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1 Corintios 1

Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviarComentario Crítico Sin Abreviar

Versículos 1-31

CAPITULO 1

EL ENCABEZAMIENTO; HACIMIENTO DE GRACIAS POR EL ESTADO ESPIRITUAL DE LA IGLESIA DE CORINTO; CENSURA EN CONTRA DE LAS DIVISIONES POR PARTIDOS; SU PROPIO METODO DE PREDICAR SOLO A CRISTO.
1. Pablo, llamado a ser ap�stol.-El vocablo �llamado� se halla en algunos, no en todos los manuscritos m�s antiguos. Posiblemente fu� insertado de Rom 1:1; pero puede muy bien ser genuino. Se traduce lit: �un ap�stol llamado.� [Conybeare y Howson.] por la voluntad de Dios-No a causa de su propio merecimiento. As� pues, el llamamiento de Pablo como �ap�stol por la voluntad de Dios,� aunque constituye la base de su autoridad al escribir a la iglesia de Corinto (comp. Gal 1:1), es motivo de humildad de su propia parte (cap. 15:8, 10). [Bengel]. Al asumir el oficio ministerial uno debiera estar seguro de que no lo hace de su propio impulso, sino por la voluntad de Dios (Jer 23:21); Pablo, de su propia voluntad, nunca hubiera sido ap�stol (Rom 9:16). y S�stenes-V�ase la Introducci�n. Pablo lo asocia consigo en el encabezamiento ya sea por modestia, ya que S�stenes era su inferior [Cris�stomo], o a fin de que el nombre de un �hermano� de renombre de Corinto (Act 18:17) diese m�s valor a su ep�stola y para demostrar, en oposici�n a sus detractores, que �l gozaba el apoyo de hermanos de renombre. Gali�n hab�a arrojado del tribunal a los jud�os que acusaron a Pablo. La turba griega, que odiaba a los jud�os, aprovech� la oportunidad para herir a S�stenes, el prep�sito de la sinagoga, mientras Gali�n contemplaba sin intervenir, complacido para sus adentros de que la turba as� secundara el odio que �l tenia a los jud�os. Pablo probablemente en esta ocasi�n demostr� simpatia hacia un adversario en aflicci�n, lo que result� en la conversi�n del mismo. As� tambi�n Crispo, el arquisinagogo anterior, se hab�a convertido. Saulo, el perseguidor convertido en Pablo el ap�stol, y S�stenes, el que antes hab�a sido jefe de la persecuci�n contra aquel ap�stol, fueron dos trofeos de la gracia divina que, lado a lado, apelarian con doble autoridad a la iglesia de Corinto. [Birks].
2. A la iglesia de Dios-Pablo la llama as�, no obstante sus muchas manchas. Fan�ticos y sectarios vanamente piensan anticipar la separaci�n final del trigo y la ciza�a (Mat 13:27-30). �Es una tentaci�n peligrosa pensar que no existe iglesia donde no haya perfecta pureza. El que as� piensa, debe separarse de todo cristiano y considerar que es el �nico hombre santo del mundo, o establecer una secta particular con unos pocos hip�critas. Para que Pablo reconociera a los corintios como iglesia, era suficiente el ver entre ellos practicada la doctrina evang�lica, el bautismo, y la Cena del Se�or.