Bible Commentaries
San Juan 21

Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviarComentario Crítico Sin Abreviar

Versículos 1-25

CAPITULO 21

Vers. 1-23. DETALLES SUPLEMENTARIOS. (Se ha sostenido que este cap�tulo ha sido a�adido por otra mano, contra clara evidencia en contra, por algunos cr�ticos modernos, principalmente porque el evangelista hab�a conclu�do su parte de la obra con el cap. 20:30, 31. Pero ni en las Ep�stolas del Nuevo Testamento, ni en otros autores buenos, es inusitado intercalar asuntos suplementarios, y por consiguiente, tener m�s de una sola terminaci�n].
1, 2. Despu�s se manifest� Jes�s � y manifest�se de esta manera-Esta forma de hablar indica que despu�s de su resurrecci�n, �l no se mostraba sino ocasional e inesperadamente, y de manera sobrenatural, mas real y corporalmente. Natanael-V�ase la nota acerca de Mat 10:3.
3-6. D�celes Sim�n: A pescar voy-V�ase la nota acerca de Luk 5:11. aquella noche no cogieron nada-como cuando la primera pesca milagrosa (v�ase la nota acerca de Luk 5:5); sin duda as� dispuesto por Dios para que el milagro los impresionara tanto m�s por el contraste. El mismo principio se ve en operaci�n durante gran parte del ministerio de Cristo, y es en efecto una gran lev del proceder espiritual de Dios con su pueblo.
4. Jes�s se puso-Cf. cap. 20:19, 26. mas los disc�pulos no entendieron que era Jes�s-Tal vez hab�a habido alg�n intervalo considerable desde la �ltima manifestaci�n, y habi�ndose puesto de acuerdo para volver a su empleo secular, ellos no estaban preparados para verlo. Mozos-Este t�rmino no lo identificar�a necesariamente, por no ser inusitado de parte de alguna persona de rango superior; pero cuando ellos lo reconocieran, se dar�an cuenta de que esto era muy propio de su Maestro. �ten�is algo de comer?-�provisiones�, �abastecimientos�, queriendo decir en este caso0 pescado. Respondi�ronle: No-Esto fu� en su estilo acostumbrado, haciendo que ellos dijeran su situaci�n, para prepararlos as� para lo que ven�a.
6. Y �l les dice: Echad la red a la mano derecha del barco-sin duda, por esta direcci�n concreta, queriendo revelarles su conocimiento del mar y su poder sobre �l.
7-11. aquel disc�pulo, al cual amaba Jes�s, dijo a Pedro: El Se�or es-nuevamente teniendo la ventaja de su hermano en la celeridad de reconocimiento (v�ase el cap. 20:8), a ser seguido por una actividad en Pedro muy propia de �l. estaba desnudo-con solamente la ropa interior. ech�se a la mar-en la parte poco profunda, a menos de cien metros de la ribera (v. 8); no pensando nadar, sino llegar a Jes�s m�s pronto que en el barco lleno, el cual dif�cilmente pod�an llevar remando hasta la ribera.
9. vieron ascuas puestas, y un pez encima de ellas, y pan-Cotejando esto con 1Ki 19:6, y pasajes similares, aparecer�n los medios invisibles por los cuales Jes�s hizo esta provisi�n.
10. D�celes Jes�s: Traed de los peces que cogisteis ahora-Obs�rvese la provisi�n doble as� lograda: la de �l y la de ellos. El significado de esto tal vez aparecer� luego.
11. Subi� Sim�n Pedro-a bordo. y trajo la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres: y siendo tantos, la red no se rompi�-La referencia manifiesta aqu� a la pesca milagrosa anterior (Luk 5:1-11), nos da la clave a esta escena. All� la pesca fu� simb�lica del �xito de su m�nisterio futuro: Mientras un �temor le hab�a rodeado [a Pedro], y a todos los que estaban con �l, de la presa de los peces que hab�an tomado � Jes�s dijo a Sim�n: No temas: desde ahora pescar�s hombres.� Tambi�n, cuando fueron llamados la primera vez, en el acto de echar �la red en la mar; porque eran pescadores�, la misma referencia simb�lica fu� hecha a su ocupaci�n secular: �Venid en pos de m�, y os har� pescadores de hombres�. (Mat 4:18-19). Aqu�, entonces, si solamente tenemos en cuenta la misma referencia simb�lica, ser� claro todo el prop�sito de esta escena. La multitud y el tama�o de los peces que ellos tomaron, simb�licamente prefiguraban el inmenso �xito de su ministerio que ya estaba acerc�ndose, y �sta s�lo como un principio de futuras pescas, por medio del ministerio cristiano, hasta que �la tierra ser� llena del conocimiento de la gloria de Jehov�, como las aguas cubren la mar.