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Bible Commentaries
Zacarías 9

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

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Versículos 1-17

CAPITULO 9

LA PARTE PROFETICA: 9:1 al 14:21. Escrita mucho despu�s de las partes anteriores del libro, de donde surgen los varios aspectos que han sido motivos b�sicos para atacar su autenticidad, a pesar del testimonio en su favor de la Versi�n de los Setenta y de los compiladores del canon jud�o. V�ase la Introduccion.

LA CONQUISTA DE ALEJANDRO EN SIRIA (vv. 1-8); EL PUEBLO DE DIOS A SALVO, PORQUE VIENE SU REY HUMILDE PERO SALVADOR (vv. 9, 10); LA LIBERACION MACABEA, TIPO DE DICHA VENIDA (vv. 11-17).

1. contra � Hadrach�(V�ase Isa�as 21:13.) �Carga� significa una profec�a cargada de ira contra el culpable. Maurer no lo explica tan bien: Lo tratado y pronunciado, una solemne declaraci�n. Hadrach�una parte de Siria, cerca de Damasco. Como el nombre no se halla en la historia antigua, probablemente era el nombre menos usado de una regi�n que ten�a dos nombres (Hadrac y Bikathaven), y por tanto pas� al olvido. Un �rabe, Jos� Abassi, tambi�n en 1768, declar� a Michaelis que hab�a entonces un pueblo de ese nombre, y que era capital de la regi�n de Hadrac. El nombre significa en el sirio encerrado, eso es, la parte interior oeste de Siria, encerrada por colinas, la �Celisiria� de Estrab�n. (Maurer.) Jer�nimo considera que Hadrac era la metr�poli de Celisiria, como Damasco lo era de la regi�n cercana de dicha ciudad. Hengstenberg cree que Hadrac era un nombre simb�lico de Persia, a la que Zacar�as evita designar por su propio nombre, por no ofender al gobierno bajo el cual �l viv�a. Pero el contexto parece referirse a la regi�n siria. Gesenius piensa que el nombre es el de un rey sirio, el cual pod�a m�s f�cilmente pasar al olvido que el de una regi�n. V�ase la similar �tierra de Seh�n�, etc., Nehem�as 9:22. Damasco su reposo�es decir, el lugar donde la �carga� de la ira del Se�or ir� a posar (caer). Ser� puesto permanentemente sobre ella, hasta que Siria est� completamente postrada. Cumplido bajo Alejandro el Grande, quien subyug� a Siria. (Curtius.) a Jehov� � vueltos los ojos�los ojos de los hombres en general, y de todo Israel en particular, por causa de la consternaci�n ante el victorioso progreso de Alejandro, ser�n dirigidos a Jehov�. Los jud�os oraron encarecidamente al Se�or cuando fueron amenazados por Alejandro a causa de que el sumo sacerdote Jaddua se neg� jurarle fidelidad, y as� fueron librados ( 2 Cr�nicas 20:12; Salmo 23:2). Tipo del efecto de los juicios de Dios en el futuro sobra todos los hombres, y especialmente sobra los jud�os, al volverse ellos a Dios. Maurer, Pembellus, etc., menos probablemente traducen: �Los ojos de Jehov� est�n sobra los hombres, como est�n sobre todo Israel,� eso es, para castigar al imp�o y proteger a su pueblo. El que ha castigado a su propio pueblo no dejar� de castigar severamente a los hombres por sus pecados. El �todo� pienso que denota que mientras que la atenci�n general de los hombres (la idea expresada en �el hombre:� as� vertida en la Versi�n Inglesa) estaba dirigida a los juicios de Jehov�, todo Israel en especial mira hacia �l.

