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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar Comentario Crítico Sin Abreviar
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Isaiah 36". "Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfu/isaiah-36.html. 1871-8.
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Isaiah 36". "Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar". https://beta.studylight.org/
Versículos 1-22
CAPITULO 36Vers. 1-22. INVASION DE SENAQUERIB; BLASFEMIAS INCITACIONES DE RABSACES; EZEQUIAS SE INFORMA DE ELLAS. Este cap�tulo y los 37, 38 y 39, forman el ap�ndice hist�rico que cierra la primera divisi�n de las profec�as de Isa�as, a�adidos para que las partes de ellas que se refieren a Asiria resulten m�s inteligibles. Lo mismo ocurre en el cap. 52 de Jerem�as; cf. 2 Reyes 25. Esta secci�n ocurre casi palabra por palabra en 2Ki 18:13, 2Ki 18:17-20, 2Ki 18:37. Sin embargo, 2Ki 18:14-16, es material adicional. �El �escrito� de Ezequ�as tambi�n se halla en Isa�as, no en los Reyes (cap. 38:9-20). Sabemos por 2Ch 32:32, que Isa�as escribi� los hechos de Ezequ�as. Es, pues, probable que su cr�nica consignada aqu� (cap. 36-39), fuese inclu�da en el libro de los Reyes por su compilador. Senaquerib seg�n las inscripciones asirias, vivi� m�s de veinte a�os despu�s de su invasi�n; pero como Isa�as sobrevivi� a Ezequ�as (2Ch 32:32), quien vivi� arriba de quince a�os despu�s de la invasi�n (cap. 38:5), la cr�nica de la muerte ae Senaquerib (cap. 37:38) no es objeci�n a que esta secci�n provenga de Isa�as; 2 Cr�nicas 32, es probable que sea un resumen tomado del relato de Isa�as, como el mismo cronista lo deja entrever (v. 32). Pul fu� probablemente el �ltimo monarca de la antigua dinast�a, y Sarg�n, un poderoso s�trapa, se di� ma�a para posesionarse del poder supremo y fundar una nueva dinast�a (v�ase nota, cap. 20:1). Durante su vigoroso reinado, Jud� no hizo nada para sacudir el yugo asirio. El advenimiento al trono de su hijo Senaquerib fu� considerado por Ezequ�as como el momento propicio para negarse a seguir pag�ndole el tributo. Egipto y Etiop�a, para lograr un aliado contra Asiria en la frontera oriental de �stos, prometieron (a Ezequ�as) ayudarlo. Isa�as, si bien se opon�a a someterse a Asiria, aconsej� que confiasen en Jehov�, y no en Egipto; pero su consejo fu� despreciado, y as� Senaquerib invadi� Judea en 712 A. de C. El fu� quien construy� el mayor de los palacios excavados, el de Coyunjik. Hincks ha descifrado su nombre en las inscripciones. Estas dicen que el a�o tercero de su reinado invadi� la Siria, tom� a Sid�n y a otras ciudades fenicias. Luego avanz� hacia el suroeste de Palestina, donde derrot� a los egipcios y et�opes (cf. 2Ki 18:21; 2Ki 19:9). Su posterior retirada, a ra�z de la destrucci�n de su ej�rcito por Dios, fu�, por supuesto, omitida en las inscripciones. Pero otros detalles que figuran en las mismas concuerdan de manera sorprendente con la Biblia, tales como: la toma de las ciudades �fuertes de Jud�, la devastaci�n del pa�s y la deportaci�n de sus habitantes; el acrecido tributo que impuso a Ezequ�as-treinta talentos de oro-esta cifra exacta est� consignada en la Biblia y en las inscripciones. La plata, seg�n las inscripciones, asciende a 800 talentos, y, seg�n la Biblia, a 300. Puede ser que esta �ltima cifra haya sido la verdadera suma que fu� llevada, y la primera puede ser que incluyese la plata del templo, los pilares, etc. (2Ki 18:16).