� [Calvino]. Era la iglesia de Dios, no de �ste ni de aquel jefe favorito. [Cris�stomo]. en Corinto-una iglesia en la disoluta Corinto-�Qu� paradoja tocante a la gracia! santificados-consagrados, o apartados como santos a Dios en (por la uni�n con) Cristo Jes�s. llamados santos-Es decir, santos de vocaci�n. Este t�rmino era usado por Pablo al referirse a todos los miembros profesos de la iglesia. Por cuanto �santificados en Cristo�, infiere la fuente de la santidad, que es la santificaci�n original del creyente en Cristo (cap. 6:11; Heb 10:10, Heb 10:14; 1Pe 1:2) en los prop�sitos de la gracia de Dios, �llamados santos� se refiere a su llamamiento efectivo (Rom 8:30), y la finalidad de esa vocaci�n, de que fuesen santos (1Pe 1:15). y a todos los que invocan el nombre de � Jesucristo-La ep�stola fu� dirigida tanto para �stos como para los corintios. Esta es la verdadera iglesia cat�lica (t�rmino empleado primero por Ignacio, ad Smyrnaeos, c. 8); la que no se compone de los que se llaman de Pablo, ni de Cefas, ni de ning�n otro eminente adalid (v. 12), sino de todos aquellos que, est�n donde estuvieren, invocan a Jes�s por Se�or suyo en sinceridad (v�ase 2Ti 2:22). Adem�s se sugiere una unidad general de disciplina y de doctrina en las varias iglesias en el cap. 4:17; 7:17; 11:16; 14:33, 36. El culto que se debe rendir a Dios aqu� se atribuye a Jes�s (comp. Joe 2:32; Mat 4:10; Act 9:14). de ellos y nuestro-Es decir, �en todo lugar que sea el domicilio suyo y el nuestro tambi�n.� Estas palabras se a�aden para incluir a los cristianos por toda la Acaya, que no resid�an en Corinto la capital (2Co 1:1). Pablo considera como suyo el hogar de sus convertidos. Comp�rese una frase similar, Rom 16:13. [Conybeare y Howson]. �Nuestro� se refiere a Pablo y a S�stenes, y al hogar de los corintios. [Alford]. Beza explica mejor: �tanto el Se�or suyo como el nuestro.� Todos los creyentes tienen uno y el mismo Se�or (cap. 8:6; Eph 4:5); una censura virtual de las divisiones entre los corintios, como si Cristo estuviese dividido (v. 13).
3. paz-que hac�a much�sima falta en aquella iglesia, a causa de las disensiones. Sobre este vers�culo v�ase Rom 1:7.
4. Expresa al principio los motivos de alabanza y de esperanza, a fin de no desanimarlos con la reprensi�n que sigue, y para poder apelar a los buenos sentimientos de ellos. Gracias doy a mi Dios-(Rom 1:8; Phi 1:3.) siempre-(comp. Phi 1:4). por la gracia � que os es dada (comp. v. 7.) en Cristo Jes�s-a vosotros como miembros en Cristo.
5. en toda lengua-griego, �logos�. Alford con Menoquio traduce: �doctrina.� Sois enriquecidos por los predicadores o por la predicaci�n de la palabra, y en toda ciencia-en el conocimiento o comprensi�n de ella: lit: (la) palabra (predicada). El ap�stol, pensando extenderse luego y reprenderlos por el abuso de aquellos dones de los cuales m�s se jactaban los corintios, es decir, el habla (lenguaje) y el conocimiento (comp. cap. 1:20; 3:18; 4:19; caps. 13 y 14), primero se granjea la buena voluntad de ellos felicit�ndolos por poseer estos dones (V�ase 2Co 8:7).
6. As� como el testimonio de [o acerca de] Cristo (quien es tanto el objeto como el autor de este testimonio [Bengel]; cap. 2:1; 1Ti 2:6; 2Ti 1:8) ha sido confirmado en (entre Alford) vosotros-Esto es, por Dios, por medio de mi predicaci�n, y de los milagros que la acompa�aban (cap. 12:3; Mar 16:20; 2Co 1:21-22; Gal 3:2, Gal 3:5; Eph 4:7-8; Heb 2:4). Dios confirm� (comp. Phi 1:7; Heb 2:3), o hizo efectivo el evangelio entre (o mejor, como la versi�n inglesa: �en�) los corintios al haberlo aceptado y puesto su sello a la verdad del mismo, por el poder interno del Esp�ritu de Dios, y por los dones y milagros externos que lo acompa�aron. [Calvino].