� Y mientras que, en la primera ,pesca milagrosa, la red �se romp�a� por el peso de lo que conten�a-expresivo de la dificultad con que, despu�s de �pescados los hombres�, ellos ser�an capaces de retener, o evitar que escaparan para volver al mundo-aqu�, �siendo tantos, la red no se rompi�, �no nos hace recordar dichos como �stos (cap. 10:28): �Yo les doy [a mis ovejas] vida eterna; y no perecer�n para siempre ni nadie las arrebatar� de mi mano�? [Luthardt]. Pero no por medio del ministerio cristiano son juntados todos los disc�pulos verdaderos. Jes�s mismo, por m�todos invisibles, recoge a algunos, quienes despu�s son reconocidos por los pescadores de hombres ya constitu�dos, y quienes participan de los frutos de sus labores. Y �no son �stos simbolizados por aquella porci�n del refrigerio galileo que hallaron los pescadores, de alg�n modo invisible, ya preparada para ellos.
12-14. Y ninguno de los disc�pulos osaba preguntarle: �T�, qui�n eres? sabiendo que era el Se�or-dando a entender que les habr�a gustado o�rle decir: �Yo soy�; pero teniendo evidencia tan convincente, ellos ten�an miedo de ser censurados por �su incredulidad y dureza de coraz�n�, si osaran hacerle la pregunta.
13. toma el pan, y les da; y asimismo del pez-V�ase la nota acerca de Luk 24:30.
14. Esta era ya la tercera vez que Jes�s se manifest� a sus disc�pulos-a sus disc�pulos reunidos; pues si contamos sus apariciones a disc�pulos individuales, ser�an m�s veces.
15-17. Y cuando hubieron comido, Jes�s dijo-Parece que el silencio hab�a reinado durante la comida; ininterrumpido por parte de �l, para que por su observaci�n muda de �l tuvieran ellos tanto m�s comprobada la seguridad de su identidad; y de parte de ellos, por cortedad reverente de hablar mientras �l no hablara. Sim�n, hijo de Jon�s, �me amas m�s que �stos?-refiri�ndose cari�osamente a aquellas palabras tristes de Pedro, un poco antes que negara a su Se�or: �Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca ser� escandalizado� (Mat 26:33), y pensando por esta alusi�n traer toda la escena viva ante su mente, y avergonzarlo. Si, Se�or: t� sabes que te amo-El no agrega �m�s que �stos�, pero antepone una apelaci�n afectuosa a la misma omnisciencia del Salvador por la verdad de su protestaci�n, lo que hace que sea totalmente diferente de su dicho anterior. D�cele: Apacienta mis corderos-Es seguramente equivocado considerar este t�rmino como un mero diminutivo de cari�o, y como queriendo decir lo mismo que �las ovejas� [Webster y Wilkinson]. Est� mucho m�s de acuerdo con la usanza entender por �corderos� los disc�pulos j�venes y tiernos, ya sea en edad o en experiencia cristiana (Isa 40:11; 1Jo 2:12-13), y por las �ovejas� los m�s maduros. �Diremos (con muchos) que Pedro fu� rehabilitado aqu� en su puesto? No exactamente, puesto que en realidad no fu� exclu�do de �l. Pero despu�s de un comportamiento como el de �l, despu�s de la profunda herida que hab�a recibido el honor de Cristo, la mancha tra�da sobre su puesto, el da�o hecho a su alta posici�n entre los hermanos, y aun su propio consuelo, en perspectiva de la gran obra delante de �l, hac�a falta alguna renovaci�n semejante de su llamamiento y restablecimiento de su posici�n
16. Vu�lvele a decir la segunda vez ��me amas? etc.-En esta segunda repetici�n, aunque se pensaba reabrir la her�da, no se repiten las palabras �m�s que �stos�; porque Cristo es m�dico tierno como tambi�n h�bil, y el silencio de Pedro sobre este punto fu� confesi�n bastante de su pecado y locura. Como Pedro repite su protestaci�n en las mismas palabras, el Se�or se eleva m�s alto en la manifestaci�n de su gracia restauradora. Apacienta mis ovejas-Se ha dicho que la palabra aqu� es cambiada a prop�sito de una usada en el v. 15, que qu�ere decir simplemente dar de comer � a los corderos�, a una que quiere decir atender, cuidar como pastor, dando a entender el ejercicio permanente, continuado de aquella vocaci�n, y en sus funciones m�s elevadas.
