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Bible Commentaries
Ezequiel 10

Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviarComentario Crítico Sin Abreviar

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Versículos 1-22

CAPITULO 10

Vv. 1-22. LA VISION DE ASCUAS DE FUEGO DERRAMADAS SOBRE LA CIUDAD; REPETICION DE LA VISION DE LOS QUERUBINES.
1. El que el trono de Jehov� aparezca en medio de los juicios, quiere decir, sean cuales sean los agentes intermedios empleados, Dios es quien los gobierna, y que el todo sucede como una consecuencia necesaria de su esencial santidad (cap. 1:22, 26). querubines-en cap. 1:5, llamados �criaturas vivientes�. La repetici�n de la visi�n quiere decir que se acercan cada vez m�s los juicios. Estas dos visiones de la Deidad fueron concedidas en el principio de la carrera de Ezequiel, para capacitarlo para testificar a la gloria de Dios entre el pueblo que se olvidaba de �l, y para estampar la verdad en sus anuncios; tambi�n para significar el alejamiento de la manifestaci�n de Dios desde su templo visible (v. 18) durante un largo per�odo (cap. 43:2). El detalle (v. 12) mencionado acerca de los querubines, de que estaban �llenos de ojos�, aunque omitido en la visi�n anterior, no es una diferencia. sino un detalle m�s espec�fico observado ahora por Ezequiel en una inspecci�n m�s cercana. Adem�s, aqu� no hay arco iris (s�mbolo de la misericordia despu�s del diluvio de la ira) como en la visi�n anterior; porque aqui el juicio es el pensamiento prominente, aunque la selladura del remanente en el cap. 9:4, 6, demuestra que en el fondo tambi�n hab�a misericordia. Los querubines, tal vez, representan a la humanidad redimida que combina en s� las formas m�s elevadas de la vida de las criaturas subordinadas (v�ase Rom 8:20). Por lo tanto se asocian con los veinticuatro ancianos, y se distinguen de los �ngeles (Apocalipsis cap. 5). Ellos est�n sobre el propiciatorio del arca, en virtud de ello vienen a ser la habitaci�n de Dios desde donde su gloria ha de resplandecer sobre el mundo. Las formas diferentes simbolizan las diferentes fases de la iglesia. (No s� qu� quiere decir el autor por �la iglesia�. Nota del Trad.) As� el evangelio cu�druplo, en donde el Salvador encarnado ha puesto la revelaci�n de s� mismo en un aspecto cu�druplo, y desde donde su gloria resplandece sobre el mundo cristiano (?), corresponde al trono emblem�tico desde donde resplandec�a sobre la iglesia judaica.
2. y habl�-Jehov�, quien estaba sentado en el �trono�. al var�n-al Mensajero de misericordia que viene a ser el mensajero de juicio (Nota, cap. 9:2). Agentes humanos de destrucci�n cumplir�n la voluntad �del var�n�, quien es el Se�or de los hombres. ruedas-Hebreo �galgal�, que quiere decir revoluci�n r�pida; as� la arremetida impetuosa del enemigo (v�ase 23:24; 26:10); mientras que �of�n�, en cap. 1:15, 16, indica revoluci�n sencilla, carbones encendidos-la ira de Dios que estaba por incendiar la ciudad as� como su espada hab�a muerto anteriormente a sus habitantes culpables. �Cu�n distinto este �fuego� del fuego sobre el altar que nunca se apagaba (Lev 6:12-13), por medio del cual, t�picamente, se hac�a la paz con Dios! V�ase Isa 33:12, Isa 33:14. Por lo tanto no se toma este fuego de encima del altar de reconciliaci�n, sino de entre las ruedas de los querubines, que representan la providencia de Dios, por medio de la cual, y no al azar, ha de caer el juicio.
