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Daniel 4

Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviarComentario Crítico Sin Abreviar

Versículos 1-37

CAPITULO 4

Vv. 1-37. EDICTO DE NABUCODONOSOR, QUE CONTIENE SU SEGUNDO SUE�O ACERCA DE SI MISMO, Castigado con locura por su orgullo, se hunde hasta el nivel de las bestias (que ilustra Psa 49:6, Psa 49:12). La oposici�n entre la vida bestial y la humana, aqu� presentada, es una llave para la interpretaci�n del simbolismo su el cap. 7 acerca de las bestias y el Hijo del hombre. Despu�s de sus conquistas, y despu�s de edificar en quince d�as un palacio nuevo, seg�n el historiador profano, Abideno (268 a. de J. C.), cuyo relato confirma a Daniel, �l subi� al techo de su palacio (v�ase el v. 29, Margen), desde donde pod�a ver alrededor de la ciudad que hab�a edificado, y posesionado por alguna deidad, predijo la conquista persa de Babilonia, agregando una oraci�n de que el jefe persa fuese llevado a su regreso, adonde no hubiese camino de hombres y donde paciesen las bestias salvajes (lenguaje evidentemente tomado por tradici�n de los vv. 32, 33, aunque su aplicaci�n es diferente). En su locura, su mente excitada, naturalmente pensar�a en la cercana conquista de Babilonia por los medos y persas, conquista ya anunciada en el cap. 2.
1. Paz-El saludo com�n en el oriente, �Shalom,� en hebreo, y salaam� en �rabe. La revelaci�n primitiva de la ca�da, y el alejamiento del hombre de Dios. hizo que se sintiera que la �paz� era la primera y m�s profunda necesidad del hombre. Los orientales (como el oriente fu� la cuna de la revelaci�n), conservaron la palabra por tradici�n.
2. conviene que-�Fu� decoroso delante de m� (Psa 107:2-8). se�ales-pruebas significativas de la mediaci�n omnipotente de Dios. Usa el plural pues comprende el sue�o maravilloso, la interpretaci�n maravillosa de �l, y los resultados maravillosos.
4. estaba quieto-mis guerras terminadas, mi reino en paz. floreciente-�verde�. La semejanza tomada de un �rbol (Jer 17:8). Pr�spero. ( Job 15:32)
6. podr� parecer extra�o que Daniel no fuese llamado primero. Pero fu� ordenado por la providencia de Dios que �l fuese reservado hasta el �ltimo, a fin de que todos los medios humanos se mostrasen vanos, antes que Dios manifestara su poder por medio de su siervo; as� el orgulloso rey fu� despojado de todas las seguridades humanas. Los caldeos eran los int�rpretes oficiales de sue�os; mientras que la interpretaci�n de Daniel del cap. 2, hab�a sido un caso peculiar, y de muchos a�os antes, no nab�a sido consultado en tales asuntos desde entonces.
8. Beltsasar-llamado as� por el dios Bel o Belus (v�ase Nota, cap. 1:7).
9. esp�ritu de los dioses santos-Nabucodonosor habla como pagano, quien sin embargo, ha absorbido algunas nociones del Dios verdadero. Habla de �dioses� en plural, pero agrega el ep�teto �santos�, que se refiere a Jehov� solo, pues los dioses paganos no hac�an ninguna pretensi�n a la pureza. aun en la opini�n de sus adeptos (Deu 32:31; v�ase Isa 63:11). �He entendido�, se refiere a la habilidad de Daniel de muchos a�os antes (cap. 2), y por esto lo llama �pr�ncipe de los magos�. ning�n misterio se te esconde-no tienes dificultad para explicarlo.
10. un �rbol-as� el asirio es comparado con un �cedro� (Eze 31:3; v�ase Eze 17:24). en medio de la tierra-se�alando su situaci�n conspicua como el centro, desde el cual la autoridad imperial se irradiaba por todas partes.
12. a la sombra las bestias-dando a entender que el prop�sito de Dios en establecer imperios en el mundo, es que ellos sean como los �rboles que dan a los hombres �frutos� para �mantenimiento�, y �sombra� para el descanso (v�ase Lam 4:20). Pero los poderes mundiales abusan del cargo por ego�smo; por esto viene el Mes�as a plantar el �rbol de su reino evang�lico, el cual s�lo realizar� el prop�sito de Dios (Eze 17:23; Mat 13:32). Her�doto (Mat 7:19) menciona un sue�o (probablemente sugerido por la tradici�n de este sue�o de Nabucodonosor en Daniel) que tuvo Jerjes, de que �l fu� coronado con el olivo, y que los ramos del olivo llenaron toda la tierra, pero que despu�s desapareci� la corona de su cabeza; lo que significaba que su dominio universal pronto terminar�a.