1. catorce-el tercero del reinado de Senaquerib. Su �ltimo objetivo fu� Egipto, aliado de Ezequ�as. De ah� que con el gran cuerpo de su ej�rcito (2Ch 32:9) avanzase hacia la frontera egipcia, al suroeste de Palestina, y no se aproximase a Jerusal�n.
2. Rabsaces-En 2Ki 18:17, Tart�n y Rabsaris se re�nen con �l. Rabsaces era probablemente el jefe; Rab es el t�tulo de autoridad, �jefe de los coperos�. Lachis-ciudad fronteriza, al suroeste de Jerusal�n, situada en territorio de Jud�; se la representa en los bajorrelieves de Koyunjik (actualmente en el Museo Brit�nico), como una gran ciudad fortificada, en territorio montuoso y f�rtil. Su nombre tambi�n se halla en una losa sobre una figura de Senaquerib sentado en su trono. pesquera de arriba-el lado hacia el cual se dirig�an los asirios al aproximarse a Jerusal�n, viniendo del suroeste (Nota, cap. 7:3).
3. Eliacim-sucesor de Sebna, quien hab�a estado �sobre la casa�, esto es, primer ministro del rey. En el cap. 22:15-20, se predijo esto mismo. escriba-secretario, cronista; literalmente, uno que recuerda, un recordador para mantener al rey informado de los acontecimientos importantes y desempe�ar el cargo como histori�grafo. En 2Ki 18:18, se consigna el hecho adicional de que los enviados asirios �llamaron al rey�; en consecuencia, Eliacim, etc., �sali� a ellos�.
4. El gran rey-era el t�tulo com�n de los reyes de Persia y de Asiria, debido a que ten�an muchos pr�ncipes o reyes vasallos sobre las provincias (cap. 10:8).
5. consejo-Egipto era famoso por su sabidur�a.
6. Exist�a una alianza semejante con So (esto es, Sabacho, o bien Seveco), el rey et�ope de Egipto, que hab�a provocado al asirio a invadir y destruir a Israel, el reino del Norte, durante el reinado de Oseas.
7. Las reformas religiosas de Ezequ�as, a causa de las cuales elimin� los lugares altos (2Ki 18:4), fueron interpretadas equivocadamente por los asirios, como hechas contra Jehov�. Algunos de los lugares altos pueden haber sido dedicados a Jehov�; pero adorado bajo la forma de una imagen, en violaci�n del segundo mandamiento. Ezequ�as tambi�n destruy� la �serpiente de bronce�, llam�ndola Nehust�n; �un pedazo de metal�, por cuanto era adorada por Israel. Esta hab�a sido levantada al principio por orden divina. De ah� que lo dicho por los asirios puede calificarse como un argumento especioso; vosotros no pod�is esperar ayuda de Jehov�, porque vuestro rey ha eliminado sus altares. a Jerusalem-(Deu 12:5, Deu 12:11; Joh 4:20).
8. des rehenes-un insultante desaf�o. Dadme tan s�lo una garant�a de que pod�is proporcionar dos mil jinetes y yo os proporcionar� dos mil caballos. Pero en vista de que ni siquiera ten�is ese escaso n�mero (Nota, cap. 2:7), �c�mo podr�is resistir a los escuadrones de la caballer�a asiria? Los jud�os procuraron suplir su debilidad apoy�ndose en Egipto (cap. 31:1).
9. capit�n-un gobernador subordinado a un s�trapa; aqu�l aun mandaba un cuerpo de caballer�a mayor que �ste.
10. Es �sta una jactanciosa inferencia de los pasados acontecimientos asirios, cuyo fin era influir sobre los jud�os para que se rindiesen; pues los principios de �stos los obligaban a someterse a la voluntad de Jehov�. Puede ser que Rabsaces supiese, por conducto de sus partidarios dentro de Jud�, lo que Isa�as hab�a predicho (cap. 10:5, 6).
