Bible Commentaries
Ezequiel 7

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

Versículos 1-27

Ezequiel 7:2 . Un fin, el fin ha llegado a los cuatro rincones de la tierra. El fin ha llegado de una vez para toda la tierra de Judea y de Israel. De los jefes de la casa de David cay� la corona; no ser�n m�s pastores reales de mi pueblo, hasta que venga aquel cuyo derecho es llevar la corona.

Ezequiel 7:5 . Un mal, un mal �nico, he aqu� que ha venido. El hebreo dice, un mal, un mal; y una repetici�n en hebreo generalmente denota el grado superlativo o la consumaci�n del mal.

Ezequiel 7:10 . He aqu� el d�a, he aqu� que ha llegado. S�, agrega, los rayos de la ma�ana se disparan a todas las c�maras del este. El campamento asirio est� comenzando a construir. Pronto escalar�n los muros de Jerusal�n, profanar�n y quemar�n el santuario, y se extender�n por los cuatro rincones de la tierra. La vara ha florecido.

Aunque la ra�z de esta palabra no se encuentra en hebreo, la LXX tiene "rabdos", que significa el cetro de Nabucodonosor, que brot� con amargura, floreci� con la matanza y madur� en violencia en los cuatro rincones de la tierra.

Ezequiel 7:12 . No se regocije el comprador de tus tierras , ni llore el vendedor. Los jud�os m�s ricos, aprovech�ndose de sus vecinos pobres y estirando la ley, se hab�an apoderado de todas las propiedades familiares, y de tal manera, que cuando sonaba la trompeta del jubileo no hab�a tierras que restaurar. Bien; la venganza de Dios resolver� esas disputas; Tanto el comprador como el vendedor que escape de la espada, morir�n en cautiverio.

Ezequiel 7:19 . Arrojar�n su plata en las calles, para apaciguar si es posible la ferocidad sanguinaria de los soldados. Pero la frase, piedra de tropiezo de su iniquidad, denota dioses dom�sticos de oro y plata, dioses ahora arrojados como esti�rcol a las calles. Durante nuestras guerras civiles entre las casas de York y Lancaster, y m�s tarde entre el rey y el parlamento, muchos escondieron su dinero, y los que murieron no dejaron rastros de sus tesoros; sin embargo, algunos fueron encontrados por el arado, y por los alba�iles.

Ezequiel 7:22 . Ellos se contaminan mi secreto ... Aqu� se produce una pausa en el hebreo; el coraz�n del profeta se hinch� de dolor, y no pudo agregar la palabra que falta. �Qu�, contaminen el Lugar Sant�simo el trono de Jehov�! Qu�, contaminar el santuario donde una vez se escuch� una voz, declarando que el rey de Asiria no deber�a entrar en este lugar: "Defender� esta ciudad, por amor de David mi siervo". Ahora, la gloria se va.

REFLEXIONES.

Antes de que los caldeos tuvieran tiempo de invadir la tierra santa, nuestro profeta la invade con sus sermones. Rara vez es el camino del cielo atacar sin advertencias paternas y advertencias en todas sus formas. Larga y oscura hab�a sido la noche de la apostas�a y el crimen; pero la ma�ana de la terrible justicia se abri� por fin, y con el brillo de la espada reluciente. Los predicadores de justicia hab�an sido despreciados durante mucho tiempo, pero ahora todos creen en los ministros de venganza.

Aqu� hay un espejo para el mundo cristiano. �A qu� se dedican, comprar terrenos y construir casas? cubriendo los mares con barcos, y llenando sus almacenes de riquezas. Para qui�n son todos estos preparativos. �No es la recuperaci�n de los males de la ca�da mediante una conversi�n genuina, el primer deber del hombre? �Se olvidan en el bullicio de la vida el ajuste de cuentas, mientras que el tiempo canoso cuenta los d�as, las horas y los segundos?

�Oh tierra, tierra! Tierra, escucha la palabra del Se�or: escucha a este profeta. Ni su oro ni su plata los salvar�n en el d�a de la visitaci�n. A los ojos de un Dios ofendido, �stos no son sino como el esti�rcol de las calles. Cu�n terribles son estas palabras de un Dios insultado durante mucho tiempo: "Traer� lo peor de los paganos, y tomar�n posesi�n de sus casas". Ah, ese es el d�a en que los ayunos y los lamentos ser�n in�tiles. Entonces, hoy, si escuch�is su dulce voz de misericordia y amor, no endurezc�is vuestros corazones continuando en el pecado.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Ezekiel 7". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/ezekiel-7.html. 1835.