Bible Commentaries
1 Corintios 16

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

Versículos 1-24

1 Corintios 16:1 . La colecta para los santos, principalmente para los ministros pobres de la palabra. Esto deb�a hacerse una vez a la semana, y es la mejor y antigua forma para que los pobres sostengan el evangelio con un �pice de sus ganancias semanales. Si un hombre no puede ahorrar un poquito cada semana sirviendo a Dios, la religi�n ha hecho poco por �l.

1 Corintios 16:2 . En el primer d�a de la semana, el d�a de reposo cristiano, que fue designado el primer d�a de la semana por el mismo Cristo, despu�s de su resurrecci�n, y se llama en lenguaje sagrado el d�a del Se�or. Hechos 20:7 ; Apocalipsis 1:10 .

Sobre este tema, los cristianos nunca tuvieron ninguna disputa; y aunque unos pocos jud�os conversos rigurosos observaron dos s�bados, sus escr�pulos dieron paso gradualmente a una instituci�n de autoridad divina. G�nesis 2 ; Ezequiel 20 ; Isa�as 58:13 .

1 Corintios 16:8 . Pero me quedar� en �feso hasta Pentecost�s, porque se me ha abierto una puerta grande y eficaz. Cuando se abrieron las puertas de los anfiteatros y del circo para espect�culos y juegos p�blicos, la multitud se apresur� a entrar; y estos sucesos populares suger�an figuras ret�ricas. La tormenta de persecuci�n levantada contra Pablo en �feso por Demetrio, y el comercio, hab�an hecho que Pablo fuera conocido como el primero de los personajes; y un gran n�mero, tanto en la ciudad como en las provincias, colgaba de sus labios por la palabra de vida.

1 Corintios 16:10 . Ahora, si viene Timoteo, procura que est� contigo sin miedo. Tanto Timoteo como Apolos eran conocidos en Corinto, pero al nombrarlos de esta manera hermosa muestra que perseveraron en la obra del Se�or y abrigaron sentimientos bondadosos hacia los cristianos de Grecia. El amor est� lleno de buenos oficios.

1 Corintios 16:15 . Ustedes conocen la casa de Est�fanas, las primicias de Acaya, una familia notable, que se convirti� en una especie de llave de la pen�nsula de Grecia. Al estar ahora ausente en la obra del Se�or, las numerosas ramas de ese hogar necesitar�an por ese motivo m�s atenci�n y consideraci�n afectuosa. Tales respetos son las justas obligaciones de la iglesia para con la familia paterna.

1 Corintios 16:19 . Las iglesias de Asia te saludan; es decir, la provincia romana de Asia proconsular; un distrito mar�timo, que comprende las siete iglesias a las que escribi� San Juan; una provincia muy densa en poblaci�n y rica en comercio. Mientras Pablo pasaba por esas iglesias, encontr� abundancia de preguntas y saludos para los griegos en Macedonia, Tesalia y Grecia; porque el amor hace de la familia una sola en Cristo. De modo que Pablo escribi� esta ep�stola en Asia, pero al estar comprometido en viajes constantes, no la envi� a Corinto hasta que lleg� a Filipos en Macedonia. Vea el mapa de los viajes de Paul.

La iglesia que est� en su casa. Esta es una prueba completa, a mi juicio, de que las reuniones de oraci�n y de comuni�n cristiana en casas particulares tienen sanci�n apost�lica. La gran iglesia de Corinto, con tantos ministros, no pod�a reunirse en una casa privada; por lo tanto, debe ser un grupo selecto o una clase de santos, que se re�nen para edificarse unos a otros, lo que el ap�stol saluda aqu�.

1 Corintios 16:21 . El saludo de Paul, de mi propia mano. Los escritos sagrados, que profesaban inspiraci�n, estaban hermosamente absortos en pergaminos para lectura p�blica en las iglesias. Tertuliano, a una distancia de ciento cincuenta a�os a partir de este momento, menciona esas ep�stolas, que contienen los aut�grafos de Pablo, e incuestionablemente puras; y adem�s, que se hab�an conservado con el mayor cuidado en las iglesias a las que fueron escritas.

