Bible Commentaries
Ezequiel 3

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

Versículos 1-27

Ezequiel 3:3 . El rollo estaba en mi boca como miel. Probar la buena palabra de Dios es agradable; pero fue amargo en el vientre con respecto al encarcelamiento y al martirio. Apocalipsis 10:9 . No importa; la dulzura es en �ltima instancia superior a la hiel. Ver Ezequiel 3:25 .

Ezequiel 3:9 . Como un inflexible, m�s duro que el pedernal. Ver en Zacar�as 7:12 .

Ezequiel 3:12 . Bendita sea la gloria del Se�or desde su lugar. Cuando el arca se movi�, los levitas cantaron: "Lev�ntese Dios, sean esparcidos sus enemigos".

Salmo 68:1 . Los serafines cantaron elogios al Mes�as, que es ???? ??? ????, la gloria de Dios, siendo en s� mismo la plenitud de la Deidad. Apocalipsis 5:12 .

Ezequiel 3:14 . Entonces el Esp�ritu me levant� y me llev�. Fui con pasos ansiosos, aunque con amargura y dolor, para dar batalla a los errores, al temperamento contumaz y al h�bito que se hab�an llevado a los cautivos. Seguramente nunca el suelo fue menos favorable para la agricultura.

Ezequiel 3:15 . Vine a ellos del cautiverio en Tel-abib, un nombre compuesto; contar o cola, un mont�n, y abib, especias, frutas, ma�z, etc. Era un pa�s de Mesopotamia, a trav�s del cual flu�a el Quebar. Y permaneci� asombrado entre ellos siete d�as. Jos� lament� siete d�as por Jacob.

Los amigos de Job tambi�n se quedaron as� asombrados durante siete d�as. La costumbre se menciona en los Ap�crifos. Sir 22:13. Import� la m�s alta expresi�n de dolor y le dio al profeta tiempo para familiarizarse con su vida y sus modales.

Ezequiel 3:17 . Te he puesto por centinela para la casa de Israel. Muchas brigadas han sido cortadas y muchas ciudades sorprendidas, donde el vigilante ha dormido. En cuanto al castigo del centinela, no hubo variaci�n de opini�n; debe morir. El centinela de la torre de Jezreel notific� oportunamente la llegada de Jeh�; pero la corte, en lugar de lanzarse a las armas, mand� saber si era paz o guerra.

Perecieron por el enamoramiento, por no obedecer la voz del vigilante. Pero los centinelas espirituales est�n a cargo de las almas, as� como de las naciones. Qu� responsabilidad tan terrible, mientras los j�venes y los alegres duermen en el regazo del placer, los comerciantes y fabricantes en plena b�squeda de ganancias, la conciencia de los m�s ilustrados aliviada por el escepticismo y cauterizada por el crimen. No, peor a�n, los propios vigilantes se identifican en gran medida con la muchedumbre dormida. Entonces, los que est�n despiertos, clamen a voz en cuello, y no escatime. Isa�as 62:1 .

Ezequiel 3:27 . Pero cuando hable contigo, abrir� tu boca. Hay momentos y temporadas en que Dios de una manera especial abre la boca de sus ministros para orar y predicar, y para hacer esfuerzos incluso m�s all� de los poderes de la naturaleza. Estas son las estaciones que deben mejorarse con esfuerzos redoblados: si una vez se pierden, es posible que nunca regresen.

REFLEXIONES.

El Mes�as continuando su carga a Ezequiel, le invita a comer el rollo; a meditar en las Sagradas Escrituras y a digerirlas interiormente como alimento y salud de su alma. Esto era dulce como la miel recolectada de las flores del para�so a su gusto. Era el tesoro de la sabidur�a divina que enriquec�a su alma; era la unci�n de la vida celestial comunicada al hombre oculto del coraz�n, el gozo de llevar un mensaje de misericordia al remanente de Israel en el exilio. La amargura del lamento y la aflicci�n no era para que la probara el profeta, sino para aquellos que deb�an rechazar su ministerio.

La palabra no solo era dulce, sino que el trabajo era relativamente f�cil. No fue enviado a un pueblo de lengua extra�a como Jon�s, quien se presume no pod�a hablar con fluidez en el idioma asirio. Que los ministros est�n agradecidos por la indulgencia y desterren el descontento y las murmuraciones al considerar las dificultades a las que han estado expuestos sus hermanos.

Mientras los ministros est�n activos en la tierra, los �ngeles est�n activos en el cielo; alaban a Dios por cada nuevo descubrimiento del amor al hombre. Tan pronto como la nube se movi�, los querubines dieron un grito y dijeron: Bendita sea la gloria del Se�or desde este lugar. La misi�n de un profeta se consideraba grande en s� misma y produc�a un bien que deber�a permanecer para siempre. Vieron a un ministro encargado de apartar al pueblo de la iniquidad de los gentiles y de preservar una descendencia a quien el Se�or revelar�a toda la gloria de su pacto en los �ltimos d�as. Que el Se�or nos haga agradecidos por el ministerio: tal vez solo los �ngeles puedan apreciar adecuadamente su valor.

A continuaci�n, tenemos el alto car�cter de la misi�n y la confianza de Ezequiel. Fue nombrado vigilante militar por la seguridad de la gente. Los reyes antiguos no pod�an confiar impl�citamente en la fe de los tratados: manten�an centinelas en sus torres y fronteras. Jeh� fue visto desde lejos por los centinelas en la torre de Jezreel. De ah� que el pueblo prosiguiera su labor de d�a y durmiera de noche, confiando enteramente en el cuidado del vigilante su seguridad frente a las sorpresas.

De la misma manera, el hombre de Dios que pasa su vida en el estudio de la providencia y la gracia, mientras la gente persigue los deberes de la vida, debe velar por su seguridad. Donde vea reinar el vicio, debe tocar la trompeta y advertir a los imp�os con voz alta; porque tan seguro como la cosecha sigue al tiempo de la siembra, los castigos del cielo seguir�n apropiadamente a cada pecado. El hombre voluptuoso duerme tranquilo como el buey cebado en su lecho de hierba; el avaro y opresor se hincha con la magnitud de su riqueza; y el que fue a la vez justo y recto en su juventud, se asocia con los enemigos de Dios, se jacta de sabidur�a superior, mientras se olvida de que una vez fue purificado de sus antiguos pecados.

Ahora bien, el que no se dirige a estos hombres en un ministerio m�s eficaz que los fuertes lazos y los largos h�bitos del pecado, es de hecho un insignificante con su salvaci�n. Y en el d�a de la venganza, cuando estos culpables aleguen que su ministro no les cont� todos esos terrores, Dios exigir� su vida e infligir� el mismo castigo al centinela que a ellos. Oh, cu�nto mejor magnificar el ministerio, para que en el gran d�a tengamos una multitud de hijos que sean la corona de nuestro regocijo. �Por qu� deber�amos honrar a los malvados m�s que a Dios? �Qu� debemos temer mientras tenemos la nube de gloria descansando sobre todas nuestras asambleas?

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Ezekiel 3". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/ezekiel-3.html. 1835.