13. un vigilante y santo-m�s bien, �aun un santo�. S�lo un �ngel est� indicado, y �l no es uno de los malos, sino de los santos �ngeles. Llamado �vigilante�, por estar siempre de guardia para ejecutar la voluntad de Dios [Jer�nimo] (Psa 103:20-21). V�ase en cuanto a su vigilancia, Rev 4:8, �de dentro estaban llenos de ojos; y no ten�an reposo d�a ni noche�. Tambi�n vigilan a los hombres buenos encomendados a su cuidado (Psa 34:7; Heb 1:14); y vigilantes tras el velo para apuntar sus pecados, y a las �rdenes de Dios, finalmente los castigan (Jer 4:16-17), �vigilantes� referidos a los instrumentos humanos de la venganza divina. En cuanto a Dios (v�ase 9:14; Job 7:12; Job 14:16; Jer 44:27). En un sentido bueno (Gen 31:49; Jer 31:28). La idea de �vigilantes� celestiales bajo el Dios supremo, (llamado en la Zend Avesta del Zoroastro persa �Ormuz�) se fund� en la revelaci�n primitiva acerca de que vigilaban los �ngeles malos, buscando oportunidad hasta lograr tentar al hombre para su ruina, y de que �ngeles buenos ministraban a los siervos de Dios (como Jacob, Gen 28:15; Gen 32:1-2). V�ase la vigilancia sobre Abrah�n para bien, y sobre Sodoma para ira, despu�s de tanto buscar en vano a hombres buenos en ella, por amor a los cuales la perdonar�a; G�nesis cap. 18, y sobre Lot para bien, G�nesis cap. 19. Daniel aptamente pone la expresi�n en boca de Nabucodonosor, aunque no se halla en otra parte de las Escrituras, sin embargo, sustancialmente es sancionada por ella (2Ch 16:9; Pro 15:3; Jer 32:19), y natural para �l seg�n los modos orientales del pensamiento.
14. Cortad el �rbol-(Mat 3:10; Luk 13:7). El �santo� (Jud 1:14) incita a sus �ngeles compa�eros, a la obra por Dios se�alada (v�ase Rev 14:15, Rev 14:18). v�yanse las bestias que est�n debajo de �l-No les proveer� m�s abrigo (Eze 31:12).
15. la cepa de sus ra�ces-el reino todav�a es reservado seguro para �l al fin, como el toc�n de �rbol asegurado por un aro de bronce o hierro, para que no se raje por fuerza del calor del sol, en la esperanza de que brote (Isa 11:1; v�ase Job 14:7-9). Barnes lo refiere al encadenamiento del loco real.
16. Su coraz�n-su entendimiento (Isa 6:10). siete tiempos-siete a�os (cap. 12:7). �Siete� es el n�mero perfecto: una semana de a�os: una completa revoluci�n del tiempo que acompa�a una completa revoluci�n en el estado de su mente
17. demanda-es decir, decisi�n; en cuanto al cambio al cual est� condenado Nabucodonosor. Se supone un consejo solemne de los seres celestiales (v�ase Job 1:6; Job 2:1), sobre el cual preside Dios. El �decreto� o �palabra� de �l pues, dice que son de ellos (v�ase el v. 24, �sentencia del Alt�simo�): �decreto de los vigilantes� �dicho de los santos�. Pues �l ha puesto ciertos reinos bajo la administraci�n de seres ang�licos, sujetos a �l (cap. 10:13, 20; 12:1). La palabra �demanda� en la segunda cl�usula, expresa una idea distinta de la primera. No s�lo como miembros del consejo de Dios (cap. 7:10; 1Ki 22:19; Psa 103:21; Zec 1:10) suscriben ellos al �decreto� de Dios, sino que el decreto viene en contestaci�n a sus oraciones, en las cuales ellos demandan que todo mortal sea humillado, quienquiera trate de obscurecer la gloria de Dios. [Calvino.] Los �ngeles se entristecen, cuando son infringidas, en lo m�s minimo las prerrogativas de Dios. �Qu� horrible que Nabucodonosor supiera que los �ngeles arguyen en su contra por su orgullo, y el decreto ha sido sancionado en la alta corte del cielo para su humillaci�n en respuesta a las demandas de los �ngeles! Los conceptos son amoldados en una forma peculiarmente adaptada a los modos del pensamiento de Nabucodonosor. los vivientes-no como distinguidos de los muertos, sino como distinguidos de los habitantes del cielo, quienes �conocen� lo que se necesita ense�ar a los hombres de la tierra (Psa 9:16); los imp�os confiesan que hay un Dios, pero alegremente quisieran limitarlo al cielo. Pero, dice Daniel, Dios se ense�orea no s�lo all�, sino tambi�n �del reino de los hombres�. al m�s bajo de los hombres-el m�s humilde en condici�n (1Sa 2:8; Luk 1:52). No son los talentos de alguno, ni su riqueza, ni su noble nacimiento, sino la voluntad de Dios es lo que eleva al trono. Nabucodonosor abatido hasta el muladar, y luego restaurado, hab�a de tener en s� mismo una prueba de esto (v. 37).
