Bible Commentaries
Isaías 44

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

Versículos 1-28

Isa�as 44:5 . Otro suscribir� con su mano al Se�or. Esta frase es algo oscura; no se dice si firmaron un pacto o imprimieron alguna marca en su mano. Este �ltimo sentido es el preferido por los cr�ticos. Sinopsis de Vide Poli. Los esclavos fueron marcados en la mano con el nombre de su amo; los crueles asirios se marcaron la frente.

Los paganos generalmente imprim�an en sus hijos la marca o el signo del dios al que estaban dedicados. Se dice que los adoradores de la bestia anticristiana tienen su marca en la frente, lo que Peter Jurieu entiende de sus cristos. Muchos cristianos, de los primeros tiempos, marcaban sus brazos con la cruz o con el nombre de Cristo. Sea lo que sea la suscripci�n, agrada al Se�or cuando con valent�a profesamos su nombre ante el mundo no regenerado; y todo este vers�culo parece contener una descripci�n animada de la naturaleza de la religi�n verdadera, y especialmente de la conversi�n y adhesi�n de los gentiles a la iglesia de Dios, quienes, aunque no eran de la simiente de Abraham, deb�an asumirlos. el nombre de Jacob y de Israel.

Esta consagraci�n de nosotros mismos a Dios debe ser cordial y con todo el coraz�n, incluida la renuncia a todo �dolo, y una entrega sin reservas de todos al Se�or, que siempre tuvo derecho a nuestro coraz�n, aunque pecaminosamente se lo hab�amos dado a otro. . La verdadera conversi�n nos obligar� a decir: Yo soy del Se�or y solo a �l servir�. Algunos de bellos exteriores, decentes y respetables a los ojos de los hombres, pero ansiosos por la adquisici�n de riquezas, y adoradores del injusto mam�n, finalmente se han rendido al amor de Dios y se han entregado sin reservas a �l.

Algunos que han sido conscientes de una hostilidad secreta e inconfesada hacia el evangelio, y hacia todo lo espiritual y santo, para quienes tanto el culto familiar como p�blico era una gran carga, de la cual estaban ansiosos por ser liberados, se han reconciliado y acercado. por la sangre de la cruz, y ahora se han suscrito alegremente con su mano al Se�or.

Tambi�n forma parte de la naturaleza de la religi�n verdadera adoptar un car�cter decidido, como se ejemplifica de manera sorprendente en esta breve descripci�n de la conversi�n gentil. El partido no se representa como formador de prop�sitos y prop�sitos, en cuanto a lo que se har� en el futuro, sino como una entrega personal e inmediata de s� mismo a Dios. El lenguaje no es, yo ser� en alg�n momento del Se�or, pero soy del Se�or. Ya no soy m�a sino de �l.

Muchos permanecen mucho tiempo en un estado de suspenso, indecisos entre Dios y el mundo; han tenido muchas convicciones y quieren posponerlos para una temporada m�s conveniente. El reino de los cielos se ha acercado a ellos, y ellos mismos no est�n lejos del reino; sin embargo, han vuelto al mundo para ver si no pueden hacer algo mejor de lo que han hecho, y por eso todav�a est�n indecisos. Otros se adhieren a su propia justicia y no pueden renunciar a ella por completo, ni consentir los sacrificios que la verdadera religi�n requiere.

Sin embargo, la conversi�n genuina pone fin a toda esta indecisi�n; nos ense�a a hacer nuestra la causa de Dios, a unirnos a �l en un pacto perpetuo que nunca ser� olvidado, diciendo, como Rut le hizo a Noem�, tu pueblo ser� mi pueblo, y tu Dios mi Dios.

Isa�as 44:6 . Aparte de m� no hay Dios, ni Elohim. La unidad de la Deidad se afirma aqu�, en oposici�n a los �dolos, a quienes solo se les llama dioses, como se se�ala m�s ampliamente en Deuteronomio 6:4 . San Pablo toma el mismo terreno.

1 Corintios 8:5 . En consecuencia, no hay nada aqu� que favorezca la apostas�a unitaria. �l es el �nico Dios que predice el futuro; �l es el �nico Dios que perfecciona sus consejos. El Mes�as cre� los cielos, como en Isa�as 48:12 ; Juan 1:3 . Aqu� se comprende toda la Divinidad.

Isa�as 44:9 . Los que hacen una imagen tallada. Es probable que Horacio nunca haya le�do a Isa�as, sin embargo, toma el mismo terreno de la s�tira sobre los �dolos y pone este lenguaje tan mortificante en boca de Pr�apo, el m�s obsceno de todos los dioses.

