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Bible Commentaries
1 Corintios 2

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

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Versículos 1-16

1 Corintios 2:2 . Decid� no saber nada entre vosotros, salvo a Jesucristo y al crucificado. Es decir, conocerlo en la gloria de su persona, como se revela en los or�culos de la verdad. �Yo y el Padre uno somos�, dice nuestro bendito Se�or; teniendo unidad de esencia y armon�a de voluntad. Conocerlo en su misteriosa encarnaci�n, como el VERBO hecho carne, Juan 1:14 ; y conocerle como crucificado por nosotros.

Lev�tico 16 ; Isa�as 53 ; Hebreos 9 . La cruz tr�gica es la escuela de los �ngeles y el estudio de los hombres. Para conocerlo a �l y el poder de su resurrecci�n, confundiendo a todos sus enemigos y poniendo la muerte bajo sus pies.

Conocerlo, para morir en su muerte y resucitar en la semejanza de su resurrecci�n, comprende la renovaci�n del coraz�n y todo el temperamento cristiano. Para conocerlo, y nada m�s. �Qu� pueden querer los heridos en el hospital sino una cura? Todas las cosas comparadas con la salvaci�n son solo los ruidosos zumbidos de la �poca.

1 Corintios 2:3 . Estuve contigo en la debilidad: ????????, sin fuerzas. La palabra se usa principalmente para las dolencias y enfermedades del cuerpo, pero aqu� se usa para la depresi�n y el des�nimo a causa de las persecuciones. El sentido entonces ser�, como en Erasmo, aunque mi palabra surti� efecto en tu conversi�n, sin embargo, renuncio a todo m�rito; fue el Esp�ritu de poder que oper� en sus corazones.

Como en 1 Corintios 2:5 , su fe no debe estar basada en la sabidur�a del hombre, sino en el poder de Dios.

1 Corintios 2:4 . Mi discurso, mi palabra, discurso y mi manera de predicar no fue con palabras seductoras de la sabidur�a del hombre. Las dos palabras, ??????? ??????, palabras seductoras o persuasivas, se refieren a las bellezas de la dicci�n, frases �ticas, per�odos elegantes e insinuaciones ingeniosas, decoradas con s�miles y met�foras.

Dej� todo eso a los j�venes ret�ricos. Llenas de su tema, las fuentes de elocuencia brotaban de todas las avenidas de su alma. Su doctrina era evang�lica, la manifestaci�n de la verdad recomendada a la conciencia de todo hombre ante los ojos de Dios.

1 Corintios 2:6 . Hablamos sabidur�a entre los perfectos, que tienen un conocimiento y una comprensi�n perfectos de la verdad. Incluso la sabidur�a oculta de Dios, el plan glorioso de nuestra redenci�n, oculto en la mente eterna; y aunque pueda parecer una locura a los pr�ncipes y doctores de la �poca, sin embargo transporta las mentes de los �ngeles y de los hombres que la contemplan con devotos afectos.

1 Corintios 2:7 . Hablamos la sabidur�a de Dios en un misterio. Los socinianos son casi las �nicas personas que pretenden tener una religi�n sin misterio, sin embargo, incluso el mismo de�smo tiene sus misterios, que son inexplicables. Las doctrinas de la revelaci�n divina tienen especialmente este car�cter, esta huella de la deidad, o no corresponder�an con las obras de la creaci�n y la providencia, que todos los esfuerzos de la ciencia humana no han podido explorar.

Se declara que la encarnaci�n de la PALABRA eterna, Dios manifestado en carne, es ante todo un misterio, el misterio de la piedad. Sin embargo, en cualquier otra hip�tesis que no sea la de su divinidad verdadera y propia, no habr�a nada misterioso o maravilloso en su advenimiento, y el lenguaje del ap�stol ser�a sobrecargado e incorrecto. La resurrecci�n de los muertos se menciona como un misterio incapaz de explicaci�n.

1 Corintios 15:51 . Tal es tambi�n la naturaleza de los sufrimientos de Cristo en el jard�n y en la cruz, junto con todo el esquema de la redenci�n del hombre, en el que el Ser supremo ha abrumado de asombro a todo el universo inteligente, y ha dejado a todas las mentes creadas a una distancia infinita en su interior. investigar.

Incluso el ap�stol inspirado y ser�fico, de pie en los l�mites de este abismo, solo pudo exclamar: �Oh, las profundidades! Por lo tanto, los hombres que pretenden predicar un evangelio desprovisto de misterio, nunca pueden ser considerados como predicadores del evangelio de Cristo.

1 Corintios 2:8 . Si lo hubieran sabido, no habr�an crucificado al Se�or de la gloria. Los jud�os, cegados, no conoc�an ni a Cristo ni al Padre. Juan 16:3 . Y cuando Pilato pregunt�, �de d�nde eres? No sab�a que Cristo era el Se�or de la gloria; y que habitando en su nube antigua, hab�a habitado las alabanzas de Israel.

�xodo 24, 40:34. Ezequiel 1 ; Ezequiel 43:2 . El ap�stol agrega, pero la sabidur�a de los pr�ncipes, los sacerdotes jud�os, se esfumar�, e incluso su templo y su culto ser�n completamente abolidos.