7. nada os falte-no sois inferiores a los dem�s cristianos de cualquier lugar. [Grocio]. en ning�n don-No que todos tuviesen todos los dones, sino que hab�a entre ellos personas con diferentes dones (cap. 12:4, etc.) esperando la manifestaci�n de � Jesucristo-Esta era la prueba culminante de que �no carec�an de don alguno�. La fe, la esperanza y el amor, o todos los dones practicaban, aguard�ndolo (2Ti 4:8; Tit 2:13). �Dejando para otros el MEMENTO MORI (acu�rdate de la muerte), alienta t� esta gozosa expectaci�n de la venida del Se�or.� [Bengel.] El verbo griego expresa la idea de �aguardar constantemente, no por un tiempo determinado, sino hasta el fin, hasta que acontezca el evento esperado�. (Rom 8:19). [Titm., Sin�nimos.]
8. El cual-Dios, v. 4 (no Jesucristo, v. 7: en tal caso ser�a �en su d�a�). os con firmar� hasta el fin-A saber, hasta �la venida del Se�or Jesucristo.� sin falta en el d�a de � Jesucristo-(1Th 5:23.) Despu�s de aquel d�a no habr� peligro (Eph 4:30; Phi 1:6). Ahora es nuestro d�a para trabajar. y el d�a del enemigo para probarnos: entonces ser� el d�a de Cristo, y de su gloria en los santos. [Bengel].
9. Fiel es Dios-a sus promesas (Phi 1:6; 1Th 5:24). por el cual sois llamados-conforme al prop�sito de Dios (Rom 8:28). a la participaci�n de su Hijo-Para ser coherederos con Cristo (Rom 8:17-28). como �l, hijos de Dios y herederos de la gloria (Rom 8:30; 2Th 2:14; 1Pe 5:10; 1Jo 1:3). Cris�stomo observa que el nombre de Cristo se menciona m�s a menudo en esta ep�stola que en ninguna otra, pensando el ap�stol as� substraerlos de la admiraci�n partidista que sent�an por sus ense�adores particulares a fin de que fijaran su vista s�lo en Cristo.
10. Os ruego pues-Ya ten�is el conocimiento, el don de la palabra, y la esperanza; mantened tambi�n el amor. hermanos-El mismo t�tulo es un argumento en pro del amor. por � Jesucristo-Es el deseo de Pablo que Cristo sea el todo en todas las cosas para los corintios, y por tanto lo nombra tantas veces en este cap�tulo. que habl�is todos una misma cosa-que no habl�is cosas diversas como lo hac�is (v. 12) en el esp�ritu de discordia. que no haya � disensiones-cismas, lit., hendiduras, brechas. antes se�is perfectamente unidos-Lo opuesto a �disensiones.� El vocablo que aqu� se usa tiene referencia a la herida que sana, o el hecho de remendar una rotura. en una misma mente � parecer-Es decir, en el criterio de los entendidos, y en la decisi�n pr�ctica que se adopta [Conybeare y Howson], en cuanto a lo que se debe hacer. La mente tiene relaci�n con lo que se debe creer interiormente; el parecer, juicio o criterio, se demuestra exteriormente en las cosas que se llevan a la pr�ctica. [Bengel.] Alford opina que se trata de la disposici�n y la opini�n.
11. (cap. 11:18.) me ha sido declarado � por los � de Clo�-Quienes parec�an gozar de la intimidad de Pablo as� como la de los corintios. Estos �escribieron al ap�stol (cap. 7:1) pregunt�ndole acerca de ciertos asuntos: el matrimonio, las comidas ofrecidas a �dolos; del decoro que deb�an observar las mujeres en el culto. Pero nada hab�an dicho de las enormidades y los des�rdenes que se hab�an infiltrado entre ellos. Esa noticia lleg� a Pablo por otros medios. Por tanto, su lenguaje tocante a estos males es: �Porque me ha sido declarado �� �Se oye decir� com�nmente (cap. 5:1, 2). Todo esto dice Pablo antes de referirse a la carta de ellos, lo que da a entender que no se inform� de aquellos males por medio de dicha carta, lo cual es una prueba impensada de su genuinidad. [Paley, Horae Paulinae.] N�tese su prudencia: nombra a la familia, para que se supiese que no hac�a su alegaci�n sin autoridad: no nombra los individuos, por no excitar el odio en contra de ellos, sino insin�a t�cticamente que la informaci�n deb�a haber llegado a �l directamente de parte de los presb�teros, as� como le hab�an consultado sobre asuntos de menor importancia. que hay entre vosotros contiendas-palabra no tan severa como �disensiones,� lit., cismas (v. 10).