19. Daniel � Beltsasar-el uso del nombra caldeo como tambi�n el hebreo, lejos de ser una objeci�n, como algunos lo toman, es una se�al hecha sin intenci�n, de su veracidad. En la proclamaci�n a �todo pueblo�, y proclamaci�n propuesta para honrar al Dios de los hebreos, Nabucodonosor usar�a naturalmente el nombre hebreo (derivado de �El�, Dios, el nombre por el cual, el profeta era mejor conocido entre sus compatriotas), como tambi�n el nombre gentil por el cual era conocido en el imperio caldeo. lo espantaban-abrumado con pavor por el terrible significado del sue�o. una hora-el original a veces quiere decir �un momento�, o �tiempo breve�, como en el cap. 3:6, 15. el sue�o � no te espante-muchos d�spotas habr�an castigado a un profeta que se atreviera a predecir su ruina. Nabucodonosor le asegura a Daniel de que podr� hablar libremente. el sue�o sea para tus enemigos-Debemos desear la prosperidad de aquellos bajo cuya autoridad nos ha puesto la providencia de Dios (Jer 29:7). El deseo aqu� no es tanto contra otros como a favor del rey: una f�rmula com�n (2Sa 18:32). No es el lepguaje de odio duro.
20. El �rbol es el rey. Las ramas son los pr�ncipes. Las hojas, los soldados. Los frutos, las entradas por impuestos. La sombra, la protecci�n provista para los estados dependientes.
22. T� mismo eres-El habla expl�citamente y sin rodeos (2Sa 12:7). Mientras que ten�a l�stima del rey, con toda firmeza pronuncia su sentencia de castigo. Deben los ministros de Dios, tomar el t�rmino medio, por una parte, condenando a los pecadores bajo pretexto de fervor, sin se�al alguna de compasi�n, y por la otra, adulando a los pecadores bajo pretexto de moderaci�n. hasta el cabo de la tierra-(Jer 27:6-8). Hasta el mar Caspio. Euxino y el Atl�ntico.
24. la sentencia del Alt�simo-lo que fu� llamado en el v. 17 por Nabucodonosor �el decreto de los vigilantes�, aqu� m�s acertadamente es llamado por Daniel �la sentencia del Alt�simo�. Aqu�llos solos eran sus ministros.
25. te echar�n-La locura hipoc�ndrica fu� su enfermedad, la que lo �llev� bajo la imaginaci�n de que �l era un animal, a �morar con las bestias�; el v. 34 prueba esto: �mi sentido me fu� vuelto�. La regencia le dejar�a vagar en los grandes parques llenos de animales, junto al palacio. con hierba del campo te apacentar�n-es decir, vegetales, o hierbas en general (Gen 3:18). hasta que entiendas, etc.-(Psa 83:17-18; Jer 27:5).
26. luego que entiendas, etc.-una promesa de grac�a espiritual a �l, haciendo que el juicio humille, y no endurezca el coraz�n. el se�or�o es en los cielos-se usa el plural, �cielos�, como dirigido a Nabucodonosor, cabeza de un reino terrenal organizado, con varios principados, bajo el gobernante supremo. As� �el reino del cielo� (Mat 4:17; griego, �reino de los cielos�) es una organizaci�n m�ltiple compuesta de diferentes �rdenes de �ngeles, bajo el Alt�simo (Eph 1:20-21; Eph 3:10; Col 1:16).
