Bible Commentaries
Zacarías 2

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

Versículos 1-13

CAPITULO 2

LA TERCERA VISION. El hombre con el cordel de medir. La ciudad ser� plenamente restaurada y agrandada (vv. 2-5). Los desterrados llamados (vv. 6, 7). Jehov� proteger� a su pueblo y har� de sus enemigos un despojo para ellos (vv. 8, 9). Las naciones ser�n convertidas a Jehov�, como resultado de su morada manifiesta entre su pueblo (vv. 10-13).

1. un var�n � cordel de medir�la misma figura para representar el mismo hecho futuro como en Ezequiel 40:3; Ezequiel 41:42. �El var�n� es el Mes�as (Nota, Ezequiel 1:8), quien al medir a Jerusal�n, se hace representar como el Autor de su futura restauraci�n.

2. A medir a Jerusalem�(V�ase Apocalipsis 11:1; Apocalipsis 21:15). para ver cu�nta es us anchura � su longitud�m�s bien, cu�nta ha de ser su debida anchura y longitud.

3. sal�a�es decir, de conmigo (Zacar�as). aquel �ngel que hablaba conmigo � otro �ngel�va al encuentro del �ngel int�rprete, otro �ngel enviado por el divino �ngel medidor, para correr hasta Zacar�as (v. 4). Aquellos que ejecutan la voluntad de Dios no deben caminar lentamente, sino correr con presteza: le sali� al encuentro�sali� con el �ngel medidor.

4. a este mozo�As� se habla de Zacar�as como si fuera todav�a un joven, cuando estaba prof�ticamente inspirado. (Grocio.) O bien, as� se le llama con respecto a su ministerio o servicio (v�ase N�meros 11:27; Josu� 1:1). (Vatablo.) Naturalmente el ��ngel que hablaba con� Zacar�as deseaba decirle las dem�s comunicaciones que ven�an de parte de Ser Divino. Sin muros � de la multitud � bestias�Tantos ser�n los habitantes de Jerusal�n que no cabr�n todos dentro de sus murallas, sino que se esparcir�n al campo abierto alrededor ( Ester 9:19); y tan seguros estar�n como para no necesitar protegerse a s� mismos ni a su ganado detr�s de murallas. As� en el futuro, Judea ha de ser �la tierra de las aldeas sin murallas� ( Ezequiel 38:11). Espiritualmente, ahora la Iglesia se ha extendido m�s all� de las murallas ( Efesios 2:14) de los ritos mosaicos, y se ha esparcido de las ciudades a las aideas campestres, de las cuales se les de el nombre latino a los paganos (o sea, �campesinos�), por ser ellos los �ltimos en separarse del gentilismo.

5. Yo ser� � muro de fuego en derredor�V�ase el v. 4. Con todo, como una ciudad necesita alg�n muro, YO JEHOVA actuar� como un muro de fuego al cual ninguno osa aproximarse ( Efesios 9:8; Isa�as 26:1). ser� por gloria�no solamente una defensa de los enemigos de afuera, sino una gloria adentro ( Isa�as 60:19; Apocalipsis 21:23). La misma combinaci�n de �gloria y defensa� se halla en Isa�as 4:5, aludiendo a la columna de nube y fuego que defendi� e ilumin� a Israel en el desierto. V�ase Eliseo en Dot�n, 2 Reyes 6:17. Como Dios va a ser la �gloria� de la ciudad, as� ella ser� �su gloria� de �l ( Isa�as 62:3).