12. Quiero decir-por la palabra �contiendas� (v. 11). que cada uno de vosotros dice-individualmente, �glori�ndose en los hombres� (v. 31; cap. 3:21, 22): �Yo soy de Pablo�; Yo soy de Apolos,� etc. No que formasen partidos determinados, sino que individualmente demostraban el esp�ritu de partido en las contenciones bajo el nombre de maestros favoritos. Pablo rehusaba ser adulado por aquellos que usaban su nombre en los partidos, no haci�ndose as� c�mplice en la deshonra hecha a Cristo Estos probablemente eran de los convertidos bajo su ministerio. Los que favorec�an el nombre de Apolos, sucesor de Pablo en Corinto (Act 18:24, etc.). eran los atra�dos por su estilo ret�rico (probablemente adquirido en Alejandr�a, cap. 3:6), en contraste con la �presencia corporal flaca, y la palabra menospreciable� (2Co 10:10) del ap�stol. Apolos, sin duda, no alent� voluntariamente este esp�ritu de indebida preferencia (cap. 4:6, 8); antes, para impedirlo, se neg� a repetir su visita all� en aquel entonces (cap. 16:12). y yo de Cefas-Probablemente judaizantes, que se cobijaban bajo el nombre de Pedro, el ap�stol de la circuncisi�n (Cefas es el nombre hebreo, Pedro, el griego; Joh 1:42; Gal 2:11, etc.): los asuntos tratados en los caps. 7-9 fueron sugeridos acaso por ellos como asuntos dudosos. La iglesia all� tuvo su origen en la sinagoga jud�a, siendo de los convertidos Crispo el arquisinagogo, y S�stenes (probablemente) su sucesor. De all� pues que se perciba alguna levadura judaica, pero no tanta como en otras partes (2Co 11:22). El petrismo se origin� m�s tarde y con m�s vigor, en Roma. Si no era correcto el jactarse diciendo: �Yo soy de Pedro,� cu�nto m�s incorrecto ser�a decir �Yo soy del Papa�. [Bengel.] y yo de Cristo-Un pretexto pasable, para menospreciar el ministerio de Pablo y de sus dem�s ense�adores (cap. 4:8; 2Co 10:7-11).
13. �Est� dividido Cristo?-En varias secciones (bajo diferentes jefes). [Alford.] La unidad de su cuerpo no ha de ser cortada en pedazos, como si el todo no fuese de una sola Cabeza. �Fu� crucificado Pablo por vosotros?-En el griego la interrogaci�n requiere una respuesta negativa muy fuerte: ��Acaso fu� Pablo quien fu� crucificado por vosotros? (seguramente no dir�is semejante cosa)�. En la primera pregunta la majestad de �Cristo� (el Ungido de Dios) indica la imposibilidad de que �l sea �dividido.� En la segunda, la insignificancia de Pablo indica la imposibilidad de ser �l la cabeza de la redenci�n, ya que �l no hab�a sido �crucificado por ellos,� ni hab�a dado su nombre a los redimidos. Esto que se aplica a Pablo, el fundador de la iglesia de Corinto, es igualmente aplicable a Cefas y a Apolos, que no ten�an tal t�tulo con respecto a dicha iglesia. �o hab�is sido bautizados-La cruz nos reclama para Cristo como redimidos por �l; el bautismo, como dedicados a �l. en el nombre de Pablo?-el griego �eis�: �dentro del nombre� (Gal 3:27), denotando la idea de unificaci�n simbolizada por el bautismo.