2. Hamath�un reino sirio con capital del mismo nombre, al norte de Damasco. tendr� t�rmino en ella�ser� unida a Damasco en el tratamiento, como lo est� en ubicaci�n; compartir� con la carga de ira que caer� en Damasco. Maurer entiende: �Hamat, que linda con Damasco, tambi�n ser� el lugar de reposo de la ira de Jehov�� (V�ase el v. 1). En Hamat estaba Ribla, el escenario de los padecimientos de los jud�os a manos de sus enemigos: por tanto sufrir� ( 2 Reyes 23:33; 2 Reyes 25:6, 2 Reyes 25:20). Tiro � Sid�n�situadas en el camino del conquistador en su marcha hacia Egipto a lo largo del Mediterr�neo (v�ase Isa�as 23). Sid�n, la m�s antigua de las dos ciudades, se entreg�, y Abdolonimo fu� hecho virrey de ella. muy sabia�en sus propios ojos. Refiri�ndose a Tiro: el v. 3 demuestra en qu� consisti� su sabidur�a, a saber, en edificar una plaza fuerte y amontonar oro y plata ( Ezequiel 28:3, Ezequiel 28:12,17). Al expresar Alejandro su deseo de sacrificar en el templo de H�rcules en la Nueva Tiro, sobre la isla, ella demostr� su sabidur�a al enviarle una corona de oro, contest�ndole que el verdadero templo antiguo de H�rcules, estaba sobre el continente en la Antigua Tiro. Con toda su sabidur�a ella no puede evitar su destino.

3. El historiador pagano, Diodoro S�culo ( Ezequiel 17:40), confirma esto: �Tiro ten�a la mayor confianza debido a su posici�n insular y sus fortificaciones y los abundantes almacenes de provisiones que hab�a preparado.� La Nueva Tiro estaba sobre una isla a 700 pasos de la orilla. Como las profec�as de Isa�as y Ezequiel fueron dirigidas contra la Antigua Tiro sobre el continente, y fueron cumplidas por Nabucodonosor, as� las de Zacar�as son contra la Nueva Tiro, la que se hab�a hecho aparentemente inexpugnable, por una doble muralla de cincuenta metros de altura, por todos lados as� como por el mar.

4. ( Ezequiel 26:4, Ezequiel 26:12, Ezequiel 26:14; Ezequiel 27:27.) la empobrecer�la desposeer�, arrojar� a sus habitantes al destierro. (Grocio.) Alejandro, aunque sin nav�os por medio de la incre�ble labor construy� un muelle de las ruinas de la antigua ciudad (cumpliendo Ezequiel 26:4, etc., �Raer� de ella su polvo,� y �pondr�n tus piedras, y tu madera, y tu polvo en medio de las aguas�), desde la orilla hasta la isla, y, despu�s de un sitio de siete meses, tom� la ciudad por asalto, mat� con la espada a unos 8.000, esclaviz� a 13.000, crucific� a 2.000, y puso �fuego� a la ciudad, como est� predicho aqu�. (Curtius, L. 4). herir� en la mar su fortaleza�aunque est� situada en la mar, y as� aparentemente inexpugnable (v�ase Ezequiel 28:2 : �En la silla de Dios estoy sentada en medio de mares�). Su poder inclu�a no solamente sus fortificaciones, sino tambi�n su flota, toda la cual Alejandro hundi� en la mar delante de sus mismas murallas. (Curtius, L. 4.) Ezequiel 26:17 corresponde: ��C�mo pereciste t�, ciudad que fu� fuerte en la mar!�

5. Ascal�n, etc.�Gat solamente est� omitida, quiz� por estar muy al interior, y as� fuera de la ruta del conquistador en su avance. Ecr�n � su esperanza ser� confundida�Ecr�n, la m�s alejada hacia el norte de las ciudades filisteas, hab�a esperado que Tiro resistiera a Alejandro, y as� detendr�a su progreso hacia el sur por medio de Filistea hacia Egipto. Esta esperanza siendo confundida (�avergonzada�), Ecr�n �temer�.� De Gaza perecer� el rey�su gobierno ser� derrocado. En cumplimiento literal de esta profec�a, despu�s de un asedio de dos meses, Gaza fu� tomada por Alejandro, 10.000 de sus habitantes muertos, y los dem�s vendidos como esclavos. Betis, el s�trapa, o reicillo, fu� atado a un carro con correas pasadas por las plantas de sus pies, y arrastrado por la ciudad.

6. un extranjero��un bastardo� (Versi�n Inglesa): hombres viles y bajos, tales como son los bastardos ( Deuteronomio 23:2). (Grocio.) Un extra�o; as� la Versi�n de los Setenta, lo que expresa la desolaci�n de la regi�n donde la gente no mora sino de paso en sus peregrinaciones. (Calvino.)

