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Ezequiel 8

Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviarComentario Crítico Sin Abreviar

Versículos 1-18

CAPITULO 8

Vv. 1-18. Este cap�tulo ocho da principio a una nueva divisi�n de las profec�as de Ezequiel, la cual contin�a hasta el fin del cap�tulo once. Las visiones unidas del cap. 3:12 hasta el fin del cap. 7 comprenden a Jud� e Israel; pero las visiones (cap. 8 a cap. 11) se refieren inmediatamente a Jerusal�n y al remanente de Jud� bajo Sedequ�as, como distintos de los babil�nicos.
1. el sexto a�o-es decir, del cautiverio de Joaqu�n, como en el cap. 1:2 se se�ala el �a�o quinto�. El dormir sobre su lado 390 y 40 d�as (cap. 4:5, 6) ya se hab�a cumplido, por lo menos en visi�n. Aquel acontecimiento fu� naturalmente una �poca memorable para los desterrados; y el calcular los a�os desde dicho acontecimiento hab�a de humillar a los jud�os, como tambi�n mostrar su perversidad por no haberse arrepentido, a pesar de ser castigados tanto tiempo y tan severamente, ancianos-los llevados cautivos junto con Joaqu�n, y ahora en Quebar. estaban sentados delante de m�-para o�r de m� la palabra de Jehov�, en ausencia del templo y otros lugares p�blicos de adoraci�n sab�tica, durante el exilio (cap. 33:30, 31). Fu� ordenado por Dios de modo que ellos estuviesen presentes en el momento de pronunciar esta profec�a, y por lo tanto quedaron sin excusa. cay� sobre m� la mano del Se�or Jehov�-La poderosa operaci�n de Dios cay�, como un rel�mpago, sobre m� (en cap. 1:3, se expresa con menos fuerza, �estaba sobre �l�); todo cuanto, pues, ha de pronunciar �l, no ser� suyo, porque se ha desvestido el mero hombre, mientras reine en �l el poder de Dios (Calvino).
2. semejanza-se entiende, �de un hombre�, es decir, del Mes�as, el Angel del pacto, en la persona de quien s�lo Dios se manifiesta (cap. 1:26; Joh 1:18). El �fuego� desde �sus lomos para abajo�, representa la venganza de Dios encendida contra los jud�os malvados, mientras buscaba y purificaba el resto que hab�a de ser perdonado. El �resplandor� �hacia arriba� representa su majestad inaccesible (1Ti 6:16). Por la palabra hebrea �eesh�, fuego, la Versi�n de los Setenta, y otras traducen �ish�, hombre. la vista de �mbar-el lustre de �chasmal� [Fairbairn]. (Nota, cap. 1:4, �bronce bru�ido�).
3. En lugar de que Ezequiel hablase directamente a los ancianos en su presencia, el Esp�ritu se lo lleva en visi�n (no en persona o corporalmente) al templo de Jerusal�n; �l en seguida les informa lo que presenciaba; su mensaje entonces se divide en dos partes: (1) Las abominaciones se�aladas en el cap. 8. (2) Los tratos de juicio y de misericordia a usarse para con los israelitas impenitentes y penitentes respectivamente (caps. 9-11). Los desterrados miraban con esperanzas hacia Jerusal�n, y, lejos de creer que las cosas all� estuviesen al borde de la ruina, esperaban un regreso en paz; mientras, los que hab�an quedado en Jerusal�n, miraban con desprecio a los desterrados, como si hubiesen sido rechazados por el Se�or, en tanto que ellos mismos estaban cerca de Dios y asegurados en la posesi�n de la tierra (cap. 11:15). Por lo tanto la visi�n aqu� de lo que afectaba a los que estaban en Jerusal�n, fu� inmediatamente una comunicaci�n oportuna a los desterrados all� lejos. la puerta de adentro-que daba hacia el norte, la direcci�n en que vino �l de Quebar, llamada la �puerta del altar� (v. 5); daba esta puerta al patio interior, donde estaba el altar de sacrificios quemados; el patio interior (1Ki 6:36) era el de los sacerdotes; el patio exterior (cap. 10:5) era el del pueblo, donde se congregaba. habitaci�n-m�s bien el pedestal de la imagen. imagen del celo-Astarte, o Asheera (como debe traducirse el hebreo �bosque�, 2Ki 21:3, 2Ki 21:7; 2Ki 23:4, 2Ki 23:7), eregida por Manas�s como rival a Jahov� en su templo, y que llamaba la atenci�n de todos los adoradores cuando entraban; era la Venus siria, adorada con ritos disolutos; la �reina del cielo�, esposa de Baal de los fenicios. Havernick cree que todas las escenas de idolatr�a presentadas en este cap�tulo son porciones sucesivas de la fiesta celebrada en honor de Tammuz o Adonis (v. 14). Probablemente, sin embargo, las escenas son pruebas por separado de la idolatr�a jud�a, m�s bien que limitadas a un solo �dolo. la que hac�a celar-que reclama una visitaci�n de la ira del �Dios celoso�, quien no ceder� su honor a otro (v�ase el segundo mandamiento, Exo 20:5). Jer�nimo compara este vers�culo a una estatua de Baal, la cual Jos�as hab�a derribado y que sus sucesorse hab�an vuelto a colocar.