14. Doy gracias a Dios porque en su providencia orden� todas las cosas de tal modo que yo no bautizara a ninguno de vosotros salvo a Crispo (el antes presidente de la sinagoga, Act 18:8) y a Gayo (escrito �Cayo� por los romanos, quien hosped� a Pablo en Corinto, as� como a toda la iglesia, Rom 16:23; siendo pues persona de buena posici�n social). El oficio de bautizar tocaba a los di�conos (Act 10:48) m�s bien que a los ap�stoles, cuyo oficio era el de establecer las iglesias y dirigirlas de una manera general. Los di�conos ten�an mejor oportunidad para dar la necesaria instrucci�n preparatoria para el bautismo. Crispo y Gayo, etc., fueron probablemente de los primeros convertidos, y por tanto fueron bautizados por Pablo mismo, el que fund� la iglesia.
15. Para que ninguno diga � etc.-No que Pablo tuviese esta finalidad al principio; sino que Dios dispuso de modo que nadie dijese esto. [Alford.]
16. bautic� la familia de Est�fanas-�Las primicias de Acaya,� o sea, de los primeros convertidos all� (cap. 16:15, 17). Es probable que tales �familias� incluyesen p�rvulos (Act 16:33). La historia de la iglesia favorece esta opini�n, puesto que el bautismo infantil era el uso desde tiempos muy pr�stinos. (Nota del Editor: Esta opini�n est� de acuerdo con las denominaciones que practican el bautismo infantil, pero en realidad no hay nada que indique que en la ocasi�n que nos ocupa hayan bautizado a p�rvulos.)
17. S. Pablo no dice esto para menospreciar el bautismo, porque lo ensalza grandemente (Rom 6:3). El bautiz� a algunos de los primeros convertidos; y hubiera bautizado a otros m�s; pero la obra peculiar suya y de los ap�tsoles era predicar el evangelio, fundar por su testimonio ocular las iglesias particulares, y cuidar de ellas en lo general. no me envi� Cristo-lit., como ap�stol. a bautizar-ni en el nombre de Cristo, mucho menos en el m�o propio. sino a predicar � no en sabidur�a de palabras-o de lenguaje. El raciocinio filos�fico destacado por el lenguaje oratorio y por la erudici�n secular, era cosa que los corintios evaluaban en demas�a (v. 5; cap. 2:1, 4) en Apolos, la falta de lo cual en Pablo les desagradaba (2Co 10:10). porque no sea hecha vana la cruz de Cristo-Es decir, para que no sea menospreciada la suma y la substancia del evangelio (v. 23; cap. 2:2): el Cristo crucificado, (Rom 4:14) por hombres que estiman en m�s la l�gica y la elocuencia humanas de la predicaci�n evang�lica, que el evangelio mismo del Cristo crucificado: el �nico remedio para el pecador perdido, y la mayor manifestaci�n del amor de Dios.
18. Porque la palabra de la cruz-El mensaje, o la doctrina de la cruz, en contraste con la �sabidur�a de palabras� (as� llamada en el v. 17). es locura a los que se pierden-Mejor dicho, �a los que est�n pereciendo,� esto es, porque prefieren la humana �sabidur�a de palabras� a la doctrina de la �cruz de Cristo.� Aqu� no se hace referencia al estado final, sino a �los que est�n en el camino de la perdici�n.� As� tambi�n en 2Co 2:15-16. mas a los que se salvan � a nosotros-N�tese la modestia con que escribe el ap�tsol, como si dijese: �Pero a los que se salvan (los que est�n en el camino de la salvaci�n), entre los cuales estamos �� es potencia de Dios-T�rmino que incluye �la sabidur�a de Dios� (v. 24). La palabra de la cruz es el poderoso instrumento de la salvaci�n, la m�s alta demostraci�n del poder de Dios (Rom 1:16). Lo que parece al mundo �flaqueza�, en el plan de Dios para la salvaci�n de los hombres (v. 25), y en la manera como el ap�stol lo presenta (cap. 2:3), es en realidad una manifestaci�n de su gran �potencia.� Lo que parece �insensatez� por falta de la humana �sabidur�a de palabras� (v. 17), es en verdad la suprema �sabidur�a de Dios� (v. 24).