7. quitar� sus sangres de su boca�La sangre estaba prohibida como alimento ( G�nesis 9:4; Lev�tico 7:26). abominaciones�cosas sacrificadas a los idolos y luego comidas en parte por los adoradores ( N�meros 25:2; Hechos 15:29). El sentido es: �Yo har� que los filisteos dejen de adorar a los �dolos.� quedar�n ellos tambi�n para nuestro Dios��el que queda, aun �l ser� para nuestro Dios� (Versi�n Inglesa): �aun �l,� como Hamat, Damasco, Tiro, etc., que como estas palabras sugieren, se convertir�n a Dios ( Isa�as 56:3 : �hijo del extranjero allegado a Jehov�). (Rosenmuller.) El �aun �l,� sin embargo, significar� que: Adem�s de los hebreos, �hasta� los filisteos tambi�n adorar�n a Jehov� (as� Isa�as 56:8). (Maurer.) ser�n como capitanes en Jud��En la conversi�n del pr�ncipe filisteo, �l tendr� la misma dignidad que los �capitanes (pr�ncipes) en Jud�;� no habr� distinci�n. (Henderson.) Los pr�ncipes filisteos con sus respectivos estados pertenecer�n igualmente a la comuni�n de los judios, como si estuvieran entre los �capitanes� de los estados �en Jud�.� (Maurer.) Ecr�n como el Jebuseo�Los jebuseos, habitantes originales de Jerusal�n, que cuando fueron subyugados por David, fueron incorporados con los jud�os ( 2 Samuel 24:16, etc.), y gozaron los privilegios de los mismos, pero en una posici�n civilmente subordinada ( 1 Reyes 9:20). Como la condici�n de los jebuseos bajo Salom�n era de esclavos y tributarios, Calvino explica diferentemente el vers�culo: �Yo rescatar� al jud�o de los dientes del enemigo filisteo (figura de las fieras que despedazan su presa con los dientes), que lo hubiera devorado, como devoraba la sangre o carne de sus abominables sacrificios idol�tricos, y aun �l mismo, el indigno remanente de los jud�os, ser� sagrado a nuestro Dios (consagrado por el favor de Dios); y aunque por tanto tiempo estuvieron privados de dignidad, yo los har� como gobernadores (�capitanes�) que gobiernan a otros, y Ecr�n ser� un esclavo tributario como el jebuseo.� De este modo la ant�tesis es entre el jud�o que queda (el remanente electo) y el ecronita.

8. ser� real de ej�rcito�(Salmo 34:7) a mi casa�es decir, al pueblo jud�o (Salmo 3:7 : Oseas 8:1). (Maurer.) O bien, el templo: volviendo a asegurar a los jud�os comprometidos en edificar, los que de otra manera pod�an temer que su obra ser�a deshecha por el conquistador. (Moore.) Los jud�os, en cumplimiento de esta profec�a, no sufrieron en manos de Alejandro, aunque �l castig� a los samaritanos. T�pico de la final liberaci�n de ellos, de todo enemigo. del que va � viene�Alejandro, cuando avanzaba contra Jerusal�n, fu� impedido por un sue�o, de modo que ni al �pasar para� Egipto, ni �al volver,� da�� a los jud�os, sino que les confiri� grandes privilegios. no pasar� m�s sobre ellos angustiador�El profeta pasa desde el futuro inmediato a la liberaci�n final por venir ( Isa�as 60:18; Ezequiel 28:24). mir� con mis ojos�es decir, c�mo Jerusal�n ha sido oprimida por sus enemigos (Rosenmuller) ( �xodo 3:7; �xodo 2:25). Se dice que Dios ya ha visto, porque ahora empieza a traer a juicio al enemigo, y manifiesta al mundo su comprensi�n de los padecimientos de su pueblo.

