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Bible Commentaries
Deuteronomio 33

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

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Versículos 1-29

Deuteronomio 33:1 . Mois�s bendijo a Israel. Mois�s, como Jacob, muri� claramente bendiciendo a las tribus de Israel y termin� su carrera de una manera digna de s� mismo. Aqu� se omite la tribu de Sime�n. Los rabinos dicen, porque Zimri, un pr�ncipe de esa tribu, hab�a llevado al pueblo a la prostituci�n con las hijas de Moab.

Deuteronomio 33:2 . El Se�or vino del Sina�. Su gloria acompa�� a los patriarcas, que se insin�a en Salmo 114 . y Zacar�as 3:3 .

Deuteronomio 33:6 . Deja que Rub�n viva y no muera. Se hab�a inquietado por las palabras de Jacob, G�nesis 49:4 ; pero aqu� hay palabras de consuelo: Dios no siempre visitar� los pecados de un padre.

Deuteronomio 33:8 . Urim. Ver en �xodo 28:30 .

Deuteronomio 33:17 . Los cuernos de un unicornio. Ver N�meros 23:22 .

Deuteronomio 33:23 . El oeste y el sur. Varias versiones dicen, "el mar y el sur"; porque Neftal� tuvo su suerte junto al mar de Galilea.

Deuteronomio 33:25 . Tus zapatos ser�n de hierro y bronce. Algunos dicen: "Tus cerrojos ser�n de hierro y bronce". Importa que las minas deben estar bajo sus pies.

Deuteronomio 33:26 . El Dios de Jesur�n, que cabalga sobre los cielos. La idea del viaje de Jehov� en su carro se encuentra en los escritos de todas las naciones antiguas, y abunda en el libro de los Salmos: Salmo 18:10 ; Salmo 99:1 ; Salmo 104:3 .

Namque Diespiter, Igni corusco nubila dividens, Plerumque per purum tonantes Egit equos volucremque currum; Quo bruta tellus, et vaga flumina, Quo Styx, et invisi horrida T�nari Sedes, Atlanteusque finis Concutitur.

�Por lo! �Ese espantoso Se�or celestial, que frecuentemente hiende las nubes con fuego, Padre del d�a, Inmortal Jove!

Tarde a trav�s de los campos flotantes del aire, La faz del cielo, serena y hermosa, Sus corceles atronadores y su carro alado conduc�an; Cuando, al estallar de sus llamas, la tierra llena de agua y los arroyos errantes, la estigia infernal, la horrenda morada del odioso T�narus profundo, y Atlas hasta su l�mite m�s extremo, temblaron bajo los terrores del dios. Horacio de Francis, bk. 1. oda 34.

As� tambi�n en el Voluspa, uno de los poemas m�s antiguos del mundo.

3. Ar var alda Th� Ymir bigthi Var-a sandr, ne saer, Ne svalar unnir; J�rth fanz aeva Ne upp-himin; Gar var ginnuga, En gras hvergi.

4. Athur Bors synir, Bjothom yptho, Su er Mithgarth, Morann Skopo. Sol madeja sunnan, A salar steina, Tha var grund ingle, Groemim lauki.

5. Sol varp sunnan, Sinni m�na, Hendi enni hogri, A himin Jodyr. Sol that ne visst, Hvar hon sali atti, Stjaurnor that ne visso Hvar thar stathi otto, Mani thath ne visse, Havt hann Megins atti. 3. En los primeros tiempos, cuando Ymir vivi�, era arena, ni mar, ni ola de enfriamiento, ni tierra, ni cielo arriba; Un caos todo, Y no hay hierba.

4. Hasta que surgieron los hijos de Bors Th 'expansi�n, por quien Mithgard el grande fue hecho. Desde el sur el sol brill� sobre las rocas; Luego, la tierra produjo hierbas verdes.

5. El sol se dobl� hacia el sur, la luna brill�; Su mano derecha sosten�a el caballo del cielo. El sol no conoc�a Su propia esfera, Las estrellas no conoc�an Su propio lugar; Ni vio la luna, Su poder mickle.

La f�bula del vuelo de Belerofonte al cielo en Pegaso, el caballo alado, es evidentemente posterior a la anterior alusi�n de Vola y Horacio. Sin embargo, nuestros padres g�ticos estaban orgullosos de la f�bula, porque Belerofonte emprendi� su vuelo hacia las regiones �rticas. Estrab�n, lib. 8. Nuestros reyes han puesto el caballo en sus brazos, como el caballo para Hannover; lo han cortado tambi�n en las colinas calc�reas, como en Westbury y en Calne en Wiltshire.