19. Destruir� la sabidur�a-Algo diferente de la versi�n de los Setenta. El hebreo es: �Perecer� la sabidur�a de los sabios, y se desvanecer� la prudencia de los prudentes�. (Isa 29:14). Pablo, por inspiraci�n divina, da la interpretaci�n del Esp�ritu Santo, haciendo que Dios sea la causa de la perdici�n de la sabidur�a. desechar� la inteligencia-�entendimiento.�
20. �Qu� es del sabio?-lit., ��D�nde hay sabios?� En ninguna parte; porque �Dios los destruye� (v. 19). �qu� del escriba?-judaico. [Alford.] �qu� del escudri�ador-griego. [Alford.] V�ase el jud�o y el griego de este mundo en contraste con los sabios piadosos, v. 22, 23. Vitringa opina que la referencia es a los discursos judaicos de la sinagoga, o daraschoth, del radical hebreo que significa �disputar.� Comp�rese el t�rmino �cuestiones,� Act 26:3; Tit 3:9. Si es as�, el t�rmino �sabidur�a� se refiere aqu� a la sabidur�a griega (v�ase v. 22). Pablo usa el pasaje de Isa 33:18 en un sentido superior; all� la referencia primordial era a la liberaci�n temporal, aqu� a la eternal; el v. 22. que est� en triple oposici�n al v. 18, sanciona esta aplicaci�n del ap�stol; el Se�or, en su car�cter triple, es la �nica base que tiene el pueblo para gloriarse de este siglo-M�s bien, �de esta dispensaci�n.� Es decir, esta edad u orden mundano de cosas desde el punto de vista moral, en contraste con la dispensaci�n u orden cristiano de cosas. del mundo-entendido externa o c�smicamente. ha enloquecido Dios la sabidur�a-Ha demostrado que la filosof�a del mundo es locura, porque le falta la fe en el Cristo crucificado. [Cr�s�stomo.] Dios la consider� como locura, y no la us� para convertir y salvar a los hombres (vv. 26, 27). [Estio.]
21. Por no haber el mundo conocido en la sabidur�a de Dios-en la sapiente disposici�n de Dios. a Dios por sabidur�a-antes, �por la sabidur�a,� o por su filosof�a (Joh 1:10; Rom 1:28) no conocieron a Dios, aunque s� alcanzaron otros conocimientos (Act 17:23, Act 17:27). La teor�a de�sta de que el hombre puede por la luz de la naturaleza descubrir su deber para con Dios, queda refutada por el hecho de que el hombre nunca descubri� este deber sin la revelaci�n de Dios. Todas las estrellas y la luna no pueden hacer el d�a; �sta es la prerrogativa del sol. Ni pueden los dones m�s sublimes hacer que amanezca el d�a moral; tal obra es el oficio de Cristo. Hasta al jud�o falt� este conocimiento, mientras que procur� tan solamente la sabidur�a carnal de este mundo. agrad� a Dios-Aqu� el ap�stol hace referencia a las palabras de Jes�s en Luk 10:21. salvar a los creyentes-a los que creyesen (Rom 1:16)-por la locura de la predicaci�n-por aquella predicaci�n (doctrina) que el mundo (incr�dulo, el jud�o as� como el gentil) juzga locura.