1 Corintios 2:9 . Escrito est�: ojo no vio, ni o�do oy�. Aunque los pr�ncipes de este mundo no conoc�an a Cristo ni su gloria, todos los profetas lo hab�an previsto, como en Isa�as 64:4 , y en los �ltimos Cap�tulos de Ezequiel y de Daniel.

El glorioso evangelio del Dios bendito resplandecer� en todos los rincones oscuros de la tierra, y la justicia llover� del cielo. Los ministros predicar�n como �ngeles, y las guerras y las discordias cesar�n de la tierra. La gloria del Se�or ser� revelada, y toda carne a una la ver�. Zacar�as 14 .

A continuaci�n, el ap�stol le da la gloria a Dios, quien les hab�a revelado esas cosas por medio de su Esp�ritu. No somos suficientes por nosotros mismos para razonar o para recolectar cosas tan gloriosas. Es Cristo quien nos ha hecho ministros capaces del nuevo testamento, y estamos obligados a predicar y publicar esas cosas para el gozo y la salvaci�n de otros.

1 Corintios 2:12 . Hemos recibido, no el esp�ritu del mundo. No: este evangelio que hemos recibido del cielo, nos hace de mente celestial. El mundo busca lo suyo, nosotros buscamos la gloria de Cristo; uno nos hace sabios por el tiempo, el otro por la eternidad.

1 Corintios 2:13 . Lo cual tambi�n hablamos, no con las palabras que ense�a la sabidur�a del hombre, sino con la ingenuidad de los ni�os. Nuestras oraciones y sermones son copias del coraz�n. El estudiado discurso de T�rtulo no produjo ning�n efecto en la corte, mientras que la honesta elocuencia de Pablo hizo temblar a F�lix. Mientras tanto, no ignoramos el arte de hablar, los refinamientos de la l�gica y las figuras de la ret�rica, sino que los dejamos a un lado para salvar almas y decir la verdad con amor.

1 Corintios 2:14 . Pero el hombre natural: ???????, el hombre animal, cuya alma sensual, afectus sequens humanos, siguiendo el afecto humano, dice Erasmo, no recibe las cosas del Esp�ritu de Dios. Arriba los llama pr�ncipes de este mundo; pero aqu�, el estado humillante de sus apetitos merece un nombre m�s bajo. No viven para el placer intelectual, sino para el deleite animal. Por tanto, Dios no puede brillar en sus mentes con sus emanaciones de paz y gozo.

1 Corintios 2:16 . �Qui�n conoci� la mente del Se�or? Isa�as 40:13 . Romanos 11:34 . O, siendo su consejero, le ha ense�ado todos estos gloriosos planes de la creaci�n y la providencia, especialmente las cosas gloriosas reservadas para los que lo aman.

De esta �ltima frase, San Pablo da aqu�, al parecer, una versi�n propia, adaptada al escriba, al sabio, al disputador o al ret�rico de este mundo. Si por su sabidur�a ha sido un tutor de la deidad, d�jelo reclamar y recibir� una recompensa completa.

Pero tenemos la mente, la sabidur�a de Cristo; y la mente del Se�or es la mente del Salvador. Esta es la vida eterna, conocerte a ti, el �nico Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3 .

REFLEXIONES.

Al mirar hacia atr�s a trav�s de las doctrinas anteriores, nos sorprenden las gloriosas visiones que se abrieron en la mente de los profetas y ap�stoles con respecto a la grandeza de Dios en sus consejos y las inescrutables riquezas del evangelio. Oh, �qu� es esta expansi�n del alma, esta exuberancia de pensamiento que irrumpe en hombres tan santos? Seguramente fue para elevar nuestras pobres mentes humilladas a cosas de excelencia trascendente. Fue para sostenernos, pobres ministros abyectos, con la esperanza de tiempos mejores, y m�rtires y confesores con la corona de justicia, guardada para los que aman su venida.

En consecuencia, si las cosas gloriosas que se hablan del reino de Dios y de nuestra esperanza futura nos brindan un consuelo y un gozo indecibles, estamos m�s obligados a predicarlos a los dem�s y dar raz�n de nuestra esperanza. No m�s; estamos obligados a hablarles con palabras espont�neas, porque lo verdaderamente sublime del pensamiento se expresa siempre con las palabras m�s sencillas. Sobre todo, estamos obligados a hablar como lo hacen los or�culos de Dios, comparando las cosas espirituales con las espirituales, explicando un texto de la Escritura por otro, para que todos los rayos de luz puedan converger en el pecho del oyente.

Cu�n deplorable, pues, es el estado de tu alma, oh hombre de mundo, que no recibe las cosas del Esp�ritu de Dios. �Es la raz�n tu tutor? �Es la filosof�a tu gu�a? �Es una biblioteca de conocimientos elementales y libros divertidos, producciones de hombres profanos, su �nico tesoro? Haga una pausa y pregunte, �qu� pueden hacer estos por usted en una hora agonizante? �No est� comparativamente perdido todo el tiempo que no se emplea en pensar en Dios y vivir conforme a su placer? Es cierto, no se pueden conocer las cosas de Dios sin la regeneraci�n; es el hombre interior del coraz�n el que sabe y ve que es bueno. Pero pide y recibir�s.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre 1 Corinthians 2". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/1-corinthians-2.html. 1835.
 
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