4. la gloria del Dios de Israel-La nube de Shekinah y de la gloria de Jehov�, a pesar de la provocaci�n del �dolo, todav�a permanece en el templo, como la gloria que Ezequiel vi� �en el campo� (cap. 3:22, 23); hasta cap. 10:4, 18, no se apart� esta gloria del templo de Jerusal�n; lo que demuestra la paciencia de Dios, la cual deber�a conmover a los jud�os y conducirlo al arrepentimiento.
5. la puerta del altar-la principal avenida de acceso al altar de los holocaustos; acerca de su posici�n septentrional (�del lado del aquil�n�) v�ase 2Ki 16:14. Acaz hab�a quitado el altar de bronce desde frente de la casa de Jehov� hasta el norte del altar que �l mismo erigi�. La ubicaci�n del �dolo agrava la enormidad del pecado, delante del altar de Dios mismo.
6. hace aqu�, para alejarme de mi santuario-obligado por el pecado de ellos (Cap. 10:18); el precursor seguro de la destrucci�n del santuario.
7. la entrada del atrio-es decir, del patio interior (v. 3), el patio de los sacerdotes y levitas, al cual ahora se admiten otros en violaci�n de la ley. [Grocio.] en la pared un agujero-abertura o ventana en la pared de las c�maras de los sacerdotes, por la cual �l pod�a ver sus diferentes departamentos, en donde estaba el santuario idol�trico.
8. cava-porque hab�a sido bloqueada durante la reforma bajo Jos�as. O m�s bien, la visi�n no es una escena verdadera, sino una representaci�n pict�rica de las idolatr�as egipcias en las cuales el pueblo del pacto hab�a reca�do, practic�ndolas en lugares secretos, donde se escond�an de la luz del d�a [Fairbairn] (Joh 3:20). Pero v�ase acerca de la introducci�n literal de la idolatr�a en el templo, cap. 5:11; Jer 7:30; Jer 32:34.
10. serpientes, y animales de abominaci�n-adorados en Egipto; hallados todav�a pintados en las paredes de sus c�maras; as� tambi�n entre los trogloditas. en la pared alrededor-de todos lados ellos se rodeaban con estos motivos de superstici�n.
11. setenta varones-los setenta miembros que compon�an el sanhedr�n, o gran consejo de la naci�n, el origen del cual hallamos en los setenta ancianos, representantes de la congregaci�n, quienes sub�an con Mois�s a la monta�a para contemplar la gloria de Jehov� y para ser testigos de las transacciones secretas relacionadas con el establecimiento del pacto; tambi�n, en los setenta ancianos nombrados para compartir las responsabilidades del pueblo con Mois�s. �Cu�n terriblemente agrava el pecado nacional, el hecho de que los setenta, una vez admitidos a los consejos secretos de Jehov� (Psa 25:14) ahora, �en la obscuridad�, entrasen a los secretos de los malvados (Gen 49:6), que aquellos judicialmente obligados a suprimir la idolatr�a, fuesen los instigadores de ella! Jaazan�as-tal vez el jefe de los setenta, hijo de Saf�n, el escriba que ley� a Jos�as el libro de la ley; los privilegios espirituales de este hijo (2Ki 22:10-14) agravaban su culpabilidad. El nombre mismo de �l quiere decir �Jehov� oye�, y contradice la incredulidad que en efecto dec�a (cap. 9:9): �Jehov� no ve�, etc. (v�ase Psa 10:11, Psa 10:14; Psa 50:21; Psa 94:7, Psa 94:9). El ofrecer incienso no pertenec�a a los ancianos, sino a los sacerdotes; esta usurpaci�n agrava la culpa de aqu�llos. del sahumerio sub�a espesura de niebla-no ahorraban gastos en el servicio de sus �dolos, �Ojal� que hubiese la misma generosidad por la causa de Dios?