9. Desde la venida del conquistador griego, Zacar�as hace una transici�n repentina, por la ley prof�tica de la sugesti�n, a la venida del Rey Mes�as, asunto muy diferente. hija de Si�n�El pueblo teocr�tico es llamado a �regocijarse� por la venida de su Rey (Salmo 2:11). vendr� a ti�El viene, no por su propia ganancia o placer, como vienen los reyes terrenales, sino por causa de su iglesia: especialmente por amor a los jud�os, en su segunda venida ( Romanos 11:26). justo�recto: atributo constantemente dado al Mes�as ( Isa�as 45:21; Isa�as 53:11; Jeremias 23:5) en conexi�n con la salvaci�n. El no meramente perdona por connivencia con el pecado, sino que �l nos justifica con hacerse a s� mismo el Se�or que cumple por nosotros nuestra justicia, de modo que no s�lo la misericordia, sino la justicia tambi�n requiere la justificaci�n del pecador, que por la fe llega a ser uno con Cristo. La justicia de Dios no se hace al lado por la salvaci�n del pecador, sino que es magnificada y hecha honorable por ella ( Isa�as 42:1, Isa�as 42:21). Se alude especialmente a su futuro reino �en justicia� tambi�n ( Isa�as 32:1). y salvador��teniendo salvaci�n� (Versi�n Inglesa): no pasivamente, como algunos lo interpretan, �salvado,� lo que no admite el contexto, el que se refiere a un �rey� que viene para reinar; tambi�n las antiguas versiones, la Versi�n de los Setenta, las Versiones Sir�aca, y Vulgata, dicen Salvador. El hebreo est� en sentido reflexivo, �mostr�n dose como Salvador;� �teniendo salvaci�r en s� mismo� para nosotros. Dotado de una salvaci�n que �l otorga como rey. V�ase Mateo 1:21, en el griego:El mismo salvar� a su pueblo;� eso es, no por medio de alg�n otro, sino �l salvar� por s� solo (Pearson sobre el Credo.) Que ten�a �salvaci�n� para otros, manifiesta que ten�a en s� mismo aquella justicia que era indispensable para la justificaci�n de los imp�os ( 1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:21; 1 Juan 2:1, Joel 2:1). Esto con trasta hermosamente con el arrogante con quistador griego, que vino para destruir�n mientras que el Mes�as vino para salvar. obstante, el Mes�as vendr� previamente su reinado de paz para tomar �justa� venganza en sus enemigos. ( Malaqu�as 4:1) humilde�manso: lo que corresponde con el �cabalgar �l sobre un asno� (no un animal despreciado, como entre nosotros, ni un s�mbolo de humillaci�n, porque los pr�ncipes en el oriente cabalgaban en asnos, tanto como las personas humildes, Jueces 5:10); eso es, viniendo como �Pr�ncipe de paz� (v. 10; Isa�as 9:6); el �caballo� por el contrario, es el emblema de la guerra, y por tanto ser� �destru�do� (v. 10). Quiz�s el hebreo incluya tanto la �humildad� de su estado exterior (que se aplica a su primer venida), como su �mansedumbre� de disposici�n, como Mateo 21:5 lo cita (v�ase Mateo 11:29), que se aplica a las dos venidas. Las dos actitudes son id�neas, para la amante simpat�a que tiene por nosotros los hombres; y al mismo tiempo son el motivo de su pr�xima exaltaci�n manifestada. ( Juan 5:27; Filipenses 2:7). pollino�no domado, �sobre el cual todav�a no se sent� hombre� ( Lucas 19:30). El s�mbolo de un triunfante conquistador y juez ( Jueces 5:10; Jueces 10:4; Jueces 12:14). hijo de asnalit., de asnos: en el modismo hebreo, se usa el plural indefinido por el singular (como en G�nesis 8:4, �monta�as de Ararat� por una de aquellas monta�as). La madre acompa�aba al pollino ( Mateo 21:2). La entrada de Jes�s en Jerusal�n en su primera venida, es una prenda del pleno cumplimiento de esta profec�a en su segunda venida. Ser� �el d�a de Jehov� (Salmo 118:24), como lo fu� aquel primer domingo de ramos. Los j�d�os entonces dir�n universalmente (Salmo 118:26) lo que algunos de ellos dijeron antes: �Bendito el que viene en el nombre del Se�or� (v�ase Mateo 21:9, con el 23:39); tambi�n �Hosana,� o sea, �salva ahora, te ruego.� �Palmas,� emblema de triunfo, estar�n tamb��n entonces en las manos de su pueblo (v�ase Juan 12:13, con Apocalipsis 7:9). Entonces tambi�n, como en su primer entrada en Jerusal�n, se har� la fiesta de las caba�as (en la cual acostumbraban sacar agua del Silo�, citando Isa�as 12:3). V�ase Salmo 118:15, con el 14:16.

