llamado por aquella asamblea religiosa, as� como Jacob llam� Beth-el �la casa de Dios�.

29-33. SU EDAD Y MUERTE.

29, 30. muri� Josu��Lightfoot calcula que vivi� diecisiete a�os, otros; veintisiete, despu�s de la entrada en Cana�n. Fu� sepultado, seg�n la pr�ctica jud�a, dentro de los l�mites de su heredad. Los eminentes servicios p�blicos que �l hab�a rendido a Israel, y el gran caudal de comodidades dom�sticas y prosperidad nacional de los cuales �l hab�a sido el instrumento para traerlos a las tribus, eran sentidos profundamente, y universalmente reconocidos; y una estatua u obelisco habr�a sido inmediatamente levantado en todas partes del pa�s, si tal hubiera sido la costumbre de aquellos tiempos. El breve y noble epitafio por el historiador es: Josu� �el siervo de Jehova�.

31. sirvi� Israel a Jehov� todo el tiempo de Josu��El elevado y dominante car�cter de este eminente gu�a, hab�a dado a los sentimientos y costumbres de sus contempor�neos un tono tan decidido, y el recuerdo de su ferviente piedad y grandes virtudes continuaban tan vivamente impresas en las conciencias del pueblo, que el historiador sagrado lo ha recordado para su inmortal honra: �Y sirvi� Israel a Jehov� todo el tiempo de Josu�, y todo el tiempo de los ancianos que vivieron despu�s de Josu�.

32. los huesos de Jos��Hab�an llevado estas venerables reliquias consigo en todas sus migraciones por el desierto, y postergaron su sepultura, seg�n el encargo final de Jos� mismo, hasta su llegada a la tierra prometida. El sarc�fago, en el cual fu� puesto su cuerpo momificado, fu� tra�do por los israelitas, y sepultado probablemente cuando la tribu de Efraim recibi� su heredad, y en la solemne asamblea descrita en este cap�tulo. en la parte del campo que Jacob compr� � por cien corderas�Kesita, traducido �pieza de plata� se cree que quer�a decir �cordero�, siendo las pesas en forma de corderos o cabritos, los que probablemente eran las normas de valor m�s antiguas entre un pueblo pastoril. La tumba que ahora ocupa el lugar, es un Welce mahometano, pero no hay motivos para dudar de que dep�sito de los huesos de Jos� est�n all� hoy d�a. Tambi�n muri� Eleazar, hijo de Aar�n; al cual enterraron � en el monte de Ephraim�El sepulcro est� en la aldea moderna de Awertah, que seg�n viajeros jud�os, contiene la sepultura de Ithamar, hermano de Finees, hijo de Eleazar.

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Joshua 24". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/joshua-24.html. 1871-8.