11. siriaca-m�s bien, aramea, la lengua hablada en el norte y el este de Palestina, y entendida por los asirios, por pertenecer a la misma familia ling��stica que la suya, la cual era casi af�n a la hebrea, bien que ininteligible para la multitud (cf. 2Ki 5:5-7). Aram significa tierra alta, la que comprende partes de Asiria como tambi�n de Siria. en lengua jud�ica-Los habitantes de Jud�, desde la separaci�n de Israel, pretend�an que el hebreo era su lengua propia y peculiar, cual si ellos fueran ahora los �nicos verdaderos representantes de todas las tribus de Israel. oy�ndolo el pueblo � sobre el muro-El parlamento se realiz� a una distancia tal que pod�a o�rse desde la ciudad. La multitud estaba sobre la muralla, �vida de saber qu� dec�an los asirios. Los gobernantes jud�os temen que lo dicho por Rabsaces aterre al pueblo, y por eso mismo le piden que hable en arameo.
12. �He sido yo enviado a tu se�or y a ti? No, sino a los hombres que est�n sobre el muro, para hacerles saber (pues muy lejos est� de m� el callar, para que no oigan lo que les espera, que es lo que t� quisieras), a saber, que a menos que se rindan, ser�n reducidos a los m�s horrendos extremos del hambre durante el cerco. En 2Ch 32:11, se explica la palabra que figura aqu�, a saber, comer sus mismos excrementos; o conectando �para que coman�, etc., con �los sentados sobre el muro�, los cuales mientras se mantienen sobre �l, se exponen a sabiendas a los m�s horribles extremos [Maurer]. Isa�as, como fiel historiador, consigna el sucio y blasfemo lenguaje de los asirios, para caracterizar con exactitud la verdadera naturaleza del ataque a Jerusal�n.
13. Rabsaces habla m�s alto y m�s claramente que antes a los que est�n sobre el muro.
15. Los enemigos del pueblo escogido no pueden tener �xito contra �l, salvo que �ste deje de confiar en Dios (cf. v. 10).
16. Haced conmigo paz-literalmente, bendici�n, llamada as� a causa de las congratulaciones que mutuamente se prodigan en la ratificaci�n de la paz. As� Chaldee O bien: �Rendidme homenaje� [Horsley]. salid a mi-Rend�os a m�; despu�s podr�is permanecer en tranquila posesi�n de vuestras tierras hasta mi regreso de Egipto, cuando os llevar� a una tierra fruct�fera como la vuestra. Rabsaces trata de suavizar, en o�dos de los jud�os, la bien conocida pol�tica de los asirios, de debilitar a los pueblos vencidos, deport�ndolos a otras tierras (Gen 47:21; 2Ki 17:6).
19. Hamath � Arphad-(Nota,2Ki 10:9) Sepharvaim-liter., los dos escribas; ahora se llama Sifara, al este del Eufrates, m�s arriba de Babilonia. Esto fu� una justa retribuci�n (Pro 1:31; Jer 2:19). Israel ador� a los dioses de Sefarvaim, y as� los colonos de este lugar fueron establecidos en la tierra de Israel (llamada desde entonces Samaria), por el conquistador asirio (2Ki 17:24, cf. 2Ki 18:34). Samaria-Salmanasar inici� el sitio contra Oseas, a causa de su conspiraci�n con So de Egipto (2Ki 17:4), pero lo termin� Sarg�n. En su palacio de Corsabad consign� el n�mero de Israelitas llevados cautivos: 27. 280 [G. V. Smith].
20. (cf. cap. 10:11; 2Ch 32:19) Aqu� contradice su propia aserci�n (v. 10) �de que hab�a venido contra el pa�s con Jehov�. Los embusteros necesitan tener buena memoria. Este iguala a Jehov� con los �dolos de otras tierras; m�s a�n: lo cree inferior a ellos en proporci�n a la extensi�n de Jud�, que estaba bajo su tutela, la cual era menor que los pa�ses que estaban bajo la tutela de los �dolos.
21. palabra-a fin de no entrar en una contienda de palabras con el blasfemo (Exo 14:14; Jud 1:9).
22. rotos sus vestidos-pose�dos de tristeza y horror por sus blasfemias (Mat 26:65).