17. D�cele la tercera vez: Sim�n, hijo de Jon�s, �me amas? Entristeci�se Pedro de que le dijese la tercera vez, etc.-Esta fu� la incisi�n m�s honda del m�dico en la herida, cuando Pedro todav�a sent�a el dolor de los dos sondeos anteriores. Hasta ahora Pedro no se hab�a dado cuenta todav�a del objeto de esta serie de sondeos. La tercera vez lo revela todo, trayendo ante su vista tal arremetida de tristes recuerdos de que �tres veces neg� que lo conoc�a� que lo siente en lo m�s vivo. Conven�a que lo sintiera; se quer�a que lo sintiese. Pero logrado su prop�sito, el di�logo doloroso termina con un grato: �Apacienta mis ovejas�; como si dijera el Se�or: �Ahora, Sim�n, se ha disipado la �ltima manchita de la nube que te hac�a sombra desde aquella noche de noches: Desde ahora eres para m� y mi obra como si no hubiese acaecido aquella escena.�
18, 19. Cuando eras m�s mozo-abarcando todo el per�odo de la vida hasta el borde de la vejez. te ce��as, e ibas donde quer�as-eras due�o de ti mismo. cuando ya fueres viejo, extender�s tus manos-para ser atado para la ejecuci�n, aunque no necesariamente en una cruz. Sin embargo, no hay motivo para dudar la tradici�n antigua de que Pedro muri� crucificado. esto dijo, dando a entender con qu� muerte hab�a de glorificar a Dios-No es pues una mera predicci�n de la manera de su muerte, sino del honor que ser�a conferido a �l por morir en nombre de su Se�or. Y, en efecto, sin duda, esta predicci�n fu� propuesta para sellar su triple restauraci�n: �S�, Sim�n, no s�lo dar�s a comer a mis corderos y atender�s a mis ovejas, sino despu�s de una larga carrera de tal servicio, ser�s contado digno de morir por el nombre del Se�or Jes�s.� Y dicho esto, d�cele: S�gueme-Uniendo as� esta predicci�n con la invitaci�n a seguirlo, indicar�a el evangelista el sentido m�s profundo en el cual fu� entendido este llamamiento, de no acompa�arlo meramente en aquel momento, sino de venir en pos de �l �llevando su cruz�.
20, 21. Volvi�ndose Pedro-indicando que �l segu�a inmediatamente como se le mand�. ve a aquel disc�pulo al cual amaba Jes�s que segu�a, el que tambi�n se hab�a recostado a su pecho en la cena, y le hab�a dicho: Se�or, �qui�n es el que te ha de entregar?-El evangelista hace estas alusiones a la familiaridad peculiar a la cual hab�a sido admitido en la m�s memorable de todas las ocasiones, tal vez afectuosamente para dar raz�n de la pregunta un tanto osada de Pedro acerca de �l; lo que es m�s bien probable, como fu� por la sugesti�n de Pedro, que Juan hizo la pregunta acerca del traidor que aqu� se recuerda (cap. 13:24, 25). Pedro � dice a Jes�s: Se�or, �y �ste, qu�?-��Qu� de este hombre�? o, ��C�mo le ir� a �l?�
22, 23. D�cele Jes�s: Si quiero que �l quede hasta que yo venga, �qu� a ti? S�gueme t�-Por el hecho de que Juan solo de los Doce sobrevivi� la destrucci�n de Jerusal�n, y as� fu� testigo de aquella serie de acontecimientos que pertenece a �los �ltimos d�as�, muchos int�rpretes buenos creen que �sta es una predicci�n virtual del hecho, y no una mera suposici�n. Pero esto es muy dudoso, y parece m�s natural considerar que nuestro Se�or no pensaba dar ninguna indicaci�n positiva de la suerte de Juan, sino que era un asunto que pertenec�a al Se�or de los dos, quien lo revelar�a o lo encubrir�a seg�n creyera propio, y que le correspond�a a Pedro prestar atenci�n a sus asuntos propios. De acuerdo con esta interpretaci�n, en el �s�gueme t��, la palabra �t�� es enf�tica. N�tese la disposici�n absoluta de la vida humana que pretende Cristo como suya por derecho: �Si quiero que �l quede hasta que yo venga�, etc. Sali� entonces este dicho entre los hermanos, que aquel disc�pulo no hab�a de morir-creencia en la cual ellos cayeron tanto m�s f�cilmente por la expectativa general de que la segunda venida de Cristo estaba entonces cerca. Mas Jes�s no le dijo, No morir�-El evangelista es celoso por el honor de su Se�or, el cual se podr�a creer que la muerte de Juan comprometer�a, si tal malentendido no fuera corregido.