1 Corintios 16:22 . Anathema Maran-atha. La primera es griega y la segunda es una palabra sir�aca que luego usaban los jud�os. Maran, Lord, y atha, �l viene. Estuvieron de acuerdo con las palabras hebreas Cherem y Shammatha, y obviamente son una maldici�n para los jud�os incr�dulos; y solo tenemos que leer la historia de ese pueblo para ver su realizaci�n, como lo predijo Isa�as 65:15 .

Se aplican tambi�n a los ap�statas, y todos los hombres deber�an leerlos con reverencia y asombro. Y si tenemos debidamente en cuenta que Atanasio se refer�a a sus cl�usulas imprecatorias �nicamente contra los hombres iluminados, no hay objeci�n contra su credo que no est� en contra de la Ep�stola de San Pablo. Solo son de�stas disfrazados que se quejan. Se�or, ens��ame a amar tu apariencia, para que se me encuentre aprobado en tu bar. Am�n.

REFLEXIONES.

Mediante estos saludos aprendemos c�mo los santos se aman unos a otros y que est� en sus corazones vivir y morir juntos. Los recuerdos de c�mo se conocieron por primera vez en los atrios del Se�or, escucharon su palabra y buscaron su rostro, son todos considerados sagrados. La comuni�n de los santos, en sus primeras etapas, es fragante como las flores del campo; y en la vejez, se suaviza y madura en los frutos m�s ricos de la piedad experimental.

Recordamos sus virtudes personales, la excelencia de su car�cter y el celo por la causa de Dios. Aunque est�n ausentes, todav�a est�n presentes; los amamos, hablamos con ellos, nos regocijamos con su semblante resplandeciente y nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios. All� nos volveremos a encontrar, contaremos las historias de la providencia y la gracia, y nos uniremos en incesante adoraci�n y alabanza.

Pero si los creyentes son todos hermanos, todos uno en el Se�or, es su deber comunicarse libremente con sus hermanos en cualquier parte del mundo que puedan estar en problemas, pobreza y angustia. La diversidad de idiomas y colores no forman barreras en el reino de la gracia. Ning�n cristiano en el mundo fue jam�s m�s odiado y afligido que los santos pobres de Judea. Todo el templo de sacerdotes y levitas eran sus opresores, y rara vez les mostraba bondad, o incluso les hac�a justicia; y si no hubiera sido por los suministros anuales y estacionales de Asia proconsular y Grecia, debieron haberse desmayado bajo su carga. En tales casos, el que da a los dem�s se da m�s a s� mismo. Se le hace al que dice: Yo pagar�.

Pero dejemos que las palabras de advertencia de este ap�stol en 1 Corintios 16:13 hablen m�s a nuestro coraz�n. Mirad, como una ciudad sitiada, no sea que el enemigo entre por alguna avenida sin vigilancia. Mantente firme en la fe, como columna contra los asaltantes, e impasible como columna contra la tempestad. Dejad como hombres, cubiertos con el escudo de la fe, para que ning�n proyectil os hiera, y con el cual apagar�is todos los dardos de fuego del maligno, arroj�ndolos al foso lleno de agua.

S� fuerte en el Se�or para derrotar a todos tus enemigos, confundirlos con argumentos, avergonzarlos con caridad y cubrirlos con la deshonra de sus cr�menes. Para ese fin, la gracia de nuestro Se�or Jesucristo sea con todos ustedes; Am�n. Todos estamos de acuerdo en esta �ltima palabra y decimos am�n a esta doble oraci�n, para que la gracia de nuestro Se�or Jesucristo y el amor mutuo de todos los santos subsistan en la iglesia y con todo el aumento de Dios. Am�n.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre 1 Corinthians 16". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/1-corinthians-16.html. 1835.