Bible Commentaries
Deuteronomio 10

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

Versículos 1-22

Deuteronomio 10:6 . Mosera: all� muri� Aar�n. En N�meros 20:28 ; N�meros 33:38 , leemos que Aar�n muri� en el monte Hor, que estaba a siete d�as de camino desde Moseroth.

Este lugar est� lleno de dificultades. �Por qu� se mencionan aqu� a Aaron y Levi? Porque eran los guardianes del arca y de las tablas mencionadas anteriormente; y porque el Se�or hab�a perdonado a Aar�n. La dificultad con respecto al lugar de la muerte de Aar�n se explica as� por algunos que Israel, intimidado por las ventajas que el rey Arad hab�a ganado sobre ellos, N�meros 21 .

, hizo un movimiento retr�grado hacia Egipto, y lleg� dos veces al mismo lugar, lo cual no es improbable. En consecuencia, entienden que el monte Hor est� situado en el distrito de Mosera. Otros distinguen Beroth-bene-Jaakan de Bene-Jaakan, y Mosera de Moseroth, porque Moseroth-bene-Maakan es Kadesh, el trig�simo segundo campamento; pero Bene-Jaakan era el vig�simo s�ptimo campamento. N�meros 33:31 .

Por tanto, de este lugar llegaron a Mosera, o al monte Hor, donde muri� Aar�n. Hasta ahora Sinopsis de los cr�ticos de Poole. Pero Kennicott, confiado en un defecto de la copia hebrea, sigue el pentateuco samaritano, que aclara todas las dificultades. Traduce el pasaje como debajo. �Y partieron los hijos de Israel de Moserot y asentaron en Bene-Yaacan; de all� partieron y asentaron en Hagidgad; de all� partieron y asentaron en Jotata, tierra de r�os de agua; de all� partieron, y asentaron en Ebrona; de all� partieron y asentaron en Ezi�n-Gaber; de all� partieron y asentaron en el desierto de Zin, que es Cades; de all� partieron y asentaron en el monte Hor, y all� muri� Aar�n. As�, el conjunto se armoniza a entera satisfacci�n.

Deuteronomio 10:8 . El Se�or separ� a la tribu de Lev�. El servicio del santuario ser�a mejor realizado por una orden selecta de hombres. Los primog�nitos de todo Israel habr�an sido demasiado numerosos para el trabajo, y no podr�an haberse librado de sus deberes en casa. Esta tribu m�s peque�a era una figura de la iglesia, que es un sacerdocio real.

REFLEXIONES.

Mois�s habiendo hablado libremente del pecado de Israel; procede ahora a tratar de su restauraci�n. Se�ala la gran misericordia de Dios al restaurar las tablas rotas de la ley. El hombre ca�do, de mente altiva y movido por un atrevido esp�ritu de independencia y amor propio, se opone a las restricciones de la pasi�n y se niega a someterse a cualquier autoridad menos que divina. Por lo tanto, los estatutos penales de todas las naciones cristianas deben seguir el modelo del c�digo divino, para que los imp�os teman un castigo mayor que el que puede infligir el magistrado.

Pero esta circunstancia sumamente singular de que las tablas yacen rotas en el suelo y profanamente arrojadas a un lado, aunque escritas con el dedo de Dios, deber�a recordarnos c�mo hemos pisoteado profanamente las diez palabras del cielo bajo nuestros pies y provocado el fuego. de la ira de Dios para arder de tal manera que deber�a hacer que el pecador tema y se estremezca sobremanera. Y nunca dejemos de lamentarnos por las locuras del pasado, y oremos al Se�or para que nos renueve y nos restaure una copia fiel de su ley, escribi�ndola en nuestro coraz�n.

Despu�s de restaurar las tablas, Mois�s se�ala a continuaci�n que Aar�n y Lev� fueron restaurados, porque todo Israel por la rebeli�n del becerro hab�a perdido su pacto. A menos que tengamos un ministerio provisto para nutrir y alimentar nuestras almas con alimentos saludables, no podremos permanecer en Cristo ni retener la ley. Los que por negligencia menosprecian las ordenanzas de Dios, menosprecian al autor de las ordenanzas; y est� celoso de su gloria y de los afectos de su pueblo.

El legislador de Israel, habiendo ensayado las principales transacciones del desierto, y lleno su alma, mientras habla, con la grandeza y gloria del c�digo moral, civil y ceremonial, resume todo en el lenguaje m�s sublime y las aplicaciones m�s impresionantes. Y ahora Israel, �qu� hace el Se�or? Exige de ti, sino que temas al Se�or tu Dios, que andes en sus caminos y que lo ames con todo tu coraz�n y con toda tu alma.

Desde�ando un mero servicio ceremonial, una pureza congregacional, dirige que toda obediencia debe proceder del amor; que la circuncisi�n sea la del coraz�n, Romanos 2:28 ; y que los ancianos juzguen y protejan a la viuda, al hu�rfano y al extranjero. En una palabra, esa obediencia debe ser espiritual y santa en todos los sentidos.

Su mente, en un momento, parece estar llena del fin de la ley; transportarse a los tiempos evang�licos, y asociarse con Cristo al exponer esta ley en el monte a las multitudes. Que todos los hombres apunten al amor, que es el fin de los mandamientos; y que los ministros especialmente, despu�s de manifestar la pureza del precepto, conduzcan al pecador a la esperanza puesta delante de �l; y hacer cumplir con la grandeza de Dios. He aqu�, del Se�or son los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y toda su plenitud.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Deuteronomy 10". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/deuteronomy-10.html. 1835.