Deuteronomio 33:29 . Bienaventurado eres, oh Israel. Aqu�, el alma llena de Mois�s derram� la copa plenaria de bendici�n sobre sus hijos, la familia de Dios. �Qu� naci�n, para usar sus propias palabras, estaba tan feliz de tener a Dios tan cerca? en tener estatutos tan santos; un ritual tan lleno de gloria m�stica; un or�culo a la mano; el Dios Eterno su refugio; y la plena certeza de la simiente prometida, �el gran profeta que est� por venir! Dejemos que los cristianos piensen en esto; la bendici�n del Salvador sobre los ap�stoles, cuando ascendi� al cielo, todav�a descansa sobre la iglesia.

REFLEXIONES.

En este cap�tulo de las bienaventuranzas, Mois�s se�ala en primer lugar la gran y peculiar felicidad de Israel al tener la nube pilar como gu�a y el trono de JEHOV� como defensa en todo el desierto. Cuando coron� la cumbre del Sina�, se sentaron a sus pies y escucharon su voz. Los acompa�� a la tierra de Edom. "Dios vino de Tem�n, y el SANTO del monte Par�n: cubri� los cielos con su gloria, y la tierra se llen� de su alabanza". La presencia divina es cada bendici�n en una; y si se va, todas nuestras comodidades decaen.

Este profeta y patriarca de su pueblo procede a bendecir a las diversas tribus. Comienza pidiendo vida y progenie por Rub�n, con todas sus bendiciones; lo cual es feliz como una indicaci�n de que la maldici�n de Jacob ahora fue quitada de su cabeza culpable. A Jud�, en quien parece que ahora estaba incluida la tribu de Sime�n, se le promete fuerza contra sus enemigos. Y esta promesa se cumpli� de manera m�s significativa en una serie de guerras sostenidas por los reyes de Jud�, y luego por los gobernadores desde el tiempo de la cautividad hasta el nacimiento de Cristo, que coincide perfectamente con la predicci�n de Jacob, de que el cetro no debe apartarse de Jud�. hasta que lleg� Shiloh.

Levi hered� honores y bendiciones de su padre, y adquiri� otros nuevos gracias a la imparcialidad de su justicia. Despu�s de que Israel se rebel� para adorar al becerro, y despu�s de que son� la trompeta de plata para llamar al pueblo a la humillaci�n y al arrepentimiento, sali� a matar a los rebeldes que se negaron a obedecer los sonidos de la gracia; y al hacer esto, no conoci� a su padre ni a sus hermanos. La justicia inmaculada, por tremendo que sea el golpe, adquiere a los agentes una fama inmortal.

A Benjam�n, siempre amado, se le promete mucho cerca del lugar santo que Dios debe elegir: y no es una peque�a bendici�n tener nuestra morada contigua a la casa de Dios. Jos�, desde la peculiar presencia de Dios solicit� aqu� su prometido aumento, como su nombre lo indica, un suelo f�rtil y la victoria sobre todos sus enemigos. Pero se le recuerda que todas estas bendiciones proced�an de la buena voluntad del que habitaba en la zarza, cuya gloria Mois�s hab�a visto ochenta a�os antes.

A partir de ese momento, Israel comenz� a elevarse a la gloria y la fama inmortal. Nunca olvidemos rastrear nuestras misericordias hasta el d�a en que la gracia nos llam� por primera vez de manera m�s peculiar al pacto y comuni�n con Dios. Las otras tribus fueron todas bendecidas adecuadamente a su car�cter moral, y de acuerdo con las predicciones de Jacob y la misericordia del Se�or. Pero cuanto m�s derramaba Mois�s bendiciones sobre el pueblo, m�s se desbordaba su coraz�n.

Las fuentes del cielo se abrieron dentro de �l. Por eso, de una vez por todas, re�ne todos los esfuerzos de su alma en un ap�strofe al pueblo, inimitablemente sublime y grandioso. Bienaventurado eres, oh Israel. �Qui�n como t�, oh pueblo, salvo por el Se�or? �Qu� Dios era como el Dios de Jesur�n, montado sobre las nubes del cielo y sosteni�ndolas de su brazo? Ten�an el Urim y Tumim por consejo; se les quitaron todos los males y maldiciones; ten�an todas las bendiciones prometidas que los hombres o las naciones pod�an disfrutar; ten�an todas esas bendiciones coronadas por las promesas del Mes�as; y la Shejin� que quedaba entre ellos era la prenda de todo bien.

M�s feliz a�n es el Israel cristiano. La Shejin� se encarn� y contemplamos su gloria, la gloria como del unig�nito del Padre, lleno de gracia y verdad. Solo queremos que esta gracia prevalezca en cada coraz�n y en cada naci�n, para convertir la tierra en para�so y darle una semejanza al cielo.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Deuteronomy 33". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/deuteronomy-33.html. 1835.
 
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