Olim truncus eram ficulnus, inutil lignum, etc. Antes era el tronco de una higuera vieja, considerada madera in�til. Durante alg�n tiempo, el carpintero no decidi� qu� hacer conmigo, si convertirme en un banco o en un dios. Al final, prefiri� que yo fuera un dios, as� que yo soy un dios, y el gran terror de los p�jaros y los ladrones. A estos �ltimos los ahuyento con mi gorro de juncos, y a los primeros con mi cayado, para que no se atrevan a acercarse. Lib. 1. S�b. 8. V�ase tambi�n una s�tira de Minutius Felix, citada en las reflexiones sobre Salmo 115 .

Isa�as 44:24 . Yo soy el Se�or que enloquece a los adivinos. Con el resurgimiento de la idolatr�a se practicaron todo tipo de obah u obee o adivinaciones. Uno presume de profetizar, otro invoca a H�cate, un tercero llora en tono l�gubre a Tisiphone, un cuarto, como un ventr�locuo, habla desde su vientre a quienes lo rodean.

San Pablo est� justificado al afirmar que todas esas oraciones estaban dirigidas a los demonios. 1 Corintios 10:20 .

Isa�as 44:28 . Cyrus, mi pastor. Homer llama a Hyps�nor el pastor de su pueblo. Il�ada 13. Ciro, como pastor, reuni� al reba�o hebreo y los protegi� de los lobos de los gobernadores caldaicos y persas: los condujo a verdes pastos en Judea y Galilea. As� es el Se�or Mes�as para su pueblo, como lo describe Ezequiel 34 .

Isa�as predijo esto de Ciro ciento cincuenta a�os, por lo menos, antes de que ocurriera; y Dios prolong� la vida de Daniel para mostrarle al conquistador los pergaminos. El Se�or, como Isa�as 44:26 , confirmar�a su palabra a sus siervos, mientras que enloquec�a a los adivinos con mortificaci�n y verg�enza.

REFLEXIONES.

Isa�as contin�a consolando a la iglesia, muy deprimida por los males inminentes en su pa�s. La llama por todos los nombres sagrados que llevaron sus padres, en los d�as de sus desposiciones con el Se�or. Jacob, �l llama su siervo, y los hebreos su Jesur�n. Dios, como est� completamente impl�cito, la har�a digna de sus t�tulos y nunca la abandonar�a en tiempos de angustia.

El pacto en toda su plenitud de gracia se extiende a los gentiles, las tierras secas de los desiertos; ya los hijos de Sion, por todas las generaciones. Derramar� las aguas vivificantes del Esp�ritu sobre los sedientos y sobre la tierra seca. El Esp�ritu Santo que se convertir� en fuente de vida en el coraz�n de todo creyente. Juan 7:37 . �stas, y s�lo �stas, son las influencias divinas, que pueden convertir la tierra en un para�so y llenar el mundo con el conocimiento del Se�or como las aguas cubren el mar.

En esa edad feliz, los hombres deben ser muy valientes y emulosos para enrolarse bajo los estandartes del Se�or y llamarse por su nombre. As� fue cuando fueron purificados de �dolos y pecados a su regreso de Babilonia y de otros pa�ses adonde hab�an sido expulsados. Pero era m�s especialmente cierto en el caso de los ciento cuarenta y cuatro mil que ten�an el nombre de Dios en la frente, y de la iglesia gentil que ning�n hombre pod�a contar. Apocalipsis 7 . Estas eran v�rgenes de Cristo, que salieron del campamento al o�r su reproche.

Del noveno verso, tenemos una excelente s�tira sobre el proceso de hacer un �dolo. El hebreo ap�stata, teniendo tanto la elecci�n como la creaci�n de su dios, descubre su prudencia al elegir un cedro, un cipr�s o un roble, ninguno de los cuales se pudrir�a tan pronto como una madera m�s blanda. Con las ramas y las patatas fritas asa su carne, y reserva el resto para un fuego alegre; pero el tronco lo consagra y adora como su protector.

Dios, llamando a las cosas que no son como si lo fueran, porque su consejo es seguro, dice: He borrado como una densa nube tus rebeliones. Te redim� de la cautividad de Babilonia. Por tanto, los cielos y la tierra est�n llamados a regocijarse, porque la fe en la misericordia segura de Dios anticipa la salvaci�n y la gloria futura. Por tanto, el consejo del Se�or permanecer�, mientras que el de los adivinos ser� confundido.

Y viendo que el Mes�as fue nombrado desde el principio como el Redentor, el Santo de Israel; as� que Ciro, pr�ncipe de Persia, es designado por su nombre para secar el �ufrates, destruir Babilonia y restaurar el templo del Se�or. Siendo la profec�a tan luminosa, distinta y clara, los jud�os bien podr�an curarse de la idolatr�a; y no es de extra�ar que despu�s construyeran tan espl�ndidamente los sepulcros de los profetas a quienes mataron sus padres. Y si ver esta predicci�n llev� la convicci�n al pecho de Ciro, un pr�ncipe pagano, �oh, no permitas que seamos tardos de coraz�n para creer todo lo que los profetas han escrito!

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Isaiah 44". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/isaiah-44.html. 1835.