6. huid de la tierra del aquil�n�a saber, de Babilonia: tipo de los varios paises gentiles, desde los cuales los jud�os han de ser vueltos en lo futuro; por tanto, se especifica �los cuatro vientos del cielo,� dando a entender que han de retornar desde todas partes ( Deuteronomio 28:64; Jeremias 16:15; Ezequiel 17:21). La raz�n por la cual deber�an huir de Babilonia es: (1) A causa de las bendiciones prometidas al pueblo de Dios en su propia tierra; (2) A causa de los males que estaban pr�ximos a caer sobre sus enemigos (vv. 7-9). Babilonia pronto hab�a de caer ante Dar�o, y sus habitantes hab�an de sufrir terribles calamidades ( Isa�as 48:20; Jeremias 50:8; Jeremias 51:6, Jeremias 51:45). Muchos de los jud�os en tiempo de Zacar�as a�n no hab�an retornado a Judea. Su tardanza se debi� (1) a la incredulidad, (2) su tierra hac�a mucho se hallaba en abandono y ruina, y estaba rodeada de crueles enemigos; (3) Dudaban de la libertad que les dieron Ciro y Dar�o, de volver all�, como si estos monarcas pensaran quebrantarlos repentinamente; (4) La prolongada estancia de ellos en Babilonia hab�a borrado el recuerdo de su propia tierra; (5) La abundancia y la seguridad de all�, contrastadas con Judea, donde su templo y ciudad estaban en ruinas. Todo esto revel� vil ingratitud y desprecio del extraordinario favor de Dios, el que es infinitamente m�s preferible que todos los bienes del mundo. (Calvino y Pembellus.) pues � os esparc��El razonamiento es: �Yo que os dispers� de vuestra tierra a todos partes, puedo tambi�n recogeros otra vez all�.

7. Oh Si�n � hija de Babilonia�T�, cuya �nica habitaci�n segura es �Si�n,� inseparablemente vinculada con el templo, est�s enteramente fuera du tu lugar al �morar con la hija de Babilonia� (a saber, Babilonia y su pueblo, Salmo 137:8; Isa�as 1:8).

8. Despu�s de la gloriaDespu�s de restaurar la �gloria� (v. 5; Isa�as 4:5; Romanos 9:4) de la presencia de Jehov� en Jerusal�n, �l (Dios el Padre) me ha comisionado a m� (Dios el Hijo, Isa�as 48:16, el Angel divino: siendo Dios a la vez El QUE ENVIA y el ENVIADO) para visitar con ira a �las naciones que os despojaron.� Dos aspectos del oficio del Mes�as recibido del Padre son: (1) para glorificar a su Iglesia; (2) para castigar a los enemigos de ella ( 2 Tesalonicenses 1:7). Ambos oficios manifiestan su gloria ( Proverbios 16:4). toca � la ni�a de su ojo�es decir, del ojo de Jehov� ( Deuteronomio 32:10; Salmo 17:8; Proverbios 7:2). La pupila, o abertura, por medio de la cual los rayos pasan a la retina, es la parte m�s delicada del ojo: el �rgano que protegemos lo m�s celosamente, por ser el m�s preciado de nuestros miembros: el que siente lo m�s agudamente el m�s ligero perjuicio, y la p�rdida del cual es irreparable.

9. alzo mi mano�un mero adem�n de la mano de Dios puede postrar a todos sus enemigos (v�ase Rut 1:13; Job 31:21; Isa�as 11:15; Isa�as 19:16; Hechos 13:11). despojo a sus siervos�a los jud�os, a quienes aqu�llos ten�an una vez por esclavos suyos (v�ase Isa�as 14:2). Como la condici�n de los jud�os entre el retorno de Babilonia y la venida de Cristo se caracterizaba por mucha adversidad, esta profec�a solamente puede tener su cumplimiento bajo Cristo. me envi��( Isa�as 48:16; Isa�as 61:1; Juan 10:36)

10. morar� en medio de ti�en primer lugar, en el primer advenimiento del Mes�as (Salmo 40:7; Juan 1:14; Colosenses 2:9; 1 Timoteo 3:16); y m�s completamente en su segunda venida ( Isa�as 40:10). As� el 9:9, donde v�ase la Nota ( Isa�as 12:6; Ezequiel 37:27; Sofon�as 3:14). Entretanto Dios mora espiritualmente en su pueblo ( 2 Corintios 6:16).

