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Bible Commentaries
Isaías 60

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

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Versículos 1-22

Este cap�tulo contiene la copa llena de consolaci�n dada a Sion, despu�s de todas sus aflicciones y largas aflicciones en las edades oscuras de la iglesia. Pero es, como Matthew Henry observa juiciosamente, �la iglesia del evangelio expresamente llamada Si�n y Jerusal�n, y bajo esa idea, se dice expresamente que todos los creyentes vienen a ella. Hebreos 12:22 .

Hab�is venido al monte de Sion, la ciudad del Dios viviente, la Jerusal�n celestial; cuyo texto de San Pablo sirve como clave para esta profec�a ". Este pasaje tambi�n se menciona en Apocalipsis 21:24 . Los jud�os antiguos lo han entendido en sus Targums y libros antiguos, como relacionado con el Mes�as. Vide Bereschit Rabba, en G�nesis 25:6 ; G�nesis 41:44 .

Isa�as 60:1 . Lev�ntate, resplandece, que ha llegado tu luz. El profeta hab�a dicho dos vers�culos antes: El Redentor vendr� a Sion; a los que se apartan de la transgresi�n en Jacob. Por tanto, lev�ntate, resplandece, que ha llegado tu luz. Cristo, sol de justicia y gloria de Dios, ha nacido sobre ti. Es la voz del novio que despierta a la novia.

Este es mi pacto, dice el Se�or, como en las palabras anteriores. Estas palabras se dirigen a la iglesia en todas las edades sucesivas. Ellos incitaron a los santos en el tiempo de Isa�as; los animaron en el cautiverio babil�nico con la esperanza de que Jerusal�n fuera reconstruida, incluso por los hijos de extra�os, y por las generosidades de los reyes persas. Pero a la iglesia cristiana las cortinas est�n abiertas, porque nos visit� el alba de lo alto.

Y la gloria del Se�or ha nacido sobre ti. Esto fue prometido en Isa�as 40:5 , y que toda carne deber�a verlo juntamente; s�, y en el transcurso de unos a�os. Los ap�stoles vieron esta excelente gloria en el monte, la gloria como del unig�nito del Padre, lleno de gracia y de verdad. �l es la Shekinah en el propiciatorio, que ahora habita en la iglesia cristiana.

�l resplandece en toda la gloria del evangelio para iluminar la mente e iluminar a los gentiles. Santifica el coraz�n mediante la regeneraci�n, cuando contemplamos como en un espejo su gloria. Tambi�n es la luz y la gloria del mundo celestial. Por tanto, lev�ntate, oh Sion, de un estado invernal y resplandece en toda la belleza y gloria de la justicia.

Isa�as 60:2 . Las tinieblas cubrir�n la tierra, y las tinieblas cubrir�n a los pueblos. Despu�s de la apostas�a del pacto de No�, por el cual conocieron a Dios, pero obstinadamente dieron su gloria a los que no eran dioses, entreg� a los paganos a la ceguera judicial y a obrar toda inmundicia con codicia. Los libros de los padres cristianos sobre la superstici�n de los gentiles y las cartas de nuestros misioneros modernos confirman todo lo que S.

Pablo ha dicho de los gentiles. Pero cu�n sorprendente es la confirmaci�n de la profec�a de que el Se�or se levantar�a en Sion y har�a que la ley del evangelio saliera de Jerusal�n, una figura de la ciudad celestial.

Isa�as 60:3 . Los gentiles vendr�n a tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer. S�, todos los reyes se postrar�n ante ti. Salmo 72:11 . Esos reyes se inclinan ante Cristo, el Rey de reyes, porque Judea no tuvo gloria de esta clase.

Isa�as 60:5 . Tu coraz�n se temer� y se ensanchar�, porque la abundancia del mar se convertir� en ti. Jerem�as usa una frase similar: Temer�n y temblar�n por todo el bien y toda la prosperidad que yo le procurar�: Isa�as 33:9 . Humildemente esperamos y esperamos que cuando los misioneros hayan penetrado en el coraz�n de los reinos gentiles, haya tal afluencia de conversos que asombrar� a la iglesia con gozo.