10. ( Isa�as 2:4; Oseas 2:18; Miqueas 5:10.) Ephraim � Jerusalem�las diez tribus, y Jud� y Benjam�n; ambas divisiones han de ser asimismo restauradas en el futuro. hablar� paz�la impondr� con autoridad. su se�or�o ser� de mar � tierra�cumpliendo G�nesis 15:18; �xodo 23:31; y Salmo 72:8. �Mar a mar� son el Mar Rojo y el Mediterr�neo. El �r�o� es el Eufrates. Jerusal�n y la Tierra Santa, extendida hasta los l�mites prometidos a Abrah�n, han de ser el centro de su futuro dominio; desde donde se extender� a las m�s remotas partes de la tierra.

11. Y t� tambi�n�o sea, �la hija de Si�n,� o �Jerusal�n� (v. 9): la teocracia. El �t� tambi�n� a distinci�n del Mes�as, de quien se habl� en el v. 10, infiere que adem�s de quebrar los arcos de guerra y de extender el �dominio del Mes�as hasta los fines de la tierra,� Dios tambi�n libertaria para ella a su pueblo desterado de la cautividad extranjera. por la sangre de tu pacto�es decir, conforme al pacto concedido a ti en Sina�, y ratificado por la sangre de los sacrificios ( �xodo 24:8; Hebreos 9:18). del aljibe en que no hay agua�Los calabozos a menudo eran fosos sin agua, fangosos en el fondo, tales como aquel en que se hundi� Jerem�as cuando fu� aprisionado ( G�nesis 37:24; Jeremias 38:6). Figurativo de la miseria de los jud�os desterados en Egipto, Grecia, etc., bajo los suesores de Alejandro, especialmente bajo ant�oco Ep�fanes, quien rob� y profan� el emplo, mat� a miles, y esclaviz� a m�s. Dios los libr� por medio de los Macabeos. Un tipo de la futura liberaci�n del �ltimo gran perseguidor de ellos en el futuro ( Isa�as 51:14; Isa�as 60:1).

12. fortaleza�en contraste con el �aljibe� (v. 11); lit., �un lugar privado de acceso.� Maurer piensa que �una altura� (Salmo 18:33). Figurativo de la seguridad que tendr�n en el Mes�as los jud�os que vuelvan (v. 8), acampado cerca de su pueblo (Salmo 46:1, Salmo 46:5; v�ase Isa�as 49:9; Proverbios 18:10). presos de esperanza�eso es, los que a pesar de las aflicciones ( Job 13:15; Salmo 42:5, Salmo 42:11, conservan la esperanza en el Dios que guarda el pacto; en contraste con los incr�dulos, que dicen: �No hay esperanza� (Jeremias 2:25; Jeremias 18:12). Especialmente aquellos jud�os que creen la palabra de Dios a Israel (Jeremias 31:17): �Esperanza tambi�n hay en tu fin � los hijos volver�n a su t�rmino,� y no dicen como en Ezequiel 37:11 : �Pereci� nuestra esperanza.� En primer orden, a los jud�os del tiempo de Zacar�as los alienta a no desanimarse en la edificaci�n a causa de las pruebas, y luego a los jud�os de antes de la futura restauraci�n, los anima a esperar al Mes�as para su liberaci�n de sus �ltimos opresores. hoy tambi�n�hoy mismo, cuando vuestras circunstancias parecen dar tan poca esperanza; en contraste con �el d�a del Se�or,� cuando el Rey de Si�n vendr� para su liberaci�n (v. 9). os dar� doblados�Grande como ha sido la adversidad, tu prosperidad ser� doblemente m�s grande ( Isa�as 61:7).

13. entesado he � a Jud��He hecho de Jud� como si fuera mi arco, y lo �llan� �con Efra�n,� por mi flecha, con los cuales derrotar al sucesor del griego Alejandro, Ant�oco Ep�fanes, el opresor de Jud� (v�ase Notas. Daniel 8 y 11:32; 1Ma 1:62; 1Ma 2:41-43). Habiendo hablado (vv. 1-8) de las victorias de Alejandro, despu�s del par�ntesis (vv. 9, 10) en cuanto al Mes�as, el venidero Rey infinitamente m�s grande, �l pasa a las victorias que Dios permitir� que gane Jud� sobre el sucesor de Alejandro, despu�s de haber sido temporariamente oprimidos por �l. oh Si�n � oh Grecia�Dios por un lado se dirige a Si�n, por el otro a Grecia, mostrando que �l gobierna a todos los pueblos.