22. Porque-lit., �Por cuanto;� puesto que. Este vers�culo ilustra c�mo la �predicaci�n� del Cristo crucificado lleg� a ser considerada como �locura� (v. 21). los Jud�os piden se�ales-As� aparece esta palabra aun en los manuscritos m�s antiguos. El singular fu� una correcci�n posterior sacada de Mat 12:38; Mat 16:1; Joh 2:18. Las se�ales que los jud�os ansiaban no eran s�lo milagros, sino evidencias directas del cielo. de que Jes�s era el Mes�as (Luk 11:16). y los Griegos buscan sabidur�a-Es decir, una demostraci�n filos�fica del cristianismo. Cristo, en lugar de dar una prueba demostrativa, demanda la fe que se basa en su palabra y en una porci�n razonable de evidencia que comprueba que dicha revelaci�n es su palabra. El cristianismo no principia con la soluci�n de las dificultades intelectuales, sino con la satisfacci�n de aquel coraz�n que anhela el perd�n. Por tanto, no fueron los refinados griegos, sino los teocr�ticos jud�os los escogidos para la propagaci�n de la revelaci�n. As� pues, una vez m�s, la Atenas intelectual (Act 17:18-21, etc.) recibi� el evangelio con menos prontitud que la Corinto comercial.
23. Mas nosotros-Pablo y Apolos. predicamos a Cristo crucificado-El griego expresa no meramente el hecho de su crucificci�n, sino el car�cter premanente de la transacci�n mediante la cual �l es ahora Salvador (Gal 3:1). [Green.] El Mes�as (Cristo) crucificado fu� la piedra en la cual los jud�os tropezaron (Mat 21:44). La oposici�n igual de jud�os y gentiles demuestra que una religi�n al parecer tan aborrecible en su origen no pudo haber triunfado si no hubiese sido divina.
24. Empero a los llamados-comp. �vocaci�n,� v. 26. Aqu� se trata de los mismos de quienes se dice: La misma clase de �nosotros, los que se salvan� (que estamos siendo salvados; v. 18); los elegidos, los cuales han obedecido al llamamiento; los eficientemente llamados (Rom 8:28, Rom 8:30). Cristo-No se agrega �crucificado� aqu�, por que, vencido el esc�ndalo de la cruz, �Cristo� es recibido en todos sentidos, no s�lo en su cruz, sino tambi�n en su vida y en su futuro reino. potencia-llenando as� todos los requerimientos de los jud�os que buscaban �una se�al.� La cruz (la muerte de un esclavo), que a los jud�os (que esperaban un Mes�as temporal) era �tropezadero,� es en realidad �potencia de Dios� para la salvaci�n de todos los que creen. y sabidur�a de Dios-exhibiendo as�, en el grado m�ximo (si s�lo lo hubieran querido ver), lo que los griegos buscaban, a saber: la sabidur�a (Col 2:3).
25. lo loco de Dios-Esto es, su plan de salvaci�n, que los hombres juzgaban como �locura.� lo flaco de Dios-Cristo �fu� crucificado por flaqueza� (2Co 13:4, el gran tropezadero de los jud�os), con todo,� vive por potencia de Dios.� As� de la flaqueza de sus siervos perfecciona la potencia (cap. 2:3; 2Co 12:9).
26. Mirad � vuestra vocaci�n, que no sois �-El �sois� no est� en el original; l�ase m�s bien: �No muchos sabios � poderosos � nobles os llamaron.� Lo que el ap�stol puntualiza es la debilidad de los medios que el Se�or empleaba para convertir al mundo (v. 27, 28). [Hinds y Whately; as� Anselmo.] Con todo, nuestra versi�n cuadra bien con el v. 24. �Toda la historia de la expansi�n de la iglesia es una victoria progresiva de los ignorantes sobre los eruditos, de los humildes sobre los arrogantes: aun el emperador mismo depuso su corona ante la cruz de Cristo.� [Olshausen.] sabios seg�n la carne-Es decir, la sabidur�a de este mundo adquirida por el estudio humano sin la intervenci�n del Esp�ritu. Contr�stese con Mat 16:17.