Isa�as 60:7 . Todos los reba�os de Cedar, carneros de Nebaiot (descendientes de Ismael) subir�n con aceptaci�n sobre mi altar. Mientras las nubes gloriosas transportaban sus lluvias para la colina de Sion en los �ltimos d�as, dejaron caer algunas gotas sobre Jerusal�n, despu�s del cautiverio babil�nico, cuando los hijos de extra�os ayudar�an a construir sus muros, y los reyes persas ministrar�an en su recobro. . Pero no debemos detenernos aqu�, porque de la verdadera Si�n se dice lo siguiente.

Isa�as 60:12 . La naci�n y el reino que no te sirvan, perecer�. Ese es el lenguaje actual de los profetas. La piedra cortada del monte sin manos, romper� en pedazos todos los dem�s reinos, y se convertir� en un gran monte que llenar� toda la tierra. Daniel 2:34 .

Cuando el Hijo est� sentado en el monte santo de Sion, estremecer� al rebelde como vaso de alfarero con vara de hierro. Salmo 2:9 . Rechaz� a los jud�os por rechazar el evangelio. El sangriento imperio de los romanos lo hizo pedazos con el terremoto de las guerras civiles, y veng� la sangre de sus santos. Apocalipsis 6:12 .

Los enormes miembros del imperio otomano, una vez el flagelo de la iglesia arriana, caen del cuerpo por el peso de sus cr�menes. La misma sentencia parece haberse dictado contra los antiguos gobiernos de la India, que no admiten sabidur�a ni reforman la tiran�a. Los problemas ser�n los mismos con todos los que no tendr�n el Redentor que reine sobre ellos.

Isa�as 60:16 . Tambi�n mamar�s la leche de los gentiles. El caldeo lo vuelve, te saciar�s de las riquezas del pueblo. Esto coincide con la promesa de Isa�as 54:3 . Tu simiente heredar� los gentiles.

Isa�as 60:17 . Por el bronce traer� oro, y por el hierro, plata. Esto indica un progreso de la indigencia a un estado de gloria y opulencia m�s all� de la concepci�n.

Isa�as 60:18 . No se oir� m�s violencia en tu tierra. Cuando el Pr�ncipe de paz haya vencido al mundo por el poder de la verdad y la gracia, los hijos de Sion se avergonzar�n de la guerra tanto como los salteadores de caminos lo est�n de espadas y pistolas. Este fue el estado original de la sociedad en la edad de oro, cantado por todos los poetas y favorecido por profetas y te�logos.

En la edad oscura, nuestro venerable Beda escribi� un libro, Oracula Sibylina, donde se canta la edad de la paz en hermosos versos. Fenelon, hablando de la misma edad, dice de B�tica: "La sangre humana nunca ha manchado esa tierra, y la sangre de los corderos rara vez se derrama all�". Jamais le sang humain n 'a rougi cette terre, � peine y voiton couler celui des agneaux.

�Qu� debemos pensar entonces de Hugo Grocio, que no ve nada en este cap�tulo sino lo que pertenece a los jud�os despu�s de su regreso de Babilonia? �Cu�l puede ser el fin �ltimo de �l y de nuestros nuevos traductores del texto sagrado, sino sustituir la filosof�a por la revelaci�n? �Ni una palabra podemos encontrar en todas sus obras de la preexistencia de Cristo, del pecado original, de la expiaci�n real, como dice el Lev�tico 16 , ni una palabra sobre la obra del Esp�ritu Santo en el coraz�n! Cuando venga el Hijo del Hombre, del que ahora se burlan, �hallar� fe en la tierra?