3. mano derecha de la casa-la escena del lugar de donde emana el juicio, es el templo, para se�alar la vindicaci�n por Dios de su santidad que ha sido ultrajada all�. Los querubines de aqu� no son los del lugar sant�simo, porque �stos no ten�an �ruedas�. Ellos estaban �a la derecha de la casa�, es decir, al lado sur, porque el poder�o caldeo, por ellos guiado, ya hab�a avanzado desde el norte (la direcci�n de Bablionia), y hab�a destru�do los hombres en el templo, y ahora empezaba a destruir la ciudad, que se extend�a hacia el sur y el oeste. los querubines � este var�n-Hab�a concierto perfecto de acci�n entre el representante de los �ngeles y �el Var�n�, para ministrar al cual estaban all� (v. 7). nube-emblema del desfavor de Dios, como la �gloria� o el �resplandor� (v. 4) tipifica su majestad y su claridad en el juicio.
4. El patio afuera estaba lleno del resplandor de Jehov�, mientras que fu� solo la nube la que llenaba la casa adentro, el escenario de las pr�cticas idol�tricas, y, por lo tanto, objeto del desfavor de Dios. El trono de Dios estaba sobre el umbral. El templo, antes lleno de resplandor, ahora est� entenebrecido por una nube.
5. estruendo de las alas-pron�stico de grandes y terribles cambios. la voz del Dios Omnipotente-el trueno (Psa 29:3, etc.).
6. �l entr�-no en el templo, sino entre los querubines. Ezequiel rechaza la jactancia de los jud�os de que Dios est� presente con ellos. Los querubines, antes ministros de gracia, ahora lo son de venganza. Cuando se le ordena, sin demora obedece (Psa 40:8; Heb 10:7).
7. V�ase Nota v. 3. un querub�n-uno de los cuatro querubines. extendi� su mano-(cap. 1:8) para quemar la ciudad.
8. alas-significa celo, las �manos� eficacia y prontitud, en ejecutar las funciones a ellas encomendadas.
9. ruedas-(Nota, cap. 1:15, 16). Las cosas que, del cap. 1, son repetidas, son expresadas m�s decididamente, ya que el profeta recibe un vistazo m�s cercano: las palabras �como si fuera� y �como si�, tan repetidas en el cap. 1, ahora pues son omitidas casi siempre. Las �ruedas� expresan los m�ltiples cambios y revoluciones en el mundo; tambi�n que en la carroza de su providencia Dios transporta a su iglesia de un lugar a otro, y en todas partes puede conservarla; una verdad capaz de alarmar a los moradores de Jerusal�n y consolar a los desterrados. [Polano]
10. las cuatro eran de una forma-en la maravillosa variedad de las obras de Dios existe la mayor armon�a. (V�ase Nota, cap. 1:16). una en medio de otra-cort�ndose mutuamente en �ngulo recto, de modo que el todo pueda moverse en cualquiera de los puntos cardinales del mundo. Las operaciones de Dios, por muy enredadas que nos parezcan a nosotros, concuerdan entre s�, de modo que las causas inferiores favorecen a las superiores.
11. (Nota, cap. 1:17). no se tornaban-sin cumplir su curso (Isa 55:11). [Grocio.] M�s bien, �se mov�an en l�nea recta sin desviarse� (as� cap. 1:9). Tendiendo una cara hacia cada una de las direcciones cardinales, no necesitaban volverse cuando cambiaban de direcci�n. al lugar adonde se volv�a el primero-�el primero� de la Versi�n Castellana, debe ser �la cabeza�, la del animal de forma de querub�n, la cual dirig�a cada rueda: �al lugar hacia donde miraba la cabeza�, all� �segu�a� la rueda. Las ruedas no se guiaban por alg�n �mpetu adventicio externo, sino por alg�n �mpetu divino secreto de los querubines mismos.
12. su carne-o cuerpo, porque el cuerpo consiste en carne. ruedas, lleno � de ojos-La descripi�n atribuye ojos s�lo a las �ruedas�; aqu� se agreg, en un examen m�s intenso, que los querubines mismos los ten�an. Los �ojos� indican que Dios, por su sabidur�a, hermosamente reconcilia entre s� las aparentes inconsistencias (v�ase 2Ch 16:9; Pro 15:3; Zec 4:10).
