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Sunday, September 29th, 2024
the Week of Proper 21 / Ordinary 26
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Bible Commentaries
Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento Comentario de Sutcliffe
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre 2 Samuel 15". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/2-samuel-15.html. 1835.
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre 2 Samuel 15". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-37
2 Samuel 15:7 . Despu�s de cuarenta a�os. Algunos sostienen que esto se refiere al tiempo en que David fue ungido en secreto; pero como ning�n otro registro data de esa �poca, Josefo parece tener raz�n al decir �cuatro a�os� en lugar de cuarenta. La mayor�a de los cr�ticos est�n de acuerdo en que cuarenta se ha escrito mal cuatro.
2 Samuel 15:25 . Lleva el arca de Dios. Aqu� hay una mente noble, una mente grande en la adversidad y prudente en todas sus medidas. Este golpe m�s doloroso que jam�s haya sufrido David puso en acci�n todos sus poderes y encendi� su piedad hasta la llama m�s pura: "No temer� aunque diez mil se levanten contra m�".
Salmo 3:6 . Dios no pod�a dejar de salvar a su siervo.
2 Samuel 15:27 . �No eres t� un vidente? Ver la mente de Dios por el Urim y el Tumim. Envi� al anciano sacerdote, como capaz de hacer m�s con el consejo y la oraci�n de lo que pod�a hacer en el campo.
2 Samuel 15:31 . Convierte en necedad el consejo de Ahitofel. Las oraciones de dolor y angustia, como las de Ana, seguramente se escuchan en el cielo.
2 Samuel 15:33 . Me ser�s una carga. Husai era ahora un hombre anciano y no apto para la campa�a; sin embargo, sus poderes intelectuales eran fuertes y su conocimiento profundo en el consejo.
REFLEXIONES.
Absal�n, al ser restaurado al favor real, como heredero aparente, rode� su palacio con guardias y comenz� a pensar que su padre viv�a demasiado tiempo.
Los m�todos a los que recurri� para tomar el trono eran perversos m�s all� de cualquier ejemplo. Hizo campa�a por el trono bajo la m�scara del deseo de ser canciller. Se degrad� a s� mismo con condescendencias inapropiadas, porque la mezquindad es sobre todo un acompa�ante del orgullo. Insult� la verdad y la justicia afirmando que toda causa es buena; y abus� de la religi�n al enmascarar la traici�n bajo la santidad de pagar un voto que se hab�a retrasado seis, si no nueve a�os.
Cuando los hombres han alcanzado un cierto grado de maldad, se asemejan a un carruaje en el descenso de una colina que ha roto la cuerda o vencido a los caballos: se mueve con una velocidad cada vez mayor, hasta que, dando un gran salto, se hace pedazos por su propia cuenta. peso. Cuando Dios prospera a los malvados, a menudo es con el fin �ltimo de su mayor destrucci�n. Absal�n rob� el coraz�n de los hombres de Israel y sac� de la corte a todos los amigos falsos o tibios de David.
Trajo muchos problemas al mejor de los reyes; pero lo liber� de una facci�n al acecho, que podr�a haber sido producto de m�s travesuras fatales. Es muy lamentable que haya atra�do tras �l a tantos hombres honestos, que no ten�an la menor sospecha de sus designios.
En David tenemos un ejemplo de gran presencia de �nimo en una gran ocasi�n. Al escuchar que la naci�n en general se adhiri� a su hijo, busc� seguridad en la huida y apoy� su causa ante el Se�or. Cuando una calamidad no puede evitarse por el momento, no es un peque�o consuelo que la providencia nos brinde un retiro hasta que la indignaci�n haya pasado.
Cuando la gente en general lo abandon�, el pueblo de Dios y los extra�os se adhirieron a su causa. Se vio rodeado por los sacerdotes y los levitas, porque la verdadera religi�n abraza el futuro y tiene un solo ojo en la gloria de Dios, y por lo tanto ofrece los mejores lazos de amistad en el d�a de la tribulaci�n y bajo los reveses de la providencia. Tambi�n los Gititas que lo hab�an seguido desde Gat, lo siguieron todav�a, porque cre�an que Dios no hab�a abandonado a su ungido. As� que cuando Israel en general despreci� al Salvador, los gentiles se adhirieron a su causa.
Pero David, al salir de Jerusal�n, tuvo mil reflejos penetrantes. No sab�a si Dios lo desechar�a, pero confiaba su causa en el que dispuso de todos los eventos y, por lo tanto, no quiso quitarle el arca. Ahora recordaba todos sus pecados; caminaba descalzo y lloraba mientras caminaba. Las palabras de Nat�n regresaron con toda su fuerza: "Yo suscitar� el mal contra ti en tu propia casa". Su terrible crueldad hacia Ur�as, y el exceso de indulgencia hacia sus dos hijos malvados, afligieron su mente; y por lo tanto, aunque adopt� medidas prudentes para la seguridad de sus amigos, parec�a casi indiferente a lo que el Se�or deber�a hacer con �l. Aqu� la piedad resplandeci� como el oro fundido y refinado en el horno; porque la aflicci�n manifiesta los pensamientos del coraz�n.
Apenas David hab�a encomendado as� su causa a Dios, antes de que se le infligiera una nueva herida, y una herida en la parte m�s tierna. Le dijeron que Ahitofel, su amigo y consejero, se hab�a unido a los conspiradores; ya menudo se teme m�s a la sabidur�a que a la fuerza. Pero David, Husai, otro consejero, se present� y pens� que era apropiado emplear el consejo contra el consejo. Estando el caso completamente fuera de lo com�n, debemos ser lentos para culpar a la conducta del rey; porque Dios se vali� de Husai para ganar tiempo para David y deshacer a los rebeldes.
Por tanto, aprendamos a confiar en el Dios de David. Si nos mete en apuros y dificultades, tambi�n, de una forma u otra, nos sacar� de nuevo; y si acorta nuestra vida por una serie de calamidades, ser� para nuestra mayor santificaci�n y gloria eterna.