Isa�as 60:19 . El sol no ser� m�s tu luz de d�a, ni el resplandor de la luna te alumbrar�, ??? ?????, de noche. El viejo sol hebreo ya se ha oscurecido, su luna se ha apagado, sus estrellas han ca�do; pero en esa �poca la luz del semblante de Dios brillar� con esplendor pleno sobre la iglesia y en toda forma de gracia del pacto; y tan brillantemente como para eclipsar, de alguna manera, los orbes del cielo. El lenguaje, ayudado con todos los poderes de la ret�rica, no puede decir m�s.

Isa�as 60:20 . Tu sol no se pondr� m�s. El sol de Sion no se pondr� m�s, cuando Jehov�, su Mes�as, sea su luz eterna. Las edades invernales de dolor y suspiro huir�n: Isa�as 35:10 . De una manera m�s gloriosa de lo que ahora podemos concebir, el Se�or estar� presente con la iglesia.

Algunos han dicho, en su presencia corporal, vivir y reinar con los santos mil a�os. Sobre un tema tan envuelto en cifras, tememos hablar decididamente. Entonces Sion cantar� este c�ntico: Grande es el Santo de Israel en medio de ti: Isa�as 12:6 . Su gloria entrar� por la puerta oriental y llenar� el santuario.

Ezequiel 43:4 . El Se�or vendr� con gloria para vengarse de los enemigos de Sion. Zacar�as 14:1 . Todo el coro cantar� en el cielo: He aqu�, el tabern�culo de Dios est� con los hombres, y �l morar� con ellos. Apocalipsis 21:3 .

Isa�as 60:21 . Tambi�n tu pueblo ser� todo justo: heredar�n la tierra, o la tierra, como la misma palabra se traduce en Malaqu�as 4:6 , por longevidad, como en Isa�as 65:20 .

Pero mientras estamos rodeados de toda esta exuberancia de lenguaje y brillantez de figura, no debemos olvidar que los hombres siempre nacer�n en pecado y tendr�n necesidad de conversi�n. Tambi�n deben preparar las cosechas exuberantes mediante la agricultura y proporcionar ropa para ellos mismos, mediante las artes y las manufacturas. En este sentido, la promesa del Se�or impide nuestras oraciones. Yo, el Se�or, lo apresurar� a su tiempo.

REFLEXIONES.

Adem�s de las reflexiones generales que siguen al final del libro, debemos notar aqu� que la presencia y la gloria de Cristo es el mejor consuelo de la iglesia. Dulce es esa voz, ha venido tu luz, y la gloria del Se�or ha nacido sobre ti. No temas, oh Sion, porque yo estoy contigo.

Cuando el Se�or venga, las naciones lo seguir�n; reyes y gentiles vendr�n a tu resplandor. Volar�n como nube, y como palomas a las ventanas. La abundancia del mar vendr� a ti. Los gentiles, que andan largamente en tinieblas, y gimen bajo el yugo de los demonios, aclamar�n el d�a alegre. La gloria del evangelio abrir� luz, vida y justicia en un mundo culpable. El anhelo ferviente de la criatura aguarda la manifestaci�n de los hijos de Dios, cuando vestir� de salvaci�n a sus santos.

La tierra, as� como los cielos, se regocijar�n en toda la justicia que Dios har� llover sobre su pueblo. La poblaci�n se multiplicar� como la arena; se levantar�n ciudades y sus puertas ser�n alabanzas; porque los ancianos que se sientan all� se caracterizar�n por la paz y la justicia, como el profeta hab�a dicho antes, en el cap. 35. La gloria de Sion en los �ltimos d�as nunca ser� seguida por un d�a oscuro.

No se pondr� m�s tu sol, ni se apagar� tu luna, porque el Se�or ser� tu luz eterna. El Se�or no dice que ella no sea probada; pero �qu� puede hacer el enemigo afuera, mientras la gloria mora adentro? �Dios te salve, Si�n! esta es tu esperanza; y est� cerca. El Se�or lo apresurar� a su tiempo.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Isaiah 60". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/isaiah-60.html. 1835.
 
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