12. cada uno en sus c�maras pintadas-los ancianos aqu� son los representantes del pueblo, y no hay que considerarlos literalmente �viejos�. Generalmente los promotores de las supersticiones paganas secretamente se re�an de ellos, aunque profesaban fe en estas supersticiones como medida para tener al pueblo en sujeci�n. Lo que aqu� se indica es que el pueblo en general se dedicaba a la idolatr�a secreta, animado por sus ancianos; no hay duda de que tambi�n se hace alusi�n a los misterios, como en la adoraci�n de Isis en Egipto, y los misterios eleusinos en Grecia, etc., a los cuales se admit�a �nicamente a los iniciados. Las �c�maras pintadas� son sus propias imaginaciones perversas, correspondientes a las c�maras de los sacerdotes de la visi�n, en las cuales eran pintados cuadros de animales �sagrados� (v. 10). Jehov� ha dejado la tierra-esto piensan ellos porque Jehov� los ha abandonado a ellos en sus miserias, sin socorrerlos, de modo que ellos buscan la ayuda de otros dioses. En vez de arrepentirse, como deb�an, muerden la cadena que los sujeta. [Calvino].
14. De las abominaciones secretas de las c�maras pintadas, el ojo del profeta se dirige al atrio exterior junto a la puerta septentrional; dentro de este patio exterior no eran admitidas las mujeres, sino s�lo a la puerta. sentadas-en la actitud de enlutadas ( Job 2:13; Isa 3:26). Tammuz-de una ra�z hebrea, �derretir, fundir�. En lugar de llorar por los pecados nacionales, lloraban por el �dolo. Tammuz (el Adonis sirio), el amante de Venus, y del mismo nombre como el del r�o que fluye desde el L�bano-seg�n la leyenda, muerto por un jabal�, pero permitido a pasar medio a�o en la tierra, y obligado a pasar la otra mitad en el mundo subterr�neo. Se le dedicaba una fiesta anual en junio (entonces llamado Tammuz en el calendario jud�o) en Biblos de Fenicia, cuando las mujeres sirias arrancaban sus pelos y se entregaban a la prostituci�n, consagrando el precio de su infamia a Venus; luego segu�an d�as de regocijo por su regreso a la tierra, llam�ndose la primera fiesta la �desaparici�n de Adonis�, y la otra el �descubrimiento de Adonis.� Esta fiesta fenicia correspond�a a la similar en honor de Osiris en Egipto. La idea expresada en esta f�bula era la de las aguas del r�o y las hermosuras de la primavera destru�das por el calor del verano; o si no, la de que la tierra se cubre de hermosura, durante la mitad del a�o cuando el sol est� en el hemisferio septentrional, y que la pierde cuando pasa al otro hemisferio. Aqu� no se usa el nombre Adonis como Ad�n es el t�tulo apropiado a Jehov�.
15, 16. Las proximas son �abominaciones mayores, � no en cuanto a la idolatr�a, sino respecto al lugar y las personas que las practicaban. En el �atrio de adentro�, inmediatamente ante la puerta del templo de Jehov�, entre el p�rtico y el altar, donde se avanzaban los sacerdotes s�lo en ocasiones extraordinarias (Joe 2:17). veinticinco hombres, dirigentes de las veinticuatro �rdenes de los sacerdotes (1Ch 24:18-19. con el sumo sacerdote, �los pr�ncipes del santuario�, Isa 43:28), en representaci�n de todo el sacerdocio, como los setenta ancianos representaban todo el pueblo, all� estaban ellos, sus espaldas vueltas al templo y sus rostros hacia el este, rindiendo culto al sol naciente (contraste con 1Ki 8:44). El culto al sol vino de los persas, quienes consideraban al sol el ojo de su dios Ormuzd. Exist�a este culto aun en los d�as de Job ( Job 31:26; v�ase Deu 4:19). Jos�as pudo suspenderlo solamente durante su reinado (2Ki 23:5, 2Ki 23:11); fu� restablecido bajo sus sucesores. encorv�banse-en el hebreo una forma corrupta usada para expresar el sentimiento de Ezequiel por la inmunda corrupci�n de tal adoraci�n
17. ponen hedor a mis narices-frase proverbial, por decir que �arrugaban las narices en se�al de desprecio�, expresando su insolente seguridad. [Versi�n de los Setenta.] No contentos con �llenar la tierra de maldad� en violaci�n de la segunda tabla de la Ley, es decir, la de los deberes para con el vecino, ellos �se tornaron� para provocarme a m� por violaciones de la primera tabla. [Calvino.] M�s bien, ellos ten�an una rama de tamarisco a su nariz al alba, mientras cantaban himnos al sol naciente. [Estrab�n 1:15, p. 733.] Arboles sagrados eran s�mbolos frecuentes en el culto a los �dolos. Calvino traduce �a su propia ruina�, literalmente �a su nariz�, es decir, con el efecto de despertar mi ira (que es la misma palabra que �nariz� en hebreo) a su ruina.
18. gritar�n � y no los oir�-Pro 1:28; Isa 1:15).

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Ezekiel 8". "Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfu/ezekiel-8.html. 1871-8.