24, 25. LA TERMINACION FINAL DE ESTE EVANGELIO. Este es aquel disc�pulo que da testimonio de estas cosas, y escribi� estas cosas-identificando as� al autor de este libro con todo lo que dice de este disc�pulo-y sabemos que su testimonio es verdadero-Cf. cap. 19:35. Y hay tambi�n otras muchas cosas que hizo Jes�s-V�ase el cap. 20:30, 31. si se escribiesen cada una � pienso-expresi�n usada para dar a entender que lo que sigue no hay que tomarlo demasiado literalmente. ni aun en el mundo � cabr�an los libros, etc.-no una expresi�n meramente hiperb�lica, distinta de la sublime sencillez de este escritor, sino dicho para hacer entender al lector que, aun ahora cuando �l hab�a terminado de escribir, le parec�a que faltaba mucho para agotar todos los materiales; que �l mismo estaba rebosando, y podr�a multiplicar �Evangelios� hasta casi cualquier extensi�n dentro de los l�mites estrictos de lo que �Jes�s hizo�. Pero en la limitaci�n de estas Historias incomparables, en cuanto a n�mero, hay tanto de aquella sabidur�a divina que ha presidido y penetra los or�culos vivos, como en su variedad y plenitud.



TABLA CRONOLOGICA DE LOS MILAGROS DE CRISTO

Sobre el orden de algunos de los Milagros y de las Par�bolas de nuestro Se�or, habiendo escasos datos, existe considerable diferencia de opini�n.


MILAGROS D�nde se verificaron D�nde se relatan
El agua hecha vino Can� de Galilea 2Jo 2:1-11
Los comerciantes arrojados del templo Jerusal�n 2Jo 2:13-17
El hijo del noble sanado Can� 2Jo 4:46-54
La primera pesca milagrosa Mar de Galilea Luk 5:1-11
El leproso sanado Capernaum Mat. 8:2-4; Mar. 1:40-45; Luk 5:12-15.
El siervo del centuri�n sanado Capernaum Mateo 8:5-13; Luk 7:1-10
El hijo de la viuda resucitado Na�n Luk 7:11-17
El endemoniado sanado Capernaum Mar. 1:21-28; Luk 4:31-37
La suegra de Pedro sanada Capernaum Mat. 8:14, 15; Mar. 1:29-31; Luk 4:38-39
El paral�tico sanado Capernaum Mat. 9:2-8; Mar. 2:1-12; Luk 5:17-26
El hombre impotente sanado Jerusal�n 2Jo 5:1-16.
El hombre de la mano seca sanado Galilea Mat. 12:10-14; Mar. 3:1-6; Luk 6:6-11
El endemoniado ciego y mudo sanado Galilea Mateo 12:22-24; Luk 11:14
La tempestad calmada Mar de Galilea Mat. 8:23-27; Mar. 4:35-41; Luk 8:22-25
Los endemoniados gadarenos sanados Gadara Mat. 8:28-34; Mar. 5:1-20
La hija de Jairo resucitada El flujo de sangre sanado Capernaum Cerca de Capernaum } Mat. 9:18-26; Mar. 5:22-24; Luk 8:41-56
Los dos hombres ciegos sanados Capernaum Mateo 9:27-31
El endemoniado mudo sanado Capernaum Mateo 9:32-34
Los cinco mil alimentados Dec�polis Mat. 14:13-21; Mar. 6:31-44; Luk 9:10-17; 1Jo 6:5-14
Jes�s camina sobre las aguas Mar de Galilea Mat. 14:22-33; Mar. 6:45-52; 1Jo 6:15-21
La hija de la mujer sirofenisa Costas de Tiro y Sid�n Mat. 15:21-28; Mar. 7:24-30
El sordo y tartamudo sanado Dec�polis Marcos 7:31-37
Los cuatro mil alimentados Dec�polis Mat. 15:32-39; Mar. 8:1-9
Un ciego sanado Betsaida Marcos 8:22-26
El joven lun�tico sanado Cerca de Cesarea de Filipo Mat. 17:14-21; Mar. 9:14-29; Luk 9:37-43.
La provisi�n milagrosa de tributo Capernaum Mateo 17:24-27
Los ojos del ciego de nacimiento abiertos Jerusal�n 2Jo 9:1-41
La mujer enferma desde hac�a 18 a�os sanada [Perea] Luk 13:10-17
El hidr�pico sanado [Perea] Luk 14:1-6
Los diez leprosos limpiados Frontera de Samaria Luk 17:11-19
L�zaro resucitado Betania 2Jo 11:1-46
Los dos mendigos ciegos sanados Jeric� Mat. 20:26-34; Mar. 10:46-52; Luk 18:35-43
La higuera est�ril maldita Betania Mat. 21:12, 13, 18, 19; Mar. 11:12-24
Los comerciantes arrojados del templo Jerusal�n Luk 19:45, 46
La oreja de Malco sanada Getseman� Mat. 26:51-54; Mar. 14:47-49; Luk 22:50, 51; 1Jo 18:10, 11
La segunda pesca Mar de Galilea 2Jo 21:1-14
TABLA CRONOLOGICA DE LAS PARABOLAS DE CRISTO