11. Y unir�nse muchas gentes a Jehov� en aquel d�a�El resultado del destierro de los jud�os fu� que, en su subsecuente retorno, por medio de la difusi�n del conocimiento de su religi�n, muchos gentiles vinieron a ser pros�litos, y adoraban en el patio de los gentiles ( 1 Reyes 8:41). Ciro, Dar�o, Alejandro, Tolomeo, Filadelfo, Augusto y Tiberio, tributaron homenaje al templo al enviar ofrendas. (Grocio.) Pero todo esto no es sino una sombra de la futura conversi�n de los gentiles, que ser� el resultado de la morada de Jehov� en Jerusal�n (Salmo 102:15; Filipenses 2:10). me ha enviado a ti��a ti� se a�ade aqu� a la misma f�rmula del v. 9. Si�n primeramente �sabr� (generalmente) que Jehov� de los ej�rcitos ha enviado�, al Mes�as, por los juicios infligidos por �l sobre los enemigos de ella. Subsecuentemente, ella conocer� el envio particular del Mes�as a ella. Jehov� dice aqu�: �Yo morar�,� y luego, que Jehov� de los ej�rcitos le ha enviado a �l; por lo tanto, Jehov� el que env�a, y Jehov� el enviado deben ser uno solo.

12. Jud� su heredad en la tierra santa�Para que la uni�n de las �muchas gentes� paganas a Jehov� (v. 11) no llevase a los jud�os a temer que cesara su relaci�n peculiar con �l como su heredad ( Deuteronomio 4:20; Deuteronomio 9:29; Deuteronomio 32:9), se agrega este vers�culo para asegurarles que otra vez en adelante los tendr� en la misma relaci�n. escoger� a�n�(�otra vez�) a Jerusalem�El curso de la gracia de Dios fu� interrumpido por un tiempo, pero su pacto no fu� dejado a un lado ( Romanos 11:28); la elecci�n fu� hecha una vez por todas, y por lo tanto, est� confirmado para siempre.

13. Calle toda carne�( Habacuc 2:20.) ��Aguarden todos en silencioso temor y reverentemente la venida del Se�or para interponerse en favor de su pueblo!� La palabra se dirige tanto a los enemigos gentiles, que se jactaban de su poder como si fuera irresistible, como a los jud�os incr�dulos, que desconfiaban de las promesas de Dios como incre�bles. Hay tres razones impl�citas por qu� ellos deb�an estar callados: (1) No son sino �carne,� d�biles e ignorantes; (2) El es JEHOVA, sapient�simo y todopoderoso; (3) El ya �se ha despertado� de su morada, y �qui�n podr� estar de pie delante de �l (Pembellus.) (Salmo 76:8). se ha despertado de su santa morada�eso es, de los cielos ( Deuteronomio 26:15; 2 Cr�nicas 30:27; Isa�as 63:15), para juzgar y vengar a su pueblo ( Isa�as 26:21). O bien, �de su santo� templo, despreciable e incompleto como se ve�a entonces, cuando Zacar�as los urg�a a reedificarlo. (Calvino.) Pero el llamamiento a todos a �callar� ser� m�s bien cuando haya salido de los cielos, donde tanto tiempo ha morado invisible, y est� al punto de infligir venganza sobre el enemigo, antes de ocupar su morada en Si�n y en el templo. Sin embargo, el Salmo 50:1 �� vendr� de Si�n� (v�ase Habacuc 2:3), favorece el punto de vista de Calvino. Dios ahora est� �callado,� mientras que el enemigo gentil habla arrogancias contra su pueblo; pero �nuestro Dios vendr�, y no callar� m�s;� entonces, a su vez, deber� toda carne �callar� delante de �l.

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Zechariah 2". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/zechariah-2.html. 1871-8.