27. redime tus pecados-el original caldeo, �rompe de ti tus pecados�, como un yugo que irrita (Gen 27:40); el pecado es una carga pesada (Mat 11:28). La Versi�n de los Setenta y la Vulgata traducen no tan bien �redime�, lo que se hace un argumento a favor de la doctrina romana, de expiar los pecados por obras meritorias. Aunque se traduzca as�, la frase no puede querer decir sino: Arrepi�ntete y muestra la realidad de tu arrepentimiento por medio de obras de justicia y caridad (v�ase Luk 11:41); de modo que Dios te remita tu castigo. Como consecuencia, la dificultad demorar� m�s antes de llegar, y ser� m�s corta cuando llegue, V�ase los casos de Ezequ�as, Isa 38:1-5; N�nive, Jon 3:5-10; Jer 18:7-8. El cambio no est� en Dios sino en el pecador que se arrepiente. As� como el rey hab�a provocado los juicios de Dios por sus pecados, as� podr� apartarlos, por un retorno a la justicia (v�ase Psa 41:1-2; Act 8:22). Probablemente, como muchos d�spotas orientales, Nabucodonosor hab�a oprimido a los pobres, forz�ndolos a trabajar en sus grandes obras p�blicas sin remuneraci�n adecuada. una prolongaci�n de tu tranquilidad-si felizmente tu prosperidad actual se prolonga.
29. doce meses-esta tregua le fu� concedida para dejarlo sin excusa. As� fueron concedidos los 120 a�os antes que llegara el diluvio (Gen 6:3). Al primer anuncio del pr�ximo juicio, el rey se alarm�, como Acab (1Ki 21:27), pero no se arrepinti� sinceramente; de modo que, cuando el juicio no fu� ejecutado inmediatamente, �l crey� que no vendr�a nunca, y as� se volvi� a su orgullo de antes (Ecclesiast�s 8:11). sobre el palacio-sobre la azotea del palacio, desde donde pod�a contemplar la magnificencia de Babilonia. As� lo relata el historiador pagano Abideno. La azotea del palacio fu� escenario de la ca�da de otro rey (2Sa 11:2). El muro exterior del palacio nuevo de Nabucodonosor, alcanzaba a diez kil�metros; hab�a dos muros almenados interiores, una torre grande y tres portones de bronce.
30. la gran Babilonia, que yo edifiqu�-Her�doto atribuye la edificaci�n de Babilonia a Semiramis y Nitocris, habi�ndole dado su informante el relato asirio y persa. Beroso y Abideno dan el relato babil�nico, de que Nabucodonosor hab�a a�adido mucho a la ciudad vieja, edificando un palacio espl�ndido y muros en la ciudad. Her�doto, el llamado �padre de la historia�, ni menciona a Nabucodonosor. (Nitocris, a quien �l atribuye el embellecimiento de Babilonia, parece haber sido la esposa del rey.) Por esto los incr�dulos han dudado del relato b�blico. Pero �ste es apoyado por miles de ladrillos hallados en la llanura, las inscripciones de los cuales han sido descifradas, cada ladrillo marcado, �Nabucodonosor, el hijo de Nabopolasar�. �Edifiqu� es decir, restaur� y ampli� (2Ch 11:5-6). Es extra�o que todos los ladrillos hayan sido hallados con la cara estampada hacia abajo. Casi no se ha sacado de los montones de escombros de Babilonia, ni una cifra en piedra o una placa, mientras en N�nive abundan estas cosas; cumpli�ndose as� la profec�a de Jer 51:37, �Ser� Babilonia para montones�. El pronombre �Yo� es enf�tico, por el cual �l se pone en el lugar de Dios; as� tambi�n �mi poder�, �mi grandeza�. El imp�amente opone su poder al de Dios, como si la amenaza de Dios, pronunciada hac�a un a�o, nunca hubiera de cumplirse. El quer�a hacerse m�s que hombre; Dios, pues, lo hace menos que humano. Se repite la �ca�da�; Ad�n, una vez el se�or del mundo y de las mismas bestias (Gen 1:28); as� Nabucodonosor (cap. 2:38), quisiera ser un dios (Gen 3:5), por esto tiene que morir como las bestias (Psa 82:6; Psa 49:12). El segundo Ad�n restaura la herencia perdida (Psa 8:4-8).