14. Otra figura: �Jehov� ser� visto (manifestando su poder de manera conspicua) sobre ellos� (eso es, en defensa de los jud�os y en contra de sus enemigos), como antiguamente apareci� en una nube sobre los israelitas contra los egipcios ( �xodo 14:19, �xodo 14:24). su dardo saldr� como rel�mpago�despidiendo destrucci�n instant�nea para el enemigo (Salmo 18:14). tocar� trompeta�para convocar e incitar a su pueblo a la batalla para la destrucci�n del enemigo. ir� como torbellinos del austro�eso es, saldr� en la m�s furiosa tormenta, tal como las que suelen venir del sur ( Isa�as 21:1). Aludiendo, tal vez, a los antiguos milagros de Jehov� en Sina�, cuando ven�a �desde Tem�n� (�el sur,� Versi�n Inglesa marginal).

15. devorar�n�la carne de sus enemigos. beber�n�la sangre de sus enemigos; eso es, destruy�ndolos completamente. Figura (como en Jeremias 46:10) tomada de un sacrificio, en el cual parte de la carne era comida, y la sangre derramada en libaci�n (v�ase Isa�as 63:1, etc.). sujetar�n a las piedras de la honda�M�s bien, �hollar�n bajo los pies las piedras de honda lanzadas hacia ellos por el enemigo; eso es, pisar�n desde�osamente sobre los hostiles proyectiles que caer�n inofensivos bajo sus pies (v�ase Job 41:28). Probablemente, adem�s, est� impl�cito que sus enemigos son tan potentes como las piedras comunes usadas para la honda, ca�das al suelo; en contraste con el pueblo de Dios (v. 16), �las piedras (preciosas) de corona� (v�ase 1 Samuel 25:29). (Maurer.) La Versi�n Inglesa tiene buen sentido: Los jud�os derrotar�n con piedras de honda al enemigo a la primera embestida, con los meros honderos, que sol�an estar en el frente de la l�nea de batalla y empezar el combate. Armados tan solamente con piedras de honda, como David contra Goliat, someter�n al enemigo ( Jueces 20:16; 1 Cr�nicas 12:2). (Grocio.) estr�pito�el grito de batalla. como tomados del vino�( 1 Cr�nicas 10:7.) El Esp�ritu de Dios los inflama con la idea del triunfo ( Efesios 5:18). se llenar�n�con sangre. como cuenco�los tazones que se usaban para recibir la sangre de los sacrificios. los lados del altar��cuernos� del altar, que eran rociados con la sangre de los tazones ( �xodo 29:12; Lev�tico 4:18).

16. los salvar� como a reba�o de su pueblo�como se debe salvar al reba�o de su pueblo (Salmo 77:20). Aqu� la figura de guerra y derramamiento de sangre (v. 15) se cambia por la del pastor y el reba�o, por cuanto Dios les dar� no solamente la victoria sino tambi�n despu�s la segura paz duradera. En contraste con las inservibles piedras de honda holladas bajo el pie, est�n las preciosas �piedras de la corona ( Isa�as 62:3; Malaqu�as 3:17), levantadas en alto como una bandera�, para que todos se congreguen en la Iglesia Jud�a ( Isa�as 11:10, Isa�as 11:12; Isa�as 62:10).

17. su bondad � su hermosura�la bondad y la belleza que Jehov� el Mes�as imparte a su pueblo. No como Maurer piensa: �la bondad � de su tierra, o de su pueblo� (Salmo 31:19; Jeremias 31:12). alegrar� �Lit., har� crecer: el grano, a los mancebos, y el vino, a las doncellas. El grano y el vino abundantes indican paz y abundancia. El vino nuevo que alegra a las doncellas es peculiar a este pasaje. Refuta a aquellos que prohiben el uso del vino como alimento. Los jud�os, hasta ahora reducidos en provisiones por causa de la presi�n del enemigo, ya tendr�n abundancia para alegrarse, no meramente los viejos, sino hasta los j�venes y las doncellas. (Calvino.)

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Zechariah 9". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfb/zechariah-9.html. 1871-8.
 
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