27. lo necio-Frase general que incluye a personas y cosas necias. Dios escoge aun las cosas (y las cosas necias, tambi�n) para confundir a las personas (y aun a las personas sabias). Tal me parece ser la fuerza del cambio del masculino al neutro. escogi� Dios para avergonzar-Dios confunde a los sabios, y obra, mediante sus instrumentos que no tienen sabidur�a humana, lo que los mundanamente sabios, con ella, no pueden efectuar, a saber: llevar a los hombres a la salvaci�n. lo flaco � escogi� Dios, etc.-La repetici�n del t�rmino �escogi� indica la bondadosa premeditaci�n del prop�sito de Dios (Jam 2:5).
28. y lo que no es-Algunos de los manuscritos m�s antiguos omiten la conjunci�n �y�. As� pues, la frase �lo que no es,� est� en oposici�n con �lo necio,� �lo flaco.� �lo vil�, y lo �menospreciado,� (cosas todas que no son nada). Dios escogi� las cuatro �nadas� para anular las cosas que son.
29. ninguna carne se jacte-Porque los que tratan de gloriarse de la grandeza y sabidur�a humanas son confundidos, son �avergonzados� (v. 27). La carne, como �la flor del campo,� es hermosa, pero d�bil (Isa 40:6). en su presencia-Hemos de gloriarnos, no delante de �l, sino de �l. [Bengel.]
30. Mas-en contraste con los que �se jactan� de la sabidur�a y grandeza mundanas) de �l sois-No de vosotros mismos (Eph 2:8), sino de �l (Rom 11:36). De �l ven�s (de �l ten�is la vida espiritual, vosotros los que una vez os contabais entre las �cosas que no son,� v. 28) en Cristo Jes�s-por la uni�n viviente con �l. No �en la carne� (vv. 26, 29). por Dios.-la sabidur�a que viene de Dios; que emana de �l y es enviada por �l. nos ha sido hecho-para nuestra eterna ganancia. sabidur�a-la cual es inalcanzable si se busca de una manera mundana (vv. 19, 20; comp. Col 2:3; Proverbios 8; Isa 9:6). Por ella llegamos a ser �sabios para la salvaci�n,� gracias s�lo a la sabidur�a suya que origin� y llev� a efecto el plan, ya que antes nosotros �ramos �insensatos.� justificaci�n-en griego: justicia, que es la base de nuestra justificaci�n (Jer 23:5-6; Rom 4:25; 2Co 5:21); mientras que nosotros una vez �ramos �flacos� (Rom 5:6). Isa 42:21; Isa 45:24. santificaci�n-por el Esp�ritu Santo; mientras que nosotros �ramos �bajos�. En el m�s all�, nuestra justicia y asimismo nuestra santificaci�n ser�n perfectas y ser�n inherentes. Ahora la justicia por la que somos justificados es perfecta, pero no �nherente; aquella mediante la cual somos santificados, es inherente pero no perfecta. [Hooker.] La santificaci�n es perfecta en principio, pero no en su realizaci�n. Estas dos est�n unidas en el griego como si formaran esencialmente una sola cosa, pero no as� �la sabidur�a�, por cuanto ella origin� y ejecut� el plan (�sobreabund� en nosotros en toda sabidur�a,� Eph 1:8), y la �redenci�n,� la consumaci�n final del plan en la liberaci�n del cuerpo (la posici�n de la palabra redenci�n en �ltimo lugar demuestra que se entiende aqu� en un sentido limitado). Luk 21:28; Rom 8:23; Eph 1:14; Eph 4:30. redenci�n-Somos redimidos despu�s de haber sido �despreciados� El que se glor�a, glor�ese en el Se�or-(Jer 9:23-24) en contraste con lo que se dijo antes: �ninguna carne se jacte en su presencia (v. 29) En contraste con la m�rbida humillaci�n servil, el ap�stol encarna la humildad en el conocimiento elevador de nuestra verdadera dignidad en Cristo. El que se gloria ha de gloriarse en el Se�or, no en la carne ni en el mundo.

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre 1 Corinthians 1". "Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfu/1-corinthians-1.html. 1871-8.