31. Aun estaba la palabra, etc.-En el mismo acto de hablar, para que no pudiera haber duda en cuanto a la conexi�n entre el crimen y el castigo. As�, Luk 12:19-20. A ti dicen, rey-A pesar de tu poder real, a ti ahora se pronuncia tu condena, no habr� m�s tregua.
33. fu� echado de entre los hombres-como mani�tico que se cre�a animal salvaje. Es posible que una conspiraci�n de sus nobles haya cooperado para que fuera �echado� como proscrito. su pelo � como de �guila-sus pelos enredados, como el espeso plumaje del �guila oss�fraga. Las �u�as� dejadas sin cortar, ser�an como garras de aves.
34. alc� mis ojos al cielo-desde donde hab�a salido la �voz� (v. 31), en el principio de su visitaci�n. El repentino desarreglo mental frecuentemente tiene el efecto de borrar de la mente todo el intervalo, de modo que, cuando vuelve el juicio cabal, el enfermo se acuerda s�lo del acontecimiento que antecedi� inmediatamente a su locura. El que alzara Nabucodonosor sus ojos hacia arriba, al cielo, fu� el primer s�ntoma de que su �sentido� le fu� �vuelto�. Antes, como los animales, sus ojos se hab�an dirigido hacia la tierra. Ahora, como los de Jon�s (Jon 2:1, Jon 2:4) una vez fuera del vientre del pez se alzan al cielo en oraci�n. Se vuelve hacia el que le her�a (Isa 9:13), con un p�lido vislumbre de raz�n dejado en s�, y reconoce la justicia de Dios en su castigo. alab� � al que vive para siempre-la alabanza es una se�al segura del alma espiritualmente sanada (Psa 116:12, Psa 116:14; Mar 5:15, Mar 5:18-19). glorifiqu�-dando a entender que la causa de su castigo fu� que hab�a robado a Dios su honor. su se�or�o es sempiterno-no temporal o mutable como el dominio de los reyes humanos.
35. todos � por nada son-(Isa 40:15, Isa 40:17). seg�n su voluntad-(Psa 115:3; Psa 135:6; Mat 6:10; Eph 1:11). ej�rcito-las huestes celestiales, �ngeles y orbes estelares (v�ase Isa 24:21). ni hay quien estorbe su mano-lit., �hiera su mano�. La idea de pegar la mano de alguien, para impedir que haga alguna cosa (Isa 43:13; Isa 45:9). �Qu� haces?-( Job 9:12; Rom 9:20).
36. Una inscripci�n en el museo de la Compa��a de la India Oriental, se lee como descriptiva del per�odo de la locura de Nabucodonosor. [G. V. Smith.] En la inscripci�n llamada modelo, le�da por Sir H. Rawlinson, Nabucodonosor relata que durante cuatro (?) a�os �l dej� de planear edificios, o proveer v�ctimas para el altar de Merodac o de despejar los canales para la irrigaci�n. Ning�n otro caso ocurre en las inscripciones cuneiformes de que un rey relate su propia inactividad. mis gobernadores � me buscaron-deseaban tenerme, como antes, por cabeza suya, cansados de la anarqu�a que hab�a durante mi ausencia (v�ase Nota, v. 33); la probabilidad de una conspiraci�n de los nobles se confirma por este vers�culo. mayor grandeza me fu� a�adida-mi autoridad fu� m�s grande que nunca antes ( Job 42:12; Pro 22:4; Mat 6:33, �a�adida�).
37. alabo, engrandezco y glorifico-Amontona palabra sobre palabra, como si no pudiera decir bastante en alabanza a Dios. todas sus obras son verdad � juicio-es decir, son verdaderas y justas (Rev 15:3; Rev 16:7). Dios no ha tratado conmigo injustamente ni ha sido demasiado severo; todo cuanto he sufrido, lo he merecido. Es se�al de verdadera contrici�n la de condenarse a s� mismo y justificar a Dios (Psa 51:4). humillar puede a los que andan con soberbia-verdad que se manifiesta en m�. El se condena a s� mismo ante todo el mundo, a fin de glorificar a Dios.

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Daniel 4". "Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfu/daniel-4.html. 1871-8.