13. �Rueda!-m�s bien, �eran llamadas rotaci�n�, es decir, eran lo m�s r�pidas en sus revoluciones [Maurer]; o, mejor, �Se les gritaba, La Rotaci�n�, [Fairbairn.] Galgal usado aqu� por �rueda�, difiere de �of�n�, la palabra sencilla por �rueda�. Galgal es todo el conjunto de maquinaria de la rueda en su rotaci�n como un torbellino. El que se les dirija as� es para llamarlas a que se pongan inmediatamente en movim�ento r�pido.
14. querub�n-pero en el cap. 1:10 es un buey, querub. La principal de las cuatro formas quer�bicas no fu� la de un buey, sino la de un hombre. Por lo tanto �querub� no puede ser sin�nimo de �buey�. Probablemente Ezequiel, estando frente a uno de los querubines (por ejemplo, aquel que alcanzaba las brases al hombre vestido de lino), viera de �l no s�lo la forma bovina, sino la forma cu�druple, y por lo tanto lo llamaba sencillamente �querub�; mientras que, teniendo de los otros tres s�lo la vista de costado, especifica la forma de cada uno, seg�n lo ve�a. [Fairbairn]. Acerca de la probabilidad de que los animales inferiores tengan parte en la �restauraci�n de todas las cosas�, v�ase Isa 11:6; Isa 65:25; Rom 8:20-21; esto concuerda con las formas animales combinadas con la forma humana para tipificar al hombre redimido.
15. La declaraci�n repitida de la identidad de la visi�n con la que tuvo en Quebar, tiene por motivo atraer a ella la atenci�n (as� v. 22; cap. 3:23). el animal-el singular usado colectivamente; como en los vv. 17, 20; cap. 1:20.
16. (Nota v. 11; cap. 1:19). alzaban sus alas-para alejarse, siguiendo �la gloria de Jehov�, que estaba a punto de partir (v. 18).
17. (cap. 1:12, 20, 21). par�banse-Dios nunca queda inm�vil (Joh 5:17), tampoco los �ngeles; pero a la percepci�n parece que est� inm�vil.
18. El alejamiento del s�mbolo de la presencia de Dios desde el templo, preparatorio a la destrucci�n de la ciudad. Fu� predicho en Dueteronomio 31:17. �Ay de aquellos de quienes Dios se aleja! (Hos 9:12). V�ase 1Sa 28:15-16; 1Sa 4:21; �Icabod, �Traspasada es la gloria de Israel!� Pasos sucesivos son se�alados en su alejamiento; tan despacio, tan de mala gana abandona su casa el Dios misericordioso. Primero, abandona el santuario (cap. 9:3); eleva su trono sobre el umbral de la casa (v. 1); dejando los querubines, se sienta en el trono (v. 4); �l y los querubines, despu�s de estar por un tiempo a la puerta del portal oriental (donde estaba la salida al patio inferior del pueblo), abandonan la casa del todo (vv. 18, 19), para no volver hasta el cap. 43:2.
20. conoc� que eran querubines-por la segunda vista de los querubines, �l lleg� a identificarlos con las formas angelicales ubicadas sobre el arca del pacto en el templo, que �l como sacerdote �sab�a� por medio del sumo sacerdote.
21. La repetici�n tiene por prop�sito que el pueblo a punto de vivir sin el templo, pudiero tener a su vez el conocimiento de los misterios del templo, as� prepar�ndolos para una restauraci�n futura del pacto. Tan perversos eran ellos, que dir�an que Ezequiel se imaginaba ver algo que no ten�a existencia. El, pues, lo repite varias veces.
22. caminaba en derecho-atentos al objeto hacia el cual se dirig�an, sin desviarse del camino, sin perder de vista su meta (Luk 9:52).

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Ezekiel 10". "Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfu/ezekiel-10.html. 1871-8.
 
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