PARABOLAS D�nde se pronunciaron D�nde se relatan
Los dos deudores [Capernaum] Luk 7:40-43
El hombre fuerte armado Galilea Mat. 12:29; Mar. 3:27; Luk 11:21, 22.
El esp�ritu inmundo Galilea Mat. 12:43-45; Luk 11:24-26
El sembrador Costa del Mar de Galilea Mat. 13:3-9, 18-23; Mar. 4:3-9, 14-20; Luk 8:5-8, 11-15
La ciza�a y el trigo Costa del Mar de Galilea Mateo 13:24-30, 36-43
El grano de mostaza Costa del Mar de Galilea Mat. 13:31, 32; Mar. 4:30-32; Luk 13:18, 19
La semilla que crece secretamente Costa del Mar de Galilea Marcos 4:26-29
La levadura Costa del Mar de Galilea Mat. 13:33; Luk 13:20, 21
El tesoro escondido Costa del Mar de Galilea Mateo 13:44
La perla de gran precio Costa del Mar de Galilea Mateo 13:45, 46
La red de pescar Costa del Mar de Galilea Mateo 13:47-50
El siervo cruel Capernaum Mateo 18:21-35
El buen samaritano Cerca de Jerusal�n Luk 10:29-37
El amigo de media noche Cerca de Jerusal�n Luk 11:5-8
El rico insensato Galilea Luk 12:16-21
La higuera est�ril Galilea Luk 13:6-9
La gran cena Perea Luk 14:15-24
La oveja perdida Perea Mat. 18:12-14; Luk 15:3-7
La moneda perdida Perea Luk 15:8-10
El hijo pr�digo Perea Luk 15:11-32
El buen pastor Jerusal�n 2Jo 10:1-18
El mayordomo infiel Perea Luk 16:1-8
El rico y L�zaro Perea Luk 16:19-31
Los siervos in�tiles Perea Luk 17:7-10
La viuda insistente Perea Luk 18:1-8
El fariseo y el publicano Perea Luk 18:9-14
Los obreros de la vi�a Perea Mateo 20:1-16
Las minas Jeric� Luk 19:11-27
Los dos hijos Jerusal�n Mateo 21:28-32
Los labradores malvados Jerusal�n Mat. 21:33-44; Mar. 12:1-12; Luk 20:9-18
Las bodas del hijo del rey Jerusal�n Mateo 22:1-14
Las diez v�rgenes Monte de Olivas Mateo 25:1-13
Los talentos Monte de Olivas Mateo 25:14-30

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre John 21". "Comentario Crítico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jfu/john-21.html. 1871-8.