Bible Commentaries
1 Samuel 23

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

Versículos 1-29

1 Samuel 23:1 . Keila, una ciudad amurallada en el sur de Jud�, cerca de las fuentes del arroyo Besor.

1 Samuel 23:4 . David volvi� a consultar al Se�or. Gideon tambi�n pidi� una doble se�al en momentos de miedo y duda, por la ca�da del roc�o sobre el vell�n.

1 Samuel 23:7 . Sa�l dijo: Dios lo ha entregado en mi mano. Sa�l consult� aqu� con su propio coraz�n, mientras que David consult� al Se�or.

1 Samuel 23:18 . Los dos hicieron un pacto. Este fue el tercero, o la renovaci�n de los pactos. El primero fue despu�s de la victoria sobre Goliat y los filisteos. El segundo cuando se encontraron en la pe�a Ezel. La tercera aqu�, en el desierto de Zif, cuando fue renovada con algunas ampliaciones.

REFLEXIONES.

Habiendo vigilado a David desde Nob hasta Gat, y desde Gat hasta la cueva, donde se unieron a �l lo mejor y lo peor de su pa�s; y habi�ndolo visto reposar con seguridad a sus padres en Moab, la providencia lo emple� a continuaci�n para la salvaci�n de Keila. Pero en una empresa tan ardua, la mayor�a de sus guardias, que a�n no eran soldados, no se atrevieron a ir. He aqu�, dijeron, tenemos miedo aqu� en Jud�; �Cu�nto m�s cuando llegamos a los ej�rcitos de los filisteos? Pero al preguntarle a Dios por el efod, recibi� una promesa positiva de victoria, aunque, seg�n los Setenta, sus hombres no superaban los cuatrocientos. Esta fue una acci�n agradecida a su pa�s; salv� la mies de Jud� y reproch� la negligencia de Sa�l.

El honor es peligroso. Los nuevos laureles de David suscitaron m�s inveteradamente la enemistad de su enemigo. Sa�l ya lo ve�a como encerrado en Keila, odiado por los filisteos y ahora seguro que caer�a. Pero mientras Sa�l aconsej� por la ruina de David, Dios aconsej� por la seguridad de David. Se le indic� que huyera a los rom�nticos bosques y desiertos de Zif, que separa a Idumea de Jud�. Aqu� le cant� la salvaci�n al Se�or.

Aqu� la inspiraci�n de su alma fue ayudada por el paisaje de la naturaleza, y su devoci�n elevada por la severidad de la aflicci�n. Oh, cu�nto est� en deuda la iglesia cristiana, as� como el reino de Israel, con la providencia por el exilio de David: durante ese per�odo compuso muchos de sus mejores y m�s instructivos salmos. En estos retiros, mientras David se consideraba objeto de miseria y el desprecio del canto del borracho, he aqu� que Jonat�n vino a renovar su pacto con �l.

David toda duda, Jonat�n toda fe, se reuni� una vez m�s. La unci�n de David por Samuel, al parecer ahora, hab�a ocurrido; y Jonat�n, lleno de bondad, al ver las liberaciones que la providencia hab�a obrado para su hermano y su amigo, corri� el riesgo de la ira de su padre y de su vida, para rendir homenaje al exilio como rey de Israel. Podemos decir de este acto, como dijo Jes�s del centuri�n, no he encontrado tanta fe, no, no en Israel.

Jonat�n entrega su primogenitura a Dios, y prefiere ser el segundo bajo David, a ser el primero en el reino fuera del orden de Dios. Este pacto es ratificado por muchos testigos y confirmado por un juramento del Se�or. De la misma manera, pobre creyente abatido, cuando pienses que tu esperanza est� perdida y que todo lo que est� en contra de ti, el Se�or Jes�s viene del cielo para renovar su pacto con tu alma desfallecida.

Viene cuando est�s m�s rodeado de pobreza, aflicciones y l�grimas, para decir que la corona y el reino son tuyos. Nunca la amistad y el amor fueron como los de Jonat�n hacia David; y verdaderamente nunca fue un amor como el de Jes�s para ti.

El amado hijo no hac�a mucho que se hab�a retirado, y David no hab�a llegado hace mucho al desierto de Ma�n, antes de que el cruel padre viniera a quitarle la vida al ungido del Se�or. Informado por los traidores Zifos de todos los retiros y h�bitos de David, Sa�l de alguna manera lo sorprendi� y lo rode� antes de que se diera cuenta. Ya los ensangrentados benjamitas, �voraces como lobos�, se regocijaron de su �xito: ya dijeron: �No hay ayuda para �l en Dios.

�Y ahora qu� deber�a hacer David? La banda selecta ven�a por la peque�a colina o pe�a; y no pudo luchar contra un padre; una corona obtenida mediante el crimen es para el vencedor una bendici�n terrible. Para David no hab�a esperanza de victoria por las armas; y una huida en el desierto habr�a estado acompa�ada de persecuci�n, de carnicer�a y de los desastres m�s aflictivos. Ahora Satan�s dir�a, �d�nde est� la esperanza de tu unci�n? Hoy caer�s de la mano de Sa�l, y tu vida ser� como agua derramada por tierra.

Has hecho que tu brillo se envuelva en la noche eterna, y has tra�do la mayor calamidad a todos tus fieles amigos. Entonces, por un momento, Dios pareci� jugar con los temores de David. As� que por un momento le permiti� llorar, qu� provecho hay en mi sangre. Luego, cuando no ten�a ning�n amigo que lo salvara, he aqu�, sus enemigos desviaron el golpe. Un mensajero de pies r�pidos grit� con vehemencia a Sa�l; los filisteos han invadido la tierra.

As� David se salv� en la crisis del peligro, y en conjunto gracias al cuidado vigilante del cielo. Seguramente David ya no dudar�a m�s, no m�s expresiones de debilidad escapar�an de sus labios. Y seguramente el cristiano, contemplando todas estas obras del Se�or, aprender� a confiar en �l en todos los aprietos, dificultades y aflicciones; porque su misericordia es eterna.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre 1 Samuel 23". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/1-samuel-23.html. 1835.