Bible Commentaries
Job 3

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

Versículos 1-26

Job 3:1 . Despu�s de esto, Job abri� la boca. Los jud�os masor�ticos, as� como nuestros te�logos modernos, parecen estar de acuerdo en que Job ahora comenzaba el drama y hablaba con efusiones po�ticas de verso. Dicen lo mismo de los profetas; y nuestros infieles llaman a los profetas a todos los poetas. Los salmos que conocemos tienen un car�cter po�tico, y en su mayor�a se ejecutan en metaboles.

Pero, �d�nde encontraremos en los escritos prof�ticos, con la excepci�n de ciertos pasajes, algo an�logo a la poes�a antigua? Tenemos poes�a griega de varios metros. Los versos de Sibyline son hex�metros, y el Voluspa de nuestra profetisa o pitonisa del norte, est� en biametros; dos pies, o cuatro s�labas en una l�nea. La poes�a de los santos profetas queda entonces sin nombre; pues no se permiti� que los acentos po�ticos y los n�meros que usaban perturbaran el sentido.

Fenelon, en su Telemaque, ha logrado admirablemente un tipo similar de metro fluido, animado en cifras e impresionante en sentimiento. Job maldijo su d�a; es decir, su cumplea�os. Los antiguos pr�ncipes hac�an grandes fiestas en sus cumplea�os. Los troyanos llamaron al hijo de Helena "pr�ncipe de la ciudad". Jerem�as, con el coraz�n angustiado por un ministerio despreciado y un pa�s perdido, usa, si es posible, un lenguaje a�n m�s fuerte que el de Job.

Jeremias 20:14 . La nube de tinieblas por el momento era demasiado impermeable para el ojo de la fe; sin embargo, no procesa al Todopoderoso en su bar. El lenguaje, como era habitual en los antiguos, es fuerte; pero el auto-asesinato es aborrecido. Dios env�a sol despu�s del d�a m�s oscuro.

Job 3:8 . Que lo maldigan los que maldicen el d�a, los que est�n dispuestos a levantar su luto. El lector m�s sencillo debe sospechar que la traducci�n aqu� no tiene �xito. En hebreo, ????? Leviat�n, que con ira perturba los mares, denota tormentas de angustia y dolor. Por lo tanto, Gussetius, en su comentario sobre la gram�tica hebrea, dice, bajo la ra�z ???, "Que los execradores de los d�as, que est�n siempre dispuestos a excitar al leviat�n, lo execren". La alusi�n es al lenguaje imp�o de los marineros, que tienden a maldecir la tempestad, oa las pitonisas y encantadores, que execran los d�as desafortunados.

Job 3:10 . Ni escond� el dolor de mis ojos. �Por qu� no se hab�a preparado el leviat�n, como en el texto hebreo, el cocodrilo, para tragarme?

Job 3:11 . �Por qu� no mor� desde el vientre? Este vers�culo comienza la segunda parte de la angustia de Job.

Job 3:19 . El sirviente, el esclavo, est� libre de su amo. Esta es una palabra fuerte para designar la amargura de la esclavitud; pero ciertamente es m�s amargo a�n negar a los pobres esclavos los consuelos de la religi�n, como sucedi� hasta ahora en las colonias brit�nicas.

Job 3:23 . �Por qu� se le da luz a un hombre? La luz se pone aqu� de por vida, porque en una ma�ana anima y revive un mundo dormido con el regreso del d�a.

REFLEXIONES.

Job fue el primero en abrir la boca, y el dolor es elocuente cuando encuentra una lengua. Abrumado por la oscuridad, y sin ver ninguna v�a de escape, el lenguaje de la angustia seguramente es admisible ahora, si es que alguna vez es admisible. Las exaltaciones de su alma giran en torno a la preferencia que le da al estado de muerto, frente a su presente gemido bajo todas sus complicadas aflicciones. Pero aunque gime bajo la mano del Todopoderoso, no se atreve a presentar cargos contra su justicia ni a so�ar con acelerar su salida.

Cabalgando sobre la tempestad en tinieblas, dolor y angustia, simplemente lamenta su nacimiento, y lo hace en un torrente del m�s sublime dolor, en el que representa sus complicadas miserias como si hubieran sobrepasado todas las bendiciones y ventajas de la vida. Como dijo David, afligido por Sa�l y Jonat�n: No haya lluvia ni roc�o en los montes de Gilboa; As� dice Job en la noche de su nacimiento: No haya all� ninguna voz de alegr�a; que las estrellas no den crep�sculo, ni triunfe la luz de la ma�ana.

La segunda parte de la angustia de Job se expresa en formas fuertes de interrogatorios. �Por qu� no mor� yo desde el vientre? Mis hijos est�n muertos; mis siervos son muertos; mi ganado se lleva; el cielo y la tierra pelearon contra m�. Los reyes, los sabios de la tierra, que se han construido mausoleos en lugares desolados, duermen en reposo. La tumba, que me niega la entrada, es su retiro.

All� los imp�os cesan en las guerras; all� el prisionero ha roto sus cadenas y el esclavo es liberado del l�tigo de su amo. Vienen sobre m� las visitaciones que tem�a, al ofrecer sacrificios por mis hijos.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Job 3". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/job-3.html. 1835.