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Bible Commentaries
Isaías 51

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

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Versículos 1-23

Isa�as 51:4 . De m� proceder� una ley. La ley del evangelio de la libertad y el amor se trata aqu�, como en Joel 2:31 . Ninguna otra ley eman� jam�s de Jerusal�n.

Isa�as 51:5 . Mi justicia est� cerca. Cristo, el Justo y Santo, el Se�or justicia nuestra. Las islas me esperar�n. Mejor as� me esperar�n las tierras lejanas, el deseo de todas las naciones. Cristo fue la ferviente expectativa de toda la creaci�n. Romanos 8:19 .

Isa�as 51:6 . Los que habitan en ella morir�n de la misma manera. El sentido del ingl�s es que morir�n como se desvanecen los cielos y como la tierra envejece como un vestido. As� es un pasaje sublime andado y estropeado; mientras que la lectura verdadera lo alivia de una vez. "Morir�n como el insecto d�bil".

Isa�as 51:9 . Eso cort� Rahab, llamado por los �rabes Rav o Rif; es decir, Menfis, la capital de Egipto, as� llamada por su orgullo; e hiri� al fara�n, el drag�n. Dios destruir� a todos los enemigos futuros de su iglesia, como destruy� Egipto y Babilonia.

Isa�as 51:11 . Los redimidos del Se�or volver�n. Estas palabras proporcionaron un gran consuelo a los jud�os, bajo la opresi�n babil�nica; pero dar�n a�n mayor consuelo a la iglesia en los �ltimos d�as, cuando muchas naciones llegar�n al evangelio de Sion, edificado sobre las cimas de los montes. Los predicadores mejoran y aplican estas palabras a los penitentes que buscan al Se�or, que enjuga sus l�grimas y llena a los contritos de gozo eterno.

Isa�as 51:20 . Como toro salvaje en una red, est�n llenos del furor del Se�or. No hay mejor figura que un toro enfurecido para describir un ej�rcito malvado al que no se le dar� cuartel. A menudo se han abierto paso entre la masa de sus compa�eros soldados, como cuando las trompetas de Gede�n sonaban detr�s de los madianitas. Pero el que repose en Sion, no se apresure. Isa�as 28:16 .

REFLEXIONES.

Obviamente, este y los siguientes cap�tulos comprenden el mismo tema y, a menudo, con las mismas palabras. Hubo cuatro cautiverios de la naci�n jud�a, el egipcio, el asirio, el babil�nico, y su dispersi�n actual, que Abarbanal, en Isa�as 49:1 , llama el cautiverio romano. Vitringa dice, Censet Abarbanal profetam hic transitum facere a Liberatione ex exilo Babylonico ad Liberationem exilo Romano.

Israel amenazado con la vara, Israel languideciendo en Babilonia, e Israel bajo la larga y l�gubre dispersi�n de los romanos, son llamados aqu� a mirar a la roca de donde fueron tallados, y ver lo que hizo Dios al llamar a Abraham y al dar un heredero del mundo por esas dos personas justas, cuyos cuerpos estaban casi muertos. Por lo tanto, el mismo Dios todav�a puede repetir sus misericordias a la simiente prometida. Cuando un buen hombre est� en problemas, la idea de lo que Dios ha hecho por sus padres religiosos envalentona su confianza en la roca de sus padres.

Ciertamente el Se�or cumplir� su palabra: consolar� a Sion, convertir� su desierto en Ed�n, y sus lugares desolados como huerto del Se�or. Esta promesa consol� al pueblo de Babilonia; sin embargo, como Judea nunca recuper� la gloria que Salom�n derram� sobre ella; y as� como Ant�oco Ep�fanes y los romanos profanaron terriblemente el santuario, lo cual es contrario a la promesa de que los inmundos y los incircuncisos no lo contaminar�n, Isa�as 52:1 , el Mes�as habl� aqu� de algo m�s que la liberaci�n de Babilonia, porque dice una ley, la ley evang�lica proceder� de m�; en consecuencia, debe hablar de los �ltimos d�as, cuando los hebreos exiliados gozar�n de m�s gloria de la que jam�s vieron sus padres.

Entonces las islas lo esperar�n, todas las naciones gentiles confiar�n en �l, y todos los enemigos de la verdad, que se desvanecen como humo o se inquietan como un vestido, perecer�n bajo el disgusto del cielo. No hay texto que hable del milenio pero habla de los terrores de Dios sobre el mundo incr�dulo. El cambio ser� tan grande, que de alguna manera se le puede llamar un cielo nuevo y una tierra nueva.

La iglesia, al escuchar estas buenas nuevas, le ruega al Se�or que se apresure. Despierta, despierta, v�stete de fuerza, oh brazo del Se�or, como cuando hiriste a Rahab y heriste a Fara�n como al drag�n del mar. As� tambi�n en el cap�tulo once, que habla de la restauraci�n de los jud�os, el Se�or promete liberar a su pueblo con el poder que derrot� a los egipcios. Los redimidos del Se�or volver�n y vendr�n a Sion con c�nticos y gozo eterno.

Dios da una pronta respuesta al clamor de su pueblo afligido. Yo, aun yo, soy el que os consuela. Yo que puse los cimientos de la tierra y que divid� el mar. Por eso te ruego que no tengas miedo de los hombres que morir�n. Por tanto, despierta, oh Jerusal�n; recup�rate de tu estupor, ocasionado por mi amarga copa, que desde ahora ser� bebida por tus enemigos, y nunca m�s por ti. Los mensajeros te traer�n buenas nuevas, no solo de la liberaci�n de Babilonia, sino de la restauraci�n de la Sion cristiana, la ciudad de gloria y belleza.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Isaiah 51". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/isaiah-51.html. 1835.
 
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